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Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.18 no.74 Toluca oct./dic. 2012

 

La dinámica poblacional. Retos del socialismo cubano

 

Demographic dynamics; challenges for Cuban socialism

 

Judith Hernández y Guillermo Foladori

 

Universidad Autónoma de Zacatecas

 

Este artículo fue
recibido el 2 de diciembre de 2012
aprobado el 16 de diciembre de 2012.

 

Resumen

En los años recientes la dinámica poblacional en Cuba ha tenido un cambio significativo, por primera vez a partir de 2006 las tasas de crecimiento de la población son negativas; el análisis de esta inflexión es el objeto de este artículo. Cuba tendrá que enfrentar, además de todos los problemas económicos y sociales por los que atraviesa, el tema poblacional, y definir políticas apropiadas para revertir la tendencia existente. El artículo analiza la dinámica de la población en Cuba a través de sus principales indicadores e índices, y resalta el papel clave que juega la migración. Así, a las fuerzas que colocan al país en los estadios más elevados de transición demográfica se suman las tendencias económicas de expulsión de la población más joven. Las perspectivas económicas de un país envejecido, poco industrializado y sin reposición de su fuerza de trabajo son inciertas.

Palabras clave: Cuba, migración internacional, dinámica poblacional, envejecimiento poblacional, migración femenina.

 

Abstract

In recent years Cuba's demographic dynamics has had a significant change. From 2006 on, and for the first time, the rate of demographic growth went negative. The analysis of this inflection is the aim of this article. Cuba will face, besides all the economic and social problems that it is already going through, the demographic issue, and will have to elaborate appropriate policies to revert the actual trend. The article analyzes the demographic dynamics in Cuba through main indicators and indexes and highlights the key role that international migration plays. Though, to the forces that put the country in the highest stages of demographic transition the economic expulsion of the youth is added. The economic perspectives of an aged country, scarcely industrialized and without workforce replacement are uncertain.

Key words: Cuba, international migration, populational dynamics, population aging, female migration.

 

Introducción

La población es la base última del desarrollo de un país y el aumento del nivel de vida, el propósito. Un país demográficamente envejecido requiere de un constante aumento de la productividad del trabajo para compensar la disminución relativa de la población activa. Cuba tiene que enfrentar el dilema del envejecimiento de la población junto a una economía escasamente industrializada.

En los años recientes la dinámica poblacional en Cuba ha tenido un cambio significativo, por primera vez a partir de 2006 las tasas de crecimiento de la población son negativas, con excepción de los años 2009 y 2011; el análisis de esta inflexión es el objeto de este artículo. Cuba tendrá que enfrentar, además de todos los problemas económicos y sociales por los que atraviesa, el tema poblacional, y definir políticas apropiadas para revertir la tendencia existente.

El artículo analiza la dinámica de la población en Cuba a través de sus principales indicadores e índices, y resalta el papel clave que juega la migración. Así, a las fuerzas que colocan al país en los estadios más elevados de transición demográfica se suman las tendencias económicas de expulsión de la población más joven. Las perspectivas económicas de un país envejecido, poco industrializado y sin reposición de su fuerza de trabajo son inciertas.

 

La transición demográfica en Cuba

La Teoría de la Transición Demográfica explica los cambios demográficos que son resultado del desarrollo económico.1 Según esta teoría existen diferentes etapas de transición demográfica, medidas fundamentalmente —aunque no de manera exclusiva—por las tasas de natalidad y mortalidad.

El Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE, 1992) elaboró un modelo ajustado a las condiciones poblacionales de América Latina retomado por Chackiel (2004). El modelo tuvo en cuenta el crecimiento poblacional con base en las tasas de natalidad y mortalidad, la estructura por edades y la relación de dependencia entre no trabajadores y población económicamente activa. En dicho estudio Cuba era colocada junto a Argentina, Chile, Brasil, Costa Rica y Uruguay en el grupo de la fase avanzada de mayor transición demográfica.

Otros autores, como Cárdenas (2002), incluyen nuevas variables para analizar la transición demográfica, como "el lugar de residencia, el estado nutricional y de salud de la población, las conductas asociadas a la formación de las uniones y a la planificación familiar" (Cárdenas, 2002: 30). También utilizando estas variables, la isla es colocada en la fase más avanzada. Demográficamente hablando, Cuba es un país con lento crecimiento poblacional y envejecido.

Desde hace varios años Cuba manifiesta una erosión de la población, determinada por su régimen demográfico2 y su emigración. La tasa anual de crecimiento natural (TACN)3 ha disminuido notablemente, mientras que en 1960 era de 25 por mil, lo cual se asemeja a un país en vías de desarrollo con amplia población joven y altas tasas de natalidad; en 2007 no llega a tres por mil, lo cual corresponde a un país desarrollado con población envejecida. En menos de dos generaciones Cuba pasa de ser, demográficamente hablando, un país atrasado y de población joven, a un país desarrollado y de población vieja.

Cuba ha experimentado una transición demográfica temprana y completa semejante a los países desarrollados; sin embargo, a diferencia de los países desarrollados, Cuba no ha llegado a dicha fase como resultado de la industrialización. El modelo de desarrollo cubano, más orientado a la satisfacción de las necesidades que al mercado, ha llevado, en términos demográficos, a una transición semejante a los países capitalistas avanzados por otro camino. Esto por sí mismo plantea un reto al desarrollo. ¿Puede un país sostener a su población crecientemente envejecida sin el avance en la productividad del trabajo que contrarreste el peso cada vez mayor que supone la población no trabajadora sobre la fuerza de trabajo activa?

 

La dinámica poblacional en Cuba

La población total de Cuba en 1990 era de algo más de diez millones de habitantes (10 662 148). Diez años más tarde, en 2010, apenas sobrepasaba los once millones (11 241 161), lo cual da un incremento de 5.4 por ciento, considerado un crecimiento lento. La Gráfica 1 muestra la evolución de la población en las últimas dos décadas.

Una simple mirada al gráfico puede atrapar la dinámica en la evolución de la población cubana en la cual se muestra un ascenso hasta el año 2004. A partir de este año se observa un estancamiento profundo en la población con periodos de disminución absoluta en los periodos 2006-2008 y 2010. Sin embargo, es interesante el comportamiento en años intercalados, 2009 y 2011. En el 2009 la población crece en 652 efectivos con respecto al 2008, y en el año 2011 se reporta un crecimiento mayor de 6 764 efectivos. Sin embargo, al contrario de la recuperación que aparenta la población, datos preliminares del Censo de Población y Vivienda (CPV) de 2012 muestran un decrecimiento drástico y absoluto de la población en 83 991 efectivos con respecto al cálculo del sistema estadístico, al contar 11 132 934 efectivos.

Para analizar el desempeño de una población el punto de partida es siempre la TACN. La Gráfica 2 muestra el comportamiento de esta tasa junto con los indicadores que la conforman (Tasa de Natalidad y Tasa de Mortalidad).

Lo primero que debe leerse es la tendencia de las barras, que ilustra sobre la evolución de la TACN. En 1991, por primera vez, la TACN cae a 9.5 personas por mil habitantes, ya que durante toda la década de los ochenta había estado por encima de 10 por mil. Nótese que, salvo pequeños lapsos de recuperación (1997, 2002, 2009 y 2011), la tendencia es siempre decreciente, llegando en 2006-2007 al punto más bajo, con 2.7 personas por cada mil habitantes. En 2008 y 2009 se muestra una ligera recuperación de 3.2 y 3.8 por mil habitantes con caída en 2010 a 3.3 y, nuevamente, una aparente recuperación en 2011 con 4.1 por mil habitantes. Sin embargo, esto no quiere decir que la tendencia del crecimiento es a la recuperación, sino que existe en la isla un crecimiento bajo con movimientos oscilatorios.

Si se presta atención a las dos líneas de la Gráfica 2, se ve que la cortada mantiene una tendencia más o menos estable, es la Tasa de Mortalidad (TM); mientras que la línea continua manifiesta una clara caída, es la Tasa de Natalidad (TN). Es esta última, que expresa la cantidad de nacimientos por cada mil habitantes, la principal responsable de la evolución de la TACN. Véase cómo la tendencia de la TACN (barras) y de la tasa de natalidad (línea oscura) presenta comportamientos semejantes. ¿Por qué cae tanto la Tasa de Natalidad? Para explicarlo es necesario introducir el concepto de Tasa Global de Fecundidad (TGF),4 que ilustra sobre el promedio de hijos por mujer. En los países en desarrollo el promedio de hijos por mujer está por lo regular arriba de dos, y en algunos casos arriba de tres. En 1959, por ejemplo, año del triunfo de la Revolución Cubana, el promedio de hijos por mujer en Cuba era de 3.8. Al inicio de la gráfica, en 1990, el promedio de hijos por mujer ya es de 1.8; mientras que en el último año de la gráfica, en 2011, el promedio es de 1.78 hijos por mujer (ONEA). Estas cifras, por sí solas, muestran el rápido paso en la transición demográfica cubana hacia una sociedad "madura".

La Tasa de Mortalidad (línea cortada) se mantiene más o menos constante en el periodo, con un promedio de 7.2 muertes por cada mil habitantes, alcanzando en 2010 una tasa de 8.1 por cada mil habitantes, la más alta de los últimos 20 años y recuperando en 2011 su nivel de 7.7 defunciones por mil habitantes. Estas tasas equivalen a las de los países desarrollados, e indican que la población tiende a morir por vejez. Las muertes por epidemias, que tanto afectan los países con bajos niveles nutricionales y de salud, y que afectan a niños, jóvenes y adultos, no son significativas en Cuba. Esto va de la mano del hecho de que la esperanza de vida en Cuba pasó de 60 años en 1960 a 79 años en 2008-2010 y 79.1 en 2011, convirtiéndose en uno de países con mayor esperanza de vida del mundo, superando a Estados Unidos, que en ese lapso alcanzó 78.2 años (Banco Mundial, 2011).

El proceso de envejecimiento que se produce en Cuba la sitúa entre los países más envejecidos de América Latina y el Caribe, junto con Uruguay, Chile y Argentina. Estos países forman parte del grupo III de envejecimiento según las Naciones Unidas,5 países donde más de 15 por ciento de la población tiene 60 años o más de edad; para 2011 Cuba tenía 18.1 por ciento de su población en dicha faja etaria. El CPV (2012) arroja un envejecimiento un poco mayor de lo calculado, 18.3 por ciento de la población se encuentra envejecida. Según proyecciones de la División de Población de las Naciones Unidas, para 2040, 29.2 por ciento de la población cubana pasará de los 65 años, lo que ubicará al país en el tercer lugar en América Latina y el Caribe (CEPAL, 2010).

El envejecimiento de la población tiene múltiples consecuencias económicas y sociales, pero el análisis de sus causas es clave para la elaboración de políticas públicas adecuadas. En el caso cubano la emigración juega un papel central en dicho proceso.

 

Los estudios sobre migración en Cuba

Casaña (2003) señala, en un artículo donde revisa las investigaciones realizadas sobre la migración cubana, la necesidad de mayor atención al impacto de las migraciones al interior de la sociedad cubana y, específicamente, al papel en la dinámica demográfica.

La migración ha sido un tema estudiado en Cuba, pero principalmente en forma descriptiva, mostrando volumen, estructura por edades y sexos, destinos y mecanismos de salida del país, aunque en los últimos años han aparecido estudios más profundos que muestran mayor interdisciplinaridad. A continuación hacemos mención a algunos trabajos que el autor considera relevantes y, en su momento, representaron las mayores contribuciones.

Alfonso y Albizu-Campos (2000) realizan un exhaustivo análisis de las características de la población cubana desde inicios del siglo XX. Temas como la fecundidad, la mortalidad, las migraciones y su impacto en la dinámica y transición demográfica forman parte de su estudio. Examinan el papel de las migraciones en la población cubana a inicios del siglo XX, concluyendo que la ola inmigratoria incrementa la población total cubana y trasforma su composición étnica por el componente racial blanco que llega. También analizan la migración posrevolucionaria, centrándose en los saldos migratorios.

Martín (2003) y Aja (2001, 2009) realizan una caracterización sociodemográfica exhaustiva de los cubanos en Estados Unidos, incluyendo su distribución espacial según lugar de residencia. Martín (2006, 2009) hace un análisis sociodemográfico de los cubanos radicados en España. Meneses (2005) y, en otro trabajo, Martín (2005) realizan el análisis para los cubanos radicados en México.

La implicación y el papel de las familias en los procesos migratorios también han sido del interés de los investigadores cubanos. Martín (2006, 2007) realiza dos estudios importantes, en el primero analiza la relación dialéctica entre familia y emigración basada en el examen del discurso histórico, en el segundo, analiza el impacto de la migración hacia el interior de las familias. Concluye que el discurso político y jurídico ha experimentado una transformación de acuerdo a las etapas históricas de la Revolución y del diferendo Estados Unidos-Cuba, resultando una transformación hacia la flexibilización de la política migratoria y un acercamiento hacia su diáspora. Por otra parte, las familias perciben la emigración como estrategia de supervivencia ante la crisis actual de Cuba, unida a la percepción de baja calidad de vida. Aunque esto le concede al factor económico un lugar importante entre las causales migratorias, no elimina la implicación multicausal del fenómeno.

Por su parte, Valido (2006-2007) realiza un estudio sobre la influencia que los movimientos migratorios ejercen sobre la forma y contenido de las relaciones familiares, considerando que el Derecho de familia debe acoger el debate sobre las familias trasnacionales. Concluye que la migración produce un rompimiento con el medio original que conlleva a la asimilación, conjunta o individual, de la nueva cultura que modifica los patrones de valores y pensamiento originales y que obliga a los que permanecen en los lugares de origen a reorganizarse y "redimensionar el ámbito psicosocial cotidiano" (Valido, 2006: 85), manteniendo redes de comunicación para validar las relaciones familiares del ausente-presente. Surgiendo así la familia transnacional necesitada de cambios en el ámbito del Derecho de familia que garantice la estabilidad familiar frente a los procesos migratorios y la conservación de los nexos efectivos.

Dos temas de la emigración comienzan a llamar la atención de los investigadores en los últimos años. Uno es el impacto de la alta emigración de jóvenes en el envejecimiento de la población en Cuba; otro es la creciente emigración de mujeres en relación a los hombres.

Aja (2006-2007; 2009) hace énfasis sobre la importancia de los impactos de la migración en la composición demográfica de Cuba. La siguiente cita es elocuente:

En el orden demográfico de la sociedad cubana, otro debe ser el análisis a partir del actual escenario de bajas tasas de crecimiento poblacional, el envejecimiento de la población y el mantenimiento de un potencial migratorio externo. Se precisa evaluar las estrategias de enfrentamiento ante una erosión poblacional producto de la emigración, ya sea temporal o definitiva, de vital importancia para el futuro de la nación (Aja, 2006-2007: 12).

Aja también llama la atención sobre el futuro de un país con una población crecientemente envejecida y una alta emigración de jóvenes.

Respecto al componente de género en la migración, Núñez (2007) analiza la creciente composición femenina y la decisión de las mujeres con relación a la fecundidad y a la nupcialidad. Ella concluye que existe, por parte de las mujeres con expectativa de migrar, una tendencia a posponer el embarazo hasta llegar a destino. Por su parte Marrero (2008) relaciona la creciente feminización de las migraciones con el incremento de la migración legal entre los cubanos. Sostiene que a las mujeres les resulta más difícil que los hombres encontrar un empleo estable que satisfaga medianamente sus aspiraciones profesionales e intereses económicos.

El tema migratorio y su impacto en la sociedad cubana han ganado un lugar en relación a los estudios del desarrollo en Cuba. Pero en la última década el envejecimiento de la población y la emigración se han agravado, mostrando un punto de inflexión a partir de mediados de la primera década del siglo XXI.

 

La migración cubana posrevolucionaria

La migración cubana posrevolucionaria se puede dividir en dos grandes periodos, separados por la caída del régimen de la ex Unión Soviética, que trajo notables implicaciones para la dinámica económica, política y social de Cuba.

La caída del régimen soviético implicó una profunda crisis económica para Cuba, debido a varios factores, entre ellos: la pérdida del financiamiento externo a partir de 1986, a razón del descenso de los precios del azúcar, primer renglón exportable de la isla, y del petróleo, que por acuerdo con la ex Unión Soviética se reexportaba. Por la combinación de factores externos (economía internacional, depreciación del dólar) e internos (factores climatológicos) el país perdió en dicho año 600 millones de dólares. La deuda externa con los países capitalistas creció en 2 817 millones de dólares6 entre 1986 y 1990 (García Valdés, 1998). Y, el reforzamiento del bloqueo económico que, según algunas estimaciones, alcanzó en 1997 un costo de 1 000 millones de dólares (García Valdés, 1998). Esta crisis impulsó una nueva ola de migraciones de base económica que involucró a los más diversos sectores sociales.

La primera fase migratoria abarca el período que va desde el triunfo de la Revolución en 1959, hasta la caída del régimen soviético en 1989. La definimos como "exilio político" y la asociamos con las transformaciones económicas y políticas dentro del país que marginaron a la burguesía y la orientaron al exilio. Esta fase corresponde con un periodo de relativa estabilidad económica —aunque dentro de un nivel de satisfacción material bastante elemental— y, aunque resulte paradójico, con un alto nivel de bienestar social, con niveles de salud, educación, empleo y esperanza de vida comparables a los países desarrollados. La emigración de este periodo se realiza fundamentalmente hacia Estados Unidos, emigrando aproximadamente 868 672 cubanos (Perera, 2003: 91; Aja, 2009: 118).

La segunda fase va desde 1990 hasta la actualidad. La fecha corresponde a la declaración del Periodo Especial en Tiempos de Paz, un cambio en la política debido al violento impacto que provocó en Cuba la caída del régimen soviético. Las siguientes palabras del comandante Fidel Castro Ruz, en enero de 1990, son elocuentes de la gravedad de la situación económica:

¿Qué significa período especial en tiempo de paz? Que los problemas fueran tan serios en el orden económico por las relaciones con los países de Europa Oriental o pudieran por determinados factores o procesos en la Unión Soviética, ser tan graves, que nuestro país tuviera que enfrentar una situación de abastecimiento sumamente difícil. Téngase en cuenta que todo el combustible llega de la URSS, o y lo que podría ser, por ejemplo que se redujera en una tercera parte o que se redujera a la mitad por dificultades en la URSS, o incluso se redujera a cero, lo cual sería equivalente a una situación como la que llamamos el período especial en tiempo de guerra (...) No sería desde luego sumamente grave en época de paz porque habría determinadas posibilidades de exportaciones e importaciones en esa variante (Castro Ruz, 1990).

Este periodo se caracteriza por dos factores interrelacionados. Por una parte, la profunda crisis e inestabilidad económica y la pérdida de los niveles de bienestar alcanzados desde el triunfo de la Revolución. Por la otra, las emigraciones se acentúan notoriamente alcanzando a todos los sectores sociales con predominio de motivaciones económicas, reunificación familiar y, aunque en menor medida, políticas.

La crisis migratoria que sucede en este periodo emana de dos vertientes. Por un lado, a pesar que desde 1984 existía un acuerdo entre Cuba y Estados Unidos para que este último otorgara regularmente 20 000 visas anuales a cubanos interesados en emigrar, en la práctica Estados Unidos mantuvo una política de incentivo a la migración ilegal, lo que provocaba conflictos dentro de Cuba. Por la otra, el descontento popular, el doble racero de la política migratoria de Estados Unidos hacia la isla y el caos interior, impulsa al gobierno cubano, en 1994, a decidir abrir sus fronteras y liberar la salida de cubanos hacia Estados Unidos. Esta situación conllevó a la conocida crisis de los balseros7 y a raíz de la cual se firmaron los acuerdos de 1994.

Estos acuerdos migratorios, culminados en 1995, trajeron como consecuencia la reducción paulatina de la emigración ilegal, encauzó la mayor cantidad de migrantes por vías legales; aunque la migración ilegal continuó y "casi 60 por ciento de los balseros evadió la vigilancia de la Guardia Costera durante este período" (Duany, 2005: 166). En la década de 1990 emigraron según cifras oficiales de la ONE (2009) 199 126 cubanos y en la década siguiente 370 521 para un total de 569 647 en la segunda fase migratoria.

El Cuadro 1 resume las principales características de la migración en ambas fases, así como los condicionamientos políticos que las viabilizan.

Las características que toma la emigración en esta segunda fase, correspondiente a los últimos veinte años, son de gran importancia para explicar la dinámica actual de la población cubana, el proceso de envejecimiento y su potencial impacto en el desarrollo.

Varios autores habían alertado sobre el envejecimiento de la población. González y González (2007), por ejemplo, señalan que la fecundidad es la variable que más incide en la disminución de la población en Cuba. Efectivamente, durante finales del siglo XX y principios del XXI, la Tasa Global de Fecundidad (TGF) mantuvo una declinación constante, hasta situarse en su valor más bajo en 2006, con 1.4 hijos por mujer. Sin embargo, aún con esa tasa, el crecimiento natural de población (TACN) fue positivo, en 2.7 por cada mil habitantes (Gráfica 2). Sin embargo, el crecimiento absoluto pasa a ser negativo desde ese mismo 2006, a excepción de 2009 y recientemente 2011, lo cual requiere otro factor para explicarlo, la emigración.

El fenómeno de disminución absoluta de la población a consecuencia de la emigración, hecho inédito entre los países subdesarrollados, solo se había presentado en 1980. Alfonso y Albizu-Campos (2000) al referirse a ello argumentan que la emigración de 141 742 personas fue decisiva, ya que la emigración redujo, en aquel entonces, 6.2 personas por cada mil habitantes; sin embargo, lo que en ese momento fue circunstancial, a partir de 2006 se convierte en estructural. La Gráfica 3 ilustra el saldo migratorio externo.

Al observar la gráfica lo primero que percibimos es la tendencia ascendente del Saldo Migratorio Externo (SME). En la misma medida que se profundizaba el "periodo especial" en Cuba, aumenta la emigración.

La crisis de los balseros en 1994 provocó una sangría en la población de 47 844 emigrados. Este saldo comenzó a decrecer muy lentamente hasta alcanzar su nivel más bajo en 1996 con 20 552 efectivos de población. A partir de este momento manifiesta un carácter persistente de crecimiento constante hasta alcanzar su máximo nivel en 2011 con la emigración de 39 263 efectivos.

El permanente SME negativo se convierte en factor determinante que provoca, a partir del 2006, un decrecimiento, ya no relativo sino absoluto de la población cubana. La Tasa Anual de Crecimiento (TAC), que incluye no solo la tasa natural sino las migraciones, es elocuente de dicha disminución. La Gráfica 4 ilustra esta combinación de factores.

La TAC sufre varias caídas: en 1994 (1.60), en 2001 (2.00) y en 2005 (0.20). Pero nótese que es en 2005-2006 cuando la TAC tiene un punto de inflexión, dando paso a la caída a números negativo (2006, -0.40) con una pérdida absoluta de 4 793 habitantes; esto se debe a la sangría que provoca la emigración. A pesar que en años alternos, 2009 y 2011, hay una ligera recuperación con una tasa de 0.6, resultado del incremento en el crecimiento natural de la población; esta es insignificante y no se puede afirmar que será la tendencia de los próximos años.

La Gráfica 5 permite un análisis más ajustado de las variables. Véase cómo el crecimiento natural de la población (línea cortada) evoluciona en permanente caída, pero manteniendo números positivos. Al mismo tiempo, el saldo migratorio (línea punteada) se incrementa pero en números negativos. Es por ello que la línea completa (TACN) disminuye notablemente y se perfila con disminución absoluta de la población a partir de 2006.

Cuba se enfrenta a una doble presión de la población sobre sus potencialidades de desarrollo. Por un lado, la población tiende a envejecer, fruto de políticas de salud, sociales y de bienestar que extienden la esperanza de vida, reducen las epidemias y elevan el nivel de educación de la población. Por otro lado, una profunda crisis económica que lleva a una sostenida sangría de población provocada por la emigración. Sin embargo, aquí no acaba el problema, la composición de la emigración es otro factor preocupante.

Varios autores han tratado este último problema. Según Aja (2002, 2006-2007, 2009), Casañas (2003) y Martín (2003) la emigración cubana está sustancialmente representada por población joven adulta. El rango de edades que comprenden los migrantes cubanos se ubica entre 20 y 40 años, es decir, en plena edad laboral, la misma que afecta a los migrantes centroamericanos y caribeños.

De acuerdo con Aja (2006-2007), la emigración se compone, a partir de los años noventa, es decir, en la segunda fase migratoria, de personas cada vez más jóvenes, como resultado de la grave crisis económica y sus consecuencias políticas y sociales en términos de desmotivación y pérdida de confianza en el proyecto revolucionario.

¿Qué efectos tiene esta migración de jóvenes adultos en la composición de la población que permanece en Cuba? La Gráfica 6 compara el Saldo Migratorio con el grupo de edades entre los 20 y 44 años en Cuba. Nótese que el movimiento de ambos indicadores es muy semejante a partir del año de 1996 y en delante.

A medida que la emigración se incrementa (línea cortada) se afecta el grupo de edad entre 20 y 40 años y, en consecuencia, la Población Económicamente Activa (PEA) encargada del sostén productivo. Obsérvese que en el periodo 1990-1993 los saldos migratorios son considerados bajos, en el rango de tres mil a cinco mil emigrantes anuales, en ese lapso, el grupo de edad de 20-44 años experimentó un incremento de 290 443 efectivos con mayor peso en las edades correspondientes a la fecundidad de los años 60-70. A partir del año 1994, año de la crisis de los balseros, se registró según las estadísticas oficiales, aunque puede haber sido mayor, uno de los más altos picos migratorio de 47 844 personas, en consecuencia el crecimiento vertiginoso del grupo de edad 20-44 años se desaceleró, aumentando a un nivel más bajo en ese año y los siguientes.

Tomando en consideración el carácter ilegal8 de esta ola migratoria y su composición sociodemográfica, la edad de los migrantes "balseros" estaba comprendida por menores de 30 años (Urrutia, 1997). Un análisis la dinámica de los grupos de edades 20-24 y 25-29 evidencia una brusca contracción de -42 940 y -21 217 respectivamente, aunque la fecundidad correspondiente a estas edades disminuyó en algunos años, presumimos que la emigración fungió como factor decisivo para su contracción que continuó hasta el año 2000 con pérdidas de más de 60 mil efectivos por año. En este periodo comienza afectarse el grupo etario de 40-44 años con 13 mil efectivos anuales que no están asociados a la disminución de la fecundidad y presumiblemente es resultado del cambio en los patrones migratorios,9 en este caso la preferencia de la migración legal sobre la ilegal.

Véase en la gráfica que en el periodo 2001-2004 a pesar que emigran 30 mil personas anuales la franja etaria 20-44 años asciende ligeramente a razón de incrementos en la fecundidad de los años ochenta. Por el contrario, de 2005 en lo adelante las pérdidas de población de 20-44 años son evidentes, concentrándose en mayor medida en los grupos de edad de 30 a 44 años, en la cual la migración es factor decisivo.

En cuanto al impacto que generan estas pérdidas baste decir que estos grupos etarios son jóvenes que se encuentran en plena capacidad de trabajo, además de convertirse en pérdidas por concepto de formación de recursos humanos. Otro factor que agrava el papel de la población en el desarrollo es la composición de educación de los migrantes. Entre 12 y 13 por ciento de los migrantes son profesionales (Aja, 2006-2007; Casañas, 2006-2007). Los profesionales también se han visto afectados por la crisis económica, el debilitamiento de los niveles de vida, la imposibilidad de llevar a cabo sus proyectos de vida y la desestimulación salarial. Según Casañas (20062007) emigran principalmente ingenieros, médicos, maestros y profesores. Los países donde se dirigen son, principalmente, Estados Unidos, México y España.

Con los profesionales que emigran se va también el conocimiento, el desarrollo y se acrecientan las diferencias en los niveles de vida y bienestar que separa a los que viven en una parte del mundo, la de mayor desarrollo socioeconómico, de la mayoría de los seres humanos, los que habitamos el resto (Casañas, 2006-2007: 34).

La Gráfica 7 muestra el porcentaje de profesionales entre los residentes cubanos en países seleccionados. La cantidad de profesionales cubanos en los países seleccionados es mayor a 40 por ciento del total de cubanos en dichos países y en algunos mayor de 50 por ciento.

Otro aspecto que incide en el envejecimiento de la población es la creciente feminización de la migración. Desde finales del siglo XX el proceso migratorio cubano sigue los patrones mundiales de feminización. A partir de 1995 la participación de la mujer se elevó a 51 por ciento, manteniendo en los años siguientes la tendencia ascendente (Gráfica 8).

La gráfica muestra el comportamiento del Saldo Migratorio Externo (SME) en los últimos 20 años según sexo. Obsérvese un pico migratorio con mayor participación del sexo masculino, correspondiente a la "crisis de los balseros" de 1994. Durante este suceso, la emigración fue principalmente masculina y con medios rudimentarios; y aunque las mujeres también participaron, solo lo hizo 30 por ciento, lo cual corrobora la hipótesis de Alfonso y Albizu-Campos (2000) sobre la relación de la migración de género con el carácter y los medios para emigrar. Más tarde, cuando la emigración legal ganó espacios a causa de la flexibilización de la política migratoria cubana, las mujeres aumentaron su participación, llegando alcanzar más de 55 por ciento, excepto algunos años.

Según Marrero (2011), una característica de la feminización de las migraciones cubanas son los crecientes proyectos de vida en los que la mujer decide, cada vez más, migrar sola como alternativa de supervivencia frente a la crisis económica y proveer el sustento de su familia. En los momentos más cruciales del periodo especial una gran cantidad de mujeres utilizaron como estrategia la prostitución para lograr un matrimonio como vía para migrar, fundamentalmente hacia Europa. Hoy la integración familiar es uno de las razones recurrentes entre las mujeres migrantes.

La mujer tiene capacidad de decidir sobre el momento adecuado para tener sus hijos. Investigaciones realizadas por Núñez (2007) confirman que las mujeres retrasan su reproducción en función de sus expectativas migratorias. Por tanto, la decisión de emigrar de la mujer en edad reproductiva provoca un descenso en las tasas de fecundidad, afectando sustancialmente el crecimiento de los segmentos jóvenes de la población. La correlación entre la migración femenina y la tasa de fecundidad puede leerse en la Gráfica 9.

En el periodo 1990-2010 se observa una correspondencia entre el aumento de la presencia de la mujer en los procesos migratorios y la disminución de la Tasa Global de Fecundidad (TGF) que mide la cantidad de hijos por mujer—. Obsérvese que en 1990, año de baja emigración, la TGF fue la más alta de los últimos 20 años, situándose en 1.83 hijos por mujer. En los años subsiguientes la TGF se ve afectada por la migración y por el inicio del "periodo especial". Durante 2002-2006 se experimenta un descenso en las tasas, de 1.67 a 1.39 hijas por mujer, correspondiendo con un incremento de la migración femenina. Recuperándose más adelante hasta llegar en el 2009 a 1.7 hijos por mujer y descender nuevamente en el 2010 y recuperar el valor anterior al término de 2011. De forma general la tendencia de la TGF es a la disminución, decreciendo en 7.6 por ciento en el periodo analizado, situándose por debajo de los niveles de reemplazo y contribuyendo al envejecimiento poblacional.

El análisis realizado es, sin embargo, parcial. Al menos por dos razones importantes. La primera es que la migración internacional tiene efectos de retroalimentación económica, además de impactos poblacionales. Las remesas han sido un tema clave en la política de los países exportadores de fuerza de trabajo y, también, de los organismos internacionales. Para muchos países las remesas constituyen un ingreso significativo, que contrarrestan en términos monetarios la salida de fuerza de trabajo. Según datos estimados, a Cuba ha llegado un flujo no despreciable de remesas. En 2001 se estima en 930 millones de dólares y para 2004 habían aumentado en 264 millones (Orozco, 2006). Según investigaciones y datos presentados por The Havana Consulting Group LLC (2011) las remesas llegadas a la Isla han tenido un ascenso vertiginoso desde 2006, año en que las remesas alcanzaron 1 251.15 millones de dólares e incrementándose en 1 043.39 millones de dólares para el 2011.

La segunda razón es que el régimen cubano se ha caracterizado porque la política ha siempre monitoreado la economía y respondido con cambios inmediatos. A diferencia de los países capitalistas, que reposan en gran medida en el movimiento espontáneo del mercado, el régimen socialista cubano ha tenido que poner las decisiones políticas por delante de los movimientos económicos espontáneos. Esto le ha dado una capacidad de rápida respuesta. Como respuesta política a la presión económica son los cambios económicos de los últimos años que han sido ampliamente publicitados.

En 2008, la liberalización de los servicios de telefonía celular, en 2009 hubo una política de fuerte reducción en la cantidad de trabajadores estatales en busca de mayor eficiencia y productividad; en 2011 se liberó el mercado inmobiliario; y el de los vehículos particulares y en 2012 ocurre la apertura del sector privado. Recientemente, el 14 de enero de 2013, entró en vigor la nueva Ley Migratoria que flexibiliza aún más la política migratoria. A juicio del autor los puntos más importantes se encuentra en, primero, la eliminación de los permisos de salida expedidas por el gobierno y de las cartas de invitación, que disminuye los costos de salida, facilita los trámites y agiliza el proceso; segundo, la posibilidad de permanecer hasta dos años fuera del país sin ser considerado emigrado, lo cual palía los altos costos psicológicos y emocionales que conlleva el proceso migratorio y permite el regreso a los lugares de origen, activando la emigración de retorno; por último, el otorgamiento del permiso de salida temporal de los menores de edad, con ello se reactivará el proceso de reunificación familiar.

Aún no sabemos si estas medidas contrarrestarán los problemas demográficos y económicos, por el momento han estimulado la entrada de divisas al país vía remesas y no han contenido el proceso migratorio. Según la opinión de especialistas cubanos (Alboleya, 2012; Aja, 2012) la emigración cubana hacia México y otros países puede incrementarse como resultado de la nueva legislación.

 

Población y desarrollo en Cuba

Cuba puede ser vista como un experimento social en términos históricos. La política socialista en un país atrasado y dependiente logró alcanzar niveles de esperanza de vida, educación y salud comparables con los más avanzados países capitalistas. En términos poblacionales el costo ha sido un fuerte envejecimiento de su población. La pregunta que queda planteada es si un país puede transitar exitosamente un camino semejante sin un aumento simultáneo y permanente de la productividad del trabajo.

Una forma de responder a la interrogante anterior es el costo que tal camino representa para las futuras generaciones. Los estudios de población tienen un índice que ayuda a comprender este dilema, se trata del índice o coeficiente de dependencia. Este valor fija la relación existente entre el segmento denominado "población no-activa económicamente" (0 a 14 y 60 y más años) y el segmento "activo" (15 a 59 años).10

Dos son los indicadores de dependencia más utilizados: la dependencia de los niños-jóvenes (0-14 años) y la dependencia de vejez (60 años y más). El índice de dependencia total, que suma los dos anteriores, da una visión más completa. El Gráfico 10 ilustra estos índices en el periodo analizado.

 

La línea oscura completa muestra el índice de dependencia total, esta tiene un crecimiento desde 1993 y hasta 2002, eso significa que en dicho periodo las personas activas debían soportar cada vez más inactivos. Cierto es que esta tendencia se quiebra y cae bruscamente entre 2003 y 2005, pero esto es resultado, básicamente, de la caída de la dependencia de juventud (línea punteada) que es expresión, a su vez, de un brusco descenso en la tasa de natalidad (véase la brusca caída en la tasa de natalidad entre 2002 y 2006 en la Gráfica 2), lo cual dice que hubo menos jóvenes; y esto compromete la futura masa poblacional de la PEA. No obstante la caída entre 2002 y 2006, la dependencia total comienza lentamente a subir a partir de 2006, y todo indica que continuará esta tendencia ascendente debido al incremento de la población anciana. Según las cifras preliminares el CPV (2012), el IDT continúa aumentando y alcanzó la cifra de 580 por cada mil activos, mientras que el IDV y IDJ alcanzan prácticamente los mismos valores.

Si se presta atención a los índices parciales de dependencia, puede verse que el movimiento de dependencia de vejez se comporta de manera semejante al índice total. En realidad es este índice, o sea el envejecimiento de la población, lo que determina el índice global. El índice de dependencia de niños-jóvenes contrarresta en algo la tendencia global, básicamente entre 2002 y 2006 como explicamos, pero deja de ser significativo a partir del 2008.

Traducido en números más ilustrativos, podemos decir que, mientras que en 1990, mil efectivos de la PEA debían sostener a 237 personas de la tercera edad, 22 años después la misma cantidad de trabajadores activos debían sostener 289 ancianos, un incremento de 22 por ciento. Este incremento se debe al decrecimiento de la mortalidad y aumento de la esperanza de vida geriátrica, que es la esperanza de vida posterior a los 60 años. La esperanza de vida gereátrica es de 22 años en Cuba, pero este impresionante logro en términos de esperanza de vida pesa cada vez más en los hombros de cada vez menos jóvenes.

Un indicador más refinado sobre la carga económica que debe sostener la PEA es el índice o coeficiente de dependencia real. Este índice expresa la relación entre los no-ocupados y los ocupados, dentro de la economía. En la categoría de no-ocupados se incluye además de la población menor de 14 y mayor de 60 años a los desocupados por otras causas no atribuibles a la edad. En la categoría de los ocupados se incluye la población mayor de 17 años11 que se encuentra laborando en el sector estatal o privado.

El índice de dependencia real se encuentra muy por encima del índice de dependencia. En la Gráfica 11 se puede apreciar que mil trabajadores debían soportar 680 inactivos en 2000 y 540 en 2010 si se considera el índice de dependencia, pero si se toma en cuenta el índice de dependencia real —que incluye también a los desempleados— aumenta el peso significativamente. En 2000, mil trabajadores ocupados debían soportar 1 550 inactivos y en 2010, 1 220 inactivos. A pesar que la tendencia es decreciente, los datos son alarmantes, porque los índices de fecundidad están en caída. La tendencia decreciente de ambos indicadores nos muestra, por un lado, la disminución de la población joven que es el futuro reemplazo de la PEA; por otro lado, el incremento de la población anciana, expresión del envejecimiento poblacional.

Para enfrentar políticamente el tema poblacional, particularmente el envejecimiento y la disminución los índices de dependencia, el gobierno cubano adoptó en 2008 una nueva Ley de Seguridad Social,12 con el objetivo de contar con mayor disponibilidad de recursos humanos. Entre sus principales cambios se encuentra el corrimiento en cinco años del término de la edad laboral. Los hombres culminan su vida laboral a los 65 y las mujeres a los 60 años, en directa asociación con el aumento de la esperanza de vida al nacer; aunque esto no sea condición suficiente para prolongar la vida productiva de los individuos, dado que en muchos casos arriban a estas edades con incapacidades laborales, temporales o permanentes.

 

Conclusiones

Cuba se enfrenta a un escenario demográfico caracterizado por bajas tasas de natalidad, alto nivel de envejecimiento y un sostenido crecimiento de la emigración de jóvenes y personal calificado. Como es de amplio conocimiento, esta situación se da en un contexto económico crítico, debido al permanente bloqueo económico que Estados Unidos ha impuesto al país y desde la caída del régimen de la ex Unión Soviética, que implicó la pérdida de un socio comercial y de apoyo financiero clave, así como a partir de la crisis financiera mundial, que afecta a unos países más que a otros.

Los altos niveles de esperanza de vida que ponen a Cuba a la par y por encima de muchos de los países más desarrollados no han estado acompañados de un proceso de industrialización y de incremento de la productividad del trabajo que permita soportar una población anciana sin aumentar el peso sobre la población ocupada. Por el contrario, tanto la dinámica poblacional como la emigración convierten a los altos niveles de calidad de vida (educación, salud, esperanza de vida) en un peso creciente para los trabajadores ocupados y, por tanto, en una bomba de tiempo poblacional, que ha comenzado a estallar desde mediados de la primera década del siglo XXI.

 

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Notas

1 En 1953 Frank Wallace Notestein acuña el concepto de transición demográfica (demographic transition) para explicar los cambios demográficos que son consecuencia del desarrollo. El autor afirma que las sociedades agrícolas tradicionales necesitan altas tasas de fecundidad para compensar las altas tasas de mortalidad. La urbanización, la educación y los cambios económicos y sociales asociados causan una disminución de las tasas de defunción —en particular las tasas de mortalidad de menores de un año— y las tasas de fecundidad comienzan a declinar a medida que los hijos pasan a ser más costosos y menos valiosos en términos económicos en las ciudades.

2 Por régimen demográfico se entiende la dinámica poblacional de una determinada fase de la transición demográfica.

3 La TACN refleja la tasa a la cual está aumentando o disminuyendo una población en un año determinado. La diferencia entre los nacimientos y defunciones se expresa como porcentaje de la población del año en que se calcula.

4 La Tasa Global de Fecundidad (TGF) expresa la cantidad de hijos por mujer en edad fértil, de 15 a 49 años de edad, en un periodo determinado. Se calcula sumando las tasas de fecundidad por edades.

5 Los grupos se establecen de acuerdo con el grado de envejecimiento. Grupo de Envejecimiento I (GEI): menos de 10 por ciento de la población con 60 años y más respecto del total. Grupo de Envejecimiento II (GEII): entre 10 y 15 por ciento de la población de 60 años y más respecto del total. Grupo de Envejecimiento III (GEIII): mayor a 15 por ciento de la población con 60 años y más respecto del total.

6 En 1986 la deuda externa ascendía a 3 870 millones de dólares y a finales de 1990 era de 6 686.6 millones.

7 Se le denominó crisis de los balseros al suceso migratorio ocurrido en 1994. El gobierno cubano responde a los hechos que se produjeron (robo y secuestro de embarcaciones, asaltos, etc.) con la apertura de la fronteras. Más de 30 mil balseros fueron detenidos en alta mar y confinados en la Base Naval de Guantánamo.

8 En Cuba se acuñó el término ilegal o balseros, incluso por las autoridades cubanas, para referirse a las emigraciones indocumentadas.

9 A partir de 1994 se producen en Cuba una ruptura con los patrones migratorios anteriores a 1990, a saber: preferencia de la migración legal sobre la ilegal, cambios en los mecanismos para emigrar, cambios en la política migratoria, uso de países puentes, diversificación de destinos y, por último, combinación de la migración definitiva y temporal.

10 Las fajas etarias varían según los países. Las aquí anotadas corresponden a Cuba.

11 La edad laboral en Cuba es de 17 años. En casos excepcionales se autoriza a trabajar a jóvenes de 15 y 16 años. Ley núm. 49, de 28 de diciembre de 1984 (Gaceta Oficial, 23 de febrero de 1985, núm. 2, p. 17).

12 Ley Núm. 105 de Seguridad Social. Aprobada el 27 de diciembre del 2008 deroga la Ley Núm. 24 de 28 de agosto de 1979.

Información sobre los autores:

Judith Hernández Ruiz. Master en Administración de Negocios por la Universidad Central de Las Villas, Cuba, Doctora en Estudios del Desarrollo por la Universidad Autónoma de Zacatecas. Ha sido Subdirectora docente de la Sede Universitaria Sagua la Grande, Cuba, 2004-2009. Investigadora sobre población y desarrollo. Miembro de la Asociación de Economistas y Contadores de Cuba. Ha participado en importantes eventos nacionales e internacionales como el Encuentro Internacional de Globalización y Problemas del Desarrollo, Cuba. Entre sus publicaciones más importantes se encuentra Tendencias de la población del Municipio Sagua la Grande y su impacto en las futuras estrategias de desarrollo. Memorias del XI Evento de Globalización y Problemas del Desarrollo, Ciudad de la Habana, 6 de Marzo de 2009; "Algunas reflexiones acerca de la población y el desarrollo aplicadas al territorio de Sagua la Grande, Cuba", en Humberto Márquez, Roberto Soto y Edgar Zayago (coords.), Visiones del desarrollo, México, Miguel Angel Porrúa/UAZ. Dirección electrónica: judithher67@hotmail.com

Guillermo Foladori. Master en antropología social por la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México. Doctor en Economía por la UNAM. Fungió como profesor investigador en la facultad de economía de la UNAM, consultor de la oit (México y Brasil). Actualmente se desempeña como profesor de la Unidad de Estudios en Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Autor de Controversias sobre sustentabilidad (Porrúa, México, 2001); Co-cordinador de ¿Sustentabilidad? Desacuerdos sobre el desarrollo sustentable (Porrúa, México, 2001); Co-coordinador de Nanotechnologies in Latin America (Dietz, Berlin, 2007). Dirección electrónica: gfoladori@gmail.com

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