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Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.13 no.51 Toluca ene./mar. 2007

 

Vigilancia y control en la frontera México-Estados Unidos: efectos en las rutas del flujo migratorio internacional

 

Vigilance and Control at the U.S-Mexico Border Region. The New Routes of the International Migration Flows

 

María Eugenia Anguiano Téllez y Alma Paola Trejo Peña

 

El Colegio de la Frontera Norte

 

Resumen

A partir de 1993, el gobierno de Estados Unidos desplegó un variado conjunto de estrategias y acciones de control y vigilancia en su frontera con México que han provocado cambios en las rutas de los flujos de migrantes que pretenden internarse a aquel país por la frontera norte mexicana, empujándolos hacia zonas más inhóspitas y peligrosas, entre ellas la desértica frontera de Sonora-Arizona. El objetivo de este trabajo es identificar los cambios en las rutas del flujo migratorio internacional de trabajadores no documentados en sus desplazamientos por México y dar cuenta de los efectos ocasionados en las localidades adoptadas como nuevas zonas de tránsito, estancia temporal o cruce de la frontera en el estado de Sonora, destacando a la par situaciones y procesos asociados a las extremas condiciones de vulnerabilidad que enfrentan los migrantes bajo estas nuevas circunstancias.

Palabras clave: migración internacional, migración mexicana hacia Estados Unidos, control fronterizo, flujos migratorios, rutas migratorias, región Sonora-Arizona.

 

Abstract

Since 1993, the U.S. Government stretched out several strategies to increase the control and vigilance in the U.S. Mexican border region. These actions modified the routes of the Mexican migratory labor flows, pushing them towards more hostile and dangerous crossing border areas, among them the Sonora-Arizona Desert. The purpose of this paper is identify the changes in those routes and point out the effects caused on the new transit localities, calling attention to the vulnerability faced by the migrants under these new circumstances.

Key words: international migration, Mexican migration to U. S, border control, migratory flows, migratory routes, Arizona-Sonora region.

 

Introducción

Desde que Estados Unidos decidió reforzar el control y la vigilancia de su frontera con México, organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación e investigadores académicos han advertido, documentado y analizado los resultados de esa estrategia, los cuales se observan principalmente en la reorientación del flujo migratorio por rutas más peligrosas, en un incremento considerable de las dificultades y los riesgos que enfrentan los migrantes y en miles de muertes acaecidas desde 1993. En contraste, las consecuencias de la reorientación de los flujos de migrantes internacionales hacia nuevas localidades fronterizas utilizadas como espacios de tránsito o estancia temporal han sido escasamente examinadas.

De igual forma, en la literatura sobre migración internacional se estudian las causas y consecuencias, los costos y beneficios de los movimientos migratorios y la conformación de redes sociales en los lugares de origen y destino, pero poco se ha investigado sobre esos mismos aspectos en las localidades por las que transitan los emigrantes internacionales. Estas carencias en el conocimiento del fenómeno migratorio motivaron nuestro interés de investigación, enfocándonos en el fronterizo estado mexicano de Sonora (al noroeste del país) por la trascendencia que algunas de sus localidades han adquirido como sitios de intenso tránsito de migrantes internacionales, especialmente los pequeños poblados de Altar y Sásabe.

Por ello, este trabajo pretende dar cuenta de los efectos ocasionados por la reorientación del flujo migratorio internacional en localidades adoptadas como nuevas zonas de tránsito, estancia temporal y cruce de la frontera, destacando a la par situaciones y procesos asociados a las extremas condiciones de vulnerabilidad que enfrentan los emigrantes y los residentes de esas localidades.

El texto está dividido en tres secciones. En la primera especificamos las consecuencias que produjeron las acciones y estrategias de vigilancia y control de la frontera sur estadunidense en la reorientación de las rutas utilizadas por los emigrantes internacionales en sus desplazamientos. En la segunda detallamos el rápido afianzamiento de la nueva ruta Hermosillo-Altar-Sásabe, por donde los migrantes cruzan Sonora. Concluimos analizando los efectos que generó la reorientación de derroteros tanto para los emigrantes como para los residentes de las localidades de tránsito, destacando el incremento de su vulnerabilidad y de las violaciones a sus derechos humanos.

 

Control fronterizo y cambios en las rutas del flujo migratorio internacional

Desde 1993, el gobierno de Estados Unidos desplegó un variado conjunto de estrategias y acciones de control y vigilancia en su frontera con México. En sólo 12 años se incrementó enérgicamente el número de agentes de la Patrulla Fronteriza. Este destacamento, formado por 450 elementos en el año de su creación en 1924 y cuyo número ascendió lentamente en sus primeros 70 años de existencia, creció masivamente en la década reciente, pasando de poco menos de cuatro mil agentes en 1993 a más de once mil en el año 2006 (Nevins, 2002: Appendix F). Adicionalmente, el 13 de junio de 2006, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el despliegue de seis mil efectivos de la Guardia Nacional en la frontera con México, así como el incremento de mil agentes más de la Patrulla Fronteriza y la construcción de centros de detención para cuatro mil inmigrantes indocumentados.1

Igualmente, en la década de 1990 se suscitaron inusuales disposiciones e insólitos métodos de control y vigilancia en esta frontera (Waller, 2006), entre ellas la construcción de 86.5 millas de bardas a lo largo de las 1 951 millas que delimitan la frontera con México y que fueron edificadas en zonas específicas de las áreas urbanas habitualmente utilizadas por los emigrantes para internarse de manera subrepticia en Estados Unidos y acompañadas de alumbrado de alta intensidad, telescopios con mira infrarroja y detectores térmicos y de movimientos, así como aeroplanos no tripulados con sofisticados sistemas computarizados y de video que pueden desplazarse por regiones inhóspitas para ubicar personas y transmitir información e imágenes precisas de su localización a vehículos en tierra (U.S.News & World Report, 2005 y U.S. Customs and Border Protection, 2006). A finales de septiembre del 2006, en el Senado de ese país se votaría la ampliación de esas barreras con la construcción de un muro de 700 millas y mil 800 torres de vigilancia equipadas con cámaras, sensores y rastreadores con capacidad de detectar movimiento en un perímetro de siete kilómetros.2

A la par, se aplicaron operativos especiales en las fronteras de los estados de Texas, California y Arizona, desplegados en localidades fronterizas que usualmente concentraban altas cifras de ingresos de personas por lugares no autorizados, como El Paso, San Diego y Nogales. En el cuadro 1 referimos los operativos especiales aplicados a partir de 1993, los espacios geográficos donde se establecieron y las fechas en que iniciaron, subrayando que además de prolongarse por más de una década, los operativos se han ubicado progresiva y estratégicamente en sitios claramente identificados como espacios de intenso y recurrente ingreso no autorizado de inmigrantes.

Como resultado de todas estas acciones, el flujo de emigrantes fue desplazado hacia zonas menos visibles y usualmente deshabitadas en las fronteras de California, Texas y Arizona, provocando su traslado hacia espacios más peligrosos y agrestes de la geografía fronteriza, especialmente hacia la desértica región de Sonora-Arizona, ocasionando un número estimado de más de tres mil muertes (Smith s/f; Andreas, 2000; Cornelius 2001; Alonso, 2005).

Según han documentado Manuel Ángel Castillo y Jorge Santibáñez (2004) con datos de la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte de México, el mapa 1 nos permite describir los cambios en las trayectorias de los flujos de emigrantes mexicanos no documentados que pretendían internarse en Estados Unidos por el noroeste de México en años recientes.

El mapa ilustra cómo antes de 1995 la ciudad de Tijuana era una de las principales localidades que captaba una amplia magnitud de ese flujo. A partir de 1995 empieza a observarse un desplazamiento gradual del flujo de emigrantes que arribaban a Tijuana dirigiéndose hacia la zona montañosa de Tecate y la desértica región de Mexicali, en la misma entidad, y que se extendía hacia San Luis Río Colorado en la frontera entre Baja California, Sonora y Arizona. Desde el año 2001, los desplazamientos de los emigrantes se trasladaron notoriamente hacia Sonora, tomando a la ciudad de Hermosillo como un punto de arribo terrestre y aéreo para continuar hacia la frontera de Arizona por los poblados sonorenses de Altar y Sásabe, sitios estratégicos según detallamos más adelante.

Tomando como fuente de información esa misma encuesta, reconstruimos las rutas de los desplazamientos migratorios en 1993 y 2003, esto es, en el año de inicio de los operativos de control fronterizo y diez años después. Los mapas muestran las transformaciones que experimentaron esos desplazamientos procedentes de tres distintas regiones del país.

Los mapas 2a y 2b muestran las rutas que siguieron los emigrantes procedentes de la denominada región tradicional de emigración internacional, integrada por los estados de Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Zacatecas —núcleo histórico y central de esa región— y por las entidades colindantes de Aguascalientes, Colima, Durango, Nayarit y San Luis Potosí. Los mapas 3a y 3b presentan las rutas del flujo de emigrantes procedentes del Distrito Federal y los estados de Oaxaca, México y Puebla, entidades de nueva participación en el flujo migratorio internacional. Los mapas 4a y 4b detallan las rutas de los emigrantes procedentes de los estados de Veracruz, Guerrero, Chiapas, Hidalgo, Morelos, Querétaro, Tlaxcala y Campeche, que forman parte de la llamada región emergente de emigración internacional, denominada así porque sus aportaciones significativas al flujo migratorio internacional datan de los últimos 10 años.

En 1993, el flujo de migrantes procedentes de la región tradicional de migración utilizaba predominantemente la ruta de Tijuana hacia California, en menor medida la ruta de Matamoros hacia Texas y en escasa proporción las rutas de Nogales y Juárez, si bien ésta última representaba una escala de cierta envergadura en el desplazamiento hacia California. En el año 2003, los migrantes procedentes de esa misma región continuaban utilizando las rutas de Tijuana y Matamoros, pero incrementaron sus desplazamientos por Juárez y definitivamente los redujeron por Sonora, la más agreste, desértica y peligrosa de las cuatro rutas.3 Los migrantes de esta región cuentan con experiencia, conocimientos y redes sociales asociados a su larga historia y amplia tradición migratorias, que seguramente les permiten ponderar mejor los riesgos y posibilidades de éxito en sus desplazamientos, razones por las cuales posiblemente la ruta de Sonora fue progresivamente descartada por ellos como opción.

En 1993, Tijuana era notoriamente la ruta más utilizada por los emigrantes internacionales procedentes de la capital del país, así como por mexiquenses, oaxaqueños y poblanos que se desplazaban hacia California. La ruta de Ciudad Juárez era utilizada como escala también hacia California y en menor medida hacia Texas. Los desplazamientos eran notablemente menores por las rutas de Nogales y Matamoros. Diez años después, en 2003, el flujo procedente de esta región de nueva migración cambió radicalmente su ruta, tomando rumbo por Matamoros hacia Texas, y posiblemente hacia otros destinos localizados en los estados en el este del territorio estadunidense.

Los migrantes procedentes de la región emergente iniciaron sus desplazamientos mayoritariamente por la ruta de Matamoros, decisión posiblemente asociada a una valoración de esta ruta como la más cercana geográficamente desde sus entidades de origen hacia Texas. Diez años después, los migrantes de la región emergente, además de incrementar su participación proporcional en el flujo migratorio internacional, habían diversificado las rutas de sus desplazamientos y sus destinos en Estados Unidos, tomando rumbo por Sonora hacia Arizona y California, sin abandonar la ruta de Matamoros hacia Texas.

En contraste con los migrantes de las regiones tradicional y de nueva migración, los procedentes de la región emergente tienen escasa experiencia migratoria internacional, conocimientos limitados sobre las rutas y redes sociales muy incipientes o poco extensas para apoyar sus desplazamientos hacia Estados Unidos. Posiblemente por ello elegían la ruta de mayor riesgo, pero también porque es precisamente por esa ruta por la que 'polleros', 'coyotes' y los servicios de transporte terrestre y aéreo han reorientado los desplazamientos, como veremos más adelante.

Un segundo conjunto de mapas nos permitan detallar el cambio de rutas que experimentaron los desplazamientos de los migrantes devueltos por las autoridades estadunidenses, procedentes de las tres regiones de México antes descritas. Los mapas permiten reconstruir los recorridos que realizaron los migrantes que fueron capturados y devueltos por la Patrulla Fronteriza estadunidense, considerando como lugar de inicio de las rutas sus entidades de residencia habitual, siguiendo sus itinerarios en la región fronteriza por la que ingresaron de manera encubierta a Estados Unidos y estableciendo como punto final del trayecto el estado de destino al que se dirigían en ese país.

Los mapas 5a y 5b hacen referencia a las rutas de desplazamiento declaradas por los migrantes devueltos por la patrulla fronteriza estadunidense que se originaron en la región de larga tradición migratoria. En el año 1993, estos migrantes utilizaban las cuatro rutas, con predominio de las de Juárez y Tijuana, para dirigirse a California, Arizona y Texas. En 2003, sus rutas de acceso y los destinos cambiaron notablemente, reduciendo significativamente la participación de Tijuana y Nogales, mientras que Juárez y Matamoros conservaron sus proporciones. Si bien los operativos llevados a cabo en San Diego parecen no haber desalentado el flujo hacia California, es notoria la desaparición del flujo que tenía como destino Arizona. Esta información confirma que los migrantes de la región tradicional, con más experiencia, conocimientos y redes sociales, descartaron progresivamente la desértica ruta sonorense.

Los mapas 6a y 6b muestran las rutas utilizadas por los migrantes devueltos cuyos desplazamientos se originaron en la región de nueva migración. En el año 1993, ese flujo recurría a Tijuana como ruta preponderante de ingreso no autorizado y sus destinos se ubicaban preferentemente en California y Texas. En el año 2003 se observó un notorio incremento del flujo que se desplazaba por la ruta de Sonora con destino a Arizona.

En este segundo momento en el tiempo, si bien la ruta de Tijuana no modificó su volumen, parece imperceptible el flujo de migrantes devueltos procedentes de esta región que tenía como destino California, lo que puede indicar que si bien Tijuana era utilizada como zona de cruce, el destino final no se encontraba necesariamente en California.

Posiblemente, los operativos fronterizos estadunidenses tuvieron éxito en desalentar el flujo que desde esa región de nueva migración se dirigía a California y Texas, incrementado los desplazamientos por Sonora hacia Arizona y otros destinos. Igualmente es posible que quienes se desplazaron en el año 2003 desde esa región fueran migrantes sin experiencia migratoria previa, razón por la cual utilizaban la ruta más frecuentada para ese entonces.

En los mapas 7a y 7b se registraron las rutas de los desplazamientos realizados por los migrantes devueltos que residían en las entidades pertenecientes a la región emergente de migración internacional. En 1993, la rutas de Matamoros y Tijuana eran las dos más frecuentadas por estos migrantes, con predominio de la primera, y sus destinos parecían ubicarse con igual peso en California, Arizona y Texas. En el año 2003 se redujo el flujo de esta región emergente que tomaba rumbo tanto por Tijuana como por Matamoros, a la par que se incrementaron notoriamente los desplazamientos por Sonora y se abrió para ellos la ruta de Juárez.

Las rutas de los desplazamientos ilustradas en los mapas sugieren que los residentes de las regiones de nueva y de reciente participación en el flujo migratorio internacional eran quienes se desplazan por la entidad sonorense en su afán de llegar a Estados Unidos. Es posible que la limitada información y experiencia con que cuentan y sus escasos contactos y redes sociales (desde personales y familiares hasta agentes de cruce informal, como los llamados 'polleros' y 'coyotes') los lleven a suponer que es factible internarse hacia el vecino país por rutas tan aisladas e inadecuadas como el desierto de Sonora y Arizona, a pesar de los terribles riesgos de esa ruta, con frecuencia poco conocidos y muy subestimados.

 

El afianzamiento de la ruta Hermosillo-Altar-Sásabe

En la década de 1980, la ciudad de Tijuana era una de las localidades urbanas fronterizas de mayor concentración de migrantes que pretendían internarse a Estados Unidos sin documentos (Bustamante, 1987: 21). En distintas y conocidas áreas de la ciudad colindantes con la demarcación fronteriza internacional, entre ellas el Cañón Zapata y El Bordo, diariamente podían observarse cuantiosos grupos de personas esperando para cruzar de manera subrepticia la frontera hacia Estados Unidos.

A partir de 1993, desplazados de los sitios habituales de cruce no autorizado, especialmente en las entidades fronterizas de Baja California, Chihuahua y Tamaulipas, los emigrantes irregulares se trasladaron progresivamente a territorio sonorense para alcanzar la frontera de Arizona. Si bien durante toda la historia de la emigración mexicana a Estados Unidos distintas localidades sonorenses han sido utilizadas por los emigrantes internacionales en sus desplazamientos hacia el vecino país del norte y en sus retornos hacia México, en años recientes lo extraordinario radica en la creciente magnitud que han alcanzando esos flujos en tránsito por la entidad, particularmente los de emigrantes indocumentados.

En el último quinquenio del siglo XX, los poblados de Altar y Sásabe empezaron a ser mencionados de manera recurrente, tanto por autoridades como por medios de comunicación en México y Estados Unidos, como dos de las localidades sonorenses por las que se había incrementado masivamente el flujo de emigrantes irregulares en tránsito hacia Estados Unidos.4 Igualmente, el Aeropuerto de Hermosillo empezó a experimentar un intenso flujo de viajeros procedentes del interior del país que utilizan esa terminal aérea como punto de conexión en sus desplazamientos hacia la frontera de Sonora y Arizona.

A partir de 1999, los operativos de campo de la EMIF en Sonora también empezaron a identificar ese flujo creciente y continuo que se desplazaba por los poblados de Sonoita, Agua Prieta y Altar, además de los flujos habituales de ingreso y retorno que circulaban por Nogales. Precisamente, la EMIF constituye una fuente de información adecuada para los fines de este trabajo porque permite dar cuenta de la evolución que ha experimentado la movilidad espacial y temporal de los desplazamientos de los emigrantes que ingresan y retornan voluntaria y obligadamente de Estados Unidos desde marzo de 1993 y, en el caso que nos ocupa, analizar la reorientación de las rutas de esos desplazamientos.5

El registro sistemático de los desplazamientos de los flujos realizado por la EMIF durante más de diez años, particularmente de aquellos emigrantes devueltos por la Patrulla Fronteriza, permite apreciar sus cambios en el tiempo y en el espacio, evolución ilustrada en la gráfica 1. En la gráfica podemos observar claramente cómo la región de Nogales, que en la primera fase de la encuesta (de marzo 1993 a marzo 1994)6 se ubicó en el último sitio del conjunto con apenas ocho por ciento, a partir de la cuarta fase empezó a incrementar su participación en el flujo de emigrantes devueltos por la Patrulla Fronteriza, ocupando la primera posición a partir de la quinta fase, y agrupando más de 40 por ciento del flujo desde la sexta fase y en las dos sucesivas. En contraste, la región de Tijuana, que en la fase 1 concentraba la mayor proporción del conjunto con una cuarta parte del flujo, en la fase 3 mostró una pronunciada caída en su participación, que en la última fase alcanzó apenas 8.1 por ciento; permutando en diez años su lugar con la región de Nogales.

Otro indicio proporcionado por la EMIF sobre el cambio de rutas puede identificarse explorando las localidades fronterizas mexicanas por las que cruzaron rumbo a Estados Unidos los emigrantes que posteriormente fueron capturados y devueltos por la Patrulla Fronteriza, información sistematizada en la gráfica 2.

Sumando la participación de localidades cercanas y ubicadas en un mismo estado, si bien en las primeras dos fases Matamoros apareció como una localidad notoriamente preferida para el cruce no autorizado por Tamaulipas, la región Tijuana-Tecate era sin duda la más utilizada por los emigrantes no documentados para internarse al vecino país por el noroeste fronterizo. Durante la primera fase, uno de cada cinco emigrantes devueltos y durante la segunda una cantidad mayor de ellos eligieron la ruta Tijuana-Tecate para internarse a Estados Unidos subrepticiamente; proporción que progresivamente se redujo, no sólo en relación con Baja California y el noroeste del país, sino en el conjunto fronterizo.

Los emigrantes devueltos empezaron a desplazarse hacia Sonora, eligiendo sus localidades para cruzar la frontera, inicialmente por Nogales, Agua Prieta y Naco, y contundentemente por Sásabe en años recientes, pues, a partir del año 2001, este poblado apareció como una localidad de cruce fronterizo con peso propio, no sólo en el conjunto sonorense, sino en el escenario general fronterizo.

En su primera aparición, durante la séptima fase, 5.6 por ciento de los emigrantes devueltos declararon haber utilizado Sásabe como zona de cruce, y un insólito 23.1 por ciento en la fase inmediata siguiente.

En otras palabras, poco más de uno de cada cinco emigrantes devueltos en el segundo semestre del año 2002 y casi uno de cada cuatro durante el primer semestre de 2003, se habían internado sin autorización a Estados Unidos por la región de Sásabe.

Esos emigrantes seguramente habían transitado previamente por Altar, poblado cuya localización geográfica resulta estratégica por su condición de localidad próxima más cercana y puerta de entrada hacia la región de Sásabe. Adicionalmente, Altar cuenta con servicios básicos y necesarios requeridos por esa población móvil antes de internarse por una región extensamente despoblada y adversamente desértica. Igualmente, es posible que esos migrantes hubieran arribado a la entidad sonorense por Hermosillo, en años recientes uno de los sitios de enlace terrestre y aéreo más frecuentado por migrantes y prestadores de servicios de transporte que pretenden desplazarse hacia las localidades sonorenses de Altar, Nogales y Agua Prieta, como detallamos a continuación, pues la movilidad de los desplazamientos por las distintas rutas y regiones también ha estado asociada a las transformaciones que han experimentado los medios de transporte, inicialmente terrestres y recientemente aéreos.

Al respecto, vale la pena anotar que desde mediados de la década de 1990, los ferrocarriles que transportaban pasajeros a la frontera norte fueron progresivamente cancelados. En Mexicali, Nogales, Ciudad Juárez, Matamoros y Reynosa, los ferrocarriles de pasajeros cerraron en el año 1997 y en Piedras Negras en el año 2000. En la década de 1990, las empresas de autobuses foráneos renovaron su parque vehicular, vendiendo sus unidades inhabilitadas a pequeñas compañías e incluso a individuos, que crearon negocios y abrieron nuevas rutas, independientes de las líneas establecidas, los grandes corporativos y las centrales de autobuses foráneos. Como resultado de ambos procesos, nuevos itinerarios, trayectos y rutas fueron cubiertos por incipientes líneas de transporte, y pequeñas estaciones de autobuses foráneos se instalaron en las localidades fronterizas.7 De igual forma, emergieron servicios de transporte foráneo directo entre las localidades de residencia de los emigrantes y sus destinos en el norte del país, llamados 'autobuses piratas' por no tener registro visible de alguna línea de transporte, ni una estación formalmente instalada para salidas y llegadas.8

Estos autobuses forman parte de la larga cadena que enlaza un mercado laboral internacional, en el que el reclutamiento de trabajadores ha adquirido nuevas y sofisticadas formas de organización, incluido el servicio de transporte directo y de larga distancia desde los pueblos de origen hasta las localidades en el norte de México en donde se realizarán las conexiones necesarias para cruzar la frontera y continuar el trayecto hasta el destino final en Estados Unidos. Todo incluido en el mismo 'paquete', y apoyado por una extensa red de prestadores de servicios de transporte, hospedaje, alimentación, comunicaciones y cruce de la frontera, tanto aquellos formalmente establecidos como otros clandestinamente organizados.

Pero también por vía aérea se han incrementado las conexiones que enlazan ese mercado de trabajo internacional, como se ilustra en la promoción de la nueva línea aérea Avolar y la empresa de autobuses del Grupo Estrella Blanca. A partir de abril de 2006, esas dos empresas promocionaban "paquetes súper económicos" para viajar desde Oaxaca, Puebla, Acapulco, Zihuatanejo, Uruapan, León, Morelia o Cuernavaca con destino a Hermosillo o Tijuana. Especialmente con destino a Altar, Agua Prieta y Nogales, en un colorido y vistoso impreso disponible en terminales aéreas y de autobuses, promocionaban el Paquete Avolar, cuyo costo incluía pasaje aéreo a Hermosillo desde diversas ciudades del interior del país, traslado en taxi del aeropuerto a la Central de Autobuses de esa localidad y boleto de autobús para continuar el viaje a cualquiera de las tres localidades sonorenses.9

Irónicamente, no sólo los polleros y autoridades migratorias de los dos países estaban operando en las nuevas rutas que los emigrantes internacionales utilizan en sus desplazamientos. Los prestadores de servicios de transporte terrestre y aéreo han establecido itinerarios para facilitar sus traslados; empresas que al igual que las organizaciones encubiertas dedicadas al tráfico de migrantes han reorganizado y flexibilizado sus servicios. En el número de mayo de 2006, la revista NEO La mercadotecnia de los negocios publicaba una interesante nota sobre las aerolíneas de bajo costo, en la que el director comercial de Avolar afirmaba que si bien no estaban solamente enfocados a atender "las necesidades de traslado del tráfico fronterizo y de las poblaciones mexicanas residentes en Estados Unidos", sí estaban interesados en ese segmento del mercado.

 

Consecuencias para residentes y migrantes en tránsito

Históricamente, las localidades fronterizas del norte de México han sido sitios de tránsito y estancia temporal de migrantes internacionales que ofrecen servicios y espacios diversos para atender y albergar a esa población estacional (Anguiano, 1992, Spener, 2005). Sin embargo, en localidades pequeñas y aisladas como Altar, con 8 357 habitantes en el año 2005, y Sásabe, con apenas un millar de habitantes (comisaría perteneciente al Municipio de Sáric, encalvada en el desierto y fronteriza con el minúsculo poblado de Sasabe en Arizona), el desplazamiento reciente de un intenso flujo migratorio ha generado un entorno de vulnerabilidad para migrantes y residentes, conformado por operativos policiacos, extorsiones y abusos de autoridades y prestadores de bienes y servicios, y una acumulación de rezagos sociales vinculados con la carencia de servicios públicos para atender a esa población que se traslada estacionalmente.

En años recientes, especialmente a partir de 1999, diversas fuentes han estimado que cientos de migrantes transitan por los poblados de Altar y Sásabe. El Programa de Repatriación Voluntaria calculó entre 800 y 1000 cruces diarios por esa región (SRE, SEGOB-INM, 2005). Otras fuentes, especialmente periodísticas, han estimado que entre 1 500 y 2 500 personas se desplazan diariamente en temporada alta (de febrero a julio) y no menos de 600 en temporada baja (agosto a enero), cifra que posiblemente se reduce en el último mes del año. Siguiendo el ritmo de la movilidad estacional característica de las migraciones laborales, especialmente de la mexicana a Estados Unidos, el flujo de migrantes también modifica su número diario, semanal, mensual y anualmente.

De cualquier forma, si consideramos la mayor cantidad estimada de migrantes en tránsito (2 500 personas), la población de Altar podría llegar a incrementarse hasta en un tercio en los días en que ocurre el mayor número de desplazamientos por su cabecera municipal y a elevarse en forma variable en otras temporadas. En contraste, el número de sus residentes habituales no se ha incrementado significativamente en los últimos 25 años. De acuerdo con información sistematizada en el cuadro 2, la población del municipio de Altar creció apenas en 0.7 por ciento entre 1980 y 1990, 1.1 por ciento entre 1990 y 2000, y 2.5 por ciento entre 2000 y 2005.

La acentuada cantidad de personas en tránsito se vuelve aún más visible en Altar porque se concentra en los alrededores de su Iglesia y su Plaza Central, en donde se encuentran estratégicamente ubicados los servicios de transporte local y foráneo, telecomunicaciones, cambio de divisas, así como múltiples establecimientos de venta de alimentos preparados, ropa, calzado y pequeños comercios de abarrotes.

Según registros del cuadro 3, entre 1994 y 2004 los sectores comercial y de servicios mostraron un crecimiento expansivo en el municipio de Altar, tanto por el número de establecimientos como por el personal ocupado. Su localización en el primer cuadro de la zona urbana de la cabecera municipal ha resultado tan estratégica como indudablemente asociada al fenómeno migratorio.

Los migrantes en tránsito permanecen en el poblado de Altar por tiempos que varían entre horas y días. Durante su breve estancia, además de gestionar lo necesario para cruzar la frontera y según detallamos en el cuadro 4, hacen uso de servicios de comunicaciones telefónicas y telegráficas, realizan transacciones monetarias en la única sucursal bancaria del poblado o en las 11 casas de cambio públicamente identificadas para ello, se hospedan en los 12 hoteles formalmente establecidos o en las 50 casas de huéspedes manifiestamente registradas como tales, consumen alimentos preparados en un variado conjunto de 45 establecimientos o los adquieren procesados en 28 tiendas de abarrotes, seis supermercados pequeños y dos sucursales de la cadena de supermercados Supertiendas PH (Pesqueira Hermanos), en los que también pueden abastecerse de otros productos que utilizarán durante su desplazamiento hacia la frontera.

En medio centenar de locales comerciales formal e informalmente establecidos, los migrantes pueden adquirir ropa, calzado, mochilas y otros accesorios indispensables para continuar el trayecto hacia el norte de la frontera. De igual forma, recurren a servicios de transporte que han sido especialmente habilitados en el poblado para trasladarlos a la región de Sásabe (algunas estimaciones calculan 70 camionetas tipo van y 10 camiones tipo escolar10), y cuyo creciente número ha ocasionado el establecimiento de 17 talleres de reparación automotriz e incluso de cuatro negocios dedicados al servicio de limpieza de esas unidades automotoras.

Otras derivaciones de la presencia estacional de esa población móvil han sido la instalación de cuatro empresas purificadoras de agua en la zona urbana del poblado y una caseta de cobro localizada en el punto de ingreso de la brecha de terracería que conduce de Altar a Sásabe, cuyo costo por peaje es de 40 pesos. Igualmente, la industria de la construcción ha experimentado una notoria expansión en la última década (Colef, 2005).

La pequeña iniciativa privada —y en ocasiones no tan pequeña— y una diversidad de residentes de Altar, Caborca y otros poblados circunvecinos —e incluso personas procedentes de otras entidades del país tan cercanas como Sinaloa o tan distantes como Veracruz y Chiapas11— han encontrado nichos de mercado que les han permitido extender y diversificar sus actividades económicas, que tradicionalmente se ubicaban en la agricultura y la ganadería, ampliando sus opciones hacia el sector terciario, en rubros formal e informalmente establecidos.

En contraste con el acelerado crecimiento del sector terciario y teniendo en cuenta el tamaño poblacional de Altar, cabe preguntarse por la infraestructura requerida para atender a la población estacional, pues, como cualquier otro municipio, cuenta con servicios públicos básicos dotados de acuerdo con el número de sus residentes habituales. Por ejemplo, el municipio tiene tres centros de salud que ofrecen servicios básicos de primer nivel en unidades médicas familiares del IMSS, del ISSSTE y en una clínica rural del Sector Salud. En entrevista con el médico y la administradora de uno de estos centros, ambos subrayaron que el sector salud no cuenta con recursos, capacidad instalada, ni infraestructura suficientes a nivel municipal para atender problemas frecuentes que presenta la población estacional, especialmente cuadros de deshidratación severa, accidentes registrados por las unidades de transporte colectivo utilizadas tanto para arribar a Altar como para continuar hacia la frontera, y otra serie de urgencias y complicaciones asociadas a los desplazamientos por el desierto de una población móvil que desconoce las previsiones necesarias para hacerlo y las dificultades que ello implica. Aunque en Altar se ha instalado una unidad móvil de la Cruz Roja que proporciona atención médica básica a los migrantes y un albergue no gubernamental promovido por la Pastoral Social de la Iglesia Católica, que les ofrece hospedaje temporal y alimentación gratuita hasta por tres noches, así como orientación básica sobre sus derechos humanos y los riesgos y peligros de internarse por el inclemente desierto (Centro Comunitario de Atención al Migrante y Necesitado), ambos recursos resultan insuficientes para atender las necesidades de esta población móvil.

Las atribuciones administrativas y las capacidades presupuestales del gobierno municipal resultan insuficientes para prestar servicios públicos cuya demanda se ha incrementado en años recientes con la inesperada y acelerada construcción de hoteles,12 casas de huéspedes y otros negocios, y con la instalación de diversidad de establecimientos que ofrecen alimentos, productos y servicios a los migrantes en tránsito y cuyo funcionamiento requiere de servicios públicos adicionales, entre ellos: agua, drenaje, recolección de basura y seguridad pública.

A pesar de la generación de nuevas fuentes de ingresos y de la creación de empleos que la estancia temporal de los migrantes internacionales ha ocasionado en el poblado, y que son ampliamente reconocidas por sus habitantes, la respuesta gubernamental a las necesidades básicas de migrantes y residentes creadas por este flujo de población móvil se ha enfocado crecientemente en una de sus derivaciones más sombrías, el tráfico de personas; priorizando en consecuencia acciones implementadas en el ámbito policiaco y generando por ende un entorno de vulnerabilidad adicional para los migrantes y nuevo para los residentes, pues con el desplazamiento de los migrantes internacionales por Altar, y en general por el estado de Sonora, también han surgido nodos y redes vinculados con el extenso y muy organizado negocio del tráfico de personas. El Programa de Repatriación Voluntaria reconocía esta situación en los siguientes términos

[...] región Altar-Sasabe [...] La situación prevaleciente en la zona, en función de la concurrencia de factores de alto riesgo, es la siguiente: a) incremento inusitado del flujo indocumentado; b) establecimiento de infraestructura al servicio de los traficantes de personas; c) necesidad de incrementar la presencia y recursos de autoridades federales en funciones preventivas/disuasivas; d) condiciones climáticas extremas; e) incremento de las actividades del crimen organizado tales como el tráfico de estupefacientes y personas; f) incursiones perpetradas por el crimen organizado; g) violencia perpetrada por mexicanos en contra de agentes de la Patrulla Fronteriza (sic); h) aparición a lo largo de la frontera suroeste de Estados Unidos de organizaciones radicales antiinmigrantes con matices xenófobos y 'vigilantismo' de particulares (SRE, 2005).

En correspondencia con este diagnóstico que subraya "la concurrencia de factores de alto riesgo" asociados al crimen organizado, los gobiernos federal mexicano y estatal sonorense desplegaron el más reciente "dispositivo de seguridad permanente" en abril del 2006, denominado Operativo Sonora-Arizona, instalando "filtros mixtos de revisión" en Altar, Nogales, Agua Prieta y Hermosillo, con la participación de la Policía Federal Preventiva, la Procuraduría General de la República, el Instituto Nacional de Migración, la Policía Estatal Preventiva, e incluso la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente.13 Este operativo no sólo se suma a los desplegados en la entidad en los años 2002, 2003 y 2005, sino que adquiere la modalidad de dispositivo permanente.

En contraste con la respuesta gubernamental, los residentes de Altar aprecian que el flujo de migrantes ha generado nuevas fuentes de empleo y de ingresos, dinamizando su mermada economía tradicionalmente basada en la agricultura y la ganadería. Para ellos, los migrantes no son un problema,

los problemas los ocasionan las personas que vienen o llegan con ellos pretendiendo ayudarlos y abusando de su necesidad, no sólo coyotes o polleros y proveedores de diversos bienes y servicios, sino también autoridades gubernamentales de todos los niveles y dependencias.

Opinión en la que coincidieron de manera unánime nuestros entrevistados.14

Para atender de manera equilibrada y eficiente los efectos y consecuencias ocasionados por el cambio en las rutas del flujo de migrantes internacionales no autorizados que ha sido desviado de manera progresiva y creciente hacia el estado de Sonora, es sumamente relevante reconocer, ponderar y en lo posible aprovechar sus derivaciones positivas y no solamente focalizar los problemas que requieren atención policiaca.

A la par, cualquier diagnóstico debería reconocer y en consecuencia prestar atención e intentar aliviar las condiciones de extrema vulnerabilidad en que se encuentran los migrantes. Desde que parten de sus lugares de origen son objeto de engaños y abusos practicados por 'enganchadores', 'polleros', 'coyotes' y demás sujetos participantes en el tráfico de personas. Como si esta cadena de ultrajes no fuera suficiente, en su largo recorrido para alcanzar su destino, los choferes que los transportan y las autoridades que encontrarán en los retenes ubicados en las rutas que utilizan en sus desplazamientos, exigirán diversas 'cuotas' para permitirles continuar su marcha hacia la frontera.15

En las localidades fronterizas de estancia temporal, mientras el intemperante desierto espera por ellos, correrán otros riesgos: ser vendidos por los 'polleros' a otras mafias del crimen organizado; sufrir arbitrariedades y extorsiones por parte de la policía municipal y otras autoridades locales; ser víctimas de asaltos por los 'bajapollos' o de sofisticados robos (incluida la reciente modalidad de hurto de sus números telefónicos para extorsionar a sus familiares), dado que el organizado negocio del tráfico de migrantes, "multinacional, multimillonario y de gran escala" (Spener, 2005) también ha tomado rumbo por Sonora.

El abandono por parte de los polleros en el desierto, las agresiones de diversidad de autoridades en México y Estados Unidos y los embates de los cazainmigrantes desafortunadamente no son la fase final de la travesía. Para llegar a su destino final, quienes lo logren tendrán que confrontar otros riesgos y enfrentar más atropellos.

Si tienen suerte, en el desierto serán auxiliados por voluntarios de las organizaciones estadunidenses no gubernamentales de Fronteras Compasivas (Humane Borders) y de la Patrulla Samaritana (Samaritan Patrol), quienes recorren el desierto de Arizona instalando recipientes de agua y luces de emergencia en sitios estratégicos, especialmente en aquellos puntos donde se han registrado las mayores concentraciones de fallecimientos. Igualmente, esas organizaciones brindarán primeros auxilios a los migrantes que tengan la fortuna de encontrarlos y de encontrarse aún con vida, trasladándolos a hospitales y clínicas para recibir atención médica de emergencia. A principios de 2006, los voluntarios de Fronteras Compasivas se dieron a la tarea de elaborar y difundir mapas que advertían a los migrantes sobre los riesgos de internarse por el desierto de Sonora y Arizona, imágenes que fueron visiblemente colocadas en distintos lugares de concentración de migrantes, incluidas la Iglesia y los alrededores de la Plaza Central de Altar.

Pero los migrantes también corren el riesgo de encontrarse con estadunidenses de otro sentir y proceder, igualmente organizados pero contrariamente establecidos para detectar e impedir su travesía, como los miembros del Minute Man Project y de la American Border Patrol, grupos que se han autoerigido como guardianes de la frontera estadunidense con México.

Tanto los residentes de las pequeñas localidades como Altar y Sásabe, como los migrantes que transitan por ellas, sin duda alguna requieren de la atención y coordinación intergubernamental en los distintos niveles de la administración pública federal, estatal y municipal, y en sus ámbitos sectoriales de competencia para maximizar los beneficios de la migración y atenuar sus costos, especialmente los sociales y humanos.

 

Conclusiones

El cambio en las rutas de los desplazamientos de los migrantes mexicanos —y de otras nacionalidades— que han tomado rumbo por Sonora y su desértica frontera, están ocasionado nuevas y variadas contingencias confrontadas por ellos para alcanzar territorio estadunidense. Menos afectados, los residentes de las localidades sonorenses por las que aquellos transitan, especialmente en el poblado de Altar, han aprovechado las derivaciones positivas de su localización geográfica, que ha resultado estratégica como punto de conexión en la ruta, escala indispensable para continuar la travesía por una región poco poblada y paraje imprescindible para descansar, abastecer provisiones y establecer contactos.

En Altar, las dimensiones espaciales de la localidad y el tamaño de su población residente han permanecido más o menos constantes. En contraste, la oferta de bienes y servicios públicos y privados se han transformado, diversificado e incrementado por la presencia de una considerable población estacional que requiere comunicaciones, transporte, hospedaje, alimentación y otros servicios formales e informales para apoyar sus desplazamientos migratorios.

La localización de los poblados de Altar y Sásabe en una región fronteriza escasamente poblada y extensamente desértica resulta estratégica no sólo por su condición de parajes y puertas de entrada hacia una zona poco vigilada por la Patrulla Fronteriza estadunidense. Lo es también como espacio social de limitada concentración de autoridades que presten atención a ese flujo migratorio y sus necesidades.

En localidades con las dimensiones territoriales y poblacionales de Altar y Sásabe, el flujo de migrantes internacionales es ostensiblemente más notorio que en áreas urbanas de mayores dimensiones, como las ciudades de Agua Prieta o Nogales. A la par, los servicios públicos dotados en función de su población residente resultan inevitablemente insuficientes para atender una población móvil compuesta por migrantes en tránsito que permanecen en forma temporal y cíclica pero recurrente y en creciente magnitud en años recientes, desplazándose por la entidad sonorense rumbo a Estados Unidos.

La iniciativa privada y en mucha menor medida las organizaciones filantrópicas no gubernamentales han dado respuesta a esas insuficiencias, incluidas las nuevas líneas aéreas que han incrementado sus vuelos con destino al Aeropuerto de Hermosillo y los servicios de transporte terrestres establecidos formalmente o los creados desde la informalidad. La atención adecuada a las derivaciones asociadas al tránsito de migrantes internacionales en nuevas localidades, como Altar y Sásabe, requeriría de la participación y coordinación de las autoridades gubernamentales en sus niveles municipal, estatal y federal en el país, e incluso en el ámbito de las negociaciones bilaterales y de las relaciones diplomáticas internacionales que presten una atención integral y adecuada a ese flujo en las fronteras norte y sur de México, y no de respuestas policiacas poco eficaces para atenderlas.

Si bien los residentes de Altar, Sásabe y de otros pequeños poblados a lo largo de la frontera mexicana —como Puerto Palomas (Estación Rodrigo M. Quevedo) en Chihuahua16— han diversificados sus actividades económicas e incrementado sus ingresos monetarios gracias al desplazamiento que han experimentado las rutas de los migrantes internacionales por esos territorios, también han visto crecer y reproducirse operativos policiacos, recurrentes casi anualmente en los últimos seis años en el estado de Sonora, que se realizan con excesiva ostentación de violencia y abusos por parte de esas corporaciones y de otras autoridades.

La política migratoria en el ámbito federal requiere un reconocimiento de la creciente posición de México como país de tránsito de migrantes, y no sólo de su histórica condición como emisor e incluso receptor de migrantes. En los espacios gubernamentales estatal y municipal, los esfuerzos de coordinación para la atención de la población migrante y para los residentes de localidades por las que ellos circulan con recurrente frecuencia requieren también un reconocimiento de sus derivaciones positivas que permitan atender y atenuar de manera más eficiente sus potenciales inconvenientes.

 

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Notas

1 "Aprueban en Estados Unidos mil 900 mdd para control fronterizo", en El Financiero en línea, junio 14, 2006, : http://www.elfinanciero.com.mx/ElFinanciero/Portal/cfpages/print.cfm?docId=6935.

2 Maribel Hastings, "Muro en frontera puede ser votado el fin de semana", La Opinion Digital, septiembre 28, 2006 http://www.laopinion.com/print.html?rkey=00000000000000557290. Rosario Green, "Endurecimiento migratorio", en El Universal Online, septiembre 28, 2006, http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/vi35558.html.

3 En 1993, la principal localidad de cruce fronterizo en Sonora era Nogales, en el año 2003 se habían sumado a la ruta sonorense las localidades de Sonoita, Altar, Sásabe y Agua Prieta.

4 "Instituto Nacional de Migración y U.S. Customs and Border Protection. También pueden consultarse notas y reportajes especiales publicados en La Jornada, El Universal, El Imparcial, The Arizona Republic, The New Republic, U.S. News & World Report, Time, Newsweek, y otros presentados por Noticieros Televisa, Hechos TV Azteca, Telemundo, Univisión y BBC.

5 Es importante mencionar que trimestralmente se evalúa y ajusta el marco de muestreo de la EMIF, considerando y atendiendo la movilidad estacional anual que caracteriza los desplazamientos de los emigrantes y sus variaciones espaciales reportadas cotidianamente por encuestadores y supervisores de campo. Al respecto, pueden consultarse los reportes trimestrales de la encuesta que detallan ampliamente estos procedimientos.

6 La segunda fase inició en diciembre de 1994 y concluyó en ese mismo mes del año siguiente. A partir de la tercera fase, la encuesta inició en julio del año referido y concluyó en ese mismo mes del siguiente año.

7 Además de las tradicionales Terminales o Centrales de Autobuses de cada ciudad, en años recientes se han instalado otras de menor tamaño y aún oficinas expendedoras de boletos que funcionan a la vez como pequeñas estaciones de llegada y salida de sus unidades. En Sonora, por ejemplo, Autotransportes Tufesa opera desde 1994, circulando desde Guadalajara hasta Phoenix, desplazándose principalmente por Sinaloa y Sonora, y contando con terminales propias e independientes de las Terminales de Autobuses. En Tijuana, además de la Central de Autobuses, en la década de los años 1990 empezaron a operan pequeñas estaciones que reciben pasajeros de nuevas líneas de transporte, entre ellas Transportes Pacífico, Transportes Guasave, Transportes Guamúchil, Transportes Nayarit, Transportes Corona. Cf. Reportes trimestrales EMIF.

8 Entrevistas con informantes clave. Proyecto Efectos socioeconómicos del flujo migratorio internacional en localidades fronterizas sonorenses, Colef/Unison, 2005-2006.

9 En el mes de abril de 2006, el costo del paquete Oaxaca-Altar era de 216 dólares. Información proporcionada por vía telefónica en su número 01 800.

10 José Antonio Román, "Altar, Sonora, última escala de quienes buscan cruzar el desierto hacia Estados Unidos", en La Jornada On Line, marzo 17, 2006, http://www.jornada.unam.mx/2006/03/17/018n1pol.php y entrevistas con informantes clave, proyecto Colef/Unison, 2005.

11 Entrevistas con informantes clave. Loe cit.

12 De acuerdo con Maren Von der Borch, "Antes del 1999, sólo había dos hoteles: el San Francisco, que data de principios del siglo XX, y el Maria Elena, fundado en 1984. En 1999 se construyeron dos: el Plaza y el Yaqui's, en la colonia Buenos Aires. En el 2000, otros dos: el Altar Inn y el Rivera; en el 2001, el Apache Inn; en el 2003: el Valle del Sol, Las Isabeles y el Lima. Los tres hoteles que estaban en construcción en el 2004 ya están abiertos."

13 José Guerra, "Frenan a ilegales en filtro mexicano", en El Imparcial, abril 24, 2006, http://www.elimparcial.com/buscar/traernotanew.asp?NumNota=531270.

14 Entrevistas con informantes clave. Loc. cit.

15 Ibid

16 Miroslava Breach Valducea, "Puerto Palomas: de pueblo agrícola a peligroso emporio de polleros", La Jornada, Noviembre 24, 2004, DE: http://www.jornada.unam.mx/2004/11/24/037n1est.php.

 

Información sobre las autoras

María Eugenia Anguiano Téllez. Doctora en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México. Desde 1985 ha sido profesora investigadora de El Colegio de la Frontera Norte y miembro del Sistema Nacional de Investigadores desde 1990. Sus áreas de interés en investigación y docencia son migración interna e internacional. Ha publicado artículos, notas críticas y reseñas en revistas mexicanas como Migraciones Internacionales, Frontera Norte, Estudios Fronterizos, Demos. Carta demográfica de México, Papeles de Población, Nueva Antropología, México Indígena. Entre sus trabajos más recientes se encuentra la coordinación —con Miguel Hernández Madrid— del libro Migración internacional e identidades cambiantes, editado por El Colegio de Michoacán y El Colegio de la Frontera Norte (en prensa), y la publicación de artículos en las revistas españolas Migraciones, Cooperación Internacional, e Isegoría. Revista de filosofía moral y política. Correo electrónico: anguiano@colef.mx

Alma Paola Trejo Peña. Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana y Maestra en Demografía por El Colegio de la Frontera Norte (Colef), desarrolló su tesis de maestría en el marco del proyecto Efectos socioeconómicos del flujo migratorio internacional en localidades fronterizas sonorenses financiado por el fondo sectorial Segob-Conacyt. Es becaria del Diplomado presencial y a distancia de actualización profesional. Estados Unidos, México y Canadá: una dimensión internacional y regional, 2006-2007 impartido por el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (Cisan) de la UNAM y el Colef. Recibió una Beca otorgada por la Embajada de Estados Unidos en México, el Consulado de Tijuana y la Universidad de California en San Diego para participar en el Pac Rim Seminario de Verano en Estudios de Estados Unidos impartido en La Jolla, California, del 4 al 28 de julio de 2006. Actualmente colabora profesionalmente en el área de Proyectos Especiales del Colef. Correo electrónico: frog_soul@hotmail.com

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