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Papeles de población

versão On-line ISSN 2448-7147versão impressa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.10 no.42 Toluca Out./Dez. 2004

 

La migración urbana hacia Estados Unidos. Tres ejemplos de la Zona Metropolitana de Guadalajara

 

Urban migration to the United States. Three examples of the Metropolitan Zone of Guadalajara

 

Patricia Arias y Ofelia Woo Morales

 

Universidad de Guadalajara.

 

Resumen

Un cambio importante que empezó a identificarse a finales de la década de 1980 en los flujos migratorios fue la participación de origen urbano en la migración hacia Estados Unidos, sin embargo, después de dos décadas de este hallazgo, la migración urbana ha sido un fenómeno que no ha sido ampliamente estudiada por lo que existen muchas interrogantes sobre la población que está involucrada en el flujo migratorio y los efectos que la migración ha tenido en las poblaciones urbanas. Para lograr lo anterior se necesitan estudios específicos que den cuenta de las características de ésta población y su participación en el proceso migratorio.

Palabras clave: migración urbana, redes sociales, migración femenina, empleo, zona metropolitana de Guadalajara.

 

Abstract

At the end of the 1980 decade an important change in migratory flow to the United States was identified: the participation of people of urban origin. However, more than two decades after this finding, the urban migration is still a phenomenon that is not widely studied. To this date there are still many questions about the urban population involved in the migratory flow and the effects of this migration in the cities. To reveal these doubts specific studies must me made that tell the characteristics of the migration and urban migrants.

Key words: international migration, urban migration, social nets, feminine migration, job, metropolitan of Guadalajara.

 

Introducción

La investigación social urbana ha estado asociada durante mucho tiempo a una agenda que corresponde a los problemas y dilemas relacionados con la migración rural-urbana observada en el país a partir de la década de 1940: la inserción, participación, luchas, expectativas de los inmigrantes, básicamente rurales, recién llegados a la vida urbana (Arias, 2003). Uno de los supuestos básicos de muchos de los estudios hasta la década de 1990 era que la gran ciudad era el lugar de destino, más o menos definitivo, de esas intensas migraciones rural-urbanas, es decir, que la inserción urbana de algún modo frenaba la migración internacional que, en el caso de México, significa desplazarse hacia Estados Unidos.

Sin embargo, desde fines de la década de 1980 diferentes autores empezaron a llamar la atención acerca de lo que apareció como un cambio importante en los flujos migratorios: la existencia, incluso el incremento, de la migración de origen urbano a Estados Unidos. Autores como Massey et al. (1987), Durand (1994), Lozano (2002), Corona (1998) y Santibáñez (1998) han advertido que la migración urbana a Estados Unidos ha sido y sigue siendo un fenómeno difícil de detectar y precisar pero que hay elementos para afirmar que se ha mantenido, incluso ha aumentado en los últimos años, de tal manera, señala Lozano (2004), que amerita estudios específicos. Ese es el propósito de este trabajo.

Las fuentes de información son las bases de datos del Mexican Migration Project (MMP) provenientes de tres colonias populares de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG).1 Utilizamos los datos de la encuesta aplicada en 1982 en la Colonia San Marcos (MMP/24) y los datos preliminares de las encuestas aplicadas en las Colonia Santa Paula (MMP/comunidad 91) y Conciliación (MMP/comunidad 98) en los años 2002 y 2003. Los datos de la Colonia Conciliación están apenas en proceso de clasificación, de modo que los resultados que ofrecemos son realmente muy preliminares.

Las tres colonias mencionadas comenzaron a poblarse a fines de la década de 1960, es decir, cuando la migración rural-urbana hacia Guadalajara era todavía un factor clave y decisivo del crecimiento de la ciudad (Vázquez, 1989). Las colonias San Marcos y Santa Paula se ubican en el sector Libertad del municipio de Guadalajara, ámbito hacia donde se dirigió la urbanización popular tapatía hasta la década de 1980 (Vázquez, 1989). La colonia Conciliación se localiza en Zapopan, municipio que se conurbó con Guadalajara a partir de 1960. La urbanización del municipio de Zapopan ha sido preferentemente de tipo residencial, pero incluye colonias populares como la Conciliación. En las tres colonias de estudio la construcción de las casas se dio a través de la autoconstrucción en lotes pequeños pero flexibles que han permitido la edificación de sucesivos cuartos y pisos en las viviendas. Las tres colonias conservan su carácter de espacio residencial, pero se han convertido además en áreas de intenso comercio y servicios, en especial en sus avenidas y calles centrales.

Nos parece que la comparación de la migración urbana con veinte años de diferencia que corresponden a dos momentos muy distintos de la historia y dinámica económica urbana dan cuenta de las transiciones que ha vivido la experiencia migrante en las ciudades. Transiciones que permiten pensar en que se han suscitado modificaciones profundas en el patrón migratorio entre México y Estados Unidos.

La encuesta de San Marcos, realizada en 1982, corresponde al último momento de bonanza del modelo de sustitución de importaciones, es decir, cuando apenas se iniciaban los grandes cambios que modificaron la dinámica del desarrollo y el empleo urbano (Arias, 1997). Las encuestas en Santa Paula y la Colonia Conciliación (2002 y 2003) se insertan en medio de la crisis económica, urbana y laboral que ha caracterizado la transición mexicana de los últimos años.

 

¿Migración urbana? San Marcos, Santa Paula, Colonia Conciliación

En San Marcos, de acuerdo con los datos del MMP, más de una tercera parte (39 por ciento) de la población de la muestra provenía de localidades rurales del interior del estado de Jalisco, de Zacatecas y de Michoacán (Massey et.al, 1987). No sólo eso. Más de las dos terceras partes (78 por ciento) de los jefes de familia de la muestra habían nacido fuera de la ciudad (Massey et.al., 1987). Es decir, San Marcos en 1982 era una colonia conformada por una población de origen predominantemente rural, proveniente de entidades caracterizadas por la migración a Estados Unidos. Es decir, eran originarios de lo que Jorge Durand (1998) ha definido como "la región histórica" de la emigración, donde los estados más aportadores de migrantes han sido siempre Jalisco, Michoacán, Guanajuato y Zacatecas. Se trataba entonces de familias de origen rural que contaban con antecedentes, redes sociales y una cultura migrante añosa y bien pautada desde los escenarios rurales de los que provenían y con los cuales mantenían relaciones continuas y vigorosas.

La encuesta levantada en San Marcos mostró que 35.19 por ciento de los hogares tenía experiencia migratoria en Estados Unidos. Se trata sin duda de una proporción elevada pero también la más baja si se la compara con la de los dos pueblos y la localidad urbano-industrial encuestadas por el MMP en ese momento (Massey et al., 1987). Al mismo tiempo, San Marcos era la comunidad con la mayor proporción de población que nunca había migrado a Estados Unidos -69.5 por ciento— y la que tenía más migrantes inactivos -77.78 por ciento— en comparación con 22.22 por ciento de migrantes activos que, de acuerdo con la definición de Massey et.al (1987) son los que se encuentran en Estados Unidos al momento de levantar la encuesta.

Podría decirse entonces que en comparación con las demás comunidades estudiadas en 1982, la información de San Marcos sugiere dos cosas. Por una parte, que la migración detectada en San Marcos contenía trayectorias de migración rural, es decir, episodios migratorios que habían sucedido antes de que las familias migraran a Guadalajara. Esto querría decir que no se podría hablar, en términos estrictos, de migración urbana en tanto no se trataba de un flujo que emanaba de la ciudad, sino que tenía todavía un fuerte "arrastre" de migración rural. Como señalaban Massey et al. (1987), los coyotes que facilitaban la migración de San Marcos eran de los pueblos de origen de la población avecindada en la colonia. Por otra parte, que la ciudad podría, efectivamente, haber atenuado la tendencia a emigrar hacia Estados Unidos en comparación con las comunidades rurales.

Veinte años más tarde, en la colonia Santa Paula, el panorama era muy diferente. La proporción de gente nacida en las dos entidades que habían sido tradicionalmente aportadoras de inmigrantes a Guadalajara era ya reducida: Zacatecas (5.62 por ciento) y Michoacán (3.10 por ciento) (cuadro 1). La mayor parte de las personas encuestadas eran además tapatías: la proporción de nacidos en Guadalajara representaba 83.45 por ciento del total de personas nacidas en Jalisco (cuadro 2). De esa manera se puede decir que en el año 2002 la población de Santa Paula era, sin lugar a dudas, de origen mayoritariamente urbano.

El origen predominantemente urbano de la población actual de las colonias populares de Guadalajara se reitera en el caso de la Colonia Conciliación, encuestada en el año 2003. La proporción de gente originaria de otros estados era reducida (cuadro 3). Sólo Zacatecas mantenía cierto peso en el poblamiento de esa colonia: 6.06 por ciento (cuadro 3). De hecho, más de la mitad de la población era originaria de Jalisco -82.57 por ciento- (cuadro 3) y, sobre todo, de su capital, Guadalajara -87.14 por ciento- (cuadro 4). La Colonia Conciliación, como Santa Paula, son espacios de vida de origen predominantemente urbanos, es decir, donde la mayoría de la población ha nacido, crecido y tiene sus referentes sociales y simbólicos en la ciudad.

La información de Santa Paula parecería dar cuenta de un decremento de la migración a Estados Unidos: 20.11 por ciento de los hogares registraron experiencia migratoria. Sin embargo, en la colonia Conciliación esa proporción era mayor. Allí, en 36.5 por ciento de los hogares encuestados había experiencia migratoria. Pensamos que la información de Santa Paula y la Colonia Conciliación corresponde de manera más certera a la proporción de migración que podemos considerar netamente urbana: gente nacida en la ciudad que migra, desde la ciudad, hacia Estados Unidos, por razones y con estrategias presumiblemente acuñadas en la vida urbana.

La información del cuadro 5 apoya este argumento. Como se puede ver, la migración de la gente de San Marcos se inició en el periodo bracero (1943-1964) cuando se trataba de una migración de gente del campo aunque, como se advierte, continuó incrementándose en la fase indocumentada -75.56 por ciento- (gráfica 1). Pero en los casos de Santa Paula y la Conciliación la migración a Estados Unidos, aunque también arrancó en el periodo bracero, se potenció en el periodo indocumentado (1965-1986) y se incrementó más aún en la fase pos-IRCA2 (1986), es decir, cuando la gente estaba viviendo en las colonias. En ambos casos se trata de una migración urbana que contiene escasos remanentes rurales, que se desata cuando la población es indiscutiblemente urbana.

 

¿Ir para volver?

En 1982, de acuerdo con los datos de San Marcos, había más migrantes inactivos -77.78 por ciento— que activos, es decir, se trataba de gente que había estado en Estados Unidos pero que había regresado a México, aunque, de acuerdo con la definición de Massey et al. (1987), podían volver a migrar. En cualquier caso se podría pensar que se trataba de una migración de retorno. Un cambio importante parece haberse dado en los últimos veinte años. La información de Santa Paula y la Colonia Conciliación muestra que, en la actualidad, más de la mitad de los migrantes de ambas colonias eran activos, es decir, se encontraban en Estados Unidos en el momento de la encuesta: 50 y 56.39 por ciento, respectivamente (cuadro 6).

Hay que decir que el periodo de estancia en Estados Unidos también se ha modificado. En San Marcos, la mayor parte de los migrantes -38.89 por ciento- permanecía hasta un año en Estados Unidos y otra proporción un poco menor -33.33 por ciento- permanecía entre uno y dos años en ese país (cuadro 7). Los datos de Santa Paula muestran que en la actualidad más de la mitad -61.7 por ciento- de los migrantes ha permanecido más de dos años en Estados Unidos (cuadro 7). No tenemos aún el dato para la Colonia Conciliación.

Al parecer, los migrantes actuales realizan menos viajes que antes. En San Marcos, más de la mitad -62.22 por ciento- había realizado un solo viaje, pero había varios que habían viajado hasta siete veces, es decir, habían ido varias veces a Estados Unidos a lo largo de sus ciclos vitales (Massey et al., 1987) (cuadro 8). En Santa Paula y la Colonia Conciliación no sucede así. Hoy en día la mayor parte de los migrantes realiza sólo uno o dos viajes a Estados Unidos (cuadro 8 y gráfica 2).

Se puede decir entonces que quizá la migración urbana actual se caracteriza porque la gente realiza menos viajes y se queda más tiempo, quizá para siempre, después del primer viaje. Algo similar ha sido reportado para el caso de los migrantes de la Ciudad de México (Lozano, 2004). Esto tiene que ver, sin duda, con las dificultades y costos que significa regresar con frecuencia a México siendo indocumentado, lo cual puede estar relacionado con la puesta en marcha en 1994 de la Operación Guardián, que incrementó como nunca antes el control fronterizo en el norte de México, lo cual ha aumentado los riesgos y costos de la migración aunque sin modificar de manera significativa el flujo de migrantes (Massey et al., 2002).

De hecho, la proporción de migrantes indocumentados sigue siendo la más elevada: 63.33 por ciento en San Marcos, 71.28 por ciento en Santa Paula, 70.68 por ciento en la Colonia Conciliación (cuadro 9). A pesar de IRCA, que legalizó a 2.3 millones de trabajadores mexicanos (Durand, 1988), la categoría de residentes legales se incrementó apenas en las colonias de estudio: 12.77 por ciento en Santa Paula y 3.01 por ciento en la Colonia Conciliación (cuadro 9).

La prolongación del tiempo de estancia en el otro lado supone, nos parece, que la población, mayoritariamente indocumentada, se encuentra menos dispuesta, quizá también con cada vez menos recursos y expectativas, para volver a México al mismo tiempo que se incrementa su arraigo, quizá también las oportunidades para permanecer por más tiempo en el otro lado.

 

¿Hacia dónde en Estados Unidos?

Los migrantes de San Marcos se dirigían a diez estados (incluido Puerto Rico) de Estados Unidos (cuadro 10). De ellos, cinco correspondían a los destinos tradicionales de la migración mexicana: California, Texas, Arizona, Illinois y Nuevo México (Durand et al., 2000). Pero la gran mayoría se dirigía a dos de los estados de destino más tradicionales de los migrantes mexicanos: California -74.44 por ciento- y Texas -7.78 por ciento- (cuadro 10). Con todo, aunque iban a estados de destino tradicionales, los sanmarquenses preferían, desde entonces, las zonas urbanas, en especial el área de Los Angeles-San Francisco: 44 por ciento (cuadro 10).

Veinte años más tarde, los estados de destino se habían modificado de manera notable. Los migrantes de Santa Paula se dirigían hacia diez estados en Estados Unidos, de los cuales sólo tres correspondían a los destinos tradicionales: California en primer lugar -79.79 por ciento-, y disminuyendo mucho, los demás estados de destino tradicionales (cuadro 11). Aunque con proporciones muy reducidas, se podía encontrar vecinos de Santa Paula en nuevos destinos migratorios como Connecticut, Florida, Idaho, Iowa, Michigan, Nevada y Nueva York (cuadro 11). Los migrantes de Santa Paula preferían también los espacios urbanos, en especial el área de Los Angeles-Long Beach, en California:

48.94 por ciento (cuadro 11). La excepción, como se puede ver, eran Modesto y Santa Rosa.

Algo similar, pero más acentuado, sucedía en la Colonia Conciliación. Allí, a los migrantes se les podía encontrar en dieciséis destinos diferentes, de los cuales cinco eran ámbitos tradicionales: California —65.41 por ciento y, en proporciones muy menores, Arizona, Illinois, Nuevo Mexico y Texas (cuadro 12). A los migrantes de la Colonia Conciliación se les podía encontrar además en Canadá, Carolina del Norte, Colorado, Washington (DC), Georgia, Indiana, Michigan, Nevada, Oregon, Utah y el estado de Washington (cuadro 12). Pero la tendencia era similar a la de los dos casos anteriores: los migrantes preferían los espacios urbanos de California y otros estados (cuadro 12).

De esta manera se puede decir que los migrantes urbanos, aunque mantienen cierta predilección por el área de Los Angeles, en California, han comenzado a romper con la espacialidad tradicional de la migración México-Estados Unidos. Hoy por hoy se les encuentra en una gran cantidad y variedad de rumbos de la geografía estadunidense, pero eso sí, sobre todo en ámbitos urbanos, presumiblemente también en actividades no agropecuarias.

 

¿Se van más mujeres ahora?

En 1982 la proporción de mujeres migrantes de San Marcos era muy reducida. Del total de migrantes, ellas representaban 15.56 por ciento, el resto -84.44 por ciento- eran hombres, algo muy característico del patrón migratorio de esos años (cuadro 13). También en este caso, la migración femenina de San Marcos fue la más baja que se registró en las cuatro comunidades de estudio (Massey et al., 1987).

Los datos recientes de Santa Paula y la Colonia Conciliación sugieren que se ha dado un incremento de la migración femenina en los últimos años. En Santa Paula, 73.40 por ciento de los migrantes eran hombres y 26.6 por ciento eran mujeres; en tanto que en la Colonia Conciliación, 79.7 por ciento de los migrantes eran hombres y 20.3 por ciento eran mujeres (cuadro 13), tendencia ya detectada en la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica de 1992 y de 1997. No sólo eso. Antes, de acuerdo con los datos de San Marcos, las mujeres que migraban eran, en proporciones similares, esposas e hijas del jefe de hogar, lo cual indicaría que predominaba la migración femenina familiar (cuadro 14).

Actualmente, en Santa Paula y la Colonia Conciliación, el porcentaje de esposas que ha migrado se mantiene estable en tanto se ha incrementado de manera importante la proporción de hijas que migra a Estados Unidos: 76 y 66.67 por ciento, respectivamente (cuadro 14), aspecto documentado también en el trabajo de Woo (2001). Hay que decir que aunque puede tratarse de hijas casadas también podría indicar un aumento de la migración de mujeres solas. La información sugiere un incremento, leve todavía, de mujeres que migran solteras y han aparecido entre las migrantes las categorías de separadas y divorciadas (cuadro 15).

Así las cosas, de acuerdo con la información de las tres colonias, la migración seguiría siendo un fenómeno predominantemente masculino. Pero el incremento de entre el cinco y el diez por ciento en la participación de las mujeres en el flujo migratorio urbano es relevante porque sugiere que se trata de mujeres que migran solas, una categoría sin duda novedosa que modifica quizá el patrón tradicional de migración femenina por reunificación familiar. Como se ha señalado, la encuesta del MMP, basada en los jefes de familia, suele perder información sobre la migración femenina (Hill, 2004).

Los datos sugieren que se han dado cambios también en los destinos y motivaciones de las mujeres que migran. Hasta donde permite ver la información, las migrantes de San Marcos, en 1982, se iban, como los hombres, a zonas urbanas (cuadro 16). Aunque los valores son muy bajos, se puede decir que la mayor parte de ellas eran amas de casa: 21.43 por ciento (cuadro 17). Pero, como es sabido, la categoría "ama de casa" encubre la existencia de diferentes maneras de obtener ingresos en los domicilios y fuera de ellos. Como quiera, desde entonces había varias mujeres que trabajaban (cuadro 17).

En 2002 se advierte que las migrantes de Santa Paula se dirigían a, por lo menos, cinco destinos, prácticamente todos urbanos (cuadro 18). Aunque el porcentaje de mujeres que aparecían como amas de casa era el más elevado -37.50 por ciento—, llama la atención dos situaciones: la proporción total de mujeres ocupadas y la diversidad de ocupaciones en las que se las podía encontrar (cuadro 19).

Algo similar se encontró en la Colonia Conciliación. Las migrantes se encontraban en once lugares distintos, aunque todos mayoritariamente urbanos (cuadro 20), había muchas mujeres que trabajaban y los quehaceres que realizaban eran también diversificados (cuadro 21).

 

¿Ha cambiado la edad de los migrantes?

La encuesta en San Marcos mostraba que casi la mitad -48.68 por ciento— de los hombres que migraban de la colonia lo hacían entre los 20 y los 34 años (cuadro 22 y gráfica 3). Las mujeres, por su parte, tenían un patrón más disperso: migraban cuando tenían entre 20 y 24 años -14.29 por ciento- y más tarde, cuando tenían entre 30 y 34 o 35 y 39 años, es decir, cuando estaban casadas y buscaban, seguramente, reunirse con los maridos que habían migrado: 28.57 y 14.29 por ciento, respectivamente (cuadro 22 y gráfica 3).

En el año 2002, los migrantes de Santa Paula empezaban a desplazarse a edades mayores que en San Marcos: la migración se iniciaba cuando tenían entre 25 y 29 años y seguía hasta el grupo de entre 35 y 39 años (cuadro 23 y gráfica 4). En esos grupos de edad se ubicaba más de la mitad -53.62 por ciento- de las migrantes de Santa Paula.

Llama la atención que volviera a presentarse migración femenina en edades más avanzadas -35 a 39 y 40 a 44 años- lo que podría indicar que la crisis de los últimos años ha obligado a gente de mayor edad a iniciar trayectorias migratorias, algo que no sucedía antes (cuadro 23 y gráfica 4).

Los datos de la Colonia Conciliación apuntan en el mismo sentido. Los migrantes masculinos de esa colonia también comenzaban a migrar sobre todo en el grupo de 25 a 29 años y, en este caso, con mayor claridad, se mantenían migrando hasta el grupo de 40 a 44 años, casi hasta los 45 a 49 años (cuadro 24 y gráfica 5). La mayor presencia de ancianos, hombres y mujeres que se desplazan por primera vez a Estados Unidos tiene que ver también con los permisos que se dan a los padres para que visiten a sus hijos en Estados Unidos, una opción que se ha liberalizado bastante en los últimos años.

Acerca de las mujeres, la información da cuenta también de una migración que se inicia en el grupo de entre 20 y 24 años -7.41 por ciento- y se mantiene constante hasta el grupo de 45 a 49 años (cuadro 24 y gráfica 5). Es decir, parecería que las mujeres solteras o casadas se están animando a iniciar trayectorias migratorias hasta edades avanzadas de sus ciclos vitales.

La comparación entre los migrantes de San Marcos, Santa Paula y la Colonia Conciliación hace pensar que la edad de la primera migración se ha retrasado durante los veinte años recientes. Pero, una vez reanudada la experiencia migrante, ésta no se detiene sino hasta edades avanzadas de los ciclos vitales de hombres y mujeres, es decir, prácticamente durante la mayor parte de las vidas laborales de ambos sexos.

Esto podría estar relacionado con el incremento que se ha dado en los años de escolaridad de la población en general y de los migrantes en especial.

 

¿Son más instruidos los migrantes ahora?

En 1982 se advertían contrastes entre los migrantes masculinos y femeninos respecto a la escolaridad. En proporción, en San Marcos había más mujeres que hombres que se iban con la instrucción primaria terminada: 35.71 y 26.32 por ciento, respectivamente (cuadro 25). Veinte años más tarde, en Santa Paula, más de una tercera parte de los hombres que emigraban lo hacían con la instrucción primaria concluida: 40.58 por ciento y otra proporción importante lo hacía con la educación secundaria terminada: 27.54 por ciento. El caso de las mujeres llama la atención porque las migrantes de allí se van ahora no tanto con la primaria sino sobre todo con la secundaria concluida: 32 por ciento. Algo similar sucede en la Colonia Conciliación. Allí, la mayor parte de los migrantes se va con la secundaria terminada: 41.51 por ciento; en tanto las mujeres se van con la secundaria terminada e incluso empieza a hacerse notar la proporción de las que se van con la preparatoria concluida: 14.81 por ciento (cuadro 25).

Lo anterior parecería indicar que aunque se ha dado un aumento importante en la escolaridad de los migrantes, hombres y mujeres, la mayor educación no ha sido un factor para insertar a los jóvenes en el mercado de trabajo y de ese modo retener a la población en México. O, dicho de otro modo, los jóvenes estudian más años con la esperanza de mejorar sus opciones laborales, y al no encontrar trabajo, optan por la migración a Estados Unidos. De ese modo, la mayor escolaridad sólo estaría posponiendo la edad de la primera migración y, quizá, mejorando las credenciales de los migrantes urbanos en Estados Unidos.

 

¿Y las redes sociales?

De acuerdo con la información de San Marcos, la mayor parte de los migrantes tenía amigos cercanos que también eran o habían sido migrantes (gráfica 6). En ese tiempo, la categoría amigos podía confundirse con la de paisanos porque, como se ha dicho, la mayor parte de los migrantes se insertaba en redes rurales para iniciar la trayectoria migratoria hacia Estados Unidos (Massey et al., 1987). Otra categoría importante de parientes migrantes eran los primos, hermanos y cuñados, fenómeno que remite a redes familiares y quizá también en ese momento a redes mezcladas con paisanaje que estaban ancladas en los mundos rurales de los que provenían los pobladores de la colonia. En ese sentido podría decirse que las redes migratorias de ese tiempo estaban centradas tanto en el paisanaje como en el parentesco que, en muchos casos, solían coincidir.

La información de Santa Paula y la Colonia Conciliación muestra algunos cambios significativos. Por una parte, sugiere que la relación vinculada con la migración que más se ha intensificado es la de los hermanos, lo que indicaría que se trata de relaciones básicamente urbanas. Al mismo tiempo, aunque han disminuido, los migrantes tienen otros parientes que también son migrantes: tíos, primos, sobrinos que forman parte de la red migratoria que apoya y perpetua la migración (gráficas 7 y 8).

Llama la atención que la categoría que más ha disminuido, en ambas colonias, sea la de amigos (gráficas 7 y 8). Todavía no sabemos qué puede significar esto porque la base de datos no permite ir más allá. Por una parte podría estar indicando que la migración urbana se centra, quizá más que antes, en el parentesco, que tiene mucho que ver ahora con el incremento de los costos de migrar. La información etnográfica muestra que, efectivamente, en la actualidad son los hermanos que han emigrado los que subsidian el desplazamiento, más o menos seguro, de sus hermanos hacia Estados Unidos.

Pero la información de trabajo de campo sugiere también que hay otra red que apoya la migración: los amigos que residen en la misma cuadra, que emprenden o apoyan la experiencia migrante de sus vecinos, conocidos desde siempre en la colonia. De esta manera, parecería que dadas las condiciones actuales de la migración, la red migratoria se ha estrechado en un doble sentido: uno, en términos de relación social, que parece limitarse a parientes muy cercanos, sobre todo, a los hermanos. Dos, en términos espaciales: la red que apoya la migración se ha reducido a la cuadra, el ámbito más cercano de las relaciones vecinales.

Eso por una parte. Por otra, hay que decir que los migrantes no se les encuentra concentrados en los ámbitos tradicionales de la migración, sino moviéndose hacia espacios y actividades novedosas. En este sentido, ¿cómo son y cómo operan las redes sociales en y para estos nuevos desplazamientos y contextos? No lo sabemos aún. Lo que sí podemos suponer es que en ese proceso de dispersión geográfica de la emigración se han debilitado quizá las redes tradicionales del paisanaje y el parentesco centradas en México para tal vez privilegiar las redes de tipo laboral, que se conforman, expanden o recomponen por la geografía de Estados Unidos. En ese sentido, se podría pensar que el incremento de mujeres que migran, trabajan, se desplazan o permanecen en Estados Unidos podría estar construyendo o afirmando redes sociales extensas y novedosas de las cuales todavía sabemos muy poco.

En síntesis, las encuestas realizadas en la ZMG, con veinte años de diferencia, sugieren seis puntos que queremos destacar:

1. La migración urbana detectada en 1982 en San Marcos contenía importantes remanentes de migración rural, o trayectorias migratorias ancladas en localidades campesinas. De ese modo, la proporción de migrantes de las colonias Santa Paula y Conciliación, aunque menor que la detectada en San Marcos, puede mostrar de manera más precisa la migración efectivamente urbana, es decir, las salidas de gente nacida y criada en la ciudad, y en consecuencia, con problemas, recursos y dilemas asociados a la dinámica del espacio urbano.

2. La comparación entre las tres colonias sugiere que se habría roto el ciclo de vida tradicional de la migración que fue conceptualizado y analizado por Massey et al. (1987) para la década de 1980. En ese tiempo, señalan los autores, el patrón de migración predominante era el de hombres jóvenes solteros que regresaban a sus comunidades en México a casarse y permanecían en ellas hasta que se incrementaban las obligaciones familiares de hijos pequeños que los obligaban a regresar a trabajar en Estados Unidos en una o varias ocasiones, pero en viajes cortos y de retorno. La evidencia actual sugiere que los migrantes, ahora hombres y también cada vez más mujeres, salen a edades mayores -probablemente asociadas a mayores niveles de instrucción y falta de empleos en México-, realizan pocos viajes y permanecen tiempos prolongados en Estados Unidos, y ya no es tan evidente que esos migrantes regresen a México.

3. El nuevo patrón de migración está asociado a la persistencia, hasta ahora inevitable, de la migración indocumentada y al mayor control fronterizo que ha hecho extremadamente peligroso el cruce y ha incrementado los costos de la migración. Los migrantes indocumentados se ven obligados a permanecer durante más tiempo en Estados Unidos, lo cual incrementa las redes y motivos para permanecer en Estados Unidos en tanto, además, no se advierten modificaciones en la situación laboral en México que impulsen el retorno.

4. El encarecimiento del cruce fronterizo podría explicar, en parte al menos, el estrechamiento de la red migratoria a parientes muy cercanos, en especial a los hermanos, que son los que asumen desde Estados Unidos el cada vez más alto precio que cobran los coyotes. El estrechamiento de la red migratoria urbana tiene que ver quizá también con un fenómeno inevitable: las relaciones sociales urbanas son más especializadas y unidireccionales que en los contextos rurales. Las colonias populares se encuentran además atravesadas por rivalidades que han dado lugar al surgimiento de grupos que suelen asumir la forma de bandas o pandillas donde la interacción es conflictiva. De ese modo, el principal espacio de socialización y construcción de relaciones sociales en espacios urbanos parece ser la cuadra, no tanto la colonia. El control fronterizo y la situación urbana están modificando, nos parece, la amplitud y complejidad de las redes sociales tradicionalmente asociadas a la migración a Estados Unidos.

5. En general, se advierte un proceso de intensificación de la migración femenina a Estados Unidos asociada ya no sólo a situaciones de reunificación familiar, sino también a búsqueda de opciones laborales. Las mujeres que migran son ahora también solteras que se van a edades mayores, con mayores credenciales educativas, quizá después de haber buscado trabajo de manera infructuosa en la ciudad; se van por más tiempo, tal vez para no volver, hacia destinos nuevos en Estados Unidos.

6. De ese modo, parecería que, por una parte, las redes migratorias en México se están estrechando y restringiendo. La pérdida de la relación estrecha entre el campo y la ciudad, antes tan vigorosa en la dinámica de las familias populares, limita el acceso a redes migratorias ancladas en el mundo rural. Al mismo tiempo, las redes en Estados Unidos parecen estarse expandiendo, que no necesariamente intensificando, y las mujeres ahora también van en busca de trabajo y contribuyen a la creación de nuevas y más amplias redes migratorias en Norteamérica.

 

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Notas

1 La etnoencuesta fue aplicada en la colonia Santa Paula durante los meses de mayo y junio de 2002 con la participación de las estudiantes de Trabajo Social. La misma etnoencuesta fue aplicada en noviembre y diciembre de 2003 en la colonia Conciliación. De acuerdo con la política de Sujetos Humanos del MMP, los nombres de las colonias han sido modificados. Para mayor información sobre el proyecto puede consultarse la página http://mmp.opr.princeton.edu/home-es.aspx.

2 Inmigration Roformand Control Act.

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