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Papeles de población

versão On-line ISSN 2448-7147versão impressa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.14 no.56 Toluca Abr./Jun. 2008

 

Chiapas: territorio de inmigración, emigración y tránsito migratorio*

 

Chiapas: immigration, migration and migratory transit territory

 

María Eugenia Anguiano Téllez

 

El Colegio de la Frontera Norte.

 

Resumen

El objetivo de este trabajo es explorar la condición del estado de Chiapas como territorio de movilidad laboral transfronteriza, así como su creciente participación en la emigración intrarregional, nacional e internacional y su situación como espacio de tránsito migratorio de personas -guatemaltecos en su mayoría, y centroamericanos en general- que se dirigen a otras entidades mexicanas y a Estados Unidos en busca de oportunidades laborales. Para ello se analiza información que proporcionan el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, el Consejo Nacional de Población, el Instituto Nacional de Migración y dos encuestas de flujos en las que participa El Colegio de la Frontera Norte.

Palabras clave: Chiapas, movilidad transfronteriza, tránsito migratorio, migración interna, migración internacional.

 

Abstract

The main objective of this article is to explore the current status of Chiapas as a territory of cross-border labor mobility, as well as the Chiapas emergent participation in the intra-regional, national and international migratory flows, and its position as a space of transit for people who are moving trough its territory trying to find a job in another Mexican State or in the United States, most of these people are from Guatemala and Central American. Information provided by the Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, the Consejo Nacional de Población, the Instituto Nacional de Migración and two surveys available from El Colegio de la Frontera Norte is examined.

Key words: Chiapas, cross-border mobility, transit migration, national migration, international migration.

 

Introducción

Germán Martínez Velasco se preguntaba en su tesis doctoral (1999) por qué los chiapanecos, a diferencia de los oaxaqueños, no emigraban en busca de oportunidades laborales fuera de su estado. En menos de una década, esa situación parece estar cambiando aceleradamente, pues la emigración chiapaneca se ha incrementado de manera notoria, alcanzando entre sus destinos primarios la Riviera Maya, la frontera norte mexicana y Estados Unidos de América. Se ha advertido en años recientes una participación creciente de los chiapanecos en movimientos migratorios de larga distancia, particularmente reconocidos a partir de las cifras registradas por fuentes oficiales respecto al monto de remesas enviadas desde el exterior de la entidad y del país. A la par, Chiapas está posicionándose como una entidad de inmigración y tránsito migratorio para trabajadores centroamericanos, mayoritariamente guatemaltecos, que se dirigen tanto a su territorio como a otras entidades mexicanas y Estados Unidos, básicamente en busca de oportunidades de empleo.

El objetivo de este trabajo es explorar la condición actual de Chiapas como territorio de inmigración laboral, como entidad expulsora de migrantes que se dirigen al resto del país y Estados Unidos, y como espacio y trayecto de tránsito migratorio mayoritariamente de guatemaltecos, pero también de centroamericanos y migrantes de otras nacionalidades. Para ello utilizaremos información que proporcionan el Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática, el Consejo Nacional de Población, el Instituto Nacional de Migración y dos encuestas de flujos en las que participa El Colegio de la Frontera Norte.

 

Flujos y circuitos migratorios desde y hacia Chiapas

Según se aprecia en el cuadro 1, de los cuatro estados limítrofes del sur de México, Chiapas es el que tiene la mayor colindancia internacional, pues su frontera con Guatemala se extiende a lo largo de 654 kilómetros, cantidad que representa longitudinalmente el 68.4 por ciento de la frontera sur mexicana. Con 4.3 millones de habitantes, Chiapas también concentra el mayor número de residentes de las entidades fronterizas del sur del país, población que representa poco más de la mitad (52.4 por ciento) del total de las cuatro.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Población, Chiapas ocupó en el año 2005 el segundo lugar en el conjunto nacional por su índice y grado de muy alta marginación, si bien algunos de sus indicadores socioeconómicos la sitúan en el primer sitio, por ejemplo, cerca de 60 por ciento de los chiapanecos residen en localidades menores a cinco mil habitantes (58.46 por ciento); la quinta parte de su población es analfabeta (21.32 por ciento); cuatro de cada diez habitantes de 15 años de edad y mayores no concluyeron su educación primaria (42.76 por ciento), y poco más de tres cuartas partes de su población ocupada (78.14 por ciento) recibía un ingreso menor a dos salarios mínimos mensuales (CONAPO, 2005: 56). Sin embargo, por su localización geográfica, Chiapas es una entidad que registra intensos flujos de ingreso y salida de personas, especialmente movimientos de carácter laboral.

Al interior de lo que hoy conforma la entidad chiapaneca, aun antes de su integración como territorio mexicano, ocurrían movimientos de carácter laboral de personas que se desplazaban hacia sus localidades o a través de ellas para emplearse principalmente en actividades del sector primario. En la actualidad, por distintos puntos de la frontera internacional chiapaneca ingresan y retornan trabajadores extranjeros, principalmente centroamericanos, que se emplean en labores agrícolas en la región del Soconusco, y en la construcción, el comercio y los servicios en otras localidades de la entidad; movilidad que se ha extendido hacia otros estados de la región sur mexicana. En décadas más recientes, las ciudades de Tapachula, Tuxtla Gutiérrez, Comitán de Domínguez y San Cristóbal de las Casas se han consolidado como destinos urbanos para nuevos flujos migratorios. Como se concluye en un trabajo reciente:

El reparto agrario, el incremento en las vías de comunicación y la concentración de actividades económicas en las ciudades han sido factores determinantes tanto para el crecimiento como para la dirección que siguieron los movimientos poblacionales en Chiapas durante los últimos 35 años (Jáuregui y Avila, 2007: 8).

La mayor proporción de los trabajadores transfronterizos son de origen guatemalteco, y en menores cantidades nativos de Honduras y El Salvador. Asimismo, transitan por territorio chiapaneco individuos y familias que se dirigen hacia otras entidades mexicanas en busca de mejores oportunidades de vida y de empleo, o que tienen como destino final Estados Unidos. El movimiento más cuantioso de ingreso y salida de los flujos transfronterizos y de aquellos otros de mayor distancia ocurre por las localidades de Ciudad Hidalgo, Talismán y Ciudad Cuauhtémoc, importantes sitios de conexión por sus vías de comunicación terrestre con Centroamérica, el estado de Chiapas y el resto de México (EMIF, 2006).

De acuerdo con el Instituto Nacional de Migración, anualmente se emplean en fincas cafetaleras, bananeras, cañeras y ganaderas mexicanas localizadas en la franja fronteriza con Guatemala, alrededor de 40 mil jornaleros agrícolas guatemaltecos, debidamente registrados y documentados por esa institución (INM, 2007:6); cifra que no considera aquellos otros que laboraron sin ese tipo de autorización. En el año 2006, ese mismo Instituto informó que el mayor número de aseguramientos de extranjeros no autorizados se registró en las delegaciones regionales del estado de Chiapas, con lo cual esta entidad concentra cerca de la mitad de todos los aseguramientos de extranjeros indocumentados durante 2006, según detalla el cuadro 2.

Las cifras de trabajadores agrícolas documentados indican la importancia de la entidad como receptora de flujos laborales transfronterizos y a la vez ponen de manifiesto la intensa movilidad internacional de corta distancia que ocurre en el estado, representada no sólo por estos trabajadores, sino también por otro tipo de visitantes y residentes de la región fronteriza de Guatemala con México, quienes que se desplazan cotidianamente y por otros motivos (familiares o comerciales) entre las localidades vecinas de los dos países. Por su parte, los 90 601 aseguramientos de extranjeros no autorizados registrados en Chiapas durante el año 2006 revelan su posición como entidad de tránsito migratorio hacia otras regiones del país y hacia Estados Unidos, pues en ese mismo año el INM reportó que 400 mil migrantes que carecían de documentación migratoria trataron de atravesar el territorio nacional con destino al vecino país del norte (INM, 2007: 3)

Respecto a los flujos de emigración, los chiapanecos participan recientemente tanto en el sistema migratorio regional que conforman las entidades del sur del país, como en la migración nacional hacia otros estados del país y en la emigración internacional con destino a Estados Unidos. En el entorno regional, la diversidad de actividades vinculadas con la industria extractiva petrolera en los estados de Campeche y Tabasco, así como aquellas otras derivadas de la intensa actividad turística en la Riviera Maya, y el crecimiento y expansión de los sectores comercial y de servicios en los centros urbanos de Cancún, Chetumal, Campeche y Villahermosa han atraído trabajadores procedentes de Chiapas y también de Centroamérica (Chávez et al., en prensa).

En el contexto migratorio nacional, de acuerdo con los resultados definitivos del II Conteo de Población y Vivienda 2005, entre los años 2000 y 2005, "llegaron a vivir" a Chiapas poco más de 24 mil personas, la mitad de ellos procedentes de sólo cuatro entidades mexicanas: Tabasco, Estado de México, Distrito Federal y Veracruz. En contraste, la misma fuente reportó que salieron de la entidad chiapaneca 90 mil personas, cuyos siete destinos principales en el interior del país fueron, en orden de participación porcentual, Baja California, Quintana Roo, Estado de México, Tabasco, Distrito Federal, Veracruz y Oaxaca; entidades cuyo conjunto sumó cero por ciento del total de emigrantes chiapanecos en territorio nacional, según se detalla en el cuadro 3.

Además de las cifras, la información del cuadro 3 permite apreciar los circuitos migratorios en los que se mueven los chiapanecos. Uno de corta distancia, localizado en las entidades del sur del país (Tabasco, Veracruz, Quintana Roo, Oaxaca); otro de carácter tradicional en el ámbito nacional, localizado en el centro del país y conformado por el Distrito Federal y el Estado de México. El tercer circuito se extiende hacia la frontera norte mexicana, teniendo como destino primario el estado de Baja California y posiblemente articulándose allende la frontera hacia Estados Unidos.

Por una parte, vale la pena mencionar que entre los inmigrantes que llegaron a Baja California entre 2000 y 2005, los chiapanecos ocuparon el tercer sitio, sólo precedidos por sinaloenses y sonorenses, los cuales son migrantes tradicionales hacia la entidad bajacaliforniana. Por otra parte, es relevante destacar que la ciudad de Tijuana recibió a la gran mayoría de esos inmigrantes chiapanecos, pues ocho de cada diez de ellos llegaron a residir a este municipio primordialmente urbano. De manera similar, los chiapanecos que emigraron a Quintana Roo se dirigían mayoritariamente (88 por ciento) a dos de sus ocho municipios: la mitad de ellos a Benito Juárez (donde se localiza Cancún) y cuatro de cada diez a Solidaridad, municipio donde se asienta Playa del Carmen (INEGI, 2005: disco compacto).

La información hasta aquí expuesta y analizada nos permite constatar que en años recientes Chiapas ha sido un territorio de atracción migratoria para personas procedentes de entidades colindantes (Tabasco, Veracruz y Oaxaca), del centro del país (Estado de México, Distrito Federal y Puebla) y aun de la frontera norte (Baja California); así como, en forma numerosa y creciente, para trabajadores agrícolas guatemaltecos. Por su parte, la emigración de los chiapanecos ha sido característica y recurrente hacia destinos de corta travesía localizados en la región sur del país (especialmente a los aledaños estados de Tabasco, Veracruz y Oaxaca) y hacia las dos entidades que en el ámbito nacional conforman la zona tradicionalmente receptora del centro del país (Distrito Federal y Estado de México), pero en años recientes incorporaron a su movilidad territorial destinos de mayores distancias. Si bien en el sur del país Quintana Roo ejerce una fuerte atracción migratoria por sus desarrollos turísticos, los chiapanecos se han aventurado de manera creciente a itinerarios de mayor amplitud, especialmente hacia la frontera norte mexicana. De los 90 mil chiapanecos que emigraron del estado entre los años 2000 y 2005, cerca 16 mil se dirigían a Baja California, cifra que ubica a esa lejana entidad fronteriza del norte del país en el primer sitio como destino nacional de la emigración chiapaneca.

Finalmente, en años recientes se registró un incremento del flujo de quienes pretendían emigrar a Estados Unidos, como expondremos a continuación.

 

Explorando las encuestas de flujos migratorios

En colaboración con instituciones de los sectores público y académico, El Colegio de la Frontera Norte realiza el levantamiento de encuestas de flujos migratorios en las fronteras norte y sur de México. Estas fuentes de información permiten explorar las características sociodemográficas y la dinámica de los flujos que se desplazan por esas regiones, así como aportar elementos para el análisis de su movilidad territorial.

Como ya mencioné, uno de los flujos laborales que llegan a la entidad es el de centroamericanos, mayoritariamente guatemaltecos, que se emplean en regiones y localidades chiapanecas, o bien, que se dirigen a otros estados de México o se desplazan por la entidad en tránsito hacia Estados Unidos, y que ingresan diversas localidades ubicadas en la frontera entre Guatemala y México. El mapa 1 permite ubicar geográficamente esa diversidad de puntos de internación y destacar que la gran mayoría de ellos se encuentra en la frontera chiapaneca.

La Encuesta sobre Migración en la Frontera Guatemala-México (EMIF/GUAMEX), que capta el flujo de migrantes laborales guatemaltecos que se internaron por vía terrestre por la frontera de Chiapas hacia México,1 permite sustentar que aproximadamente la mitad de esos movimientos no eran propiamente de migrantes, sino más precisamente de "trabajadores transfronterizos", pues durante los tres años de levantamiento continuo de información realizados de 2004 a 2006, entre 47 y 53 por ciento del conjunto manifestó que permanecerían en México sólo durante la jornada laboral diaria, retornando a sus lugares de origen en menos de 24 horas.

Este comportamiento presenta tendencias diferenciales y contrastantes entre hombres y mujeres, pues en el conjunto femenino la estancia por sólo un día fue mayoritaria (alrededor de 70 porciento), mientras que entre los varones casi seis de cada diez se internaron para permanecer por más de un día. La misma fuente permite examinar el perfil sociodemográfico de estos trabajadores.

1. Si bien en su gran mayoría eran varones, se observa una tendencia creciente en la participación femenina: de 18 por ciento en 2004 a 25 por ciento en 2006.

Sus edades se concentraron entre los 15 y 40 años, esto es, en la etapa más activa de la vida productiva; concentración característica de las migraciones laborales. Sin embargo, también los grupos de edad adquieren comportamientos diferenciales por sexo y tiempo de estancia en México. Los varones que permanecerían más de un día se ubicaron en edades más jóvenes, pues la mitad de ellos eran menores de 30 años, mientras que la mayor concentración de mujeres ocurrió entre aquéllas que permanecerían menos de un día y cuyas edades fluctuaban entre 20 y 39 años.

2. Respecto al destino de los desplazamientos y los sectores de ocupación en esos destinos, la mayor proporción se dirigía a alguna finca, rancho o ejido en Chiapas y a las localidades de Tapachula y Ciudad Hidalgo, pretendiendo emplearse en actividades agrícolas cuatro de cada diez, y proporciones menores en el comercio y los servicios (tres y dos de cada diez, respectivamente). Este comportamiento también pre sentó variaciones por sexo y tiempo de estancia, pues entre los varones la mayoría de quienes se quedarían más de un día se dirigían al sector agropecuario y entre las mujeres a los servicios; mientras que hombres y mujeres que permanecerían menos de un día pretendían emplearse mayoritariamente en el comercio (formal e informal). En consecuencia, los empleos de hombres y mujeres en agricultura y servicios demandan estancias mayores a un día, mientras que quienes se dedicaban a actividades comerciales suelen ingresar y retornar el mismo día.

3. Vale la pena mencionar que la mayoría de estos trabajadores guatemaltecos se internaron a México utilizando un pase local o Forma migratoria de visitante local (FMVL), y a pesar de que cuatro de cada diez realizarían labores agrícolas, apenas uno de cada diez contaba con Forma migratoria de visitante agrícola (FMVA). Ello indica que las cifras de trabajadores agrícolas registradas oficialmente bajo esta forma (40 mil trabajadores anuales) subestiman la magnitud real de quienes laboran de hecho en esa actividad.

4. Finalmente, la enorme mayoría de los entrevistados procedía de departamentos fronterizos guatemaltecos o cercanos a la frontera, 70 por ciento de ellos de San Marcos y 18 por ciento de Quetzaltenango, y sólo seis por ciento de departamentos no fronterizos, lo que corrobora la importancia de la región como espacio de movilidad de los flujos transfronterizos de guatemaltecos en Chiapas.

En síntesis, la EMIF/GUAMEX nos permite apreciar dos flujos de trabajadores guatemaltecos que en proporciones más o menos similares se internaban por el sur de la entidad chiapaneca: aquellos que retornaban el mismo día y quienes permanecerían por más tiempo. En ambos flujos, la participación femenina presenta una tendencia creciente. Estos flujos transfronterizos de corta distancia que provienen masivamente de los departamentos fronterizos guatemaltecos de San Marcos y Quetzaltenango y circulan por Tecún Umán-Ciudad Hidalgo y El Carmen-Talismán y en menor magnitud por La Mesilla-Ciudad Cuauhtémoc, tienen mayoritariamente, como destino sectorial y geográfico, el trabajo agrícola en alguna finca, ejido o rancho en Chiapas y en menor proporción el empleo (y posiblemente autoempleo) en actividades comerciales y de servicios en la región fronteriza y en las localidades de Tapachula y Ciudad Hidalgo.

En dirección opuesta, la misma fuente nos permite examinar el flujo de migrantes guatemaltecos devueltos por las autoridades migratorias mexicanas. Respecto a ellos, vale la pena destacar lo siguiente:

1. En los años 2004 y 2005, ocho de cada diez y en el año 2006 seis de cada diez2 se dirigían a Estados Unidos, por lo que al ser detenidos y devueltos por las autoridades mexicanas, éstas resultaron ser un eficiente filtro que impidió su llegada e ingreso al vecino país del norte; constituyéndose a la par el territorio mexicano en una frontera vertical muy extensa (Casillas, 2006).

2. En los primeros dos años de levantamiento de la encuesta, cerca de la mitad de los entrevistados habían permanecido la mayor parte del tiempo en Chiapas antes de ser detenidos y devueltos a Guatemala. Sumando las otras entidades del sur del país (en orden de participación porcentual descendente: Veracruz, Tabasco, Oaxaca y Quintana Roo), la cifra alcanzó a siete de cada diez guatemaltecos detenidos y devueltos desde esa región. De 2004 a 2006, otras entidades mexicanas incrementaron su participación como lugares de mayor estancia de los guatemaltecos que se dirigían a Estados Unidos transitando por México, pasando en conjunto de 13 a 27 por ciento en ese periodo, cifra que indica, por una parte, la dispersión alcanzada en su movilidad y, por otra, la amplitud correlativa que han adquirido las detenciones por parte de las autoridades migratorias mexicanas en territorio nacional.

3. A diferencia de los desplazamientos de los trabajadores transfronterizos, estos migrantes procedían en proporciones más equilibradas de departamentos guatemaltecos fronterizos (52 por ciento) y no fronterizos (46 por ciento). En términos de orígenes y destinos, ello permite advertir circuitos migratorios diferenciales entre los trabajadores transfronterizos y los migrantes internacionales guatemaltecos.

Entre los flujos migratorios de larga distancia, en años recientes se ha incrementado la participación de los chiapanecos en destinos como la frontera norte mexicana y Estados Unidos. La Encuesta sobre migración en la frontera norte de México (EMIF-Norte) permite conocer la evolución de su participación en tres flujos: el que se desplaza del interior del país con destino a la frontera norte mexicana o Estados Unidos (denominado en la encuesta flujo procedente del sur), los que retornan de manera voluntaria desde ese país, o bien, desde la frontera norte mexicana a sus entidades de origen en México y los que fueron devueltos por las autoridades migratorias estadunidenses. Para fines de este trabajo, exploramos la participación de los chiapanecos en dos de esos flujos, observando su creciente contribución al conjunto.

A partir de agrupar las fases anuales de levantamiento de la encuesta entre 1993 y 2006, y luego de establecer promedios móviles simples de orden tres, la gráfica 1 permite apreciar la participación de los emigrantes procedentes del sur3 que se desplazaban con destino a la frontera norte mexicana o hacia Estados Unidos, y comparar el comportamiento de tres entidades de reconocida y larga tradición migratoria internacional hacia el vecino país del norte, Guanajuato, Jalisco y Zacatecas, con otras dos de nueva participación: Chiapas y Veracruz.

En la gráfica 1 se observa que a partir del inicio de la encuesta y en los primeros cinco años de realización de sus fases anuales llevadas a cabo entre 1993-1998, los migrantes procedentes de Guanajuato, Jalisco y Zacatecas que se desplazaban por la frontera norte con destino a esa región o a Estados Unidos experimentaron una caída progresiva en su contribución al flujo de emigrantes, aunque Guanajuato recuperó su aportación en años recientes y posteriores a 2001. El descenso de la participación de esas tres entidades pudiera estar relacionado con el incremento de la vigilancia fronteriza que el gobierno estadunidense desplegó en su frontera con México con objeto de desalentar y dificultar el ingreso no documentado, y que inició en el año 1993 y se extendió en años subsecuentes a lo largo de toda la frontera.

La información que se difunde a través de las redes sociales de los residentes de comunidades de larga tradición migratoria permite a sus migrantes (experimentados y primerizos) emprender y desarrollar estrategias alternativas frente a los nuevos obstáculos establecidos para su movilidad (Anguiano y Trejo, 2007); entre ellas, evitar ingresos y retornos recurrentes anuales y prolongar la estancia en el origen o el destino, por lo que sus movimientos migratorios decrecen y, en consecuencia, la participación de estas entidades en los flujos migratorios que capta la EMIF-Norte reducen sus proporciones.

En contraste, llama la atención el comportamiento y creciente participación de dos entidades de muy reciente incorporación a estos flujos de larga distancia, tanto hacia la frontera norte como a Estados Unidos, particularmente porque ocurrió en condiciones en que el ingreso al vecino país del norte estaba siendo progresivamente dificultado. Veracruz y Chiapas muestran una participación gradualmente creciente en las primeras fases y acelerada y expansiva en las últimas. En ambos casos sorprende que sea precisamente a partir de 2001 cuando su contribución asciende súbitamente. Aventurando un par de hipótesis sobre este comportamiento, por una parte postularía que la mayor proporción de esos emigrantes veracruzanos y chiapanecos se dirigía a la frontera norte; por otra, que quienes se dirigían a Estados Unidos respondían y a la vez revelaban nuevas formas de reclutamiento focalizado y desplegado en localidades, entidades y regiones expulsoras de migrantes de reciente integración a ese flujo internacional.

De manera similar, la gráfica 2 permite examinar el comportamiento del flujo de migrantes no documentados y devueltos por las autoridades estadunidenses. Podemos decir que se trata de un conjunto de migrantes internacionales no exitosos, pues fueron capturados y devueltos por la Patrulla Fronteriza. En primer término, observamos que las tres entidades de larga tradición migratoria mantienen proporciones ligeramente variables con tendencia a la baja en los casos de Jalisco y Zacatecas en los registros de las últimas fases. Esto significa que estas tres entidades continúan manteniendo su aportación al flujo migratorio internacional, aun entre los migrantes no autorizados y devueltos.

Por su parte, Veracruz y Chiapas muestran notorios ascensos en su participación en el flujo de emigrantes devueltos. Llama la atención que en los últimos tres registros fue precisamente Chiapas la entidad que aportó la mayor proporción al conjunto de estas cinco entidades seleccionadas, lo que indica que su población se está integrando crecientemente a la emigración internacional, pero que sus migrantes son menos exitosos tratando de internarse sin documentos e intentando permanecer en el vecino país. Entre los migrantes que en años recientes han sufrido las mayores tragedias tratando de cruzar la frontera hacia Estados Unidos en forma encubierta o subrepticiamente, los chiapanecos ocupan las primeras posiciones.

De acuerdo con el Programa de Repatriación Voluntaria instrumentado a partir de 2004 en la desértica frontera de Sonora-Arizona por los gobiernos mexicano y estadunidense, los chiapanecos ocupaban los primeros sitios entre los migrantes rescatados y devueltos a México, sólo superados por veracruzanos y poblanos, y sumados a otros migrantes procedentes de los estados de México, Guerrero, Oaxaca y Michoacán.

 

Reflexiones finales

Territorialmente, Chiapas forma parte desde hace más de un siglo de la frontera sur de México que colinda con la frontera de Guatemala y, por extensión, con Centroamérica. En su calidad de territorio fronterizo del sur del país y área económica estratégica por la explotación de sus recursos naturales, Chiapas ha hospedado el desarrollo de mercados de trabajo que emplean tanto a nativos como a inmigrantes internos e internacionales. La desigual distribución del ingreso que prima en la entidad, y que la ubica en los primeros lugares del país en marginación económica y social, no ha impedido que la explotación de sus recursos naturales y el desarrollo de sus actividades económicas requieran trabajadores en sus explotaciones agrícolas, ganaderas y forestales, en su limitada pero estratégica industria hidroeléctrica y en sus sectores comercial y de servicios, especialmente el turístico. A pesar de ello no se ha logrado generar empleo en cantidades y calidades suficientes y adecuadas para que los chiapanecos permanezcan en la entidad, pues en años recientes sus movimientos migratorios, tradicionalmente de corto recorrido al interior del estado, se han ampliado e incrementado a destinos de mayor distancia, entre ellos, los desarrollos turísticos de la Península de Yucatán, las localidades urbanas fronterizas del norte de México e incluso, y crecientemente, Estados Unidos.

La información sistematizada en este trabajo nos permite postular que en años recientes -al igual que ocurre en el país en su conjunto, pero posiblemente con mayor intensidad y velocidad-, Chiapas se está conformando como un territorio de inmigración, emigración y tránsito migratorio. Esta condición genera importantes retos para la política pública, especialmente para la política de población en sus aspectos migratorio y laboral, tanto para el país como para la entidad y, en consecuencia, en retos y tareas para la cooperación intergubernamental.

Como territorio de intensa movilidad transfronteriza, Chiapas enfrenta el reto de participar en la gestión y regulación que pretende establecer el Estado mexicano a través del Instituto Nacional de Migración a partir de su Propuesta de Política Migratoria Integral en la Frontera Sur, misma que prevé disposiciones para atender e incorporar en forma legal, segura y ordenada los flujos laborales, principalmente de guatemaltecos y de otros centroamericanos que llegan a la entidad, reconociendo su aportación tanto a la economía y sociedad chiapanecas como al país en su conjunto, actuando en consecuencia con respeto a sus derechos laborales y humanos.

Respecto a la emigración de sus habitantes, el reto es doble. Por una parte, la creación de empleos dignos en cantidades y calidades suficientes que permitan emplear a su población en su territorio, y considerar a la emigración una más de las posibles opciones laborales y no un imperativo extremo para la supervivencia y menos aún la única, última y más difícil elección; por otra parte, imaginar, crear y desarrollar una política migratoria para apoyar a aquéllos que deciden emigrar, tanto al interior como al exterior del país. Ambos desafíos lo son también para México como nación.

Finalmente, como territorio de inmigración nacional y extranjera, en Chiapas -al igual que en todo el país- continúa siendo un reto el respeto a la diversidad cultural, una más de las riquezas de su ancestral población -la de Chiapas y la del país; más aún en un mundo en que la homogenización de las ideas y de la cultura propiciada por lo que Geoge Ritzer llama "la McDonalización de la sociedad" impele de manera equivocada hacia la supresión de esa diversidad y niega obtusamente las posibilidades de las sociedades multiétnicas, como de hecho existen en Chiapas y el país.

 

Bibliografía

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Notas

* Agradezco las invaluables observaciones y sugerencias del profesor Rodolfo Corona Vázquez y su atenta lectura a una primera versión de este trabajo, así como el apoyo técnico de Alma Trejo Peña y Miguel Ángel Reyes. No está de más anotar que cualquier omisión y error sólo es atribuible a mi responsabilidad.

1 Se refiere al conjunto de personas entrevistadas nacidas en Guatemala que tenían 15 años y más de edad, cuyo motivo del desplazamiento e ingreso a México fue trabajar o buscar trabajo y que se internaron al país por las localidades chiapanecas de Ciudad Hidalgo, Talismán y Ciudad Cuauhtémoc (EMIF, 2004).

2 Proporción que puede haber disminuido ese último año por efecto de los estragos causados por el Huracán Stan, que asoló la región en octubre de 2005.

3 La encuesta define como 'flujo procedente del Sur' a personas mayores de 12 años, no nacidas en Estados Unidos ni residentes de las localidades fronterizas o de Estados Unidos, que llegan a las ciudades fronterizas donde se levanta la encuesta sin una fecha comprometida de retorno y cuya estancia se debe a motivos de trabajo, cambio de residencia o en tránsito hacia el norte, o bien, por razones de estudio, paseo o visita a familiares o amigos.

 

Información sobre la autora

María Eugenia Anguiano Tellez. Doctora en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México. Desde 1985 ha sido profesora investigadora de El Colegio de la Frontera Norte y miembro del Sistema Nacional de Investigadores desde 1990. Sus áreas de interés en investigación y docencia son migración interna e internacional. Ha publicado artículos, notas críticas y reseñas en revistas mexicanas como Migraciones Internacionales, Frontera Norte, Estudios Fronterizos, Demos, Carta demográfica de México, Papeles de Población, Nueva Antropología, México Indígena. Entre sus trabajos más recientes se encuentra la coordinación —con Miguel Hernández Madrid— del libro Migración internacional e identidades cambiantes, editado por El Colegio de Michoacán y El Colegio de la Frontera Norte (en prensa) y la publicación de artículos en las revistas españolas Migraciones, Cooperación Internacional, e Isegoría. Revista de Filosofia Moral y Política.

Correo electrónico: anguiano@dns.colef.mx

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