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Papeles de población

versão On-line ISSN 2448-7147versão impressa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.10 no.39 Toluca Jan./Mar. 2004

 

Crisis y subjetividad. La situación social en Argentina vista por mujeres de clase media*

 

Crisis and subjectivity. The social situation in Argentina from the perspective of middle-class

 

Susana Masseroni y Susana Sauane

 

Universidad de Buenos Aires.

 

Resumen

El artículo analiza la manera en que un conjunto de mujeres profesionales de clase media de Buenos Aires ha procesado la crisis social que hizo eclosión a fines de 2001 en Argentina. El estudio amplía otro iniciado en 2000 y proseguido en 2001-2002, donde se buscaba ver cómo la grave situación creada vulneraba psíquica y somáticamente a las personas, con el objeto de comprender la manera en que las condiciones impuestas operan en el mediano plazo sobre los modos de pensar e interpretar los sucesos vividos actualmente y cómo se reinterpretan hoy los sucesos pasados. La investigación parte de supuestos teóricos provenientes de la sociología y de la psicología, mediante los cuales es posible comprender las consecuencias operadas en ámbitos de la vida cotidiana y analizar las interpretaciones individuales sobre experiencias personales, los sentimientos y emociones.

Palabras clave: Argentina, género, crisis social, subjetividad, socialización.

 

Abstract

This paper analyses how a group of professional middle-class women from Buenos Aires, Argentina, has processed the social crisis that emerged at the end of the year 2001. This study extends another study, initiated in the year 2000 and continued in 2001-2002, where it was sought to find out how the serious created situation harmed people mentally and somatically, in order to understand how the imposed conditions effect at medium-term the way of thinking and interpreting the currently lived happenings, and how today the past occurrences are reinterpreted. The research originates in theoretic assumptions coming from sociology and psychology, making it is possible to understand the consequences operated in daily life environments, and analysing the individual interpretations on personal experiences, feelings and emotions.

Key words: Argentina, gender, social crisis, subjectivity, socialisation.

 

Introducción

Este artículo se propone analizar las estrategias mediante las cuales un conjunto de mujeres profesionales de clase media de Buenos Aires ha procesado hasta ahora la situación de profunda crisis social que hizo eclosión a fines de 2001 en Argentina. Esta presentación es producto de un estudio que comenzó en el año 2000 y ha tenido varias etapas de recolección de información.

Se busca comparar puntualmente las interpretaciones acerca de la situación actual del país con la que tenía el mismo conjunto de mujeres un año atrás, y observar cómo operan prolongadas situaciones de traumatismo social1 en la subjetividad.

Las políticas económicas neoliberales aplicadas en Argentina, como en otros países de América Latina, han afectado enormemente la calidad de vida de amplios sectores de la población; sin duda, los sectores más pobres han sido los más perjudicados, pero para los sectores medios estas políticas han significado también un grave empeoramiento de sus condiciones generales de vida, y muchos de los logros sociales alcanzados durantes décadas de movilidad social ascendente -sobre todo mediante mejores niveles educativos- van desapareciendo con las nuevas condiciones que la crisis está imponiendo.

Como señalamos en análisis anteriores (Masseroni y Sauane, 2002), al considerar como objeto de estudio específico a representantes de la clase media "asumimos una base mínima de acceso a recursos sociales" (Sautu, 2001) y dentro de ella sólo consideramos mujeres con educación universitaria completa o más, lo cual implica que han tenido acceso al desempeño de ocupaciones que requieren cierto grado de capacitación y especialización, empleos que, en consecuencia, son de los mejor remunerados en el mercado de trabajo.

Asumimos también que la clase media comparte un ámbito de experiencias vitales similares y cierto sistema de valores que condicionan modalidades de interacción con otros. En estos supuestos se apoya el análisis de sus interpretaciones, sus argumentos y la forma en que van armando su modo de pensar.

Los análisis de datos agregados (Sautu, 1999; Masseroni, 2001) muestran que en Argentina se dio, durante la década de 1990, un incremento de la proporción de mujeres que lograron terminar estudios superiores, lo que ha ocasionado, a su vez, un aumento de la proporción de mujeres entre los profesionales en actividad. Pero si bien los grupos más educados ocupan los puestos que requieren mayor calificación y reciben remuneraciones más altas, los cambios operados a partir de las reformas económicas aplicadas firmemente desde 19912 intensificaron una ya iniciada precarización laboral y, como consecuencia, se produjo un desmejoramiento de las condiciones en que se desarrolla la vida cotidiana de los sectores medios en general. La falta de inversión productiva y la apertura total de la economía durante esos años condujeron a un desmesurado aumento de la desocupación y una pronunciada caída de los niveles salariales, tanto para las mujeres como para los varones. Una de las características que muestran el desempleo y la precarización laboral es que afectan fuertemente a los sectores más calificados, de los cuales forman parte el conjunto de mujeres que nos brindaron sus testimonios, sus familiares y círculo de amigos y conocidos.

El proceso de deterioro, que fue general y se ha observado también en la esfera política, hizo eclosión a fines de 2001, cuando el gobierno cambió nuevamente las reglas del juego de la economía: modificó la paridad cambiaría, pasando de una relación uno a uno con el dólar a otra de más de tres pesos por dólar, confiscó los depósitos bancarios privados y convirtió a pesos argentinos los depósitos en dólares. Este proceso de transferencia de capitales hacia un sector específico perjudicó a pequeños ahorristas privados, en su mayoría pertenecientes a la clase media, y benefició a los grandes deudores en moneda extranjera, quienes con la conversión de sus deudas de dólares a pesos argentinos han licuado sus deudas.

El contexto en el que hay que analizar los datos es de una profunda y prolongada crisis, toda vez que si bien ésta hizo eclosión a fines de 2001, venía operándose desde años antes. Al cambiarse las reglas de juego económico, se ha empobrecido a amplios sectores de la clase media. Este proceso de empeoramiento general altera las condiciones en que se desarrolla la vida cotidiana3 y repercute en la totalidad de las relaciones sociales: en el hogar, en el trabajo, de parentesco, etcétera.

Este estudio amplía otro iniciado en 2000 -centrado en el empeoramiento de las condiciones de trabajo-, proseguido luego en 2001-2002, donde se buscaba ver cómo la grave situación creada vulneraba psíquica y somáticamente a las personas. Dado que las condiciones no han mejorado, el eje del presente análisis será observar la evolución producida por las interpretaciones subjetivas sobre la situación socioeconómica, comparadas con las de la situación a fines de 2001 y comienzos de 2002. Nos interesa comprender la manera en que las condiciones impuestas operan en el mediano plazo sobre los modos de pensar e interpretar los sucesos vividos actualmente y cómo se reinterpretan hoy los sucesos pasados.

 

La perspectiva teórica

El proyecto se apoya en una serie de supuestos teóricos que provienen de la sociología y de la psicología. Esta mirada desde un andamiaje teórico de distintas disciplinas permite comprender las consecuencias operadas en ámbitos de la vida cotidiana y analizar las interpretaciones individuales sobre experiencias personales, los sentimientos y emociones. El primer supuesto que asumimos, derivado del interaccionismo simbólico, consiste en que es en el campo de las interacciones con otros -ámbito de la vida cotidiana- donde se crea e interpreta la realidad subjetiva, pues las interpretaciones que las personas hacen surgen del uso reflexivo de los conocimientos que poseen, el procesamiento de experiencias vividas y los significados que comparten con otros en los ámbitos donde interactúan y de los que forman parte Sin embargo, aceptamos que la estructura social -como primera matriz de oportunidades- condiciona previamente a las personas, ofreciéndoles un margen dentro del cual pueden desarrollar su vida y desde donde la interpretan.

El otro supuesto que asumimos proviene del psicoanálisis, y es que los sujetos -mujeres en este caso- son psique y socialización, por lo que los procesos psíquicos no pueden separarse de su dimensión relacional.

Al considerar estas dos vertientes teóricas, el marco interpretativo se amplía y permite abordar tanto los elementos que son tenidos en cuenta por las personas al crear los significados sobre la realidad social en que están insertas, como las evaluaciones que subyacen, en las que puede verse el peso de la experiencia anterior. Los conceptos del psicoanálisis nos permiten abordar los modos de funcionamiento del psiquismo frente a situaciones de trauma social prolongado e interpretar el pensamiento, las emociones y aun los mecanismos que usan como defensa para minimizarlas.

Tomamos para análisis la noción de "ideal del yo", instancia del modelo psíquico freudiano, entendido como la construcción de una imagen en la que se unen valores sociales y parentales con deseos propios. El "yo", para obtener una valoración, se compara permanentemente con esa imagen durante toda su vida. Entre ese modelo ideal -acerca de cómo quiere configurar su yo- y su yo actual hay una brecha, y el futuro es el tiempo en el que proyecta cumplir el anhelo de que coincidan. Este modelo ideal está relacionado estrechamente con aquellas cosas que se desea alcanzar, las que a su vez adquieren valor para los sujetos en el marco de su propia historia y de lo que su cultura y su sociedad particular les van imponiendo en su devenir, toda vez que el sujeto es un ser inserto en una cultura. El yo, entonces, sólo puede existir apoyándose en los bienes que valora y en los logros que va alcanzando, dependiendo asimismo de la imagen que le devuelve la mirada de los otros. La autoestima depende de la mayor o menor distancia entre representación de sí mismo en cada momento y esa imagen ideal.

En la interacción, las personas se ven expuestas a estímulos múltiples que deben procesar psíquicamente. Si este procesamiento no se cumple -ya sea porque el estímulo es muy intenso o es impredecible y la persona no pudo prepararse para el suceso, o porque su estructura mental no puede enfrentarlo, deviniendo en trauma-, las personas se vuelven vulnerables a trastornos psíquicos o físicos.

Las situaciones traumáticas causan angustia masiva a quienes las viven, toda vez que no llegan a ser elaboradas en pensamientos o acciones que permitan canalizarlas, y más aún si se prolongan en el tiempo. La organización del yo del sujeto se ve amenazada y "en su intento por superar la situación traumática, el sujeto está exclusivamente ocupado por el hecho traumático..." (Masseroni y Sauane, 2002). En momentos de crisis social, donde los montos de traumatismo son importantes, se genera angustia traumática, la cual induce en las personas reacciones emotivas que las vulneran psíquica y somáticamente. Si estas situaciones traumáticas prolongadas impiden avizorar cambios, la impotencia genera desesperanza, depresión o parálisis del pensamiento.

Los sucesos económicos, políticos y sociales ocurridos durante el año pasado quebraron las garantías legales y con ellas se han desarticulado las "certezas básicas" (Giddens, 1995) imprescindibles para la vida, que son garantizadas por la confianza implícita de los actores en esas reglas y normas que posibilitan el orden social. La ausencia de garantías inhibe de referentes para pensar provocando un quiebre de la seguridad ontológica, ya que se pierde la posibilidad de un mañana predecible. Así, los sujetos van perdiendo autonomía y la idea de futuro, como ámbito en el cual alcanzar esa imagen ideal con la consecuente sensación de desesperanza. El nivel de incertidumbre se vuelve, por lo tanto, muy difícil de tolerar.

 

Material y métodos

El estudio fue encarado en sus distintas etapas con un enfoque teórico-metodológico cualitativo, por lo que el corpus de información que analizamos se ha conseguido en cada momento por medio de las reconstrucciones que hacen acerca de su propia experiencia un conjunto de mujeres de clase media.

Las reconstrucciones e interpretaciones -discurso- de las experiencias vividas implican ubicar el objetivo de investigación en el nivel del microcosmos de las relaciones sociales. A partir de ese discurso se infiere el padecimiento del yo4 y la implementación de defensas. Las discusiones grupales permiten expresar las categorizaciones con que construyen los significados sobre distintos ámbitos de sus vidas y del entorno en que se vive y con el que interactúan. Por medio de esas expresiones se manifiestan también sentimientos y emociones que la experiencia les provoca.

El análisis actual constituye la tercera etapa del estudio iniciado en 2000, cuando se entrevistó individualmente a treinta mujeres profesionales universitarias con trayectorias laborales continuas residentes en el área metropolitana de Buenos Aires. En ese momento el interés consistía en abordar, desde la perspectiva de los actores, el valor otorgado al desempeño de la profesión, los cambios ocurridos en las condiciones de trabajo a lo largo de sus vidas activas y la función de este proceso en la formación de la autoimagen. Luego, a fines de 2001, se decidió volver a entrevistar a las mismas mujeres para ver cuáles habían sido los cambios que el deterioro de la economía había causado en sus trabajos y cómo repercutía esto en su vida particular. Los acontecimientos de fines de 2001 nos llevaron a abordar también la problemática de la crisis que se estaba viviendo. Para poder recoger información de la mayor cantidad del conjunto original de las profesionales universitarias entrevistadas y para favorecer la discusión donde emergieran argumentaciones racionales, opiniones y evaluaciones de manera más precisa se las reunió en cuatro grupos focales. Los grupos, cada uno de los cuales se formó con seis participantes, estuvieron centrados en los sucesos vividos en Argentina a partir de diciembre de 2001. Las discusiones fueron provocadas a partir de una guía de preguntas y fueron grabadas en todos los casos y transcritas de manera textual, respetando e identificando la intervención de cada una de las participantes. En esa etapa del estudio las pautas generales pensadas para el desarrollo de los grupos orientaron las discusiones acerca de la percepción e impacto de la situación en ese momento en relación de dependencia tanto de lo pulsional, de los imperativos restrictivos del Ideal del yo y de las exigencias de la realidad. Representa un mediador encargado de los intereses de la totalidad de la persona y pone en marcha una serie de mecanismos de defensa frente a conflictos internos o con el mundo exterior. -enero/febrero de 2002-, los cambios en las condiciones generales de trabajo y los vínculos personales, familiares y laborales, así como los trastornos somáticos que reconocían.

Como Argentina sufría de un proceso de deterioro económico desde la década de 1980, lo cual impedía avizorar cambios de rumbo, desde la primera fase del estudio se pensó en hacer un seguimiento del conjunto inicial de mujeres entrevistadas para ver, a través de sus propias perspectivas y a lo largo del tiempo, qué cambios objetivos ocurrían en su trabajo y en el país en general y cómo las afectaban. Luego, frente a una crisis sin precedentes en el país (y para la que no se vislumbra una salida a corto plazo), se pensó en una nueva convocatoria a las mujeres que participaron de las discusiones grupales en 2002. Se volvieron a repetir así cuatro grupos con las mismas participantes5 un año después para comprender cómo han operado en la subjetividad situaciones prolongadas de traumatismo social.

Nuestro interés fundamental, en este momento, es saber cómo ha sido procesada la situación de gravísima crisis social iniciada a fines de 2001 y aún sin resolución. Por eso esta vez el desarrollo de los grupos se centró en la descripción de la situación argentina en general en 2003 y su comparación con 2002.

La técnica grupal aparecía adecuada por varias razones, algunas de orden práctico y otras teórico-metodológicas. Las primeras tienen que ver con la necesidad de reunir testimonios de un conjunto relativamente numeroso de personas en pocos días, resguardando los requisitos de homogeneidad intergrupal; las segundas, a la necesidad de hacer posible el acceso tanto a argumentos racionales como a opiniones, evaluaciones, sentimientos y emociones que aparecen más superficialmente en las entrevistas individuales, así como a acceder a las primeras asociaciones que se hacen con los temas que presentan los estímulos verbales y visuales, todo lo cual tiene que ver con el aspecto cualitativo del estudio. Las primeras asociaciones tienen importancia porque, en general -ya sea por medio de bromas o por otras formas más o menos elípticas-, permiten inferir el estado emocional que predomina, sorteando la inhibición que causa hablar de los propios sentimientos y emociones.

Para el análisis del material se siguió la misma estrategia que en los casos anteriores, es decir, se hizo un análisis temático a partir de los temas propuestos en las guías de pautas disparadoras de las discusiones, y de otras categorías que emergen de los relatos, tanto las que se fueron repitiendo en todos los grupos como las que sólo surgieron en uno de ellos.

Lo primero que logramos son descripciones e interpretaciones acerca de sucesos de la propia experiencia de las participantes ocurridos durante los años recientes, fundadas y sustentadas en esquemas valorativos mediante los cuales les fueron otorgando significado. Estos significados son los que buscamos desentrañar y, en ese marco, interpretar el sentido otorgado a los sucesos y cómo se generan sentimientos y emociones. Las intervenciones de las entrevistadas hacen posible inferir la autoimagen y la autoestima que aparecen en las referencias a las experiencias vividas sobre los logros que pudieron alcanzar y aquellos que debido a las transformaciones ocurridas se han visto truncos, distanciándolas de la imagen ideal. Asimismo, la perspectiva psicoanalítica nos brindó conceptos y fundamentos para acceder a las modalidades de funcionamiento psíquico, las que pudimos comparar con lo que se observó en 2002, los mecanismos de defensa usados por las mujeres y ver cuáles han sido las consecuencias psíquicas y aun somáticas.

 

La situación social en Argentina hoy, según mujeres de clase media

Ana: "... la cosa es muy terrible, yo creo que el poder está muy por allá y está olvidando al resto de la población."

Hace un año, después de los graves sucesos que se vivieron en Argentina, nuestras entrevistadas veían una sociedad caótica en la cual el colapso impedía cualquier salida a la situación creada. La falta de instituciones que cumplieran e hicieran cumplir las leyes causaba desesperanza porque impedía pensar el futuro. Hasta hoy la situación no ha mejorado, la corrupción ha alcanzado todos los ámbitos y las cuestiones más graves siguen sin resolverse. Si bien no existe hoy la tensión existente en el lapso diciembre de 2001-enero de 2002, la calidad de vida general ha caído abruptamente para la mayoría de la población.

A pesar de la coincidencia general sobre la gravedad de la situación del país, podemos diferenciar dos tipos de reacciones emotivas entre las entrevistadas. La mayoría entiende que la situación actual es: "terrible", "grave", "dramática" y "sin salida" visible en lo inmediato. Zoraida (médica) resume lo que el grupo cree que ha pasado durante este año:

...la situación global creo que superó mi expectativa... Yo tenía noción de que como resultado iba a haber mucha pérdida de vidas, no solamente de gente que pudiera morir, sino gente que iba a ver muy deteriorada su vida. Mucha pérdida de calidad de vida. Pensaba que era una situación caótica y de mal pronóstico... Me quedé corta.

Mayoritariamente no vislumbran nada positivo porque las instituciones no protegen a los ciudadanos.

Sólo unas pocas, apoyadas en el incremento de manifestaciones de solidaridad social o los pocos indicios de una mínima reactivación del mercado productivo tienen "chispas de esperanza". En este sentido, Ana C. (médica pediatra) dice: "Si bien hay algunas cosas que a uno le parece como que son chispas que quieren ir formando algo: (...) muy importante, la solidaridad..." Loty (socióloga) observa que hay "alguna que otra salida laboral que no había el año pasado." y Silvia (psicopedagoga) tiene algo de esperanza toda vez que "...el año pasado no pudimos hablar con los padres de los chicos... del proyecto educativo de la escuela porque era una lágrima, la gente se sentaba a llorar y este año señoras que se dedicaban a la costura las volvieron a llamar."

Y Ana María (contadora), quien afirma:

Por suerte, dentro de todo estamos tratando de salir lo mejor posible y tratando también de ayudar, o sea, estamos viendo las necesidades. Por ejemplo, en nuestra empresa hay un voluntariado, ese voluntariado está visitando distintos hogares, estamos tratando de ayudar, de hacer colectas. Como que la gente está más solidaria.

Las más críticas están desesperanzadas y ante las referencias a "señales de que algo está cambiando con la gente", como son las muestras de "solidaridad" y la "unión" de los ciudadanos para enfrentar y aun buscar una salida a la crisis, sostienen lo siguiente:

Yo la distinción que hago si esos chispazos que uno ve de autogestión, de creatividad o de pretender salir del pozo y demás, eso yo lo atribuyo más a temas personales que a una manifestación de la sociedad... O sea, tenemos que decir, bueno, la sociedad no existe, empecemos de cero y empecemos a agruparnos a ver cómo salimos. Pero de arriba para abajo no hay absolutamente nada. Es realmente de terror. el país está expulsando gente. Yo, el año pasado estaba un poco en la posición de ella (se refiere al comentario de otra entrevistada) yo no sé si se acuerdan, yo decía que me daba mucha esperanza ver todo esto de cómo la gente se empezó a agrupar en las asambleas barriales, cooperativas de trabajo y demás. Pero a la luz de todo lo que vino después yo lo veo como manotazos para poder sobrevivir, no como una forma de organización de la sociedad, o sea, como que la gente corre como las hormigas antes de la lluvia, ¿viste? Desesperadas para ver cómo pueden hacer algo para salir del pozo, pero yo en este momento no alcanzo a vislumbrar alguna solución más o menos a mediano plazo (Ana A., arquitecta).

La misma sensación de fatalidad es compartida por Zoraida, quien al no ver expectativas posibles en el país, dice:

Ya no tengo ganas de invertir más vida acá. Los pocos años que me quedan, no tengo ninguna duda, me estoy preparando para irme, este. Apoyé inmediatamente a mis hijos cuando vi que se empezaban a frustrar y a sentir mal, fui el principal motor, aunque me dolió muchísimo que se fueran, hice todo lo posible para sacarlos de acá... Como yo creo que hay proyectos superiores, que nos superan, dudo mucho que estos emprendimientos chicos puedan llegar a unirse y esta cosa de granja, de artesanía, esta cosa de unión, de solidaridad, de que la gente común se una, si no logramos cambiar la clase política...

El espacio de las experiencias personales y familiares señala los cambios ocurridos en el último año, como para muchos otros representantes de los sectores medios. Las descripciones de la situación social, como ellas mismas reconocen, las hacen desde su propia experiencia. Lo primero que Norma H. dice es: "Resulta difícil despojarme de mi situación personal: mi marido se quedó sin trabajo... en octubre del año pasado..."

Hay cuatro aspectos de la situación actual que son comunes a las discusiones en todos los grupos: uno es la precarización laboral, que ha alcanzado niveles impensados en otro momento, para aquellos que aún están insertos en el mercado laboral, y las modalidades que adquiere son similares en los distintos ámbitos de desempeño profesional. Si bien la especialidad propia o de algún familiar directo, según los testimonios, otorga ciertas particularidades a las condiciones en que trabajan, la inestabilidad laboral hoy es general.

Otro factor que caracteriza las interpretaciones sobre el momento es la angustia permanente por el temor a la pérdida del trabajo. Ana A. resume el comentario más frecuente:

En todas las empresas el vivir en una angustia permanente por el tema de la inestabilidad laboral ¿no? Si no es uno, es el de al lado y si no es el de al lado, es el de enfrente, pero, bueno, cada vez menos gente. Ya es un privilegio increíble el tener trabajo, que debería ser un derecho.

En la empresa, privatizada, donde trabaja Ana María: "Cada mes que fue pasando del año se fueron realizando distintas reducciones de personal y cada vez más achique, más achique, más achique, o sea, cada vez somos menos empleados con más cosas para hacer."

Para Norma Y., el ámbito de la salud:

...sigue mal, hay falta de insumos y falta de trabajo... Están los de planta y están los prestadores. Con el sistema nuevo de trabajo, malísimo, cobran en negro porque prácticamente no tienen ningún beneficio social y en este momento están pagando a 180 días... y aunque parezca mentira, los profesionales se siguen yendo...

Las médicas que trabajan para o en las obras sociales reciben honorarios mínimos, establecidos por nomenclador nacional, que generalmente se hacen efectivos con seis meses de demora. Trabajan sin relación de dependencia laboral., no poseen cobertura social alguna, pues carecen de vacaciones, jubilación, cobertura de salud, etc. Según el testimonio de Irene: "Estafan a los profesionales... y lo mismo les pasa a los laboratorios... en la salud no ha mejorado nada". Otro ejemplo es el del marido de Ana R., médico, quien hace más de un año "se quedó sin trabajo y, bueno, ahora la UOM está llamando a los que les debía y está llegando a un acuerdo, están pagando en cuotas, digamos, la indemnización de los que habían echado..."

Durante el año 2003, los nuevos ajustes sólo agravaron la situación anterior. Y se ha extendido bastante una modalidad que es trabajar a resultados. Se "contrata" a profesionales con buena trayectoria que están desocupados pero sin sueldo, ni honorario alguno, sino "a resultado". Norma H. (psicóloga) cuenta el caso de su marido:

Es licenciado enmarketing y en realidad siempre le fue bien, siempre sostuvo la casa sin dificultades... Bueno, en octubre del 2001 se quedó sin trabajo, en un primer momento sumado a la situación del país, vino enseguida diciembre y andaba todo confundido, entonces se confundía la situación personal con la del país. A medida que fueron pasando los meses, la realidad es que no conseguía trabajo. Yo decía: "No, no puede ser, un tipo brillante, con premios nacionales e internacionales en el área de promoción, reconocido mundialmente, el mes que viene se resuelve". Se resolvió de una manera muy particular, porque entró a trabajar en una empresa muy importante pero "a resultados, porque estás con las nuevas condiciones". Los resultados fueron cero por distintas circunstancias o porque tal empresa desistió, porque tenía miedo o porque tal otra no invirtió a último momento cuando estaba hecho el proyecto. Conclusión: llegó un año, un año y pico y ya son quince meses y no obtuvo resultados. Ahora está decidido a renunciar, está nuevamente en la búsqueda. Le han ofrecido maravillas extraordinarias, pero nuevamente "a resultado".

Quiere decir que ponga su capacidad, su talento, su energía, su tiempo pero, bueno si resulta bien, pero del otro lado no se invierte".

Las empresas suelen, también, incorporar "pasantes" estudiantes o profesionales recién recibidos para "brindarles experiencia" y evitan de esa manera el pago de las cargas sociales correspondientes. En las empresas privadas y aún en las estatales, como donde trabaja Loty (socióloga) suelen "tomar pasantes, así no le tienen que pagar a un profesional".

La tercera cuestión grave en este momento es que como muchos otros representantes de los sectores medios, las entrevistadas señalan que fueron perjudicadas, desde fines de 2001, con la confiscación de los depósitos bancarios. Una de las formas más comunes y más publicitadas de ahorro, por la seguridad que connotaban, consistía hasta ese momento en ahorrar depositando dinero en los bancos y ganar intereses por ello. De un día para el otro aquello que serviría de respaldo en caso de necesidad extrema o para la vejez fue confiscado y hasta hoy nadie puede retirarlo de los bancos. Esta situación de quiebre de la legalidad para efectuar un "despojo" genera mucha irritación y desconcierto. Es el caso de Norma Y., quien comenta que tenía "todos" sus ahorros "y lo que me habían dado de indemnización de un trabajo en una obra social que me echaron después de veinte años". Es un atropello a la propiedad privada, que es lo que a su vez dice defender firmemente el sistema de gobierno. Ante esta situación, algunas de las participantes expresan resignación, la misma Norma Y. cree "...que nos conformamos, porque la plata sigue en el corralito..."

Esta es la situación general que describen de las condiciones que afectan a su sector social de pertenencia, pero señalan otro componente de la realidad argentina, la indigencia6 que hoy forma parte del paisaje urbano de Buenos Aires. La extrema pobreza o indigencia, que aumenta día a día, dejando en la calle a cada vez más gente, está muy presente en las discusiones grupales. Viviana (socióloga) dice lo siguiente:

Estuve cuidando un familiar en el hospital... El director del Hospital Pirovano había dado la orden de que abrieran la puerta del hospital a la noche y que dejaran entrar para que durmieran en los pasillos, las salas de espera, donde pudiera la gente que no tenía donde dormir, para que no durmieran en la calle.

Ana C., quien trabaja en el Hospital de Niños cuenta: "El otro día una madre me dijo que como se le había quemado la casa y había perdido todo, el fin de semana ella lo tenía solucionado: se venía a ver televisión al hospital con los chicos y comía." Y Zoraida, quien también trabaja en un hospital, responde: "Hay miles de esos casos".

La pobreza extrema, con la que hoy se convive diariamente, ha impactado en los sectores medios generando, por un lado, actitudes de solidaridad, como señalamos al comienzo y, por otro, temor. El aumento de la delincuencia suele asociarse con los pobres y diferentes, provocando inseguridad. Hay impotencia por no poder hacer algo más, como señala Silvia: "Ir en el colectivo o en el subte es terrible: chiquitos y chiquitos pidiendo limosna, por la calle también. Uno llega a la casa hecho bolsa".

Si bien la pobreza se viene agudizando en Buenos Aires y hay niños pequeños mendigando desde hace varios años, este era un fenómeno mucho más extendido en algunas provincias muy pobres del país, no tanto en la Capital Federal. La toma de conciencia de las consecuencias de la pobreza extrema, a mediano y largo plazo, genera mucha angustia a Zoraida, quien advierte:

Lo que está comprometida es la vida futura, la salud, lo que está comprometido es el espíritu de la gente, esa desesperanza de la que ella habló, que yo compruebo multiplicada todos los días. Porque vos pensá que si nosotros estamos diciendo: "A nosotros no nos fue tan mal, nosotros tenemos trabajo, somos de clase media". Pero estamos con una angustia permanente. Si nosotros tenemos angustia... vos pensá esa gente, que vos estás ayudando... Pensá en la situación límite que es que tengas que vivir en un galpón, fueron buenos, te regalaron zapatillas para tu hijo, te dieron unos colchones y estás durmiendo con todos tus hijitos... ¡Eso no es vida! ¡Eso es sobrevivir! ¡Eso es un parche en la vida del país! Esto a mi no me conforma ¡Me indigna!

En este marco se rescatan las actitudes solidarias hacia los indigentes. Y se valora la posibilidad de dejar lo superfluo en beneficio de lo necesario para calmar las necesidades propias cada vez más difíciles de cubrir y los sufrimientos de los demás. Ana C. cree que "en la sociedad muchos grupos tomaron mayor conciencia, hubo más participación". Para Loty, "hubo una sensibilización de la gente, nos hicimos algo más solidarios". Y según Norma H.: "Nuestros hijos tomaron en cuenta que no debían gastar porque sí."

La falta de expectativas en las instituciones es muy visible a través de sus testimonios. Todas las esperanzas en la "toma de conciencia", la "solidaridad social" y la "austeridad" como valores rescatables, se depositan en la gente común, no en medidas oficiales. El Estado ha desaparecido del imaginario de este grupo como responsable de la protección general y resguardo de la ciudadanía. Ana C. apunta: "El Estado es la destrucción de la persona en este momento." Mientras que para Araceli: "El Estado liberal es lo que nos llevó a vivir esto, este desastre..."

 

Efectos sobre la subjetividad: representación de sí, valores y autoestima

Como venimos observando desde nuestro análisis anterior (Masseroni y Sauane, 2002), el deterioro económico y el quiebre institucional de 2001 provocaron un verdadero traumatismo social, cuya consecuencia más grave a nivel individual y grupal es el cuestionamiento de los valores arraigados en las entrevistadas, cuestionamiento que comparten con otros miembros de su segmento de clase (Sautu, 2001).

Entre las experiencias personales y familiares relatadas aparecen tres referencias contundentes e interrelacionadas entre sí de "ideas" y "reflexiones" que sostienen sus propios hijos. Dado el tramo elegido para el estudio "40 a 55 años" tienen hijos muy jóvenes. Lo primero que mencionan es que para ellos el estudio ha dejado de ser un valor. Estudiar y esforzarse no "llevan a ninguna parte", es decir, no les garantizan logros en el futuro.

Habla Ana A.:

A mi hijo le faltaban siete materias para recibirse y dejó de estudiar para ponerse a trabajar... No es que yo lo mandé a trabajar ni que él se fue porque lo necesitaba, sino que fue una decisión personal... Está trabajando con una camioneta, haciendo fletes, y lo respeto porque es su decisión. Nosotros lo acompañamos más allá de que siempre uno está con el cantito de que tenés que recibirte porque un título es un título y que sé yo... Que ya cada vez yo me la creo menos, hoy en día un título no te sirve para nada... Vas a ser repositor de supermercado.

La desjerarquización de los títulos universitarios los deja sin argumentos:

De repente vos ves que salen de la facultad y no tienen el reconocimiento que uno espera y ¿cómo les explicas vos eso a los chicos? ¡Es tan difícil! Porque ellos ven otra realidad y lo viven desde ellos... Un sobrino mío que estudió medicina se recibió con medalla de oro, está haciendo la residencia en neurocirugía en el Clínicas7 y le pagan 400 pesos...

Esta idea se asocia con otra: que hay que vivir en el hoy sin pensar en el futuro, disfrutar, gastar todo lo que se tiene. Ana A. sigue el argumento anterior:

Porque ellos ven otra realidad, ellos lo viven desde ellos y lo que para la generación que tiene ahora veinte, veinte y pico de años, es algo que nosotros no tuvimos en cuenta, que es que la vida pasa y pasa rápidamente. Nosotros pensábamos que éramos eternos y los chicos ahora cada día lo quieren vivir y lo quieren vivir bien. Hay una diferencia importante: ellos eligen lo que quieren hacer hoy, o sea, no apuestan a futuro.

Y relacionado con la reflexión anterior aparece el cuestionamiento a los ideales políticos de la generación de los padres, como lograr una sociedad más justa, con posibilidades para todos, etcétera. Ana A. dice al respecto:

Los que cuestionan son los chicos, justamente todo... los que hicimos nosotros en otro momento ¿no? Como que nos llevó a esta situación caótica... Los jóvenes descreen en la política. Y nuestra generación todavía tenía algunos ideales en ese sentido... Pero ahora es como que hay un individualismo asqueroso...

Lo más llamativo es que ellas no muestran capacidad de argumentación para defender y seguir sosteniendo ante los más jóvenes lo que pensaban. Habla Ana C.: "Nosotros en aquella época del setenta pusimos mucha esperanza en el Estado y a mí me parece que eso sí fue un error, y eso te lo dicen los chicos..." Zoraida expresa la frustración de su generación: "Nosotros fracasamos, por más politizados que éramos... No logramos mantener una clase política que respondiera a los intereses de la Nación y del pueblo."

Y Ana A. acepta que fue aquello lo que causó este estado de deterioro:

Los chicos dicen: bueno ustedes, todo lo que pensaron y opinaron y pelearon, por lo que ustedes creyeron que era justo nos llevó a esto, a un estado de caos total... Y es inevitable porque en definitiva es lo que se consiguió. El idealismo en sí mismo no es un valor, no sirve para nada porque, en definitiva, uno lucha por algo que no beneficia a nadie en particular ni a la sociedad en su conjunto.

Así vemos que las entrevistadas se encuentran en tal estado de angustia y desesperanza, de quiebre personal, que hoy cuestionan hasta lo que el año pasado sostenía su identidad y autoestima. Por ejemplo, hace un año, la misma Ana A. sostenía: "Yo estoy tranquila porque milité sindicalmente toda mi vida, me quedaba hasta altas horas de la noche para conseguir mejoras y para oponerme a situaciones injustas, por eso hoy siento que hice todo lo posible." El impacto en el psiquismo de algunas entrevistadas les ha provocado un verdadero derrumbe de aquellos valores que sostenían su autoestima hasta el año anterior y se hace muy evidente en los casos de entrevistadas que, como Ana A., tuvieron militancia política o sindical en su juventud. Al reconocer que sus ideales no pudieron ser alcanzados no sólo sienten el fracaso, sino que algunas hasta sienten que fueron responsables. En estos casos se puede inferir la utilización de mecanismos de desmentida que perturban el reconocimiento de la verdadera causa de la situación actual, que son los procesos socioeconómicos generales.

Al quebrarse el sistema de valores que sostenían, dudan de todo. Hoy, por un lado, critican la degradación social que se percibe: ".hay un individualismo asqueroso", dice Ana A. Y por otro, se observa que ya no pueden seguir afirmando lo que pensaban antes, consecuentemente, sienten que vivieron equivocadas.

También está en peligro la representación misma de sí y se evidencia, por ejemplo, cuando María Inés dice: "A veces pienso: ¿Y si llegara a vivir en una villa miseria...?" El temor ya no es sólo por quedar fuera del mercado laboral.

 

Características del discurso y procesos de pensamiento

Hace un año, el discurso de las entrevistadas se caracterizaba por quiebres en la lógica y momentos confesionales, dada la intensa angustia producida por una situación traumática reciente, cuya característica principal había sido la violencia. El recuerdo que tienen hoy de ese momento es que, como dice Norma H., "en enero del año pasado... era un caos total". Y Araceli recuerda: "Esa campaña de rumores que se tejía... de la guerra civil". Para Viviana, "esta situación no es del año pasado... yo creo que viene arrastrando de muchos años atrás, que algunos les tocaba y a otros no, era como que algunos hasta ahora se iban salvando y entonces pasaba por al lado. De golpe se agudizó el año pasado".

Ahora bien, vemos que se ha incrementado la utilización de dos mecanismos defensivos muy nocivos para el psiquismo: el mecanismo de desmentida y la hostilidad por la situación de frustración se vuelve contra la propia persona transformada en culpa.

Los mecanismos defensivos sirven como forma de que el sujeto no se enfrente a ideas dolorosas para sí; en general, se utilizan para evitar reconocer sentimientos, impulsos, ideas y hasta y maneras de ser. Sin embargo, existen algunos mecanismos como el de desmentida, que el psiquismo utiliza cuando no puede tolerar una realidad externa, y que consiste en "descreer" de aquello que ocurre en el mundo para lo cual debe modificar su propia percepción. Estos mecanismos perturban enormemente el pensamiento y sobre todo el vínculo consigo mismos y con el ambiente.

La agresión es una emoción muy difícil de manejar porque la vida en sociedad nos impone una enorme restricción sobre la misma. El ser humano tiende a enojarse con cada una de las circunstancias displacenteras que le toca vivir, la frustración es uno de los principales generadores de hostilidad. Cuando la misma no puede ser orientada hacia los factores que la han motivado, sea por las circunstancias que sean, se vuelve hacia sí y aparecen ideas de culpa, por ejemplo, de haber causado los fenómenos traumáticos, de "no servir", etc. Este proceso suele derivar en depresión y baja autoestima.

Desmentida y autoculpabilización se unen en el discurso de las entrevistadas, donde las mismas quedan apresadas en una trama de significaciones que las hacen responsables de lo que están viviendo y que incrementan su angustia.

Habla Carolina:

Fue como en 1400 cuando nos descubrieron (se refieren al descubrimiento de América)... nosotros también compramos espejitos de colores. Compramos toda una tecnología y unos chiches chiquititos, que eran los telefonitos y las cositas, exactamente lo mismo, pero en vez de ser los españoles fueron otros... pero nos hicieron exactamente lo mismo después de 500 años.

Ana María:

...la destrucción de la industria nacional, pero ¿por qué fue eso? Porque nos convenía comprar cosas importadas, aunque no era la calidad que estábamos acostumbradas pero era más barato... todos participamos y somos cómplices en cierta forma.

Una enorme responsabilidad al respecto corresponde a los medios de comunicación de masas, los cuales emiten mensajes que corroboran y refuerzan estos dos mecanismos, provocando este retorno de la hostilidad y la frustración hacia sí mismos. De ese modo los medios masivos logran generar parálisis y dificultad para reaccionar.

En las descripciones de la situación actual vemos serias contradicciones en el discurso. Muchas de las participantes, después de describir la trágica situación, describen su incertidumbre por el futuro inmediato de manera similar a la forma en que la expresa Ana R.: "... se puede tener esperanzas por una pequeña reactivación... No veo ningún candidato8 nadie que te dé esperanzas, expectativas y eso es lo que te da desazón. O por lo menos a mí me da desazón". En la misma frase, la entrevistada, habla de que está esperanzada y desesperanzada al mismo tiempo. Podemos encontrar frases similares a lo largo de los cuatro grupos, lo que nos muestra que están en una situación de crisis interna y de angustia tal que les genera estas dificultades en el pensamiento.

En el desarrollo de los grupos se generaron algunas discusiones entre ellas, cuando en realidad estaban de acuerdo en el contenido de sus enunciados. En un momento se criticaba la privatización de la compañía de teléfonos, una de las entrevistadas, Norma Y., dice: "Pero digamos que los teléfonos en sí, los aparatos, es lo más barato... las redes ya estaban tendidas... colgaron más teléfono públicos... ¿qué empresa privatizada funciona ahora diez puntos?". Silvia (enojada) le contesta: "Pero discúlpame, con mis limitaciones al respecto, ¡tampoco crecieron!" Ambas dicen lo mismo pero por el tono, la emoción que acompaña y ciertas palabras utilizadas cuando se discute coloquialmente el argumento del otro pareciera que están en las antípodas. La agresión que no puede ser utilizada se descarga en discusiones con otros.

El dolor y la desesperanza son tan grandes que necesitan calmarse. Ellas dicen que creen que "...la gente se tranquilizó" (Ana C.); Silvia se ha "conformado"; Norma Y. "...nos vamos adaptando a la situación, no nos queda otra, no hay otra salida más que adaptarse a la situación, porque si no, ¿qué ganamos?". Hasta llegan a decir "Soy optimista... aunque no sé bien por qué." Norma H. Una frase que resumen la desazón es la de Ana A. "Hay una pasividad en aceptar el destino fatal que nos tocó vivir."

 

Sentimientos, emociones e impacto somático

Los sentimientos que manifiestan más frecuentemente son: angustia, desesperanza, incertidumbre, depresión, desconfianza, inseguridad, miedo, terror, desazón.

Si comparamos el clima afectivo de los grupos del año anterior con el de los encuentros de este año, vemos que entonces predominaba una sensación de "desesperación" y "terror" frente al caos. En cambio, hoy prevalecen emociones asociadas a la desesperanza9 y la desazón, más cercanas a las manifestaciones clínicas conocidas como depresión.

Ana A. dice que estamos viviendo "en una angustia permanente por el tema de la estabilidad laboral."; Ana C. siente que "hay mucha violencia también entre nosotros en el trabajo"; Zoraida: "La cosa está muy difícil, va a haber mucha más muerte... esto es una desesperanza en todo". Ana M.: "A mí me da tristeza...". Loty: "Estamos tan aterrorizados hasta de tomar vacaciones,10 ese terror se instaló en todos". Norma H. tiene "temor a perder el trabajo y no sabes si salís y en la esquina te matan". Para Norma Y. lo que pasa es que

... en realidad lo que creo es uno siente que el ser humano en sí como ser humano no vale nada, en este país por lo menos. Pueden jugar con vos, pueden hacer lo que quieran, te puede echar, te pueden matar, te pueden bajar el sueldo, peden hacer lo que quieran con vos... Se instaló la certeza de que no vales nada... No vale tu experiencia, no vale tu profesión, no vale tu capacidad, tu profesionalismo.

Carolina siente "impotencia y frustración".

Zoraida ve que "el pueblo argentino está tan desesperanzado, está tan al límite del quiebre que no puede reaccionar... Es desastrosa la dádiva y el asistencialismo, pero es lo único que tenemos a mano. Me indigna".

Algo importante de resaltar es que el stress psicológico al que lleva una situación traumática aumenta las posibilidades de enfermarse. En 2002 encontrábamos cierta reticencia a hablar de los padecimientos somáticos que tenían. Ahora lo dicen más abiertamente y se las ve muy preocupadas al respecto, porque reconocen que estas circunstancias han sido y siguen siendo altamente riesgosas para la salud y no sólo la de los que sufren de pobreza extrema. Las profesionales de la salud ven a diario las secuelas fatales de la indigencia y saben que serán arrastre para el futuro.

Sin embargo también en este segmento social se producen padecimientos, por ejemplo, Norma Y. sabe que "...si no te adaptas te enfermas orgánica o mentalmente".

Ana R:

Sí, yo creo que me afectó físicamente. Sí, yo tengo amigos, he tenido pérdidas de gente que falleció de un infarto, directos o conocidos que está bien, es la edad, pero es llamativo que en un año tengas a tu alrededor varias personas que han tenido episodios de muerte o de enfermedad. Es que fue un año difícil, tensionado, de angustias.

Para Norma H. esta situación: "Se llevó, murió, cualquier cantidad de gente... A mí me agarra el estómago, gastritis, hay un momento en que yo hablo, hago psicoterapia, pero me parece que hay un momento que el aparato psíquico no alcanza." Viviana dice: "Yo tuve consecuencias importantes, úlceras, por ejemplo... Es esa certeza de que no vales nada..."

 

A modo de reflexión

En este trabajo, que sigue una línea iniciada en estudios anteriores, tratamos de analizar las visiones sobre la situación de profunda crisis social que se vive y ver cuáles son los efectos subjetivos que han tenido los cambios profundos que se vienen produciendo desde 1991 sobre un conjunto de mujeres de Buenos Aires con alto nivel educativo y de clase media.

Como se señaló, las políticas económicas aplicadas en Argentina implicaron una reforma laboral donde se dieron procesos de flexibilización y desregulación de las condiciones de trabajo, lo cual afectó la estabilidad en el empleo y la calidad del mismo. No sólo aumentó enormemente el desempleo, sino que es notable el desmejoramiento de las condiciones en que se desenvuelve hoy el trabajo en Argentina, que desde la perspectiva de los actores son señaladas fundamentalmente en las formas de contratación y la ausencia de leyes que protejan a los que trabajan. Este proceso es muy significativo entre los trabajadores más calificados, especialmente las mujeres, quienes como consecuencia ven empeorar las condiciones de su desempeño profesional y consecuentemente sufren un marcado declive en sus condiciones de existencia.

Esta situación, sustentada en un sistema normativo que la legaliza, genera terror a perder el trabajo y sumisión a las imposiciones de las empresas, como consecuencia de un estado de anestesia y resignación. Asimismo, provoca alteraciones en la vida personal y los vínculos intrafamiliares y extrafamiliares, lo cual puede derivar en más problemas a mediano y largo plazo en la representación que las entrevistadas vayan haciendo de sí mismas y en su autoestima.

A fines de 2001, ante el agravamiento de la situación económica, política y social, el conjunto de mujeres entrevistadas se percibía expuesto a la posibilidad cierta de quedar fuera de la trama social, pues sus integrantes se veían imposibilitadas de sostenerse económicamente y hasta de ser reconocidas y valoradas. La gravedad de la situación las colocaba en situaciones de sujeción absoluta a los empleadores, donde los vínculos con los compañeros de trabajo se deterioraban paulatinamente.

Al proceso de desmejoramiento general producido durante toda la década se agregaron las consecuencias de los sucesos históricos de diciembre de 2001, todo lo cual generó un enorme traumatismo social, que afectó fuertemente a los sectores medios, en los que muchas veces las mujeres soportaban la responsabilidad de mantener sus hogares por la desocupación de sus parejas y donde una buena cantidad de familias estaban desmembradas por la emigración de alguno de sus integrantes. En ese momento, las entrevistadas reconocían sentimientos de angustia, desesperanza, depresión y desasosiego, los cuales se manifestaron en el relato de perturbaciones psíquicas como negaciones, recurrencia al pensamiento mágico y omnipotente, compulsión a hablar, confusión, etcétera.

Temporalmente, el año 2001 significó un momento de inflexión a partir del cual las cosas se han agravado y aún no han sido estimadas sus consecuencias a nivel microsocial. A comienzos de 200311 la incertidumbre laboral era pronunciada; con respecto a lo institucional no se han restablecido firmemente las garantías constitucionales, y en lo social ha aumentado la violencia, lo que a su vez ha generado más inseguridad. La consecuencia natural de esta situación ha sido el aumento del sufrimiento psíquico que generalmente afecta también físicamente. Las situaciones experimentadas resultaron traumáticas y tan prolongadas en el tiempo que se han potenciado mutuamente, lo cual ha resultado altamente perturbador para la salud psicosomática.

Según se puede inferir de sus propios relatos, los efectos inmediatos de este proceso para el conjunto de mujeres entrevistadas fueron: una disminución de la autoestima, la imposibilidad de proyectarse en el futuro y alcanzar aquello que, pensaban, podían lograr a partir del esfuerzo y de la responsabilidad en el trabajo, valores en los que se cimienta su modo de entender el mundo.

Durante este año percibimos que el quiebre en el discurso fue aun mayor que el que surgía de las discusiones grupales de 2002. Al miedo de quedar fuera de la trama social si pierden sus trabajos, lo cual las pondría en una situación de incapacidad para sostenerse económicamente y ser reconocidas y valoradas por sus conocimientos y trayectoria profesional, se suma hoy la fractura de los valores que guiaron su vida hasta ahora y un sentimiento de culpa por todo lo que sucede, como si ellas lo hubieran provocado y elegido. En casi todas ellas, el fracaso de las ideas políticas de la juventud que las hizo añorar un mundo de mayor justicia social y el idealismo que guió su conducta en aquellos años produce un cuestionamiento radical de la representación de sí (¿quién soy?, ¿qué hice?); además de socavar su autoestima. Estos cuestionamientos las llevan a sentirse culpables y a una enorme desesperanza, sentimientos sumamente perjudiciales.

Los valores y normas de los adultos son referentes que los jóvenes pueden retomar, cuestionar o atacar. Pero podemos pensar que si el mundo adulto cae en una crisis de valores importante, los jóvenes también se verán profundamente afectados, toda vez que se quedarían sin parámetros desde los cuales poder pensar el devenir como tal.

 

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Notas

* Ponencia preparada para ser presentada en el XXIV Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, Dallas, Texas, 27 al 29 de marzo de 2003. GEN021, Subjetividad y género: las consecuencias del modelo neoliberal en Argentina.

1 Dado que el marco de referencia adopta los conceptos del psicoanálisis hablamos de traumatismo social en lugar de stress como denomina a situaciones similares Lazarus, (1980).

2 Si bien el modelo neoliberal ya se aplicaba en Argentina desde 1976 con el Gobierno de la Junta Militar y los sucesivos Gobiernos elegidos, es en 1991 cuando se ponen en marcha reformas drásticas con el Gobierno de Menem. La economía se transforma en una economía de acumulación financiera y se transfieren recursos al exterior a través del permanente endeudamiento del Estado.

3 Y es en el ámbito de lo cotidiano donde las personas/sujetos crean y recrean el sentido de la realidad social y de los sucesos que les toca vivir.

4 El "yo" es una instancia del aparato psíquico que propone Freud en su segunda tópica. Se encuentra en relación de dependencia tanto de lo pulsional, de los imperativos restrictivos del Ideal del yo y de las exigencias de la realidad. Representa un mediador encargado de los intereses de la totalidad de la persona y pone en marcha una serie de mecanismos de defensa frente a conflictos internos o con el mundo exterior.

5 Sólo dos informantes tuvieron que ser reemplazadas porque emigraron a otro país.

6 El fenómeno de los "piqueteros", obreros desocupados que junto con sus familias cortan las rutas de acceso a las principales ciudades del país, principalmente a la Capital Federal, reclamando planes sociales; los "cartoneros", obreros y empleados que junto a sus hijos pequeñosjuntan papeles y cartones como medio de subsistencia. Existe un tren especial para ellos que no tiene asientos para que puedan transportar sus carros a sus casas, donde hacen una selección para luego venderlos, los mendigos que inundan todos los medios de transporte y los homeless.

7 El Hospital de Clínicas es el hospital escuela de la Universidad de Buenos Aires, sólo logran ingresar a él para hacer la residencia 20 por ciento de los aspirantes. Es un hospital de alta complejidad y cuenta con servicios a cargo de prestigiosas cátedras de la Facultad de Medicina.

8 Las elecciones presidenciales son en abril de 2003.

9 Sabemos que la desesperanza es uno de los sentimientos que mayor sufrimiento genera en los seres humanos e investigaciones al respecto confirman que la eclosión de enfermedades somá́ticas graves (cáncer, por ejemplo) en un número importante de casos está asociada a estados prolongados de desesperanza.

10 Está hablando del temor a perder el empleo.

11 En enero-febrero de 2003 se hizo la última recolección de información, la que se presentó en este análisis comparativamente con las anteriores.

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