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Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.15 no.60 Toluca abr./jun. 2009

 

Escenarios sociodemográficos en un contexto de subdesarrollo y crecimiento poblacional negativo

 

Socio-demographic experiences in a context of underdevelopment and negative demographic growth

 

Diego Enrique González y Humberto González

 

Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba y El Colegio de la Frontera Norte

 

Resumen

En Cuba ha comenzado a disminuir la población, al tiempo que se ha iniciado un acelerado envejecimiento. Estos fenómenos imponen agudos retos a la sociedad cubana. Este panorama es recreado en el presente artículo mediante la elaboración de escenarios sociodemográficos, los cuales pueden servir de referente cercano para otros países de la región. La conveniencia de divulgar oportunamente ejercicios de este tipo —donde se presentan diferentes alternativas sobre comportamientos futuros de la población en cuanto a su volumen y composición por sexo y edad— consiste en poner en manos de los funcionarios, académicos y políticos una herramienta de elevada utilidad para la formulación de políticas que permitan modificar o contrarrestar los efectos no deseados de las tendencias demográficas en curso.

Palabras clave: escenarios sociodemográficos, baja fecundidad, decrecimiento poblacional, envejecimiento acelerado, población, desarrollo, Cuba.

 

Abstract

In Cuba the population has begun to diminish and, at the same time, accelerated aging has also begun. This phenomena impose acute challenges to this society where the old "Malthusian population problem" by opposed other of decrease in the number of inhabitants is replaced of unquestionable way. This panorama is recreated in the present article through probable social and demographic scenes in the largest of the Caribbean islands, which can be used as near reference for other countries of the region. The convenience of timely disclosing exercises of this type—where different alternatives on future behaviors from the population as far as their volume and composition by gender and age appear— consists in putting into the hands of civil employees, academics and politicians a tool of high utility for the formulation of policies that allow modifying or counteracting demographic tendencies of undesired effects.

Key words: social and demographic scenes, low fertility, population decrease, accelerated aging, population, development, Cuba.

 

Introducción

Los países de América Latina y El Caribe se han caracterizado por elevadas tasas de crecimiento poblacional desde mediados del siglo pasado hasta décadas cercanas en que dicho aumento explosivo de habitantes se ha ido atenuando como consecuencia del descenso de la fecundidad. Esto fue una meta buscada que se fue generalizando para la mayoría de los países pobres, como supuesta forma de alcanzar el desarrollo socioeconómico.

En algunas subregiones de América Latina, como El Caribe, dicho descenso se ha venido produciendo de manera más rápida, y destacadamente se ha venido dando en Cuba, caso que es abordado en el presente artículo, en el cual proponemos, en el marco de la temática población-desarrollo, destacar aspectos singulares de la dinámica demográfica que pueden generar a corto plazo situaciones de gran incidencia en varias esferas de la vida social de este país. En la búsqueda de predicciones al respecto se consideran diferentes escenarios que se pueden presentar atendiendo básicamente a la reciente evolución del crecimiento poblacional del archipiélago cubano y las repercusiones sociodemográficas que ello potencialmente condiciona.

La peculiaridad más relevante de la situación demográfica de la mayor de Las Antillas se presenta en el descenso de su número de habitantes, lo cual constituye una situación sin antecedentes en sociedades en vías de desarrollo, aunque las tendencias al respecto de varios países y regiones del área latinoamericana apuntan en el mismo sentido, lo cual transciende al marco cubano el interés por este tipo de estudios.

Con el abordaje de la referida temática también se trata de evidenciar el cambio radical de la tradicional y controversial relación crecimiento poblacional-desarrollo económico y las repercusiones que ello puede ocasionar en los paradigmas que trataban de explicar el "problema demográfico", así como las profundas implicaciones que dicha situación puede tener en diferentes dimensiones de la sociedad, la familia y los individuos.

Así, la realización de este trabajo tiene como objetivo general el aportar elementos para la conformación de políticas de población que tomen en cuenta las problemáticas de diferente tipo que tendrán que enfrentar en un futuro cercano países o regiones de América Latina, ante un crecimiento natural muy bajo o negativo de su población, agravado por la emigración, tomando para ello el referente de Cuba, tanto por ser éste el primer país de la región donde se presenta un decrecimiento demográfico, como por la disponibilidad y confiabilidad de la actualizada información con que se cuenta en las instituciones nacionales al respecto.

Para el desarrollo del trabajo, primeramente se exponen algunas visiones que históricamente han dominado la discusión en torno a la relación crecimiento poblacional-desarrollo económico y los cambios que se están suscitando a la luz de las nuevas condiciones emergentes de bajo crecimiento demográfico. A ello le suceden unas consideraciones metodológicas que hacen más claro, básicamente para los no especialistas, lo presentado. Posteriormente se exponen elementos de las hipótesis sobre el comportamiento futuro de las variables de cambio demográfico en Cuba y finalmente se muestran probables escenarios poblacionales y un análisis de los mismos en el marco del descenso poblacional de este país caribeño.

 

Crecimiento poblacional y desarrollo

El interés por conocer aspectos del tamaño y la estructura de la población para vincularlos con los recursos disponibles u otros aspectos económicos o sociales se remonta a épocas antiguas de la historia de la humanidad en diferentes culturas, ejemplo de ello son los antiguos chinos, entre los que se destacó Confucio, quien planteaba que el exceso de población podía reducir la productividad y con ello el nivel de vida de los habitantes de diferentes regiones, por lo que se debía de buscar una proporción ideal entre tierra y población. Por ello se dedicó a estudiar los factores que podían limitar el aumento en el número de habitantes, sin embargo, sus teorías se inclinaban a ver el crecimiento poblacional como algo positivo (Naciones Unidas, 1978).

Entre los griegos, en obras de personajes tan significativos para la civilización occidental como Platón y Aristóteles, se hacen propuestas en cuanto a normas sobre el óptimo de población y políticas para alcanzarlo. Entre estos últimos aspectos consideraban el control de la natalidad entre familias numerosas, cuando se manifestaba sobrepoblación y estimular la fecundidad y la inmigración cuando el problema era de menor población que la deseada. En general, la preocupación de estos giraba en torno a la población necesaria para gobernar y defender adecuadamente a las ciudades-estado que conformaban Grecia. En sentido contrario, los romanos estaban preocupados por extender su imperio y colonizar nuevas regiones, para lo cual necesitaban más población, y para tal fin estimulaban los matrimonios, destacando la función reproductiva de éstos como la básica. A través de ello y la toma de otras medidas, como la monogamia, buscaron estimular que se generara un mayor número de nacimientos (Naciones Unidas, 1978).

Otras culturas y religiones antiguas, como los hebreos y cristianos, apreciaban el incremento de la población como algo benéfico, proponiendo en numerosos aspectos medidas que se oponían al control de la natalidad; no obstante, una parte de los cristianos atribuían al excesivo crecimiento demográfico la existencia de diversos males socioeconómicos en los pueblos. Las ideas al respecto de los musulmanes eran similares a la de los poblacionistas cristianos y hebreos, planteándose algunos pensadores árabes argumentos muy sugerentes, muestra de ello es el criterio de Ben Chaldún, consistente en que una población numerosa facilita la división social del trabajo, un empleo más eficaz de los recursos y mayor seguridad militar y política, y con ello la elevación del nivel de vida de la población. Ben Chaldún también llamó la atención sobre la relación entre los ciclos de cambios económicos y los poblacionales (Naciones Unidas, 1978).

Los representantes de diversas corrientes del pensamiento posteriores al Renacimiento, entre las que se destacan los mercantilistas y los fisiócratas, emitieron diferentes opiniones en torno a la relación entre el número de habitantes y el desarrollo socioeconómico, las que indicaban una posición básicamente poblacionista, aunque en no pocos casos se apreciaba con reservas un incremento desmesurado del número de habitantes y se destacaban aspectos que podían evitar esta situación (Lorimer, 1962).

Conjuntando todos estos antecedentes, salen a la luz las influyentes teorías de Thomas R. Malthus, las cuales propugnaban la limitación del crecimiento poblacional, básicamente en las capas bajas de la sociedad, como medio para eliminar el gran obstáculo al desarrollo social y económico de los países. La difusión de las polémicas ideas, las que fueron plasmadas en el famoso y multieditado Ensayo sobre el principio de la población (Malthus, 1798, 1951), trascienden hasta nuestros días no por su originalidad, ni porque se sustenten en evidencias empíricas reales y ni siquiera porque busquen realmente mejorar el nivel de vida de todos los miembros de la sociedad, sino porque lograron llamar la atención de la comunidad científica desde entonces sobre la relación que podía existir entre el crecimiento de la población y el desarrollo económico.

El "problema" poblacional fue tratado a través de diferentes teorías con pretensiones explicativas y predictivas, entre las que se destaca la teoría de la transición demográfica,1 la cual plantea que las poblaciones pasan de un bajo crecimiento poblacional, derivado de una alta mortalidad y a pesar de una también elevada fecundidad, a un bajo crecimiento de la población, producto en esta etapa de un bajo nivel de ambas variables de cambio demográfico. La evolución que van experimentando las variables demográficas —básicamente la mortalidad y la fecundidad— y que dan origen a diversos grados de crecimiento poblacional son diferenciados en estadios por varios autores, entre los que se destacan W. Thompson (1929), A. Landry (1934), F. Notestein (1945), K. Davis (1945), O. Blacker (1947), A. Coale y E. Hoover (1958), entre otros. Las fases de la transición demográfica que sugirieron los estudiosos de los procesos demográficos que son asociados al comportamiento de las principales variables de cambio demográfico, aparecen relacionados al desarrollo socioeconómico existente.

Una de dichas clasificaciones, la de Blacker, hizo referencia a cinco fases de la transición demográfica, éstas son:

1. La estacionaria y alta, caracterizada ésta por altas tasas de mortalidad y de natalidad.

2. La creciente inicial, con altas tasas de natalidad y aún altas de mortalidad, pero comenzando a declinar.

3. La creciente tardía, con tasas de natalidad decrecientes, pero donde la mortalidad decrece con mayor rapidez.

4. La estacionaria baja, con tasas de natalidad bajas, equilibradas por una mortalidad igualmente baja.

5. La decreciente, con una baja mortalidad y una natalidad más baja aún, lo que provoca un excedente de defunciones sobre nacimientos.

Las tres primeras fases se pueden asociar a un crecimiento poblacional cuantitativamente positivo, la cuarta con un crecimiento cercano a cero, mientras que en la quinta etapa se experimenta un decrecimiento natural de la población. Atendiendo a la otra variable de cambio importante: la migración, el número de habitantes puede comenzar a aumentar o disminuir en la cuarta o quinta etapa, según el balance migratorio sea positivo o negativo, respectivamente.

En el caso de experimentarse una importante disminución sistemática en el número de habitantes, se estaría en presencia del cambio del "problema" poblacional malthusiano, pues ahora ya no sería una masa de población creciente, ejerciendo presión sobre recursos que aumentan en menor grado, sino una población cada vez menos numerosa en valores absolutos y con limitada aptitud física para trabajar por el proceso natural de envejecimiento, lo que puede obstaculizar la generación de los recursos necesarios. Esta es la situación en la que se encuentran un número importante de países desarrollados2 y Cuba, entre los que están en vías de desarrollo.

El comportamiento estacionario o decreciente de la población es asociado a otras situaciones demográficas y socioeconómicas, las que debidamente contextualizadas deben ser oportunamente diagnosticadas para que así exista la posibilidad de que ello, lejos de ser un obstáculo, sea una ventana de oportunidad para alcanzar un mayor desarrollo.

En esta línea entre los cambios demográficos que condicionan y a la vez son afectados por la disminución en el número de habitantes se encuentran los referidos a los niveles de las tradicionalmente más destacadas variables de cambio demográfico: la fecundidad y la mortalidad, las cuales pueden tener tendencias que aunque fluctuantes a bajos niveles pueden ser divergentes, lo que conjuntamente con el comportamiento de la migración determinará los diferentes escenarios poblacionales que se observen en los países de esta región en un plazo más o menos mediato, de los que Cuba puede ser un referente cercano, incrementando el interés que puedan presentar los análisis aquí contenidos para el resto de las poblaciones de la Cuenca de El Caribe y América Latina, en general.

 

Consideraciones metodológicas

Este es un acápite donde los lectores interesados en los aspectos técnicos pueden encontrar las explicaciones del origen de los diez escenarios poblacionales presentados, de los que sólo se comentarán cinco aquí: uno, tres, cinco, ocho y diez como exponentes de las variantes media, alta, baja, constante y máxima respectivamente, ya que éstos dan el espectro general de posibles situaciones futuras en el panorama sociodemográfico del país.

Se debe tener presente que el escenario uno ha sido tomado de la proyección oficial publicada en 2006 por el órgano estadístico cubano para los trabajos de planificación territorial y demás labores en las que se utiliza esta información, razón por la cual se obtuvo por agregación o suma de las proyecciones de cada provincia, mientras que el resto de los escenarios se elaboraron directamente, con proyecciones a nivel nacional. A pesar de haber usado el mismo software, esta diferencia metodológica introduce determinada variación en los cálculos, que aunque poco significativa desde el punto de vista estadístico, explica por qué la cifra de población del año 2007 en el escenario uno, es menor que la del escenario cinco (variante baja). Esto no constituye un obstáculo teniendo en cuenta que lo importante es analizar las características y tendencias generales.

Las fuentes de datos empleadas en todos los casos fueron las oficiales emitidas por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) de Cuba, que provienen del Sistema de Información Estadístico Nacional en la categoría de Demografía (SIEN-D).

El periodo de proyección considerado para todos los escenarios fue 2005-2035, y la población base fue la población media del año 2005. Para fines de difusión pública de la información obtenida como resultado de la proyección de cada escenario se tomó como año inicial 2007, aunque debe señalarse que en el escenario uno la población proyectada para 2005 reprodujo la calculada.3 Con relación a 2006 sucedió algo similar, lo que refuerza el nivel de acertividad logrado en la elaboración de las hipótesis, al menos para los años más cercanos. En la elaboración de las hipótesis se trabajó con series cronológicas de nacimientos, defunciones, migraciones internas y migraciones externas.

El método empleado para proyectar fue el de las componentes (ecuación compensadora) y el programa de cálculo empleado fue el RUP (Arriaga, 2001), recomendado por especialistas del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade) División de Población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). El método consiste en dar seguimiento a cada cohorte de personas de la misma edad y sexo a través de su vida, tomando en consideración la exposición que tienen a la fecundidad, la mortalidad y la migración.

El programa de cálculo está diseñado para proyectar grupos de edades quinquenales para periodos quinquenales y a partir de los mismos obtiene por interpolación las edades simples y los años intermedios.

Formulación de hipótesis

En las hipótesis elaboradas para cada variable en cada escenario se manejaron tres criterios: promedios, tendencias y criterio de experto. La combinación armoniosa, lógica y racional de estos tres factores aseguró la construcción de un variado mosaico de escenarios con los cuales se pueden analizar prácticamente todas las posibilidades, particularmente las más probables. El punto de partida para la elaboración de las hipótesis de cada variable lo constituyó el promedio de los últimos cinco años; seguidamente se realizó un análisis de tendencia con el objetivo de fijar el valor inicial y elaborar los supuestos sobre la evolución futura de la variable. Finalmente se utilizó el criterio de experto a fin de corregir valores y tendencias obtenidos a través de métodos puramente estadístico-matemáticos, los que obviamente no estaban atemperados con criterios cualitativos que puedan modificarlos numéricamente.

En el escenario uno, por ejemplo, el promedio de la fecundidad en los últimos cinco años es más elevado que la hipótesis inicial utilizada, pues su valor en los dos últimos años era mucho más bajo. Se estableció entonces el valor inicial igual al más bajo del periodo, que fue el del último año. El análisis de tendencia realizado indicaba que la variable continuaría descendiendo, lo que fue corregido por criterio de experto considerando que la contracción de la fecundidad no podía continuar indefinidamente.

En la perspectiva se consideró incluso un aumento discreto de la fecundidad. Un tratamiento parecido recibió la variable migración: se obtuvo el promedio de los últimos cinco años y se tomó dicho valor como punto inicial. La tendencia mostraba un ligero incremento, pero por criterio de experto se consideró que se mantendría en ese mismo nivel durante un decenio, para luego comenzar a disminuir en 25 por ciento por quinquenio hasta llegar a cero.

En la mayoría de los escenarios alternativos se presentan fundamentalmente variaciones de la fecundidad con respecto al escenario uno, en otros dos se hace lo mismo con las migraciones externas (escenarios seis y siete), otro con fecundidad y migraciones externas (escenario diez), y finalmente uno en el cual se mantienen constante las tres variables, es decir, fecundidad, mortalidad y migraciones (escenario ocho). Ello se debe a que la variable que mayor incidencia tiene en estos momentos en la dinámica demográfica del país, en su crecimiento, es la fecundidad. En el cuadro 1 se presenta un resumen de los valores considerados al inicio y al final del periodo proyectado en cada escenario para cada variable.

Las variables mortalidad y migraciones resultan más estables o predecibles. La mortalidad, por ejemplo, alcanza en Cuba niveles muy bajos, y por ello no se espera una variación notable de su comportamiento, de modo que no será esta partida la que marque la pauta del crecimiento poblacional. No es presumible que el nivel de la misma se mueva en un sentido u otro marcadamente y en todo caso los niveles alcanzados y las políticas sociales, fundamentalmente las de salud, deben incidir en que continúe con su tendencia al descenso y en consecuencia un aumento de la esperanza de vida.

En cuanto a la migración, es la variable que más rápidamente puede incidir en el crecimiento de la población. Se ha caracterizado por una gran estabilidad en Cuba en los diez años recientes, aunque su comportamiento está sujeto a la manera en que se desarrollen las relaciones políticas entre los gobiernos de la isla y de Estados Unidos, lo que la convierte en un parámetro de difícil pronóstico en un momento dado.

La fecundidad, en cambio, se considera que está en niveles deprimidos y con tendencia a contraerse aun más, como lo reflejan los valores alcanzados en 2006. Sin embargo, algunas investigaciones señalan que existen reservas en este campo (ONE/Cepde, 2003; Franco Suárez, 2005), que pueden revertir o al menos suavizar la situación y retardar en el tiempo los efectos más complejos de la interacción entre las variables demográficas: el decrecimiento poblacional y el envejecimiento demográfico.

Escenarios para el periodo 2007-2035

La dinámica demográfica actual en Cuba amerita la realización de ejercicios de escenarios de población. El país ha decrecido demográficamente en el año 2006 (ONE/CEPDE, 2006) y se espera que lo siga haciendo en los próximos años, si se mantiene la situación actual, lo que constituye un hecho inédito en el contexto de los países en desarrollo en ausencia de desastres naturales, epidemias letales, crisis económicas o políticas de grandes proporciones o conflagraciones militares que lo puedan explicar. Este hecho tiene implicaciones mediatas y trascendentes que deben ser evidenciadas y analizadas por los especialistas del país, así como del resto de América Latina, pues para ésta en su conjunto, y en particular para los países con más avance en la transición demográfica, las tendencias de la fecundidad cubana pueden resultar en perspectiva una importante referencia o patrón (González y González, 2007).

El proceso demográfico que está ocurriendo en Cuba tiene sus peculiaridades. Mientras que en los países desarrollados el decrecimiento tiene un origen natural —diferencia entre los nacimientos y las defunciones—, en Cuba, de manera similar a otros países de América Latina, el peso de la emigración es significativo. Sin embargo, dada la estabilidad de dicha variable en la última década, y el real mantenimiento de la fecundidad en niveles muy bajos con tendencia a contraerse aun más, se atribuye el decrecimiento demográfico señalado a esta última variable.

El mantenimiento de la fecundidad en muy bajos niveles sostenido a lo largo de muchos años, sin que medien ciertos cambios sustantivos en la mortalidad y la migración, condiciona ritmos lentos de crecimiento poblacional o su decrecimiento, lo que a su vez desencadena o acelera otros procesos demográficos de potencial repercusión socioeconómica y política (González y González, 2007).

Esto es típico de los países desarrollados, donde por lo general existe una avanzada o concluida transición demográfica, y Cuba, como excepción, se incluye en este grupo. El proceso descrito puede ser contrarrestado en los países ricos mediante importantes corrientes de inmigrantes que llegan de las regiones más pobres, y en menor medida, en no pocos casos, con políticas de estímulo a la fecundidad.

Para los países en desarrollo, con menos avance de su transición demográfica, parece improbable la ocurrencia actual de dicho proceso, y menos aun su solución al estilo señalado para los países ricos. Sin embargo, por ser Cuba un caso muy peculiar en este contexto de naciones por lo avanzado de dicho fenómeno, la construcción de escenarios de población adquiere notable relevancia como pronóstico de lo que puede acontecer próximamente en otros países caribeños y latinoamericanos.

Los trabajos de pronósticos, predicciones o proyecciones de cualquier tipo entrañan un riesgo que introduce determinado nivel de incertidumbre en los resultados. Esto es particularmente así en el campo de la población. En la literatura sobre las proyecciones de población es usual encontrar la recomendación de actualizar las proyecciones cada tres a cinco años, pues al igual que cualquier otro trabajo de pronóstico, lo que se busca es una aproximación a un entorno tendencial derivado de la interacción entre las variables que intervienen en el proceso, mismas que no siempre se desarrollan como se asume en las hipótesis sobre su comportamiento (ONE/Cepde, 2006).

En la medida en que los supuestos o hipótesis considerados se acerquen posteriormente a la realidad, será mayor el nivel de "acertibidad" logrado. Así, por ejemplo, en el año 2004, el órgano estadístico cubano elaboró una proyección de población (ONE/Cepde, 2004), que al cierre de ese mismo año ya resultaba inexacta u obsoleta, a consecuencia del comportamiento de la fecundidad, que lejos de aumentar, como se previó, se contrajo aun más.

Ello explica la conveniencia de realizar ejercicios de escenarios cuyo propósito es ofrecer diferentes alternativas sobre comportamientos futuros de la población en cuanto a su volumen y composición por sexo y edades, fundamentalmente. Al mismo tiempo, los escenarios constituyen una herramienta de elevada utilidad en manos de los formuladores de políticas, toda vez que pueden dirigir las acciones en función de las variables demográficas; pueden tomar medidas con el objetivo de modificar las mismas o modificar aspectos de la sociedad teniendo en cuenta las mismas, todo bajo la perspectiva de la interrelación población-desarrollo.

Es necesario tener presente que se pueden construir tantos escenarios como se requieran, algunos de ellos con mayores probabilidades de acierto, otros como alternativas menos probables y finalmente algunos como un simple ejercicio académico. En este contexto se han elaborado 10 escenarios de evolución futura de la población, nueve de los cuales son los alternativos a la proyección oficial (ONE/Cepde, 2006), la que comúnmente se denomina variante media o recomendada (escenario uno). Más adelante aparece un resumen de los criterios cualitativos y cuantitativos manejados en la construcción de cada uno de estos escenarios, que han sido elaborados a nivel nacional para poder concretar tendencias y comportamientos manejables, que se puedan vincular o asociar con determinadas medidas.

 

Principales resultados

En el cuadro 2 se presentan los totales de población obtenidos en cada escenario para el año 2007, y en adelante para los años del periodo analizado terminados en cero y cinco. Lo primero que debe señalarse es que en cualquiera de los escenarios, el país nunca alcanzará los 12 millones de habitantes, ni aun bajo los supuestos del escenario diez, en el cual se asume que no habría ninguna migración externa y que la fecundidad al final del periodo se aproximaría al nivel de reemplazo poblacional, lo que de hecho representa la variante máxima. En este caso, el total de población se acercaría a 11.9 millones de habitantes en el año 2030. Por otro lado, no hay un solo escenario en el cual la población total no decrezca a partir de un momento dado del periodo de 29 años considerado, incluso en el ya mencionado escenario diez, cuya población estaría decreciendo entre los años 2030 y 2035.

Además del escenario uno, tienen valor práctico el tres (variante alta) y el cinco (variante baja), que pueden considerarse escenarios probables: el ocho es un ejercicio clásico en el campo de las proyecciones,4 pero como puede observarse, resulta muy poco probable, siendo el que muestra el mayor decrecimiento poblacional a lo largo del periodo considerado.

Finalmente, el escenario diez, aunque tiene más valor teórico que práctico, no deja de ser un ejercicio importante. Los demás son variantes que tienen menor trascendencia. Es por ello que el análisis se centrará en los escenarios uno, tres, cinco y ocho, fundamentalmente, aunque se comentará ocasionalmente el escenario 10.

Es conveniente destacar que en cualquier escenario las tendencias señaladas están presentes, sólo que en unos los cambios ocurren más temprano y en otros más tarde.

Así, por ejemplo, la tendencia observada en el escenario uno, consistente en que todos los grupos de edades estudiados decrecen a lo largo del tiempo, excepto el de 60 años y más, es válido para el resto de los escenarios. Un examen de los mismos por grupos de edades asociados a determinados servicios considerados imprescindibles se presenta a continuación.

La población de cero a cinco años, que demanda los servicios médicos especializados de pediatría y de vías de enseñanza no formales, así como de guarderías o jardines infantiles, entre otros servicios, decrece en cualquiera de los escenarios analizados. En los 19 años comprendidos entre 2007 y 2025, dicha población disminuiría entre 114.4 mil y 213 mil personas de acuerdo con la variante baja y alta (los escenarios tres y cinco, respectivamente), siendo éstos los valores extremos probables que representan entre 14 y 28 por ciento de reducción de la población en la primera infancia existente en el país. El descenso en la variante constante (escenario ocho) es de 193.5 mil personas, y en el diez es tan sólo de 21.9 personas, pero se debe recordar que ambos tienen valor teórico y por tanto poca probabilidad de ser alcanzados en el periodo proyectado.5

La sensible reducción de la población de cero a cinco años responde conjuntamente con el mantenimiento de la fecundidad por debajo del reemplazo poblacional a la existencia de un menor número de mujeres en las edades más jóvenes, cuando se tiene el mayor número de hijos en el país, de acuerdo con los patrones reproductivos existentes.

Con los grupos en edades escolares sucede otro tanto. La demanda general de estos servicios, concentrados en las edades entre seis y 23 años, decrecerá entre los años 2007 y 2025 entre 642 mil y 816 mil personas de acuerdo a los escenarios tres y cinco, respectivamente, lo que se consideran los valores extremos probables. Para el escenario ocho la disminución sería de 851 mil y para el diez de apenas 547 mil personas, respectivamente.

La población que demanda los servicios de enseñanza primaria podría descender entre 163 mil y 257 mil; la que demanda los servicios de enseñanza media, entre 238 mil y 307 mil, y la relacionada con la educación superior, entre 241 mil y 251 mil personas, respectivamente, lo que representa que, del total del descenso de la población de 0 a 59 años, en la variante alta, alrededor de 25 por ciento corresponderá a los niños de primaria, y poco más de 37 por ciento a los de nivel medio, y similar proporción para los universitarios. Para la variante baja, la más importante disminución relativa se observará entre el nivel medio, con alrededor de 38 por ciento, mientras el primario y superior representará poco más de 30 por ciento del descenso.

En cuanto a la población en edad laboral (hombres de 17 a 59 años y mujeres de 17 a 54), la cual está asociada fundamentalmente a la demanda de empleo, podría descender entre 735 mil y 762 mil efectivos entre 2007 y 2025, según los escenarios extremos más probables (tres y cinco). De manera que en ambos casos desciende marcadamente, pero la diferencia entre uno y otro escenario no resulta significativa. El escenario diez, sin embargo, muestra un descenso más moderado, mientras que el ocho aparece como el escenario donde el descenso es mucho más profundo.

El hecho de que la población en edad laboral descienda no entraña un reto aparente importante en sí mismo, teniendo en cuenta que, como tendencia, la población en general desciende. Sin embargo, habría que analizar si tal descenso —el de la población en edad laboral—, está en correspondencia o es proporcional al de la población en general o al de los grupos en edades no laborales, aspecto que será retomado más adelante.

Resulta igualmente interesante analizar la relación entre la población que arriba a la edad laboral y la que sale de dicha edad. En el cuadro siguiente se muestran las personas que llegan a 17 años (límite inferior de la edad laboral de acuerdo con la legislación cubana vigente) y la suma de los hombres arribantes a 60 y de las mujeres arribantes a 55 (salidas de dicha edad de acuerdo con la legislación vigente hasta finales del año 2008), según los distintos escenarios.

 

Como se aprecia, entre 2015 y 2020, las entradas a la edad laboral comienzan a ser menores que las salidas en todos los escenarios (incluso en los escenarios ocho y diez), hecho que sin dudas significa un problema al cual se le debe prestar la mayor atención.

En síntesis, se tiene que la población en edad laboral en términos cuantitativos descenderá y que entre los años señalados la cantidad de personas que saldrá de dicha edad será superior a la que llegará a la misma en cualesquiera de los escenarios analizados, por lo que la estructura por edad ideal de la población para el desarrollo —el llamado bono demográfico— se agotará en un plazo relativamente breve.

Finalmente, resulta conveniente analizar cómo la población en edad laboral soportará a la que no está en dicha edad, o lo que es igual, como es la relación entre la población que aporta los recursos laborales y la que no está disponible para ello. Un indicador que posibilita una aproximación a ello es el índice o relación de dependencia por edad, también conocido como coeficiente de carga, el cual expresa la relación entre la población joven y de la tercera edad, con respecto a la población adulta.

En la actualidad el valor de dicho índice es favorable y para 2007 oscilaría entre 52.8 y 53.1 por ciento, pero va aumentando con los años en cualquier escenario y a partir de 2020 comienza un acelerado deterioro arribando a 2025 con un valor que oscila entre 65.1 y 68.7 por ciento, lo que implicaría una carga notable, básicamente de población envejecida, sobre los recursos laborables, particularmente sobre la población ocupada (ver cuadro 7).

La parte más visible y conocida de la actual situación demográfica cubana es el envejecimiento poblacional, lo que comúnmente se interpreta como el aumento en la proporción de personas de 60 años y más de edad con respecto al total. En ese sentido, los escenarios analizados muestran cifras para 2007 muy similares, de poco más de 1.8 millones de personas en esas edades, lo que en términos relativos representa 6.2 por ciento del total. Hacia 2025, si bien las cifras absolutas de los escenarios más probables son igualmente similares (2.92 millones), en términos relativos el envejecimiento oscilaría entre 25.1 y 26.4 por ciento del total, respectivamente.

Es conveniente señalar que las mujeres tendrán una mayor presencia que los hombres en este grupo por el hecho de la llamada sobremortalidad masculina; así, según el escenario 1, en 2025 la población de 60 años y más estará conformada por 1.3 millones de hombres y 1.6 millones de mujeres. La proporción de hombres de 60 y más años contra el total de hombres será de 24.2 por ciento, y la de las mujeres, dentro de las propias mujeres, de 28.1 por ciento (ver cuadro 8).

La edad media y mediana suele resultar un buen indicador para evaluar el envejecimiento poblacional. La edad promedio de la población cubana (edad media) para 2007 en cualquiera de los escenarios analizados se ubica en poco más de 37 años y para 2025 oscilaría entre 43 y 44 años, de acuerdo con los escenarios más probables. El escenario diez muestra valores para el indicador de 42.5, mientras que con el escenario ocho se ubicaría en 43.8 años de edad.

La mediana como indicador estadístico aporta una idea más precisa sobre el envejecimiento poblacional, teniendo en cuenta que se interpreta como la edad puntual a partir de la cual habría la misma cantidad de personas hacia edades mayores que hacia edades menores. La mediana para el año 2007 en todos los escenarios analizados presenta el mismo valor, 36.7 años, cifra inferior a la media. El ritmo de crecimiento de la mediana resulta, sin embargo, superior al de la media y hacia 2025 oscila entre 44.4 y 45.5 años, según los escenarios más probables (ver cuadro 9).

Finalmente, en un intento por resumir la esencia de los escenarios de población planteados se tendría que el envejecimiento es un proceso presente en la dinámica demográfica actual y futura en Cuba, que puede atenuarse o incrementarse en función de la fecundidad, que se manifiesta por el aumento en la proporción de personas de 60 años y más en detrimento de los otros grupos de edad y que posee un elevado índice de feminidad.

 

Conclusiones

Antecedentes de los planteamientos y subsecuentes discusiones, desde la antigüedad hasta épocas recientes, en torno a la relación crecimiento poblacional-desarrollo, sugieren lo irreconciliable y polarizado de las posiciones y que éstas han adolecido de una generalización y descontextualización, tanto en la explicación de sus causas como de sus implicaciones.

La posición tradicional que dominó en las últimas décadas del recién concluido siglo, apunta a destacar, en mayor medida, una visión negativa en torno al crecimiento poblacional, particularmente para los países en vías de desarrollo. Entre los argumentos que apoyan esta visión se encuentran los de tipo económico, tecnológico o social (Naciones Unidas, 1996).

Sin embargo, contrapuestos con la anterior postura, los países ricos, particularmente de Europa Occidental y del Norte, están desarrollando políticas pronatalistas en sus territorios y tolerando la inmigración de fuerza de trabajo para compensar las insuficiencias poblacionales, tanto por el decrecimiento en el número de habitantes como por el importante proceso de envejecimiento que están experimentando.

Un criterio conciliatorio en este mar de divergentes posiciones pudiera ser que realmente la relación desarrollo económico-crecimiento poblacional reviste una importancia para el análisis del desarrollo, pero tanto la magnitud como el sentido del crecimiento demográfico pueden tener implicaciones positivas o negativas atendiendo al contexto espacial, temporal, social y demográfico analizado.

Atendiendo a los escenarios poblacionales probables en Cuba, el comportamiento de las variables de cambio demográfico no parecen apuntar hacia la variación de dos tendencias interrelacionadas: la profundización del decrecimiento del número de habitantes en el país y el envejecimiento de éstos.

De manera que probablemente el país haya alcanzado ya su tamaño máximo de población, lo que acelera su proceso de envejecimiento poblacional. Ello incide en la sociedad y la economía con el aumento de la carga inactiva sobre la población activa, el número de individuos que llegan a la edad en que son considerados un recurso laboral se irá haciendo menor, hasta ser superado por el de los que salen de la edad laboral, se producirá una sobrecarga en el sistema de seguridad social al igual que sobre los servicios de geriatría y gerontología y, lógicamente, se producirán cambios en la estructura y funciones de la familia.

Todo ello entraña un importante reto para las instituciones cubanas, que aunque puede no haber sido completamente ponderado, es enorme, y las formas de enfrentar las problemáticas asociadas a ello son complejas e incluyen medidas demográficas y no demográficas.

Entre las de tipo demográfico se destaca la recuperación de la fecundidad, a través de políticas poblacionistas explícitas, lo que ya se viene haciendo en países europeos. Ello, aunque puede resultar polémico en las visiones existentes en torno a los países en desarrollo, debe de considerase vital para la sociedad cubana.

En apoyo a tal meta habría que implementar un conjunto de medidas socioeconómicas que tendrían que ser conciliadas armónicamente con la situación objetiva del país. Entre las medidas no demográficas sería posible estimular la permanencia laboral aun después de llegar a la edad de jubilación6; la inversión en la recalificación de la fuerza de trabajo, así como en servicios médicos y asistenciales para la población en edades adultas y adultas mayores, y la preparación de la sociedad y de las familias para atender una creciente población de ancianos, entre otras.

Cuba tendrá que afrontar de manera mediata este reto y con fórmulas distintas de las que están aplicando los países en desarrollo, ya que no cuenta con la solidez económica de los países europeos para tratar de solucionar la trascendental problemática del decrecimiento poblacional y sus implicaciones, razones por las que los escenarios demográficos en la mayor de Las Antillas deben de convertirse en un referente analítico, ampliamente divulgado entre los estados de la región.

 

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Notas

1 A la teoría de la transición demográfica se le han hecho fuertes críticas que cuestionan tanto sus pretensiones descriptivas, como explicativas y predicativas; entre estas últimas se debe destacar el no aportar elementos sobre lo que acontece después de concluir dicha transición poblacional con una población que mantiene un comportamiento estacionario —sin variación del crecimiento de los habitantes— o decreciente.

2 En un artículo de Sarah F. Harbison y Warren C. Robinson (2002) se aborda la situación de decrecimiento poblacional que están experimentando los países europeos desde hace algunos años, como consecuencia de los muy bajos niveles de fecundidad a que se enfrentan, y las políticas pronatalistas establecidas por los gobiernos para tratar de contrarrestar esta preocupante situación.

3 La elevada cobertura y calidad de las estadísticas vitales y otros sistemas de registros administrativos en Cuba, unido a la realización de censos de población de excelente cobertura, posibilita la aplicación de la ecuación compensadora al cierre de cada año para calcular la población a nivel nacional y de todas las divisiones político administrativas. Las cifras obtenidas por este procedimiento son las oficiales, a diferencia de otros países donde dichas cifras son las obtenidas de las proyecciones. Las proyecciones de población en Cuba sólo se usan para la planificación perspectiva.

4 La División de Población de Naciones Unidas lo utiliza. Ver World Populación Prospect.

5 También se debe de considerar la sensible disminución esperable en los servicios de obstetricia y ginecología con la reducción de los nacimientos, y asociado a ello, de los embarazos.

6 En apoyo a ello fue aprobada la nueva Ley de Seguridad Social, en la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional de diciembre de 2008, donde se extiende la edad de jubilación en los hombres hasta 65 años y en las mujeres hasta 60 años.

 

Información sobre los autores

Humberto GONZÁLEZ Maestro en Estudios de Población y doctor en Ciencias Sociales por El Colegio de la Frontera Norte. Actualmente se desempeña como profesor-investigador del Departamento de Estudios de Población y coordinador de la Maestría en Demografía de El Colegio de la Frontera Norte. Con anterioridad (de 1988 al 2000) laboró como investigador del Instituto de Investigaciones Estadísticas y del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de Cuba. Publicó en Cuba varios libros, entre los que destacan Aspectos sociodemográficos del embarazo adolescente en Cuba, por el que recibió una distinción por parte de la Sociedad Cubana de Estudios de la Población, El Centro de Estudios Demográficos y la Representación del Fondo de Naciones Unidas para Actividades de Población. Ha publicado en varias revistas, entre las que se encuentran: Sexología y Sociedad y Frontera Norte. Correo electrónico: hggalban@colef.mx

Diego Enrique GONZÁLEZ Licenciado en Geografía por La Universidad de La Habana en 1978, desde entonces ha laborado en diversas instituciones de Cuba y en otros países como asesor técnico. De igual forma ha tenido un destacado papel como docente en el área de Análisis Demográfico. Actualmente labora en el Centro de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba, ocupando el cargo de Jefe del Departamento de Estudios de Población. Ha asistido a un gran número de eventos nacionales e internacionales y ha publicado numerosos artículos en Cuba y en el extranjero, también tiene en su haber un número considerable de publicaciones técnicas y de divulgación. Correo electrónico: enrique@one.cu

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