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Papeles de población

versão On-line ISSN 2448-7147versão impressa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.12 no.47 Toluca Jan./Mar. 2006

 

Presentación

 

La migración internacional actual es un fenómeno complejo: por una parte, estrechamente vinculado con las tendencias de integración económica mundial y, por otra, expresa los procesos de inclusión y exclusión propios de la sociedad global. En dicho entorno, la migración internacional de América Latina y el Caribe ha cambiado en cuanto a intensidad y orientación de los flujos. Hasta mediados del siglo XX, la región experimentó una intensa inmigración proveniente de países europeos, que coincidió con los movimientos migratorios de carácter interno y con la migración interregional transfronteriza. El largo periodo de crecimiento económico que se extendió desde la fase posterior de la Segunda Guerra Mundial, por lo menos desde inicios de la década de 1950 hasta mediados de la década de 1970, estimuló los intercambios poblacionales interregionales y mantuvo el atractivo tradicional por parte de algunos países generadores de emigración de ultramar. El agotamiento del modelo de industrialización sustitutiva, la crisis económica subsecuente y la adopción del modelo económico neoliberal pusieron límites a esta tendencia. La llamada 'década perdida', aun cuando no alteró apreciablemente los intercambios entre países de la región, revirtió la dinámica migratoria extrarregional y promovió la migración hacia otras regiones.

La década de 1980 marcó así un punto de inflexión en el escenario migratorio de América Latina y el Caribe. La emigración hacia los países desarrollados, y en particular hacia Estados Unidos, se convirtió a partir de entonces en el fenómeno social de mayor relevancia para algunos países latinoamericanos. La emigración hacia Estados Unidos conforma el flujo migratorio más importante de los países de la región de las dos últimas décadas. Muchos países que hasta entonces figuraban como lugares de destino, experimentaron marcados descensos de la inmigración. Estados Unidos se ha convirtido en el receptor de una parte importante de migración mundial, y en el destino privilegiado de gran parte de la emigración de la región. A la larga historia de emigraciones mexicanas y caribeñas —particularmente cubana y puertorriqueña—, hacia Estados Unidos, en los últimas décadas se suman la centroamericana y sudamericana. A partir de la década de 1980, con la crisis económica y los posteriores procesos de reestructuración económica, los flujos migratorios no sólo se intensificaron, sino que adquirieron nuevos rasgos, en cuanto a la procedencia esencialmente urbana, la ampliación de las regiones de origen y las características sociodemográficas de los migrantes.

En este entorno, la migración de latinos hacia Estados Unidos es un fenómeno cada vez más creciente y complejo. La población hispana en Estados Unidos alcanzó en 2000, 35.2 millones, lo que equivale a 12.5 por ciento del total de la población de dicho país. La población latina o hispana conforma el grupo étnico que crece con mayor rapidez. Se estima que en el año 2010, la comunidad hispana pasará a ser la minoría más grande del país. En 2050, la cuarta parte de la población de Estados Unidos será latina. Los mexicanos representan 20.9 millones, esto es, 59.3 por ciento de dicha población, y son la mayor minoría seguida de la categoría de 'otros hispanos', no identificable en el Censo, con 15.7 por ciento, y la de puertorriqueños, con 9.7 por ciento, y muy distantes de los demás grupos latinos. En gran parte, el crecimiento inusitado de la población hispana, y particularmente de la mexicana, responde al impacto reciente de la migración hacia Estados Unidos. Según el US Census Bureau, dos de cada cinco hispanos nacidos fuera de Estados Unidos y residentes en el país migraron en el transcurso del pasado decenio. Al respecto, es de destacar, además, que 40 por ciento de dicha población hispana nació en el extranjero, pero lo que más llama la atención es que 46 por ciento de dicho subgrupo migró a Estados Unidos durante la década de 1990.

La migración es esencialmente laboral, pero, en cierto modo, la oferta laboral para inmigrantes no entra en competencia directa en los espacios que ocupan los trabajadores nativos. Los inmigrantes generalmente se ubican en los extremos inferior y superior del mercado de trabajo, dependiendo del grado de calificación o capital humano. No obstante, algunos factores de orden interno: sociales, culturales e ideológicos, vislumbran un escenario social y laboral incierto para los migrantes, particularmente con niveles bajos de estudios. El modelo laboral de Estados Unidos suele ser alabado, pero también duramente censurado, ya que, por una parte, exhibe niveles relativamente bajos de desempleo, pero, por otra, mantiene una amplia desregulación y una alta desigualdad salarial. Internamente, Estados Unidos es una sociedad decadente. Los principios, ideales y creencias que originalmente dieron sentido y continuidad al proyecto de país han perdido fuerza ante el deterioro de las condiciones de vida determinadas por el propio modelo económico vigente. El entorno social actual de los estadunidenses está marcado por la incertidumbre derivada de la precarización laboral, desigualdad social y la creciente pobreza. El nuevo mercado de trabajo demandará un cambio en el perfil educativo de los trabajadores. La educación de la fuerza laboral constituye uno de los principales determinantes de la competitividad internacional, lo que conduce a la reducción de obreros y trabajadores tradicionales. En este sentido, el desempleo no afecta por igual a lo distintos grupos sociales, pues resultan más afectados los negros seguidos de los hispanos. La población mexicana y la centroamericana tienen el menor nivel educativo entre los inmigrantes.

En cierto modo, la movilidad social ascendente, el sustrato que dio sentido, certidumbre y confianza al modelo social estadunidense, está perdiendo fuerza. El ascenso social se ha estancado para una parte importante de la población nativa e inmigrante. La generación de empleos de baja calidad y la polarización de los ingresos han incrementado la pobreza en Estados Unidos. El salario medio en Estados Unidos se ha deteriorado. El resultado es el empobrecimiento de muchas familias. La pobreza afecta mayormente a los negros, seguido de los grupos hispanos, con niveles que casi triplican al de los blancos. En particular, los migrantes suelen ser más vulnerables. En este sentido, y debido a las propias circunstancias económicas y sociales que se están gestando en Estados Unidos, es probable que las posibilidades reales en cuanto a seguridad en los ingresos y ascenso social de los migrantes empeoren aún más en el mediano y largo plazos.

En este número, Papeles de Población incorpora cuatro secciones temáticas con varios artículos desarrollados por especialistas sobre temas de notoria actualidad académica, relevantes por sus contenidos y enfoques, oportunos para la toma de decisiones en los ámbitos de la gestión pública.

La sección central del número incluye dos trabajos sobre las condiciones de integración social e inserción laboral de los migrantes hispanos en Estados Unidos. El primer artículo es de Silvia Giorguli Saucedo, profesora investigadora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México, y José Itzigsohn, profesor de Brown University, sobre la integración social de los migrantes latinos en Estados Unidos, a partir de las diferencias de género y la participación en prácticas trasnacionales. El segundo trabajo es de Elaine Levine, profesora investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México, referente a la emigración de trabajadores mexicanos y su incorporación al mercado de trabajo de Estados Unidos, a partir de las condiciones que derivan de ambos mercado laborales y permiten explicar por qué empleos de bajos salarios en Estados Unidos resultan tan atractivos para los migrantes mexicanos, además de analizar el desempeño de los mexicanos y otros latinos recién llegados al mercado laboral estadunidense.

La siguiente sección la conforman tres artículos, el de Fernando Alberto Cortés, profesor investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México, quien a partir de la teoría de la significación de Mario Bunge indaga en las raíces metodológicas y los alcances del concepto de exclusión social, incorpora un análisis comparativo de los conceptos de marginalidad cultural y marginalidad económica y la noción 'exclusión social', establece cierto paralelismo conceptual, y termina sugiriendo la conveniencia de que los científicos sociales de América Latina empleen el concepto de 'marginalidad económica', en lugar de 'exclusión social'. El siguiente trabajo es de Jaime Ornelas Delgado, profesor investigador de la Facultad de Economía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, sobre las inconsistencias de la política de combate a la pobreza en México en el marco del modelo económico neoliberal y la política social seguida por los últimos gobiernos. Finalmente, el trabajo de Adrián González Romo, profesor investigador de El Colegio de Tlaxcala, Julio Boltvinik Kalinka, investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México, y otros colaboradores, analiza el impacto del Progresa/ Oportunidades sobre las condiciones de pobreza en cuatro municipios indígenas de la Sierra Norte de Puebla.

La tercera sección es sobre población indígena urbana y el impacto de la migración en la construcción de la subjetividad entre mujeres indígenas migrantes. El primer trabajo es de Héctor Hiram Hernández Bringas, Ana María Chávez Galindo, Coordinador de Vinculación con el Consejo Superior Universitario y profesora investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México, René Flores Arenales, consultor independiente, y Gabriela Ponce Sernicharo, profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, sobre las condiciones de vida de la población indígena en la Zona Metropolitana del Valle de México. El segundo artículo, de Elizabeth Maier, investigadora de El Colegio de la Frontera Norte, analiza los procesos de construcción de la subjetividad femenina entre mujeres migrantes en Baja California, México. La última sección incluye el trabajo de Elvio Accinelli, profesor investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana y Juan Gabriel Brida, investigador de la Universidad Libre de Bolzano, consistente en la aplicación en la medición del crecimiento de una versión mejorada del modelo de Ramsey y el análisis de la relación entre crecimiento económico óptimo y crecimiento de la población, y, finalmente, el trabajo de Ignez H. O. Perpétuo y Laura Rodríguez Wong, ambos investigadores de la Universidad Federal de Minas Gerais, sobre la tendencia de la fecundidad hacia una tasa de reemplazo y los programas y políticas de control de la fecundidad en Brasil.

 

Dídimo Castillo F.
Director

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