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Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.14 no.58 Toluca oct./dic. 2008

 

Migración a Estados Unidos, remesas y desarrollo regional

 

Migration to the United States, remittances and regional development

 

Jesús Arroyo Alejandre y David Rodríguez Álvarez

 

Universidad de Guadalajara.

 

Resumen

Se propone un enfoque de estudio que considera la migración como componente fundamental de la funcionalidad socioeconómica entre asentamientos, como lo plantean los académicos del análisis económico regional, especialmente la teoría del movimiento de Alonso (1978, 1980) y los trabajos de Isard (1979, 1985), Isard y Anselin (1979), Greenwood (1985), Nijkamp y Poot (1986) y Cushing y Poot (2003). Para respaldar su propuesta, los autores analizan las remesas en su contexto geográfico. Además, revisan con dicho enfoque la situación actual de la migración y del uso productivo de las remesas en el desarrollo. Para ilustrar la importancia que tiene en el análisis regional la dimensión territorial de los factores de la migración, se presenta un ejemplo del comportamiento geográfico general de las remesas en estados y municipios de México, así como de su impacto sobre su producción.

Palabras clave: migración, remesas, funcionalidad socioeconómica, desarrollo regional.

 

Abstract

An approach that considers migration as a component of the socio-economic functionality of human settlements is proposed in this essay as it is established by scholars working on regional analysis, in particular Alonso's theory of movement (1978, 1980); the works by Isard (1979, 1985), Isard and Anselin (1979), Greenwood (1985), Nijkamp and Poot (1986) and Cushing and Poot (2003). To support this proposal, the autors analyze remittances from the United States in its geographical context. Furthermore, the situation of migration and remittances on regional development using said approach is studied. To illustrate the importance that the regional analysis and geographical dimensions have on determining factors of migration, an example of general geographical distribution of remittances by states and municipalities in Mexico is used, as well as their impacts on their production.

Key words: migration, remittances, socioeconomic functionality, regional development.

 

Introducción

En la literatura sobre emigración de mexicanos a Estados Unidos hay una gran variedad de temas y enfoques, entre los que predominan los sociológicos y antropológicos sobre los económicos y de análisis regional. Ante la falta de una teoría integral, coherente y reconocida por la comunidad científica que estudie los movimientos migratorios, los trabajos se basan en hipótesis sobre temas específicos de capital humano, mercados laborales regionales, redes de parentesco y amistad, diferencial de salarios y orígenes y destinos. La excepción son aquéllos enmarcados en la "nueva economía de la migración laboral"1 y en la maduración de las redes migratorias,2 dos desarrollos teóricos que no son instrumentos de predicción de amplia generalización temporal y espacial, ni lo serán si no maduran y se convierten en teorías más completas. Lo más probable es que no se construya una teoría propia y generalizable porque la migración es estudiada por la teoría de la localización de centros de población y todo lo que en ellos se encuentra (negocios, hogares, poder, cultura, etcétera) y su interacción, que forma parte de la economía espacial, en la que se basa la ciencia regional.3

Las teorías de la nueva economía laboral y de la maduración de las redes migratorias han tenido avances, y es importante que ahora utilicen más variables para explicar la decisión de emigrar, sobre todo en el campo laboral. Aunque sus hipótesis principales se basan en el individuo, recientemente han incorporado la unidad familiar, pero siguen siendo individuales, pues se considera a la familia como un núcleo de toma de decisiones, de consumo y obtención de ingresos. Tal vez ésta sea la "mitad" más importante de la explicación; la otra "mitad" corresponde al agregado de las decisiones de todos los individuos, esto es, a la explicación de los factores macro, especialmente los de carácter económico, que determinan el contexto de atracción y expulsión migratoria de cada asentamiento de población de los que integran regiones subnacionales o naciones enteras. Además, tales contextos reciben una gran influencia de los "factores sistémicos", relacionados con la dimensión territorial de las decisiones macro de diferentes tipos; por ejemplo, la decisión de construcción de infraestructura, localización de inversiones productivas, políticas económicas como la fiscal, monetaria y otras del gobierno federal, así como aquellas acciones de los gobiernos locales que influyen en la localización empresarial y residencial.

La mayoría de los estudios de ambas corrientes se orienta a explicar en forma parcial el fenómeno en cuestión para establecer lineamientos de política pública y tratar de resolver problemas específicos, o de coyuntura, como los surgidos a partir de las reformas en la legislación inmigratoria de Estados Unidos y de los altos costos del envío de remesas que impuso un grupo pequeño de grandes empresas financieras de dicho país y de México. Aunque algunos estudiosos del tema han hecho grandes contribuciones al conocimiento de la migración internacional, normalmente no incluyen la migración interna como categoría destacada de interacción entre asentamientos humanos, lo cual responde en forma similar a factores de atracción y rechazo y a otros sistémicos. Esto es importante pues si deseamos que los análisis sirvan para política pública es necesario tratar de influir en la migración de mexicanos a Estados Unidos mediante decisiones que impacten en el desarrollo regional y, por ende, en los flujos internos de población.

En este artículo proponemos un enfoque de estudio que considera la migración como un componente fundamental de la funcionalidad socioeconómica entre asentamientos, como lo plantean los académicos del análisis económico regional, especialmente la teoría del movimiento de Alonso (1978, 1980) y los trabajos de Isard (1979, 1985), Greenwood (1985), Nijkamp y Poot (1986) y Cushing y Poot (2003). De sus trabajos se infiere que a nivel macro la migración es un flujo inducido por cambios en los patrones de desarrollo socioeconómico en los asentamientos de población que integran las regiones. En tales patrones ocurren cambios internos y otros influidos por el exterior que determinan la atracción, retención y aumento de la inversión productiva y en infraestructura que conforman sus bases económicas, que pueden ser de crecimiento autosostenido, estancamiento o decrecimiento económico. Para sustentar nuestra propuesta analizamos algunas implicaciones territoriales de las remesas usando información del Banco de México y de la muestra de 10 por ciento del XII Censo General de Población y Vivienda 2000.

 

Remesas y desarrollo económico

Las remesas contribuyen a la economía de las familias que permanecen en las comunidades de origen de los migrantes, lo que no está claro es en qué medida ayudan a su desarrollo económico. Durand y Massey (1992) afirman que en muchas comunidades rurales, aisladas de los mercados, sin carretera y hasta carentes de energía eléctrica, no se abren negocios porque en estas condiciones fracasarían. En ellas, la migración puede conducir a la dependencia respecto de las remesas, pero una parte de éstas se invierten en localidades urbanas o rurales con acceso a mercados citadinos o en asentamientos rurales que presentan condiciones agrícolas favorables, donde se crean puestos de trabajo que pueden ser aprovechados por migrantes rural-urbanos. Estos autores dicen que conforme avanza su ciclo de vida, los migrantes destinan una menor parte de sus ingresos al consumo de bienes y más a la inversión productiva; que con el aumento de la edad de los miembros de la familia y de su experiencia es más probable que inviertan en maquinaria agrícola, fertilizantes, insecticidas y semillas mejoradas.

Los efectos de las remesas dependen también del tiempo en que se estudian, el lugar estudiado, las teorías en que se sustenta el análisis y la profundidad de éste, es decir, hasta dónde se sigue la difusión de tales recursos (Arroyo y Corvera 2006). Se sabe que las familias las emplean para la manutención y para adquirir, reparar o ampliar la casa. Pero debemos saber en qué medida repercuten en el desarrollo de la comunidad, si con sus excedentes se crean negocios productivos que empleen a otras personas o tienen efectos económicos multiplicadores. En tercera instancia, necesitamos conocer cómo inciden en la creación de empresas de bienes y servicios en centros urbanos mayores de la región donde se asientan las comunidades y cuánto de las remesas sale de la región inmediata y se concentra en ciudades grandes que producen y venden los productos y servicios que demandan las comunidades expulsoras de migrantes. Para ello es necesario el tratamiento macro del análisis regional.

Muchos estudiosos coinciden en que los dólares de los migrantes no propician el desarrollo de las comunidades, donde sólo sirven para satisfacer las necesidades básicas de sus habitantes, sobre todo si son pequeñas y no tienen otras actividades productivas que cultivos de subsistencia y ganadería extensiva. En estos casos, si bien sirven para el pago de los gastos domésticos, pueden ser contraproducentes para ellas y para el país porque representan grandes pérdidas de recursos humanos (Alba, 2006: 323).

En cuanto al uso de las remesas con fines productivos, Durand y Massey (1992: 26) afirman que muchos observadores coinciden con Reichert (1981: 63), para quien "aunque la migración externa ha generado más alto ingreso per cápita e incrementado las tasas de consumo, no ha conducido al desarrollo de la economía de la comunidad de manera que haya estimulado la producción o generado nuevas oportunidades de empleo". Arroyo et al. (1991: 49) creen que las localidades que reciben remesas y no producen nada enfrentan dificultades para integrarse a otras localidades de su región o a los sistemas urbanos del país, además de que no ofrecen alternativas de desarrollo para su población en términos de empleo, educación y otros indicadores de bienestar.

Trabajos recientes concluyen que las remesas son ingresos familiares comunes (Canales, 2006), que aun cuando "el flujo de remesas se reparte por igual en comunidades rurales y urbanas, se concentra en municipios con bajo o muy bajo nivel de marginación y su impacto económico se expresa fundamentalmente a nivel local y regional" (Lozano, 2005: 2-4), o que el dinero que llega de Estados Unidos "se destina estrictamente a ayudas familiares, más que a la manutención de la familia" (Lozano, 2005: 7). Arroyo y Corvera (2006) demuestran que el impacto económico significativo de las remesas recae en las grandes ciudades nodales de regiones de amplia expulsión de personas a Estados Unidos.

Recientemente se advierte un menor énfasis en los estudios comunitarios y que la investigación se orienta a los impactos de las remesas en el desarrollo económico local y regional (Orozco, 2004a, 2004b; Lozano, 2005; Moctezuma, 2002; García, 2007; Martínez, 2005); a los análisis binacionales, en el sentido de que se forman grupos de académicos de Estados Unidos y México que estudian temas específicos, los primeros respecto a los impactos de la inmigración en Estados Unidos, los segundos desde la perspectiva de México como origen; son menos los estudios binacionales propiamente dichos (Escobar y Martin, 2007). En cuanto a los trabajos sobre Estados Unidos, éstos se dirigen a la selectividad migratoria (Chiquiar y Hanson, 2004), los impactos en los mercados laborales y la contrastación de algunas hipótesis de la nueva economía de la migración laboral, así como a las políticas de inmigración.

La mayor parte de los estudios4 sobre cuestiones migratorias y de remesas se enfocan en localidades rurales y semiurbanas, y la metodología de estudio de caso es la más encontrada. Urciaga (2006) dice que, en general, los estudios se centran en tres tipos de factores explicativos: demanda-atracción de Estados Unidos, oferta-expulsión de México y redes presentes en el lugar de origen y en el de destino. El primer factor se relaciona con la tasa de desempleo, la existencia de vacantes y las leyes de ingreso y permanencia en el país vecino; el segundo, con salario, empleo, política macroeconómica, oportunidades de empleo formal y otras variables económicas de México; el tercero, con la creación y consolidación de redes sociales de apoyo en el país de destino. Agrega que los enfoques más pertinentes para explicar la migración laboral internacional y las remesas se anclan en la teoría neoclásica y en la nueva teoría de la migración laboral; la primera sostiene que la decisión de emigrar es individual y se fundamenta en razones económicas en una lógica de costo-beneficio, y funciona como regulador entre regiones, con el salario como mecanismo de ajuste; afirma que en este enfoque la variable más importante es el ingreso laboral. En cambio, como ya se mencionó, en la nueva teoría de la migración laboral, la decisión de emigrar implica al grupo familiar, ante las incertidumbres que forman parte del proceso migratorio. Urciaga (2006) establece que se han estudiado la composición y los determinantes de las remesas como una variable endógena que incide en la decisión de emigrar y pone el énfasis en la fortaleza de las relaciones intrafamiliares; coincide con otros en que los investigadores no han encontrado efectos relevantes de ellas en el desarrollo regional y local porque se destinan en buena medida al consumo y muy poco a la inversión productiva. También dice que lo destinado a salud, educación, la vivienda o la compra de terreno es inversión y no gasto, por lo que deben corregirse las bases de datos antes de hacer nuevas estimaciones para conocer la importancia de las remesas en el desarrollo local y regional (Urciaga, 2006: 15-16).5

Otros estudios sugieren que las remesas tienen efectos importantes en el conjunto de los procesos productivos de las economías locales (Massey et al, 1987) y regionales (Arroyo y Corvera, 2006), el empleo y la actividad económica en general. Según estos trabajos, sus efectos directos e indirectos se analizan utilizando matrices de contabilidad social y el análisis insumo-producto (Urciaga, 2006: 16). Se trata de aportes como los de Adelman y Taylor (1992), Adelman y Vogel (1988), Yúnez (1998), Taylor y Martin (2001) y Durand et al. (1996). Podemos agregar que las remesas inciden en las economías locales, pero sus impactos son proporcionales a su diversificación y al tipo de integración socioeconómica funcional a otras de la misma región y de regiones más amplias.6 Sus efectos dependen del perfil de la comunidad y pueden ser positivos o negativos para las actividades económicas de las localidades que las reciben y en otras que comparten su funcionalidad socioeconómica.7 Los impactos pueden ser mayores en localidades más diversificadas y nodales que en aquéllas donde se usan directamente para consumo o inversión. Por ello es necesario estudiar la migración y las remesas como parte del análisis regional.

 

Análisis regional de la migración

De acuerdo con la idea de que la migración es una de las principales interacciones entre los asentamientos de población, y por ende se trata de un fenómeno geográfico y social, consideramos que la literatura relacionada con el análisis regional ofrece un marco apropiado para su estudio y asumimos que permite hacer estudios de mayor profundidad y con más capacidad de apoyar propuestas de política pública.

Capello (2006) revisa el desarrollo de la economía regional y dice que ésta constituye el núcleo teórico-metodológico de la teoría de la localización, que implica el análisis de desigualdades en la distribución espacial de las actividades, el cual permite interpretar los desequilibrios y las jerarquías territoriales; la economía regional se ocupa también de buscar la comprensión de las razones y las fuentes del crecimiento regional. Ella hace su revisión teórica de esta subdisciplina tomando en cuenta dos tendencias: hacia un mayor realismo en los enfoques teóricos y hacia unos enfoques más dinámicos que estáticos en el estudio del ámbito regional. En la primera se busca que los enfoques relajen la mayoría de los supuestos irreales de los modelos teóricos básicos, ante la necesidad de ampliar la capacidad de interpretar este instrumental en la investigación y para encontrar teorías que reflejen el mundo real. En este enfoque están contenidos los elementos interpretativos del análisis de cluster y los recursos no materiales como fuentes de competitividad regional. En las teorías del crecimiento regional tiene mayor realismo la necesidad de la inserción de comportamientos y procesos no lineales complejos e interactivos en los modelos de crecimiento y de comprender la competitividad regional en términos de factores endógenos, pues el desarrollo regional es por definición endógeno. Un paso decisivo al respecto es "centrarse en economías de escala en la producción, las cuales, junto con los costes de transporte no lineales, se introducen en un modelo (cuantitativo) de crecimiento interregional" (Capello, 2006: 173-174). El desarrollo regional, dice Capello:

Depende fundamentalmente de una organización concentrada del territorio, en la que se encuentra incorporado un sistema socioeconómico y cultural cuyos componentes determinan el éxito de la economía local: capacidad emprendedora, factores de producción local (trabajo y capital), habilidades de los agentes locales en términos de relaciones que permitan generar una adquisición acumulativa de conocimientos -y, además, una capacidad de toma de decisiones que permite a los agentes económicos y sociales locales guiar el proceso de desarrollo... (Capello, 2006: 175).

De ello se infiere que los factores endógenos y de interacción en el crecimiento de las economías de las regiones subyacen a la migración, que a su vez es una de las interacciones más importantes.

El modelo general que permite el análisis regional de la migración es el de William Alonso (1978) sobre la teoría general de los movimientos. Según la interpretación del mismo que hace Isard (1979), es el marco lógico para estudiar el flujo de salida de unidades de algún grupo particular hacia otro y para el total del flujo de salida y el total del flujo de entrada para cada grupo. En el caso de la migración, los grupos son las regiones y las unidades son los individuos. Las propiedades formales de esta teoría muestran la importancia de los "factores sistémicos" en la decisión de emigrar, esto es, aquellos factores —fuerzas de atracción y rechazo— de orígenes y destinos diferentes del origen y el destino realmente involucrados en un flujo migratorio particular. Así, se puede considerar a la teoría de Alonso un marco teórico general para el análisis de la migración.

Desglosando, una región i, i = 1,....n. Alternativamente, cuando se considera como destino j puede tener también características atractivas wj, j = 1,... n. Así, a vi y wj se les llama características intrínsecas de una región. Algunas de ellas pueden aparecer como variables en ambos conjuntos y, dependiendo de su nivel o intensidad, pueden ser fuerzas de expulsión o de atracción. La atracción que ejerce el sistema (el conjunto de todas las demás regiones) sobre un origen en particular es considerada como la suma ponderada de todas las propiedades de atracción intrínsecas de todas las otras regiones (del sistema). Las propiedades de cada destino vistas por un individuo i son distancia, costo de transporte, facilidad de movilidad o afinidad espacial, y otras entre el origen y ese destino. A mayor facilidad de entrar en una región en particular, mayores son sus propiedades de atracción, evaluadas desde un origen en particular. El grado en el cual migrantes potenciales de otras regiones del mismo sistema son atraídos por un destino particular puede ser considerado como la suma ponderada de características de rechazo que existen en cada región. Estas ponderaciones son también efectos combinados de distancia y facilidad de salida.

Se debe considerar el grado de respuesta de los individuos a la atractividad en cualquier parte del sistema y, por otro lado, también se debe tomar en cuenta el grado de "facilidad de entrada" para individuos con un destino en particular.8

Según Nijkamp y Poot (1986: 3), la teoría de Alonso tiene algunos supuestos restrictivos: 1) su modelo es para un sistema cerrado, por lo que fuerzas externas a los países como las de carácter económico, político y social, no son variables; 2) el modelo no permite una retroalimentación interactiva en la que el estado de una región es afectado por la interacción con otras regiones, y 3) implica equilibrio de corto plazo; es decir, cuando se considera al modelo como un sistema de oferta y demanda, las variables sistémicas son factores que garantizan el balance de mercados distantes. Nijkamp supera el primero y el segundo supuestos de Alonso en la formulación de su propio modelo, con el cual hace algunas simulaciones. El modelo de Alonso ha sido empíricamente contrastado en pocas ocasiones: en los casos de Estados Unidos (Porell y Hua, 1981; Porell, 1982), Canadá (Ledent, 1980; Anselin, 1982) y Japón (Tabushi, 1984). Sin embargo, de acuerdo con la literatura revisada, no se ha empleado en el estudio de la migración internacional.

Para contrastar el modelo se requiere información detallada sobre las principales características de atracción y expulsión de las regiones de origen y destino, de los costos de movimiento al hacer estimaciones del modelo con la metodología de sección cruzada. Usando series de tiempo, los requerimientos de datos son de más difícil aplicación en casos de países en desarrollo como México. Sin embargo, se resalta la importancia del modelo de Alonso y las modificaciones posteriores hechas por autores como Nijkamp et al. en calidad de marco teórico general de un modelo regional enfocado en la migración. Dada la dificultad de la estimación de un modelo en la modalidad de Alonso, proponemos un esquema de análisis simplificado con base en el concepto de organización espacial.

 

La organización espacial

La configuración de territorios, espacios o regiones y las interacciones cambian con el paso del tiempo, y para relacionar estos cambios con los cambios tecnológicos son útiles los conceptos de la organización espacial. En general, consideramos que en cada espacio geográfico se identifican patrones de asentamientos de población (originalmente muy relacionados con los patrones de localización de los recursos naturales); patrones de localización de actividad económica (negocios), de familias, de capital social básico (carreteras, escuelas, presas, etcétera), de dependencias públicas, de interacción entre los habitantes de esos asentamientos (intercambio de bienes y servicios, de migrantes, de capital, de información), y patrones de desarrollo socioeconómico de los habitantes, que resultan de los demás patrones. Así, en un patrón de asentamientos de población concentrado en las grandes ciudades, sus habitantes disfrutan en promedio de niveles de desarrollo socioeconómico más altos que los que viven en ciudades pequeñas o en poblaciones rurales. De igual manera, gran parte de los negocios, familias y dependencias públicas e infraestructura social están en las primeras, que también concentran los flujos de interacción (capital, migración, información, etcétera).

Un patrón desconcentrado de distribución espacial de la población se relaciona con un patrón desconcentrado de localización de empresas, infraestructura social, dependencias públicas y flujos de interacción, por lo que se esperaría una distribución menos desigual de los niveles de desarrollo socioeconómico comparativo de los habitantes de sus localidades. Existe interrelación de los patrones de la organización espacial; por ejemplo, un cambio en la localización de negocios de ciudades grandes a medianas transforma los patrones de interacción (como la migración), distribución de población, localización de infraestructura social, concentración del poder político decisorio, y eventualmente, los patrones de desarrollo socioeconómico comparativo de los habitantes de los asentamientos involucrados.

En la conceptualización de la organización espacial, los patrones de referencia son determinados principalmente por procesos sociales, económicos, tecnológicos y políticos, y como tales son históricos y están interrelacionados. Por ejemplo, el cambio de una economía protegida en lo comercial, subsidiada, con alta intervención estatal en los mercados, como fue la de México hasta mediados de la década de 1980 del siglo pasado, a una de libre comercio internacional, sin subsidios, poca intervención estatal y política, de mayor competencia y competitividad, como es ahora la economía del país, representa un proceso de cambio económico acompañado de cambios profundos en los procesos sociales y políticos, lo cual tiene fuertes impactos en la localización de negocios, familias e inversión en infraestructura social. Este cambio y el cambio tecnológico influyen en la conformación de un nuevo patrón de localización de grandes firmas fuera de las zonas metropolitanas, en ciudades medias y fronterizas que atraen población, demanda de inversión en infraestructura y más poder político decisorio o de descentralización. Además, influye en la interacción socioeconómica que comienza a desconcentrarse de la ciudad de México y otras zonas metropolitanas a centros urbanos más pequeños.

Es difícil identificar y precisar las direcciones de causa-efecto y el grado de interacción de los procesos, así como sus impactos en los cambios de patrones espaciales. Para ello se requieren estudios con estas características dinámicas. Para ilustrarlo, de acuerdo con este esquema de análisis y considerando los rasgos generales de la evaluación de la organización territorial de México, suponemos que el proceso de cambio tecnológico que reduce los costos del transporte y la interacción socioeconómica ha sido el detonador principal de los cambios en los demás procesos que están modificando los patrones territoriales. En especial, la tecnología, que permite la división geográfica del proceso productivo de bienes y servicios para aprovechar las ventajas comparativas de los diversos asentamientos humanos en muchas regiones del mundo, lo cual se relaciona grandemente con un menor costo de interacción y de transporte de mercancías y personas.

 

Hacia un análisis regional de la migración

Para respaldar nuestra propuesta, analizamos las remesas en su entorno geográfico. Sin embargo, para el análisis regional de la migración hace falta información desagregada a nivel de las localidades, para observar cómo se mueven entre ellas los flujos de población, recursos, productos, etcétera. Como no existe en México tal nivel de desagregación, aquí nos referimos sólo a estados y municipios.

A manera de contexto, el volumen de remesas creció de 1994 a 2007, pero no de manera constante, sino con variaciones anuales significativas, como se observa en la gráfica 1, que son difíciles de explicar. Actualmente la tendencia en la recepción de remesas es a la baja.

Los volúmenes de las remesas presentan una tendencia creciente hasta 2006, se mantienen constantes en 2007 e inicia su descenso a principios de 2008 (véase la gráfica 2).

Luego de analizar la información de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de 1992 a 2006 (véase el cuadro 1 y Conapo, 2008), se puede afirmar que: a) hay un aumento importante en el número de hogares que reciben remesas, que pasó de 3.7 a seis por ciento del total de los hogares del país, y de 1994 a 1996 se presentó el mayor crecimiento, pues pasó de 3.4 a 5.3 por ciento; b) en los hogares cuyo ingreso corriente depende de las remesas, en 75 por ciento o más hubo un aumento de 10 a 32 por ciento de 1992 a 2002, y había disminuido a prácticamente 30 por ciento en 2005; c) en los hogares cuya dependencia es menor de 25 por ciento, la proporción disminuyó de 47 a 32 por ciento de 1992 a 2005; d) en aquéllos que dependen entre 25 y 50 por ciento, el porcentaje se mantiene más o menos constante en alrededor de 16 por ciento, como era de esperar; e) en localidades menores de 2 500 habitantes, los hogares más dependientes de las remesas representan el más alto porcentaje del total, y éste creció de 1992 a 2005 de 5.4 a 17 por ciento; f) en localidades urbanas, los hogares cuyos ingresos dependen más de las remesas son porcentualmente menos en todos los niveles de composición de remesas en el ingreso corriente.

En suma, aumentó el número de hogares que reciben remesas, con una diferencia pequeña entre el medio rural y el urbano, a favor del primero, y creció la dependencia del ingreso corriente de las remesas, especialmente en el medio rural. La crisis de 1994-1995 podría explicar que en 1996 hayan aumentado sustantivamente los hogares que reciben remesas, así como su dependencia de ellas en el total de su ingreso corriente.

 

Dimensión territorial de las remesas y la migración

La distribución de remesas familiares en las distintas regiones del país da cuenta indirectamente de lo que ocurre en general con su economía, de las fluctuaciones de ésta en un periodo de tiempo y de cuáles son los saldos de los cambios económicos que propician dichos ingresos. Los tres mapas sobre el tema muestran cómo se ha comportado la economía regional, la influencia de sus cambios en los movimientos migratorios y la recepción de remesas por entidades o regiones.

En el mapa 1 se ve la distribución por niveles de remesas familiares en los 31 estados del país y el Distrito Federal en 1995. En ese año su volumen era de alrededor de cuatro mil millones de dólares y en el nivel muy alto se concentraban los estados de México, Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Puebla y el Distrito Federal; en el alto estaban Jalisco, Oaxaca, Sinaloa y Zacatecas; en el medio, Guerrero, Veracruz, Querétaro y Nayarit; en el bajo, las entidades fronterizas de Baja California, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas. En el nivel muy bajo estaban los estados del sur y el sureste más Baja California Sur.

En el mapa 2, sobre el mismo tema, se observan cambios importantes en relación con el de 1995. Por ejemplo, aparecen en el nivel muy alto Jalisco y Veracruz, que no aparecían en el anterior, y ya no figuran en este nivel Puebla e Hidalgo, que pasan al nivel alto junto con Guerrero, Oaxaca y Chiapas, mientras que Sinaloa y Durango se reubican en el nivel medio acompañados de Aguascalientes, Morelos y Querétaro. Además, se uniforman los estados fronterizos del norte en el rango bajo, junto con Nayarit y Tlaxcala. Chiapas ya no se encuentra entre las entidades que aparecían en el rango muy bajo en 1995.

Estos cambios, como en los demás casos, tal vez se explican por el aumento o la disminución de los flujos migratorios y los cambios económicos. Por ejemplo, Chiapas pasa del nivel muy bajo al medio porque aumentó notablemente su migración internacional, y por lo tanto recibe más remesas; lo mismo ocurriría con Veracruz, que pasa del nivel medio al muy alto, y Jalisco, que cambia del nivel alto al muy alto. Los estados fronterizos tienen comparativamente menos captación de remesas pero figuran entre los que reciben más inversión extranjera directa desde la década de 1990. Guanajuato, que presenta "...reestructuración productiva con contracción del empleo en actividades muy tradicionales [...] y a la vez la expansión de nuevas actividades..." (Unger, 2007: 407), se mantiene en el nivel muy alto de recepción de remesas, incluso en 2007 (véase el mapa 3).

El mapa 3 ilustra el mismo tema, pero en 2007. En él se observa que aumenta el número de entidades con nivel muy alto de remesas y el regreso de Puebla a esta categoría, que es perdida por el nivel alto. Un cambio notable es que dos estados de la frontera norte, Chihuahua y Tamaulipas, se incorporan al nivel medio y dejan en el bajo a los demás estados fronterizos, junto con Aguascalientes, Nayarit y Tlaxcala. El nivel muy bajo sigue como en 2003. Suponemos que Chihuahua y Tamaulipas pasan al rango medio por el cierre de maquiladoras debido a la desaceleración de la economía estadunidense y a la desaparición de fuentes de trabajo; el desempleo redunda en migración, y ésta, en más remesas.

Si comparamos el crecimiento de las remesas en los mapas 4 y 5 observamos dos cambios evidentes: a) suponiendo que ha aumentado el flujo migratorio de los estados del sur y el sureste, el aumento de las remesas familiares podría relacionarse con su nueva condición migratoria; así, las entidades que han sido tradicionalmente origen de migrantes parecen haberse estabilizado en cuanto a la recepción de remesas, mientras que las del sur, el sureste y el norte presentan cambios sustantivos; b) en el periodo 1995-2003 las nuevas regiones de origen de migrantes tienen mayor crecimiento de remesas, y en el siguiente periodo el crecimiento alto parece trasladarse a los estados fronterizos, pero permanecen en el mismo nivel Tabasco y Yucatán. De ahí el interés de buscar explicaciones en los procesos socioeconómicos macro que subyacen al gran cambio territorial en la recepción de remesas, que suponemos es indicativo de los también grandes cambios en los flujos migratorios internos y de México a Estados Unidos.

En el mapa 4 vemos que en las entidades donde suponemos hubo mayor flujo de migrantes de 1995 a 2003 crecieron más sus remesas. Esto lo refuerza el mapa 5 para el periodo 2003-2007, donde figuran Tabasco y Yucatán con alto crecimiento en la recepción de remesas. Aunque la mayoría de las entidades que presentan niveles muy altos y altos figuran en la captación de remesas con un nivel muy bajo, el aumento de éstas es mayor por su escasa participación en los años previos. Como ya se sabe, los estados del sur y el sureste de México se incorporaron recientemente a la emigración a Estados Unidos debido tanto a los cambios económicos como al bajo crecimiento de la economía mexicana en décadas recientes, y a factores relacionados con la apertura comercial en cumplimiento con lo acordado en el TLCAN y otros tratados. El caso de Baja California Sur y Yucatán es similar al de las entidades del sureste. El alto crecimiento de las remesas de Jalisco y Guanajuato en el periodo 1995-2003 probablemente se deba a que sus economías retrocedieron porque en sus sectores productivos predominaban las industrias que resultaron perdedoras ante la apertura de la economía nacional y el TLCAN, como calzado y textiles. El cambio de 2003 a 2007 fue poco significativo. La ubicación de Baja California, Sonora, Nuevo León y Tamaulipas en los niveles alto y medio probablemente sea resultado también de los reacomodos en sus respectivas economías, lo cual parece contradictorio dado su crecimiento industrial, o quizá por esta causa atrae migrantes de otros estados.

Es importante señalar que en el estudio de los impactos regionales de las remesas hay que conocer el volumen de ellas, su crecimiento y distribución per cápita. Como se observa en los mapas, existen diferencias territoriales difíciles de explicar de manera agregada, como lo hemos intentado para ejemplificar la importancia del análisis regional, porque sus volúmenes y crecimiento se relacionan con la estructura de funcionamiento económico de la entidad en su conjunto, que impacta a su vez a la economía interna y fuera de los límites estatales. De ahí la necesidad de hacer estudios más enfocados en la funcionalidad regional y en la información económica de cada localidad. En este sentido, la distribución per cápita de las remesas permite observar de algún modo su importancia en cada lugar, pero deben hacerse análisis finos que tomen en cuenta a las localidades y sus interacciones con su entorno inmediato y en su región, definida ésta en términos de los alcances de los intercambios económicos de un sistema encabezado por un centro nodal. Por el momento podemos sostener que las remesas, como indicador, nos señalan la generalización territorial de la migración de mexicanos a Estados Unidos y los efectos importantes de carácter regional que tienen los cambios económicos y sociales experimentados por el país en las recientes dos décadas.

En el mapa 6 se presenta la percepción de remesas per cápita por estado y se observan cambios en los niveles con respecto a los demás mapas. Esto se debe a que ahora tomamos en cuenta el tamaño de la población de cada uno de ellos; sin embargo, el patrón de la importancia de las remesas en las regiones Pacífico, Occidente, Centro y Sur se sigue manteniendo.

 

Una estimación del impacto de las remesas en la producción

Estimación a nivel estatal

Para sopesar el impacto económico de las remesas a nivel de entidades federativas, estimamos un modelo econométrico de sección cruzada interactivo en las variables independientes a la manera de la función Cobb-Douglas:

Y el estimable:

Donde:

X = producción bruta estatal en 2003 para municipios y el pib para el caso de los estados.

R = volumen de remesas captadas por el estado (o el municipio en segunda estimación en el cuadro 3) en 2003.

K = formación bruta de capital para 2003.

L = personal ocupado en 2003.

i = estados o municipios para el caso de la estimación municipal.

j = parámetros estimados.

ϒ = error estocástico.

Se estimó el modelo usando logaritmos naturales de las cantidades de las variables y el método de mínimos cuadrados, obteniéndose los resultados que aparecen en el cuadro 2:

Este ejercicio tiene el propósito de ver hasta qué punto y en qué sentido existe relación de las remesas con la actividad productiva de los estados; de ninguna manera afirmamos que existe una relación explicativa entre la producción y las variables independientes que usamos. El cuadro muestra que la estimación del modelo es estadísticamente aceptable. Las variables independientes son significativas con muy baja probabilidad de rechazo. Los coeficientes de la formación bruta de capital y del personal ocupado tienen el signo y el tamaño esperados. Empero, las remesas tienen signo negativo, lo cual significa que en los estados que reciben mayores volúmenes de ellas impactarían negativamente en la producción, aunque en escasa cuantía, y viceversa, puesto que el coeficiente es de -0.07. Esto significa que en los estados en general existe una pequeña posibilidad de que las remesas afecten negativamente a la producción; sin embargo, analizando el contexto en el que fue elaborado el modelo, podemos deducir que en realidad en algunos estados la relación será positiva y en otros será inversa, y que esta última sólo nos sirve para argumentar que las remesas son un elemento económico en la producción no muy evidente y para resaltar que en el futuro sería trascendental realizar modelos por regiones diferentes a las tradicionales. Con base en lo anterior podemos enfatizar que a nivel estatal el análisis sólo permite concluir que las remesas no tienen un impacto positivo en la producción, como normalmente se supone.

 

Estimación a nivel municipal

Los niveles de recepción de remesas a nivel municipal (mapa 7) muestran regiones del territorio nacional claramente diferenciadas. Los municipios de estados con mayor tradición migratoria se ubican en el nivel muy alto de ella, y los de entidades recientemente incorporadas a los flujos están en los niveles bajo, muy bajo o nulo. Esto se explica, en primer lugar, porque los datos corresponden al año 2000, cuando el sur del país casi no participaba en los flujos migratorios. Por ello se observa una especie de corredor de percepción de remesas que cubre buena parte del centro y el occidente del país en los niveles muy alto, alto y medio, que se desplaza hacia el norte pasando por Zacatecas, Durango y Chihuahua. En las regiones densamente pobladas se observan niveles muy altos de percepción de remesas, como ocurre en el centro y el occidente del país.

El reacomodo productivo del país tras la apertura comercial de la década de 1980 detonó el desarrollo de muchas regiones, sobre todo las de economía moderna, de agricultura comercial por su producción de frutas y hortalizas, las que cuentan con industria maquiladora de exportación y otras que han recibido inversión extranjera directa en los sectores turístico o de la construcción. Pero, a la par, gran parte del país sufrió algunas consecuencias de la adopción del modelo neoliberal, que trajo consigo la desaparición de sectores productivos tradicionales, como el calzado y los textiles, así como de la producción de granos básicos en el medio rural. Esto dejó sin ocupación a muchos mexicanos que pasaron a engrosar los segmentos de población en pobreza.

Comúnmente se percibe una relación directa entre la marginación de las poblaciones que conforman las regiones y los volúmenes de remesas que perciben, particularmente que las más pobres y marginadas reciben más remesas. El mapa 8 muestra que son comparativamente muy pocos los municipios donde existe esta relación, y que más bien la mayor parte de aquéllos con alta percepción de remesas per cápita no tiene niveles altos de marginación. Si analizamos esta relación con mapas similares al anterior, de alta percepción de remesas con otros niveles de marginación, observamos que los municipios que perciben altos volúmenes de remesas tienen un nivel medio, bajo o muy bajo de marginación (véase el mapa 9 para el caso de bajo nivel de marginación con remesas muy altas).

El grado de marginación muy bajo es característico de las entidades que tienen frontera con Estados Unidos. Es el caso de todo Baja California, buena parte de Sonora, Chihuahua y Coahuila. Esta presencia se va diluyendo conforme se avanza hacia el sur, hasta convertirse en pequeños manchones aislados en Sinaloa, Durango y Jalisco, donde coinciden con zonas urbanas o agrícolas dedicadas a los cultivos de exportación. En estas partes la coincidencia con la muy alta percepción de remesas es escasa, sólo se observa en el norte Coahuila y Nuevo León, así como en una pequeña porción del sur de Jalisco.

El análisis de la relación entre alto nivel de recepción de remesas y los diversos grados de marginación presentes en México hecho a partir de los mapas anteriores debe matizarse con la aclaración de que el grado de marginación de distintas partes del país ha tenido muchos cambios, como los habidos también en volúmenes de migrantes, montos de las remesas y la geografía de la migración a Estados Unidos, ya que esta última ahora procede de la mayor parte de México. Dicha relación se observa fundamentalmente en los estados del centro y el norte, que tenían las más altas percepciones de remesas, lo cual ha venido cambiando.

Otro aspecto que se debe tomar en cuenta es que la comparación se hace únicamente con la más alta percepción de remesas, presente en buena parte del país, por lo cual la coincidencia entre ambos factores se limita a la que presenta esta característica. Por supuesto, la relación cambia si se consideran los niveles de percepción de remesas medio y bajo. Considerando lo anterior, creemos que existe una coincidencia importante entre la mayoría de los municipios con niveles medios y bajos de percepción de remesas y grado de marginación alto o muy alto.

Para ver los cambios en los parámetros del modelo econométrico, estimamos éste con datos municipales. Calculamos las remesas municipales para el año 2000. Usamos para 1998 la formación bruta de capital y la población ocupada, con datos del XII Censo General de Población y Vivienda 2000 y los Censos Económicos 1999. Los resultados se muestran en el cuadro 3.

En general, la estimación del modelo es estadísticamente aceptable. Resalta el cambio de signo del parámetro de las remesas comparado con la estimación estatal; sin embargo, también tiene un valor absoluto muy bajo, es decir, tampoco a nivel municipal se asocian de manera importante las remesas con la producción bruta. El cambio de signo puede significar una mayor influencia de las remesas en la producción municipal que a nivel estatal. De cualquier manera, para propósitos prácticos, ambos modelos nos muestran que las remesas son muy poco significativas en la determinación de la producción. Está claro que debemos tomar en cuenta las limitaciones estándar de nuestras estimaciones.9

 

Conclusiones

En la revisión de literatura encontramos dispersión de enfoques y temas, pero también que la mayor parte de los estudios se centran en el individuo y muy pocos en las dimensiones territoriales de los factores macro. En este trabajo analizamos la situación actual de la migración y del uso productivo de las remesas en el desarrollo regional. Entendemos que la migración es un fenómeno geográfico y social que resulta de interacciones entre asentamientos humanos, por lo que para estudiarla con una profundidad que permita hacer propuestas de política pública debe hacerse por medio del análisis regional, que se ocupa de buscar la comprensión de las razones y fuentes del crecimiento de las poblaciones en el territorio. En tal sentido, el desarrollo o estancamiento de una región se relaciona con factores locales y el funcionamiento socioeconómico de los asentamientos humanos en el contexto territorial.

Mencionamos la teoría general del movimiento de Alonso (1978) que, de acuerdo con Isard (1979), es la indicada para estudiar flujos de entrada y salida entre grupos -en este caso regiones-, así como para el estudio de la migración y las remesas. Sin embargo, para emplear su modelo hace falta información más detallada que la disponible, por lo que proponemos un esquema de análisis regional más sencillo, basado en el concepto de organización espacial, según la cual en todo espacio geográfico se identifican patrones de asentamientos humanos, de localización de actividades económicas, de familias, de capital social básico, de dependencias públicas, de interacción entre los habitantes y de desarrollo socioeconómico, todos ellos interactuando y determinados por procesos socioeconómicos y políticos. Para ilustrar la importancia que tiene el análisis regional de la migración (la dimensión territorial de los factores de ella), presentamos un ejemplo del comportamiento geográfico general de las remesas a nivel de estados y municipios, así como de su impacto sobre la producción.

El análisis de los datos del periodo 1994-2007 muestra que el volumen de las remesas creció con variaciones anuales y actualmente tiende a la baja. De acuerdo con las ENIGH de 1992 a 2005, los hogares que reciben remesas pasaron de 3.7 a seis por ciento del total; en aquéllos cuyo ingreso corriente depende de las remesas en 75 por ciento y más, aumentaron su participación en el total, de 10 a 32 por ciento entre 1992 y 2002, y bajó a 30 por ciento en 2005. En los que dependen en 25 por ciento o menos, la participación se ha mantenido más o menos constante en alrededor de 16 por ciento y, en localidades menores de 2 500 habitantes, los hogares que más dependen de las remesas pasaron de 5.4 a 17 por ciento. En suma, aumentó el número de hogares que reciben remesas, pero un poco más en el medio rural que en el urbano. También se incrementó la dependencia de los hogares respecto de las remesas, sobre todo en el medio rural.

En cuanto al análisis de los impactos regionales de las remesas, los distintos mapas muestran diferencias territoriales difíciles de explicar en forma agregada porque los volúmenes y niveles de crecimiento de los envíos se relacionan con el funcionamiento económico de las entidades en su conjunto, lo que impacta a la economía interna e incluso la de estados vecinos.

El modelo econométrico utilizado para sopesar el impacto económico de las remesas a nivel de entidades federativas indica que su influencia es negativa, lo cual significa que existe una asociación inversa entre las variaciones de la producción y las variaciones de las remesas, aunque de manera marginal; en el caso de los municipios, el efecto es positivo, pero también muy poco significativo. Esto es, las remesas no tienen importancia en el desarrollo económico regional. Considerando las limitaciones de la estimación realizada, debemos asumir que se trata de un ingreso que es absorbido por la dinámica económica de regiones subnacionales y del país. Así, el análisis a nivel estatal y municipal sólo permite concluir que las remesas no tienen un impacto positivo en la producción. Por otra parte, contra lo que se pudiera pensar, no son los municipios más pobres y más marginados los que perciben mayores volúmenes de remesas, sino aquéllos con niveles medio, bajo o muy bajo de marginación.

 

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Notas

1 Stark y Bloom (1985), precursores de esta teoría, dicen que "A nivel teórico la investigación sobre la migración se ha extendido al dominio de variables que parecen influir y están influidas por decisiones espaciales de oferta de trabajo; se ha enfatizado el papel de entidades sociales más amplias e interacciones dentro de ellas que condicionan el comportamiento migratorio; ha identificado nuevos vínculos de la migración como un fenómeno distinto del mercado de trabajo con otros fenómenos del mismo y otros no relacionados con él; y ha contribuido al entendimiento de procesos de mejoramiento económico y desarrollo". Urciaga (2006: 10) cree que "La Nueva Teoría de la Migración Laboral [...] sostiene que la decisión de emigrar es una decisión la cual incorpora al grupo familiar como mecanismo de compensación ocasionado por bajos ingresos del hogar, para protegerse de diversas fuentes de incertidumbre y fallas de mercado, especialmente sobre las condiciones de salud y la incertidumbre asociada a recibir flujos de ingresos futuros".

2 Según Durand y Massey (1992), a medida que maduran las redes de parentesco y amistad se diversifica el perfil de los migrantes, su origen de clase, la inversión de remesas, etcétera.

3 Véanse Isard (1949), Bolton y Jensen (1995), Hoover y Giarratani (1999) y Capello (2006). Varios de estos autores se pueden encontrar en Web Book of Regional Science de la West Virginia University, http://www.rri.wvu.edu/loveridgeintroregsci.htm.

4 Este tipo de estudios son toda una tradición, iniciada al parecer en 1933 por Paul S. Taylor en el caso de Arandas, Jalisco. Durand y Massey (1992) hacen un recuento de ellos.

5 Durand (2007) afirma que en cuestión de desarrollo las remesas tienen una cara positiva y otra negativa, y que poner el énfasis en sólo una de ellas es una simplificación que desvirtúa su esencia. Recuerda que para estudiarla se debe recurrir a una tipología de los envíos que él propuso en 1994: remesas salario, que se usan para comida, vestido y sustento y representan aproximadamente dos tercios de lo enviado; remesas inversión, para comprar bienes duraderos como terreno, casa, auto, camión, tractor, y remesas capital, que es un ahorro considerable de dinero que se invierte en algún negocio, se deposita en una cuenta bancaria que paga intereses o se usa en la creación de empleos o autoempleos. A estos tres tipos de remesas básicas agrega otros complementarios: remesa en especie, como la ropa que traen los migrantes en sus visitas, muebles, artículos de decoración, regalos y juguetes; remesa social, para las mejoras del pueblo, y la remesa sistémica, con la que se mantiene el flujo migratorio, es decir, la destinada al financiamiento del traslado de nuevos migrantes. Remata con lo que llama remesa "disipada", correspondiente a los costos de transferencia de remesas y a las pérdidas de éstas, y los robos y extorsiones que sufren los migrantes, y con la remesa para el prestigio, la cual se destina a fiestas y celebraciones.

6 En este sentido, para Alba (2006: 319), la migración de mexicanos a Estados Unidos es una forma y un componente de la integración socioeconómica de América del Norte, que "no sólo se da por el lado productivo, comercial y de inversiones, sino también [.] por el lado laboral y migratorio".

7 Para una visión más amplia al respecto véase Arroyo y Berumen (2002).

8 Formalizando, según Isard y Anselin (1979): Di es la atractividad relativa o "atracción" ejercida por el resto del sistema visto desde i; Cj es el rechazo relativo del resto del sistema visto desde j; rij mide los efectos de distancia, costo de transporte, facilidad de movilidad, afinidad espacial entre origen i y destino j; mide la congestión (facilidad de entrada) que los emigrantes potenciales de todas las regiones orientadas hacia la región de atracción j deben enfrentar para entrar en ella (j). Normalmente bi es menor que la unidad. Si es mayor que 1, la entrada en j es excepcionalmente atractiva para potenciales entrantes. mide la facilidad de salida o la elasticidad de respuesta de individuos de la región i a la atracción del sistema. El parámetro ai resume la desconfianza de la información respecto a la región de salida (por ejemplo, lentitud, falta de disposición a correr los riesgos de la emigración o sensibilidad al conjunto de factores sociológicos, psicológicos o tecnológicos que la impiden). La "atracción" de i a cada j es proporcional a: wj rij. Definiendo: wj = wj , j = 1, ... n (1), por lo tanto, Di Σ = wj rij i = 1, ...n (2). La atracción de individuos de cada i a j es proporcional a vi rij. Definiendo, vi = vi (3); Cj = Σi- vi ri j (4). "En el sistema de efectos Di y Cj están altamente interrelacionados. De hecho representan, respectivamente, el sistema de "atracción" desde y de "expulsión" hacia cada región. Como tales reflejan una interacción compleja de todos los grupos [regiones] y sus unidades [individuos] del sistema, con cada grupo y sus unidades influyendo y recibiendo influencia de todos los otros" (Isard y Anselin, 1979: 56). Considerar Mi*/Di, el cociente de los emigrantes reales de la región i hacia la atracción ejercida por el sistema. Se puede interpretar como el cociente de los emigrantes reales a la emigración potencial. Se asume que el potencial de salida Di es determinado solamente por las características del sistema. Así, la emigración real es determinada por características no incluidas en el sistema de atracción: vi, las propiedades intrínsecas no atractivas de la región i, y ai, un parámetro que refleja la relativa facilidad de salida desde ella. Consecuentemente, Mi*/Di = ki vi = ki vi (5). El potencial de entrada Cj dentro de j es determinado solamente por el sistema de características. Sin embargo, la afluencia real es influida también por wj y bj, el parámetro que refleja la facilidad relativa de entrar. Así, M*j/Cj = k j wj = kj w considera el flujo actual Mij de una región particular i a una región particular j. Este flujo dependerá de la suma de factores de atracción intrínsecos wj en j ponderado por la facilidad de movimiento (expresada como costo de transporte, y la facilidad de entrar en j, y en la suma de factores de rechazo intrínsecos de i ponderados por la facilidad de salir y la facilidad de movilidad. Considerando primero la razón del flujo real entre i y j con el flujo de salida real de i para tomar en cuenta la evaluación de j e i en comparación con otros destinos potenciales, formalmente: Mi /Mi* = [Wj rij ] /Σj wj r¡j ]; M¡j /M¡* = wj r¡j / Σj wj rij; Mij = [wj rij /Di] Mi* usando (2); ya que Mi* = ki Vi Di usando (5); Mij = ki wj vi rij. El mismo resultado se obtiene ele Mij/M*j. Puesto que estamos considerando un sistema (cesrrado, por lo tanto, Mi* = Σj M*j: la emigración total debe ser igual al total de la emigración. El modelo debe ser ajustado para flujos de migración internacional cuando represente una gran proporción del total de la migración, como en el de México.

9 Los modelos de corte trasversal de este documento tienen algunas limitaciones, toda vez que la técnica compara los casos de estudio entre ellos mismos, por lo que describe una situación específica en un momento dado, de ahí que no sería conveniente elaborar proyecciones con los mismos. Por otro lado, en el modelo que elaboramos para municipios no todos los datos corresponden al mismo momento en el tiempo; las variables producción bruta total, personal ocupado y formación bruta de capital fijo corresponden al año de 1998, en tanto que los cálculos de las remesas corresponden a 2000. Además, se deben considerar las limitaciones propias del modelo econométrico general.

 

Información sobre los autores

Jesús Arroyo Alejandre. Es economista por la Universidad de Guadalajara, estudios de maestría en planificación urbana y regional por la Escuela de Economía de Londres y maestro y doctor en Ciencia Regional por la Universidad de Cornell. Por su trabajo académico ha sido merecedor de diversas distinciones académicas y membresías, entre las principales, la de formar parte del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III. Entre sus publicaciones se encuentran El abandono rural y Los dólares de la migración. Ha sido compilador de al menos 15 títulos, entre ellos: El renacimiento de las regiones. Descentralización y desarrollo regional Alemania (Brandenburgo) y México (Jalisco); El Norte de todos. Migración y trabajo en tiempos de globalización; Competitividad. Implicaciones para empresas y regiones; Migración México-Estados Unidos. Implicaciones y retos para ambos países, entre otros. Su línea de investigación es sobre migración interna e internacional hacia Estados Unidos en relación con el desarrollo económico regional y urbano y la gobernanza local. Correo electrónico: jesusarr@cucea.udg.mx

David Rodríguez Álvarez. Es egresado de la Escuela de Agricultura y de la maestría en publicaciones de la Universidad de Guadalajara. Su trabajo editorial le ha permitido trabajar e incursionar en temas como la migración internacional y las remesas, el desarrollo regional, el análisis económico, el desarrollo local, principalmente. Es autor de artículos, como: Arandas: la otra región tequilera y Medio ambiente y sustentabilidad, y de reseñas de libros como: El norte de todos. Migración y trabajo en tiempos de globalización, Los dólares de la migración, El futuro del agua en México y Migración México-Estados Unidos. Implicaciones y retos para ambos países. Correo electrónico: jdavidra@yahoo.com.mx

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