SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.12 número48El papel de los niños trabajadores en el contexto familiar: El caso de migrantes indígenas asentados en el Valle de San Quintín, BC índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.12 no.48 Toluca abr./jun. 2006

 

Menores en situación de calle en la ciudad de Toluca*

 

Minors in street situations in the urban zone of Toluca

 

Jaciel Montoya Arce

 

Universidad Autónoma del Estado de México.

 

Resumen

En este artículo se analizan las causas que obligan a los menores a salirse del hogar y realizar alguna actividad económica en la calle para contribuir al gasto familiar o alejarse de su casa por cuestiones de maltrato infantil. Tomando como base la observación en campo, las causas sociales y económicas que determinan esta situación en menores es la pobreza, el maltrato familiar y la búsqueda de independencia. Por otra parte, el estudio cualitativo demuestra que en la mayoría de los casos, el participar en cualquier actividad económica permite que los niños mantengan su lugar en la familia. Esta contradicción incorporada en el área micro social es la base tangible de las iniciativas individuales de los adultos, que manejan redes sociales de explotación del trabajo de los menores. Los resultados muestran la necesidad de que el Estado intervenga eficazmente para hacer respetar las leyes y tratados internacionales para proteger los derechos humanos de los niños.

Palabras clave: menores en situación de calle, maltrato familiar, explotación infantil, Toluca.

 

Abstract

In this article the reasons that force the minors to leave of the home and to perform economic activities in the street to contribute to the familiar expense or to move away from their home for matters of infantile mistreat, are analyzed. Taking as a basis the fieldwork observation, the social and economic causes that determine this situation in minors are; poverty, family mistreatment and the search of independence. On the other hand, the qualitative study shows that in the vast majority of the cases, taking part in any economic activity allows children to keep their place in the family core. This contradiction embodied in the micro social area is the tangible basis of the adults' individual initiatives, who manage social networks of children work exploitation. Reality demands an effective State intervention so that people respect international laws and treaties to protect the children's human rights, and at the same time to strengthen the functions of the institutions in charge of providing the enjoyment of these rights.

Key words: minors in street situation, family mistreatment, infantile exploitation, Toluca.

 

Introducción

La presente investigación tiene como propósito caracterizar los motivos de los menores en situación de calle para salirse de su hogar y sus estrategias de supervivencia para permanecer en las calles, para lo cual se recurre al método cualitativo, tomando como caso de estudio la ciudad de Toluca, ciudad central de la Zona Metropolitana de Toluca (ZMT), ubicada a su vez en una región industrializada, es decir, moderna, en la que confluyen avanzadas y atrasadas formas de organización social y económica. Estas circunstancias son tomadas en consideración, entre otras variables, para explicar el fenómeno de las niñas y niños en situación de calle. Para lograrlo, se hace una contextualización de la región, buscando indagar en los elementos que permitan explicar objetivamente el fenómeno de los menores de edad que viven en esta situación.

El análisis cualitativo permite valorar las experiencias de los menores en situación de calle, a través de las relaciones cotidianas y el sentido que le dan a sus conductas y la vinculación de éstas con estructuras de significado más amplias, dependiendo de las definiciones y su dimensión espacio-temporal. Cuando afirmamos la importancia del análisis cualitativo y de la valoración de las experiencias de vida de las personas, como en el caso de los menores de edad en situación de calle, buscamos obtener con ello conexiones causales concretas.

 

Contexto sociodemográfico

Para fines de la presente investigación se tomó como base la metodología utilizada por el INEGI para delimitar la ZMT. De acuerdo con ese instituto dependiente del gobierno federal, la ZMT está conformada por los municipios integrados por la mancha urbana continua, siendo éstos: Almoloya de Juárez, Lerma, Metepec, San Mateo Atenco, Toluca y Zinacantepec (INEGI, 2002) (gráfica 1). Sobre esta delimitación existe consenso en estudios académicos y en planes y programas gubernamentales.

Toluca es el municipio que contiene a la ciudad central, a partir del cual se da el proceso de expansión hacia la periferia. La capital del Estado de México está considerada como una de las ciudades medias más importantes del país, en virtud de su intenso proceso de urbanización, resultado de la dinámica del crecimiento industrial, toda vez que el sector secundario constituye su actividad económica predominante y el sustento de sus exportaciones.

Tamaño y crecimiento de la población

De acuerdo con el XII Censo de población, en el año 2000 existían 13 096 686 habitantes en el Estado de México, de los cuales 1 253 017 personas (9.6 por ciento de la población estatal) residían en la ZMT. Los municipios más poblados de esta región son Toluca y Metepec. El primero de ellos tiene 666 596 habitantes (53.2 por ciento de las residentes en la ZMT), mientras que en Metepec viven 194 463 personas, que conforman 15.5 por ciento de la población de esta zona.

El resto de los municipios de la ZMT —Almoloya de Juárez, Lerma, San Mateo Atenco y Zinacantepec— suman 31.3 por ciento del total de la población metropolitana (cuadro 1).

En cuanto a las tasas de crecimiento por municipio de la ZMT correspondiente al periodo 1990-2000, es de considerar que el crecimiento poblacional de la ZMT se ha mantenido por arriba de la tasa de crecimiento estatal durante las dos décadas más recientes, pues en este lapso registró un crecimiento promedio de 3.3 por ciento anual, mientras que el estatal fue de 3.0 por ciento (gráfica 2).

Por lo que respecta al crecimiento promedio anual de cada municipio, el de Lerma fue el más acelerado, con 4.1 por ciento; San Mateo Atenco lo hizo a un ritmo de 3.6; Metepec, a 3.4; Toluca, 3.2, y el que menos creció fue Almoloya de Juárez, con 2.8 por ciento. Tasas de crecimiento que son consideradas altas si se toma en cuenta que a nivel nacional el ritmo de crecimiento fue de 1.8 por ciento anual para el mismo periodo.

Educación

Los indicadores educativos constituyen datos imprescindibles para observar la situación de la niñez e inclusive para imaginar sus expectativas de desarrollo en la sociedad. Es importante reconocer que gran parte de las condiciones necesarias para el desarrollo de los menores de edad sólo las puede brindar la familia y la escuela, pues la ausencia de alguna de ellas los coloca en una situación de desamparo.

En el Estado de México, 6.4 por ciento de la población de 15 años y más es analfabeta, lo cual es un dato significativo si consideramos, simplemente, sus oportunidades laborales y de ascenso social. La ZMT supera ese dato en dos décimas pues su porcentaje de analfabetas es de 6.6.

Gráfica 3

Almoloya de Juárez presenta la condición más desfavorable de los municipios que conforman la ZMT, dado que su porcentaje de analfabetas es de 15.4, seguido por Zinacantepec con 10.5 por ciento. En el otro extremo, el municipio donde existe la mayor proporción de personas que saben leer y escribir es Metepec, donde sólo hay 2.8 por ciento de analfabetas. Llama la atención que el porcentaje de analfabetas de la capital mexiquense (6.2) sea superior al de municipios como San Mateo Atenco (5.9) y Lerma (4.2) (cuadro 2).

Para conocer la situación actual del sistema educativo, observemos ahora a la población de 6 a 14 años de edad que asiste a la escuela, lo cual nos ayuda a comprender con mayor precisión la problemática relacionada con nuestro objeto de estudio. A nivel estatal, 94.2 por ciento de los niños de este grupo de edad asistió a la escuela en el año 2000, y en la ZMT, 94.6 por ciento.

Con excepción del municipio de Almoloya de Juárez, el cual registra una asistencia escolar de 89.8 por ciento, y por ende, una inasistencia de 10.2 por ciento de su población de 6 a 14 años de edad, los demás municipios que conforman la ZMT mantienen un índice de asistencia a la escuela superior a 90 por ciento, pues los porcentajes de asistencia escolar en ese grupo de edades son los siguientes: Zinacantepec, 93; Toluca, 95.1; San Mateo Atenco, 95.2; Lerma, 95.9, y Metepec, 96.8.

Por lo que toca a la población de 15 a 24 años que asiste a la escuela, la proporción de ese grupo de población en la ZMT (36.6 por ciento) supera ligeramente a la del Estado de México (35 por ciento).

Metepec, en este rubro, es el municipio con mayor proporción de estudiantes de 15 a 24 años entre los municipios de la ZMT, puesto que en esa condición se encuentra 49.5 por ciento de los jóvenes de ese grupo de edades. Le siguen, en orden de importancia: Toluca, con 38.7 por ciento; Lerma, 31.4; San Mateo Atenco, 30.1; Zinacantepec, 27.5, y Almoloya de Juárez, 19.1 por ciento (cuadro 3).

Ingreso

La situación del ingreso en la ZMT puede describirse como dramática y polarizada, pues el rango de ingresos con mayor concentración es el de las personas ocupadas que perciben entre uno y dos salarios mínimos. Este grupo conforma 29.5 por ciento de la población ocupada en la zona, mayormente distribuida en los municipios de Almoloya de Juárez, Zinacantepec y San Mateo Atenco.

El dato más grave en cuanto al nivel de ingresos en todos los municipios de la ZMT está constituido por las 3 446 personas que laboran en Almoloya de Juárez sin percibir ningún ingreso, esto es, 13 por ciento de la población ocupada en ese municipio. Además, en Almoloya de Juárez, 34 por ciento de la población ocupada percibe entre uno y dos salarios mínimos. Sólo San Mateo Atenco supera a Almoloya en cuanto a concentración en ese rango de ingresos, pues en ese municipio 39.1 por ciento de la población ocupada gana entre uno y dos salarios mínimos; en descargo, sólo 3.9 por ciento de la población ocupada trabaja sin percibir ningún ingreso en este municipio.

En Zinacantepec, 35.5 por ciento de la población ocupada gana entre uno y dos salarios mínimos, en tanto que 4.0 por ciento trabaja sin percibir ingresos. Para Lerma, esos valores son de 32.6 y 5.6 por ciento, respectivamente. Los municipios con menor concentración de ingresos precarios o nulos entre la población ocupada de la ZMT, son Toluca (29.1 y 3.0 por ciento, respectivamente) y Metepec (22.3 y 3.0 por ciento, respectivamente).

Para el rango de más de dos y menos de cinco salarios mínimos la concentración en la ZMT es de 36.4 por ciento, y por municipios, son los siguientes: Lerma, 41.2 por ciento; Metepec, 37.6; Toluca y Zinacantepec, 36.8; San Mateo, 33.9, y Almoloya, 25.6 por ciento.

Los municipios con mayor concentración de personas que perciben cinco salarios mínimos o más son Metepec y Toluca, con 25.2 y 17.5 por ciento, respectivamente. Para este rango de ingresos, Lerma y San Mateo Atenco tienen una concentración de 8.8 por ciento; Zinacantepec, 6.9, y Almoloya de Juárez, 4.6.

 

Índices y grados de marginación

Las variables utilizadas por el Conapo para elaborar el índice de marginación son las siguientes:

1. Población analfabeta de 15 años y más.

2. Población sin primaria completa de 15 años y más.

3. Ocupantes de viviendas sin drenaje ni servicio sanitario exclusivo.

4. Ocupantes en viviendas sin energía eléctrica.

5. Ocupantes en viviendas sin agua entubada.

6. Viviendas con algún nivel de hacinamiento.

7. Ocupantes en viviendas con piso de tierra.

8. Población en localidades con menos de 5 000 habitantes.

9. Población ocupada con ingreso de hasta dos salarios mínimos.

De acuerdo con el Conapo, la ZMT tiene un "grado de marginalidad de severidad de la pobreza" bajo, con un índice de -1.2. Llama la atención que de los municipios que conforman la ZMT, Almoloya de Juárez es el que mayor índice de marginalidad presenta: 0.06082, que corresponde a un grado de marginalidad alto, similar al de San Felipe del Progreso (0.09929), enclavado en una zona eminentemente rural.

Los municipios con un grado de marginalidad de pobreza bajo son: Zinacantepec, cuyo índice de marginalidad es de -0.88296, y Lerma (-1.26583). Entre los municipios con mayor bienestar de vida o menor grado de marginalidad, en la ZMT destaca Metepec, con un índice de -2.06306; seguido por Toluca, que registra un índice de marginación de -1.60659, y San Mateo Atenco, con un índice de -1.35638.

 

Estudio de caso en la ciudad de Toluca

La investigación cualitativa se propone revalorar el aspecto subjetivo de las relaciones cotidianas, la intencionalidad y sentido que los sujetos sociales imprimen a sus conductas. De este modo se busca generar conocimiento que permita explicar la vinculación entre las conductas de esos sujetos y las estructuras socioespaciales y sociodemográficas que hemos revisado en los apartados anteriores.

La investigación de campo quedó limitada a la ciudad de Toluca, en virtud de que ésta mantiene una supremacía económica y demográfica sobre los demás municipios que integran la ZMT. Además, en su carácter de ciudad central de esa zona, tiende a fungir como centro receptor de población emigrante, tanto de otras entidades, como de otros municipios del estado, condición que la convierte en referente fundamental de dicha zona, conjuntamente con el hecho de ser la ciudad donde se concentra, según diversas investigaciones (DIF et al. ,1999; DIFEM, 2002), el mayor número de menores en situación de calle1 de la ZMT.

La investigación de campo se limitó a la ciudad de Toluca porque, como vimos en los apartados anteriores, la capital mexiquense es la ciudad central de la ZMT y constituye un importante centro de atracción y concentración poblacional, producto del proceso de industrialización-urbanización que se ha venido dando durante las cuatro décadas recientes.

El trabajo de campo se realizó en seis meses, lapso en el que se incluyeron periodos de vacaciones escolares y asistencia a la escuela.

La investigación de campo fue desarrollada en cinco etapas:

1. Observación preliminar.

2. Acercamiento con el menor.

3. Sensibilización-convivencia.

4. Aplicación de cuestionario.

5. Entrevista abierta.

En primer lugar se llevó a cabo un recorrido de la ciudad de Toluca con objeto de hacer un conteo del número de menores en situación de calle, identificando la edad, sexo, ubicación, actividad realizada, movilidad y estrategias de sobrevivencia adoptadas por los menores. Esta primera etapa fue denominada observación preliminar.

Se realizaron en promedio tres recorridos preliminares por zona (dos por semana en diferentes días), dedicados a identificar y contar a los niños en situación de calle, en diferentes horarios.

Durante la segunda etapa se llevaron a cabo cinco recorridos durante los cuales se buscó hablar directamente con aproximadamente treinta menores en situación de calle, de los cuales únicamente ocho aceptaron dialogar con los encuestadores, debido a que éstos consumieron los productos que vendían los infantes u ofrecieron ayudarlos, particularmente a uno que estaba enfermo y otro que pedía limosna.

Posteriormente, en la etapa de sensibilización-convivencia, los encuestadores se involucraron paulatinamente en las actividades cotidianas de los menores con la finalidad de establecer con ellos una relación de confianza. Esta etapa requirió, para su cumplimiento, tres meses y medio aproximadamente.

El cuestionario utilizado durante la cuarta etapa se estructuró en cuatro partes: la primera permitió obtener información relacionada con los datos generales del menor; la segunda se integra de preguntas relacionadas con la actividad realizada por el menor y los motivos por los cuales se vio orillado a trabajar o vivir en la calle; la tercera capta información sobre la procedencia del menor y el conocimiento que de otros menores en situación de calle procedentes de la misma comunidad del entrevistado tenga éste, así como del lugar o los lugares en donde llevan a cabo sus actividades callejeras; el último apartado se reservó para captar información complementaria que el encuestador consideró importante registrar en el momento mismo de la aplicación del instrumento, por considerarlo significativo para la investigación. La información fue captada de forma manual, para después hacer una codificación de la misma y finalmente analizarla.

En la última etapa de la investigación de campo, los encuestadores lograron un nivel de confianza tal que fue posible llevar a cabo entrevistas a profundidad con algunos menores en situación de calle, quienes luego de responder el cuestionario estuvieron dispuestos a relatar sus experiencias vitales relacionadas con su proceso de callejerización.

 

Observación preliminar

Durante los recorridos correspondientes a la primera etapa del trabajo de campo, se logró contabilizar 106 menores de edad en situación de calle. De ese universo sólo fue posible establecer una relación de confianza con ocho niños, con quienes se pudo platicar y hacerles las preguntas del cuestionario previsto para la cuarta etapa de la investigación. Por último, durante la quinta etapa se logró entrevistar de manera abierta a tres menores que relataron su experiencia en el proceso de callejerización, y a quienes se les preguntó de manera especialmente detenida sobre los motivos que los llevaron a su situación de calle, los problemas que enfrentan para lograr sus objetivos y las estrategias que adoptan para resolverlos. Esta última etapa se realizó en un lapso de 15 días.

 

Distribución territorial

La distribución territorial que muestra esta población está definida en 40 lugares de Toluca donde la aglomeración de personas y tránsito de vehículos es constante, condición que favorece las actividades económicas de los menores en situación de calle.

Entre los lugares donde se concentra el mayor porcentaje de menores que realizan actividades en la calle sobresalen el mercado 16 de septiembre; el mercado Juárez; los cruces del Paseo Tollocan con la calles Jesús Carranza, Pino Suárez y Heriberto Enríquez; el cruce de Pino Suárez y avenida las Torres, y el portal Madero. Estos siete puntos albergan 42 por ciento de esta población.

Actividades

Es notorio el predominio de las actividades relacionadas con el comercio ambulante y el servicio a los automóviles, particularmente la venta de chicles y la limpieza de parabrisas, ocupaciones que desempeñan 34.9 y 24.5 por ciento, respectivamente, de los menores en situación de calle registrados durante la observación preliminar.

Estas actividades generalmente son realizadas por menores, predominantemente varones (76.2 por ciento de los casos observados), quienes gustan de realizar las tareas de limpiaparabrisas que implican subirse a los automóviles que se detienen en los cruceros y realizar su trabajo en pocos segundos, además de sortear los automóviles en horas en que el flujo vehicular es más intenso, lo cual representa para ellos los momentos en que pueden obtener más dinero; sin embargo, también implica mayor riesgo de sufrir accidentes.

Es notorio que 80.8 por ciento de los limpiaparabrisas observados trabajan en parejas o en grupos de tres o cinco individuos de entre 11 y 15 años. Esto ayuda a que puedan protegerse de las agresiones que llegan a sufrir por parte de los automovilistas o de otras personas que también trabajan en la calle. Asimismo, les permite organizar su trabajo de forma tal que dos o tres personas pueden limpiar el parabrisas de un automóvil en menor tiempo del que necesita un solo trabajador, y el dinero obtenido lo reparten en partes iguales.

El resto de los menores lleva a cabo su trabajo de forma individual, aunque son estos últimos los que presentan las mayores edades del grupo (de 16 a 17 años) y son quienes tienen definido su lugar de trabajo, y se localizan en cinco puntos céntricos de la ciudad, puntos donde se concentra 60 por ciento de este grupo de edad.

La venta de chicles es la segunda actividad en importancia, donde se concentra 34.9 por ciento de los menores en situación de calle detectados en el trabajo de campo (cuadro 4).

La edad promedio de los menores que se ubican en estos lugares es de 8.7 años, lo que deja claro que la población que desarrolla esta actividad se encuentra en edad escolar, pero más de la mitad se mantiene en los cruceros durante los horarios escolares.

Resultados cualitativos

Al aplicar el cuestionario a un grupo de ocho menores en situación de calle —todos ellos varones, con edad promedio de 14.7 años y una permanencia promedio en la calle de 1.9 años, aunque 12.5 por ciento de ellos han laborado en la vía pública durante más de cinco años— se da un paso más hacia el conocimiento cualitativo de la realidad vital de este grupo vulnerable. A partir de aquí va develándose, como en un cuarto oscuro, la imagen cada vez más nítida de estos infantes: los números dan paso a nombres y rostros concretos.

Seis de los ocho menores provienen de municipios predominantemente rurales (cuadro 5), en tanto que dos, originarios de Toluca (Víctor Manuel y Mario), viven en contextos urbanos marginales.

 

La explotación infantil y el trabajo en grupo

La explotación y el trabajo infantil son temas que han sido abordados y discutidos desde diferentes enfoques: social, político, jurídico, laboral, etc. (DIF et al, 1999; Cornejo, 1999), tanto en los planos nacional, como internacional. A partir de esas discusiones se ha buscado mejorar la atención, protección, bienestar y desarrollo de la niñez.

Sin embargo, la realidad actual plantea condiciones que contravienen estos principios. Los hechos nos muestran que los menores tratan de participar en el trabajo para dar salida a la asfixiante precariedad económica que enfrentan sus familias. Las carencias materiales agobian a los menores y los empujan a trabajar a temprana edad; en la mayoría de los casos, la pobreza corta de tajo las aspiraciones de crecer y desarrollarse en un ambiente de seguridad, y una vez colocados en la actividad económica, el tiempo y los espacios para la convivencia con los amigos y compañeros de la colonia o comunidad quedan reducidos, cuando no desaparecen, para que los menores pasen a asumir responsabilidades ajenas a su edad, condición física y desarrollo emocional.

Así, cinco de los ocho encuestados —Flavio, Gustavo, René, Mario y Alfredo— dijeron que la "situación económica" de sus familias fue la causa por la cual emprendieron alguna actividad económica en la calle. En tanto que Gamaliel lo hizo buscando independizarse económicamente de su familia; Víctor Manuel, uno de los de mayor edad, adujo que la causa por la cual pasa casi todo el día en la calle es "por puro gusto", y sólo Juan Carlos atribuyó su situación de calle al maltrato físico y psicológico que le prodigaba su padrastro.

Flavio, Gustavo, René, Mario y Alfredo argumentaron mala situación económica como causa de callejerización. De ellos, Gustavo, René, Mario y Alfredo afirmaron que el ingreso obtenido lo destinan a solventar gastos del hogar. Por su parte, Flavio, quien comparte la misma causa de callejerización con los tres anteriores, declaró que divide los ingresos obtenidos en gasto familiar y útiles para la escuela.

De acuerdo con la información proporcionada por los encuestados, el desarrollo de su actividad económica se da de manera exclusiva en los cruceros y plazas de la ciudad de Toluca. Por ello bien podemos caracterizar su situación como la concreción del binomio trabajo-calle. Asimismo, la información cualitativa recabada en esta investigación nos confirma que el trabajo de los menores en situación de calle constituye "un requisito para pertenecer a la familia, el cual no es considerado como una opción, sino una obligación para complementar el ingreso familiar" (María Salazar, en DIF et al, 1999: 25).

Ese injusto requisito impuesto por los jefes de familia de escasos recursos para que los menores mantengan su pertenencia al núcleo familiar constituye el pequeño segmento de realidad en el que se deshebra la cuerda de la estructura social proclamada en el discurso público y jurídico del estado de derecho, pues al tomar esa decisión extrema, los padres de familia, colocados en esa situación definida por la cruda realidad económica de la sociedad capitalista, se despojan de toda consideración moral para colocar a sus hijos en un estado absoluto de indefensión, que a su vez se convierte en una excelente oportunidad para que algunas personas adultas —sean éstos sus familiares o simples microempresarios disfrazados de humildes samaritanos— lleven a cabo una explotación extensiva de la fuerza de trabajo infantil.

Durante la quinta etapa de la investigación de campo se detectó el caso de adultos que ofrecen a los menores la oportunidad de conseguir dinero de una manera sencilla con la condición de repartir las ganancias, además, ofrecen a los menores alimentación o mercancía y protección para que éstos continúen su actividad comercial en los lugares de trabajo.

Bajo este sistema trabajan Flavio (12 años), Gamaliel (13 años), Mario (10 años) y Alfredo (16 años), cuya ocupación se centra en la venta de chicles, frutas y la recolección y venta de materiales reciclables. Las edades de estos niños y su necesidad de obtener dinero los convierte en mano de obra barata y fuente de ingresos seguros para sus explotadores.

Gamaliel, Flavio, Mario y Alfredo aseguran que los adultos que explotan el trabajo infantil callejero controlan, en promedio, el trabajo comercial de ocho menores, lo cual permite inferir que estos modernos villanos samaritanos obtienen ganancias cercanas a los 700 pesos diarios, cantidad que resulta atractiva en un ámbito como el de la capital mexiquense, en el que la mayoría de la población percibe no más de dos salarios mínimos por su trabajo.2 Este tipo de personas llegan a obtener más de quince veces el salario mínimo vigente en la zona, con lo cual sus ingresos promedio se llegan a ubicar en el grupo poblacional que gana entre cinco y diez salarios mínimos, el cual constituye el segmento mayoritario de la población ocupada de Toluca y Metepec.

Según la información disponible, la explotación infantil en Toluca constituye un negocio suficientemente lucrativo como para desafiar sistemática y cotidianamente las leyes laborales del país, además de violar los derechos humanos de los menores explotados.

Esta realidad exhibe el hecho de que "la pretendida inclusión social es... una falacia, lo cual es demostrado por la enorme cantidad de personas desposeídas de la posibilidad de hacer efectivos sus más elementales derechos" (Gómez Tagle, 2003b: 129).

Podía ganar hasta cien pesos...

Al igual que otros menores, Gamaliel (Gama, como lo llaman sus compañeros) desarrolla su trabajo en las calles para obtener dinero, contribuir con el gasto familiar, satisfacer sus gustos y continuar en la escuela, debido a que sus padres no cuentan con los recursos suficientes para sufragar sus gastos escolares.

A diferencia de los demás entrevistados, Gamaliel muestra interés por continuar estudiando; sin embargo, también tiene que enfrentar las condiciones adversas que prevalecen en Almoloya de Juárez, el municipio del cual proviene y cuyo grado de marginalidad es considerado alto (0.06082), toda vez que 63.1 por ciento de su población de cinco años y más no asiste a la escuela, mientras 20.1 por ciento de 15 o más años de edad es analfabeta. Además, 40.1 por ciento de la población ocupada se emplea en actividades relacionadas con la agricultura, y 85.5 por ciento de su población vive en localidades de menos de 5 000 habitantes.

El Gama es originario de la comunidad de San Pedro la Hortaliza, del municipio de Almoloya de Juárez, tiene trece años de edad y proviene de una familia campesina compuesta por siete miembros; sus padres, cuatro hermanos y él. Comenta que empezó a trabajar en la calle desde hace más de cinco meses, orillado por la necesidad económica que tiene su padre para poder mantener a la familia.

Gamaliel vende chicles bajo un puente vehicular del Paseo Tollocan. Allí, en compañía de su primo Flavio, pasa cinco días de la semana sorteando los coches para poder ofrecer su producto a los conductores.

Me vine a trabajar a Toluca con mis primos y mi tío, con esa condición me dieron permiso, no sólo a mí sino también a mi hermano menor. Y cuando llegué aquí tuve muchos problemas con los "chavos" que vendían en este crucero, pero como mi tío nos cuida, poco a poco se fueron calmando y ahora ya son nuestros amigos.

Mi tío tiene seis niños a su cargo y a diario nos trae a Toluca y nos deja en los cruceros donde vendemos cada uno de nosotros. Mi primo y yo aquí en este crucero, los otros en sus lugares que les toca, nos entrega lo que tenemos que vender y después se va a su casa, y en las tardes a veces regresa por nosotros, y si no, nos vamos en taxi los seis. Pero diario tenemos que entregarle la cuenta y después nos da la mitad de lo que vendemos. A veces llegamos a vender hasta 200 pesos. Cuando nos va mal vendemos sólo 120 o 150 pesos.

Gamaliel comenta que la actividad que realiza en la calle es para solventar sus gastos escolares (útiles y uniformes); además, le da una parte de lo que gana a su mamá. Menciona también que está contento de trabajar en la calle, aunque si no tuviera la necesidad de trabajar le agradaría quedarse a jugar en su casa con sus amigos. Un dato importante que enfatizó Gamaliel es que sus padres lo llegan a golpear sólo cuando se porta mal y se lo merece, pero dice que lo quieren a él y a sus hermanos.

Quiero ser albañil...

Mario, al igual que la mayoría de los menores en situación de calle entrevistados en la quinta etapa de esta investigación, tiene que realizar trabajos propios de los adultos para conseguir dinero, en este caso, obligado por su padre. Mario proviene de una familia numerosa. Vive en una colonia marginal en la periferia de la ciudad de Toluca.

Él tiene ocho hermanos y todos ellos, en compañía de su padre —quien posee dos camionetas de tres toneladas y media, modelos 85 y 88, más un camión de carga con capacidad aproximada de 15 toneladas, modelo 76—, recolectan desperdicios de cartón y fierro viejo mediante carritos de tracción humana en las colonias Casa Blanca y Santa Ana.

Comenta Mario que su trabajo consiste en recorrer las calles de esas colonias de Metepec y Toluca empujando su carrito con la finalidad de que los vecinos les regalen los desperdicios susceptibles de reciclarse, materiales que su padre vende cada 15 días al mayoreo. Además de recuperar materiales reciclables, Mario y sus hermanos piden dinero "para un taco" y ocasionalmente reciben ropa y alimentos de las personas que visitan durante su jornada laboral.

Mario es el mayor de sus hermanos y tiene 12 años de edad, ninguno de los nueve menores asiste a la escuela porque tienen que ayudar a su papá a trabajar; su mamá los abandonó desde hace cuatro años, pero regresa a casa ocasionalmente para sostener relaciones sexuales con su padre. Comenta que por parte de su padre no recibe maltratos, que, al contrario, éste los cuida y no permite que ninguna persona abuse de ellos; además, menciona que su padre quiere a sus hermanos y a él, por eso no los deja que salgan a trabajar solos. Sin embargo, el padre de Mario de vez en cuando lo alquila a él o a sus hermanos para desempeñar labores de limpieza en casas particulares "Quiero trabajar de albañil y ganar más dinero para que mi papá ya no trabaje, porque está enfermo y no quiero que nos espante como la otra vez, cuando tuvimos que llevarlo a la clínica de salud".

La situación de Mario y sus hermanos es un claro ejemplo de la manera en que el binomio trabajo-calle suprime los derechos humanos de los niños.

 

La condición familiar

La desintegración familiar, síntoma de desajuste social, contribuye a elevar la probabilidad de que los menores busquen en las calles los satisfactores materiales y afectivos que no encuentran en su hogar.3 Pero, en sentido contrario, los valores y vivencias positivas experimentadas en el seno de la familia pueden servir, en un momento dado, como paraguas de las situaciones negativas que tienen que enfrentar los menores en la calle e incluso pueden convertirse en un factor de fortaleza que les permita superar las condiciones adversas y, eventualmente, reincorporarse al núcleo familiar o mantener algún contacto con éste.

Sin embargo, los golpes recibidos, las carencias sufridas o las restricciones impuestas pueden inducirlos a una situación de calle en la que el menor llega a conocer una sensación de libertad nunca antes vivida, misma que se convierte en un poderoso incentivo para mantenerse fuera del núcleo familiar y, tal vez, enrolarse en los contingentes de la delincuencia ocasional u organizada.

Cinco de los ocho menores encuestados para esta investigación —Flavio, Gamaliel, Víctor Manuel, René y Mario— afirman que sus dos padres viven (62.5 por ciento de los encuestados). Sin embargo, Mario sólo vive con su padre, pues su madre labora como empleada doméstica "de planta" en una casa en el centro de Toluca; en tanto que Gustavo únicamente vive con su madre, pues su padre los abandonó cuando él "era muy pequeño". Los otros tres viven con sus dos padres.

Por su parte, Alfredo y Juan Carlos (37.5 por ciento de los encuestados) sólo conocen a su madre y mantienen relación con ésta, aunque no viven con ella. El hecho de que todos los encuestados mantengan relación con al menos uno de sus familiares contrasta con los resultados de otros estudios en los que se ha visto que los menores en situación de calle carecen mayoritariamente de toda relación familiar (DIF et al, 1999; Leñero, 1998).

Otra característica que distingue a las cinco familias nucleares de los menores en situación de calle encuestados es el número de hijos que las componen, pues el promedio de éstos es de siete.

Otros datos relevantes del estudio de campo muestran que las familias uniparentales en donde la madre trabaja constituyen un marco propicio para la generación de menores en situación de calle, pues 37 por ciento de los chicos entrevistados vivían en esa condición familiar.

Hasta me andaba matando...

Juan Carlos, el tercero de los menores entrevistado a profundidad, constituye un ejemplo de menor en situación de calle por motivo de maltrato familiar, condición que lo arrojó a la indigencia. Cabe destacar su condición de inmigrante proveniente de Acambay, municipio netamente rural, que llegó a las calles de Toluca buscando las oportunidades que su lugar de origen no le puede ofrecer.

El municipio de Acambay pertenece al Estado de México y presenta alto índice de marginación (0.30771).4 Las condiciones de su lugar de origen se distinguen por el hecho de que 20 por ciento de su población de 15 o más años de edad es analfabeta y 48 por ciento no terminó la primaria, mientras que 54.8 por ciento ocupa viviendas sin servicio de drenaje ni sanitario.

Además, 75.5 por ciento de la población ocupada de Acambay obtiene ingresos de hasta dos salarios mínimos, de la cual 40.5 por ciento se emplea en actividades relacionadas con la agricultura. Asimismo, 91 por ciento de la población del municipio vive en localidades de menos de 5 000 habitantes, dentro de las cuales se ubica 99.1 por ciento de población indígena.

Juan Carlos, alias El Gorras, tiene 17 años y decidió abandonar su casa a la edad de seis años. Nacido en la comunidad de Ñado Buenavista, municipio de Acambay, pasó los primeros seis años de su infancia al lado de su madre, la cual enviudó cuando él tenía dos años y decidió vivir en unión libre con otro hombre. Este "señor" —como él lo llama— golpeaba por lo menos cinco veces al día a Juan Carlos y a su hermano, aun cuando no existiera motivo alguno, porque no los quería y "prefería a sus hijos", refiere El Gorras.

Cuando Juan Carlos vivía con su madre, se dedicaba a cuidar borregos en el campo y si alguno de éstos se separaba del rebaño su padrastro lo golpeaba con la vara que llevaba para arrear. "Una vez", menciona, "hasta me andaba matando a golpes, gritándome que era un inútil, que no sabía hacer bien las cosas". Esta situación de maltrato y abuso físico era tolerada por su madre, quien argumentaba al menor que esos maltratos eran por su bien y para que aprendiera "a obedecer".

Abandonó su casa para no seguir soportando los golpes de su padrastro. Como no tenía a quién recurrir en Ñado, decidió irse a la cabecera municipal de Acambay, donde esperaba encontrar trabajo en el mercado, ya sea de cargador o mandadero. Al no encontrar empleo, juntó dinero para su pasaje pidiendo limosna y se trasladó al municipio de Atlacomulco, lugar donde trabajó durante cinco años con una señora que tenía un puesto en el mercado, a quien le ayudaba a limpiar el puesto y a cargar la mercancía; a cambio, ésta le daba de comer y lo dejaba dormir en el puesto para que lo cuidara.

Posteriormente, al no tener dinero para comprarse ropa u otra cosa que se le antojaba, prefirió trasladarse a la ciudad de Toluca. Como ya tenía doce años, menciona, con el poco dinero que tenía compró una caja de dulces y se puso a vender en la salida de la terminal de autobuses, pero tuvo problemas con los otros "valedores" que también vendían en el lugar desde hacía tiempo, y como Juan Carlos no quería problemas, a los dos meses se fue al Distrito Federal. Al llegar allí estuvo viviendo en la estación del Metro Observatorio durante cuatro años y menciona que dormía en la fuente o en el parque con otros "compas".

En dicho lugar trabajó de lavatrastes en una fonda, pero como no tenía ropa buena, ni limpia, el patrón lo corrió porque "pensaba que era un vago". Entonces prefirió pedir dinero o lo que cayera para poder comer. Según lo narra, también tuvo que entrarle al chemo o al activo5 para reprimir su hambre y cuando tenía dinero llegaba a consumir cocaína; sin embargo, el consumo de drogas en compañía de su "banda" le indujo a robar o conseguir dinero de cualquier forma, para seguir comprando drogas o bebidas alcohólicas.

Debido a eso, frecuentemente tenía peleas en la calle con otros menores en situación de calle, ya fuera por defender el territorio o porque "se pasaban de manchados con otros compas". La última pelea que tuvo fue con un "valedor que se pasó de lanza", detalla, porque no le obedeció que fuera por unas "chelas" (cervezas) le dio una patada y lo mordió en el pecho, y como Juan Carlos no se dejó, al defenderse le enterró una punta —un picahielo, explica—, por lo que esa noche tuvo que pasarla en el panteón que se encuentra por Santa Fe, con miedo de que lo encontraran y lo fueran a matar.

Para no tener más problemas decidió regresar nuevamente a Toluca, aquí lleva un año y, comenta, tiene la esperanza de regresar a la casa de su madre. Al preguntarle si mantenía contacto con su mamá, informó que no, pero se enteró, por medio de amigos, que su hermano menor también se fue de la casa, ya que su mamá prefirió los hijos de su padrastro. Actualmente deambula en las calles de la ciudad de Toluca y consigue dinero de limosnas para poder comer o a veces se alquila de cargador en el mercado.

El Gorras, como lo apodan otros niños en situación de calle, menciona que vivir en la vía pública es muy difícil porque se tiene que aguantar los abusos de gente extraña y de los propios compañeros mayores; además, lamenta que en la calle no se cuenta con alguien que te "eche la mano" cuando se está enfermo o sin dinero, por lo cual es preciso que el menor en situación de calle tenga que valerse por sí mismo para poder vivir. Al preguntársele cuál es su deseo más grande, Juan Carlos respondió: "Volver a casa, pero tal vez sería mejor seguir en la calle y evitar que mi padrastro me siga golpeando".

La falta de atención de los padres hacia los hijos (en este caso de la madre) y el maltrato físico de que son sujetos en el hogar siguen siendo factores determinantes para que los menores opten por vivir en la calle y tengan que enfrentar los peligros que esto implica. Los menores que viven o experimentan la situación de Juan Carlos, relacionada con maltrato familiar, desprecio, violencia física y moral, buscan en la vía pública afecto, amor y comprensión, por parte de otros menores en su misma situación, con lo cual llegan a establecer relaciones de camaradería y apoyo mutuo con otros menores para luchar por la sobrevivencia individual y del grupo.

 

Las condiciones sociales

Veamos ahora el escenario de vida del grupo de menores que trabajan en las calles de la ciudad de Toluca a partir de aspectos como el nivel educativo, los tipos de problemas a los que están expuestos en la calle y el papel de las instituciones gubernamentales dedicadas a su atención.

El nivel de alfabetismo del grupo de menores en situación de calle encuestado se ubica muy por debajo del correspondiente a la ZMT, que es de 93.4 por ciento, toda vez que sólo Flavio, Gamaliel, Alfredo, Víctor Manuel y René saben leer y escribir (62.5 por ciento), y de ellos sólo Flavio, Gamaliel, Alfredo y Víctor Manuel (80 por ciento) declararon contar con estudios de secundaria; en tanto que René (de 16 años) es el único con estudios de preparatoria, donde llegó a tercer semestre. Estos datos refutan la preconcepeción de que los menores que trabajan en la calle no asisten a la escuela.

Debido a su situación, es notable el esfuerzo que realizan Flavio, Gamaliel y René para continuar en la escuela, ya que actualmente estos tres menores mantienen una doble actividad al combinar el estudio con el trabajo en la calle, con lo cual nos muestran la posibilidad de establecer como opción el trinomio trabajo-calle-escuela, aunque eso llegue a provocar un bajo aprovechamiento escolar. Por ejemplo, Víctor Manuel, quien forma parte de una familia con 14 integrantes, tiene 17 años y apenas cursa el segundo de secundaria; pero Gamaliel (13 años, segundo de secundaria), Flavio (12 años, segundo de secundaria) y René (16 años, tercer semestre de preparatoria) cursan grados escolares acordes con su edad biológica.6

Así, podemos señalar que Flavio realmente logra cumplir los objetivos expresados como causa de su condición de menores en situación de calle, pues como quedó asentado arriba, dijo que trabaja en la calle para solventar sus gastos escolares, y sigue estudiando a pesar de que para trabajar y estudiar pasa 12.5 horas al día fuera de su hogar.

Por otro lado, Mario, Juan Carlos y Gustavo, quienes dijeron que no saben leer ni escribir dedican su tiempo únicamente al trabajo en la calle. Sólo uno de los tres encuestados analfabetos (Gustavo) expresó su interés en aprender a leer y escribir durante la aplicación del cuestionario.

Sin embargo, la situación en que viven los coloca en una posición de vulnerabilidad ante los demás, no sólo en las oportunidades de trabajo, sino también en las formas de explotación de las que son objeto, simplemente por no contar con los elementos básicos en materia de educación.

Finalmente, Gustavo, Mario, Alfredo y Juan Carlos (37.5 por ciento) no asisten a la escuela, aunque Alfredo dijo haber concluido el segundo grado de secundaria y Juan Carlos declaró que "sólo asistió algunos días a la escuela".

Aunado a lo anterior, las condiciones de salud en que se encuentran los menores son muy precarias, sobre todo para aquéllos que realizan su actividad en los cruceros, lo cual hace necesario exponerse todo el día a los rayos del sol, la lluvia ocasional y la presencia de agentes contaminantes (humo, polvo y basura). Esta situación genera enfermedades, principalmente de las vías respiratorias por lo menos dos veces al año, las cuales padecen de forma crónica Alfredo, Gustavo y René (37.5 por ciento de los menores encuestados), quienes realizan la actividad comercial y la limpieza de parabrisas ubicados en las avenidas que generalmente presentan los mayores registros de tránsito vehicular y, por lo tanto, se exponen a grandes cantidades de humo.

 

Los problemas en la calle

La diversidad de problemas que los menores enfrentan en la calle hace que este espacio se asemeje a un mundo subterráneo regido por reglas ajenas al estado de derecho, donde la supervivencia de quienes viven, trabajan y conviven en él depende en gran medida de la sagacidad individual y de la cohesión del grupo al que pertenecen en el tránsito diario por las avenidas de la capital mexiquense.

Los menores en situación de calle no perciben conscientemente los riesgos de vivir o trabajar en la calle, como la vulnerabilidad a drogadicción, vandalismo, extorsión, violencia y enfermedades, entre otros.

Entre los problemas que enfrentan de manera más frecuente los menores en situación de calle en la ciudad de Toluca se encuentra la extorsión de los agentes policiacos, según lo manifestó la mitad de los encuestados; en segundo lugar, la intimidación por parte de los mismos agentes, y en tercero, los insultos de la gente.

Estos problemas han venido a crear en ellos resentimiento hacia la autoridad, por lo cual han tenido que desarrollar medidas de defensa como la evasión visual, defensa en grupo y, en ciertos casos, golpear a los policías o las patrullas. Gustavo y Juan Carlos, por ejemplo, reconocieron haber agredido a las patrullas por lo menos una vez; en tanto que Alfredo admitió haberse enfrentado más de tres veces con policías.

La drogadicción, fenómeno creciente en el país, es otro de los problemas en que puede caer este grupo, toda vez que el medio en que se encuentran ofrece las condiciones adecuadas para entrar en contacto con las redes de narcotraficantes. De hecho, Juan Carlos (17 años de edad) reconoció haber comprado y consumido diversas drogas, desde inhalantes baratos hasta drogas más costosas, como cocaína y morfina, desde los 12 años.

Las enfermedades de transmisión sexual representan también un problema que padecen los menores que tienen relación directa con la calle, sobre todo para quienes tienen relaciones sexuales a corta edad. Al respecto, Juan Carlos y Gustavo (ambos de 17 años) reportaron haber tenido su primera relación a los 13 años en promedio, mismos que afirmaron no haber utilizado ningún método de protección; además, Juan Carlos declaró haber contraído gonorrea.

Por otra parte, la mayoría de los entrevistados (87.5 por ciento) dijo desconocer los métodos de protección sexual, argumentando que nadie se ha acercado a explicarles qué métodos existen y cómo usarlos. Sólo Juan Carlos dijo conocer el condón, pero advirtió que no lo usa porque es caro.

 

Estrategias de sobrevivencia

Las circunstancias que enfrentan los menores permiten definir de forma general las estrategias de sobrevivencia adoptadas por este grupo de población vulnerable, toda vez que su condición no posibilita la oportunidad de emplearse en actividades que garanticen su seguridad social ni obtener remuneraciones justas para el trabajo que desarrollan. Lamentablemente, la opción que eligen estos menores o sus padres para allegarse recursos económicos los ubica en el ámbito de la economía informal.

Del mismo modo y dada su situación, la fácil rotación de actividades y su movilidad en diferentes lugares permite que éstos puedan adaptarse, relativamente, a las condiciones económicas imperantes en los centros urbanos.

En razón de esto, las estrategias adoptadas por los menores entrevistados parten del hecho de encontrarse en una situación de vulnerabilidad, sea económica, física, material o afectiva, que trastoca la dignidad de su persona, ya por los golpes y abusos recibidos o por la precaria economía familiar que no permite solventar sus necesidades básicas de subsistencia.

Cuando la expulsión de los menores a la calle se da por maltrato, éstos enfrentan la vida de forma aventurada y para ello sólo cuentan con su fuerza de trabajo, considerando ésta como el activo económico que les permite sobrevivir en la calle, además de ser un factor que no puede enajenarse de manera absoluta sin la voluntad e interés del propio individuo.

Cuando los menores salen a la calle para buscar remediar las carencias materiales de su familia, las limitaciones que enfrentan los menores son más benévolas, aunque no en todos los casos, toda vez que la familia tiende a aprovechar el número de integrantes que la conforman con el objeto de incrementar los ingresos familiares mediante la diversificación de actividades. Además, suelen aprovechar las redes sociales establecidas con familiares o amigos que mantienen sus actividades en las calles de Toluca.

Una vez en la calle, los menores toman en cuenta las características de los lugares con el objeto de ubicar aquéllos donde se concentra el mayor número de clientes potenciales, toda vez que es en estos puntos donde pueden obtener mejores ganancias económicas y, a su vez, mantener la convivencia y protección de sus compañeros. Esto último también les permite mantener la cohesión del grupo al cual pertenecen y del que depende la actividad que realizan, así como el dominio de los espacios públicos en los que tienen presencia.

 

El papel de las instituciones gubernamentales

La existencia de instituciones como el Desarrollo Integral de la Familia-Estado de México (DIFEM), encargadas de atender los problemas que aquejan a grupos de población vulnerable, se da a través de la aplicación de diversos programas asistenciales, cuyo objetivo es prevenir la expulsión y abandono del núcleo familiar, así como propiciar cambios en sus condiciones de vida con el objeto de integrarlos adecuadamente a la familia, al sector educativo y a la sociedad, como el programa Menores en Situación Extraordinaria (Mese).

Pese a los esfuerzos que esta institución realiza a través de diferentes programas, este fenómeno no sólo persiste, sino que va en aumento,7 en especial en la ciudad de Toluca, producto de los elevados niveles de concentración del ingreso, los desplazamientos migratorios, los conflictos al interior de las familias y los reducidos espacios formales de acceso social, así como de las deficiencias operativas detectadas en el programa Mese.

De los resultados obtenidos en el estudio, 87.5 por ciento de los encuestados afirmaron no haber recibido ningún apoyo por parte del DIF, incluso pese a que a los trabajadores sociales de esa institución han tenido contacto con los menores en situación de calle. Por el contrario, estos niños suelen ser objeto de discriminación y engaño por parte de algunos representantes del DIF, pues 62.5 por ciento de los menores entrevistados argumentó recibir promesas de ayuda (ya fuera artículos de limpieza o despensa), a cambio de contestar preguntas relacionadas con su situación en la calle, promesas que no fueron cumplidas en los menores entrevistados.

Por otro lado, llama la atención la discrecionalidad con la que el DIFEM levanta la información de campo sobre los menores que laboran en las calles, sobre todo aquélla en la que se basan para otorgar despensas o artículos de limpieza en calidad de asistencia, pues 37.5 por ciento de los encuestados reportó no haber sido tomados en cuenta por el personal del DIF, a pesar de haber observado a algunos de sus compañeros recibir por lo menos tres veces una despensa en el lugar que éstos comparten. Por este motivo, la mayoría de los menores de la muestra desconfían del DIF y por lo tanto no lo consideran como una instancia gubernamental que les pueda proveer algún servicio. Sólo 12.5 por ciento de los encuestados reconoció haber recibido despensas del DIFEM.

Estas revelaciones permiten cuestionar tanto la operación como los resultados del programa Mese. Paradójicamente, la institución encargada de realizar acciones "encaminadas a detectar y trabajar con los menores en situación de calle para prevenir la expulsión y/o reintegrarlos a sus núcleos familiares y la educación formal, además de apoyarlos con becas educativas y de capacitación", es percibida por los sujetos sociales en situación de calle como otra parte del gobierno que —como dijeron Mario, Víctor Manuel y Gustavo— "promete cosas y no cumple".

Sin embargo, existe otro enfoque institucional sobre el problema de los menores en situación de calle que hasta ahora sólo ha sido aplicado por el Ayuntamiento de Metepec, donde se determina que:

Según el artículo 99 del Bando Municipal de Metepec:

Queda prohibido realizar en la vía pública, específicamente en vialidades, cruceros, banquetas, o camellones; actividades con fines lucrativos o de publicidad, tales como limpiaparabrisas, tragafuegos, actividades artísticas, venta de cualquier artículo, repartición de publicidad y todos aquellos que impliquen un riesgo para la integridad física o psicológica de la persona que lo hace, así como de los transeúntes, ya sean peatones o automovilistas (H. Ayuntamiento, 2004).

 

Conclusiones

El fenómeno de los menores en situación de calle constituye una expresión de la desigualdad de oportunidades propia de la metrópoli capitalista megalopolizada, pues estos sujetos sociales viven y ubican su proyecto de vida circunscritos en el ámbito socioespacial de lo urbano.

La información obtenida nos muestra que desde 1996 —cuando la capital mexiquense ya estaba inmersa en un proceso de industrialización que de manera lógica fue convirtiéndola en la ciudad central de una metrópoli— los menores en situación de calle constituían una realidad sensible en la capital mexiquense, y que éstos, en lugar de desaparecer cuando la ciudad central de la ZMT se consolidó, incluso incrementaron su presencia entre 1998 y 2002. Ni siquiera el hecho de que Toluca pasó a formar parte de la megalópolis del Centro de México permitió que los menores en situación de calle y sus familias encontraran vías alternas para su pervivencia.

Lo anterior fue comprobado en el hecho de que Juan Carlos, a pesar de haber nacido en una pequeña comunidad rural de un municipio con alto grado de marginalidad, desarrolló una presencia callejera tanto en la Ciudad de México —ciudad central de la megalópolis— como en Toluca, que es el centro de la ZMT.

Así, el proceso de modernización que supone la integración de una metrópoli, que a su vez pasa a formar parte de una megalópolis, no resuelve la desigualdad social; antes bien, ésta se constituye en una condición para el mantenimiento del status quo en el que la población menor de edad queda determinada por su condición vulnerable.

El análisis sociodemográfico permitió determinar la heterogeneidad de los municipios de la ZMT, donde los indicadores observados muestran que en esta zona existen contrastes significativos, cuyos casos emblemáticos, o polos, son Metepec y Almoloya de Juárez.

El primero presenta un nivel de vida alta y una plena urbanización, bajas tasas de fecundidad, nivel de escolaridad y salarial por arriba de la media nacional, lo que se traduce en un nivel de bienestar alto y marginalidad baja. En cambio, Almoloya de Juárez presenta las peores condiciones sociales económicas y demográficas que lógicamente determinan su alto índice de marginalidad.

Esta realidad estructural muestra una coherencia admirable con el hecho de que ninguno de los menores entrevistados en las calles de Toluca durante el trabajo de campo residiera o proviniera del municipio de Metepec. Asimismo, la observación directa mostró que los menores en situación de calle existentes en Toluca provienen de municipios predominantemente rurales, como Almoloya de Juárez dentro de la ZMT, y fuera de ésta: Jiquipilco, San Felipe del Progreso y Acambay, o bien, de localidades marginales de la misma capital mexiquense.

La presente investigación permite inferir la pertinencia de llevar a cabo otros estudios orientados a explicar la relación entre políticas públicas —observables en términos presupuestales— y reducción de la vulnerabilidad social.

Pobreza, maltrato familiar y búsqueda de independencia, en ese orden, fueron las causas económicas y sociales que, según la observación de campo, determinaron la situación de calle de los menores estudiados.

El estudio cualitativo mostró que en la mayoría de los casos la participación en alguna actividad económica se convierte en condición para mantenerse en el núcleo familiar, lo cual contradice la idea generalmente aceptada de que la situación de calle obedece a la voluntad individual de abandonar el hogar; en realidad es al contrario, los menores salen a buscar dinero en la calle para contribuir al gasto familiar y con ello seguir perteneciendo a sus familias. Esa es la tragedia que determina la vulnerabilidad de estos menores.

En virtud de lo anterior, es claro que existen estrategias de sobrevivencia que violan flagrantemente los derechos humanos de los menores y que el Estado mexicano está obligado a evitarlas.

La realidad demanda una efectiva intervención estatal en términos estructurales, es decir, una intervención que constriña a los particulares a cumplir con leyes y tratados internacionales para la protección de los derechos humanos, particularmente de los derechos humanos de los menores, al tiempo que fortalezca las funciones de las instituciones encargadas de facilitar el goce de derechos como el de vivir en una familia, alimentarse bien, educarse, vivir saludablemente, no ser explotado y no realizar trabajos que atenten contra la dignidad de los menores.

 

Bibliografía

ACOSTA Díaz, Félix, 2001, "Hogares dirigidos por mujeres y bienestar familiar en América Latina", en Papeles de Población, año 7, núm. 28, Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población, Universidad Autónoma del Estado de México, abril-junio, México.         [ Links ]

CONAPO, 2001, Índices de marginación 2000, México.         [ Links ]

CORNEJO Portugal, Inés, 1999, "Los hijos del asfalto: una prospectiva cualitativa a los niños de la calle", en Convergencia, núm. 19, Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública, Universidad Autónoma del Estado de México, mayo-agosto, México.         [ Links ]

DIF et al., 1999, Estudio de niñas, niños y adolescentes trabajadores en 100 ciudades. Resultados definitivos, Informe ejecutivo, México.         [ Links ]

DIF, 1987, El niño y la calle, Memoria Primer foro-congreso, Puebla.         [ Links ]

DIF, UNICEF, PNUFID, 1999, Estudio de niñas, niños y adolescentes trabajadores en 100 ciudades, Resultados definitivos, Informe ejecutivo, México.         [ Links ]

DIFEM, 1996, Diagnóstico de menores en situación de calle y trabajadores, Toluca.         [ Links ]

DIFEM, 1998, Diagnóstico de menores en situación de calle y trabajadores, Toluca.         [ Links ]

DIFEM, 2000, Manual de operación del programa de atención al MESE, Toluca.         [ Links ]

DIFEM, 2002, Resultados del diagnóstico de menores en situación de calle y trabajadores, Toluca.         [ Links ]

DIF-ZMT, Programa de Menores en Situación Extraordinaria 2002, sistemas municipales del DIF dependientes de los ayuntamientos de la zona metropolitana de Toluca.         [ Links ]

DURKHEIM, Émile, 1986, Las reglas del método sociológico, Trad. Ernestina de Champourcín, FCE, México.         [ Links ]

DURKHEIM, Émile, 1995, El suicidio, Ediciones Coyoacán, México.         [ Links ]

EDNICA, 1991, El concepto de niño callejero, Educación con el Niño Callejero, IAP, México.         [ Links ]

GÓMEZ TAGLE, López, Erick, 2003a, Hegemonía y disenso. Un estudio sobre el homicidio y la inseguridad pública en el Distrito Federal, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México, México.         [ Links ]

GÓMEZ TAGLE, López, Erick 2003b, "Los actores sociales en el comercio sexual infantil", en Iter Criminis. Revista de ciencias penales, Instituto Nacional de Ciencias Penales, julio-septiembre, México.         [ Links ]

INEGI, 1982, X Censo general de población y vivienda, 1980, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Estado de México.         [ Links ]

INEGI, 1991, XI Censo general de población y vivienda, 1990, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Tomos I al IV, Estado de México.         [ Links ]

INEGI, 1992, Ciudad de Toluca (Area metropolitana), Resultados definitivos, Tabulados básicos, XI Censo General de Población y Vivienda, 1990, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.         [ Links ]

INEGI, 1996a, Anuario estadístico del Estado de México 1995, Estado de México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.         [ Links ]

INEGI, 1996b, Conteo de población y vivienda 1995, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.         [ Links ]

INEGI, 1998a, Anuario estadístico del Estado de México, 1997, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.         [ Links ]

INEGI, 1998b, Encuesta nacional de ingresos y gastos de los hogares, 1996, correspondiente al tercer trimestre, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.         [ Links ]

INEGI, 1999, Anuario estadístico del Estado de México 1998, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.         [ Links ]

INEGI, 2000a, Estadísticas económicas. Indicadores de empleo y desempleo, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.         [ Links ]

INEGI, 2000b, Ciudades capitales: una visión histórico urbana, volumen 3, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.         [ Links ]

INEGI, 2001a, Tabulados básicos. Estados Unidos Mexicanos. XII Censo general de población y vivienda 2000, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.         [ Links ]

INEGI, 2001b, XII Censo de población y vivienda, 2000, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.         [ Links ]

INEGI, 2002a, Síntesis de resultados. Zona metropolitana de Toluca. XII Censo general de población y vivienda, 2000, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.         [ Links ]

INEGI, 2002b, Anuario Estadístico, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Gobierno del Estado de México.         [ Links ]

ÍNZUA Canales, Víctor, 2001, "Un nuevo enfoque de la política social, la etnografía aplicada a la violencia intrafamiliar y los menores marginados de la calle", en Carlos Arteaga y Silvia Solís (coords.), La política social en la transición, Plaza y Valdés, Escuela Nacional de Trabajo Social, Universidad Nacional Autónoma de México, México.         [ Links ]

LEÑERO Otero, Luis, 1998, Los niños de la y en la calle. Problemática y estrategias para abordarla, Academia Mexicana de Derechos Humanos, México.         [ Links ]

LEWIS, Oscar, 2001, Los hijos de Sánchez, México, Tratados y Manuales Grijalbo.         [ Links ]

MONREAL, Pilar, 1996, "Antropología y pobreza urbana", en Los Libros de La Catarata, Madrid.         [ Links ]

MONTES DE OCA Vargas, Hugo, 2002, Características socioeconómicas de las personas de 60 años y más en el Estado de México, 2000, Colegio de la Frontera Norte, Tesis de maestría, Tijuana.         [ Links ]

MONTOYA Arce, Jaciel, 1994, "¿Qué considerar metropolitano?: apuntes sobre el marco formal en torno a la delimitación de la zona metropolitana de Toluca", en Papeles de Población, núm. 2, Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población, Universidad Autónoma del Estado de México, marzo-abril, Toluca.         [ Links ]

MONTOYA Arce, Jaciel, 1997, Encuesta sobre prácticas de los sujetos sociales de la zona metropolitana de la ciudad de Toluca, colección Hechos de población, Universidad Autónoma del Estado de México, Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población.         [ Links ]

MUÑOZ, H., et al., 1981, Migración y desigualdad social en la ciudad de México, UNAM, El Colegio de México, México.         [ Links ]

NEGRETE, Ma. Eugenia y Salazar, Héctor 1987, "Dinámica de crecimiento de la población de la Ciudad de México: 1900-1980", en Gustavo Garza, Atlas de la Ciudad México, El Colegio de México, Departamento del Distrito Federal, México.         [ Links ]

NEGRETE, Ma. Eugenia y Salazar, Héctor, "Zonas metropolitanas en México", en Estudios Demográficos y Urbanos, México, El Colegio de México, vol. 1, núm. I, enero-abril.         [ Links ]

PAUL Guevara, Jean y Adán Barreto, 1995, Diagnóstico de la evolución de la dinámica poblacional en el Estado de México 1950-1994, Coespo/El Colegio Mexiquense, Toluca.         [ Links ]

PEDROZA De la Llave Susana y Rodrigo Gutiérrez Rivas, 2001, "Los niños y niñas como grupo vulnerable: una perspectiva institucional", en Derechos Humanos, Memoria del IV Congreso Nacional de Derecho Constitucional III, Coordinadores; Diego Valadés y Rodrigo Gutiérrez Rivas, Serie Doctrina Jurídica, núm. 64, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, México.         [ Links ]

QUIJANO, Aníbal, 1998, "Marginalidad e informalidad en debate", en La economía popular y sus caminos en América Latina, Mosca Azul, (inédito en México), Lima.         [ Links ]

REFORMA, 2000, noviembre 20, México.         [ Links ]

ROSENZWEIG, Fernando, Rosaura Hernández, T. Jarquín y Miño y Manuel Grijalva, 1987, Breve historia del Estado de México, El Colegio Mexiquense/Gobierno del Estado.         [ Links ]

SISTEMA ESTATAL INTEGRAL DE PLANEACIÓN, 1984, Tomo VI. Plan Estatal de Desarrollo Urbano, Gobierno del Estado de México.         [ Links ]

SZASZ, I., 1986, Las migraciones en el Estado de México, Tesis de Maestría en Sociología, UNAM, México.         [ Links ]

TELLO, C., 1983, La política económica en México, periodo 1970-1976, Siglo XXI. México.         [ Links ]

TORRES F., 1973, Las migraciones internas de población en México, Escuela Nacional de Economía, UNAM, México.         [ Links ]

UNIKEL, Luis 1972, La dinámica del crecimiento de la ciudad de México, Fundación para Estudios de la Población, México.         [ Links ]

UNIKEL, Luis, 1966, "La urbanización y la zona metropolitana", en Comercio Exterior, vol. XVI, Núm. 11, Banco Nacional de Comercio Exterior, México.         [ Links ]

VARA Horna, Arístides y Andrés Necochea, 1975, Desarrollo urbano y regional en América Latina. Problemas y políticas, FCE, México.         [ Links ]

VARA Horna, Arístides, 1978, El desarrollo urbano de México: diagnóstico e implicaciones futuras, El Colegio de México, México.         [ Links ]

ZEMELMAN, Hugo, 1989, Crítica epistemológica de los indicadores, El Colegio de México, México.         [ Links ]

 

Notas

* Este artículo constituye un producto del proyecto de investigación cuyo título es Menores en situación de calle en la Zona Metropolitana de Toluca. Agradezco a Pablo Jasso Salas técnico académico del Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población (CIEAP) su colaboración para la elaboración de esta investigación.

1 El término de "menores en situación de calle" se refiere a los niños que viven y trabajan en la calle, "niños de la calle", como a los niños que sólo trabajan o permanecen la mayor parte del día en ella, "niños en la calle" (DIF et al, 1999: 13), al igual que a los niños que están en riesgo de caer en cualesquiera de estas dos categorías.

2 Equivalente a 84.22 pesos, de acuerdo con el salario mínimo vigente en la ciudad de Toluca en el año 2004.

3 Lo que Leñero define como "personaje callejero de las ciudades" (Leñero, 1998: 60).

4 Conapo, (2001).

5 "Chemo" o "activo", son palabras que el menor de la calle utiliza para referirse al pegamento del tipo Resistol 5000 o al solvente para pinturas denominado thiner, insumos que utiliza como inhalante para drogarse y son conseguidos fácilmente en ferreterías.

6 DIF et al. (1999), encontraron que dos de cada tres menores encuestados estudiaban, pero sólo la mitad de los menores eran regulares, con lo cual observamos que los menores en situación de calle de la ciudad de Toluca viven en mejores condiciones que el promedio nacional.

7 Véase los datos reportados en el Dimesic (DIFEM, 2002).

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons