SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.18 número72Migraciones globales y reterritorialización de los espacios locales: una aproximación tridimensionalIdeologías e imaginarios en los discursos sobre la vejez índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.18 no.72 Toluca abr./jun. 2012

 

La migración estacional a producciones agrarias de un área de Argentina: el Valle de Uco, provincia de Mendoza

 

The seasonal migration to agricultural productions in an area of Argentina: the Valle de Uco, in the province of Mendoza

 

Silvia Mónica Bardomás

 

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas CONICET

 

Este artículo fue
recibido el 24 de septiembre de 2010
aprobado el 20 de mayo de 2011.

 

Resumen

En este trabajo se analiza la problemática del trabajador migrante estacional que arriba a un área específica de la provincia de Mendoza (Valle de Uco), en la República Argentina; para ello se considera el tipo de inserción laboral a la que acceden, la articulación de esas ocupaciones con las de su lugar de origen, así como las condiciones de trabajo y de vida durante la permanencia en dicha área. El proceso de reestructuración de las producciones agrícolas del área, fuertemente integradas a los mercados internacionales, coexiste paradójicamente con condiciones de vida y de trabajo de extrema precariedad. Abordar el fenómeno de esta mano de obra migrante adquiere relevancia, por un lado, por la necesidad que tiene este mercado laboral agrícola de apelar a estos trabajadores para satisfacer los picos de mayor demanda, por su dimensión y el papel que cumplen en mantener deprimidas las remuneraciones; por otro lado, por los aspectos particulares que se derivan del desplazamiento. Se utiliza una metodología cualitativa, centrada en la realización de entrevistas en profundidad a trabajadores migrantes y a informantes calificados. A partir del análisis de las mismas se trata de identificar, a grandes rasgos, distintas situaciones de trabajadores migrantes según sus características personales, trayectoria laboral, combinación y particularidades de las inserciones en esta zona y en el lugar de origen, motivos excepcionales o reiterados que alientan el desplazamiento en busca de trabajo, las condiciones de vida durante su permanencia, etcétera.

Palabras clave: trabajador migrante estacional, precariedad, mercado laboral agrícola, Provincia de Mendoza, Valle de Uco, Argentina.

 

Abstract

This article presents a case study about agricultural labour market where migrant labour force plays a relevant role. The Valle de Uco, in the province of Mendoza, Argentina, migrant workers stay for intermittent periods in productions that are strongly integrated with international markets that have undergone an intense process of restructuring exemplified by wine production. The article seeks to analyze the most significant features of this labour market and describe the workers' profile, their trajectories (origin, frequency and duration of stay), how they become recruited, their work conditions in the destiny market, and how these more recent occupations articulate with those previously held, in their place of origin. This research uses a qualitative approach based on in-depth interviews with migrant workers and other informants related to the production activities.

Key words: migrant labour force, agricultural labour market, province of Mendoza, Valle de Uco, Argentina.

 

Introducción

El oasis del Valle de Uco se encuentra ubicado en el centro-oeste de Argentina, al sur de la ciudad capital de la provincia de Mendoza. Con orientación norte-sur, comprende el área de tierras irrigadas por el río Tunuyán y los afluentes que forman parte de su cuenca, en los departamentos de Tunuyán, Tupungato y San Carlos (ver Mapa 1).

La actividad agrícola, al igual que en el resto de la provincia Mendoza, estuvo históricamente centrada en el cultivo de la vid; un par de décadas atrás se comenzó a diversificar su composición productiva con frutales y cultivos hortícolas.1 Desde la década de 1990 la actividad vitivinícola provincial atraviesa un proceso intenso de transformación de la producción primaria, en función de las demandas de la industria y de los mercados internacionales. De toda la provincia, el Valle de Uco es el área que, en los últimos 10 años, ha presentado una mayor expansión de nuevos varietales de viñedos para la elaboración de vinos de alta gama y un avance de estos hacia tierras de piedemonte.

El crecimiento de su superficie y la modernización productiva se ven acompañados por una presencia importante de trabajadores temporarios, muchos de ellos procedentes de otras regiones, que se insertan por periodos variables en este mercado laboral. Se estima que cada año llegan a este Valle alrededor de seis mil trabajadores de otros lugares del país2 y, en menor medida, de países limítrofes. Este proceso de reestructuración de las producciones fuertemente integradas a los mercados internacionales coexiste paradójicamente con condiciones de vida y de trabajo de extrema precariedad, problemática que se profundiza en el caso de los trabajadores migrantes estacionales.

En este trabajo se analiza la problemática del trabajador migrante estacional a partir del tipo de inserción laboral a la que acceden, cómo se articulan con las ocupaciones de su lugar de origen y las condiciones de trabajo y de vida durante su permanencia en el área en estudio.

Se utiliza una metodología cualitativa, centrada en la realización de entrevistas en profundidad a trabajadores migrantes y a informantes calificados que, de una u otra manera, se encuentran vinculados con este fenómeno de estudio (funcionarios de los municipios, profesionales, cuadrilleros, etcétera).3 La selección de los trabajadores estuvo guiada por la procedencia externa a la provincia de Mendoza y por la transitoriedad en la permanencia en este territorio, requiriendo un procedimiento metodológico de bola de nieve.

A partir del análisis de las entrevistas se identifican, a grandes rasgos, distintas situaciones de trabajadores según sus características personales, trayectoria laboral, combinación y particularidades de las inserciones en esta zona y en el lugar de origen, motivos excepcionales o reiterados que alientan el desplazamiento en busca de trabajo, y las condiciones de vida durante su permanencia. Asimismo, se intenta arrojar luz sobre las particularidades novedosas que presentan hoy estos movimientos migratorios hacia el Valle de Uco, respecto a los de décadas pasadas.

 

Los estudios sobre migraciones laborales

Se puede considerar como una definición aproximada a la migración estacional aquélla que, con un origen y destino variables, se caracteriza por el mantenimiento de la residencia en el lugar de partida y la permanencia por un período corto y variable en el de destino, cuyo móvil es el trabajo; por lo general, su duración fluctúa entre tres y seis meses (Rodríguez y Venegas, 1986).

La visión más clásica de los estudios migratorios y de las migraciones laborales estacionales se ha orientado particularmente al análisis de las características estructurales de la zona de origen que facilitan la expulsión, a las particularidades de los lugares receptores de esta población y a las oportunidades presentes en ellos, o bien, en el marco de un análisis amplio, de las desigualdades regionales.

En Argentina, el trabajo de Sabalain y Reboratti (1980) tiene el valor de ser pionero en esta temática y vincula a las migraciones temporarias con los mercados de trabajo estacionales existentes en la agricultura argentina. Para distintas regiones del país se analizan los desplazamientos de la población en función del ciclo de producción agrícola, de las particularidades de las estructuras agrarias y de la complementariedad de estas, que redundan en la existencia de áreas receptoras y emisoras de mano de obra agrícola. Con respecto al caso de la provincia de Mendoza observa que, si bien la cosecha de la vid moviliza gran cantidad de trabajadores locales, esta mano de obra es insuficiente; históricamente el desplazamiento de trabajadores golondrinos, bolivianos y tucumanos principalmente, ha suplido esta demanda.4 Para 1970, en un trabajo sobre la migración boliviana a la cosecha de caña de azúcar en el norte argentino, se hace mención, también, de la estrategia de movilización de estos trabajadores hacia la provincia de Mendoza una vez finalizada la zafra, para insertarse en la horticultura o en la cosecha de uva (Whiteford, 1981).

Estudios más recientes amplían esta perspectiva e incorporan al análisis cuestiones vinculadas con los aspectos culturales y étnicos, las identidades, el trabajo femenino e infantil fuera de la unidad doméstica, la falta de trabajo estable, los sistemas de normas y reglas que regulan el comportamiento del hogar y de la sociedad, las instituciones locales o las redes organizadas que, de una u otra manera, se hallan involucradas en los procesos migratorios (Aparicio y Benencia, 1999 y 2001; De Grammont y Lara, 2004; Bidaseca, 2002; Benencia, 2007). El trabajo de Bidaseca (2002) sobre los desplazamientos de los trabajadores tucumanos durante la interzafra da cuenta de la relevancia que cobran las estrategias de los hogares, las relaciones de los individuos y la conformación de redes en la construcción del desplazamiento. También Benencia (2007) destaca la importancia del papel que juegan las redes sociales y la información en la conformación de los mercados de trabajo, a partir del análisis de la inserción de la mano de obra boliviana en la actividad hortícola. A través de las relaciones interpersonales, el trabajador accede al conocimiento de las oportunidades de otros mercados laborales y aparecen como fundamentales para la construcción de las cadenas migratorias. La migración laboral es, en cierto sentido, "una construcción progresiva de redes... es así un recurso a través del cual los trabajadores individuales y sus familiares se adaptan a las oportunidades desigualmente distribuidas en el espacio" (Herrera Lima, 2000: 572). La incertidumbre laboral a la que están acostumbrados estos sujetos, en su lugar de origen y en el de destino, es compensada por la densidad de la trama construida por las relaciones sociales (Bidaseca, 2002). Los espacios sociales que emanan del entramado de relaciones y lugares geográficos trascienden los enfoques clásicos centrados en los lugares de expulsión y de atracción. Estas nuevas perspectivas intentan dar cuenta de la complejidad del fenómeno, de las nuevas interacciones espaciales y de las particularidades que presenta cada caso.

Los movimientos laborales se asocian, además, con la flexibilización de las relaciones de trabajo y el empleo de mano de obra temporaria en lugar de permanente en agriculturas capitalistas que han sufrido fuertes procesos de reestructuración en América Latina (Lara Flores, 2001 y 2000; Piñeiro, 2008; Tsakoumagkos y Bendini, 2000; Bendini et al, 2007). Las transformaciones en los mercados de trabajo temporario se evidenciaron en la creciente heterogeneidad y en la segmentación de los mismos (Tsakoumagkos y Bendini, 2000).

Por otra parte, en diferentes trabajos que abordan esta temática se remite a la condición de vulnerabilidad del migrante (Lara, 2006; Reboratti, 1986; Piñeiro, 2008; Bendini y Radonich, 1999, entre otros); la misma está dada no solo por la precariedad de sus formas de empleo, sino también por la necesidad que tiene este trabajador de desplazarse para conseguir trabajo, viéndose obligado a vivir en condiciones poco aptas en el lugar de destino. Como observa Reboratti (1986), si bien esta mano de obra, en cierta manera, es una solución al problema de la estacionalidad productiva, que resulta eficiente, "esto no significa que, desde el punto de vista de los migrantes, no sea un sistema inestable y, desde el punto de vista social, una violación constante del derecho de trabajo, a la seguridad, a la educación y a la salud" (Reboratti, 1986: 279).

De toda la provincia de Mendoza, el Valle de Uco es el área que, en la reciente década, ha presentado una mayor expansión de nuevos varietales de viñedos. Abordar el fenómeno de la mano de obra migrante que arriba adquiere relevancia, por un lado, por la necesidad que tiene este mercado laboral agrícola de apelar a estos trabajadores para satisfacer los picos de mayor demanda y por la dimensión que alcanza y, por otro lado, por los aspectos particulares que se derivan del desplazamiento.

Si bien, quienes llegan desde otras provincias comparten con los temporarios locales los mismos tipos de ocupaciones, la necesidad de movilizarse para disponer de un trabajo, la transitoriedad de su permanencia en este espacio y las condiciones en las que residen, su condición de migrantes los convierte en un grupo con características propias dentro del conjunto de los trabajadores. Con esta condición se relacionan no solo las formas que adoptan sus inserciones, sino también las condiciones de vida durante la estadía en el lugar.

Es un trabajador que va cambiando no solo de trabajo, sino de espacio y de relaciones laborales y sociales que no alcanzan a cristalizar pues, en algún momento, tarde o temprano, deberá cambiar su trabajo por otro sin por ello mutar su condición de asalariado precario (Bidaseca, 2002).

La afluencia revela, de alguna manera, la presencia de una confluencia de intereses entre trabajadores y empresarios; los migrantes se adaptan a las condiciones de trabajo de este mercado, en tanto las empresas y los cuadrilleros recurren a ellos porque se ajustan a las necesidades estacionales de las fincas. La disponibilidad de esta mano de obra se vincula directamente con las estrategias o comportamientos socio-ocupacionales que llevan a la conformación del ciclo de trabajo anual, a través de la combinación de inserciones en espacios productivos complementarios. Su "transitoriedad" en el Valle de Uco los coloca en una situación de mayor inestabilidad y precariedad respecto a la del trabajador temporario local, en tanto la necesidad de permanecer ocupado durante su estadía y de reunir la mayor cantidad de dinero al momento de retornar al hogar los lleva a presentar una disposición frente al trabajo acorde a los requerimientos patronales.

 

El lugar y la migración

En el área en estudio, la migración estacional se vincula, por un lado, con el ciclo anual de la vid y de los frutales (pera, durazno, manzana, etc.), así como con condiciones del mercado de trabajo local que, por su tamaño y composición, no alcanza a satisfacerse en el pico de mayor demanda de trabajadores con la mano de obra del lugar. Se trata de actividades que generan un importante volumen de producción y en las que la cosecha no está mecanizada. La llegada de los migrantes comienza a fines de noviembre-principios de diciembre y se extiende hasta abril, meses durante los cuales se realizan la cosecha de fruta (pera, ciruela, durazno, manzana), de ajo y, posteriormente, de la vid.

Aunque no existen registros que den cuenta del número de trabajadores que arriban durante los meses estivales, según los periódicos y los informantes calificados consultados, se estima que la provincia de Mendoza recibe cerca de 10 000 trabajadores5 y que algo más de la mitad se dirige al Valle de Uco6 (3 000 al departamento de Tunuyán y, el resto, se reparte entre Tupungato y San Carlos). Según el Censo Nacional Agropecuario de 2002, en el área comprendida por los tres departamentos, se contrata un total de 515 176 jornales transitorios al año.7

Los trabajadores que llegan en busca de trabajo desde otras provincias son, predominantemente, varones adultos-jóvenes, con edades que varían entre 20 y 40 años. Dentro de este gran grupo etario se observa una mayor presencia de trabajadores con menos de 30 años. Las mujeres conforman una pequeña parte de esta mano de obra y, en general, vienen acompañando a sus maridos, junto a su grupo familiar —padres, hermanos u otros integrantes del hogar— o con amigos de la comunidad geográfica de pertenencia.

En cuanto al origen, la provincia de Tucumán —localizada en el noroeste de la Argentina— es la principal proveedora de mano de obra y, en menor medida, por otras provincias norteñas (Jujuy, Salta, Santiago del Estero), así como población de Bolivia.8 Se puede estimar que los tucumanos representan las tres cuartas partes del conjunto de trabajadores que vienen a la zona.

En general, provienen de ciudades medias o barrios periféricos del Gran San Miguel de Tucumán; en menor medida, se encuentran algunos originarios de pequeñas localidades rurales. Se trata en su gran mayoría de trabajadores agrícolas, cuyos padres también lo eran; en tanto es minoritario el origen campesino. Esto hace pensar en una movilidad espacial que articula distintas ocupaciones como asalariado temporal en agriculturas capitalistas y no, como varias décadas atrás, entre la producción de la unidad doméstica campesina y el trabajo en producciones capitalistas.

Estos trabajadores se movilizan articulando ciclos productivos complementarios que funcionan a contra-estación. La falta de trabajo en determinadas épocas del año en sus lugares de origen contribuye a que apelen a desplazarse a otros territorios en función de construir un ciclo ocupacional que cubra la mayor parte del año; este ciclo sigue una secuencia en tiempo y espacio que, en muchos casos, se repite de un año a otro. La zona se convierte, en cierta forma, en un espacio significativo para la reproducción de hogares de asalariados migrantes temporarios de otras provincias ya que, en su lugar de residencia, se encuentran en situación de inseguridad crónica de empleo y de ingresos en la época estival.

 

Desplazamiento, búsqueda de trabajo y permanencia

Durante la década reciente, la expansión y el dinamismo de la vitivinicultura del área hacen de esta un lugar atractivo para aquellos trabajadores que tienen dificultades para ocuparse en los meses de verano en su provincia de residencia. La historia particular de cada lugar respecto a la migración parecería reflejar, en cierta manera, la capacidad de respuesta de esa comunidad a cambios en las oportunidades externas e internas de la misma en la que, por otra parte, confluyen además las decisiones y transacciones de los individuos y la familia. De alguna manera, se puede pensar en la existencia informal de un sistema de normas que regulan las prácticas de selección de los migrantes en el grupo familiar (según edad, sexo, posición en el grupo familiar, estrategia del hogar, etc.), el destino de la migración, y la introducción a una red.

Por otra parte, el desplazamiento de los trabajadores y la articulación de ocupaciones en distintos espacios se encuentran, en algunos lugares, enraizados históricamente en la idiosincrasia de su población. Como se expresó más arriba, en la vida de los golondrinas siempre ha estado presente, ya sea en su propia experiencia laboral o en la de sus padres o familiares, "experimentando su ausencia cuando ellos debían migrar y, más tarde, cuando la edad se los permitía, incorporándose al trabajo de cosechero golondrina" (Bidaseca, 2002). Como lo plantea Giarracca, para los migrantes tucumanos se presenta casi como un legado o parte de la herencia transmitida de padres a hijos.

migrar también supone seguir una tradición familiar, hacer lo que hicieron los padres, además de tomar una decisión para superar condiciones adversas en la propia provincia [...] migrar forma parte de la estrategia de multiocupación propia de quienes nacen y se ocupan en las agriculturas (Giarracca et al., 2005: 233).

Si bien esta autora hace esta reflexión para hogares campesinos, es también una estrategia frecuente y reiterada en hogares tucumanos con residencia urbana.

En la mayoría de las trayectorias laborales se observa que el ingreso al mundo del trabajo se produce muy tempranamente (alrededor de 12 años) y que, por lo general, coincide con la primera migración a otros lugares. La incorporación del desplazamiento como parte del ciclo anual de trabajo y su persistencia a través de los años puede ir acompañada por cambios de los lugares de destino.

El moverse en busca de trabajo se da primero acompañando a los padres, con hermanos mayores o con algún familiar, o bien con amigos de su comunidad de origen. Las trayectorias de los trabajadores mayores reflejan que ellos repiten con sus hijos lo mismo que hicieron sus padres; cuando los chicos tienen una determinada edad comienzan a llevarlos en sus desplazamientos, mientras su mujer permanece con los hijos menores. El traslado de toda la familia —la pareja y los hijos— es menos frecuente que en el pasado; la participación de la mujer y los niños en la cosecha se ha restringido a causa de las exigencias a las que deben responder las empresas para colocar sus productos en los mercados internacionales.

Los niños que llegan a la zona con el grupo familiar o los adolescentes que vienen solos suelen transformarse en un grupo de riesgo y es una problemática que involucra a una parte de la mano de obra que arriba a Mendoza. Si se trata de menores que se han desplazado con su familia y son pequeños, una cuestión a resolver es su cuidado mientras los padres trabajan. Muchas veces los niños mayores quedan a cargo de los más pequeños y, si esto no ocurre, los padres los llevan a las plantaciones a colaborar con el trabajo o, si son muy pequeños, permanecen junto a ellos en la hilera. Es así como la condición de vulnerabilidad de los menores se vincula no solo con el trabajo infantil, sino también con los riesgos a los que se los expone (accidentes, extravíos por estar en las plantaciones o solos en los lugares donde se alojan, abusos y explotación en el caso del trabajo de los adolescentes, etcétera). Hay que agregar, además, que los chicos que llegan a esta zona, en su mayoría, no asisten a la escuela durante su permanencia, aunque buena parte de la estadía coincide con el receso escolar, durante los meses de marzo y abril el ciclo escolar ya se ha iniciado en todas las provincias de Argentina.

Los estudios más recientes sobre las migraciones destacan la importancia de las redes. El conjunto de relaciones interpersonales que vincula al migrante (con parientes, amigos, coterráneos, vecinos, intermediarios, etcétera) no solo le proporciona la información necesaria acerca de adónde dirigirse para conseguir trabajo y del nivel de las remuneraciones en otros espacios, sino también cumple la función de reducir la incertidumbre del desplazamiento. Seguramente el trabajador que se desplaza tiene en su red de relaciones alguien que ya lo hizo con anterioridad, de ahí la denominación de "migración en cadena". Estas redes se convierten en el nexo entre las decisiones de los individuos-hogares y los factores estructurales (Arango, 2003).

Muchos trabajadores llegan a Mendoza con trabajo asegurado, ya sea porque en las sucesivas migraciones pudieron establecer un vínculo laboral con un cuadrillero o con el propietario de una finca, o bien por contactos proporcionados por familiares o amigos. Algunos son enganchados por personas que se encargan de reclutar mano de obra en la provincia de Tucumán; sin embargo, no todos vienen con algo previamente acordado. Los que no se encuentran en una red, suelen disponer al menos de la referencia de la localidad a la que les conviene ir y, una vez arribados, hacen la búsqueda; para la próxima temporada ya dispondrán de más información y contactos para conseguir trabajo si deciden volver. No obstante, en el pico de demanda de mano de obra, no resulta difícil conseguir dónde insertarse o cambiar de finca si esta no les resulta conveniente.

El análisis de los distintos casos revela matices en cuanto al momento de llegada al Valle, la duración del ciclo de trabajo, el tipo de tareas que desempeñan y la articulación de las distintas ocupaciones en Mendoza con las del lugar de origen.

Para fines de la década de 1970 e inicios de 1980, Reboratti (et al.) observan que los trabajadores tucumanos, junto con los bolivianos, son los dominantes entre los que llegan a la provincia de Mendoza para la época de cosecha de los viñedos. Sin embargo, la diferencia con lo que se ha podido observar actualmente en el Valle de Uco radica, fundamentalmente, en que la duración de la estadía se ha prolongado y no se limita a los dos meses de la vendimia. De todas maneras, la cosecha de la uva sigue siendo la actividad más demandante de mano de obra y, también, la más valorada por el migrante. La permanencia entre cuatro y seis meses aparece como lo predominante; en tanto los períodos menores son excepcionales y se dan, sobre todo, en jóvenes que salen a trabajar para hacerse de unos pesos en el período de receso escolar.

Con la migración el trabajador puede completar su ciclo laboral anual, combinando diferentes espacios y ocupaciones. Cuando la llegada se produce en octubre-noviembre las posibles inserciones en el Valle son en tareas de plantación, desbrote y atado de la viña, en la cosecha de cerezas en noviembre y, desde diciembre, en la cosecha de durazno, ciruela y pera, para comenzar a fines de febrero con la de la vid.

Desde octubre a abril, para los trabajadores rurales tucumanos se torna difícil conseguir trabajo en su provincia y este se vuelve esporádico ya que disminuyen los requerimientos en el limón y la caña de azúcar. Es en ese momento muchos de ellos optan por migrar a distintas áreas y producciones agrícolas de Argentina.

Si bien las inserciones no agrícolas se presentan en algunas trayectorias como otra de las variantes posibles que pueden formar parte del ciclo laboral de estos sujetos en sus lugares de residencia, solo cubren períodos muy reducidos de tiempo; se trata de "changas" a las que acuden como última oportunidad y las encuentra, sobre todo, en la construcción.

Al momento de insertarse laboralmente en Mendoza suelen influir, dentro de cierto margen, las preferencias en cuanto a tareas o cultivos —según las habilidades que requieren, el esfuerzo físico que involucran, la experiencia que tienen desde sus lugares de origen—, así como la conveniencia de una forma de remuneración (destajo o jornal). Los trabajadores con práctica en la cosecha de limón están acostumbrados a un ritmo de trabajo intenso y sostenido y, también, son diestros en el "tamañado" de la fruta y en la poda de frutales. A través de los años, en el Valle de Uco se ha construido un imaginario del trabajador procedente de determinados lugares y el tipo de valoración que se hace de este. Los cuadrilleros suelen destacar la mayor disciplina, la falta de conflictividad y el presentismo del trabajador golondrina en comparación con la mano de obra local.

 

Condiciones de vida en el Valle

A pesar de las diferencias en las inserciones y en las situaciones, como se analiza más adelante, la precariedad en las condiciones de vida durante la estadía en el Valle de Uco es la característica común por la que atraviesa el conjunto de los migrantes. La permanencia del trabajador en la zona y sus condiciones de vida se vinculan, entre otras cosas, con la vivienda. La bibliografía referida a los movimientos estacionales de mano de obra hace referencia a las falencias de las viviendas como algo frecuente y generalizado.

Las carpas en las fincas era un paisaje habitual en tiempo de la vendimia. Las normas de seguridad e higiene que fijan los mercados internacionales para poder acceder a ellos influyeron para que las empresas de mayor envergadura se desentendieran del alojamiento de sus trabajadores. A pesar de esto, aunque en menor medida que décadas atrás, todavía perduran los campamentos de carpas junto a los alambrados de algunas fincas o bien ocultas detrás de una hilera de árboles e imperceptibles desde la ruta o caminos vecinales.

En el caso de los trabajadores que llegan con trabajo, el patrón o el cuadrillero que los contrata les proporcionan donde vivir, en la finca o en las localidades. Los pequeños poblados rurales son los típicos lugares donde se instalan construcciones de varias piezas consecutivas, denominadas "colectivas", para albergar a los trabajadores. Estos alojamientos evidencian precariedad en la construcción y, en su gran mayoría, adolecen del mobiliario indispensable (camas, sillas, mesas). Otros indicadores de sus malas condiciones son el nivel de hacinamiento (cantidad de personas por cuarto) y la carencia de los servicios necesarios; los sanitarios son compartidos por muchas personas, muy pocos tienen agua caliente y para cocinar el trabajador tiene que disponer de un anafre con su garrafa o, en algunas fincas, compartir fogones y recolectar la leña.

Los migrantes que van rotando de cuadrilleros tienen que hacerse cargo del costo de la habitación; lo habitual es que la compartan entre varios a fin de abaratar el alojamiento, aunque por lo general los propietarios suelen fijar una tarifa por persona.

La provisión de alimentos corre por cuenta exclusiva del trabajador, a lo sumo puede mediar un adelanto por parte del cuadrillero o, en algunos casos, los pequeños comercios del área pueden suministrar a cuenta si hay un acuerdo con el intermediario. Los trabajadores realizan las compras de mercadería en los negocios de las localidades donde residen o bien, durante los fines de semanas, se organizan entre varios y se trasladan a los centros urbanos más próximos (Tunuyán y Tupungato), donde la oferta es mayor y tienen más posibilidades de conseguir mejores precios.

Con respecto a la preparación de las comidas, la organización es por grupo familiar o de amistad, en el caso de quienes vienen con amigos. En el "grupo de alimentación",9 los integrantes comparten los gastos y, por lo general, se turnan en la elaboración de las comidas.

Las narrativas orales y las observaciones realizadas durante la instancia de la entrevista proporcionan una idea aproximada de la cotidianeidad en el alojamiento o de pequeños fragmentos de la vida social. En estos espacios, los trabajadores intentan crear un lugar, en el que la vida cotidiana asume un significado y sentido más allá de las condiciones de trabajo y de residencia precarias (Menezes, 2002). Las redes de sociabilidad se organizan en los espacios colectivos de la residencia como los fogones, el terreno del frente, el patio o el espacio que queda entre las distintas piezas o, incluso, la plaza del pueblo o los lugares donde juegan fútbol.

El parentesco y las relaciones entre personas de la misma comunidad —localidad o barrio— constituyen las bases de la organización social de estos grupos. Los trabajadores mencionan, además, cómo se generan lazos de solidaridad entre pares que no se conocían previamente, con los que el devenir de la vida de migrante los lleva a compartir la permanencia, la colectiva, el trabajo o el cuadrillero. Mientras en el relato de los trabajadores emergen situaciones en las que se evidencian solidaridades y cooperación, también manifiestan la existencia de conflictos, aun entre amigos; por momentos, se puede percibir la desconfianza hacia el otro "no conocido".

Las pequeñas localidades y las ciudades del Valle adquieren una dinámica diferente durante la temporada de cosecha, la llegada de trabajadores colabora con la modificación de su vida cotidiana. Según los informantes consultados, los residentes locales parecerían estar acostumbrados al cambio que se produce en su comunidad y es poco común que se presenten problemas entre los llegados de afuera y los habitantes de estos lugares. Si bien se acepta a este migrante porque, en cierta manera está internalizado que se necesita su trabajo para la vendimia, la temporalidad de su permanencia hace que no se intente integrarlos comunitariamente. Las ciudades, especialmente Tupungato, presentan la dualidad de concentrar las mayores inversiones de la provincia en los últimos años pero, al mismo tiempo, los mayores índices de pobreza.

La comunicación con los integrantes del hogar que quedaron en su lugar de origen es muy frecuente, ya que se ha visto favorecida por la generalizada difusión de la telefonía celular. Los de más edad recuerdan cuán difícil era antes, podían pasar buena parte de la ausencia del hogar sin saber cómo estaba su familia. El estar lejos cuando se deja a la mujer y los hijos pequeños es percibido con añoranza pero con resignación por parte del trabajador; desplazarse acompañados por algún familiar o amigo atenúa la falta de la familia.

 

Las condiciones de la ocupación en el Valle de Uco

El traslado desde sus lugares de origen

Décadas atrás, el traslado de la mano de obra reclutada en otras provincias se realizaba en camiones, muchas veces sin cubierta, donde no solo los trabajadores viajaban hacinados, sino que estaban expuestos a accidentes. Hoy el traslado se realiza casi en su totalidad en colectivos; el gobierno de la provincia de Tucumán en el contexto de un programa interzafral organiza charters para llevar a cabo la movilización de los trabajadores.

Cuando el trabajador tiene como destino una finca determinada, por lo general, el patrón le adelanta el costo del pasaje o bien le paga el de retorno; en tanto que los costos corren a su cargo cuando viaja sin tener resuelto para quién va a trabajar, intermediario o patrón. De todas maneras, buena parte de los trabajadores tucumanos aprovechan el servicio de charters que pone el gobierno provincial.

Los cuadrilleros que realizan el reclutamiento en las provincias o que ya tienen un acuerdo con el trabajador suelen encargarse de parte del costo del desplazamiento, por lo general del boleto de vuelta al hogar, que —en cierto sentido— actúa como forma de retención del trabajador.

Una vez en el Valle, el cuadrillero traslada a la mano de obra desde las localidades donde reside hasta las fincas en camionetas, no todas con cúpulas y en las que viajan más de 20 trabajadores.

El acceso a un trabajo, los intermediarios y las particularidades de la inserción

Pocos trabajadores acceden en la zona a ocupaciones que les provean los beneficios sociales, la mayoría no está registrado; la precariedad laboral del migrante no difiere mucho de la que presenta el conjunto de los trabajadores temporales del campo. La falta de seguridad social, la inestabilidad de las ocupaciones, la escasa presencia sindical o de representatividad y la tercerización de las actividades son particularidades que atraviesan al conjunto de la mano de obra rural transitoria. Sin embargo, y coincidiendo con lo expresado por varios autores, podemos decir que a la precarización laboral del trabajador estacional se añade su condición de migrante, es decir, que el acceso a un trabajo implica necesariamente su desplazamiento, lo que conlleva una inestabilidad permanente y una forma de vida de mayor desprotección (Lara, 2006). Por otra parte, "la inseguridad respecto a la obtención de un nuevo empleo, lo hace más vulnerable a las presiones salariales y a la aceptación de condiciones laborales impropias" (Piñeiro, 2008: 66).

La falta de certeza acerca de "en qué va a trabajar y en qué espacio" cuando llegue la época de escasez de oportunidades en sus lugares, se desprende de buena parte de los relatos. Por otra parte, la percepción de su transitoriedad en este territorio o en cualquier otro adonde lo conduce la búsqueda de trabajo lo lleva a aceptar condiciones de vida poco dignas.

Los atributos del trabajador, como pueden ser la edad y provenir de un hogar con muchos hijos, influyen para que este priorice las inserciones en blanco por sobre el ingreso, mientras que en los más jóvenes la valoración es diferente.

El trabajar para un cuadrillero tiene, según el punto de vista de los trabajadores, ventajas como trabajo seguro y vivienda, y la desventaja de estar atado a permanecer con él si no dispone de un lugar para alojarse. No obstante, buena parte de ellos consigue trabajo a través de un intermediario o de un familiar-conocido que hace de nexo entre ambos; en algún sentido, esta figura es considerada como necesaria.

Resolver la cuestión del alojamiento de los trabajadores a fin de garantizarse la cantidad necesaria de mano de obra para conformar las cuadrillas es otra de las funciones que desempeñan algunos cuadrilleros.

Cuando, a través de reiteradas migraciones, el trabajador entabla una relación perdurable con un cuadrillero o con el encargo de una finca, se establecen ciertos lazos de confianza y reciprocidad entre ambos. Puede concederle ciertos favores a cambio de asegurarse la mano de obra como pueden ser: adelantos de dinero cuando el trabajador se encuentra apremiado o responsabilizarse frente al almacén del pago, al final de la estadía del trabajador, de la mercadería fiada. Además, en algunos casos los encargados de fincas viñateras permiten que el trabajador que llega antes de la vendimia salga a trabajar a otras fincas, en tanto permanece en la colectiva de la empresa.

Algunas veces se presentan problemas entre los trabajadores y los cuadrilleros por la falta de cumplimiento de lo acordado por estos últimos. Los problemas más conflictivos y por los que el trabajador no está dispuesto a transigir son: no respetar el jornal estipulado, que el rendimiento de las plantaciones de las fincas no sea el esperado, que no realicen los aportes cuando se descuenta para ello, etcétera. Cuando se presenta esta situación y el trabajador no poder revertirla, opta por dejar ese trabajo y buscar otro. En cambio, otras cuestiones como las malas condiciones del alojamiento son, finalmente, toleradas.

Las formas de remuneración: productos y conveniencias

Para los migrantes que llegan a Mendoza antes de la vendimia, la cosecha de fruta (pera, ciruela, durazno, manzana) es su principal demandante. En esos casos, al igual que en la vid, el cuadrillero cumple un papel importante en el reclutamiento; la principal diferencia radica en que, en la mayoría de los casos, la forma de remuneración predominante es el jornal. En el momento del trabajo de campo no se observó que el monto de este presentara variaciones por producto (pera, durazno, manzana, cereza, etc.), o grandes diferencias por finca o cuadrillero; las oscilaciones dependían de la condición de la inserción, es decir, si el trabajador estaba o no registrado.10

La mayor parte de los trabajadores prefiere la cosecha de uva porque la remuneración es a destajo; esta predilección se relaciona con el perfil de los trabajadores jóvenes y, muchos de ellos, con experiencia en la cosecha de limón. Más allá de las preferencias que pueda tener el trabajador —por su aptitud y habilidad— en cuanto al sistema de remuneración, su condición de migrante lo lleva a aceptar inserciones que no son totalmente de su agrado, en función de reunir la mayor cantidad de dinero al retornar al hogar; estar alejado de su familia solo se justifica si está ocupado. El ingreso percibido durante la estadía resulta fundamental para el sustento del hogar durante los meses en los que falta trabajo en su lugar de procedencia; el desplazamiento juega un papel importante en la reproducción de estos hogares.

Si bien en el trabajador golondrina está muy presente la idea de aprovechar lo más posible la estadía, se observan ciertos matices en los comportamientos de los asalariados a destajo respecto a la maximización del esfuerzo en los mejores momentos (plantaciones con buen rendimiento, condiciones del clima favorable, entre otros). En algunos está muy claro que estar lejos de la casa solo se justifica intensificando la jornada en función de lograr mayor remuneración y, en cierta manera, es una estrategia de previsión por lo que se pueda presentar en los días que le restan en el Valle. En cambio, en otros está más presente cierta autorregulación del esfuerzo a partir de la delimitación de un monto a percibir por día que, una vez alcanzado, determina la finalización de la jornada, incluso si han trascurrido menos de ocho horas. Esto último aparece, principalmente, en los más jóvenes que no tienen las obligaciones del jefe de familia. Tanto en los casos de remuneraciones a destajo como a jornal, la duración de la jornada laboral no parece extenderse más allá de ocho horas.

En cada temporada se observa que algunos trabajadores cambian constantemente de cuadrillero y de finca en función de conseguir mejores jornales o plantaciones que puedan proporcionarles un mayor rendimiento. Esta rotación se da en aquéllos que llegan sin el compromiso de trabajar en una finca determinada; no es el caso de quienes construyeron un vínculo con su patrón a través de sucesivas migraciones. También, pueden darse situaciones combinadas, que tenga asegurada su inserción durante la cosecha de vid pero que, si llegó unos meses antes, rote entre distintas fincas en función de mayores ingresos. En algunos casos parecería predominar este comportamiento de estar muy atento a cuál es el jornal que se paga en las fincas de la zona y escuchar lo que dicen los demás trabajadores, en cambio, otros consideran que no siempre es conveniente saltar de un cuadrillero a otro.

La construcción del ciclo anual de trabajo

Las inserciones en el destino, articuladas con las del lugar de origen, conforman el ciclo laboral anual del migrante. A partir de la comparación de los casos, se pueden delinear, a grandes rasgos, situaciones diversas según cómo se construyen estos ciclos teniendo en cuenta los diferentes productos, tareas y espacios involucrados.

Las estrategias de los trabajadores para construir su ciclo laboral contribuye a que el movimiento adquiera particularidades más de tipo pendular, es decir, enlazar dos ocupaciones en dos espacios diferentes (de origen y de destino), o bien una lógica más de circuito ligada a diferentes cultivos y espacios (Lara, 2006).

Desplazamiento con características pendulares

En situación de relativa estabilidad en ambos espacios

Encontramos algunos trabajadores que, con la experiencia de varios años de migración al Valle de Uco, han logrado cierto conocimiento del lugar y de sus oportunidades de empleo. Todos los años llegan para la misma época a las pequeñas localidades o a una finca en particular; a las inserciones pueden acceder a través de un cuadrillero con el que ya han establecido una relación más o menos perdurable, a través de un familiar que ha servido de nexo con el encargado de una finca o bien disponen de experiencia de trabajo con distintos contratistas del área.

El ciclo laboral anual en estos casos se presenta más previsible, ya que el trabajador sabe que cuenta con trabajo seguro al llegar a esta área y al regreso a sus lugares de origen; muchas veces la fecha de vuelta está supeditada al compromiso de reincorporarse a la ocupación en su provincia. Articulan diferentes ocupaciones (limón, frutales y vid) pero con cierta "estabilidad" en dos espacios distintos; esto influye para que presenten poca rotación de empleadores-cuadrilleros, tanto en el lugar de destino como en el de origen. La Libreta del Trabajador Rural11 es utilizada por varios de ellos como instrumento de certificación de sus ocupaciones en sus provincias, requisito exigido por las empresas donde trabajan. Algunos trabajan en el Valle para firmas importantes o para una empresa de empleo eventual conocida, donde perciben aportes y otros beneficios sociales. La búsqueda de trabajo en blanco se presenta como una estrategia más frecuente en aquellos trabajadores con familia y varios hijos.

Estos trabajadores, si bien varían de ocupación durante el año, logran cierta "estabilidad" en la articulación del ciclo laboral a partir de la repetición, año a año, del mismo recorrido ocupacional (Piñeiro, 2008).

En situación de inestabilidad en el lugar de origen

En otros casos, si bien la migración tiene un destino y trabajo establecido, en el lugar de origen las inserciones son más discontinuas. La situación de los trabajadores se presenta como más forzada y acuciante que en los casos de la categoría anterior, ya que los mercados de trabajo de sus lugares de procedencia se les ofrecen tan restrictivos que les resulta muy dificultoso permanecer ocupado medio año en forma continuada. Los periodos de desocupación pueden ser prolongados, interrumpidos por "changas" breves fuera del sector. La incertidumbre es un rasgo recurrente a lo largo de sus trayectorias laborales y la migración parece revelarse como la única alternativa e, incluso, alentar la expectativa de una radicación por un periodo indefinido en el Valle de Uco.

También encontramos casos de algunos jóvenes que intentan probar suerte quedándose todo un año, así como adultos con pocas posibilidades de acceso a trabajos más o menos estables en su lugar de origen. Es frecuente que, a lo largo del año, se encuentren desocupados en ciertos momentos y que estos se intercalen con ocupaciones de escasa duración o con jornadas reducidas de trabajo. La experiencia de algunos en trabajos de cosecha y la flexibilidad para aprender las distintas tareas que demandan los diferentes productos puede ayudar para que permanezca ocupado casi todo el año en esta área, aunque la precariedad de las inserciones a las que acceden, las condiciones de vida y las dificultades para afrontar los costos de la estadía conspiran, muchas veces, en contra de la continuidad en la zona.

Desplazamiento con características circulares

Se presentan también situaciones de trabajadores que en su desplazamiento articulan distintas zonas y cultivos en la provincia de Mendoza, por ejemplo, la cosecha de frutales y tareas generales en viña en el Valle de Uco, con la cosecha de uva en otros oasis de la provincia de Mendoza. Mientras en algunos el ciclo está armado sobre la base de una más o menos larga experiencia como migrante, con ciertas certezas de ocupación en determinados momentos del año y lugares; en otros, la estrategia está ligada a la "inestabilidad" permanente en la que vive el sujeto, es decir, en una suerte de movilidad constante en busca de trabajo para subsistir y en donde la conformación del ciclo es menos previsible.

Desplazamiento circunstancial y con probabilidad de desaparecer

En unos pocos casos la migración adquiere características más circunstanciales y efímeras en los que posiblemente el desplazamiento desaparecerá frente a mejores oportunidades de empleo fuera del sector. Se trata de jóvenes que se desplazan para trabajar temporariamente en el periodo de vacaciones, la duración de la estadía es breve, no mayor de dos meses y algunos suelen carecer de antecedentes en trabajos agrícolas en sus lugares de origen. Al permanecer solo durante el periodo de receso escolar, las inserciones se dan exclusivamente en la cosecha de fruta (durazno y pera), ya que cuando comienza la vendimia deben retornar a sus lugares de origen. El desplazamiento tiene la finalidad de reunir algo de dinero para poder afrontar, en los meses siguientes, ciertos gastos personales (ropa, entretenimiento o fotocopias).

 

Comentarios finales

Como se procuró expresar a lo largo de este trabajo, son múltiples los mecanismos y los aspectos que interactúan en los desplazamientos laborales y en la inserción temporaria en determinados territorios. La complementariedad de la demanda de trabajo entre producciones del lugar de origen y las del Valle de Uco que funcionan a contra-estación, los aspectos culturales e históricos, así como la presencia de redes formales e informales que faciliten la búsqueda de trabajo son algunas de las cuestiones que se vinculan con la llegada de trabajadores a este territorio.

La movilidad de la mano de obra, articulando espacios diferenciados —distintos lugares de la provincia de Tucumán y esta área— en determinados momentos del año, se relaciona, además, con una confluencia de intereses entre trabajadores movilizados y empresas del lugar de destino. Los comportamientos ocupacionales de los trabajadores en busca de la conformación de un ciclo de trabajo anual imposible de lograr en su lugar de residencia, los lleva a ausentarse de sus hogares, así como a adaptarse a las condiciones de ocupación de este mercado. Por otra parte, las empresas recurren a la estrategia de su contratación a fin de evitar la escasez pronunciada de mano de obra.

La transitoriedad en el lugar de destino lleva a los migrantes a adoptar una disposición especial frente al trabajo —disciplina, presentismo y baja conflictividad— que favorece su inserción y que, además, resulta funcional a las exigencias del empleador.

No se trata de los clásicos migrantes de origen campesino, sino de asalariados que residen, en su mayoría, en centros urbanos de tamaño medio o en la periferia de grandes ciudades ocupados en el sector agrícola. Tampoco se puede hablar de una articulación entre regiones atrasadas y regiones capitalistas, ya que son trabajadores que se insertan en agriculturas capitalistas y que siguen una secuencia de tiempo y espacio, según las oportunidades que brindan ambos mercados.

En los últimos años, su permanencia en el Valle de Uco parecería haberse extendido respecto a lo que sucedía durante la década de 1970, cuando la cosecha de vid era la actividad hacia dónde confluía casi exclusivamente la mano de obra golondrina. La existencia de otras producciones —frutales principalmente— y de nuevas tareas relacionadas con la actividad vitícola influyen para que la llegada de los trabajadores sea más temprana —unos meses antes de la vendimia— y se amplíe el ciclo de inserción en el espacio valletano. De todas maneras, la cosecha de la vid sigue siendo la actividad más relevante en cuanto a su aporte al total de los ingresos reunidos durante la estadía.

La llegada de numerosos trabajadores muy jóvenes —entre 17 y 25 años de edad— pone en evidencia, por un lado, que estos movimientos se encuentran en constante renovación y, por otro lado, la importancia que cobra laboralmente este territorio en la reproducción de la mano de obra agrícola de ambos mercados: el del lugar de origen y el de destino.

Las diversas situaciones resultado de cómo el trabajador temporario construye su ciclo laboral anual —combinando diferentes productos, tareas y espacios— se relacionan con atributos personales, trayectorias y comportamientos ocupacionales e, incluso, con las estrategias de los hogares. Si bien en algunas de estas se puede observar una mayor "estabilidad" o formalidad en las inserciones, no necesariamente hacen menos vulnerable su condición de migrante.

La temporalidad de los golondrinas en este mercado de trabajo conspira contra la interacción con la población local y hace prácticamente inexistente su integración, aunque no es frecuente que se presenten situaciones conflictivas en los espacios de encuentro, como el lugar de trabajo. La existencia de trabajo para todos y colabora para que los lugareños asuman con mucha naturalidad su llegada y tengan sentimientos negativos por la competencia por el trabajo. Es habitual que se haga referencia a que son "necesarios para levantar la cosecha"; su presencia representa, además, una fuente de ingresos para los comercios de alimentos de las localidades donde residen y para algunos particulares a través de la renta de piezas.

Se puede prever que estos desplazamientos de trabajadores continúen o, incluso, que tiendan a crecer de no mecanizarse la cosecha de vid, ya que continuan nuevas plantaciones de viñedos en el área, mientras que en los lugares de origen persisten las escasas posibilidades de ocupación en el periodo que cubre los meses de octubre a abril.

Se puede concluir que, a pesar de que las producciones del Valle de Uco evidenciaron un importante proceso de modernización que involucró la utilización de nuevas tecnologías y la expansión de nuevos varietales de vid, estos cambios en la producción no han modificado sustancialmente las condiciones de trabajo y la calidad de vida de los trabajadores en general y de los migrantes, en particular. Persiste la contradicción entre una agricultura capitalista en constante expansión e integrada al mundo y el desplazamiento de mano de obra para insertarse precariamente y permanecer, transitoriamente, en situación de gran vulnerabilidad en este territorio.

 

Bibliografía

APARICIO, Susana y Roberto BENENCIA, 1999, Empleo rural en tiempos de flexibilidad, La Colmena, Buenos Aires.         [ Links ]

ARANGO, Joaquín, 2003, "La explicación teórica de las migraciones: luz y sombra", en Migración y Desarrollo, Internet, recuperado de: www.migracionesydesarrollo.org.         [ Links ]

BENDINI, Mónica y Martha RADONICH, 1999, De golondrinas y otros migrantes, La Colmena, Buenos Aires.         [ Links ]

BENDINI, Mónica, Martha RADONICH y Norma STEIMBREGER, 2007, "Nuevos espacios agrícolas, mercado de trabajo y migraciones estacionales", en Reestructuraciones sociales en cadenas agroalimentarias, La Colmena, Buenos Aires.         [ Links ]

BENENCIA, Roberto, 2007, Información y redes sociales en la conformación de mercados de trabajo. La migración en la horticultura periurbana de la Argentina, ponencia presentada en V Congreso Latinoamericano de Sociología del Trabajo. Hacia una nueva civilización del trabajo, Montevideo, Uruguay.         [ Links ]

BIDASECA, Karina, 2002, "Nómades sin tierra. De hombres y mujeres poblando León Rougés en tiempos de zafra y migraciones", tesis de maestría, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.         [ Links ]

DE GRAMMONT, Hubert y Sara LARA, 2004, Encuesta a hogares de jornaleros migrantes en regiones hortícolas de México: Sinaloa, Sonora, Baja California Sur y Jalisco, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), México.         [ Links ]

GIARRACCA, Norma, 2000, Tucumanos y Tucumanas. Zafra, trabajo, migraciones e identidad, La Colmena, Buenos Aires.         [ Links ]

GIARRACCA, Norma, Pablo SABATINO y Ana M. WEINSTOCK, 2005, "Trabajos e identidades en tránsito. Los trabajadores rurales tucumanos en la fruticultura valletana", en N. GIARRACCA y M. TEUBAL (coords.), El campo argentino en la encrucijada. Estrategias y resistencias sociales, ecos en la ciudad, Alianza Editorial, Buenos Aires.         [ Links ]

GRANOVETTER, Mark, 2003, "La fuerza de los lazos débiles. Revisión de la teoría reticular", en F. REQUENA SANTOS, Análisis de redes sociales. Orígenes, teorías y aplicaciones, Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid.         [ Links ]

HERRERA LIMA, Fernando, 2000, "Las migraciones y la sociología del trabajo en América Latina", en Enrique DE LA GARZA TOLEDO (coord.), Tratado Latinoamericano de Sociología del Trabajo, Fondo de Cultura Económica (FOE), México.         [ Links ]

LARA FLORES, Sara, 2000, "Características de las migraciones rurales hortícolas en el noroeste de México", en Revista Latinoamericana de Estudios del Trabajo, año 6, núm. 12, Buenos Aires.         [ Links ]

INDEC, 2002, Censo Nacional Agropecuario, Buenos Aires, Argentina.         [ Links ]

LARA FLORES, Sara, 2001, "Análisis del mercado de trabajo rural en México, en un contexto de flexibilización", en N. GIARRACCA (comp.), ¿Una nueva ruralidad en América Latina?, Clacso, Buenos Aires.         [ Links ]

LARA FLORES, Sara, 2006, Control del espacio y territorialidad en las migraciones rurales. Un empleo en el caso de México, ponencia presentada en VII Congreso Latinoamericano en Sociología Rural, Quito, Ecuador.         [ Links ]

MENEZES, Marilda Aparecida, 2002, Redes e enredos nas trilhas dos migrantes. Um estudo de familias de camponeses migrantes, Relume Dumará, Editora Universitaria, Universidad Federal de Paráiba (UFPB), Río de Janeiro.         [ Links ]

PIÑEIRO, Diego E., 2008, El trabajo precario en el campo uruguayo, Comisión Sectorial de Investigación Científica de la República, Universidad de la República, Facultad de Ciencias Sociales, Montevideo.         [ Links ]

REBORATTI, Carlos, 1986, Migración y trabajo estacional en la Argentina, en PISPAL/CIUDAD/CENEP, Se fue a volver, PISPAL/EL Colegio de México (COLMEX), México.         [ Links ]

RODRÍGUEZ, Daniel y Sylvia VENEGAS, 1986, "Migración temporal y economía campesina. Nuevos problemas para viejas teorías", en PISPAL/CIUDAD/CENEP, Se fue a volver, COLMEX, México.         [ Links ]

SABALAIN, Cristina y Carlos REBORATTI, 1980, "Vendimia, zafra y alzada: migraciones estacionales en la Argentina", en Cuaderno del Centro de Estudios de Población, núm. 15, Buenos Aires.         [ Links ]

TSAKOUMAGKOS, Pedro y Mónica BENDINI, 2000, "Modernización agroindustrial y mercado de trabajo, ¿flexibilización o precarización? El caso de la fruticultura en la cuenca del río Negro", en Revista Latinoamericana de Estudios del Trabajo, año 6, núm. 12.         [ Links ]

WHITEFORD, Scott, 1981, Workers from the north. Plantations, Bolivian labor, and the city in northwest Argentina, University of Texas Press, Austin.         [ Links ]

 

Notas

1 Esta provincia se encuentra ubicada en el centro-oeste del país, limitando hacia el oeste con la Cordillera de los Andes. Las características físicas (clima, relieve y disponibilidad de agua para riego, gracias a la existencia de ríos que se alimentan del deshielo) han permitido la producción de distintas variedades de uvas para la producción de vinos de calidad. El total de la superficie provincial cultivada con viñedos es de 140 000 hectáreas (56 por ciento de la superficie cultivada). En el Valle de Uco los viñedos ocupan 37 por ciento de la superficie agrícola; otro tanto las plantaciones de frutales y 26 por ciento los cultivos hortícolas.

2 Información proporcionada por un funcionario de la Municipalidad de Tunuyán.

3 Se entrevistaron a 18 trabajadores migrantes y ocho informantes clave.

4 Se estima, para fines de la década de 1970, en 5 848 la cantidad de trabajadores que llega en el momento de la vendimia (Sabalain y Reboratti, 1980: 18)

5 "Cada año es más difícil conseguir cosechadores para los viñedos", en Diario Uno, Mendoza, 25 de febrero del 2008.

6 Información proporcionada por la Directora de Planificación General y Gestión Social de la Municipalidad de Tunuyán.

7 El censo releva la cantidad de trabajo aportado por la mano de obra transitoria contratada en forma directa por la explotación, en el período de referencia (ciclo que comprende un año). Esta información es consignada en cantidad de jornadas, es decir, en días trabajados, y discriminada por tipo de labor.

8 En este trabajo solo nos referimos a los trabajadores migrantes que provienen de otros lugares del país.

9 Menezes usa el término "grupo de alimentación" para referirse a pequeñas comunidades que se organizan para realizar determinadas tareas como cocinar o hacer las compras de alimentos. La composición de estos se basa en las relaciones de parentesco y amistad, entre colegas de la comunidad de origen, como entre colegas de otras localidades con los que comparten el alojamiento.

10 El jornal de un trabajador en blanco, en febrero de 2008, era de 45 pesos aproximadamente, en tanto quienes estaban en negro percibían 50. La diferencia entre estos montos no resulta significativa para que el trabajador prefiera no estar registrado; en cambio sí para el empleador, que es quién lo decide y se ahorra el aporte.

11 La Libreta del Trabajo Rural, aprobada en diciembre de 2002 (Ley 25.191), rige distintos aspectos de la contratación de los trabajadores rurales de Argentina, tanto permanentes como transitorios. Esta libreta, de carácter obligatorio, tiene condición de documento personal, intransferible y probatorio de la relación laboral, donde se certifican los servicios, remuneraciones y el inicio y cese de un trabajo. El Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores (RENATRE) es el encargado de controlar su cumplimiento.

 

Información sobre la autora:

Silvia Mónica Bardomás. Licenciada en Geografía por la Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca. Maestría en Ciencias Sociales con especialización en Estudios Rurales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales FLACSO, Buenos Aires. Lugar de trabajo: Centro de Estudios e Investigaciones Laborales dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Buenos Aires, Argentina. Publicaciones recientes: Estudio sobre la demanda de trabajo en el agro argentino, Guillermo Neiman (dir.), Ediciones Ciccus, Buenos Aires, 2010; "Organización del trabajo y sostenibilidad de los mercados laborales en producciones agrarias reestructuradas de la Argentina", (en colaboración con G. Neiman y G. Quaranta), en Alfredo Tolón Becerra y Xavier Lastra Bravo (eds.), Desarrollo en espacios rurales iberoamericanos Sostenibilidad e indicadores, Universidad de Almería, Almería, 2009; "Territorios articulados a los mercados dinámicos. Partido de San Pedro, provincia de Buenos Aires", en A. Schejtman y O. Barsky (comps.), El desarrollo rural en Argentina, un enforque territorial, Siglo XXI, Buenos Aires, 2008. Dirección electrónica: sbardomas@ceil-piette.gov.ar y bardomas@retina.ar

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons