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Papeles de población

versão On-line ISSN 2448-7147versão impressa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.17 no.67 Toluca Jan./Mar. 2011

 

Distribución espacial de la miseria en hogares de Santiago del Estero y procesos territoriales en Argentina, 1991–2001*

 

Spatial distribution of misery at household in Santiago del Estero and territorial processes in Argentina, 1991–2001

 

Fernando Longhi

 

Universidad Nacional de Tucumán.

 

Este artículo fue
recibido el 3 de agosto de 2010
aprobado el 3 de septiembre de 2010

 

Resumen

El campesinado santiagueño conforma uno de los núcleos argentinos donde la miseria alcanzó las mayores proporciones afines del siglo XX. En este trabajo se analizaron los principales procesos territoriales ocurridos durante la década de 1990, asociados al comportamiento de la miseria. Dentro de tales procesos se indagó sobre los cambios en las grandes masas de cultivo, la ganadería, la cantidad y superficie de las explotaciones agropecuarias y la dinámica de la población. Como fuentes de información se utilizaron los Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas de 1991 y 2001, los Censos Nacionales Agropecuarios de 1988 y 2002 y las estadísticas vitales del periodo intercensal. Los principales resultados se relacionaron con la desarticulación entre el crecimiento de la superficie cultivada con soja y la economía campesina, en un contexto de fuerte deforestación.

Palabras clave: campesinado, deforestación, núcleo duro santiagueño, pobreza extrema, pobreza rural, miseria, territorio, Santiago del Estero, Argentina.

 

Abstract

Peasantry in Santiago composes one of the Argentinean groups where misery reached the largest proportions by the end of the XX century. In this work we analyzed the main Territorial processes occurred during the 1990's decade associated to the behavior of misery. In these said processes we enquired on the changes in the large masses of cultivations, livestock rearing, and surface of the agricultural exploitations and the dynamic of the population. As information sources we resorted to the National Censuses of Population, Household and Housing from 1991 to 2001, the Agricultural Censuses for the years 1988 and 2002 and the vital statistics of the intercensual period. The main results are related to the de–articulation between the growth of the surface cultivated with soybean and peasant economy in a context of heavy deforestation.

Key words: peasantry, deforestation, Santiago hard nucleus, extreme poverty, rural poverty, misery, territory, Santiago del Estero, Argentina.

 

Introducción

La década de 1990 significó para Argentina la puesta en práctica de un nuevo orden que respondía al modelo neoliberal. Dicho modelo trajo consigo la reorganización del sistema financiero, la precarización del trabajo, la privatización de las empresas y la liberalización de los mercados. Esto creó condiciones de inestabilidad, corrupción, aumento de la desocupación y concentración de la riqueza, lo cual tendría una reconocida incidencia en la evolución de la miseria en el Norte Grande Argentino (NGA), el área más carente del país, según distintas variables sociodemográficas.1

En este territorio se identificaron los núcleos más críticos en relación con la concentración de miseria a principios y finales de la década (Longhi, 2009). Uno de estos núcleos corresponde al denominado 'campesinado santiagueño'. Dicho núcleo presentó sectores de avance, persistencia y descenso de la miseria durante la década señalada. El objetivo fue indagar comparativamente sobre las asociaciones entre tales comportamientos y algunos de los principales procesos territoriales ocurridos: cambios en las principales masas de cultivos, en el tamaño de las explotaciones, en la estructura ganadera y en la dinámica de la población (crecimiento rural/ urbano, y crecimiento natural/migratorio).

Como fuentes de información se utilizaron los Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas de 1991 y 2001, y los Censos Nacionales Agropecuarios de 1988 y 2002, así como las estadísticas vitales del periodo intercensal. La escala de análisis es el nivel departamental.2

En el apartado siguiente se procura una aproximación al concepto de miseria y se desarrolla la herramienta utilizada para su medición y análisis de su distribución espacial —cuestión de sustancial importancia en la propuesta—. Seguidamente se analizan las articulaciones entre miseria y territorio en el área del 'núcleo duro santiagueño', atendiendo principalmente a los principales cambios en las masas de cultivos, la estructura ganadera, tamaño, número y variaciones de las explotaciones agropecuarias y estructura y dinámica de la población. Los resultados obtenidos son discutidos y puestos en consideración en las conclusiones.

 

La miseria: concepto, medición y distribución espacial

La conceptualización, medición e identificación de la pobreza no es una tarea acabada, como tampoco lo es la elaboración de modelos y aproximaciones que pretenden explicarla. Manifestaba Altimir (1979) que no existen marcos conceptuales que expliquen satisfactoriamente el problema de la pobreza en su totalidad;3 no obstante, en nuestro trabajo concebimos que la pobreza alude siempre a una situación en que se encuentran las familias o un grupo de ellas. Esta situación no es la suma o el agregado más o menos independiente de dimensiones o aspectos parciales, sino el cuadro situacional estructural en el que se hallan determinadas familias, producto de su particular inserción en la estructura socioproductiva, siendo ésta la que determina la posibilidad de acceder o no a determinados bienes y servicios (Moreno, 1995). La pobreza se manifiesta mediante algunas características generales de las familias, tales como sus bajos niveles educacionales, insuficiencias nutricionales y una menor participación relativa en la actividad laboral, lo que se define a su vez por una pertenencia a ocupaciones de baja productividad, que generan escasos ingresos y que impiden satisfacer integralmente sus necesidades más esenciales, materiales y no materiales. Así, el concepto de pobreza se encuentra atravesado por tres matices diferentes: la idea de carencia de recursos, bienes y servicios; la idea de insatisfacción de aquellas necesidades que una sociedad o grupo social satisface en su globalidad, y la idea de marginalidad o exclusión de aquellos bienes y servicios que puedan ser compartidos en una sociedad.

Los aspectos materiales de la pobreza han mantenido el protagonismo en los estudios sobre la temática; particularmente, el estudio de los ingresos. No obstante, los aspectos no materiales en la conceptualización de la pobreza han tomado un interés particular en años recientes. En este sentido, González (1997: 285) define a la pobreza como un fenómeno multidimensional, que se refiere a la "privación de medios de vida y pérdida de estirpe". Esta definición tiene la característica de no pertenecer a ningún cuerpo teórico en particular y tiene a su alcance la posibilidad de ingresar problemáticamente en los más diversos ordenamientos conceptuales. No obstante, las fuentes de información para estudiar los aspectos no materiales de la pobreza, tales como la pérdida de estirpe, son escasos y limitados solamente a encuestas de poblaciones relativamente pequeñas. De este modo, los aspectos materiales en la medición de la pobreza continúan rigiendo actualmente los enfoques y los estudios favorecidos fundamentalmente por las características de las fuentes oficiales de información.

Enfoques subjetivos y objetivos de la pobreza

En la bibliografía existen dos grandes enfoques sobre la cuestión de la pobreza: una aproximación subjetiva y una objetiva. El enfoque subjetivo define a la pobreza como una sensación individual, dependiente de las preferencias y consideraciones de cada individuo y de lo que éste juzgue necesario para tener un nivel adecuado de vida. No sólo es pobre quien se considera a sí mismo como tal, sino también quien es considerado también por otros como pobre. Se encuentran así los pobres de espíritu, los pobres de cultura y los pobres materiales (Córdoba Ordóñez y García Alvarado, 1991). Este enfoque se distingue de la aproximación objetiva, la cual tiene como punto de partida la explicitación de criterios únicos que el investigador utiliza para identificar a los pobres (Reyes Romano, 1996).

Dentro del enfoque de pobreza objetiva existen dos aproximaciones conceptuales: relativa y absoluta. La aproximación relativa plantea que las necesidades que se consideran esenciales para vivir una vida digna varían en el tiempo y en el espacio de acuerdo con los valores de las distintas sociedades; según los partidarios de estas líneas, las necesidades de la vida no son fijas, continuamente están siendo modificadas conforme ocurren cambios en la sociedad. (Boltvinik, 1990). De este modo, pueden llegar a ser rotundamente diferentes las características de un hogar pobre en un país desarrollado y en uno subdesarrollado. La noción de pobreza relativa se basa muchas veces en la comparación de ingresos y patrimonio entre los distintos sectores de la población (Forni, 2002), por lo cual siempre existirá un sector menos favorecido que recibirá el rótulo de pobre.

La aproximación absoluta subraya la imposibilidad de acceder a un nivel de satisfacción necesario para la existencia y reproducción de la sociedad. Destaca, asimismo, la imposibilidad de alcanzar niveles nutricionales adecuados para lograr un crecimiento psicofísico considerado normal, sin importar diferencias espaciales o temporales. Los seguidores de esta línea manifiestan que hay un núcleo irreducible de privación en la idea de pobreza que se traduce en muertes por hambre, desnutrición y penuria, visibles en un diagnóstico de pobreza sin tener que indagar primero el panorama relativo (Sen, 1978). Una consideración necesaria es la mencionada por Altimir (1979) en la cual hace referencia a que el concepto de pobreza es esencialmente normativo y relativo, ya que, cualesquiera sean las normas que se utilicen para definir las carencias, se relacionan con un contexto específico referido a un determinado estilo de vida.

Señala Sen (1983, citado por Boltvinik, 1990) que no se trata de enfoques excluyentes, sino de algún modo complementarios. Por lo tanto, puede considerarse un carácter absoluto de la pobreza en cuanto a los requerimientos mínimos y un carácter relativo en relación no a las necesidades, sino a los satisfactores de esas necesidades y su variación espacio–temporal.

Pobreza absoluta y miseria

Al interior del concepto de pobreza absoluta subyace la idea de pobreza extrema o miseria, entendida como aquella situación que denota la insatisfacción de necesidades mínimas y vitales para la supervivencia.4

A partir del Diccionario de la Real Academia Española (RAE) 22° edición5 se exploraron los conceptos de pobreza y miseria. Tal diccionario define a la pobreza como 1. cualidad de pobre; 2. falta, escasez; 3. dejación voluntaria de todo lo que se posee, y de todo lo que el amor propio puede juzgar necesario, de la cual hacen voto público los religiosos en día de su profesión. La miseria es definida en su segunda acepción como estrechez, falta de lo necesario para el sustento o para otra cosa, pobreza extremada. Esta última acepción justifica el uso del término arriba mencionado.

Con el concepto de miseria ingresamos al campo conceptual sobre la tesis de las necesidades, y en este sentido son insoslayables los aportes realizados por los trabajos clásicos de Maslow (1954). En efecto, para este autor las necesidades del ser humano están jerarquizadas y escalonadas de forma tal que cuando quedan cubiertas las necesidades de un orden es cuando empiezan a sentirse las necesidades del orden superior. Tal autor identifica cinco niveles de necesidades dentro de la jerarquía:

1. Fisiológicas: constituyen la primera prioridad del individuo y se encuentran relacionadas con su supervivencia. Dentro de estas encontramos la alimentación, agua, mantenimiento de una temperatura corporal adecuada, entre otras.

2. Seguridad: se relacionan con la tendencia a la conservación frente a situaciones de peligro. Incluye conservación de propiedad, empleo, etc.

3. Sociales: plantea que el hombre por naturaleza tiene la necesidad de relacionarse, de agrupase informalmente, en familia, con amigos, o formalmente en las organizaciones.

4. Estima: en esta altura de la pirámide el individuo necesita algo más que ser miembro de un grupo, se hace necesario recibir reconocimiento de los demás en términos de respeto, status, prestigio, poder, etcétera.

5. Autorrealización: consiste en desarrollar el máximo potencial de cada uno. Son ejemplos de ella la autonomía, el autocontrol, la independencia.

La pobreza extrema o miseria estaría relacionada con la insatisfacción del primer escalón de la pirámide de Maslow, es decir, el referido a la insatisfacción de necesidades vitales. La miseria guardaría relación fundamentalmente con el hambre y la desnutrición, como así también con el acceso al agua potable, a una vivienda que permita mantener la temperatura corporal óptima necesaria para la vida, abrigo, mantenimiento de niveles de higiene óptimos para asegurar el no contagio de enfermedades infecciosas, etc. En este sentido, plantean González Cervera y Cárdenas Elizalde (1992: 73) que "no es casual que las zonas con mayor número de pobres sean también aquellas en las cuales el consumo de calorías y proteínas es más reducido". Asimismo, la falta de nutrientes y desnutrición incrementa la frecuencia, gravedad, y la duración de las infecciones, derivando con ello en un aumento de la mortalidad (Livi–Bacci, 1990).

El hambre —entendida como el principal indicador de la miseria— es definida por Josué de Castro (1962) como un asunto tan delicado y peligroso por sus implicancias políticas y sociales que permanece aún como uno de los tabúes de nuestra civilización.6 Este autor desestima la teoría maltusiana al definir al hambre no como un problema de limitación, "sino como un problema de distribución" (De Castro, 1962: 48), "no determinado por factores de orden natural, sino de orden social" (De Castro, 1962: 146).7

Asimismo, al pretender relacionar miseria con salud infantil, Bronfman (2000) manifiesta que la carencia de alimentos, vestido y servicios indispensables para proteger la salud y atacar la enfermedad es determinante en la posibilidad de ocurrencia de muertes y es factor sinérgico con el modo en que viven los individuos. Del mismo modo, la miseria puede volverse un círculo de transmisión intergeneracional donde la escasa/ ausente educación condiciona sobremanera esta posibilidad.

Aproximación metodológica para medir la pobreza extrema

En un intento de identificar la extrema pobreza, en el NGA se elaboró la tasa de miseria de los hogares (TMH), la cual, usando como fuente de información la base censal, puede ser aplicada en los años 1991 y 2001, superando con ello las limitaciones de las metodologías del índice de necesidades básicas insatisfechas (NBI) y del índice de privación material de los hogares (IPMH).8 Una virtud extra de este indicador radicaría en el elevado nivel de desagregación geográfica que permite tal fuente de información.

Las variables a utilizar por esta tasa fueron definidas siguiendo las condiciones planteadas por Kaztman (1996).9 Las dimensiones consideradas para la identificación de la miseria son:10

1. Vivienda: se puso especial énfasis en la calidad del piso, identificando las viviendas con piso de tierra, el cual de alguna manera evidencia el grado de capitalización que poseen las mismas. Asimismo, constituye también una condición importante respecto a higiene, contaminación, transmisión de vectores infecciosos y salud.

2. Agua: el acceso y la calidad del agua constituye un indicador que denota las características de un bien cuya necesidad es prioritaria para la vida. Sostiene Calamante (2007: 83) "el desarrollo infantil está vinculado con las condiciones en que se encuentran actualmente los servicios de agua potable y saneamiento", haciendo así referencia al impacto que en la salud infantil genera la precaria calidad del agua. Asimismo, un hecho tan simple como la mejora en el abastecimiento de agua y la evacuación de las aguas residuales en los últimos años del siglo XIX fue en gran medida responsable de la disminución de la mortalidad por enfermedades diarreicas y entéricas (Mckeown, 1988). En este trabajo se consideró que el servicio de agua manifiesta una situación de miseria cuando el hogar se provee de agua para consumo fuera del terreno de residencia.

3. Combustible usado para cocinar: la cédula censal ofrece dos grandes categorías ante la respuesta a esta variable, se distingue entre uso de gas para cocinar (en red, tubo o garrafa) y el uso de leña o carbón. La utilización de este último como principal combustible para cocinar también nos aproxima a la escasa capitalización del hogar en cuanto a bienes y servicios estructurales se refiera. Asimismo, pone de manifiesto, ante su escasez, la imposibilidad para cocer los alimentos.

4. Educación: la mayoría de los índices de pobreza tienen una componente educativa en su definición. Se consideró manifestación de miseria la presencia en el hogar de al menos un integrante mayor de 12 años (una de las edades límite de la educación obligatoria) que sea analfabeto, es decir, que no sepa leer ni escribir.

La presencia de estas cuatro características en el seno del hogar fue una condición excluyente para considerar al hogar en situación de miseria. Es decir, mientras con el método NBI la presencia de una necesidad insatisfecha definía al hogar como pobre, las cuatro características formuladas deben estar cumplidas como un requisito necesario para la identificación de la condición de miseria.11 Estas características, sumadas a la rigurosidad de las variables mencionadas, definen el grado de pobreza considerada. En este sentido, usando los datos del los Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas 1991 y 2001, se detectaron los hogares que reunían estas cuatro características en cada departamento y fueron relacionados con el total de hogares de cada demarcación. El resultado fue una proporción que relaciona hogares en situación de miseria con el total de hogares en cada departamento, tanto en 1991 como en 2001.12

Se constató, asimismo, que la TMH y el IPMH tienen una asociación marcada, con un coeficiente de correlación de Pearson de 0.66.13

La dispersión que presentan ambas metodologías en 2001 en el NGA puede observarse en la figura 1.

Asimismo, se comprobó la coherencia de la tasa, definiendo niveles de miseria14 y relacionándolos con variables no incluidas en la formulación de la tasa, tales como residencia de la población (urbana, rural concentrada y rural dispersa); pertenencia a algún pueblo aborigen; características de la deposición de excretas; tenencia de cocina y heladera; paredes predominantes de adobe; techos de chapa de cartón, tabla, chapa o paja; y agua para beber y cocinar procedente de río, canal, arroyo o lluvia. Los resultados son coherentes con la formulación de la tasa, en los cuales se observó un aumento de la variable considerada ante un aumento en el nivel de miseria (cuadro 1). Asimismo, presenta coherencia también la distribución de los hogares según valores de la TMH (figura 2), donde se observa que la mayor parte de los hogares del NGA no forma parte del universo de la miseria, mientras los que sí forman parte de ella presentan una tendencia descendente a medida que se intensifican las carencias.

En la figura 3 se observa la distribución espacial de la TMH en el Norte Grande Argentino para los años 1991 y 2001.

Los departamentos con los valores más elevados de la tasa —superiores a una desviación estándar en 1991 y 2001— fueron denominados 'núcleos duros de miseria'. Dichos núcleos se los ha reconocido y denominado como: a) 'Campesinos y aborígenes de la Puna, selva y valles del NOA'; b) 'Chaco campesino–aborigen'; y c) 'Campesinado santiagueño'. Esta simple enumeración indica que involucran hechos, procesos y sociedades diferentes. En su conjunto suman algo más de 190 000 kilómetros cuadrados y reúnen unos 390 000 habitantes. De éstos, 140 241 habitan en el núcleo duro del campesinado santiagueño, lo cual representa 36 por ciento de la población de los núcleos duros del NGA.

 

Territorio y miseria en el campesinado santiagueño

Una noción elemental de nuestro trabajo está vinculada con los procesos de territorialización, esto es, la manera en que las sociedades construyen su territorio a lo largo del tiempo. El núcleo está constituido por los departamentos Jiménez, Alberdi, Figueroa, Moreno, Ibarra, San Martín, Avellaneda, Atamisqui y Salavina (figuras 4 y 5). Representa el mundo tradicional de una de las más antiguas comarcas de la región, integrado por campesinos articulados con el complejo agroindustrial tucumano y agroforestal santiagueño (Bolsi y Paolasso, 2009). Se localiza en esta área el 27 por ciento de las explotaciones agropecuarias (Eap) menores a 25 hectáreas (ha) de la provincia según el Censo Nacional Agropecuario 2002;15 asimismo, el área presenta una tenencia de la tierra precaria, donde el 61 por ciento de las explotaciones agropecuarias carecen de límites definidos.16

El avance de la frontera agropecuaria —protagonizado por la soja— sobre tierras antes consideradas marginales, se ha dado en muchos casos a costa de la población campesina, antigua ocupante de dichas tierras, la cual por distintas razones no ha podido acceder a los títulos de propiedad (De Dios, 2006).17

La distribución espacial de la miseria en el núcleo en 1991 y 2001 presentó algunas variaciones. Se distinguieron hacia el año 2001 las siguientes categorías:

• Departamentos que mantuvieron estabilidad en la miseria: Figueroa, San Martín, Avellaneda y Salavina. Representan 40.5 por ciento de los hogares del núcleo.

• Departamentos que ingresaron a la condición de núcleo de miseria en 2001: departamentos Alberdi, Moreno e Ibarra. Este sector incluye 41.8 por ciento de los hogares del núcleo.

• Departamentos que escaparon a la condición de miseria en 2001: incluye a las jurisdicciones de Atamisqui y Jiménez (17.7 por ciento de los hogares).

El resultado permite distinguir la persistencia de la miseria y el empeoramiento de la situación hacia 2001 como los principales comportamientos evidenciados en el núcleo, muy por encima del sutil descenso operado. Se observó un crecimiento de la miseria hacia el sector oriental, la estabilidad en el centro del núcleo y el descenso en el sector occidental. Las interrogantes ante esta evidencia se orientan, a partir de ahora, al conocimiento de algunos de los principales procesos territoriales acaecidos sobre los tres sectores identificados, buscando explicaciones y asociaciones.

Se analiza seguidamente, y de modo comparativo, las variables agropecuarias y demográficas mencionadas según las categorías identificadas en cuanto a las variaciones de la miseria.

 

Las grandes masas de cultivos

El avance de la miseria operó en un contexto de notorio incremento del desmonte18 y, consecuentemente, de la superficie implantada (322 por ciento). Paolasso et al. (s.f.) estudiaron este proceso en el Gran Chaco, identificando —sobre la base de imágenes satelitales Landsat TM— la superficie y las áreas desmontadas en cada departamento durante la década de 1990. En esta área, la deforestación involucra a 18.4 por ciento del bosque nativo y abarca 547 968 ha. La figura 6 muestra el área desmontada en la provincia de Santiago del Estero y el borde del Chaco, destacándose el sector de avance de la miseria, donde la proporción del área deforestada representa 83.7 por ciento del núcleo; asimismo, en este sector se destruyó en los años noventa 18 por ciento del bosque nativo.19

En este contexto se detectó un fuerte incremento de los cultivos de oleaginosas —representados fundamentalmente por la soja—, disminución de los cereales y las forrajeras y el notable aumento de la superficie implantada antes mencionado, motivado por el desmonte.20

En las áreas de descenso de la miseria se observó la disminución de la superficie ocupada con cereales, oleaginosas, hortalizas y legumbres, como así también el aumento en las forrajeras. Finalmente, en las áreas que mostraron estabilidad, la principal variación estuvo relacionada con el descenso de los cultivos industriales, valor que alcanza 62 por ciento en un contexto de disminución de 37 por ciento de la superficie implantada (cuadro 2).

Los ejemplos de Roversi y Girardet —departamento Moreno— (localidades con población rural agrupada que integra el área de expansión de la miseria) son elocuentes. La expansión de la soja sobre el territorio tradicional (que fue eliminado) generó 'residuos' (en los términos de Bauman, 2005).

La composición ganadera

La ganadería tuvo un crecimiento en todo el núcleo de miseria, alcanzando las mayores proporciones en las áreas estables en la variación de la miseria, con un aumento de 350 por ciento en el total de cabezas de ganado. En esta área se observó la dominancia del ganado caprino y bovino, siendo el primero el que mayor aumento registró.21

En el sector de avance de la miseria destacó el incremento del ganado bovino, el cual (a pesar de mostrar descenso en 2002) triplicó la proporción de los caprinos, la especie que sigue en orden de importancia. Contrario a esto, en el área de descenso de la miseria, la superioridad bovina se vio desplazada en 2002 por los caprinos, con lo cual aumentó la diversidad de especies ganaderas. Son éstas las principales variaciones de la estructura ganadera del núcleo (cuadros 3 y 4).

El tamaño de las explotaciones

Tradicionalmente, el estudio de las variaciones en el tamaño de las explotaciones permitió dar cuenta de procesos agrarios relacionados con determinadas lógicas del mercado, siendo la principal unidad de análisis la explotación agropecuaria (Eap). En la figura 7 puede apreciarse la distribución de las Eap, según cantidad de explotaciones y superficie en los años 1988 y 2002, en cada sector del núcleo de miseria santiagueño.

Se perciben estructuras diferenciadas, con elevadas proporciones de explotaciones pequeñas en las áreas de descenso de la miseria y de estabilidad en el comportamiento, aunque la tendencia sugiera en esta última una disminución, principalmente en las Eap menores a cinco hectáreas.

En el área de avance de la miseria se dio un aumento, en 2002, de la superficie de las explotaciones más grandes y de la cantidad de explotaciones pequeñas. Hubo también un marcado proceso de disminución de la cantidad de explotaciones medianas, sin que la superficie ocupada por éstas presente mayores modificaciones; asimismo, creció notoriamente la cantidad de Eap con límites comprendidos entre 25 y 50 ha.

Las áreas que manifestaron un comportamiento estable tuvieron un notable crecimiento de la cantidad de Eap medianas y grandes en detrimento de las Eap pequeñas, mientras la superficie presentó sutiles variaciones, asociadas principalmente al aumento en las Eap de mayor tamaño. Asimismo, en el área de descenso de la miseria creció notablemente la cantidad de explotaciones pequeñas, mientras disminuyó tanto la cantidad como la superficie de las grandes explotaciones, exceptuando la escala de 2 500 a 5 000 ha, donde la superficie creció de modo considerable.

La estructura y dinámica de la población

Junto a los cambios territoriales analizados, las interrogantes se orientaron también a los cambios poblacionales ocurridos, de allí que el estudio del componente natural y migratorio del crecimiento sirvió para dar cuenta de estas transformaciones.

Se observa en los tres sectores considerados aumento de la población, motivado fundamentalmente por el componente urbano. Tal crecimiento exhibe matices diferenciados. El área de avance de la miseria mostró el mayor aumento de la población, tanto en valores absolutos como relativos, alcanzando un ascenso de 30 por ciento (cuadro 5). Registró también la mayor proporción de población urbana —y por consiguiente— los menores registros de población rural.

Por otro lado, el sector donde descendió la miseria presentó el menor crecimiento de la población dentro del contexto considerado; se observa también que este sector presentó la menor cantidad de habitantes, valor que es triplicado en el área donde avanzó la miseria.

Cabe preguntarse ¿se trataría acaso de un problema maltusiano, donde el aumento de la población no fue correspondido con un aumento en la producción de recursos? Asimismo, ¿qué factor estuvo asociado con el crecimiento de la población urbana, fundamentalmente en el área de avance de la miseria? ¿Operó en tal crecimiento el componente natural o migratorio? Sobre esta cuestión se precisa a continuación.

Se calcularon, en los sectores considerados, las tasas de crecimiento total (TCTMAI), natural (TCNMAI) y de crecimiento migratorio medio anual intercensal (TCMMAI), procurando detectar las características que adquiere en cada sector la dinámica demográfica.22

Puede observarse que las mayores diferencias en los sectores no se relacionaron con el componente natural del crecimiento, sino con el migratorio. Es destacable en este sentido la asociación entre el crecimiento migratorio y el comportamiento de la miseria: el sector que mostró estabilidad en el comportamiento no presentó mayores modificaciones, el área donde descendió la miseria presentó saldos migratorios negativos, mientras el sector donde creció el fenómeno exhibe un pronunciado proceso inmigratorio (cuadro 6). Se conjetura entonces que este proceso estaría relacionado con el crecimiento de la población urbana mencionado anteriormente.

Las principales localidades urbanas del sector de avance de la miseria son Quimilí (11 387 habitantes), Suncho Corral (6 087 habitantes) y Campo Gallo (5 545 habitantes) en 2001, las cuales corresponden a las ciudades cabeceras de los departamentos Moreno, Ibarra y Alberdi, respectivamente. En dichas localidades se analizaron características de las personas que no residían en esa localidad cinco años atrás.23 Se observó el predominio de los inmigrantes intraprovinciales en las tres localidades consideradas, seguidos en importancia por los migrantes interprovinciales. La migración internacional fue irrelevante (cuadro 7).

No fue posible conocer con la herramienta censal el tamaño ni las características de la localidad de origen de los inmigrantes; no obstante, se observaron sus características ocupacionales. Hubo preeminencia de actividades comerciales. Asimismo, en Campo Gallo destacaron las actividades comerciales y de enseñanza; en Suncho Corral, el empleo doméstico, y en Quimilí, las actividades productivas primarias.

 

Consideraciones finales

La conceptualización, medición y análisis de la distribución espacial de la miseria en el territorio del NGA permitió identificar los núcleos más críticos del territorio. Asimismo, el uso de variables censales relevadas en ambas fechas censales (1991 y 2001) hizo posible la comparación de las distribuciones y el análisis de las variaciones espaciales en el transcurso de la década. El campesinado santiagueño fue identificado así por la magnitud que alcanzan las carencias extremas en el territorio más pobre de Argentina. Esta condición puso de manifiesto el carácter 'residual' de las sociedades campesinas en la generación de riqueza. Asimismo, pudo subdividirse al núcleo según los sectores identificados a partir de las variaciones operadas en la TMH, permitiendo el análisis de las relaciones entre cada sector y las relaciones con algunos de los principales procesos territoriales acaecidos durante la década de 1990.

Dicho análisis permitió identificar la heterogeneidad y complejidad de las situaciones puestas de manifiesto. Pudo detectarse asociaciones entre el avance de la miseria con la deforestación, aumento de la superficie implantada (donde la soja adquiere el mayor protagonismo), preeminencia de ganado bovino, disminución de Eap medianas y crecimiento de las grandes, crecimiento urbano y migratorio (fundamentalmente debido a personas originarias de otras localidades santiagueñas y extraprovinciales). Estas características nos permiten conjeturar sobre la desarticulación entre el proceso de sojización y el campesinado.

En el área de descenso de la miseria se observó descenso de los cultivos de cereales, oleaginosas y aumento de las forrajeras; asimismo, la preeminencia bovina fue reemplazada por el dominio de los caprinos; operó un crecimiento de las Eap pequeñas y medianas en detrimento de las grandes; y en términos de dinámica poblacional se evidenció un mínimo crecimiento de la población, motivado fundamentalmente por el componente natural, y destacándose como un área expulsora de población.

Finalmente, en las áreas que mostraron estabilidad en su comportamiento se observa un descenso de los cultivos industriales, una creciente pecuarización, con la mayor diversidad de especies observada. Asimismo, se detectó un aumento de las Eap medianas y grandes en detrimento de las pequeñas y un sutil aumento de la población, impulsado principalmente por el componente natural.

La cuestión referida a la movilidad de la población según áreas de avance o disminución de la miseria genera grandes interrogantes que no pueden ser respondidos con las herramientas utilizadas en esta investigación, de allí que se proponga que futuras líneas de investigación aborden esta problemática, y que utilicen para ello metodologías cualitativas.

 

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Notas

* Este trabajo forma parte de la tesis doctoral en ciencias sociales titulada "Los cambios en la distribución espacial de la pobreza en el territorio del Norte Grande Argentino durante la década de 1990. Una aproximación al proceso a partir de la mortalidad infantil". El autor desea agradecer los aportes, comentarios y sugerencias de los evaluadores anónimos de la revista como así también la atenta e inteligente lectura de Alfredo Bolsi y Pablo Paolasso. No obstante, los errores e imprecisiones que el lector pueda encontrar en el texto son totalmente atribuibles al autor del trabajo.

1 Cfr. Bolsi y Paolasso (2009), Bolsi et al. (2009) y Longhi (2010).

2 Es preciso mencionar la baja calidad de la información que posee el Censo Agropecuario del año 2002, razón por la cual deben tomarse con cautela los resultados provenientes de dicha fuente. En este sentido, las principales limitaciones están relacionadas con la ganadería fundamentalmente.

3 La propia falta de precisión teórica del concepto de pobreza impide también considerar a los pobres como un grupo social estricto, y la naturaleza descriptiva del concepto sólo permite, en principio, considerarlo como una categoría social clasificatoria que funciona como un agregado estadístico (Moreno, 1995).

4 Plantea Boltvinik (1990) que lo necesario para sustentar la vida no es lo superfluo ni lo contingente. Por lo contrario, es algo sobre lo cual no podemos ejercer nuestra libertad, puesto que es algo de lo cual nos es imposible sustraernos.

5 En línea: http://www.rae.es/rae.html [15 de marzo de 2007].

6 No obstante, el hambre no es solo el resultado de una insuficiente cantidad de comida, sino también de su baja calidad (Altvater, 2007).

7 Malthus en sus estudios clásicos sobre población y recursos afirmaba el ritmo diferencial del crecimiento de ambas dinámicas. Esta situación de desequilibrio requiere la aplicación de frenos maltusianos. No obstante, desde la teoría de Boserup, este desequilibrio puede redundar en un desarrollo de nuevas tecnologías, lo cual evita la aplicación de los mencionados frenos y mantiene el equilibrio de los recursos ante el aumento poblacional. Las obras clásicas que exponen estas teorías son: Thomas Malthus. (1798). Ensayo sobre el principio de la población; y Ester Boserup (1984). Población y cambio tecnológico. Estudio de las tendencias a largo plazo.

8 Cfr. Bolsi et al., 2009.

9 Dichas condiciones se refieren a agregación geográfica, representatividad, universalidad, estabilidad y simplicidad de los indicadores.

10 El déficit de consumo alimentario, ya sea por escasez o mala calidad, es quizás el indicador más representativo de la miseria. No obstante, la fuente de información censal no posee información al respecto, por lo cual, mediante la selección de las variables incluidas en la tasa de miseria, se procuró identificar las carencias extremas usando la fuente censal y aprovechando las ventajas que de ello se derivan.

11 Ha sido ampliamente criticada esta característica del método NBI, ya que no permite distinguir la carencia que afecta al hogar ni la magnitud de sus privaciones. Ver al respecto Álvarez (2002).

12 Este cálculo se realizó utilizando el software Redatam + SP desarrollado en la Cepal. El método fue un "conteo" de hogares con las características mencionadas colocadas como "filtros", siendo el nivel de de desagregación geográfica el departamento.

13 El IPMH demostró ser un certero indicador de la pobreza. No obstante, dada su formulación, es imposible su aplicación a los datos del año 1991. Por este motivo, el cálculo del coeficiente de correlación sólo pudo ser aplicado en el año 2001, conjeturando que la asociación existente en este año podría ser válida también para el año 1991.

14 La definición de tales niveles tomó como referencia la distribución por cuartiles de la tasa, y cada nivel contuvo 25 por ciento de los departamentos.

15 La proporción de unidades campesinas varía dentro del núcleo identificado. Paz (1997) encuentra en el departamento Atamisqui a 95 por ciento de las explotaciones como "unidades campesinas"; en Salavina, a 92 por ciento, y en Figueroa, a 88 por ciento. Asimismo, la relación entre población rural con necesidades básicas insatisfechas y proporción de explotaciones agropecuarias campesinas es elevada, prueba de ello es el coeficiente de correlación de Pearson igual a 0.864, calculado por Tasso (1998). Es importante aclarar que el concepto de "unidades campesinas" incluye características que van más allá del tamaño de la explotación (ver Paz, 1997). Calva (1988: 49) define al campesino como un cultivador de suelo que obtiene sus medio de sustento (in natura o mediados por el intercambio) de la tierra que posee y trabaja por su cuenta (solo o asociado en comunidad cooperativa. Manzanal (1990: 299) agrega a estas características el uso predominante de mano de obra familiar y la ausencia de acumulación sistemática de capital.

16 La Eap fue definida por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos como la unidad de organización de la producción, con una superficie no menor a 500 m2, dentro de los límites de una misma provincia que, independientemente del número de parcelas (terrenos no contiguos) que la integren, produce bienes agrícolas, pecuarios o forestales destinados al mercado; en ella, el productor asume la gestión y los riesgos de la actividad, utiliza los mismos medios de producción de uso durable y parte de la misma mano de obra en todas las parcelas que la integran.

17 La legislación argentina reconoce el derecho de los pobladores a la propiedad de la tierra cuando han ejercido una posesión pacífica y continúa por más de 20 años, trabajando para lograr su sustento, haciendo inversiones y mejoras, delimitando cercos, construyendo represas, etc. No obstante, a pesar de que el derecho les asiste, los pobladores ocupantes de tierras no han contado con los medios económicos necesarios para hacerlos valer, y sufren una creciente presión por abandonar sus tierras a través de diferentes modalidades legales o ilegales (De Dios, 2006).

18 Cfr. Verón y Hernández (2008).

19 El caso de Moreno es paradigmático de esta situación. Esta jurisdicción constituyó el departamento de mayor desmonte del Gran Chaco, con un total de 292 454 ha deforestadas durante la década de 1990.

20 De Dios (2006: 144) cuestiona que la expansión de la soja en Santiago del Estero pueda ser considerada como una actividad que actúe como "motor del desarrollo local", sino todo lo contrario. Manifiesta que la mayor parte del excedente que se genera queda en manos de actores económicos extraterritoriales; el modelo productivo que se impone ha sido pensado para la región pampeana, generando consecuencias impredecibles para la población campesina, tanto desde los aspectos sociales como ambientales. Agrega Boltvinik (2007:28) que es el campesino quien debe asumir el "costo social" que las formas capitalistas imponen en la agricultura, debiendo contratarse como trabajador asalariado fuera de la parcela, o realizar otras actividades (agrícolas o no agrícolas), para completar sus ingresos; generando esta situación un costo humano muy alto: separación de la familia, condiciones de vida con frecuencia infrahumanas, etc., siendo el resultado económico la pobreza permanente. Para mayor detalle sobre este proceso de avance de la frontera agropecuaria en esta área ver Madariaga (1997), de Dios (2006) y Hernández y Verón, (op. cit.).

21 Como se mencionó anteriormente, deben tomarse con cautela los resultados provenientes del Censo Agropecuario 2002, principalmente en el análisis de las variables relacionadas con la ganadería.

22 A partir de los datos de los Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas de 1991 y 2001, y de las estadísticas vitales del periodo intercensal, se calcularon las tasas medias anuales de crecimiento total de población, las tasas medias anuales de crecimiento natural y, de modo indirecto, las tasas medias anuales de crecimiento migratorio. Dichas tasas se construyeron suponiendo un crecimiento lineal de la población, de acuerdo con las siguientes expresiones:

23 La fuente de información para este análisis fue el Censo de Población, Hogares y Viviendas 2001, y la pregunta de la cédula censal utilizada fue ¿dónde vivía hace cinco años?

 

Información sobre el autor:

Fernando LONGHI. Es becario posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas y del Instituto Superior de Estudios Sociales de la Universidad Nacional de Tucumán. Es licenciado en Geografía y doctor en Ciencias Sociales con orientación en Geografía. Entre su publicaciones recientes están: en coautoría con Patricia Ortiz de D'Arterio y Horacio Madariaga, 2008, "Caracterización de la pobreza en los hogares del Norte Grande Argentino. Su relación con la mortalidad infantil", en Eramis Bueno Sánchez y José Eustáquio Diniz Alves (coords.), Pobreza y vulnerabilidad social. Enfoques y perspectivas, en Serie Investigaciones, núm. 3. ALAP Editor UNFPA/Universidad de Zacatecas, Río de Janeiro. En coautoría con Alfredo Bolsi y Pablo Paolasso, 2009, "Pobreza y mortalidad infantil en el Norte Grande Argentino. Un aporte para la formulación de políticas públicas", en Cuadernos Geográficos. núm. 45, vol. 2. Editorial de la Universidad de Granada, y "Miseria, mortalidad infantil y perfil epidemiológico en el Norte Grande Argentino (1989–2003)", en Drovetta y Rodríguez (comps.). Medio siglo de padecimientos en grupos vulnerables del interior argentino, en Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba. Correo electrónico: fernandolonghi@hotmail.com

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