SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.14 número55Discriminación en las edades avanzadas en MéxicoCausas, consecuencias, efectos e impacto de las migraciones en Latinoamérica índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Papeles de población

versão On-line ISSN 2448-7147versão impressa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.14 no.55 Toluca Jan./Mar. 2008

 

Adultos mayores en la planeación del espacio turístico rural en Tamaulipas

 

Elderly people in the planning of the rural tourist space in Tamaulipas

 

Diego Sánchez González

 

Universidad Autónoma de Tamaulipas.

 

Resumen

La investigación describe el proceso de envejecimiento demográfico de las localidades rurales en el IV Distrito de Tamaulipas, una de las regiones con mayor índice de marginación de México y Latinoamérica. Asimismo, se propone el turismo rural como alternativa de desarrollo regional a través de la implicación de las personas mayores en la planeación y desarrollo del espacio turístico. La metodología parte de una amplia revisión bibliográfica, el análisis de bases de datos y un trabajo de campo basado en encuestas personales que permitió percibir la situación de las personas mayores de estos municipios y conocer su predisposición a colaborar en alternativas de turismo rural basadas en su conocimiento del medio natural.

Palabras clave: envejecimiento demográfico, planeación, turismo rural, desarrollo regional, localidades rurales, Tamaulipas, México.

 

Abstract

This research describes the demographic aging process of the rural communities in Tamaulipas' IV District, one of the regions with the greatest marginalization index in Mexico and Latin America. Likewise, rural tourism is proposed as an alternative of regional development through the implication of aged people in the planning and development of the tourist space. The methodology starts from a comprehensive bibliographic revision, analysis of databases and fieldwork based on personal surveys that allowed perceiving the situation of these municipalities' elderly people as well as learning their predisposition to collaborate with alternatives of rural tourism based on their knowledge of the natural environment.

Key words: demographic aging, planning, rural tourism, regional development, rural communities, Tamaulipas, Mexico.

 

Introducción

El fenómeno del envejecimiento de la población ha sido analizado desde las particularidades de las tendencias de fecundidad, mortalidad y migración. En muchos estudios se observan particularmente los cambios en la transición demográfica y se hace énfasis en la necesidad de discutir sobre los escenarios demográficos futuros en relación con los proyectos de desarrollo económico y social de México y América Latina (Ordorica, 2004: 13-25). La mayoría de los investigadores afirman que el comportamiento del envejecimiento demográfico no reviste extrañeza, sin embargo, expresan preocupación por la incertidumbre de los cambios socioeconómicos, políticos y culturales que traerá consigo el incremento poblacional de los adultos mayores (Cabrera Acevedo, 1998; Ortiz et al., 2003: 107-124). El aumento de la pobreza y los problemas del creciente sector de la población anciana obligan a crear una verdadera política social integral, ausente en México y América Latina.

El envejecimiento demográfico de la frontera norte de México, especialmente en Tamaulipas, está teniendo una significativa incidencia en el medio rural, favorecido por la emigración de población joven a Estados Unidos de América y el acelerado proceso de urbanización que ha experimentado en décadas recientes. Diferentes estudios han detectado en las áreas rurales bajos niveles y modalidades de equipamientos, actividades económicas y disponibilidad de servicios para la población adulta mayor (Unikel, 1976; Sánchez, 2002). El escenario demográfico y socioeconómico obliga a diseñar políticas sociales basadas en la planeación del espacio y tendentes a propiciar un desarrollo sostenible cimentado en el incremento de la participación de la gente en la tarea de planear las actividades económicas y ordenar el territorio.

En los países desarrollados, el envejecimiento demográfico ha posibilitado que un importante segmento de la población se haya convertido en uno de los impulsores del turismo estacionario y del ecoturismo (INSERSO, 1990; Betty, 1997; Rodríguez, 1999), lo que ha obligado a las empresas turísticas a planificar su actividad en relación con las demandas de la población mayor. Mientras, el avance del envejecimiento poblacional en los países en vías de desarrollo, como México, obliga a las empresas turísticas a conocer las previsiones demográficas y establecer estrategias encaminadas a ofrecer nuevos productos a la población que envejece.

El importante crecimiento del grupo de personas mayores en este país y en otras poblaciones de América Latina hace de este colectivo un sector atractivo para las empresas turísticas. Desde hace años se hace especial hincapié en el turismo senior, es decir, aquél destinado a establecer estrategias para la captación del mercado de personas mayores. Entre esas estrategias se cuentan el mejoramiento de la calidad del turismo de personas mayores y la programación de servicios de deportes recreativos para mayores y turismo de salud. Desde la Segunda Conferencia Internacional sobre Turismo Sénior, realizada en Recife (Brasil), en 1996, se observa el enorme potencial del mercado de viajes para ancianos.

Nuestro estudio persigue el objetivo de reforzar el concepto de desarrollo sostenible (Ahmad et al., 1989; Gilpin, 2003: 89-112) por medio del aprovechamiento del conocimiento y experiencia que las personas mayores tienen de sus valiosos entornos naturales (Sánchez, 2005). Los ancianos son conocedores consumados del patrimonio cultural y de los recursos naturales que existen sobre el terreno, por lo cual pueden ayudar a potenciar la actividad turística local.

El turismo rural es un fenómeno social que está estrechamente vinculado con las estructuras socioeconómicas desde su origen (Osorio y Novo, 2004). El aprovechamiento del conocimiento y experiencia de los ciudadanos longevos no sólo puede contribuir al desarrollo regional de entornos marginados, como los municipios de la región del IV Distrito de Tamaulipas, conocida como la Zona Semiárida, sino que también puede favorecer la integración social y la mejora de la calidad de vida de estas personas.

Inicia esta investigación con un análisis basado en una amplia revisión bibliográfica y estadística de los diferentes indicadores demográficos y sociodemográficos del IV Distrito de Tamaulipas. Posteriormente se observa —a partir de un trabajo de campo basado en entrevistas personales— la predisposición de los ancianos a colaborar en alternativas de ecoturismo aplicando su conocimiento del medio natural y la percepción que los habitantes ancianos tienen de su entorno. A partir de esta observación se propone un modelo de desarrollo que incluye la puesta en marcha de estrategias productivas que beneficien la actividad turística de la zona y la calidad de vida de estas personas.

 

Objetivos y metodología

La planificación del sector turístico obliga a la inclusión de nuevas aproximaciones teórico-metodológicas que persiguen conocer los distintos escenarios demográficos, socioeconómicos y políticos para la elaboración de planes integrales de desarrollo turístico (Osorio y Novo, 2004: 10). A pesar de ello, la mayoría de los estudios suelen quedar limitados a la descripción de la realidad, sin profundizar en su evolución a corto y medio plazo.

En este trabajo partimos de la reflexión sobre la conceptualización y la metodología del turismo, particularmente en lo tocante a la necesidad de hallar nuevas alternativas en este sector económico. El objetivo principal de la investigación es describir la situación social de la población de 60 años y más en los municipios de la región del IV Distrito de Tamaulipas y conocer su predisposición a participar en alternativas de turismo rural.

El fenómeno del envejecimiento demográfico nos sirve como punto de partida para contextualizar a la población mayor de 60 años de esta región tamaulipeca. Asimismo, nuestra meta es aproximarnos a la realidad social de este colectivo marginal y realizar un acercamiento a la percepción que ellos tienen de su entorno natural y del posible aprovechamiento de éste en la actividad turística de la zona.

El estudio forma parte de los proyectos: Diagnóstico del Potencial Ecoturístico de la Zona Semiárida de Tamaulipas, de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, y Plan de Ordenamiento Urbano Local de Tres Microrregiones de Tamaulipas, de la Secretaría de Desarrollo Social y la UAT. A partir del estudio se ha detectado el impacto que sigue teniendo la pobreza y la migración en las diferentes comunidades existentes en estos municipios eminentemente rurales.

La metodología empleada parte de una amplia revisión bibliográfica que permitió aproximarnos a la realidad de la Zona Semiárida tamaulipeca. En el trabajo se han empleado y analizado diferentes fuentes estadísticas provenientes de organismos oficiales como el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, el Consejo Nacional de Población, el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, la Secretaría de Desarrollo Social y el gobierno de Tamaulipas, entre otros. Además, se llevó a cabo un trabajo de campo, realizado entre enero de 2005 y febrero de 2007, basado en talleres comunitarios y entrevistas personales con sujetos de 60 años y más, residentes en los cinco municipios del IV Distrito, cuya información ha permitido conocer la situación de las personas mayores de estos municipios y su predisposición a colaborar en alternativas de turismo rural basadas en su conocimiento y respeto del medio natural (Chávez de la Peña, 2005). Estas herramientas metodológicas han sido empleadas con éxito en otras investigaciones anteriores centradas en este colectivo (Escobar Martínez, 1991; Bosque Sendra y Salado García, 1993; Sánchez González, 2000: 321-344;). Al igual que en anteriores trabajos (Sánchez González, 1998: 253-265), en el presente artículo defendemos el enorme capital social y humano que supone el colectivo de los adultos mayores, en tanto que consideramos un activo social incuestionable la aportación que los adultos mayores pueden seguir haciendo a la sociedad y a su entorno.

La encuesta fue realizada entre julio y septiembre de 2006 a personas de 60 y más años, distribuidas según sexo, edad y localidad rural. La muestra definitiva estuvo conformada por 361 cuestionarios validados con un nivel de confianza de 1.96 por ciento para un nivel de significación de 95 por ciento y un error máximo del cinco por ciento (García Ferrando, 1999; Rojas Soriano, 2002: 298-303). El tipo de entrevista fue personal, a domicilio y con un cuestionario que previamente fue validado mediante un pretest. Para la realización de la encuesta se diseñaron rutas aleatorias a partir del callejeo municipal de los núcleos en estudio y se empleó a 10 encuestadores, que previamente recibieron instrucción para la aplicación de los cuestionarios.

Aunque la mayoría de las entrevistas fueron realizadas en los domicilios particulares de los ancianos, las especiales circunstancias del terreno y la propia idiosincrasia de la vida rural apegada a las continuas labores agrícolas favoreció que la muestra fuera completada con algunas entrevistas realizadas en espacios públicos (calles, plazas) y lugares de trabajo (granjas, áreas de labranza o pastoreo).

Los encuestadores advirtieron ciertas diferencias entre el medio rural y el urbano. En las pequeñas localidades rurales o ejidos, los encuestados presentaban más predisposición a contestar que en los núcleos urbanos, donde las personas fueron más reacias a participar. El analfabetismo de ciertos sectores de la población envejecida urbana, pero sobre todo el miedo y la desconfianza generadas por la inseguridad ciudadana, contribuyeron a reducir la muestra proyectada en determinados espacios urbanos.

 

La región del IV Distrito: el altiplano tamaulipeco

La región del IV Distrito de Tamaulipas comprende cinco municipios que fueron seleccionados por tener una importante superficie agrícola de subsistencia, recursos naturales significativos para impulsar la actividad turística, alta población envejecida y muy alta marginación: Bustamante, Jaumave, Miquihuana, Palmillas y Tula.

El altiplano tamaulipeco, mejor conocido como el IV Distrito, se localiza al suroeste de Tamaulipas, enclavado en la región montañosa conformada por estribaciones de la Sierra Madre Oriental, ubicándose entre los 23° de latitud norte y los 100° de latitud oeste. La región está compuesta por cinco municipios rurales caracterizados por su dispersión demográfica en pequeñas poblaciones (mapa I). Todos los municipios presentan graves deficiencias en infraestructura y servicios urbanos básicos (vivienda, salud, educación, pavimentación, alumbrado y electricidad, agua potable, saneamiento y alcantarillado), problemática que se agudiza en las localidades menores. La principal actividad económica en los municipios es la agrícola, la población económicamente activa se emplea principalmente como jornalero, trabajador por su cuenta y trabajador familiar no remunerado. En el caso de Tula, los servicios se constituyen en la segunda actividad económica. Los espacios turísticos son incipientes y los servicios turísticos están en manos de las personas que tienen mayor poder económico y social.

El IV Distrito de Tamaulipas posee paisajes que permiten catalogarlo como una región de vocación turística, sin embargo, la zona carece de planeación y desarrollo del espacio turístico. Entre los principales recursos turísticos de los municipios destacamos su paisaje natural, como los bosques de La Marcela y el Aserradero (Miquihuana), las cumbres más altas de Tamaulipas, como La Peña Nevada (3 644 msnm) y el Cerro del Borrado (3 533 msnm), al igual que la cascada del Salto de Nuestra Señora de las Nieves (Palmillas). En flora y fauna, el oso negro tamaulipeco, el venado cola blanca y la mariposa monarca (Miquihuana), las guacamayas (Jaumave), los halcones (Palmillas) y las biznagas más grandes del mundo (Bustamante). En este espacio es posible realizar actividades ecoturísticas, como la práctica del senderismo, paseos en bicicleta de montaña y a caballo, así como el rappel; en visitas culturales, encontramos poblaciones con alta tradición histórica, cultural y artesanal, como la Iglesia de Palmillas (1745), donde se encuentra un bello retablo barroco del siglo XVIII, la Virgen del Contadero y el conjunto arqueológico de Cué (Tula); la rica y variada artesanía (cuero y cerámica) y gastronomía de la región. También es posible visitar balnearios con aguas curativas, como Los Nogales, y baños de temascal.

 

El proceso de envejecimiento demográfico

El proceso de envejecimiento demográfico y la problemática de las personas ancianas en México y América Latina son temas vigentes, tanto en los discursos oficiales, como en la experiencia cotidiana de la gente. Las investigaciones actuales abordan distintos aspectos de la problemática que ha de enfrentar la población de edad avanzada, pero coinciden en destacar la necesidad de incrementar las políticas sociales, demasiadas veces ligadas a una visión estereotipada y parcial del problema, tantas veces centrada en las pensiones.

La comprensión del envejecimiento demográfico es crucial en toda planeación y desarrollo del espacio turístico de una región y adquiere un carácter prioritario en espacios rurales marginales, donde el desempleo, la emigración, la falta de servicios, la carencia de infraestructura y la pobreza están presentes. No cabe duda de que los empresarios y organismos oficiales relacionados con la prestación de servicios turísticos, como impulsores de desarrollo, deben adecuar sus productos a la realidad demográfica y socioeconómica imperantes en un territorio.

Durante el siglo XX, la población de México y Latinoamérica experimentó importantes transformaciones socioeconómicas, políticas, culturales y demográficas. Precisamente, México y Tamaulipas atraviesan una acelerada transición demográfica que dio inicio en la década de 1930 con el descenso de la mortalidad y que se pronunció a partir de 1975 con la caída de la fecundidad. Los cambios en los factores demográficos (fecundidad, mortalidad y emigración) han implicado profundas transformaciones en la estructura por edades de la población, incrementándose gradualmente el peso relativo de la población de 60 y más años, mientras ha descendido el de los niños.

Según el más reciente censo, en México viven 97.5 millones de habitantes (INEGI, 2000), de los cuales 3.2 millones son personas mayores, mientras que Tamaulipas cuenta con 2.7 millones de habitantes, y de ellos 205 674 tienen 60 y más años. El peso relativo de la población envejecida es ligeramente superior en Tamaulipas (7.5 por ciento) que a nivel nacional (7.1 por ciento). Por su parte, la región del IV Distrito cuenta con una población de 52 730 habitantes, con una población de 6 107 personas de 60 y más años, lo que equivale a 11.58 por ciento.

A continuación, nos aproximamos a la evolución y factores del proceso de envejecimiento de los municipios en la región del IV Distrito de Tamaulipas, como el descenso de la fecundidad y de la mortalidad, pero sobre todo, el fenómeno de la migración.

La caída de la fecundidad ha sido el principal factor de la reducción del crecimiento demográfico a partir de la década de 1960, motivada por la emigración rural y la urbanización, la escolarización, la progresiva incorporación de la mujer al mercado de trabajo y la utilización de métodos anticonceptivos. El descenso de la fecundidad en esta región marginal no se explica tanto por el éxito de las campañas de planificación familiar, como por la emigración de población joven adulta que busca trabajo en otras zonas urbanas del país o en Estados Unidos. Entre los años 1970 y 2000, este índice ha pasado de 6.8 a 2.7 hijos por mujer. Tamaulipas y la región del IV Distrito presentaron índices de fecundidad de 2.6 y 3.2 hijos, respectivamente, en el año 2000.

El descenso de la mortalidad, sobre todo la infantil, es uno de los logros sociales más significativos de Tamaulipas y, en general, de México. La ampliación de la cobertura de los programas y servicios de salud, enfocados a la prevención y control de enfermedades infecciosas y parasitarias, ha contribuido a incrementar la esperanza de vida al nacer y a los 60 años (Cárdenas, 1998: 1011). A pesar de ello, el comportamiento de la mortalidad sigue siendo un factor negativo al desarrollo y se explica por las duras condiciones de vida de la población en la región, como la ausencia de servicios y equipamientos básicos, la existencia de frágiles viviendas de autoconstrucción y la ausencia de medidas higiénico-sanitarias en la población. De hecho, la cobertura de la sanidad sigue sin ser satisfactoria, pues sólo 27.3 por ciento de la población del IV Distrito (INEGI, 2000) tiene acceso a alguna institución de salud pública. En el año 2004, la esperanza de vida alcanzada en Tamaulipas es superior a la media nacional, 74.8 frente a 74.5 años, respectivamente. Sin embargo, la esperanza de vida que registran los municipios del IV Distrito es sensiblemente inferior a las anteriores, 67.9 años, tasa que se sitúa por debajo de la media de los países de América Latina (71.5 años).

Los movimientos migratorios, principalmente la emigración en las regiones rurales marginales como el IV Distrito, han modificado la estructura de la población por edades y su distribución en el territorio. Tamaulipas es un estado de destino y tránsito de la migración nacional y latinoamericana, toda vez que comparte una de las fronteras más amplias y dinámicas del mundo con Estados Unidos. En la región a estudio, este fenómeno ha tenido importantes cambios en décadas recientes, pues se han comprobado nuevos flujos migratorios hacia las ciudades medias nacionales (Tampico, Ciudad Victoria y Reynosa, Tamaulipas) e internacionales (Laredo y Houston, Texas). Además, ahora migran más mujeres que varones, esto es, 107 mujeres por cada 100 hombres. Los migrantes son en su mayoría jóvenes y adultos jóvenes que buscan mejores oportunidades de empleo y abandonar la marginación de sus localidades rurales de origen. El proceso está favoreciendo la despoblación y acelerando el envejecimiento de la población de los municipios del IV Distrito. Pero lo mismo está ocurriendo en el mundo rural de México y Latinoamérica. Por otra parte, se ha podido comprobar que la emigración de esta región era de carácter temporal hasta antes de 1980, es decir, los trabajadores acudían por temporadas a laborar en la agricultura y la industria de otras regiones del país, así como de Estados Unidos, para posteriormente retornar a sus localidades de origen. Desde 1990, la tendencia migratoria en el IV Distrito indica que la emigración empieza a ser definitiva tanto hacia otras regiones del Estado como hacia Estados Unidos, eso implica a los trabajadores y sus familias. En nuestra investigación descubrimos que la razón fundamental de la emigración es la laboral, sobre todo la salarial, ya que un trabajador puede ganar entre siete y diez veces más por una jornada en el lugar de destino. Por tanto, las políticas de empleo deben favorecer el empleo estable y mejor remunerado para garantizar una adecuada calidad de vida a la población en las localidades rurales.

Las estimaciones oficiales señalan que alrededor de 14.23 por ciento de la población tamaulipeca es emigrante, tasa que consideramos insuficiente si tenemos en cuenta que la población emigrante ilegal hacia Estados Unidos es superior a la registrada y difícil de estimar. El fenómeno de la emigración extranjera está provocando un aumento de la ausencia de ayuda informal (la familia) hacia los adultos mayores dependientes, nuevas situaciones de abandono y un incremento del problema de la soledad en el IV Distrito. En las próximas décadas, la población mexicana emigrada ilegal a Estados Unidos va a favorecer un aumento de la tasa de envejecimiento en ese país y, muy posiblemente, el cuidado y atención de esas personas mayores va a plantear un serio problema social, sanitario y asistencial, que obligará a un forzoso entendimiento entre ambos países vecinos.

México y Tamaulipas presentan un fuerte crecimiento urbano, impulsado por el proceso de industrialización ocurrido en este país entre 1940 y 1970, y la emigración rural, que vino acompañada de ese proceso y que se resiente aún en las localidades rurales. Entre 1950 y 2000, la tasa de población urbana de Tamaulipas pasó del 42.6 al 74.6 por ciento, mientras que la tasa de población rural se redujo a la mitad, pasando del 57.4 por ciento al 25.4 por ciento. El resultado es un país y estados demográficamente urbanos. Tamaulipas, al igual que México, presenta un patrón polarizado de concentración en tres regiones: la frontera (Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo), la capital (Ciudad Victoria) y la Zona Metropolitana del Sur de Tamaulipas (Tampico, Madero y Altamira). Mientras, se observa una fuerte dispersión de la población en las tres regiones del oeste (IV Distrito, Serrana y Cañera). En la actualidad, más de 83 por ciento de la población de Tamaulipas vive en las ciudades y la tendencia apunta hacia una mayor concentración de la población en áreas urbanas y metropolitanas, en tanto que en las localidades rurales continuará la despoblación y el avance del envejecimiento demográfico. Por ello urge desarrollar políticas sociales para dinamizar a las poblaciones rurales del IV Distrito y evitar la sangría migratoria.

La actual dinámica de la población del IV Distrito revela una clara tendencia hacia el decrecimiento demográfico. Entre los años 1990 y 2005, la población de la región ha experimentado un descenso de 7.53 por ciento, pasando de los 53 903 a los 50 129 habitantes. Observamos que entre 1990 y 2000 el ritmo de crecimiento anual fue negativo (-0.2 por ciento), mientras que durante los años 2000 a 2005 la tendencia se agrava todavía más (-0.5 por ciento). En la actualidad, esta zona representa sólo 1.7 por ciento del peso demográfico total del estado. A nivel municipal, se observa que a excepción de Jaumave, el resto de los municipios tamaulipecos muestran una pérdida de población que estaría relacionada principalmente con el factor migratorio. Este dato nos revela una dinámica demográfica negativa, ya que la sangría migratoria continúa y cada año más de 250 personas, en su mayoría jóvenes, abandonan definitivamente la región. Nuestras previsiones para el año 2050 indican que de mantenerse la tendencia actual, la población del IV Distrito podría reducirse considerablemente (-35.6 por ciento), situándose en poco más de 32 000 habitantes. Las proyecciones de población están sujetas a variaciones, por lo que un cambio de actividad, como la creación de empresas de turismo rural, podría potenciar el empleo y reducir la migración, lo que se traduciría en un cambio sustancial de nuestras previsiones a medio plazo. Este indicador nos permitirá reconocer la posible demanda de servicios públicos, infraestructura, educación, empleo, salud, vivienda, así como adecuar la oferta turística a las necesidades de la población anciana esperada.

La estructura demográfica según edad y sexo entre 1990 y 2000 muestra un progresivo envejecimiento de la población de los municipios del IV Distrito. Se observa un mayor ritmo de crecimiento de las personas de 60 años y más, tanto en términos absolutos como relativos: en 1990, este grupo contaba con 4 602 adultos mayores, para el año 2000 aumentó a 6 107 individuos, incrementándose su peso relativo del 8.54 a 11.58 por ciento en ese lapso. Por otra parte, observamos un crecimiento del grupo de 75 años y más, es decir, el colectivo que registra una mayor dependencia y demanda de ayuda informal (familia), y que hoy representa el 3.15 por ciento (INEGI, 2000).

Nuestras previsiones indican un notable incremento del envejecimiento demográfico del IV Distrito en las próximas décadas, pues se estima que para el año 2020 la proporción de personas adultas mayores sea del 25.4 por ciento, mientras las previsiones para México indican que uno de cada seis habitantes tendrá 60 años y más en 2020 (Conapo, 1999b). Las proyecciones señalan cambios importantes en las estructuras demográficas que pueden alterar algunos indicadores macroeconómicos (Myers, 1990), cuyas consecuencias socioeconómicas están aún por determinar. Nuestras previsiones indican que el grupo de 60 y más años mostrará un importante incremento en esta región, siendo mayor a nivel del estado, lo que condicionará la estructura por edades y provocará una feminización de la población.

Los cambios en la estructura demográfica afectan de manera dispar a ambos sexos, la mayor esperanza de vida de las mujeres, unida a la sobremortalidad masculina, deriva en una progresiva feminización de la población, la cual se acentúa en las cohortes de avanzada edad, por ejemplo, en Tamaulipas se contabilizan 90 hombres por cada 100 mujeres adultas mayores. Sin embargo, en el IV Distrito se observa todo lo contrario, ya que la relación es 110 varones por cada 100 mujeres de 60 años y más, una supremacía que se sigue manteniendo incluso en la cohorte de 85 años y más. Esta singularidad demográfica y disparidad regional, en principio, estaría justificada por la alta emigración femenina de décadas pasadas en el IV Distrito. Decidimos corroborar estos datos con nuestro trabajo de campo y hemos descubierto diferencias significativas respecto de los datos del INEGI, ya que encontramos una superioridad de mujeres sobre varones a partir de los 75 años en todos los municipios, así como notables diferencias con las características sociodemográficas y de vivienda.

Aunque nuestros datos son el producto de una muestra probabilística y fueron tomados cinco años más tarde que el Censo de INEGI (2000), los talleres, entrevistas personales (autoridades, personal médico, policía y población) y las encuestas realizadas durante el estudio indican que, de confirmarse nuestros resultados, estaríamos apuntando a importantes fallas en los datos proporcionados por INEGI sobre personas ancianas en el IV Distrito. Algunos investigadores estamos anotando la teoría de la probable falta de fiabilidad de los datos de INEGI en las áreas rurales más marginales, un error que se incrementa en los datos sociodemográficos, económicos y de vivienda. Es necesario que los investigadores contemos con bases de datos de población y vivienda más fiables para las áreas rurales y marginales, ya que hoy INEGI sigue siendo el pilar sobre el que se asientan la mayoría de las investigaciones en México. Es necesario que INEGI goce de mayor transparencia, independencia y recursos económicos y humanos para el desempeño de sus importantes funciones.

La distribución de la población se concentra en las áreas urbanas, como Tula (27 049 habitantes), que constituye 51.3 por ciento del total regional; Jaumave (13 184 hab.), con 25 por ciento, y Bustamante (7 520 hab.), con 14.3 por ciento. Mientras que los municipios de Palmillas (1 821 hab.) y Miquihuana (3 176 hab.) reúnen a sólo 9.5 por ciento de la población regional.

La heterogeneidad del territorio se percibe en los distintos cambios y en el desigual avance del envejecimiento demográfico. Entre los años 1990-2000, los municipios que más incrementaron su tasa de envejecimiento fueron Bustamante y Miquihuana, ambos por encima de la media (25 por ciento), en tanto que Palmillas y, sobre todo, Tula, registraron los menores incrementos (cuadros 1 y 2). A principios del siglo XXI, los municipios con el mayor peso relativo de adultos mayores son Palmillas (15.5 por ciento) y Miquihuana (14.4 por ciento); en contraste, Tula (10.8 por ciento) y Bustamante (11.3 por ciento) son los que presentan la menor tasa (mapa 2).

En la década de 1990 se produce en la región una importante pérdida del peso relativo del grupo de 0 a 14 años (-7.5 por ciento), pasando del 42 al 34.5 por ciento, en tanto que en Tamaulipas la caída es más amortiguada (del 34.9 al 31.3 por ciento), relacionadas ambas con la caída de la fecundidad y la emigración (Juárez et al., 1989). Precisamente, Bustamante y Palmillas son los que registran las caídas más fuertes (-8.3 y -8.2), a la inversa, Tula y Miquihuana serían las menos afectadas por este descenso (-6.5 y -6.7).

La población adulta (entre 15 y 59 años) del IV Distrito cuenta con 27 162 individuos, es decir, 51.4 por ciento del total (INEGI, 2000). Asimismo, las mayores tasas de población adulta se registran en Palmillas (57.4 por ciento) y Jaumave (53 por ciento), frente a Miquihuana (48.9 por ciento) y Bustamante (50.7 por ciento). Los datos indican un paulatino envejecimiento de la población económicamente activa, así como la pérdida de población activa joven de los municipios estudiados y remarca la debilidad de las empresas agropecuarias locales en materia de creación de empleo.

La precariedad laboral y el alto desempleo tienen su reflejo en las cotizaciones a la seguridad social y en las futuras pensiones de subsistencia de las personas jubiladas, lo que viene agravando la deficitaria situación financiera de los sistemas de retiro y pensiones en este país (Farrel, 1999: 173-190).

En la actualidad, la seguridad social de México sólo protege a un tercio de la población activa, aquélla que es asalariada y reside normalmente en ámbitos urbanos, y sólo 24 por ciento de las personas de 60 y más años recibe una pensión que, en la mayoría de los casos, está muy por debajo de los niveles de subsistencia (Ham, 2003: 46). Desafortunadamente, en los municipios rurales y marginales del IV Distrito se detecta alta desprotección de amplios sectores de la población activa y del grupo de personas de 60 y más años.

La realidad explica que una gran parte de los trabajadores en edad avanzada en estos municipios intenta permanecer en activo, incluso a costa de un agravamiento de su salud, ante la falta o insuficiencia de las pensiones de jubilación (Pedrero, 2000: 99-130), ya sea mediante una ampliación de la vida laboral o procurando otras vías de ingreso complementario a sus débiles economías a través de la ocupación informal (jornales en el campo, venta de productos agroalimentarios, pequeños arreglos domésticos). Nuestro estudio revela que el motivo económico es una de las principales razones por las que la población anciana del IV Distrito decide participar de manera activa en iniciativas empresariales de turismo rural, ya sea como guías, acompañantes o meseros.

Observando la pirámide de población por edad y sexo en el año 2000 (gráfica I), se aprecia el avance de la transición demográfica en el IV Distrito. La base del gráfico se ha estrechado, es decir, la población joven ha perdido peso relativo al paso de los años, como consecuencia de la disminución en los niveles de fecundidad. En el centro de la pirámide se aprecian dos fenómenos, una disminución de los efectivos menores de 30 años, fruto de la emigración de población activa joven hacia otras regiones; y un aumento de las cohortes superiores de la población adulta, lo que se explica por un aumento de la esperanza de vida y de la edad media en la población adulta activa. Asimismo, se aprecia un incremento relativo y absoluto del grupo de población de 60 años y más, lo que indudablemente va a condicionar la estructura de la población para las próximas décadas. También se percibe la feminización del envejecimiento, motivada por la mayor esperanza de vida de las mujeres, que presentan condiciones socioeconómicas y sanitarias más adversas que los varones (Andreani, 1982).

En las localidades menores de 2 500 habitantes, la pérdida de población en edades productivas, combinada con la caída de la fecundidad y mortalidad, favorece el avance de la dependencia demográfica de los adultos mayores en el IV Distrito, 22.5 adultos mayores por cada 100 personas en edad de trabajar, lo cual es casi el doble que la media de Tamaulipas (12.4). A nivel municipal, Miquihuana (29.4) y Palmillas (29.1) presentan las tasas más altas, en tanto que Tula (21) y Bustamante (22.3) registran las menores.

En todos los núcleos es patente la falta de sistemas públicos de apoyo social, sanitario y asistencial a la población envejecida. La fragilidad en la salud de las personas de edad avanzada, la prevalencia de enfermedades crónicas y dependencia, la ausencia clamorosa de apoyo formal e institucional a las personas dependientes, la debilidad de espacios y actividades de ocio y tiempo libre organizadas para los adultos mayores confirman la alta vulnerabilidad de las personas que alcanzan la vejez en la zona estudiada y, por extensión, en todo el Estado. Es necesario que las empresas de turismo rural que se vayan a posicionar en la región planteen actividades de ocio y tiempo libre diseñadas para este colectivo, lo que favorecerá la integración de estas personas y minimizará los problemas de salud asociados a la soledad.

Nuestros estudios (Sánchez, 2005) indican que las personas de avanzada edad suelen manifestar un empeoramiento progresivo de su estado de salud, lo que convierte a este segmento de población en un gran consumidor de medicamentos y de recursos sanitarios y hospitalarios. Es necesario lograr una cobertura sanitaria satisfactoria y en consonancia con las crecientes necesidades de la población anciana en estos municipios, no tanto para añadir más años a la vida, sino, sobre todo, más calidad de vida a esos años en la vejez. Además, una mejora general de las condiciones de salud de la población anciana favorecería un aumento de la participación de estas personas en las actividades turísticas que se proyecten en la región.

El descenso de la mortalidad está propiciando un aumento de la esperanza de vida, es decir, cada vez más, personas del IV Distrito viven más años en las edades avanzadas. Esta nueva circunstancia está provocando un aumento de la población anciana septuagenaria y octogenaria, cuyas necesidades turísticas son distintas de las de las cohortes más jóvenes que se van incorporando a la edad de jubilación.

El aumento de la longevidad va a provocar un incremento de la población anciana dependiente y la necesidad de mayores gastos sociales, asistenciales y sanitarios, lo que está desbordando la capacidad de respuesta social de los municipios. Ante el nuevo fenómeno del envejecimiento demográfico es necesario abrir un amplio debate social, económico y político, en el que estén implicados todos los agentes sociales, los propios mayores, las familias y los profesionales, y donde será fundamental una mayor coordinación entre las distintas administraciones, municipios, estados y el gobierno de la nación.

Los datos confirman un claro avance del envejecimiento demográfico en la región para las próximas décadas, favorecido principalmente por la alta migración de población joven, lo que debe propiciar un cambio en la distribución de los recursos sociales y sanitarios existentes y su adecuación a las nuevas demandas de la población anciana. La planificación turística debe hacerse en consonancia con la realidad demográfica existente y prevista a corto y medio plazo, incluyendo diseñar actividades que favorezcan la participación e integración de este sector de la población en crecimiento.

Es importante que las agendas futuras de las investigaciones turísticas en la región incluyan como factor prioritario el estudio de la población absoluta y relativa de 60 y más años, ya que en los próximos años el envejecimiento demográfico será fundamental para entender, diseñar y planificar las distintas estrategias encaminadas a alcanzar un adecuado desarrollo del sector turístico regional y local.

Estimamos que el turismo rural puede contribuir al desarrollo regional de los municipios del IV Distrito, generando riqueza y empleo, y reduciendo la alta emigración de población joven; así mismo, puede favorecer una mejora de la calidad de vida de las personas mayores, al evitar la desmembración de la familia por la emigración, lo que favorece la ayuda informal y minimiza los problemas de soledad y abandono en el adulto mayor.

 

Panorama del turismo rural en México

En las décadas recientes, la sociedad de consumo y la globalización han posibilitado una nueva cultura de ocio y el tiempo libre, lo cual ha propiciado el despegue del turismo. Esta actividad se ha convertido en un sector económico trascendental para muchas economías a distintas escalas: nacionales, regionales y locales. Un ejemplo: en el año 2003, el turismo contribuyó con 7.9 por ciento del producto interno bruto (PIB) de México (Sectur, 2004).

La actividad turística se adecua constantemente a los cambios sociales y a las demandas del mercado. El sector turístico se ha venido transformando de manera significativa a lo largo de las últimas décadas. La globalización de los mercados, la búsqueda de nuevos yacimientos de empleo y la producción con base en la calidad han generado importantes cambios para la competencia de las empresas turísticas (Hill y Garenth, 1999). En la nueva oferta turística se está imponiendo una forma de hacer turismo en la que se combinan ocio y tiempo libre con el respeto a la protección del medio ambiente (Casanueva et al., 2000). Así, en años recientes están surgiendo diferentes destinos y actividades turísticas en constante diálogo con la ecología y la sustentabilidad, como el turismo rural y el ecoturismo (Boo, 1990).

A partir de 1975, el turismo rural ha pasado por diferentes etapas en México: Sin embargo, la falta de planeación ha impedido su desarrollo. En la década de 1990, el Fondo Nacional de Apoyo a Empresas Sociales (Fonaes) ha subvencionado el desarrollo de 30 proyectos de turismo rural localizados en áreas rurales marginales de 11 estados (Torre, 1999). Actualmente, la Secretaría de Turismo de México considera prioritario el desarrollo del turismo rural, lo que se ha traducido en programas federales y estatales para impulsar este sector a través de la mejora de las infraestructuras y equipamientos, la rehabilitación de antiguas haciendas y la creación de casas rurales (Sectur, 2001). A pesar de los programas desarrollados, consideramos que el turismo rural nacional sigue siendo primario y marginal, toda vez que recibe pocos recursos económicos. La rentabilidad del turismo rural en México no sólo puede ser analizada bajo parámetros macroeconómicos, como sucede con el turismo de sol y playa, sino que su verdadera fortaleza radica en su trascendencia social al favorecer el desarrollo de comunidades rurales marginales y la preservación de espacios naturales. En esta línea, en algunos foros internacionales (Comisión Regional para las Américas de la Organización Mundial del Turismo, 2003) se ha empezado a manifestar la relevancia socioeconómica y el potencial que el turismo rural posee en países como México.

Algunos investigadores (Lustig, 1997) afirman que la pobreza en México ha ido disminuyendo progresivamente en décadas recientes; sin embargo, lejos de disminuir, en el medio rural la pobreza moderada y extrema ha aumentando en algunas regiones apartadas del Sur de México (Chiapas y Oaxaca). En la actualidad, los distintos programas sociales (Oportunidades, Seguridad Alimentaria) están tratando de combatir la pobreza en el mundo rural, fortaleciendo apartados básicos como la alimentación, la educación y la salud de la población rural marginal.

Nos encontramos en un momento de inflexión en el que las regiones rurales marginales han entrado en un agresivo proceso de degradación ambiental y agotamiento de los recursos naturales, que no está propiciando ningún dinamismo en la agricultura local. Es necesario cambiar de estrategia y diseñar políticas que favorezcan el desarrollo sostenible de las comunidades rurales, mejorando la producción y comercialización sin abandonar la conservación del medio ambiente. En este sentido, el turismo rural puede ser un complemento importante para las débiles economías locales y un detonante de desarrollo regional que impulse otros sectores, como el primario, al tiempo que mejore las condiciones de vida de sus habitantes. Es importante que las políticas sociales vayan encaminadas a favorecer el autoempleo y a evitar el subsidio.

 

El turismo rural en la región del IV Distrito

A continuación pasamos a describir el contexto actual del sector turístico en la región semiárida de Tamaulipas, un ámbito agrícola que reproduce fielmente la situación de marginación socioeconómica en la que viven todos los municipios que componen esta región.

Existe una falta de bases de datos fiables para establecer un adecuado diagnóstico que fundamente la planeación y el posterior desarrollo del espacio rural del IV Distrito. Aunque acudimos a distintas dependencias estatales y municipales tratando de recabar información sobre el número de turistas que visitan la región, la contradicción entre las distintas fuentes oficiales y la falta de objetividad en las cifras aportadas nos obligaron a ser cautelosos con las fuentes y los datos que proveen. Llegados a este punto, es necesario contar con fuentes oficiales fiables para medir una variable vital en la planeación de este sector.

En relación con la infraestructura y los servicios turísticos de los municipios, no se cuenta con ninguna agencia o subagencia de viajes, ni con empresas arrendadoras de automóviles. Asimismo, sólo el municipio de Tula cuenta con cinco establecimientos de preparación y servicio de alimentos, mientras que no existen establecimientos de bebidas en toda la zona (INEGI, 2001: 482). En los municipios, la actividad agropecuaria es determinante y el resto de las actividades económicas, incluidos los servicios, ocupan un lugar secundario en la economía de las familias.

El IV Distrito se sitúa entre las últimas regiones del Estado en cuanto a infraestructura hotelera, ya que sólo cuatro establecimientos de hospedaje se localizan en esta zona, lo que supone 0.98 por ciento del total de Tamaulipas (407 establecimientos) (cuadro 3). Además, la categoría del hospedaje es muy baja, es decir, 50 por ciento tiene una estrella y 25 por ciento dos estrellas, tan sólo 25 por ciento restante es de tres estrellas. En estos municipios no encontramos hospedaje de cuatro y cinco estrellas, por lo que no se puede esperar la llegada de turistas con medio y alto poder adquisitivo. Asimismo, la baja categoría y la escasa oferta hotelera son el reflejo de la poca inversión e interés de los medianos y grandes promotores turísticos por la región.

El tipo de establecimiento de hospedaje que encontramos en los municipios es principalmente de titularidad familiar y escasa oferta de habitaciones. La mitad de la oferta se localiza en Tula (dos establecimientos), principal cabecera demográfica y económica del IV Distrito, así como en Jaumave y Miquihuana, mientras que no encontramos hospedaje en Bustamante y Palmillas. Asimismo, el sector hotelero presenta una escasa oferta de habitaciones (57 cuartos), que supone sólo 0.38 por ciento de la disponibilidad total del Estado (15 060 cuartos). La mayoría del hospedaje en el IV Distrito se ubica en Tula (40 cuartos) y Jaumave (11 cuartos). Esta menor disponibilidad de plazas hoteleras (cuartos y camas) repercute negativamente en el sector turístico y es un freno para las expectativas de desarrollo en la zona.

Los resultados son demoledores y obligan a reflexionar sobre la necesidad de incrementar la infraestructura turística en la zona, aumentando la presencia de agencias de viajes, la de empresas de alquiler de coches, la oferta y categoría del hospedaje, así como establecimientos de preparación y servicio de alimentos y bebidas, de venta de artesanía, y oferta de actividades turísticas en la región. En el desarrollo del turismo rural es prioritario contar con una infraestructura turística suficiente y de calidad, para ello se deben implicar distintos agentes sociales y favorecer a la iniciativa privada con ayudas al sector. Debemos ser conscientes de que hacer posible que la región se convierta en un destino turístico nacional e internacional depende de las alternativas locales que se generen en la zona. Hablar de turismo de calidad en los municipios supone implementar programas de activación de las empresas del sector a nivel local, fortalecidas con apoyos institucionales e inversiones privadas de carácter regional y nacional.

 

Percepción y participación de los adultos mayores en el turismo rural

Las perspectivas del turismo rural pueden brindar estrategias metodológicas para un turismo ambientalmente planificado (Chávez de la Peña, 2005) y adecuado a las necesidades de la población que envejece en el IV Distrito. Distintos estudios (Organización Mundial del Turismo, 1996; Sánchez, 2005) han comprobado los beneficios económicos y sociales que tienen los programas de turismo destinados a la población anciana, ya que favorecen a la economía creando puestos de trabajo y mejorando la calidad de vida de las personas mayores.

A continuación se presentan algunas alternativas de turismo diseñadas para la población anciana de estos municipios, y cuyos resultados han sido obtenidos mediante nuestro trabajo de campo. Es necesario que toda planificación de actividades turísticas tome en cuenta la percepción de las necesidades de la población de edad avanzada.

El interés del estudio se centra en la posibilidad de impulsar el turismo rural en zonas rurales marginadas con personas adultas mayores autóctonas. Partiendo de esta premisa, se investigó el interés de las personas de 60 años y más de los municipios del IV Distrito en participar en actividades turísticas, para conocer sus motivaciones, con la finalidad de establecer alternativas turísticas que sustenten la planeación y desarrollo del espacio turístico del altiplano tamaulipeco. Algunos investigadores (Dachary, 2005: 9-21) indican que si el turismo rural no se planifica, se corre el riesgo de pasar de un turismo de baja intensidad a uno masivo e insostenible.

En relación con las características sociodemográficas de la población anciana a estudio, observamos una alta presencia de pobladores nacidos en la región (72 por ciento), sin haber encontrado ningún encuestado que hable lengua indígena. Aunque el grupo de adultos mayores presenta una alta tasa de casados (58 por ciento), es significativo el peso relativo de los viudos (33 por ciento), sobre todo mujeres de 75 años y más.

El analfabetismo afecta a los grupos más desfavorecidos, como los adultos mayores y los indígenas en México. En el IV Distrito, la población envejecida presenta un alto rezago educativo, ya que 39 por ciento de los encuestados no sabe leer ni escribir, tasa que se incrementa entre las mujeres y los mayores de 75 años y más. Así, entre la población de 85 años y más, la tasa de analfabetismo para los varones es de 53, y 64 por ciento para las mujeres. El bajo nivel de instrucción alcanzado por las cohortes pasadas en la región da una idea de la enorme dificultad de la población para acceder a la educación en décadas anteriores a 1940.

En México, la edad de jubilación está establecida en los 60 y 65 años, sin embargo, al llegar a estas edades hay personas que continúan trabajando, ya sea por dedición personal o necesidad económica. Las bajas pensiones y la escasa cobertura de la Seguridad Social obligan a muchos adultos mayores a continuar trabajando en áreas rurales marginales, como el IV Distrito (41 por ciento); de esos ancianos, 58 por ciento son varones y participan en alguna actividad económica, principalmente agrícola, si bien son escasos los que cuentan con un empleo formal. Como resultado, sólo 16 por ciento de las personas adultas mayores disfrutaban de algún tipo de pensión y disponían de servicios de salud y otras prestaciones de seguridad social.

A medida que aumenta la edad, es más difícil permanecer en el mercado de trabajo, por ello, en la cohorte de 80 años y más sólo trabajan dos de cada 10 personas. Precisamente, los encuestados con menor nivel de instrucción y mayor edad presentan menores ingresos promedio (1 200 pesos mensuales). El análisis realizado señala que son las mujeres mayores de 75 años y viudas las que menos dinero reciben (un salario mínimo). Y en cuanto a los municipios, Bustamante y Miquihuana (60 por ciento), presentan una mayor tasa de adultos mayores con unos ingresos mensuales medios inferiores a dos salarios mínimos.

La salud es una de las principales preocupaciones de la población de 60 años y más de los municipios a estudio, de hecho, 23 por ciento admite estar enfermo o muy enfermo. En contraste, 58.8 por ciento de los ancianos, los más necesitados y enfermos, encuentran algún problema con el servicio médico y hospitalario público (que los centros de salud estén retirados de sus casas, que haya en ellos falta de personal y escasez de medicamentos).

La dependencia es otro de los males que afecta a los ancianos del altiplano tamaulipeco. Unos 2 100 adultos mayores necesitan ayuda, es decir, más de un tercio de ellos. El perfil de la persona necesitada es el de una mujer viuda de 75 años y más, y con bajo nivel socioeconómico. Ante esta realidad, las distintas administraciones públicas no están sabiendo responder adecuadamente. Un dato escalofriante lo confirma: sólo en la región son más de 400 las que declaran necesitar ayuda y no recibirla de nadie. Están sumidas en el desamparo.

La mayoría de los adultos mayores viven en casas de su propiedad (86 por ciento), y sólo en el centro urbano de Tula hay más presencia del régimen de alquiler, sobre todo de renta antigua. En estos municipios rurales son frecuentes las viviendas autoconstruidas con materiales naturales y precarios (paredes, techos, pisos) y escasa cobertura de los servicios básicos. Esta realidad afecta significativamente al adulto mayor, que habita en una vivienda que, en ocasiones, presenta problemas, como paredes con materiales precarios (32 por ciento), techos de lámina de asbesto, metálica, madera y cartón (37 por ciento), y pisos de tierra (17 por ciento). Sólo 18 por ciento de las viviendas de los encuestados cuentan con agua entubada dentro de la vivienda, 71 por ciento carece de drenaje y 15 por ciento sólo cuenta con una fosa séptica. Es necesario favorecer la mejora de la habitabilidad de las viviendas de la población anciana, tanto para propiciar una mayor calidad de vida como para favorecer la posibilidad de que los ancianos puedan dar hospedaje en un futuro a los turistas. Además, 91 por ciento de los encuestados prefiere envejecer y recibir cuidados, en caso de necesitarlos, en su propio domicilio. Sin embargo, es imprescindible reorganizar y aumentar la red familiar, social y asistencial de los municipios.

Uno de los resultados más significativos del estudio indica que 68.7 por ciento de los adultos mayores le gustaría participar en alguna actividad turística (viajes organizados, actividades socioculturales), sobre todo, menores de 70 años, con algún nivel de instrucción (primaria y secundaria completa), que continúan en el mercado laboral, así como residentes en cabeceras municipales más urbanas y pobladas, sobre todo, Tula, Jaumave y Bustamante (cuadro 4). Del restante 31.3 por ciento que no considera esa opción, destacan las personas de 75 años y más, de menor nivel de instrucción, menores ingresos mensuales y residentes en localidades menores (Palmillas y Miquihuana). La planeación de los proyectos turísticos debe ir encaminada a fomentar la integración social de los adultos mayores a través de su participación en actividades turísticas, de ocio y tiempo libre.

En los municipios estudiados, 54 por ciento de la población adulta mayor estaría dispuesta a trabajar en actividades turísticas (cuadro 4), principalmente elaborando alimentos, como guías turísticos y dando hospedaje a los turistas, con una mayor participación de los varones menores de 70 años, con algún nivel de instrucción (primaria y secundaria completa), con bajos ingresos, desempleados, casados, que le gustaría participar en actividades turísticas y residentes en cabeceras municipales más urbanas y pobladas, sobre todo, Tula y Jaumave. A la inversa, encontramos un menor interés por trabajar en las actividades turísticas entre las mujeres mayores de 75 años, con bajo nivel de instrucción (analfabetos), bajos ingresos mensuales, viudas y residentes en localidades menores, sobre todo en Miquihuana (48.1 por ciento).

Dentro del grupo de encuestados que afirmativamente participaría en actividades turísticas, 78.6 por ciento indicó que le gustaría poder trabajar de manera organizada en algún proyecto de turismo rural. La gráfica 2 muestra que el aumento del interés por trabajar en actividades turísticas está correlacionado (r = 0.596) con el incremento de la proporción de los que les gustaría participar en actividades turísticas en los municipios, destacando Tula y Jaumave, y a la inversa, Miquihuana y Palmillas presentarían las tasas más bajas. El resultado no extraña en el caso de Tula, cuyo centro urbano comienza a ser un destino turístico que ya cuenta con algo de infraestructura hotelera (dos hoteles), sin embargo, sorprende la respuesta de los habitantes adultos mayores en Palmillas y Miquihuana, municipios que tienen importantes atractivos turísticos, y que son controlados por grupos de poder local y foráneo, situación que ha mantenido apartados a los grupos campesinos locales de la actividad turística. Durante décadas en las zonas rurales de México el turismo ha sido una actividad marginal controlada por grupos de poder. La planeación de los proyectos turísticos debe favorecer la democratización de las actividades turísticas y la participación social e inserción laboral de la población oriunda, con especial atención a las personas adultas mayores.

En relación con la propiedad de la tierra, 79 por ciento de la población encuestada posee, al menos, media hectárea donde cultiva productos básicos (maíz, frijol) para su autoconsumo. Una de las preguntas del cuestionario interrogaba a los adultos mayores sobre la rentabilidad económica de sus explotaciones agrícolas. La respuesta fue clara, 84.2 por ciento opina que el trabajo en el campo (agricultura y ganadería) no es un buen negocio para mantener sus economías, sin embargo, en muchas ocasiones son su única fuente de recursos económicos y alimentarios.

Las similares características socioeconómicas de los interesados y no interesados en participar en actividades turísticas —pequeñas extensiones de tierra, monocultivos, baja tecnificación y escasa comercialización— explican que la actividad agrícola de los encuestados sea insuficiente para garantizar las necesidades básicas y esenciales de la familia.

La posición conservadora de los encuestados es observable en el hecho de que son pocos los adultos mayores agricultores que piensan dejar esta actividad, de hecho, 93 por ciento compaginaría sus labores agrícolas con el trabajo en el sector turístico. En este sentido se recomienda que las ayudas económicas del gobierno favorezcan la mejora de la producción y comercialización de productos agrícolas, mediante la creación de cooperativas agrícolas, la tecnificación, la capacitación y el cultivo de productos ecológicos.

La falta de capital privado se mostró como la principal causa que frena la participación de los adultos mayores en las actividades turísticas, ya que sólo 17.2 por ciento estaría dispuesto a invertir su dinero para dar hospedaje (construcción de instalaciones, remodelación de viviendas). Aquí, 32.3 por ciento estaría dispuesto a invertir sólo si recibe ayudas por parte del gobierno, sobre todo en Tula y Palmillas. La principal razón que esgrimieron los adultos mayores para invertir dinero en el turismo fue crear un patrimonio para sus hijos y sus familias (85 por ciento).

En el turismo es pieza clave la formación y capacitación de los recursos humanos. En este apartado, la población encuestada se mostró muy interesada en capacitarse (61 por ciento), incluso entre aquéllos que, en principio, no estaban interesados en las actividades turísticas (21 por ciento).

A la hora de medir el grado de conocimiento de los valores turísticos del IV Distrito por parte de la población encuestada, 27.3 por ciento de los adultos mayores indicaron que el principal atractivo turístico de la región son sus paisajes naturales (cascadas, ríos, bosques y montañas); 25 por ciento, su historia y costumbres (fiestas tradicionales, iglesias, conjuntos arquitectónicos, balnearios); 24.4 por ciento, su gastronomía y artesanía; y 12.8 por ciento, actividades ecoturísticas (senderismo, montañismo, rapel); su flora y fauna (oso, venado cola blanca, mariposa monarca, guacamaya, biznagas) (7.5 por ciento); y otros (tres por ciento).

En relación a la mejor época del año para visitar la región, cuatro de cada cinco adultos mayores afirmaron que es la primavera. La población envejecida tiene un alto conocimiento del clima de la zona, por lo que desaconsejan el verano en virtud de las lluvias abundantes, y el invierno por las bajas temperaturas y pequeñas precipitaciones. Esta circunstancia climática favorecería una alta estacionalidad en el turismo proyectado para la región. Es necesario que se promuevan distintos productos turísticos adaptados a las diferentes estaciones del año, encaminados al turismo de aventuras y turismo rural familiar de fin de semana. Además, capitalizar y difundir las bondades turísticas de estos espacios naturales, creando rutas turísticas por los municipios, y realizando mayores esfuerzos para atraer inversores y turistas de los centros urbanos más importantes del Estado de Tamaulipas (Tampico, Mante, Ciudad Victoria y Reynosa), San Luís Potosí (Ciudad Valles), y Nuevo León (Monterrey), así como las ciudades de Laredo, McAllen y Brownsville en Texas, Estados Unidos de América. Es importante impulsar el turismo proveniente del país vecino, ya que es el principal emisor de turistas a México, con 88.2 por ciento, sobre todo estadunidenses que tienen antepasados y familiares mexicanos (Sectur, 2004). Es imperioso mejorar las vías de comunicación, tanto caminos rurales, como carreteras secundarias, estatales y federales.

El desarrollo de proyectos turísticos rurales puede mejorar las condiciones de vida de los adultos mayores, generando empleo e ingresos que complementen la actividad económica tradicional en el medio rural, lo que reduciría la migración de población joven y, con ello, la soledad y abandono de los ancianos dependientes de sus familias.

En el trabajo queda demostrado que las personas adultas mayores autóctonas llevan la mayor parte de sus vidas residiendo en sus localidades y dedicadas al sector agropecuario. Estos ancianos cuentan con un alto conocimiento de los recursos naturales, los espacios y paisajes más singulares, así como la fauna y flora endémicos de la zona.

La participación activa de las personas de 60 y más años se englobaría en diferentes actividades destinadas a localizar lugares con encanto (bosques, valles), acompañar a los viajeros por diferentes rutas y senderos, atender las necesidades gastronómicas (venta de comida y agua) y culturales de los visitantes (venta de productos típicos, cerámica), prestar servicios de alquiler de asnos, muy abundantes por la zona, y caballos, rentar las viviendas rurales y cubrir otras necesidades de ocio de los turistas (pesca, bailes, reuniones). La práctica de la mayoría de estas actividades turísticas se podría destinar a un público amplio, en el que no se excluiría a los adultos mayores. Hemos estimado que sería necesaria una organización previa de las actividades turísticas a realizar en cada municipio, para las que sería obligatorio el establecimiento de una infraestructura mínima para la venta de alimentos, áreas de estacionamiento y de asaderos, y rutas para paseos en asno y caballo. Además, el desarrollo de actividades de turismo ecológico en el IV Distrito exige poner en marcha programas de rehabilitación de centros turísticos, paisajísticos, senderos de flora y fauna, casas y albergues rurales, así como actividades al aire libre. Esta inversión debe provenir del capital público y puede ir acompañada de ayudas económicas y fiscales a la inversión privada.

Es necesario reflexionar sobre el papel que debe jugar el turismo rural como motor de desarrollo local y regional en el IV Distrito. No cabe duda que la actividad turística sostenible con el medio ambiente y destinada a la población mayor va a adquirir un protagonismo importante en las próximas décadas. Ante este panorama es necesario que la actividad turística sea planificada, diseñada, dirigida y evaluada por profesionales del sector, al mismo tiempo que colaboren estrechamente con las corporaciones locales y empresas privadas.

En las próximas décadas, una de las alternativas al desarrollo en regiones marginales, como el IV Distrito, puede ser el turismo y sus tendencias: la protección al medio ambiente, el patrimonio cultural y el uso de tecnología en relación al turismo. El desafío reside en utilizar eficazmente la fuerza del sector turístico en la lucha contra la pobreza (OMT, 2001: 7).

El turismo puede representar una alternativa susceptible de redimensionarse para generar inversiones e incorporar a las comunidades rurales como prestadores de servicios (González, 2002), ya que los municipios del IV Distrito son propicios para desarrollar una diversidad de actividades productivas por la reserva de recursos naturales, bióticos y abióticos.

Aquí defendemos una política turística ligada al desarrollo local y regional que dé respuestas a las demandas de una sociedad agrícola por medio de la participación de los distintos agentes sociales: empresarios, trabajadores, gestores, políticos y ciudadanos. Es necesario el desarrollo de proyectos turísticos sustentables que tomen en cuenta los recursos naturales y culturales ubicados en sus municipios, planteando nuevas formas de generar ingresos para mejorar el bienestar de la población autóctona, así como el respeto a los recursos naturales existentes.

 

Conclusiones

La actividad turística exige la adecuación constante a los cambios sociales y las propias demandas del mercado globalizado. Al igual que ocurre en los países desarrollados, en México el aumento del peso relativo de la población envejecida está favoreciendo la creación de distintos productos turísticos específicos, lo que se ha traducido en un beneficio económico y social. Por ello, el turismo necesita conocer la evolución y perspectivas de futuro de la población adulta mayor para adecuar su oferta y conocer la demanda de productos turísticos.

El actual proceso de envejecimiento poblacional en el IV Distrito de Tamaulipas se explica por un descenso de la fecundidad, una caída de la mortalidad y, sobre todo, por los movimientos migratorios. Este fenómeno es aún leve en la mayoría de los municipios, sin embargo, las previsiones apuntan a un aumento considerable de la tasa de envejecimiento para el año 2030. De no reducirse la alta emigración de la población joven hacia otras zonas urbanas y desarrolladas de México y, sobre todo, de Estados Unidos, la tendencia demográfica del IV Distrito es hacia el estancamiento poblacional, lo que se traducirá en un cambio en la estructura de edad de la población y un aumento de la edad media de la población adulta. El aumento de la esperanza de vida va a propiciar, entre otros factores (fecundidad y emigración), un aumento del peso relativo del grupo de 60 y más años, lo que favorecerá un sobre envejecimiento (progresiva presencia de octogenarios) y una feminización de la población. Esta nueva realidad demográfica va a provocar indudables cambios sociales y la creciente demanda de servicios sociales, médicos y asistenciales para los que los municipios no están preparados. También, este segmento de población seguirá demandando empleo y nuevas actividades de ocio y tiempo libre, que pueden tener su respuesta en turismo rural.

En el IV Distrito detectamos un escaso desarrollo del sector turístico, que es el reflejo de la situación de marginalidad socioeconómica que soporta la zona y de la insuficiente inversión que ha limitado las posibilidades de desarrollo local. Actualmente, estos municipios presentan una exigua infraestructura turística (establecimientos de hospedaje, agencias de viajes, establecimientos de alimentos y bebidas, empresas de alquiler de coches) que hace más urgente la puesta en marcha de alternativas encaminadas a promover programas de desarrollo del turismo rural y a fomentar estrategias de integración de la población adulta mayor a través de la práctica de actividades turísticas.

La compleja problemática de los municipios exige la intervención pública y privada a la hora de implantar distintas alternativas de desarrollo local que favorecerán el desarrollo turístico en la zona, así como ayudarán a mejorar la calidad de vida de las personas que ahora tienen 60 años y más. El ecoturismo posibilitaría tanto la práctica de actividades de ocio y tiempo libre por parte del anciano, como su participación activa en iniciativas laborales de empresas turísticas de los municipios. La precaria situación socioeconómica de los adultos mayores explicaría en parte el gran interés mostrado por este sector de población en las actividades turísticas. De hecho, aprovechar el conocimiento y experiencia de las personas mayores permite el desarrollo económico local; mejora la calidad de la oferta turística; favorece la integración social de los ancianos y ayuda a las débiles economías de subsistencia de los adultos mayores de los municipios marginados.

El ejercicio de planeación turística debe considerar las ventajas que ofrece la disponibilidad o reserva territorial de los municipios de estudio, considerar los desequilibrios regionales en un diagnóstico que permita ubicar con certeza el estado en que se encuentra una determinada zona, por ejemplo, las características de la población, la pobreza, la migración o el bienestar y la calidad de vida para considerarlos dentro de las estrategias de desarrollo, de tal manera que éstas sean de alto impacto social.

Las perspectivas del turismo rural para las personas adultas mayores deben ser consideradas como un ejercicio permanente que oriente prácticas y acciones que permitan crear escenarios inducidos por las necesidades propias de la región, en los que la sociedad civil organizada, los sectores público y privado, sean los actores más importantes del proceso de planeación regional, ello se convierte en condición indispensable para lograr el equilibrio y la equidad de la sustentabilidad.

El ambiente turístico de una localidad, derivado de la formación y la participación individual y social de los individuos, estará sustentado en el clima especial de cordial hospitalidad, calidad y competitividad, y se orientará a tener turistas adultos mayores totalmente satisfechos.

 

Bibliografía

AHMAD, Y.J.; S. El Serafy y E. Lutz, 1989, Environmental accounting for sustainable development, A UNEP-Word Bank Symposium, Banco Mundial, Washington.         [ Links ]

ANDREANI, E., 1982, "Les femmes et la retraite", en La femme et le vieillessemente, Universidad de París X, Nanterre y FNG, Tournée d'éstudes et d'échanges, París.         [ Links ]

BETTY, C., 1997, "From British expatriates to European citizens: the British older migrant communities on the Spanish coastal areas", en European Sociological Association Conference Europe of the Regions, University of Essex.         [ Links ]

BOO, E., 1990, Ecoturismo: potencialidades y escollos, WWF y The Conservation Fund.         [ Links ]

BOSQUE Sendra, J. y M. Salado García, 1993, "Percepción de distancias por la población jubilada de Alcalá de Henares. Una aplicación del método de expansión", en Anales de Geografía de la Universidad Complutense, 13, Madrid.         [ Links ]

BUSTAMANTE Álvarez, T., 1993, "El turismo rural integral, una opción de desarrollo rural. Una propuesta, región centro de Guerrero", en Cuadernos Agrarios, núm. 7, enero-junio, nueva época.         [ Links ]

CABRERA Acevedo, Gustavo, 1998, "La siguiente etapa de las políticas de población", en Papeles de Población, núm. 17, CIEAP/UAEM, Toluca.         [ Links ]

CÁRDENAS, R., 1998, "La disminución de la mortalidad y las causas de muerte", en Demos. Carta demográfica sobre México, núm. 11, UNAM, México.         [ Links ]

CASANUEVA Rocha, C. et al., 2000, Organización y gestión de las empresas turísticas, Pirámide, Madrid.         [ Links ]

CHÁVEZ DE LA PEÑA, J., 2005, Ecoturismo TAP. Metodología para un turismo ambientalmente planificado, Editorial Trillas, México.         [ Links ]

COMISIÓN REGIONAL PARA LAS AMÉRICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL TURISMO, 2003, El turismo rural en las Américas y su contribución a la creación de empleo y a la conservación de patrimonio, Organización Mundial del Turismo, Lisboa.         [ Links ]

CONAPO, 1999a, La situación demográfica de México 1998, Consejo Nacional de Población, México.         [ Links ]

CONAPO, 1999b, Proyecciones de la población de México 1995-2050, Consejo Nacional de Población, México.         [ Links ]

DACHARI, A. C., 2005, "Retos del turismo rural en América Latina", en Alfredo Cesar Dachari, Javier Orozco y Stella Arnaiz, Desarrollo rural y turismo, Universidad de Guadalajara, México.         [ Links ]

ESCOBAR Martínez, F., 1991, "Encuestas de percepción: la población mayor de Alcalá de Henares. Experiencias a partir de un trabajo de campo", en Serie Geográfica, 1.         [ Links ]

FARRELL, RM., 1999, "Evaluación y perspectivas de la seguridad social", en Conapo, Envejecimiento demográfico en México: retos y perspectivas, Consejo Nacional de Población, México.         [ Links ]

GARCÍA Ferrando, M., 1999, Socioestadística. Introducción a la Estadística en Sociología, Ciencias Sociales, Alianza Editorial, Madrid.         [ Links ]

GILPIN, A., 2003: Economía ambiental. Un análisis crítico, Alfaomega Grupo Editor, México.         [ Links ]

GONZÁLEZ Ortiz, F., 2002, "La Marquesa y San Jerónimo Acazulco, una comunidad tradicional orientada a prácticas económicas turísticas", en Documentos de Investigación, El Colegio Mexiquense, Toluca.         [ Links ]

HAM Chande, R., 2003, El envejecimiento en México: el siguiente reto de la transición demográfica, Editorial El Colegio de la Frontera Norte, México.         [ Links ]

HILL, CH. y J. Garenth, 1999, Administración estratégica. Un enfoque integrado, Mcgraw-Hill, Bogotá         [ Links ].

INEGI, 1995, Estadísticas históricas, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, México.         [ Links ]

INEGI, 2000, Censo General de Población y Vivienda, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, México.         [ Links ]

INEGI, 2001, Anuario Estadístico. Tamaulipas, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, México.         [ Links ]

INEGI, 2005, Resultados definitivos del II Conteo de Población y Vivienda 2005, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, México.         [ Links ]

INSERSO, 1990, Análisis económico del impacto del programa de vacaciones para la Tercera Edad, Ministerio de Asuntos Sociales, Inserso, Madrid.         [ Links ]

JUAREZ, F. et al., 1989, "De una fecundidad natural a una controlada: México 1950-1980", en Estudios Demográficos y Urbanos, vol. 4, núm. 1.         [ Links ]

LUSTIG, N. y M. Székely, 1997, México: evolución económica, pobreza y desigualdad, PENUD/BID/CEPAL, Washington, D.C.         [ Links ]

MARSIGLIA, J y pintos, G., 1997, La construcción del desarrollo local como desafío metodológico, en Programas de desarrollo local, CLACH, Montevideo.         [ Links ]

MYERS, GC et al., 1990, "Demography of aging", en Bristock, Handbook on aging and the social sciences, Academic Press Inc.         [ Links ]

ORDORICA Mellado, Manuel, 2004, "Cambios demográficos y desafíos para la política de la población en México. Una reflexión a largo plazo", en Papeles de Población, núm. 40, UAEM/CIEAP, Toluca.         [ Links ]

ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL TURISMO, 1996, Turismo para personas mayores, Organización Mundial del Turismo, Recife.         [ Links ]

ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL TURISMO, 2001, La Asamblea General une al sector del turismo mundial ante la crisis, Organización Mundial del Turismo, 24-29 septiembre, Seul-Osaka.         [ Links ]

ORTIZ Álvarez, María, Ma. Elena Cea Herrera y Jorge González Sánchez, 2003, "Escenarios demográficos en América Latina y el Caribe", en Investigaciones Geográficas, núm. 51, UNAM, México.         [ Links ]

OSORIO García, M. y G. Novo Espinosa de los Monteros, 2004, Entorno del turismo. Perspectivas, Universidad Autónoma del Estado de México, México.         [ Links ]

PEDRERO, M., 2000, "Condición laboral actual de la población en la tercera edad y perspectivas", en STPS, Envejecimiento demográfico y empleo, Secretaría del Trabajo y Previsión Social, México.         [ Links ]

REYES, L., 1999, "La vejez indígena. El caso de los zoques del noroeste chiapaneco", en Papeles de Población, Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados de la Población/Universidad Autónoma del Estado de México, México.         [ Links ]

RODRÍGUEZ Rodríguez, V., 1999, Los inmigrantes europeos jubilados en Andalucía, Instituto de Estadística de Andalucía, Sevilla.         [ Links ]

ROJAS SORIANO, R., 2002, Guía para realizar investigaciones sociales, Editorial Plaza y Valdés, México.         [ Links ]

SÁNCHEZ González, D., 1998, "La integración de las personas mayores a través de la educación. La experiencia del taller-ciudad", en J. García Mínguez, I Jornadas sobre Personas Mayores y Educadores Sociales, Universidad de Granada, Granada.         [ Links ]

SÁNCHEZ González, D., 2000, "Programa de alternativas para una mejor habitabilidad dirigido al Aula de Mayores del Master de Gerontología Social de Granada", en R. Rubio Herrera, Temas de Gerontología III, Grupo Editorial Universitario, Granada.         [ Links ]

SÁNCHEZ González, D., 2002, "Repercusiones socioeconómicas del proceso de envejecimiento de la población en el Valle Bajo de Lecrín", en XXIV Congreso Nacional de Jóvenes Geógrafos, Edita Universidad de Granada, Granada.         [ Links ]

SÁNCHEZ González, D., 2005, La situación de las personas mayores en la ciudad de Granada, Editorial Universidad de Granada, Granada.         [ Links ]

SÁNCHEZ González, D., 2006, Encuesta sobre las personas adultas mayores en el IV Distrito.         [ Links ]

SECTUR, 2001, Estudio estratégico de viabilidad del segmento de ecoturismo en México, Sectur/ITAM, México.         [ Links ]

UNIKEL, L., 1976, El desarrollo urbano de México, El Colegio de México, México.         [ Links ]

 

Información sobre el autor

Diego Sánchez González. Doctor en Geografía, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente por la Universidad de Granada. Catedrático de Planeación Urbana y Ordenación del Territorio por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Master Universitario en Gerontología Social. Ha sido investigador del Centro Internacional de Estudios Urbanos de Granada y del Departamento de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Granada. En la actualidad es miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt. Ha sido profesor de la Universidad de Granada, Escuela Autónoma de Dirección de Empresas de la Universidad de Gales, Universidad del Noreste México e Instituto Politécnico Nacional. Sus principales líneas de investigación se centran en el desarrollo urbano, la ordenación del territorio y el envejecimiento demográfico desde la perspectiva social (calidad de vida, vivienda, servicios urbanos, salud, educación, turismo urbano). Ha participado en la publicación de seis libros, 21 capítulos de libros y diversos artículos sobre las temáticas del desarrollo urbano, ordenación del territorio y envejecimiento demográfico desde la perspectiva social (calidad de vida, vivienda, servicios urbanos, salud, educación, turismo urbano). Destaca su libro: La situación de las personas mayores en la ciudad de Granada: Estudio Geográfico (2005). Actualmente es profesor en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Tamaulipas Correo electrónico: dsanchezg@uat.edu.mx.

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons