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Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.18 no.73 Toluca jul./sep. 2012

 

Envejecimiento y migración en los municipios del Estado de México

 

Aging and migration in the municipalities of the State of Mexico

 

Graciela Martínez-Caballero* y Hugo Montes-de-Oca-Vargas**

 

* Centro de Estudios Migratorios

** Universidad Autónoma del Estado de México

 

Este artículo fue
recibido el 15 de junio de 2011
aprobado el 16 de febrero de 2012.

 

Resumen

En este artículo se analiza el proceso de envejecimiento y su vínculo con la migración en el Estado de México y sus municipios, su distribución territorial y los retos que deben enfrentar ante la relación migración-envejecimiento poblacional. Considerando que los movimientos de población han adquirido un estatus significativo para entender y explicar la dinámica demográfica de las unidades geográficas a escala mundial, nacional y local, por lo que, el análisis del origen y destino de los flujos migratorios a través de su estructura etaria se convierten en un referente obligado para explicar las pautas de distribución geográfica del proceso de envejecimiento en la entidad mexiquense.

Palabras clave: dinámica demográfica, proceso de envejecimiento, migración-envejecimiento, Estado de México.

 

Abstract

In this article the process of aging and it link to migration in the State of Mexico and municipalities, territorial, distribution and the challenges faced before the migration-population aging process are analyzed. Considering that population movements have acquired a significant status to understand and explain the demographic dynamic of geographical units at global, national and local scale, the origin and destination of migratory flows through their age structure become a necessary referent to explain the patterns of geographic distribution of the aging process in the state of Mexico.

Key words: demographic dynamic, aging process, migration-aging, State of Mexico.

 

Introducción

El constante descenso de la tasas de mortalidad y natalidad en el proceso de la llamada transición demográfica, así como el incremento en la esperanza de vida de la población centraron la atención de investigadores y organismos nacionales e internacionales en los efectos generados por dichas transformaciones, en el proceso de envejecimiento y los retos implica, tanto para las autoridades como para la sociedad misma.

A diferencia de los países europeos donde el envejecimiento es una cotidianeidad palpable y cuyo proceso ha sido largo, en los países latinoamericanos el proceso de envejecimiento se ha vivido de forma acelerada. Las transformaciones en la estructura por edad de la población han puesto en evidencia la limitada capacidad de los gobiernos para dar respuesta a estos cambios, ya que implica no solo de adecuación de las políticas públicas para atender las necesidades básicas de la población, sino la adecuación de los espacios físicos requeridos para ello.

Los cambios se tornan aun más complicados cuando se analizan desde la movilidad de la población. En un escenario cada vez más globalizado y urbanizado los movimientos de población han adquirido un estatus significativo para entender y explicar la dinámica demográfica de las unidades geográficas a escala mundial, nacional y local; en este sentido, el análisis del origen y el destino de los flujos migratorios a través de la estructura etaria se convierte en un referente obligado para explicar las pautas de distribución geográfica del proceso de envejecimiento en las distintas escalas.

Por lo anterior, este trabajo analiza el proceso de envejecimiento y su vínculo con la migración en el Estado de México y sus municipios, la distribución territorial de las migraciones y los retos que deben enfrentarse ante la relación migración-envejecimiento poblacional.

La primera sección muestra el contexto socioeconómico del Estado de México a fin de entender la heterogeneidad de la dinámica demográfica de sus municipios, misma que se aborda en la siguiente sección para explicar las transformaciones generadas en la entidad. En la tercera sección se analiza la evolución del proceso de envejecimiento en la entidad mexiquense; la cuarta sección explora el vínculo migración-envejecimiento, en una primera etapa se analiza el proceso migratorio en la entidad mexiquense entre 1990-2010, para finalmente abordar la relación migración-envejecimiento en su escala municipal. La última sección presenta las reflexiones finales del trabajo.

 

Contexto socioeconómico del Estado de México

La pauta de desarrollo económico y social en el Estado de México, al igual que en otras entidades, ha seguido el patrón de urbanización alrededor de la ciudad central; sin embargo, la particularidad de esta entidad es que cuenta con dos centros urbanos de gran importancia, el primero lo conforman los municipios conurbados de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), cuyo desarrollo está estrechamente vinculado a la dinámica demográfica, social y económica del Distrito Federal (sin duda la más importante tanto por su concentración de población como por su aportación productiva a la economía estatal), estos municipios representan algo más de 12 por ciento de la superficie total de la entidad; el segundo polo de desarrollo lo conforma la Zona Metropolitana de la Ciudad de Toluca (ZMCT).

Ambas zonas metropolitanas a partir de 1960 presentaron un considerable desarrollo económico y crecimiento urbano, acompañados por una baja en la mortalidad y en la natalidad; por otro lado, los municipios que las conforman se han visto involucrados en un proceso de conurbación acelerado y de atracción de población, lo que generó, en un principio, crecimiento social y rejuvenecimiento de la población; sin embargo, el efecto de dicho proceso no fue homogéneo. Según datos del conteo de población 2005 en la entidad solo 12.9 por ciento de la población vive en municipios rurales,1 los cuales representan 35 por ciento (44 de 125 municipios); en tanto 10.68 por ciento de la población reside en municipios de tipo semi-rural, 25.6 por ciento del total; los semi-urbanos alojan el porcentaje más bajo de población, 3.4 por ciento; finalmente, los municipios urbanos alojan 72 por ciento de la población y representan 32.8 por ciento de los municipios de la entidad. Como se observa en el Mapa 1, las dos últimas categorías corresponden a los municipios metropolitanos, en tanto los catalogados como rurales cubren la mayor parte del territorio mexiquense.

Sin duda los procesos de industrialización y urbanización han desencadenado la expulsión de población desde las zonas rurales hacia los centros urbanos más dinamizados, generando una marcada diferencia entre regiones atrasadas donde domina la agricultura de subsistencia y la alta dispersión territorial de la población, y zonas desarrolladas en las cuales se gestaron los grandes centros urbanos (Tello, 1983; Garrocho y Campos, 2005).

La concentración de la población y de las principales actividades económicas en polos de desarrollo es una situación que en el Estado de México padece los efectos de un progreso nacional desigual y de una política urbana que, desde 1978, busca impulsar el crecimiento de las ciudades medias como corredores de desarrollo socioeconómico que sirvan de enlace con la ciudad central (Aguilar, 2006). De tal manera que la movilidad de población hacia los centros urbanos, en especial al centro del país, es consecuencia del diferenciado crecimiento económico de la actividad industrial.

El desarrollo de la industrialización2 en la entidad impulsó el establecimiento de empresas que hicieron posible la creación de nuevos empleos, tanto para el Distrito Federal como para algunos municipios conurbados con la capital del país; sin embargo, los cuantiosos volúmenes de población que comenzó a percibir el estado no tuvieron correspondencia con la creación de oportunidades de empleo.

No obstante la diversificación de actividades económicas en la entidad, la industrial es la de mayor dinamismo y constituye la base de la economía mexiquense. La distribución geográfica de los centros industriales se concentra en los municipios que conforman la ZMVM y el corredor Toluca-Lerma. Alrededor de la dinámica industrial, el sector de servicios y comercio se ha desarrollado de tal manera que es el segundo generador de ingresos en la entidad, desplazando a la agricultura, que se ha convertido en una actividad de subsistencia y no de explotación comercial.

En este contexto de desarrollo económico y urbano centralizado y heterogéneo, se presenta a continuación el panorama de la dinámica demográfica en la que se gesta el proceso de envejecimiento de la población en el Estado de México.

 

Dinámica demográfica del Estado de México

A la par del desarrollo económico y urbano, tanto en el país como en el Estado de México, se gestan transformaciones en la dinámica demográfica que moldean el perfil de la estructura por edad de dicha entidad, mismas que se sintetizan en la llamada transición demográfica.

Si bien la transición demográfica en el Estado de México, iniciada hace cincuenta años, ha sido factor importante en su transformación demográfica, de una estructura joven y con escasa población a otra con alta concentración de habitantes en edades productivas y en proceso de envejecimiento (Montoya y Montes de Oca, 2006), es preciso considerar que dentro de dichas transformaciones el intenso movimiento migratorio en la entidad es un actor fundamental en el proceso de envejecimiento que actualmente se vive.

En orden cronológico, el primer factor que contribuyó a la génesis de los cambios demográficos en la entidad fue la vertiginosa reducción de la mortalidad a partir de la década de 1930, gracias al control de las enfermedades infecciosas (OPS, 1990: 27). En lo que a fecundidad se refiere, el Estado de México ha experimentado dos acentuados y diferenciados procesos durante la segunda mitad del siglo XX, el primero fue el incremento de la fecundidad desde comienzos de siglo hasta finales de la década de 1970, el segundo comienza a mediados de esta década, cuando la entidad presentó cambios en el patrón reproductivo, pues disminuyó la fecundidad a 5.3 hijos por mujer al final de su vida fértil, para llegar en el año 2000 con una Tasa Global de Fecundidad (TGF) de 2.7 hijos por mujer (INEGI, 2000).

Como se mencionó, la migración es otro de los fenómenos demográficos que influye en el crecimiento de la población, los expertos subrayan la importancia de la migración interna en la conformación del perfil demográfico de las entidades receptoras y expulsoras de población. Sin embargo, las implicaciones de la migración interna están más allá de considerar la dirección de flujos urbano-rurales, es preciso analizar la consolidación de nuevas ciudades, las características de quienes integran las corrientes migratorias, la descentralización del sector productivo, las demandas que se generan en los servicios urbanos y, sobre todo, las nuevas rutas en los flujos de migrantes internos.

En el caso específico del Estado de México, su dinámica migratoria está fuertemente vinculada a la del Distrito Federal, donde los Saldos Netos Migratorios (SNM) han pasado de positivos a negativos en los últimos años, mientras que en el Estado de México los saldos se vuelven positivos; esta transformación se explica a partir de lo que Chávez y Savenberg (1995) señalan como un proceso de desconcentración de población en el centro del país, con un patrón de migración predominantemente entre zonas urbanas, dejando en un segundo plano la migración urbano-rural.

Según análisis realizados por CONAPO (1998), el intercambio de población entre el Distrito Federal y el Estado de México se ha incrementado; entre 1955 y 1960 representó 9.3 por ciento del total de los movimientos interestatales, para el periodo 1970-1975 ascendió a 16 por ciento, en 1985-1990 fue de 19.9 por ciento y cerró en 25.5 para 1990-1995. En 2005 la proporción de intercambio entre ambas entidades disminuyó a 14.7 por ciento, mientras que en 2010 bajó hasta 11.6 por ciento; sin embargo, el peso porcentual que esto tiene en cada entidad es significativo, principalmente en el Estado de México, donde 51.8 por ciento de los inmigrantes estatales proviene del Distrito Federal. Este fuerte movimiento de población se ve reflejado principalmente en la ZMVM y es palpable a medida que se reconfigura la mancha urbana e impone nuevos retos a los gobiernos municipales.

El surgimiento del Estado de México como entidad de atracción desde mediados de 1950 se debe exclusivamente al efecto de un conjunto de determinantes derivados de las grandes transformaciones económicas y sociales experimentadas por el país a partir de esta década. Sin embargo, no puede olvidarse que la entidad mexiquense también presenta flujos importantes de población emigrante hacia zonas urbanizadas de otras entidades del centro y sur del país y recientemente ha incrementado su participación en el flujo migratorio internacional.

Rosenzweig et al. (1987) enfatizan el hecho de que la instauración de la capital de la república cerca de la entidad mexiquense ha influido en la rápida expansión poblacional y urbanización de la misma, así como en su acelerado crecimiento iniciado a principios del siglo pasado debido al desplazamiento rural hacia la capital del país.

El crecimiento de la población mexiquense ha estado considerablemente influido por la inmigración, fenómeno que ha contribuido con casi dos terceras partes del crecimiento de esta en la entidad. Según un estudio realizado por el Colegio de la Frontera Norte (COLEF) y el Consejo Estatal de Población (CONAPO) en 1993, el Estado de México era la entidad que atraía los mayores volúmenes de inmigrantes internos del país, situación que se consolida durante esta década, colocándola en la actualidad como una de las de mayor atracción.

La migración es un proceso estrechamente ligado tanto al modelo de desarrollo económico como al proceso de urbanización propio de la región, según Unikel (1976) el desarrollo de las actividades productivas y su concentración en el territorio mexiquense, las imperfecciones del mercado y la distribución del ingreso son elementos determinantes en el desequilibrio social, económico y espacial, no solo de la entidad, sino en general. Sin embargo, como se mencionó con anterioridad, la planeación urbana es un factor que indudablemente ha influido en la transformación territorial del espacio, detrás de dicha transformación se encuentra el proceso de urbanización que no solo transforma el paisaje urbano al desbordar los límites político-administrativos de una entidad y su manifestación en el proceso de metropolización y suburbanización, sino también influye en el volumen y dirección de los flujos migratorios (Aguilar, 2006). Ambos factores se manifiestan en forma relevante en las grandes concentraciones de población y recursos productivos en unas cuantas zonas, lo cual hace que se presenten cambios en la estructura económica, social y demográfica (CONAPO, 1994a).

En la entidad los movimientos migratorios han estado relacionados con la urbanización, el mercado de trabajo y el desarrollo de las comunicaciones, esto provocó en 1970 grandes movimientos de población de lugares rurales a localidades de tipo urbano y posteriormente a ciudades intermedias. La atracción de población no se diversificó, por el contrario, se concentró en las áreas geo-económicas más desarrolladas como consecuencia, entre otros factores, de la descapitalización del campo. Durante este proceso, y a la fecha, el Estado de México se ha convertido en el destino de emigrantes provenientes de Guanajuato, Michoacán, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Zacatecas y, en años más recientes, de quienes dejan el Distrito Federal para establecer su lugar de residencia en la entidad mexiquense.

El incremento en el volumen de inmigrantes al Estado de México desde el quinquenio 1955-1960 ha sido constante, ha alcanzando un volumen de 1 137 838 inmigrantes interestatales en el quinquenio 1990-1995 (CONAPO, 1998: 62). Durante este mismo periodo, el Distrito Federal se mantuvo como la principal entidad proveedora de inmigrantes al Estado de México.3 Por otro lado, los municipios que forman parte de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) incrementaron de 27 a 37 de 1992 a 1995 (según la conformación de la ZMCM realizada por CONAPO), en tanto en 2000 contabilizaban se 39 municipios conurbados; tal incremento dibuja el desplazamiento de la población a los municipios más cercanos a aquellos que forman parte de la zona metropolitana, gestando cambios en el paisaje urbano y la dinámica demográfica.

En 1990 CONAPO estimó un flujo de 518 552 personas que pasaron del Distrito Federal al Estado de México y 183 196 en dirección opuesta, dichas cifras representan 17.8 por ciento de los movimientos interestatales del país (CONAPO, 2001: 95), según este mismo documento la mayoría de los movimientos intermunicipales se dan en la ZMCM.

Según la estructura por edad, la mayoría de los flujos migratorios se concentran entre cinco y 10 años, debido a la migración completa del núcleo familiar; entre 25 y 35 años, rango de edad promedio reproductiva (biológica y laboral); y finalmente hay un pico menos pronunciado entre los 62 y 65 años que describe la migración después del retiro (Pimienta, 2002). En el Estado de México, como consecuencia, el grupo de edad de 15 a 59 años se ha incrementado, lo cual puede ser considerado benéfico para el desarrollo de la entidad, a reserva de que el gobierno y los agentes económicos logren crear las condiciones adecuadas para su aprovechamiento.

 

Población de 60 años o más: una mirada en retrospectiva

Como consecuencia de la transición demográfica y de las políticas de desarrollo urbano que modificaron la dirección de los flujos migratorios, la estructura por edad de la población mexiquense se ha transformado, llevando a la entidad a un proceso de envejecimiento.

En 1950 el grupo de 0-14 años constituía 50.7 por ciento de la población total, que ve incrementada su participación porcentual con la pérdida de población en edad de trabajar, el grupo de 15-59 años representaba menos de la mitad de la población, sin embargo, también se registró un porcentaje considerable de población de 60 años o más (seis por ciento de la población total). Hasta 1970 el Estado de México mantuvo una población joven, donde el grupo de 0-14 años, conformado por niños y adolescentes, tenía un peso relevante (ver Gráfica 2). En la década de 1980 la entidad mexiquense presentó un cambio en su estatus migratorio, de ser expulsora a receptora de población, y con ello incrementó la población en edad joven entre 15 y 59 años de edad, hasta constituir más de la mitad de la población mexiquense (51.3 por ciento); esta tendencia que se mantuvo en 2005 y 2010 con 59.6 por ciento y 63.4 por ciento respectivamente. La recepción de población joven genera un doble envejecimiento demográfico en la entidad mexiquense, ya que la inmigración en los municipios conurbados con el Distrito Federal entrará en el proceso de envejecimiento y los nativos, por otro lado, ya se encuentran en dicho proceso en los municipios receptores.

Después de 1990 se observó un descenso del saldo neto migratorio, que se tradujo en una aportación de solo 23.3 por ciento del total de la población, además del efecto generado por la disminución de la fecundidad, similar a la registrada en la década de 1950. Para el año 2000 la tasa de crecimiento social llegaba a 0.36 por ciento; esta década se caracteriza por ser de rápido envejecimiento, el grupo de 60 años o más aumentó a 5.8 por ciento respecto al total de la población, porcentaje similar al de 1960, lo que significa que el envejecimiento de la entidad mexiquense no es unidireccional, pues hay factores demográficos, sociales y económicos que influyen en su dinámica y que pueden hacer que rejuvenezca o que envejezca rápidamente la población.

Según datos del censo de población 2000 el grupo de 60 años o más representaba 5.4 por ciento del total nacional, en tanto en 2005 ascendió a 6.4 por ciento, para alcanzar 7.6 por ciento en el último censo de vivienda (2010), este incremento perfila a la población del Estado de México, si no como una de las más envejecidas, sí de aquellas cuyo proceso de envejecimiento es inevitable y veloz, según lo muestra la diferencia entre la tasa de crecimiento total y la estimada para la población de 60 años, que según las proyecciones de población será cada vez mayor, hasta llegar a una estructura por edad envejecida (ver Gráfica 2).

Sin embargo, el reto real para esta entidad no es generar los espacios y condiciones capaces de dar atención a los adultos mayores, el reto mayor es generar dichas condiciones para la entidad más poblada del país. No obstante que la proporción de adultos mayores no es de las más altas en el país en términos de volumen, la dimensión del problema es mayor que el que pudiera enfrentar cualquier otra entidad, aun cuando su economía es de las más activas a nivel nacional.

Ahora bien, la distribución al interior del universo de población de 60 años o más es como sigue: el grupo de mayor peso es el de 60 a 64 años con 33.9 por ciento del total de los adultos mayores, mientras que el grupo de 65-69 años representa un porcentaje de 24.9 y 17.2 por ciento del grupo de 70-74 años, estos dos últimos grupos concentran poco más de tres cuartas partes del universo de población, misma que se mantiene para el año 2005 y 2010, aunque en este último año de observa un descenso de 1.2 puntos porcentuales en el grupo de 65-69 años; no obstante lo anterior, es claro que el reto del gobierno mexiquense será generar las condiciones e infraestructura necesaria para atender a este grupo de población que se encuentra al inicio del proceso de deterioro de sus capacidades físicas, además de que la gran mayoría de estos no cuentan con seguridad social y económica, tornando más complicado el futuro de esta población.

Según el índice de masculinidad, tanto la población total como el grupo de 60 años (ver Gráfica 3) muestra una mayor proporción de mujeres, por lo que no es extraño que el perfil de la vejez tenga un rostro femenino (Montoya y Montes de Oca, 2006), aunque ello no sea extensivo para todos los municipios de la entidad. En el caso de la población total, este indicador pasó de 97.06 hombres por cada 100 mujeres en 1990 a 95.24 en 2005, en tanto el dato para la población mayor de 60 años pasó de 83.25 en 1990 a 84.69 hombres por cada 100 mujeres en 2005. En 2010 el índice mostró que por cada 100 mujeres había 95.09 hombres en la población total y 84.57 en la población de 60 años o más.4

Según datos de Montoya y Montes de Oca (2006:133), el perfil femenino de la población es más evidente en las áreas urbanas, donde la distribución es de aproximadamente 81 hombres por cada 100 mujeres, mientras que en las áreas rurales hay 88 hombres por cada 100 mujeres; en tanto, la distribución por sexos y localidad de residencia muestra que 53.3 por ciento de la población de 60 años o más son mujeres en las localidades rurales, mientras que en el ámbito urbano estas representan 55.3 por ciento de la población. Este rostro femenino de los adultos mayores tiene que ver con los procesos migratorios que vive la entidad, ya que no solo se ha convertido en un importante centro de atracción de la población, con una clara distinción entre los municipios metropolitanos y el resto de estos, sino que además su presencia en los flujos de emigrantes que se dirigen hacia Estados Unidos se ha incrementado en la última década.

Desde la década de 1990 los municipios catalogados como rurales, según se definió en líneas anteriores, se encontraban en una situación de envejecimiento medio, es decir, el índice de envejecimiento oscilaba entre seis y 7.4 adultos mayores por cada 100 habitantes; entre los municipios que presentaban una situación de envejecimiento avanzado se encuentran Amatepec, Tlatlaya, Zacualpan, San Simón, Texcalyacac, Timilpan, Morelos, Temascalapa, Axapusco, Nopaltepec y Tepetlixpa, mientras que Tonatico era el único que manifestaba una estructura envejecida, geográficamente se ubican en la zona noroeste y suroeste, así como en el noreste y sureste, enmarcando la zona central; en tanto, la corona metropolitana del Distrito Federal es la zona de menor envejecimiento, es decir, con estructuras jóvenes.

Para 1995 la reducción de municipios en situación de envejecimiento incipiente y en proceso cierra el círculo cada vez más a la zona central del Estado de México y la ZMCM, siete municipios ingresan a la etapa de envejecimiento en proceso, en tanto Amatepec, Tlatlaya y Zacualpan ingresan al grupo de municipios con estructuras envejecidas. De todos los municipios, destaca Temascalapa que durante el periodo sufrió un proceso inverso, se rejuvenece su estructura y pasa al nivel medio de envejecimiento.

El número de municipios mexiquenses que enfrentan los retos sociales y demográficos del proceso de envejecimiento se ha incrementado desde el año 2000, cuando 53 de los 124 municipios estaban en la fase incipiente del proceso o ni siquiera presentaban rasgo de ello; en tanto 62 se encontraban en la de envejecimiento moderado y solo 2 en la de envejecimiento avanzado, es decir, en el umbral de envejecimiento.

El perfil de la entidad mexiquense cambio en 2005 cuando los municipios en proceso moderado avanzado pasaron de siete a 27, en tanto los que se encuentran en el umbral sumaban seis; finalmente, estimaciones realizadas con el censo de 2010 muestran una entidad en un proceso irreversible de envejecimiento, ya que los municipios que aún no iniciaban el proceso se redujo tan solo a seis, mientras los de envejecimiento moderado avanzado sumaban 17 y los que se encontraban en el umbral se duplicaron al pasar a 13 municipios (ver Mapas 2, 3 y 4).

Según estimaciones realizadas con el censo de población 2000, la franja suroeste de la entidad, que colinda con Guerrero y Michoacán, que además es eminentemente rural, concentra los municipios de mayor envejecimiento, entre los cuales se encuentran Amatepec y Tonatico. Tanto en la zona centro como norte predominan los municipios en proceso incipiente (franja central) y moderado.

En el siguiente quinquenio los municipios mexiquenses rurales continúan su avanzada en el proceso de envejecimiento, principalmente en la zona suroeste de la entidad que se perfila como la más envejecida, en tanto el anillo metropolitano que circunda el Distrito Federal comienza a transformarse. No obstante que los municipios con una mayor proporción de adultos mayores son Nezahualcóyotl, Ecatepec, Naucalpan, Tlalnepantla y Toluca, únicamente Tlalnepantla y Cocotitlán ingresan a un índice de envejecimiento avanzado. Durante este periodo únicamente Timilpan ve envejecer su estructura por edad, en tanto Texcalyacac y Valle de Bravo se rejuvenecen, el primero pasa de un índice de envejecimiento de 7.99 por ciento en 1995 a 7.08 por ciento en 2000, el segundo pasó de 6.02 a 5.62 por ciento respectivamente, lo que significa que sus estructuras poblacionales se rejuvenecen.

En contraste, los municipios con menor volumen de población mayor de 60 años son Ayapango, Chapultepec, Zacazonapan, Texcalyacac y Papalotla, de los cuales solo el tercero no se encuentra dentro del anillo de influencia de alguna de las dos zonas metropolitanas que alberga el estado. Paradójicamente, el municipio de Zacazonapan que se encuentra entre los que menos proporción de adultos mayores tiene respecto del total estatal, se mantienen en el nivel de envejecimiento en proceso, esto se debe principalmente a la reducción de población en la base de la pirámide, es decir, presenta el clásico envejecimiento por la base.

En 2005 se muestra un Estado de México de envejecimiento polarizado, donde los municipios rurales presentan los mayores índices de envejecimiento, principalmente las zonas suroeste que colinda con el estado de Guerrero y la noroeste que colinda con Michoacán, Querétaro, Hidalgo y Morelos, principalmente. Dos regiones más dan muestra de envejecimiento, ambas se ubican en la parte este de la entidad, con municipios catalogados como semi-rurales.

De los tres nuevos municipios registrados en 2005, dos destacan por su situación de envejecimiento, San José del Rincón, que formaba parte de San Felipe del Progreso, al separarse se queda con la estructura de población envejecida, en tanto el municipio de origen se mantiene con una estructura en proceso de envejecimiento; el otro caso es el recién creado municipio de Villa Luvianos que presenta una estructura joven y logra quedar en el nivel medio de este proceso, en tanto Tejupilco, que es el municipio de origen, pasó de una estructura en situación avanzada a una envejecida; en estos ejemplos se evidencia la relevancia que aguardan las estructuras por edad de las poblaciones.

En 2010 la zona sur del estado se consolida como la de mayor envejecimiento, mientras que en la noroeste colindante con Querétaro e Hidalgo comienza a gestarse otro polo de envejecimiento poblacional, donde predominan los municipios con envejecimiento moderado avanzado.

A la luz de los datos anteriores, no sorprende que sea en las zonas urbanas donde reside la mayor proporción de adultos mayores, sin embargo, debido a la conformación de sus estructuras de población, donde aún predomina la población joven, el proceso no se hace evidente todavía.

Los retos del gobierno del Estado de México y sus municipios ante la transformación demográfica se tornan aún más críticos si se analiza el proceso de envejecimiento a través del índice de senectud. El Mapa 5 muestra que los municipios en las etapas más avanzadas de envejecimiento también presentan una mayor carga de población de 85 años o más, respecto de la de 65 o más.

Los municipios con proceso moderado avanzado y avanzado tienen una proporción de 10 o más personas de 85 o más por cada 100 adultos mayores, por arriba del estimado para la entidad que es de 8.9 por ciento; Tonanitla y San Simón Guerrero superan por mucho el promedio estatal, el primero alcanzó 15.7 por ciento y el último 20.3 por ciento.

El índice de senectud confirma la ventaja de los municipios metropolitanos al mostrar índices iguales o inferiores a ocho por ciento; sin embargo, aunque la zona metropolitana tenga estructuras poblacionales que tienden al envejecimiento, debido a que los primeros flujos migratorios llegaron a esta zona, lo que generó en un primer momento un rejuvenecimiento de la estructura por edad, en la actualidad esto se traduce en un número cada vez mayor de población en edades maduras que pronto transitarán a la fase de adultos mayores.

A partir del acercamiento al proceso de envejecimiento de los municipios mexiquenses, en la siguiente sección se indaga acerca de la relación migración-proceso de envejecimiento en los municipios mexiquenses.

 

Migración5 y envejecimiento

Para el análisis del efecto de la migración en el proceso de envejecimiento de los municipios mexiquenses se utiliza la Tasa Resumen de Migración Interna tanto para la población total como para la mayor de 60 años, dicha tasa es la síntesis de las pérdidas y ganancias por migración estatal y municipal.

No obstante las tendencias mostradas por el fenómeno migratorio en la escala municipal, la dinámica migratoria que se genera en los municipios mexiquenses es diversa y heterogénea, motivo por el cual establecer una tipología dual migración-envejecimiento se vuelve complejo —a diferencia de Baja California donde Ibáñez y Alarcón (2007) encuentran una correlación entre ambos procesos—, pero, se ofrece un panorama relacional que identifique grupos de municipios, con la finalidad de crear un esquema explicativo del fenómeno de envejecimiento y su vínculo con la migración.

Estado de México: nacimiento de un polo de atracción migratoria interna

Como se mencionó en los primeros párrafos del documento, el crecimiento social de la entidad ha estado ligado a la dinámica demográfica del Distrito Federal, así como a las políticas de desarrollo económico y urbano nacional, convirtiendo a esta primero en receptora de la actividad industrial y posteriormente de los flujos de población que ya no llegaban a residir directamente a la urbe más grande del país, pero si a trabajar, iniciando el proceso de metropolización con municipios que la mayoría de las veces solo eran dormitorios y que se han convertido en los receptores del excedente de población, o bien de aquellos que busca salir del caos y encontrar una oferta de vivienda más económica que la ofrecida por la ciudad de México.

Hacia la década de los setenta, según Corona (1991), 55.1 por ciento de la población residente en la entidad había nacido en otro estado, estos inmigrantes contribuyeron al incremento de la fecundidad, efecto que se evidencia en el repunte de la proporción de población infantil, en tanto, la de 15-59 años pierde presencia y los viejos disminuyen su peso relativo a 4.7 por ciento, mientras que el grupo de 0-14 años registra el mayor porcentaje de su historia, 48.7 por ciento, mismo que se traduce en el rejuvenecimiento de la población.

En 1980 se registra el menor porcentaje de población de 60 años o más, debido, entre otros factores, al crecimiento social de 61.8 por ciento de la población en el Estado de México (CONAPO, 1985), consecuencia de ello es la concentración de la población en el grupo de 15-59 años de edad, 51.4 por ciento de los residentes de la entidad. Después del terremoto de 1985 la migración de familias completas a la periferia de la ciudad generó que este grupo de edad se incrementara. Este cambio de residencia de la población que sobrevivió a la catástrofe natural y se dirigió hacia los municipios del Estado de México favoreció nuevamente al crecimiento del grupo de población entre 15 y 59 años de edad, que concentró el 57.0 por ciento del total estatal registrado en el censo de 1990 (COESPO et al., 1993).

Estimaciones realizadas con datos del censo de 1990 muestran que los municipios que concentraban la mayor proporción de población no nativa respecto del total estatal eran Ecatepec (20.47 por ciento), Nezahualcóyotl (19.35 por ciento), Naucalpan (10.69 por ciento), Tlalnepantla (10.25 por ciento), Cuautitlán Izcalli (4.96 por ciento), Atizapán de Zaragoza (4.44 por ciento) y Tultitlán (3.64 por ciento); aunque únicamente los cuatro primeros concentran casi 61 por ciento de la inmigración absoluta, el grupo en general se destaca debido a que la población no nativa representó más de 50 por ciento de los residentes en el estado ese año.

Vista la migración desde el lugar de residencia cinco años antes, la distribución de los inmigrantes se encuentra menos concentrada, pero los municipios de Ecatepec, Nezahualcóyotl, Naucalpan, Tlalnepantla y Cuautitlán Izcalli son nuevamente los centros de atracción de la migración más reciente; sin embargo, los municipios donde este fenómeno muestra un mayor efecto en la estructura municipal son Chalco y Coacalco, cuya proporción se encuentra alrededor de 19 por ciento, en tanto su porcentaje del total estatal oscila entre dos y 3.3 por ciento, respectivamente.

Los datos anteriores muestran la concentración de la migración estatal en los municipios metropolitanos de la ciudad de México, así como la distribución de los flujos migratorios recientes en los municipios donde el mercado inmobiliario ha transformado el paisaje urbano con el desmedido desarrollo de fraccionamientos habitacionales, la apertura de vías de comunicación y el incremento de los medios de transporte que permiten a la población trasladarse a sus lugares de trabajo al interior del Distrito Federal.

Las estimaciones a partir del censo 2000 no muestran resultados sorprendentes, los inmigrantes según lugar de residencia cinco años antes llegaron a los municipios metropolitanos del Valle de México, entre estos destacan Ecatepec y Nezahualcóyotl con 16.17 y 9.15 por ciento respectivamente (ver Cuadro 1); aunque en 2005 la presencia de municipios de mayor atracción de migrantes se mantiene, Ixtapaluca se coloca como el municipio con mayor proporción de inmigrantes estatales; en el resto de los municipios el porcentaje se reduce casi a la mitad del que tenían en 2000, esto se debe a que la inmigración se redistribuyó entre los municipios metropolitanos y algunos otros, generando su disminución entre los ocho principales.

Aunque en 2010 Ecatepec se mantiene como el municipio de mayor atracción de los movimientos internos de población, Tecámac se posiciona en segundo lugar, lo cual no es de extrañar, ya que en el último quinquenio el desarrollo inmobiliario ha sido una de las políticas distintivas del municipio, generando de esta forma un incremento en la migración interna.

En el Mapa 6 se muestra la distribución territorial de la Tasa Resumen de Migración Internacional (TRMI) total, el panorama muestra un Estado de México rural con pérdidas de población entre uno a 70 habitantes por cada 1 000, en tanto Ixtapan del Oro, Timilpan y Otumba manifiestan pérdidas entre 71 y 100 residentes por cada 1 000.

Finalmente, Jocotitlán, Xonacatlán, Chiahutla, Tultepec, Tenango del Aire, Atizapán, Teoloyucan y Coyotepec presentan pérdidas de más de 100 habitantes por cada 1 000.

Las ganancias se reflejan en una TRMI positiva para algunos de los municipios metropolitanos que superan 70 habitantes por cada 1 000, entre los que destacan Chicoloapan, Melchor Ocampo, Chapultepec, Huixquilucan, La Paz y Nextlalpan; que combinado con las pérdidas menores a 30 habitantes por cada 1 000 de los municipios metropolitanos más poblados del estado, muestra una corona metropolitana que continua siendo un polo de atracción.

En este esquema general de tendencias de crecimiento, se aborda en la siguiente sección la distribución territorial de la migración de la población mayor de 60 años, de forma que se pueda establecer la relación entre migración y proceso de envejecimiento en el Estado de México.

Efecto de la migración en el proceso de envejecimiento de los municipios mexiquenses

Generar una tipología del efecto de la migración en el proceso de envejecimiento no es una tarea fácil, es más, podría decirse que no existe un parámetro o tendencia que permita ubicar a los municipios mexiquenses en un grupo determinado por la similitud de su tendencia migratoria; no obstante, se pueden realizar algunas hipótesis que permitan explicar el efecto del fenómeno migratorio en el proceso de envejecimiento de los municipios mexiquenses.

Cabe destacar que entre los municipios con mayor proporción de inmigrantes mayores de 60 años, Nezahualcóyotl y Ecatepec tienen la mayor proporción de adultos mayores inmigrantes respecto del total estatal, que asciende a 9.62 por ciento y 17.1 por ciento respectivamente (ver Cuadro 2), en tanto el porcentaje que representa de su población municipal es de 4.01 para el primero y de 4.09 para el segundo, esta tendencia se repite en 2005. Sin embargo, en 2010 Tecámac se convierte en el segundo receptor de la inmigración a nivel estatal, desplazando a Nezahualcóyotl al cuarto, en tanto en Cuautitlán Izcalli los inmigrantes de 60 años o más representan el porcentaje más alto, 6.55.

En el análisis de la migración intermunicipal destaca que los municipios que contribuyeron en su mayoría en este flujo fueron: Tlalnepantla, Ecatepec, Nezahualcóyotl y Naucalpan, a estos les siguen en orden de importancia Tultepec, Toluca y Tultitlán. Los principales destinos de los adultos mayores que en 2005 residían en Tlalnepantla fueron Tultitlán, Ecatepec, Cuautitlán Izcalli y Atizapán, los dos primeros colindan físicamente con el municipio de origen. Quienes residían en 2005 en Ecatepec eligieron los municipios de Acolman, Tecámac y Tezoyuca como su nueva residencia. Nezahualcóyotl presenta unidades de destino de sus emigrantes más diversificadas, pero el principal receptor de los flujos de adultos mayores es Chimalhuacán, le siguen en importancia Valle de Chalco, Ixtapaluca, La Paz y Chicoloapan; con excepción de Ecatepec, la zona de influencia migratoria del municipio se extiende hacia el sur del estado y aun la zona metropolitana.

En el caso de Naucalpan, los principales receptores son Atizapán de Zaragoza, Tlalnepantla, Huxquilucan, Cuautitlán Izcalli y Tultitlán, mostrando una tendencia de movilidad predominantemente hacia el norte del estado.

En lo que respecta al flujo de inmigrantes los principales receptores son: Tultitlán, Atizapán de Zaragoza, Chimalhuacán y Ecatepec, en menor medida Acolman, Cuautitlán Izcalli, Tepotzotlán, Naucalpan, Toluca y Tecámac. En el caso de Tultitlán, Tlalnepantla y Tultitlán son los municipios de origen de los inmigrantes mayores de 60 años. En Atizapán de Zaragoza los flujos provienen principalmente de Naucalpan. Finalmente, a Chimalhuacán llegó una proporción mayoritariamente de Chicoloapan y Nezahualcóyotl.

En 2010 Cuautitlán Izcalli y Tultitlán recibieron el mayor porcentaje de adultos mayores por inmigración, 6.55 y 5.66 por ciento, respectivamente. Destacan Ecatepec, Tecámac e Ixtapaluca como los municipios cuya proporción de inmigrantes mayores de 60 años representan un peso importante en sus estructuras de población, no obstante el peso de la base de la pirámide hace que el efecto se vea desdibujado en el perfil de dichos municipios.

El panorama que ofrece la TRMI estimada para los adultos mayores presenta a los municipios con ganancia como los de mayor pérdida de población, en este caso de los mayores de 60 años, los cambios se localizan a lo largo de toda la entidad mexiquense (ver Mapa 7), donde varios de los municipios tuvieron ganancias en la TRMI y ganan población mayor de 60 años. Lo anterior resulta interesante, ya que el análisis del proceso de envejecimiento realizado con anterioridad muestra que entre 2005 y 2010 el estado sufrió una transformación al pasar de una situación de envejecimiento medio y avanzado a la etapa de avanzado y envejecida. Además, algunos municipios metropolitanos muestran una mayor ganancia de población total que de mayores de 60 años, es decir ganan en una estructura joven.

Al observar la distribución de la TRMI para los mayores de 60 años encontramos que la mayoría de los municipios con ganancias mínimas de habitantes en este grupo de edad son los ubicados en las fases más avanzadas de envejecimiento; sin embargo, dicha relación adquiere lógica al comparar la distribución de la TRMI para la población total mayor de cinco años, ya que esta también muestran pérdidas, lo que indica que la pérdida de población menor de 60 años fue mayor que la del grupo de análisis, motivo por el cual la estructura por edad se observa más envejecida. Se identifica así un primer grupo de municipios cuyos rasgos característicos se resumen en: unidades geográficas rurales, expulsoras de población, con una economía basada en la agricultura predominantemente, además de ser territorios de baja densidad poblacional.

La situación inversa sucede con aquellos municipios cuya ganancia de TRMI total supera la de los adultos mayores, es decir, la estructura se rejuvenece dado el incremento de población joven; en su mayoría son municipios urbanos y metropolitanos, y su economía se fundamenta en el desarrollo de la actividad industrial y de servicios.

Se retoma a continuación dos grupos de municipios que entre 2000 y 2005 transitaron a la fase de envejecimiento según las estimaciones realizadas. En total, de los 125 municipios existentes hasta 2005, 66 cambiaron su situación de envejecimiento, aproximadamente 53 por ciento de estos; solo dos presentaron una regresión, es decir, pasaron de una situación en proceso de envejecimiento a la fase inicial denominada incipiente.

Del total de municipios que avanzaron a la última fase de envejecimiento, se encuentra un primer grupo formado por municipios rurales, cuyo índice de tendencia muestra valores inferiores a 100. Solo el municipio de San Simón logró superar el límite antes citado en 2005 (ver Cuadro 3).

Sin embargo, su ganancia por migración interna fue mayor que la de la población total, lo que significa que en este caso en particular la migración tuvo un efecto mayor en el proceso de envejecimiento que el repunte de la natalidad.

Por lo que respecta a los municipios metropolitanos, la combinación de migración absoluta y reciente se combina para mantener una estructura de población en la fase más avanzada de envejecimiento, destaca en este grupo Tlalnepantla que entre 2000 y 2010 pasa de una situación de envejecimiento avanzada a envejecida, mostrando una TRMI negativa, es decir, con pérdida de población en ambos casos, tanto por migración interestatal como intermunicipal, y cuyo índice de senectud está en una de las primeras etapas; no obstante esta aparente recuperación de la natalidad municipal, el peso del porcentaje de población que migró en la década anterior se hace presente. Por otro lado, la pirámide de población muestra no solo la perdida en el volumen de habitantes en el municipio, sino el claro ejemplo de un envejecimiento por la base y el ascenso o cada vez mayor peso de la población en edades adultas y adultas mayores.

Entre los municipios que muestran una TRMI positiva se encuentran La Paz, Tultitlán y Toluca, mostrando a los dos primeros como los máximos centros de atracción y cuyo proceso de envejecimiento está en la fase moderada.

En el grupo de los que han perdido población se encuentran Nezahualcóyotl, Texcoco y Tejupilco. En el caso de los primeros, es claro que la inmigración generada en la década de 1990 rejuveneció sus estructuras, sin embargo, el ciclo biológico de la población la ha llevado a un incremento de personas en edad adulta, aunado al flujo de inmigrantes mayores de 60 años que han elegido como lugar de residencia a estos municipios; recuérdese que ambos se encuentran entre los de mayor proporción respecto al total de inmigrantes estatales.

Finalmente, San Antonio la Isla es el único que pasó de un proceso incipiente a no iniciado, mientras Acolman regresó de la fase moderada a incipiente, lo que se explica, en cierta medida, por el incremento de inmigrantes, lo que generó un rejuvenecimiento de la estructura por edad.

 

Conclusiones

Es evidente que en la distribución territorial del proceso de envejecimiento en el Estado de México se perfila hacia las zonas sur y norte del estado, mientras que la corona metropolitana del Distrito Federal es la de menor envejecimiento, es decir, con estructuras jóvenes, lo cual responde a la inmigración de población en edades jóvenes hacia esta zona que concentra la actividad industrial y de servicios; en tanto, los municipios rurales y semi-rurales se presentan como los de mayor envejecimiento, representando un doble reto para las autoridades estatales y municipales, ya que no solo hay que combatir la pobreza y el rezago en servicios de públicos, sino que además las políticas públicas encaminadas a la atención de adultos mayores deben generar una estrategia que atienda a la población adulta dispersa en la mayoría del territorio mexiquenses, sin con ello marginar a la concentrada en las áreas urbanas.

Los resultados arrojan que aquellos municipios de mayor envejecimiento son los muestran pérdida de población total por migración con ganancias mínimas de población adulta mayor, es decir, que el peso de la población de 60 años o más que inmigra tiene mayor efecto en estos municipios eminentemente rurales; mientras que los municipios metropolitanos ganan más efectivos jóvenes que retrasan el peso de la población adulta mayor, mostrando municipios en fases iniciales del proceso de envejecimiento. Existen patrones definidos al interior del estado, principalmente en los municipios rurales y, sobre todo, en la corona metropolitana que tiende al envejecimiento, lo que se traduce en un reto de servicios e infraestructura inaplazable para esta entidad.

La identificación de patrones entre migración y envejecimiento es complicada, no obstante, queda claro que el vínculo entre ambos fenómenos es indisoluble, además de un reto para los investigadores, lo cual no es tarea fácil cuando se considera la heterogeneidad en el desarrollo económico y social de las escalas de análisis; sin embargo, es un reto que debe enfrentarse en una actualidad que muestra poblaciones en un acelerado proceso de envejecimiento.

 

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Notas

1 Para definir el tipo de municipio se tomó como base la clasificación realizada por Unikel (1976), aunque con una variante que considera el límite establecido por CONAPO para señalar una localidad como rural, que esta tenga menos de 2 500 habitantes. La clasificación aquí presentada refiere a los municipios rurales como aquellos donde el porcentaje de población que habita en localidades menores a 2 500 habitantes es mayor que en el resto de las categorías; la categoría de semi rural considera el mayor porcentaje de población que habita en localidades entre 2 500-9 999; la semi urbana refiere la proporción mayoritaria de población en localidades entre10 000-14 999; en tanto los municipios urbanos son definidos como aquellos donde la mayor proporción de población reside en localidades de más de 15 000 habitantes.

2 Paralelamente al acelerado proceso de industrialización se promovieron las actividades comerciales y de servicios.

3 El monto de inmigrantes por quinquenio se distribuye de la siguiente manera: 73 539 en 1955-1960, 346 355 en 1965-1970, 534 363 en 1975-1980, 686 178 en 1985-1990 y 771 574 en 1990-1995.

4 Los datos utilizados para las estimaciones no incluyen a los no especificados, por lo que difieren con los reportados por CONAPO en las proyecciones de población antes referidas.

5 El análisis de la migración puede realizarse a partir de dos categorías, la que refiere la migración reciente, identificada en los censos y conteos como la residencia anterior (lugar de residencia hace cinco años), o bien el lugar de nacimiento que mide la migración acumulada, es decir, no distingue el tiempo que la persona tiene de haber migrado. Aunque uno y otro ofrecen una perspectiva diferente del volumen y dirección de los flujos migratorios, es evidente que ambas tienen un efecto en la transformación de las estructuras por edad de la población, así que en este trabajo se retoman ambas.

 

Información sobre los autores:

Graciela Martínez Caballero. Es doctora en Geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México, maestra en Demografía por El Colegio de la Frontera Norte y egresada de la licenciatura en Sociología por la UNAM. Actualmente se desempeña como directora de Estadística en el Centro de Estudios Migratorios del Instituto Nacional de Migración. Entre sus publicaciones reciente se encuentran: "Propuesta metodológica para la redistritación electoral en México. El caso de Michoacán", en la Journal of Latin American Geography, 2010 y "Análisis del efecto de la tasa de crecimiento y la dinámica migratoria en el proceso de redistritación electoral en Michoacán", en Papeles de Población, 2010. Además de los diferentes productos estadísticos publicados en la página web del Instituto Nacional de Migración.

Hugo Montes de Oca Vargas. Cursó el Doctorado en Estudios de Población en El Colegio de México, maestro en Demografía por El Colegio de la Frontera Norte y egresado de la licenciatura en Economía de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma del Estado de México. Actualmente se desempeña como profesor e investigador en el Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población de la Universidad Autónoma del Estado de México. Entre sus publicaciones más recientes destacan: "Envejecimiento poblacional en el Estado de México: situación actual y perspectivas futuras", 2006, en Papeles de Población, núm. 50; "Situación laboral de la población adulta mayor en el Estado de México" 2009, en Papeles de Población, núm. 59; y "Los adultos mayores del Estado de México en 2008. Un análisis sociodemográfico", 2010, en Papeles de Población, núm. 65. Dirección electrónica: huvic100@hotmail.com, hmontesdeocav@uaemex.mx

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