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Papeles de población

On-line version ISSN 2448-7147Print version ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.16 n.64 Toluca Apr./Jun. 2010

 

Presentación

 

En lo que va del presente año, todo parece indicar que la economía global, de América Latina y la mexicana están saliendo de la gran crisis económica mundial que les afectó en el año 2009. Sin embargo, Naciones Unidas ha pronosticado que la recuperación será frágil y accidentada en 2010.

La crisis económica, como anomia generalizada en la vida cotidiana de la población, tiene implicaciones en la migración, la salud reproductiva, el empleo, la familia, la pobreza, las relaciones sociales, la discapacidad, etcétera.

En la actualidad, de acuerdo con cifras de la Unesco, hay mas de 200 millones de personas en el mundo que viven en un país diferente al de su lugar de nacimiento. El porcentaje de mujeres y niñas entre los migrantes internacionales es de casi la mitad. Por otra parte, la Oficina del Censo en Estados Unidos, por medio de la Encuesta Continua de Población, estima que 47.9 por ciento de las personas residentes en dicho país y nacidas en América Latina son mujeres, y de ellas 45 por ciento nacieron en México. Con estos indicadores, las instituciones e investigadores argumentan que la migración internacional está en proceso de feminización.

La mayoría de las y los migrantes son jóvenes; por tanto, están en edad reproductiva. Ello presenta vulnerabilidades especiales, particularmente entre los migrantes internacionales indocumentados en cualquier parte del mundo. En relación con el acceso a servicios médicos, en los lugares de destino se reconoce una falta de seguro de salud, y los servicios médicos tienen costos tan altos que pueden ser factores determinantes de la mala salud de los migrantes. Asimismo, se reconoce la feminización de ciertas enfermedades, como la epidemia de virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que se agrega a la situación de alta vulnerabilidad y falta de acceso a atención médica, lo cual puede poner a las mujeres migrantes y sus hijos en riesgo de contagio o imposibilidad de tratar los síntomas. La violencia sexual también es un elemento preocupante, que afecta a las mujeres migrantes latinoamericanas. En este contexto, los programas de atención a las necesidades de salud sexual y reproductiva, y contra la violencia de género para la población migrante, se convierte en un importante desafío en zonas fronterizas, donde se presentan características particulares relacionadas con el volumen de flujos migratorios y desplazamiento, los perfiles demográficos y epidemiológicos, la carencia de servicios básicos de salud y la falta de protección a los derechos humanos de los migrantes documentados e indocumentados.

El contenido de este número de está organizado en cuatro secciones: la primera toca el tema de la migración femenina, su vulnerabilidad y la salud reproductiva; la segunda sección está dedicada al envejecimiento demográfico; la tercera, a la pobreza, y la cuarta, al empleo, particularmente en lo relacionado con la segregación ocupacional de género y la inserción laboral de las personas discapacitadas.

En la primera sección de este número tenemos el trabajo de Jorge Martínez Pizarro y Leandro Reboiras Finardi, investigadores del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, quienes plantean algunos elementos que podrían contribuir al diseño de una agenda regional sobre la migración, los derechos y la salud sexual y reproductiva, tomando en cuenta las regiones de frontera. En esta misma línea, Alberto del Rey Poveda plantea la hipótesis de que la transición laboral en el Sotavento Veracruzano aparece marcada por la interrelación entre las características propias del lugar de residencia, las condiciones socio–agrarias de la familia de pertenencia y las propias características personales de la población emigrante, dentro de un contexto reproductivo en transformación.

En la segunda sección se destaca que, en años recientes, el envejecimiento demográfico se ha convertido en un fenómeno social creciente y merecedor de mucha atención por parte de los científicos sociales. Austreberta Nazar Beutelspacher y Benito Salvatierra Izaba, investigadores de El Colegio de la Frontera Sur, abordan las características particulares de los varones ancianos que padecen diabetes y su asociación con cuadros depresivos como causas de muerte entre ese subgrupo poblacional. Por otra parte, los factores que condicionan la participación laboral de los adultos mayores en el Estado de México son tratados por Beatriz Millán León, de la Universidad Autónoma del Estado de México, quien sostiene que el buen estado de salud, el ser jefes de hogar y la no recepción de transferencias económicas son las principales condicionantes de que los ancianos mexiquenses varones permanezcan activos laboralmente, mientras que para las mujeres resaltan las características de su trayectoria de vida, tales como su estado civil o su historia laboral como explicaciones de esa permanencia en la actividad económica.

En la tercera sección, María Rosario González Rodríguez, Francisco Velasco Morente y Luis González Abril, de la Universidad de Sevilla, evalúan el nivel de eficiencia de los gobiernos de las Comunidades Autónomas del Estado español en la aplicación de políticas públicas para la reducción de la pobreza, en sus dos vertientes: incidencia e intensidad, en el año 2000. Por su parte, el trabajo de Félix Acosta, investigador de el Colegio de la Frontera Norte, expone los avances del proceso de institucionalización de la evaluación de la política social en México a partir de 2006 y señala algunas de las tareas pendientes y los dilemas que el gobierno mexicano deberá resolver en el mediano plazo para lograr que la evaluación de la política social contribuya a mejorar la rendición de cuentas, la transparencia, la participación social, pero sobre todo la eficiencia y la eficacia de las acciones del gobierno orientadas a mejorar el bienestar de la población y a combatir la desigualdad social y la pobreza.

En la cuarta sección se aborda el tema de la segregación laboral. Según reportes de la Organización Internacional del Trabajo, hay más de 240 millones de desempleados en el mundo y la Organización Internacional del Trabajo, dice que la crisis económica actual (2008–2009) puso fin a un ciclo positivo de varios años que había permitido bajar el desempleo urbano en América Latina y El Caribe. Se estima que al menos 2.2 millones de personas se incorporaron a las filas del desempleo en el transcurso del 2009, y que el número total de desempleados en la región podría estar hoy cercano a los 18 millones de personas. Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) sostiene que la crisis en México provocó que 2.5 millones de personas de la población económicamente activa estuviera en situación de desempleo. Aunque se prevé —y ya está ocurriendo— en algunos países un repunte positivo del crecimiento económico, es muy posible que la recuperación sea lenta en términos de creación de nuevas fuentes de trabajo en los años por venir. Ante este panorama, resulta imperativo analizar y debatir sus consecuencias sobre los fenómenos demográficos. Sabemos, por los estudios realizados para otras coyunturas económicas —como la crisis de la deuda experimentada al comienzo de la década de 1980— que el impacto del deterioro laboral y del descenso en la calidad de vida sobre las variables poblacionales es diferencial y que está mediado por numerosos factores sociales y culturales. Dada la evolución reciente de nuestras transformaciones demográficas, se incluye el trabajo de Vera Sollova Manenova y Jesús Salgado Vega, ambos, investigadores de la Universidad Autónoma del Estado de México, quienes analizan la evolución de la segregación ocupacional de género en el mercado laboral del Estado de México. El artículo aporta evidencias acerca de las diferencias de la ocupación entre hombres y mujeres. Además, concluyen que las mujeres continúan ocupándose en los empleos tradicionales, lo cual ayuda a mantener la segregación laboral de las mujeres. Por su parte, Irene Albarrán Lozano y Pablo Alonso González analizan la inserción laboral de las personas con discapacidad en España y concluyen que las personas con estas características encuentran dificultades y barreras de todo tipo en su acceso al mundo laboral que el resto de los ciudadanos sin discapacidad independientemente de su edad, sexo y escolaridad. Las mujeres con discapacidad en edad de trabajar se encuentran en peor situación ante el empleo que los hombres, toda vez que presentan mayores tasas de inactividad y vulnerabilidad.

En este número, incluye temas que son obligados en la agenda demográfica del siglo XXI.

 

Juan Gabino González Becerril
Director

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