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Papeles de población

versão On-line ISSN 2448-7147versão impressa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.11 no.46 Toluca Out./Dez. 2005

 

Segregación socioespacial, integración al mercado de trabajo y deterioro de los grupos de ingreso medio en la zona conurbada Zacatecas-Guadalupe, México, 2000

 

Socio-spatial segregation, labor market integration and medium income group deterioration in Zacatecas-Guadalupe urban zone, Mexico, 2000

 

Guadalupe Margarita González Hernández

 

Universidad Autónoma de Zacatecas.

 

Resumen

La segregación socio espacial se convierte en un factor explicativo de la segmentación del mercado de trabajo. Las oportunidades de empleo y de ingresos dependen de las localizaciones residenciales y del grado de aislamiento social. El análisis del censo del 2000 indica que los grupos de ingreso bajo acentúan más su precariedad en oportunidades de empleo e ingreso, mientras que los grupos de ingreso medio muestran clara decadencia en sus capacidades financieras, la cual no responde a su bagaje cultural ni social. Los grupos de ingreso alto presentan claros indicios de que no corresponden a las nuevas dinámicas de la economía.

Palabras clave: segregación socio espacial, ingreso, mercado de trabajo, calidad del empleo, Zacatecas, México.

 

Abstract

Socio-spatial segregation becomes an explanatory factor of labor market segmentation. Employment and income opportunities depend on the residential locations and the degree of social isolation. Census analysis indicates that low income groups accentuate their precarious employment and income opportunities, whereas medium income groups show a clear decadence in their financial capabilities that does not correspond to its cultural or social baggage. High income groups present indications that do not correspond to the economy's new dynamics.

Key words: socio-spatial segregation, income groups, labor market, employment quality, Zacatecas, Mexico.

 

Introducción

La desigual distribución del ingreso, característica esencial de las economías latinoamericanas, se manifiesta espacialmente al interior de las ciudades. La forma y fondo son distintos en cada zona urbana. En ciudades de tamaño medio, con economías terciarizadas y dependientes del gasto público, la distribución del ingreso tiene implicaciones en su estratificación, movilidad y localización espacial muy distintas de las que ostenta en las consideradas 'ciudades globales' (aquéllas que compiten por ejecutar las acciones y estrategias de control, destino y ejecución del capital a nivel mundial).

La primera implicación corresponde al tipo de mercado de trabajo y sus componentes (oferta y demanda). La segunda, a la forma en que se diferencia espacialmente dicho mercado.

Este trabajo expone la idea de que el tipo de oferta de trabajo corresponde a su grado de integración social y espacial. Creemos que los trabajadores tienen características socioeconómicas que determinan sus oportunidades de empleo y que son producto del grado de integración social manifestada en el espacio. La localización residencial (determinada por el mercado del suelo, la capacidad económica, accesibilidad a recursos urbanos, etc.) y la integración social (redes de información, grado de afinidad con otras comunidades o individuos, reproducción de prácticas, etc.) se convierten en una especie de bagaje cultural que incide en su formación y ejecución laboral.

La Zona Conurbada Zacatecas-Guadalupe (ZCZG)1 y el XII Censo General de Población y Vivienda 2000 son los instrumentos para demostrar que hay una tendencia al deterioro del ingreso y las oportunidades de empleo y que involucra, además de los grupos de ingreso bajo, a grupos que en tiempos pasados fueron estables laboralmente, como el de ingreso medio y alto. Las consecuencias son variadas, pero entre ellas destaca el creciente número de jóvenes con pocas expectativas de vida, quienes se pueden convertir en un problema de seguridad y salud pública.

 

Mercado de trabajo y segregación: divorcio analítico

Los recientes estudios urbanos le han dado primordial atención al fuerte deterioro de las relaciones sociales en el espacio urbano. El término de segregación (residencial, social o socioespacial) ha tomado forma y criterio que lo distingue fuertemente de conceptos como exclusión social, marginación, marginalidad o incluso pobreza, y se le asocia principalmente con aspectos de capacidad de acceso y asimilación de los recursos urbanos.

Por el lado de los economistas, especialistas en el mercado de trabajo, así como estudiosos de los cambios sufridos con el proceso de reestructuración implantado mundialmente desde la década de 1970, se han dedicado a caracterizar la oferta de trabajo y su impacto en la productividad. Recientemente, estudios enfocados a América Latina (Katzman, Filgueira y Furtado, 2000; Weller, 2000 y 2004) han resaltado el impacto de los mercados segmentados, la precariedad del empleo y su terciarización en la distribución del ingreso.

El acceso diferenciado del empleo no sólo tiene razones socioeconómicas; la distancia física y, sobretodo, los contactos o redes de información y el bagaje cultural (algunos le llaman capital social) pueden incidir fuertemente. El grado de integración social y el aprovechamiento de oportunidades de empleo, por tanto, tienen una connotación espacial. La literatura da sus primeros pasos.

Calderón y Perlbach (2000) identifican a los grupos con mayor probabilidad de ser excluidos socialmente,2 tomando en consideración que a partir de la década de 1980 se han integrado a los pobres estructurales los nuevos pobres que presentan una creciente insuficiencia de sus ingresos y que antes tenían cubiertas sus necesidades básicas. Los nuevos pobres se parecen a los no pobres porque presentan características socioculturales similares en el acceso a la enseñanza media y superior, así como en el número de hijos por familia; pero se parecen a los pobres estructurales, "por ahora, exclusivamente en las carencias ligadas al consumo cotidiano y a variables asociadas a la crisis (desempleo, falta de cobertura de salud, precariedad laboral, etc.) pero no en su historia" (Calderón y Perlbach, 2000: 124).

Los nuevos pobres corresponden a su condición de precariedad laboral y vulnerabilidad social. Los cambios de las relaciones laborales y en el mercado de trabajo, así como su impacto en el ingreso, las condiciones laborales y de seguridad social, el debilitamiento de los sindicatos, las organizaciones sociales y las instituciones estatales, al igual que el deterioro de las relaciones familiares, comunitarias y sociales aluden a "una situación de riesgo que puede constituir una transición hacia la exclusión (Calderón y Perlbach, 2000: 131)." Todo esto provoca enormes cambios en la estratificación de la sociedad.

Sabatini et al. (2001) conciben un cambio en la intensidad y patrón de segregación residencial basado en la disminución de la escala geográfica y aumento de su 'malignidad' (intensidad de concentración en algunas áreas de la ciudad y conformación de áreas socialmente homogéneas). Por una parte, la disminución de la escala geográfica ha sido provocada por el capital inmobiliario que ha construido una serie de complejos habitacionales para ingresos altos y medios en áreas con rentas del suelo bajo donde se localizan principalmente los grupos de ingreso bajo. Esos complejos habitacionales requieren de un tamaño crítico que atraiga no sólo equipamiento urbano de calidad, sino a los posibles habitantes de estratos de ingreso alto y medio. Ante ello, los pobladores de ingreso bajo cercanos a estos complejos se benefician en acceso a empleo, servicios y equipamiento, como en el hecho de sentir que pertenecen a una comunidad que está progresando. La segregación ha disminuido a un área geográfica más pequeña. Por la otra, en la periferia de las ciudades, las familias de bajos ingresos presentan mayores grados de segregación, lo cual intensifica sentimientos de exclusión y de desarraigo territorial que agudiza los problemas de desintegración social. La insuficiencia de redes de información, pobreza, falta de servicios y accesibilidad siguen siendo características esenciales de los tradicionales barrios periféricos que se añaden a la proliferación de la subcultura de desesperanza.

De Mattos (2002) propone la utilidad de la hipótesis de la dualidad y segmentación del mercado laboral para conocer las principales transformaciones sufridas en las ciudades chilenas con el modelo de acumulación de liberalización económica. La teoría de la segmentación en su versión dual expone que existen dos sectores de salarios y empleos, donde el sector primario se caracteriza por seguridad y estabilidad económica (salarios elevados, contratos de trabajo estables, ventajas sociales, buenas condiciones de trabajo, alta seguridad en el empleo y fuertes posibilidades de promoción), lo cual implica ventajas sociales y económicas; caso contrario sucede con el sector secundario. Las conclusiones a las que llegó es que las ciudades chilenas, aunque no muestran evidencias

hacia una mayor polarización, y por lo tanto, hacia una dualización social, sí se puede afirmar que persiste una situación de elevada desigualdad entre los sectores de mayores y menores ingresos, en la que influye decisivamente la situación heredada del pasado, que no ha logrado ser corregida significativamente pese al elevado crecimiento observado y a las políticas aplicadas (De Mattos, 2002: 62).

Arriagada y Rodríguez (2003) proponen una categorización diferente de la segregación: segregación residencial socioeconómica (SRS) como el balance entre facetas contradictorias de la segmentación socioeconómica del espacio. De un lado se encuentran las desventajas que se presentan para quienes experimentan la SRS como una forma explícita o disimulada de exclusión; por otro lado están quienes experimentan la SRS como la opción racional que permite la exclusividad, distinción, acumulación de activos, construcción de redes, la afinidad y acceso a recursos (Amagada y Rodríguez, 2003: 11).

La SRS es un mecanismo de reproducción de las desigualdades socioeconómicas, el cual representa que:

1. La interacción entre los diferentes grupos socioeconómicos se ha reducido.

2. La dotación de equipamiento y servicios públicos depende muchas veces de la capacidad de percepción fiscal municipal, dato que acentúa las desigualdades entre municipios y zonas urbanas pobres y ricas.

3. La generación de externalidades negativas afecta a hogares y personas en condiciones similares con ingresos distintos.

4. Se deteriora la vida comunitaria de los vecindarios pobres (Arriagada y Rodríguez, 2003: 12).

Duhau (2003) plantea que el mercado de trabajo tiene incidencia mínima en la localización residencial de la población: la movilidad residencial y la división social en el espacio son un producto más de las formas de acceso a la vivienda (distribución espacial de la vivienda, acceso financiero), de acuerdo con los distintos estratos de ingreso, que de la relación atracción-expulsión de población por parte de las áreas de mayor actividad económica en las ciudades. En ese tenor, la Zona Metropolitana de la Ciudad de México está marcada por una segregación espacial de municipios y delegaciones, de acuerdo con el estrato de ingreso de sus pobladores, quienes buscan vivienda según su capacidad económica (y las políticas de fomento a la vivienda) y no por acceso a un mercado de trabajo metropolitano. Las áreas de mayor actividad económica son las principales expulsoras de pobladores metropolitanos. La división social del espacio metropolitano se sitúa en:

1. Jurisdicciones de estrato alto.

Áreas relativamente próximas a centralidades, pero en colonias o conjuntos residenciales diseñados con cierto perfil suburbano o separados a través de diversos dispositivos del medio urbano circundante (...) Se trata de espacios urbanos especialmente calificados por su patrimonio arquitectónico y cultural y por concentrar una sofisticada oferta comercial y de servicios (Duhau, 2003: 186).

2. Jurisdicciones o ciudades dormitorio, localizadas en un medio geográfico desfavorable. Debido a la distribución espacial del empleo, los pobladores tienen que recorrer distancias más largas. El motivo de desarrollo de este tipo de jurisdicciones es la aspiración de una vivienda propia, ya sea por mecanismos formales (financiamiento proporcionado por fondos solidarios de vivienda y por hipotecarias nacionales) en conjuntos habitacionales de interés social o por mecanismos informales (adquisición de lote barato y autoconstrucción de vivienda) (Duhau, 2003: 186-187).

Saraví (2004) critica toda aquella teoría que plantea que los barrios latinoamericanos se basan en la solidaridad, amistad y parentesco (Saraví, 2004: 35). Los actuales barrios pobres de las ciudades metropolitanas se caracterizan por la ausencia de oportunidades y expectativas de movilidad social que genera no sólo sentimientos de incertidumbre y frustración, sino una profunda crisis de autoestima e identidad en las nuevas generaciones (Saraví, 2004: 42), que se traduce en una concentración espacial de la pobreza donde se reproducen condiciones de vida, relaciones sociales y experiencias que resultan redundantes y poco enriquecedoras y que son perjudiciales para la sociedad en general y destructivas para los propios pobres (Saraví, 2004: 36). La segregación urbana adquiere una dimensión cultural donde se manifiesta una creciente vulnerabilidad y riesgo de exclusión de sectores específicos de la sociedad expresadas en las transformaciones de los barrios en enclaves de pobreza estructural, reconociendo un conflicto interno entre los integrados y aislados y donde se producen y reproducen los prejuicios y estigmas territoriales. En ese tenor, el barrio "deja de ser un mecanismo de defensa producto de la exclusión para convertirse en un poderoso factor de exclusión para la comunidad en su conjunto" (Saraví, 2004: 47).

Veiga (2004) considera al espacio urbano como el lugar más idóneo donde se manifiestan los factores socioeconómicos que sufre la economía mundial: el retraimiento del Estado nacional por medio de las privatizaciones, la terciarización de la economía y la pérdida del espacio público; el debilitamiento de los marcos de referencia y socialización tradicionales en las familias y comunidades provocado por la intensificación de la segregación residencial; la reestructuración del mercado de trabajo incitado por los cambios tecnológicos y su impacto en las diferentes clases sociales; el debilitamiento de los mecanismos sociopolíticos y la manifestación en los problemas urbanos, y la importación de estilos de vida y consumo a través de los medios masivos de comunicación (Veiga, 2004: 195). Los cambios en el espacio urbano van desde la proliferación de concentraciones de comercios y servicios más allá del núcleo central, hasta la localización de los grupos de acuerdo con su crecimiento demográfico y su ingreso para obtener vivienda en el mercado inmobiliario (Veiga, 2004: 197).

Los grupos de ingresos bajos son los más vulnerables a los cambios económicos y espaciales: "los habitantes se interrelacionan cada vez más entre iguales y se segregan de quienes son diferentes" (Veiga, 2004: 202) y deterioran el capital social en la medida que las redes se debilitan de acuerdo con la distancia social y residencial. La incidencia de elevadas tasas de abandono de estudios, acceso precoz a empleos precarios, tendencia temprana de hijos, porcentaje alto de jóvenes que no trabajan ni estudian y redes homogéneas determinan estrategias de vida fracasadas y excluyentes en la sociedad (Veiga, 2004: 204). En esa perspectiva, la ciudad se convierte en un espacio fragmentado y de vulnerabilidad social donde las oportunidades de interacción entre personas de diferente origen socioeconómico se limitan (Veiga, 2004: 201).

Katzman y Retamoso (2005) cuestionan la relación entre mercado de trabajo, segregación residencial y pobreza. En América Latina (y especialmente en Uruguay) se presenta un fenómeno creciente y generalizado de polarización en la distribución espacial de las clases en las ciudades que refuerzan el aislamiento social e impiden acceder a mecanismos menos erráticos de información en la búsqueda y ejecución de empleos. Los más desprotegidos no sólo tienen menor posibilidad de acceder a localizaciones residenciales con equipamiento urbano adecuado, sino que presentan menor capacidad de acceso a empleos calificados. La relación segregación-trabajador no calificado-pobreza se vuelve un círculo vicioso donde la segregación aísla a los trabajadores menos calificados del mercado de trabajo y los concentra en barrios con alta densidad de pobreza (Katzman y Retamoso, 2005: 146). La incapacidad del trabajador poco calificado para acceder a un empleo en el mercado de trabajo corresponde a un debilitamiento de sus vínculos —expresadas en aumento del desempleo, precariedad e inestabilidad laboral— y una creciente brecha con los trabajadores más calificados (Katzman y Retamoso, 2005: 132; Weller, 2004: 175, y Weller, 2000: 48).

Cortés y Escobar (2005) encontraron que se redujeron las posibilidades de movilidad social ascendente en algunas ciudades de México (1982-1994) pero no de manera lineal. Las oportunidades de acceder al estrato más alto (profesionistas, funcionarios y patrones) (Cortés y Escobar, 2005: 149, 165) es exclusivo para quienes su generación anterior tuvo el mismo estrato y mujeres, quienes mejoraron fuertemente su nivel de instrucción y capacitación.3 Los estratos bajos de ocupación redujeron en forma importante las posibilidades de mejorar su movilidad social (obreros, trabajadores no calificados e informales urbanos y trabajadores agrícolas). En cambio, los estratos medios (pequeños empleadores y empleados por cuenta propia) no tuvieron cambios. El incremento de la brecha entre los logros de las clases superiores e intermedias respecto a las bajas corresponde más al modelo de acumulación que al comportamiento del crecimiento económico (Cortés y Escobar, 2005: 163). La flexibilización de la estructura productiva, la retirada del Estado nación en cuestiones de seguridad social y la entrada masiva de las mujeres al mercado laboral como características de un modelo de apertura comercial y liberalización económica interna modificaron la estructura de la sociedad mexicana haciéndola más desigual y carente de oportunidades de ascenso.

Nos interesa resaltar que existe una clara diferenciación social en el espacio determinado principalmente por dos factores, los socioeconómicos (factores relacionados con la situación económica y social) y los culturales (que podría incluir todos aquellos factores subjetivos que implican exclusión social). No podremos hablar de segregación residencial en sí misma, pues la segregación residencial sólo reconoce la diferencia social de localización, mientras que el término de segregación socioespacial identifica una clara distinción social que se manifiesta en el espacio donde se agruparán comunidades o grupos sociales de similares factores socioeconómicos y culturales en un espacio determinado y se separarán de aquellas comunidades o grupos sociales que no presenten las mismas características.

Sin embargo, a diferencia de De Mattos (2002) no consideramos que los cambios en la base económica de las ciudades, inducidos por un modelo de acumulación mundial y expresados, por la globalización, determinen la forma en que se manifiesta la diferenciación social en el espacio. Tampoco asumimos una postura contraria. Consideramos que la diferenciación social en el espacio es un proceso dialéctico, ya que influye en las percepciones subjetivas y objetivas de los pobladores de la ciudad al considerarse como no aislado o aislado socialmente. La lejanía espacial y social no se define por sí misma por la diferenciación social en el espacio si no connota dos aspectos: el aspecto social y el económico. Desde el aspecto económico, la segregación socioespacial es producto de: a) el enfrentamiento de los diferentes grupos sociales por conseguir una localización óptima con características propias y de entorno y b) los constantes cambios que existen entre la oferta y la demanda que se dan con el tiempo y que se expresan en los precios de los bienes inmuebles.

Los grupos con mayores recursos (económicos y de conocimiento) tendrán mayor ventaja en la competencia de la localización. Cada individuo que pertenece a un grupo social y que entra en competencia por una localización en el espacio urbano debe contar con un instrumental (basado en nivel y tipo de recursos económicos y de conocimiento).

En el aspecto social, la segregación se considera como residencial. Es el proceso de "diferenciación socioespacial urbana que comprende dos dimensiones complementarias y necesarias: similares características económicas y de conocimiento dentro de una zona, y diferentes características entre zonas" (Alegría, 1994: 418). La ausencia de una segregación implicaría que en todas las zonas hubiera habitantes de todo tipo de características socioeconómicas.

La segregación se vería en la forma como se consume con la finalidad de distinguirse en el campo simbólico para diferenciar a cada uno de los barrios. Las elecciones similares de consumo residenciales no sólo están determinadas por gustos similares y sus posibles maneras de distinguirse entre los individuos, sino por habitus4 similares. La segregación es resultado de las elecciones de localización y tiene tanto aspectos económicos como sociales que la identifican (Alegría, 1994).

Los cambios que surgen en un sistema económico urbano implican una movilización de recursos y actividades de una localización a otra. Ni todas las actividades ni todos los grupos sociales se ajustan al mismo ritmo. Ciertos grupos, concretamente con mayores recursos financieros y de educación, son capaces de adaptarse más rápidamente a un cambio en el sistema urbano. Las capacidades de adaptación al cambio son motivo de desigualdades (Harvey, 1985: 53).

La localización residencial y sus implicaciones socioculturales de afinidad y reproducción de conductas inducen un acceso diferenciado al mercado de trabajo. Por un lado, la creciente precarización del empleo producto del aumento de productividad basado en la introducción de nuevas tecnologías y la flexibilización de leyes laborales con el fin de contratar por destajo, comisión o eventualmente, incide no sólo en el deterioro de las relaciones obrero-patronales, sino en el abaratamiento de la fuerza de trabajo y, como consecuencia, en el deterioro del ingreso y el proceso de reproducción del trabajador y su familia. Por el otro, un marcado impulso de empleos calificados impulsa el mejoramiento del bienestar de todos aquellos trabajadores que tuvieron acceso a educación superior y a oportunidades de capacitación. En esa perspectiva se ha dado una creciente polarización de la estructura de la demanda de oferta.

Sin embargo, el impacto de este proceso de reestructuración económica incide de forma diferente en países y ciudades, ya sea por el grado de desarrollo de acumulación, ya por la forma como se insertan en el proceso de acumulación mundial.

En ciudades como la ZCZG el impacto del capital se dio con el impulso de las actividades terciarias (servicios y comercios a escala pequeña) y del Estado, pues durante el periodo de estabilización económica el capital se infiltró por medio del gasto público en actividades económicas y de obra pública, pero dentro del posterior proceso de reestructuración económica ese impacto tiene una connotación distinta.5 Ante la reducción de las acciones estatales, la ZCZG ha sufrido cambios en su estructura económica que han implicado modificaciones en la oferta de trabajo y la forma como incide la segregación socioespacial en las características de esa oferta. En esa dirección, consideramos que la segregación socioespacial influye fuertemente en la capacitación y caracterización socioeconómica de la oferta de trabajo, al mismo tiempo que la oferta de trabajo influye en la localización residencial y social en el espacio de la mano de obra, ya que son los recursos financieros y el grado de conocimiento del habitus del trabajador quienes determinan su localización residencial.

El debate sobre la conceptualización de la segregación aún vigente implica evidencia empírica, la mayor parte de la literatura aquí expuesta se refiere al análisis de la segregación y del mercado de trabajo en forma separada. La ZCZG nos ofrece una perspectiva espacial y socioeconómica de la oferta de trabajo, al mostrar que la fuerza de trabajo es segmentada no sólo en sus características socioeconómicas, sino también de acuerdo con su localización espacial y su grado de aislamiento social.

Aunque no existe una dualidad en la oferta de trabajo de la ZCZG como los plantea De Mattos, ni existe una marcada polarización en las diferencias entre grupos de ingreso, sí hay evidencias de un marcado deterioro de las condiciones socioeconómicas en las clases medias de la ZCZG en el año 2000, lo cual ha afectado principalmente a los jóvenes y las mujeres. Esto responde a una precariedad en el empleo que se contrapone con un marcado avance en el nivel de instrucción.

Metodología

Medir la segregación con base en índices ha permitido la proliferación de estudios de toda índole y corriente teórica que ejemplifican el análisis con base en mapas e indicadores simples; así como el surgimiento de una contracorriente a esa simplicidad: "los mapas de colores con que se estudia la segregación suelen ser una versión empobrecida de lo que hacían los sociólogos de esa Escuela [de Chicago]" (Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001). Los índices de disimilaridad (Duncan y Duncan, 1975), segregación residencial (Sabatini, Cáceres y Cerda, 2001 y Katzman y Retamoso, 2005) segregación residencial socioeconómica (Amagada y Rodríguez, 2003) y segregación socioespacial (Alegría, 1994) son algunos ejemplos muy simples y explicativos a nivel intraurbano del grado de segregación de los distintos grupos o estratos socioeconómicos. Pero para fines de la investigación no era recomendable, pues no nos interesa la manifestación espacial de la segregación, sino el impacto de la segregación en la oferta de trabajo. Hicimos un modelo de regresión no lineal con el fin de determinar cuáles eran las características de la oferta de trabajo de acuerdo con su localización residencial. Después de varias pruebas, el criterio para determinar la característica residencial se acordó de la siguiente manera:6 las colonias con dominio de ingreso bajo son las colonias que presentan la mayor proporción de población ocupada que recibe ingreso bajo,7 las colonias con dominio de ingreso medio son las colonias que presentan la mayor proporción de población ocupada que recibe ingreso medio,8 y por último, las colonias con dominio de ingreso alto son las colonias que presentan la mayor proporción de población ocupada de ingreso alto.9

En ese tenor, clasificar las colonias de esa manera indica dos cosas:

1. A mayor proporción de población de un grupo de ingreso existe menor relación con el resto de los grupos, lo cual intensifica el aislamiento y la fragmentación de los grupos de ingreso; a mayor proporción de un grupo de ingreso se reducen los canales de información y redes de comunicación; a mayor dominio de un grupo de ingreso existe menor posibilidad de integración y tolerancia de subculturas: mayor dominio de un grupo de ingreso implica mayor segregación.

2. Cómo la interrelación entre los grupos de ingreso al interior de las colonias puede afectar o beneficiar a los pobladores en sus redes de información no sólo para acceder al mercado de trabajo sino para la obtención de servicios públicos, adquisición de bagajes culturales y educativos, etc. A mayor dominio de un grupo de ingreso, se homogeneizan las características laborales, educativas y sociales de sus pobladores, creando un mercado de trabajo homogéneo pero segmentado, lo cual determina las características espaciales de aislamiento social. A mayor dominio de un grupo de ingreso, menor diversidad en la oferta de trabajo.

Por tanto, para que haya un mercado de trabajo altamente diversificado e integrado no debe haber dominio de ningún grupo de ingreso. Lo ideal es que todas las colonias presenten, si no la misma proporción, similares porcentajes con el fin de que haya una integración social mayor entre distintos grupos de ingreso, con distintos características socioeconómicas (nivel de instrucción, ocupación, edad, etc.) y que puedan acceder a diferentes empleos que ofrezca la ZCZG.

Es importante recalcar que el dominio de un grupo de ingreso en una colonia no implica que exista un solo grupo viviendo ahí, por el contrario, reconocemos que en todas las colonias existen diferentes ingresos, diferentes niveles educativos, grupos de edad, etc. Sin embargo, si hay dominio de un solo grupo de ingreso, es muy probable que tengan las mismas características socioeconómicas. Además, el mercado del suelo libre ofrece rentas del suelo de acuerdo con la demanda y el tipo de suelo (características físicas, accesibilidad, dotación de servicios, etc.), los compradores de terrenos o viviendas de una colonia generalmente tienen las mismas afinidades y características socioeconómicas.

El modelo de regresión no lineal tiene el objetivo de mostrar cuáles son las características esenciales de los integrantes de la oferta de trabajo en la zona conurbada, de acuerdo con el grado de integración o aislamiento social que presentan por su relación con el resto de los grupos de ingreso. De antemano, reconocemos que el mercado se segmenta por factores inherentes a su naturaleza (edad, sexo, actividad económica, etc.), por ello, analizamos la oferta de trabajo de la ZCZG en cuatro modelos:

1. La oferta de trabajo masculina determinada por la población ocupada masculina (POM) de la ZCZG:

POMi = (NIi)γ(SEi)δ(Oi)λ(JLi)φ(Yi)μ(Ei)τ(Di)ω(INMuni)ξ (INEsti)ψ

Donde

POMi es la población ocupada de sexo masculino de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

NIi es el nivel de instrucción de la POM de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.10

SEi es el sector económico donde se ocupa la POM de las colonias con dominio de grupo de ingreso i.11

Oi es tipo de ocupación que realiza la POM de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.12

JLi es la jornada laboral semanal que realiza la POM de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.13

Yi es el ingreso que recibe la POM de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

Ei es el grupo de edad al que pertenece la POM de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.14

Di es el factor de desempleo que presenta la POM de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.15

I NMuni es el factor de inmigración municipal que presenta la POM de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.16

INEsti es el factor de inmigración estatal que presenta la POM de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.17

γ δ λ φ μ τ ω ξ ψ son los coeficientes o constantes.

2. La oferta de trabajo femenina que corresponde a la población ocupada femenina (POF) de la ZCZG:

POFi = (NIi)γ(SEi)δ(Oi)λ(JLi)φ(Yi)μ(Ei)τ(Di)ω(INMuni)ξ (INEsti)ψ

Donde

POFi es la población ocupada de sexo femenino de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

NIi es el nivel de instrucción de la POF de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

SEi es el sector económico donde se ocupa la POF de las colonias con dominio de grupo de ingreso i.

Oi es tipo de ocupación que realiza la POF de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

JLi es la jornada laboral semanal que realiza la POF de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

Yi es el ingreso que recibe la POF de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

Ei es el grupo de edad al que pertenece la POF de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

Di es el factor de desempleo que presenta la POF de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

INMuni es el factor de inmigración municipal que presenta la POF de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

INEsti es el factor de inmigración estatal que presenta la POF de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

ã ä ë ö ì ô ù î ø son los coeficientes o constantes.

3. La oferta de trabajo que se considera desempleada compuesta por la población desempleada (PD):

PDi = (NIi)γ(SExi)δ(Oi)λ(Ei)τ(INMuni)ξ (INEsti)ψ

Donde

PDi es la población desocupada de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

NIi es el nivel de instrucción de la PD de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

Sexi es el sexo de la PD de las colonias con dominio de grupo de ingreso i.

Oi es tipo de ocupación que realiza la PD de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

JLi es la jornada laboral semanal que realiza la POF de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

Yi es el ingreso que recibe la POF de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

Ei es el grupo de edad al que pertenece la PD de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

INMuni es el factor de inmigración municipal que presenta la PD de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

INEsti es el factor de inmigración estatal que presenta la PD de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

ã ä ë ô î ø son los coeficientes o constantes.

4. Aunque, inicialmente no estaba considerado, encontramos un creciente número dejóvenes que no trabaja ni estudia (inacción juvenil) y representa dos cosas:

a. Un creciente aumento de subculturas que, lejos de manifestarse como un mecanismo de integración social, se convierten: primero, en una forma de distinción e inclusión a un sentir; segundo, en un estigma que aisla a los jóvenes inactivos del resto de los grupos de ingreso y del medio ambiente de su mismo grupo de ingreso, y tercero, en una serie de historias de vidas fracasadas y desilusionadas, que tienen más que ver con el grado de integración social y espacial que con meros criterios psicológicos o subjetivos.

b. La incapacidad de la estructura económica de la zona urbana para incluir a todos aquellos jóvenes en edad económicamente activa.

Ante esa disyuntiva, decidimos un cuarto modelo donde se identifique si efectivamente en la ZCZG existe alguna evidencia al respecto. Para ello tuvimos que analizar la Población Económicamente Inactiva o la población que está en edad productiva pero que no se considera económicamente activa y que no presenta condiciones de estudio ni se dedica a quehaceres del hogar. El modelo es:

PEIi = (NIi)δ(Ei)γ(SExi)λ(Esti)(QHi)-φ

Donde

PEIi es la población económicamente inactiva de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

NIi es el nivel de instrucción de la PEI de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

Ei es el grupo de edad de la PEI de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

Sexi es el sexo de la PEI de las colonias con dominio del grupo de ingreso i. Est es la PEI que dice ser estudiante de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

QH es la PEI que dice ser ama (o) de casa o dedicarse a quehaceres del hogar de las colonias con dominio del grupo de ingreso i.

ä ã ë ô ö son las constantes o coeficientes, ô y ö tiene signo negativo para indicar que nos interesa la PEI que no estudia ni se dedica a quehaceres del hogar.

Resultados

Se contabilizaron 255 colonias en el año 2000 en la ZCZG. En términos poblacionales, las colonias con dominio del grupo de ingreso bajo concentran 59.4 por ciento de la población total de la ZCZG, las colonias con dominio del grupo de ingreso medio concentran 28.6 por ciento de la población total y 12 por ciento de población total vive en las colonias con dominio del grupo de ingreso alto.

Como se esperaba, la localización residencial y el dominio de un grupo de ingreso influyen en la composición socioeconómica de la oferta de trabajo de la ZCZG. Los trabajadores que viven en las colonias con dominio del grupo de ingreso alto tienen mayores oportunidades laborales y de movilidad social que aquéllos que viven en colonias con dominio del grupo de ingreso bajo. Los trabajadores de colonias con dominio del grupo de ingreso alto no requieren de niveles de instrucción altos (preparatoria completa), trabajan principalmente en actividades primarias (la ganaderia es la principal) como trabajadores por cuenta propia (pequeños negocios) y no presentan indicadores de desempleo. Pero no se da de manera homogénea entre sexos. La inserción de la mujer en la economía terciaria de la ZCZG ha sido por demás desfavorable. Requiere de niveles de instrucción más altos (nivel superior), sus salarios son menores (y por ello, tienen mínima posibilidad de movilidad social) y su ciclo laboral es menor.

Al comparar la oferta de trabajo masculina de la ZCZG en el cuadro 1 (los valores de los coeficientes se encuentra dentro de los paréntesis) saltan a la vista cuatro ideas:

1. El nivel de instrucción se incrementa conforme se ascienda en los grupos de ingreso; sin embargo, no llega al máximo nivel de instrucción. El mercado de trabajo de la ZCZG no requiere de hombres altamente capacitados. Desde el punto de vista de la segregación socioespacial, los hombres que viven en las colonias con dominio del grupo de ingreso bajo tienen pocas posibilidades de obtener buenos ingresos y oportunidades laborales porque el nivel de instrucción básico no se completó.

2. Los hombres de las colonias con dominio del grupo de ingreso medio es el más diversificado y complejo: sus características socioeconómicas se encuentran entre el resto de los hombres, pero son los únicos que presentan incidencia en el desempleo. Los estratos medios presentan claras evidencias de contar con bagajes culturales e integración social mayores que los de ingresos bajos, pero muestran un deterioro de su bienestar debido a las insuficientes oportunidades de obtener empleo e ingreso.

3. Sin embargo, los hombres de las colonias de ingreso bajo, aunque no presentan desempleo, son los que presentan mayor precariedad en el empleo: trabajan de cualquier cosa, ya sea en el sector terciario o secundario, sus jornadas son menores a 40 horas, sus salarios son menores a los de los hombres del resto de las colonias, se integran más jóvenes al mercado de trabajo y su nivel de instrucción no llega a ser lo mínimo o básico.

4. Los valores negativos de los grupos de edad de las colonias con dominio del grupo de ingreso medio indican que a mayor incremento del número de elementos de cada grupo, éstos explicarán menos la POM. Esto puede deberse al incremento de las edades (aumento, por ejemplo, del empleo infantil).

Ya existen suficientes estudios que plantean que la primera segmentación del mercado de trabajo se da entre sexos. La ZCZG no es la excepción, en un estudio anterior (González, 2005) planteamos dicha disyuntiva, aqui reafirmamos la marcada desigualdad en ingreso, oportunidades laborales, ciclos laborales y niveles de instrucción entre mujeres y hombres. Pero dicha diferencia es aún más evidente entre las mujeres de distintas localizaciones residenciales y el efecto que tuviera en el acceso al empleo (cuadro 2, donde el valor de los coeficientes se encuentra dentro del paréntesis).

Al igual que los hombres, el comportamiento de las mujeres trabajadoras que viven en colonias con dominio del grupo de ingreso medio es más diversificado y complejo que el resto de mujeres. A diferencia de los hombres, la polarización entre los tres grupos de colonias no es tan marcada:

1. No existe una jerarquización ascendente del nivel de instrucción por colonias de dominio de un grupo de ingreso como en el sexo masculino. Las mujeres de las colonias con dominio de ingreso bajo pueden acceder hasta la preparatoria completa pero muestran brechas internas al existir mujeres sin ninguna instrucción. Las mujeres de las colonias con dominio de ingreso medio tienen todos los niveles de instrucción, a tal grado que no sólo son las más educadas de las mujeres, sino de toda oferta laboral zacateco-guadalupana. El grupo de mujeres de colonias con dominio del ingreso alto está polarizado, pero no hay evidencias de tener niveles superiores de instrucción.

2. El sector terciario parece ser el lugar idóneo donde la mujer desempeña sus actividades; algo poco ortodoxo en los hombres.

3. Las mujeres de colonias con dominio del grupo de ingreso alto se dedican a labores independientes de un patrón (generalmente negocios pequeños) que les permiten tener movilidad en jornada laboral e ingresos. Mientras que las mujeres que viven en colonias con dominio del ingreso bajo se dedican como empleadas, con jornada inglesa y la mayor parte de ellas recibe ingresos de entre uno y dos salarios mínimos. La mujer que vive en colonias con dominio de ingreso medio aparentemente presenta indicadores de estabilidad laboral (empleada, salario de dos a cinco salarios mínimos), pero la mayor parte de ellas son jornaleras, tienen todas las jornadas laborales posibles y su ciclo laboral es muy reducido.

4. La edad es determinante en la vida laboral de la mujer, pero lo es más según el grupo al que pertenezca. Existe la tendencia de que la mujer se integre muy joven al mercado de trabajo, pero es un ciclo más largo en las mujeres de colonias de estrato alto que en el resto. Las mujeres de colonias con dominio de ingreso alto pueden continuar su actividad laboral hasta los 60 años, cuando presentan indicios de desaparecer definitivamente del mercado laboral. En cambio, las mujeres de las colonias donde dominan los grupos de medio y bajo desaparecen del mercado de trabajo llegando a la veintena de años (muy probablemente porque se casan y se dedican a las labores domésticas y cuidado de la familia) y, seguramente, por necesidades económicas más que por aspiraciones personales, se insertan nuevamente al mercado de trabajo, siendo adultas mayores. En ese tenor, las mujeres que viven en colonias de ingreso alto tienen mayores oportunidades laborales que el resto.

5. En ingreso, las mujeres están en clara desventaja respecto a los hombres. Sólo un grupo muy exclusivo de mujeres (de colonias con dominio del grupo de ingreso bajo) gana ingresos mayores a cinco salarios mínimos. El resto de mujeres y grupos de colonia apenas rasca los cinco salarios mínimos. Esa aparente contradicción parece tener razones más metodológicas que estructurales.18

6. Al igual que entre los hombres, las mujeres de las colonias con dominio del grupo de ingreso medio constituyen el grupo más inestable y proclive a presentar no sólo indicadores de precariedad laboral, sino que son las únicas afectadas fuertemente por el desempleo. Las colonias con dominio del grupo de ingreso medio son más proclives a presentar un deterioro del ingreso y bienestar de sus pobladoras en dos sentidos: primero, mostrar un deterioro en la obtención de empleo (empleos precarios), segundo, tener mayor probabilidad de estar desempleadas a pesar de contar con un nivel de instrucción e integración social mayor que mujeres de colonias con dominio de ingreso bajo.19

7. A pesar de que la capacidad de atracción de trabajadores de otros estados y municipios por parte de la economía de la ZCZG es muy reducida, existe evidencia de una marcada inmigración de mujeres que viven en colonias con dominio de ingreso medio que se insertan en el mercado de trabajo.

El que los trabajadores de las colonias de dominio de ingreso medio sean los más proclives al desempleo no necesariamente indica que son los únicos afectados por el desempleo. Al interior de las mismas colonias se presentan diferencias socioeconómicas, por ello quisimos saber cuáles son las características de la población que presenta desempleo y qué influencia tiene la segregación.

El cuadro 3 (el valor del coeficiente está dentro del paréntesis) muestra que el desempleo tiene cara de mujer joven. Todos los grupos de colonias presentan desempleo en mujeres de 20 a 24 años, pero es en las colonias con dominio del grupo de ingreso medio donde ya trascendió a todos los grupos de edad (donde los hombres aparecen en menor medida), niveles de instrucción y tipo de ocupación. Las jóvenes mujeres desempleadas que viven en colonias donde domina el grupo de ingreso bajo se caracterizan por tener nivel de instrucción básico y por provenir de otros municipios o estados. Es decir, la inmigración con capacidad de ingreso reducida tiene pocas posibilidades de obtener un empleo en la ZCZG.

El cuadro 4 (el coeficiente se encuentran dentro del paréntesis) analiza si, efectivamente, producto de la incapacidad de la economía urbana de proveer empleos y del aislamiento social en el espacio, existe suficiente evidencia de inanición juvenil y probabilidades de historias de vidas desilusionadas o fracasadas. La juventud de la ZCZG parece mostrar suficiente evidencia de que en general no estudia ni trabaja, pero hay comportamientos diferentes por colonias.

1. Es en las colonias con dominio del grupo de ingreso bajo donde la inanición juvenil es mayor que en el resto. Es en ellas donde el nivel de deserción educativa es mayor y no existe tendencia a insertarse en el mercado de trabajo. Pero no es homogéneo, las mujeres son precisamente las que muestran mayor incidencia en la inanición, mientras que los hombres presentan mayor condición de estudio.

2. Aparentemente, las colonias con dominio del grupo de ingreso medio tienen mayor número de PEI, pero presentan menor deserción escolar, pues indica actividad estudiantil (por ello existe una mayor diversidad de nivel de instrucción que en el resto de grupos de colonias). En cuanto a la PEI de grupos de edad mayores a 25 años, la naturaleza es diferente (las mujeres de 25 a 60 años se dedican a los quehaceres domésticos, como ya mencionamos, pero existe tendencia a disminuir, y los hombres mayores a 60 años se jubilan o pensionan aprovechando su sistema de seguridad social vigente).

3. En el caso de las colonias con dominio del grupo de ingreso alto, hay suficiente evidencia de que la mayor parte de las mujeres terminaron sus estudios superiores, pero no trabajan ni se dedica a actividades domésticas. Un grupo menor de ellas no terminaron sus estudios, no trabajan ni se dedican a actividades domésticas; mientras que los hombres se declaran amos de casa.

En estas circunstancias, la característica de inactividad se presenta principalmente en las mujeres jóvenes, pero se manifiesta de manera diferente según la segregación socioespacial que presenta. Aquí destacan dos ideas, por una parte, la desilusión e insatisfacción implica la incapacidad de la economía de la ciudad para proveer suficiente empleo a los jóvenes, así como el desinterés del Estado para crear políticas de combate al desempleo y subempleo. Por la otra, el impacto de la inanición juvenil en la creación de subculturas, vagancia, delincuencia, etc., e incluso problemas de salud pública (embarazos juveniles, alcoholismo, drogadicción, etcétera).

 

Conclusiones

Las especificidades empíricas pueden ayudar al conocimiento no sólo para confrontar las ideas con la realidad, sino para comprobar efectivamente si la teoría puede realmente ser generalizada presentando evidencias mínimas. En ciudades como la ZCZG, donde el impacto de la internacionalización del capital y su proceso de reestructuración ha sido leve y lento y la retirada del Estado en la economía ha surtido efectos no sólo en la economía urbana, sino en su estructura espacial, los cambios en el mercado de trabajo han surtido un efecto distinto al sucedido en las grandes ciudades metropolitanas y capitales globales.

El impacto del proceso de reestructuración económica sufrido por México desde la década de 1980 del siglo pasado ha afectado al mercado de trabajo de la ZCZG en la forma en que se demanda el trabajo. La presencia de mercados segmentados no sólo se da por sexo o tipo de ocupación, se manifiesta de manera importante por la segregación socioespacial, entendida ésta como un proceso de diferenciación social en el espacio donde los aspectos económicos (acceso a recursos urbanos, financieros, etc.) y sociales (la capacidad de las personas para poder asociarse en gustos, recursos económicos y conocimiento con comunidades o personas similares) puede proveer elementos útiles para entender que la oferta de trabajo se segmenta. Aunque la demanda de trabajo no fue analizada aquí, entendemos que la economía urbana (basada exclusivamente en la provisión de servicios de jerarquía intermedia) de ciudades de tamaño medio requiere de una oferta de trabajo no calificada y ofrece empleos precarios principalmente. Aunque aún existe una estructura económica que sustenta una estabilidad laboral (la administración pública), el dominio de los servicios y comercios informales —los cuales han proliferado en el año 2000— exige una oferta de trabajo que se emplea de manera precaria.

Ciertamente, la oferta de trabajo de la ZCZG presenta características similares a las generalizaciones: una polarización de los empleos capacitados y no capacitados, la creciente participación, muy desfavorable, de las mujeres en la actividad económica, la terciarización de la economía, segmentación del mercado y la creciente precarización del empleo. Pero han surgido nuevos elementos a discutir: el mercado segmentado no sólo se da por características socioeconómicas, también puede darse por la segregación socioespacial. La oferta de trabajo toma diferentes modalidades, dependiendo del grado de aislamiento o integración social que se manifiesta en el espacio por medio de la accesibilidad y aprovechamiento de oportunidades.

Desde la perspectiva de la segregación socioespacial, aún no existen evidencias de una marcada polarización entre los trabajadores calificados y los no calificados, tampoco existe evidencia de una marcada desigualdad en la distribución del ingreso por grupos, pero sí encontramos evidencias de un proceso de transición hacia un deterioro del ingreso y del empleo.

En ese tenor, las oportunidades de empleo son diferentes para cada grupo de ingreso. Lógicamente, los que menos tienen son los más desfavorecidos, no solamente acceden a los empleos menos remunerados, sino en las condiciones más precarias. Sin embargo, y sin menospreciar lo anterior, en las ciudades de tamaño mediano y donde no hay una función primordial en la economía mundial, son los grupos sociales clasificados como ingreso medio los que han sufrido el deterioro de su ingreso y es este fenómeno el que los ha convertido en el grupo más vulnerable y con menor capacidad para enfrentar los cambios económicos.

Para hacer más complejo el análisis, la insuficiencia de recursos de los grupos de ingreso medio se contrapone con un bagaje cultural que contradice no solamente esa insuficiencia de recursos y se niega a integrarse a un grupo de estatus inferior. El nivel de instrucción, el acceso a oportunidades, el grado de integración social y espacial del grupo de ingreso medio no corresponde a la pérdida de capacidad económica.

El grupo de ingreso alto presenta características diferentes a las que pudieran considerarse en ciudades globales: no hay un nivel de instrucción que indique que son un grupo altamente calificado, el tipo y sector de ocupación no indican que se encuentran en sectores ni empleos altamente productivos, por el contrario, se encuentran en pequeños negocios o actividades primarias que reflejan el poco desarrollo de las actividades económicas de la ZCZG. En esa dirección, creemos que el grupo de ingreso alto corresponde a vestigios de un modelo de desarrollo anterior y que, al internarse el capital internacional, tiene pocas posibilidades de sobresalir.

Por último, las implicaciones del deterioro del ingreso y de las oportunidades de empleo para la oferta de trabajo, aunque no son alarmantes, indican ya que los tiempos sociales se complican. La incidencia de un grupo de jóvenes que no estudia ni trabaja es la manifestación de la incapacidad de la economía urbana para proveer empleo; asimismo, refleja un futuro desolador. La inactividad, la vagancia, la no creación de identidades, incide en problemas de seguridad y salud pública que no han sido debidamente atendidas por las políticas urbanas públicas. La desilusión, el ejemplo de vidas fracasadas, se reproduce incluso de manera invisible entre los jóvenes, lo cual no es exclusivo de los grupos de recursos limitados, ya que los jóvenes de estratos medios y altos presentan, a su manera, incidencia o un riesgo hacia la desintegración social. Entonces, ¿es verdad que los jóvenes de clase media y alta desarrollan estrategias de vida caracterizadas por la disposición de activos sociales y capital cultural como lo plantea Veiga? Sí creemos en esa idea, pero no en forma homogénea ni generalizada. En ciudades medias como la ZCZG, donde la economía está en reestructuración y la demanda de trabajo es casi nula, las estrategias pueden resultan insuficientes y reducen fuertemente las oportunidades, aunque se pertenezca a un grupo de ingreso alto. Si a eso le añadimos que el capital como clase social no es dominante en la zona urbana, las posibilidades de estrategias exitosas en los jóvenes de ingreso alto se comprimen al mínimo.

 

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Notas

1 La ZCZG es la unión espacial de la ciudad de Zacatecas (capital del Estado del mismo nombre) y su vecina Guadalupe. Se localiza a 680 kilómetros al norte de la Ciudad de México y cuenta con 192 818 habitantes (INEGI: 2000a). Su actividad económica se caracteriza por una marcada actividad terciaria dominada por los servicios personales, educativos, turísticos y administración pública, así como un comercio formal e informal al menudeo. Según la ENEU, en el 2004, el empleo de la ZCZG se localiza en servicios (40 por ciento), comercio (23 por ciento), administración pública (13 por ciento), transportes y comunicaciones (cuatro por ciento), industria de la transformación (nueve por ciento), industria de la construcción (nueve por ciento), industria extractiva (uno por ciento), actividades primarias (uno por ciento). Datos muy parecidos desde 1992 (INEGI: 2005).

2 Los jóvenes, las mujeres y los estratos de menores ingresos.

3 "Es posible que en esos años se haya impuesto una estrategia patronal de reclutamiento femenino a posiciones altas, posiblemente porque las mujeres obtienen remuneraciones menores y tienen menos capacidad de negociación ante los empleadores que los hombres" (Cortés y Escobar, 2005: 164).

4 Reproducción de prácticas propias del segmento social de conocimiento al que se siente pertenecer (Alegría, 1994:419).

5 En la ZCZG coexisten amplios grupos sociales sin ninguna capacidad de autonomía: Iglesia, pequeños comerciantes, asociaciones de padres de familia, agrupaciones deportivas, artísticas, etc. que reflejan la ausencia de una clásica sociedad burguesa regida por capitalistas y proletarios (Delgado et al, 1991: 74-75). El sector de comercio y servicios, bastión de la economía urbana, está controlado, por una parte, por los grandes capitales nacionales y trasnacionales que abastecen a los dueños del capital terciario, y por el otro, un número importante pero disperso de pequeños comerciantes que se concentran en la distribución de medios de subsistencia ante la insuficiencia de demanda de la mayor parte de los pobladores y la ausencia del comercio de medios de producción de la ZCZG (Delgado et al, 1991: 81; Esparza, 1996: 15-16 y González, 1998: 41). Ante una débil sociedad, el Estado parece ser el punto central de la economía urbana: concentra 49 por ciento del personal ocupado —contabilizando administración pública estatal, municipal y federal, organismos descentralizados y educación en todos sus niveles— (González, 2004: 103). Para mayor información, ver González (2004 y 2005) para la zona conurbada y Delgado et al (1991) para un análisis estatal.

La característica principal de un estado como el de Zacatecas es su sobrepoblación absoluta (Figueroa, 1986: 113), un remanente estructural de la economía, producto de su situación de subdesarrollo (países incapaces de procrear un proceso de acumulación capitalista que provea empleo) y por sus condiciones específicas de estructura productiva (un modelo restringido de producción enfocado a actividades primarias) (Delgado et al, 1991). La sobrepoblación absoluta es campesina, ante la ausencia de un proceso de industrialización y fortalecida con un proceso de reforma agraria desde 1917. El ejido confinó a un número importante de población excedente a condiciones de subsistencia en pequeñas parcelas. Ante la incapacidad de proveer un sustento diario digno, emigrar (Delgado et al, 1991) a Estados Unidos o a la ZCZG se vuelve en una opción obligada.

6 El primer criterio a definir en torno a la localización residencial fue sin duda la segregación, sin embargo, al calcular el modelo de regresión, el índice de segregación socioespacial (Alegría, 1994) no presentó resultados coherentes, en primer lugar porque la ZCZG mostró sólo cuatro colonias (de 255) con valores entre 0.75 y 1.0 de segregación y cinco colonias con valores entre 0.5 y 0.75 de segregación, 30 colonias con valores entre 0.25 y 0.5 de segregación y 216 colonias con valores entre 0.0 y 0.25. Las regresiones no presentaron evidencia suficiente debido al número tan pequeño de las poblaciones en los niveles altos de segregación (n = 4 y n = 5), razón suficiente para eliminarlo como criterio y establecer el criterio de nivel de ingreso.

7 Toda población de ingreso bajo sería aquélla que recibe ingreso por concepto de trabajo de dos salarios mínimos o menos. En términos de la base de datos del 2000 del INEGI, esta población la conforman todas aquellas personas ocupadas que no reciben ingreso, las que reciben menos de un salario mínimo y las que reciben de uno a dos salarios mínimos por concepto de trabajo mensualmente. Decidimos utilizar la variable población ocupada que recibe ingresos no solamente porque es la única variable del INEGI en el censo que trata ingresos, sino porque la población ocupada es precisamente nuestro objeto de estudio.

8 La población de ingreso medio es aquella población ocupada que recibe ingresos de entre dos y cinco salarios mínimos por concepto de trabajo mensualmente.

9 Incluye a toda población ocupada que recibe ingresos mayores a cinco salarios mínimos por concepto de trabajo mensualmente.

10 La definición y cobertura de los conceptos puede verse en INEGI (2000). Se dividieron en "sin instrucción" (aquella población mayor de 15 años que no cuenta con ninguna instrucción), "primaria incompleta" (aquella población mayor de 15 años que no completó la primaria), "primaria completa" (aquella población mayor de 15 años que terminó sus estudios elementales), "secundaria completa" (aquella población mayor de 15 años que terminó la secundaria o estudios comerciales, técnicos o equivalente), "media superior (aquella población mayor de 18 años que terminó estudios de preparatoria o equivalente) y "superior" (aquella población mayor de 18 años que terminó estudios de licenciatura y posgrado o equivalente).

11 El SCINCE por colonias sólo ofrece primario, secundario y terciario.

12 Empleado u obrero, jornalero o peón y trabajador por cuenta propia.

13 Jornada laboral de 32 o menos horas semanales, jornada de 33 a 40 horas semanales y jornada de 41 a 48 horas semanales.

14 Los grupos etéreos fueron determinados por la forma de presentación de datos por el SCINCE por colonias del INEGI, 2000; la población considerada es aquella de 12 años y más. La clasificación quedó de la siguiente manera: grupos de 12 a 14 años, de 15 a 19 años, de 20 a 24 años, de 25 a 60 años, de 60 a 64 y de 65 años y más. Aunque se hicieron intentos no se pudo desmenuzar aún más el grupo de 25 a 60 años, por razones de que la base de datos solo ofrece mayor desagregación en la población femenina.

15 Es la población de 12 años y más económicamente activa que dijo estar desempleada en la semana de referencia.

16 Deseamos saber si existe evidencia de que el mercado de trabajo de la ZCZG atrae trabajadores de otros municipios.

17 Este factor indica si existe evidencia de si el mercado de trabajo de la ZCZG atrae trabajadores de otros estados.

18 Al analizar la información, verificamos que las mujeres de las colonias con dominio del ingreso bajo reciben bonos de productividad, despensa y ayuda económica como parte de su ingreso como obreras o empleadas de la recién instalada industria maquiladora en la ZCZG. El cuestionario base del Censo del 2000 no distingue la diferencia entre salario e ingreso no monetario. Es muy probable que al ser cuestionadas sobre su ingreso por trabajo hayan sumado dichas percepciones no monetarias que pueden dar ingresos mayores a cinco salarios mínimos. Sin embargo, el coeficiente negativo indica que a mayor ingreso menos explica a la POF.

19 González (2005) demostró que no sólo son las mujeres quienes presentan mayores tasas de desempleo que los hombres, sino son precisamente las que cuentan con el mayor nivel de instrucción (licenciatura y posgrado) las que presentan alarmantes tasas de desempleo (seis por ciento).

 

Información sobre la autora

Guadalupe Margarita González Hernández. Cursó la licenciatura y la maestría en Economía en la Universidad Autónoma de Zacatecas y el doctorado en Ciencias Sociales con especialidad en Estudios Urbanos en El Colegio de la Frontera Norte. Es docente-investigadora de la Universidad Autónoma de Zacatecas y forma parte de la Unidad Académica de Ciencia Política, donde participa en los programas de maestría y doctorado en Ciencia Política. Es miembro del cuerpo académico de Ciencia Política. Es miembro de la Red Nacional de Investigación Urbana, con sede en Puebla, México, desde el 2005. Pertenece a The Society for the Study of Social Problems, con sede en Tennessee, Estados Unidos. La Secretaría de Educación Pública de México le declaró Perfil Nuevo Profesor de Tiempo Completo (PNTC) que otorga a los doctores o maestros que recién se integran a universidades públicas como investigadores y que tiene vigencia hasta diciembre de 2006. Tiene un artículo publicado en una revista arbitrada y están en proceso de publicación dos capítulos de libro, tres artículos de revistas arbitradas y un libro. Actualmente tiene dos proyectos financiados por el Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP) y por Fondos Mixtos de Conacyt. Correo electrónico: gmgonzh@cantera.reduaz.mx

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