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Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.9 no.38 Toluca oct./dic. 2003

 

Trayectorias laborales entre el empleo, el desempleo y las microunidades en México

 

Labor trajectories between employment, unemployment and micro economic units

 

Carlos Salas

 

Universidad Autónoma Metropolitana/Iztapalapa.

 

Resumen

Los planteamientos teóricos sobre el desempleo que se utilizan comúnmente, en particular la segmentación rígida, no son válidos para México. Aquí se recurre al análisis de trayectorias laborales de la población laboral entre distintas actividades, sectores y unidades de distinto tamaño. Este análisis está asociado al uso de regresiones logit que relacionan el trabajo en los micronegocios con diversas características demográficas y económicas de la población laboral. Un resultado que surge de este análisis es la persistente permanencia de los trabajadores en microunidades. Es pertinente señalar que no se trata de demostrar empíricamente la validez de resultados alcanzados mediante el uso del análisis econométrico. Más bien se busca ejemplificar el funcionamiento dinámico y las múltiples determinaciones que tiene la actividad en los micronegocios. En las conclusiones hay una sección dedicada a los problemas metodológicos implícitos en el uso de las técnicas estadísticas para verificar la validez de una hipótesis.

 

Abstract

The common theoretical approximation to unemployment, particularly the idea of rigid segmentation whereby the microunits function as a temporal relieve for active workers seeking formal employment, do not apply to Mexico's reality. This work relies on the analysis of trajectories of the working population that take place between different industries, major economic activities as well as working units of different size. This analysis is associated with the use of logit regressions that relate employment in microunits with different demographical and economic treats of the working population. The results underscore the persistent location of workers within microunits. This is done without pretending to achieve empirical econometric measures, but aiming to understande the dynamics and implications of the existence of microunits. In fact, conclusions address as well the implicit hazards of statistical techniques when confirming hypothesis.

 

La estructura del empleo en México se distingue claramente por un sector de microunidades que puede percibirse segmentado en las más diversas maneras.1 Una forma de clasificarlas consiste en distinguir las unidades que usan trabajo asalariado de aquellas que sólo usan el trabajo propio de los dueños y el trabajo familiar no remunerado, es decir, en distinguir si las unidades son de corte capitalista o si pueden considerarse como unidades de producción mercantil simple (Moser, 1978; Rakowski, 1994).

Un corte o clasificación adicional atendería al uso de capital, ya que algunos micronegocios apenas si cuentan con instrumentos de trabajo, mientras que en otros, el capital invertido es relativamente grande. Finalmente, otro corte tomaría en cuenta la ganancia media de las microunidades buscando destacar aquellas actividades que se pueden calificar como observaciones discrepantes (outliers) respecto a dicha media.

Así pues, se puede afirmar contundentemente que no existe simplemente la pretendida segmentación (dualidad) entre micronegocios y el resto de las unidades. Empleando el lenguaje que se aplica comúnmente en estos casos es posible contradecir afirmaciones relativas a que la noción de formal/informal2 segmenta rígidamente el empleo.3

Es necesario entonces replantear las relaciones entre el sector de microunidades, caracterizado por una fuerte presencia de trabajo no asalariado y las unidades de mayor tamaño, donde el trabajo asalariado prevalece. Una primera cuestión a reconsiderar es la idea comúnmente sostenida de que el sector de micronegocios es una especie de estado intermedio en la búsqueda de un empleo de corte asalariado en unidades mayores —llamada hipótesis del buffer (Charmes, 1992: 43).

Una segunda cuestión que es necesario replantear se refiere a cómo incide la existencia de microunidades en el volumen y duración de los periodos de desempleo abierto. Una forma de aproximarse a este problema consiste en validar la hipótesis de Myrdal-Turnham: el desempleo en ciertos países es un lujo que pocos pueden darse.

Es posible aproximarse a ambos problemas —las hipótesis del buffer y Myrdal-Turnham— mediante el análisis de la conducta laboral de la población de 12 años o más a lo largo de un cierto tiempo, fijándose en sus entradas, salidas y permanencias de una actividad laboral a otra, en especial entre distintas condiciones de actividad, así como de posibles trayectorias entre establecimientos y unidades de tamaños diversos en el transcurso de un periodo de tiempo a otro. A este conjunto de entradas, salidas y permanencias que ocurren entre dos trimestres cualesquiera del panel se les denomina trayectorias laborales (Fouquet y Vinokour, 1996). Particularmente interesan las trayectorias laborales que permiten estudiar la dinámica de los individuos de acuerdo con las siguientes transiciones:

1. Entradas y salidas de la población económicamente activa.

2. Entradas y salidas del sector de microunidades.

3. Entradas y salidas de una ocupación específica.

4. Entradas y salidas de un sector de actividad específico.

El procedimiento para el estudio consiste en determinar las probabilidades de transición en los procesos antes referidos, y a partir de ello examinar aquellos factores de corte económico y sociodemográfico que inciden en las probabilidades de transición del sector de microunidades.

La información necesaria proviene de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano (ENEU). El análisis que aquí se presenta utiliza el panel que se inicia en el primer trimestre de 1998 y concluye con el primer trimestre de 1999. El hecho de que trata de un panel a finales de la década de 1990 se explica debido a que las condiciones de la época eran "condiciones medias" no alteradas por el ciclo ni por las crisis. Un análisis con cifras más recientes no modifica sustantivamente los resultados.

El orden en el que se intenta responder a las interrogantes planteadas es el siguiente: el primer apartado centra la discusión sobre un conjunto de propuestas de corte operativo relativas a la definición y formas de medir el desempleo (en términos generales y para el caso particular de México). El segundo apartado aborda brevemente las características más importantes del desempleo en México. En el tercer apartado se estudian las matrices de transición entre distintas condiciones de actividad, así como las transiciones entre sectores, ocupaciones y unidades de distintos tamaños. Una cuarta contiene los resultados de regresiones logit que relacionan el trabajo en los micronegocios con diversas características demográficas y económicas de los trabajadores que en ellos laboran. Por último, se presentan las conclusiones del artículo.

 

Actividad económica, desempleo e inactividad

En su acepción común, el término desempleo denota una condición de ausencia de trabajo y es en ese sentido que se puede hablar de cesantía, inactividad, desocupación o simplemente falta de trabajo. La literatura económica, no obstante, considera dos tipos de desempleo: voluntario e involuntario. Que existan dos acepciones distintas para la palabra desempleo no es extraño, habida cuenta de que lanoción de desempleado es relativamente reciente.4 Fue en 1910, durante la Conferencia Mundial del Desempleo, celebrada en Ginebra, cuando se definió al trabajador desempleado como aquel que carece de empleo, percibido en la óptica de alguien que tiene derecho a tener un trabajo (Comte, 1995).

En un contexto de mercados neoclásicos de competencia perfecta, el desempleo es un acto voluntario, salvo por el caso del desempleo friccional5 Este punto de vista se mantuvo en la teoría hasta el advenimiento de la Gran Depresión (Garraty, 1978), cuando millones de personas se vieron sin empleo en abierta oposición a sus deseos de permanecer trabajando. La noción de desempleo involuntario fue propuesta por Keynes en su Teoría General:

Los hombres se encuentran involuntariamente sin empleo cuando, en el caso de que se produzca una pequeña alza en el precio de los artículos para asalariados, en relación con el salario nominal, tanto la oferta agregada de mano de obra dispuesta a trabajar por el salario nominal corriente como la demanda agregada de la misma a dicho salario son mayores que el volumen de ocupación existente (Keynes, 2003).

En otras palabras, el desempleo involuntario (o abierto) ocurre cuando el número de puestos de trabajo disponibles (demanda) es menor que el número de personas que están en la búsqueda de un puesto de trabajo (oferta). Siguiendo con esta idea, la población se puede dividir de acuerdo con el esquema:

En 1954 se llegó a una mayor precisión conceptual durante la Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo, cuando se propusieron las siguientes condiciones para considerar a una persona como "desempleado involuntario".

1. Estar sin trabajo.

2. Estar en disponibilidad inmediata para trabajar.

3. Estar en busca de un trabajo.

La definición actual fue establecida como resultado de las conferencias de 1982 y 1987, según las cuales el "desempleo abierto" se define como6 "aquellas personas con una edad mayor a un referente especificado, quienes durante el periodo de referencia estaban:"

1. Sin trabajo (sea asalariado o cuenta propia), esto es, no trabajaron siquiera una hora durante el periodo de referencia en actividades para el mercado (salvo el caso de la producción para autoconsumo que se realiza en la agricultura).

2. Disponibles para trabajar de inmediato.

3. Buscando trabajo de manera concreta (13a y 14a Conferencias Internacionales de Estadísticos del Trabajo).

Como consecuencia, son económicamente inactivos aquéllos que carecen de trabajoy están en una situación de desempleo abierto. Entre otras consecuencias, esto implica considerar inactivo a quien realiza trabajo doméstico sin remuneración en un hogar (sea cónyuge, hijo, hija, familiar de la casa). De esto se deriva un esquema más preciso de la población:

Marco conceptual de la OIT. Desempleo, subutilización, subempleo e informalidad

Hasta aquí la definición es relativamente clara; sin embargo, la necesidad de evaluar la evolución de la situación laboral de un individuo a lo largo de un cierto periodo conduce, potencialmente, a diversos problemas.

Uno de ellos es el hecho de que dentro de un intervalo dado de tiempo una misma persona puede pasar del empleo al desempleo o a la inactividad. No obstante, lo que debe resaltarse es que estas condiciones no pueden ocurrir simultáneamente. En otras palabras, las superposiciones en la condición de actividad son imposibles en un mismo momento.7

Otras objeciones tienen que ver con la manera en que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) define tanto el desempleo abierto como el propio empleo, la cual deja de lado algunos fenómenos. Aquí se destacan dos en particular: la existencia (Comte, 1995) dentro de la población inactiva de un cierto porcentaje de personas (llamadas "desalentadas") que aun requiriendo de un empleo no hacen una búsqueda activa, toda vez que saben (o suponen) que no hay posibilidad de encontrarlo; así como la existencia de trabajadores que laboran jornadas reducidas en contra de su voluntad. Es claro que no están desempleados, pero tampoco están plenamente ocupados, dado que sus jornadas podrían incrementarse y con ello el valor que generan. Se afirma entonces que la ignorancia de estos fenómenos conduce a una subestimación de la escasez de puestos de trabajo (Mendonca y Hoffmann, 1999).

Para responder estas interrogantes, recuérdese que el concepto de desempleo abierto (involuntario) busca identificar el desequilibrio existente entre puestos de trabajo ofrecidos y puestos de trabajo demandados, a un cierto nivel de remuneraciones (Bosworth, 1996). En este contexto, los trabajadores desalentados pueden verse como una oferta potencial, puesto que si las personas no buscan un empleo es que deben poseer algún medio de subsistencia, de otra manera buscarían cualquier tipo de actividad que les proporcione un ingreso que les permita siquiera sobrevivir (incluyendo actividades no legales). Esta es una forma de justificar la nula consideración teórica que se hace de ambos fenómenos dentro de la categoría de desempleo abierto o involuntario tal y como se define actualmente.

La existencia de "desalentados" y de ocupados que estarían dispuestos a trabajar jornadas más largas también puede verse en la óptica de grados de subutilización de la fuerza de trabajo, que es en el fondo el rasgo común en ambos fenómenos. En este sentido, el caso extremo sería aquel en donde el trabajador cubre "jornadas laborales de cero horas", en tanto que en el otro extremo se situarían quienes involuntariamente laboran una jornada completa. Entre estos dos límites habría una gama intermedia de personas ocupadas dispuestas siempre a alcanzar a trabajar jornadas completas y renuentes a disminuir su tiempo de trabajo. Los desalentados constituirían un caso especial de subutilización involuntaria: para ellos el mercado está cerrado.

De esta forma se deriva una objeción adicional a la concepción actual sancionadapor la OIT: la manera en que se hace operativa la idea de subutilización de la fuerza de trabajo no guarda nexo alguno con la noción técnica de subempleo. En efecto, ambas situaciones de subutilización involuntaria suelen incluirse como situaciones de subempleo,8 cuando de hecho este último término posee una acepción técnica precisa: existe subempleo de la fuerza de trabajo L, si bajo el supuesto de que el producto Q =ƒ(K,L) entonces

Esto es, si se elimina una proporción de la fuerza de trabajo L0, el producto permanece casi constante, o incluso aumenta (Lewis, 1954). Es claro que esta idea no puede traducirse en términos concretos para calificar a una persona en particular como subempleado. La razón es que sólo sabemos que una reducción en la cantidad de fuerza de trabajo no implica cambios mayores en el nivel de producto generado. No se puede especificar una persona en particular como la responsable de que la productividad marginal de una función de producción agregada sea cercana a cero. Y lo que es más, la noción precisa de subempleo nada dice sobre la subutilización de la mano de obra; de hecho, el razonamiento es peligrosamente compatible con suposiciones de pleno empleo del tipo neoclásico. Es posible argumentar que la existencia de una productividad marginal laboral igual a cero o negativa determina un cierto nivel (competitivo) de empleo que en los hechos puede situarse muy lejos de una situación de pleno empleo.

Así pues, la exclusión teórica de ambos fenómenos de subutilización involuntaria (argumento de la oferta potencial), se conjuga con una confusión entre términos tan ajenos entres sí como el subempleo (que es incluso compatible con los supuestos neoclásicos) y la subutilización (ausente en el paradigma neoclásico). Esta confusión está asociada a su vez con la inoperancia de lapropia noción de subempleo.

Un problema más reside en el hecho de que hablar de subutilización de fuerza de trabajo —salvo en el caso donde su uso es cero, i.e. cuando se trata de una situación de desempleo— implica la existencia de un criterio de "uso normal" del trabajo, algo que es necesariamente subjetivo.9

De todo esto resulta que la propuesta de la OIT sobre la medición del subempleo con fines estadísticos tiene un grado de arbitrariedad (casi siempre referida en términos de una práctica nacional), que dificulta la comparación en el tiempo y entre países. Las observaciones críticas sobre el término "subempleo" se aplican perfectamente al realizar una lectura cuidadosa de la siguiente cita, extraída de resolución de la 15a Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo, ya que hay siempre una referencia a una práctica nacional:

El subempleo refleja la subutilización de la capacidad productiva de la población ocupada, incluyendo el que es causado por un sistema económico nacional o local deficiente. Se relaciona con una situación alternativa de empleo que lapersona desea desempeñar y está disponible para hacerlo. En esta resolución, las recomendaciones concernientes a lamedición del subempleo se limitan al subempleo por insuficiencia de horas, tal como se define en el subpárrafo 8, 1 ...

8. Son personas en subempleo por insuficiencia de horas todas aquellas con un empleo, según se define en las normas internacionales vigentes sobre estadísticas del empleo, que reúnan los tres criterios siguientes durante el periodo de referencia utilizado para definir el empleo:

a) "desear trabajar más horas", es decir, tener otro empleo (o empleos) además de su empleo(s) actual(es) a fin de aumentar el total de sus horas de trabajo; reemplazar cualquiera de sus empleos actuales por otro empleo (o empleos) con más horas de trabajo; aumentar las horas de trabajo en cualquiera de sus empleos actuales, o combinar estas posibilidades. Para mostrar cómo el "deseo de trabajar más horas" se expresa en términos de acción, teniendo en cuenta las circunstancias nacionales, aquellos que han buscado activamente trabajar horas adicionales se deben distinguir de los que no lo hicieron. Buscar activamente trabajar horas adicionales se debe definir en conformidad con los criterios de la definición de búsqueda de empleo utilizados en la medición de lapoblación económicamente activa, teniendo en cuenta las actividades necesarias para aumentar las horas de trabajo en el empleo actual;

b) "estar disponibles para trabaj ar más horas", es decir, poder efectivamente hacerlo durante un período posterior especificado, en función de las oportunidades de trabajo adicional que se presenten. El periodo posterior que ha de ser especificado para determinar la disponibilidad de los trabaj adores para trabaj ar más horas debería elegirse de acuerdo con la situación nacional y de manera que abarque el periodo que generalmente necesitan los trabajadores para dejar un empleo y empezar a trabajar en otro;

c) "haber trabajado menos de un límite de horas determinado", es decir, las personas cuyo "número de horas efectivamente trabajadas" en todos los empleos durante el periodo de referencia, tal como se define en las directrices internacionales vigentes sobre estadísticas del tiempo de trabajo, era inferior a un límite definido en función de circunstancias nacionales. Este límite puede definirse, por ejemplo, en función de la frontera entre empleo a tiempo completo y empleo a tiempo parcial, valores medianos, promedios, horario laboral establecido en la legislación correspondiente, convenios colectivos, acuerdos sobre jornada de trabajo o prácticas laborales nacionales (Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo, 1998).

La sustitución del lenguaje técnico por el lenguaje común implica no sólo el problema de confundir las ideas de subutilizacióny subempleo, sino que además admite una confusión adicional entre esta última y la noción de sector informal. Por esto es común considerar a los trabaj adores ambulantes como subempleados cuando en realidad las actividades de muy pequeña escala sonmuy heterogéneas, de manera que hay siempre ejemplos de microunidades que no caen en el ámbito de ninguna de las acepciones que se han discutido en este apartado.

La medición del empleo, el desempleo y la inactividad en México

El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática levanta una vez por año la ENEU y la Encuesta Nacional de Empleo (ENE). México es miembro activo de la OIT, y por ello el INEGI rige las definiciones de población ocupada (empleo), desempleo abierto (involuntario) e inactividad en concordancia con los señalamientos y recomendaciones de la Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo, órgano consultivo de la Oficina Internacional del Trabajo.

Según la OIT, una persona se debe considerar ocupada si trabajó cuando menos una hora durante el periodo de referencia usado para captar información de empleo, sea por la vía de un censo o de una encuesta (Hussmans et al, 1990). En México, basta que una persona declare haber trabajado una hora durante la semana anterior al momento en que le es aplicada la Encuesta —así haya sido como trabajador familiar no retribuido— para que se le tome como ocupado.

La estadística sobre desempleo hace referencia al concepto de desempleo abierto (o involuntario) y se refiere a aquellos que no tienen un empleo, pero que declaran haber desarrollado alguna actividad encaminada a obtener trabajo. Consecuentemente, según los criterios de la ENEU, para que una persona sea incluida en la categoría de desempleados debe estar sin trabajo y no haber trabajado siquiera una hora en la semana anterior al levantamiento de la ENEU. Debe, además, cumplir con la condición de haber buscado trabajo a lo largo de un periodo no mayor de dos meses anteriores al momento de la encuesta.

Definiciones de persona ocupada, desempleado abierto e inactivo

1. Población ocupada: comprende las personas de 12 años y más de ambos sexos que durante la semana de referencia:

Trabajaron al menos una hora o una hora para producir bienes y servicios a cambio de una remuneración monetaria o en especie.

Tenían empleo pero no trabajaron por alguna causa sin dejar de percibir su ingreso.

Tenían empleo pero no trabajaron por alguna causa, dejando de percibir su ingreso pero con retorno asegurado a su trabajo en menos de 4 semanas.

No tenían empleo, pero iniciarán con seguridad uno en 4 semanas o menos.

Trabajaron al menos una hora o un día en la semana de referencia, sin recibir pago alguno (ni monetario ni en especie) en un negocio propiedad de un familiar o no familiar.

2. Población desocupada abierta o desocupados activos: se refiere a las personas de 12 años y más de uno u otro sexo que, no estando ocupadas, buscaron activamente incorporarse a alguna actividad económica en las cuatro semanas previas a la semana de levantamiento o hasta ocho semanas, siempre y cuando estén disponibles a incorporarse de inmediato.

3. Población económicamente inactiva (PEI): lapoblación económicamente inactiva la constituyen todas las personas de 12 años y más que no realizaron actividades económicas en la semana de referencia, ni buscaron hacerlo en los dos meses previos de la semana de referencia (INEGI, s/f).

Como consecuencia, los individuos que no están ocupados y que no han realizado una búsqueda activa de empleo son considerados desempleados voluntarios, y se les incluye en la población económicamente inactiva (Hussmans et al, 1990).

Sin embargo, como lo permiten las propias recomendaciones internacionales, hay aspectos que son absolutamente locales. Uno de estos aspectos concierne a quienes tenían trabajo pero no trabajaron. En efecto, desde de 1985, las encuestas de corto plazo —como la ENEU— consideran como ocupada a una persona que declara tener un empleo, pero no trabajó ni percibió ingreso (salario o ganancia) durante el periodo de referencia, si apregunta expresa responde que volverá a trabajar en cuatro semanas o menos. Esta decisión —registrar como ocupados a trabajadores que estuvieron inactivos o desempleados durante el periodo de referencia— significa, en la práctica, ampliar para ellos dicho periodo.

Otro aspecto notable es el relacionado con el tratamiento estadístico de quienes son trabajadores familiares no remunerados. El INEGI considera como ocupados a los trabajadores familiares no remunerados que trabajen ayudando en un negocio familiar al menos una hora en la semana de referencia. En otros países, por ejemplo, en los Estados Unidos, no se incluye en lapoblación activa a los trabajadores no remunerados, familiares o no, si éstos no trabajan un mínimo de 15 horas por semana (Martin, 2000).

Por tanto, se puede concluir que los propios criterios mencionados conducen, de suyo, a que el monto de desempleo abierto tienda a ser más bajo de lo que sería con criterios más rígidos. Por ejemplo, el trabajo de Martin (2000), que ajusta las cifras de desempleo reportadas por el INEGI a los criterios de Estados Unidos —entre los cuales se encuentra el que toda persona temporalmente cesante se debe considerar como desempleada, a diferencia del criterio seguido por el INEGI— muestra que con dicho ajuste las tasas de desempleo en México aumentan casi al doble.

Aun cuando el INEGI reporta una serie de nueve tasas complementarias de la tasa de desempleo abierto que buscan medir distintas condiciones que se clasificarían como condiciones de "subempleo" (pocas horas trabajadas, bajos ingresos, búsqueda de otro empleo), ninguna de estas tasas puede verse como una definición alternativa de desempleo.10

 

Algunas características del desempleo abierto en México

En el 2003, según cifras que incluyen las mayores áreas urbanas11 del país, el nivel promedio de la tasa de desempleo abierto se ubicaba en 3.25 por ciento. Esto significa que, en promedio, entre los meses de enero a marzo, 32 de cada mil personas integrantes de la población económicamente activa (PEA) de esas ciudades se encontraban sin empleo, a pesar de haber realizado una búsqueda activa de ocupación. Como lo muestra el cuadro 1, el desempleo abierto se ha comportado cíclicamente, con su nivel más alto en 1995, de donde disminuyó para volver a crecer a partir de 2001.

Estas cifras resultan ser bajas si se comparan con los niveles internacionales, aun dentro la propia América Latina. Las cifras del cuadro 2 (ajustadas para ser comparadas entre sí) muestran que la tasa de desempleo de México es la más baja de toda la región. Esto debe bastar para preguntarse si acaso las cifras oficiales de desempleo abierto en nuestro país están manipuladas.

No obstante, al cuestionar la veracidad de las cifras sobre desempleo se esgrimen argumentos que terminan deshaciéndose en su propia inconsistencia. Por ejemplo, hay quienes piensan que el hecho de que las cifras no reflejan de manera inmediata el monto de ceses y recortes de personal que reporta cotidianamente la prensa nacional es motivo suficiente para suponer que las cifras reportadas en los informes de INEGI son de mala calidad, o bien, que están alteradas. Esto deriva en demandas de ajustes a las cifras oficiales, de las cuales la mayoría carecen de fundamento.

¿Pero entonces qué reflejan las estadísticas de desempleo urbano en México? La respuesta no descansa en cuestionar la veracidad de las cifras, sino en hacer un uso sistemático de ellas, que permita identificar ciertas características del desempleo.

Una primera respuesta es que los datos reflejan que la duración promedio de los periodos de desempleo es cortay tiende a disminuir (cuadro 3). Actualmente, el promedio es inferior a las cinco semanas, mientras que hace diez años este promedio era de cinco semanas.

En segundo lugar, según datos de 2003, la mitad de los desempleados que ya habían trabajado (los cuales son la mayoría) fueron cesados, o bien, sus contratos temporales habían concluido. Esto significa que otro 50 por ciento abandonó voluntariamente su empleo, sea por insatisfacción con el trabajo o por otros motivos (salud, personales, etc.). La proporción de quienes fueron cesados o habían terminado sus contratos pasó a 53 por ciento. Por tanto, la proporción de quienes abandonaron voluntariamente su empleo fue de 47 por ciento.

En tercer lugar, cuando se analiza la estructura de edades y el nivel educativo de los desocupados (cuadro 4), destaca que 50 por ciento se encuentra entre 15 y 25 años. En contraste con las cifras promedio para la población a nivel nacional, la media de años de estudio de los desempleados se ubica en la secundaria, y el porcentaje con estudios profesionales es de 22 por ciento. Así mismo, las tasas de desempleo abierto de los grupos de edad 15-19 y 20-24 años son mayores que las tasas totales, según reportan la ENEU y la ENE.

Finalmente, de acuerdo con la ENE, para 2003, de entre quienes están desempleados, la proporción de cónyuges o hijos del jefe del hogar donde se levanta la encuesta es de 66 por ciento.

En otras palabras, lo que reflejan los datos de las encuestas es que las personas en una situación de desempleo abierto son, básicamente, personas sin empleo que tienen la seguridad —o confianza— en que habrán de encontrar empleo en un periodo relativamente corto, En otras palabras, las evidencias primarias apuntan a caracterizar una parte importante del desempleo que se capta en las encuestas como las del tipo llamado friccional.12

 

Transiciones laborales

Transiciones entre condición de actividad

En un momento determinado, el monto del desempleo abierto es una cifra que resulta de la interacción, por un lado, de un flujo de personas que entran al desempleo a partir de estar ocupados, o bien, al pasar de la inactividad a la búsqueda activa de empleo. Del otro lado están quienes dejan una situación de desempleo y consiguen algún puesto de trabajo (asalariado o no). El resultado neto de estas fluctuaciones determina el nivel de desempleo en cada momento.

Usando la información derivada del panel de la ENEU que cubre desde el primer semestre de 1998 hasta el primero de 1999, se construyó para la variable "condición de actividad" una matriz de transición para distintos estados. La matriz presentada se refiere a la probabilidad de que una persona que en el trimestre/se encuentra desempleado, ocupado, o bien, fuera de la actividad económica, permanezca en la misma condición o cambie ésta en el trimestre i+1.

En el cuadro 5 aparecen las matrices de probabilidad de transición entre las distintas posibles posiciones: estar ocupado (0), estar desocupado (1) o permanecer en la inactividad económica (2). Las primeras cuatro matrices muestran la permanencia o cambio entre un trimestre y el inmediato, mientras que la última presenta la matriz correspondiente al primero y último trimestre del panel, es decir, compara el primero y el quinto trimestres.

De acuerdo con las cifras del cuadro, hay una relativa estabilidad de la condición estar ocupado. Más de 85 por ciento de la población ocupada permanece en ese status laboral entre un trimestre y otro. En cada trimestre, la proporción de quienes pasan de estar ocupados al desempleo abierto se mantiene casi sin cambio. No obstante, la proporción de personas que pasan a la inactividad después de abandonar o perder el empleo es creciente entre todos los trimestres.

Las matrices también muestran que un porcentaje, que oscila entre 13 y 16 por ciento de los ocupados, pasan a ser desocupados o abandonan la fuerza de trabajo después de 15 meses. Sin embargo, la desocupación abierta es un fenómeno de muy corto plazo, ya que, en promedio, más de 50 por ciento de los desocupados consigue empleo en el lapso de un trimestre. Según muestra el cuadro 3, el desempleo de largo plazo representa casi una cuarta parte del total del desempleo (25.2 por ciento en 2002, que es aquí el último año con datos para todos los trimestres). Esta proporción ha mostrado una tendencia a la baja a partir de 1990, lo cual parece mostrar una mayor necesidad de ingreso de las familias, que urge a las personas a una búsqueda menos restrictiva, lo que facilita la inserción en un puesto de trabajo (incluidas las actividades por cuenta propia). A pesar de ello, es importante señalar que un promedio de 30 por ciento de los casos de desempleo abierto concluye con la salida de la fuerza de trabajo.13

La pertenencia a la inactividad económica es un estado relativamente estable, toda vez que más de 85 por ciento de quienes se encuentran en tal condición permanecen en ella a lo largo de los cinco trimestres que dura el panel. No obstante, a pesar de que se trata de un porcentaje relativamente menor (aproximadamente 15 por ciento), no deja de ser significativo que aquéllos que permanecen en la inactividad económica consiguen empleo, lo cual se mantiene relativamente constante durante los cinco trimestres analizados (cuadro 5). Si se toma en cuenta que los inactivos representaban en 1998 una proporción de 42 por ciento de la población mayor de 12 años, entonces, según las matrices, seis por ciento de la población inactiva regresa a la fuerza de trabajo.

Los resultados presentados hasta aquí son consistentes con los trabajos, por ej emplo, de Pacheco y Parker (1998) y Hernández L. (1997) que muestran cómo las probabilidades de estar desempleado disminuyen cuando la persona es jefe de hogar y mientras más joven sea la persona, mayor es la probabilidad que enfrenta de ser desempleado.

De esto se concluye que es básicamente correcta la hipótesis adelantada en anteriores párrafos: en su mayoría, el desempleo en México es un desempleo involuntario de tipo friccional. Esto, no obstante, no debe llevarnos a pensar que el problema consiste en que quienes están en el desempleo abierto constituyen un grupo que está en posibilidades de dedicarse, en forma exclusiva, a la búsqueda de un empleo, debido a que cuenta con alguna forma alternativa de ingreso, seapor la vía del ingreso familiar o por la posesión de ahorros. Hay otros datos importantes que considerar.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares para 2000 (INEGI, 2000), 64 por ciento del ingreso monetario corriente de los hogares proviene del pago al trabajo y solamente 0.4 por ciento de su ingreso proviene de fuentes financieras cuentas de ahorro, inversiones a plazo fijo; además de que el porcentaje de hogares que percibe este tipo de ingresos constituye 1.2 por ciento del total. Esto, asociado a la caída sistemática en el ingreso real de lamayorparte de las familias, explica elhecho de que loshogares han adoptado "estrategias" de supervivencia que usualmente consisten en aumentar el número de sus miembros que trabajan. Así, por ejemplo, los datos de la ENIGH muestran que la proporción de ocupados en cada hogar pasó de 1.59 en 1984 a 1.92 en 2000 (Cortés, 2003).

Consecuentemente, el grupo de personas que pueden contar con ahorros u otras fuentes de ingresos no laborales es muy reducido. En el país no existen mecanismos como el seguro de desempleo vigente en los países de capitalismo avanzado y en algunos países de menor nivel de desarrollo que permitan "financiar" el periodo de búsqueda de empleo. Por tanto, se puede afirmar que en México la actividad de búsqueda de trabajo, como actividad de tiempo completo, es un lujo (Udall y Sinclair, 1982). En otras palabras, la hipótesis de Myrdal-Turnham es válida para México.

Transiciones entre unidades de tamaño diverso, sectores y ocupaciones

Las matrices del apartado anterior examinan la transición entre ocupados, desocupados e inactivos, es decir, cambios en condición de actividad. Pero para evaluar el papel que juegan las microunidades en las trayectorias laborales esta vez prestaremos atención a otro tipo de matrices.

La primera matriz que ahora se presenta resume el ejercicio que midió la probabilidad de que una persona que en el trimestre i se encontraba desempleado o fuera de la actividad económica, ingrese en el trimestre i+1 a un trabaj o en una unidad de un tamaño determinado (cuadro 6). Este ejercicio revela dos hechos importantes.

El primero es que casi 70 por ciento de quienes regresan aun empleo lo hacen en unidades donde laboranno más de cinco personas. Esta cifra devela la notable importancia de las microunidades como generadoras de puestos de trabajo para quienes (re)ingresan a la ocupación.

El segundo hecho se sitúa en el otro extremo, pues las unidades de mayor tamaño (de 51 y más personas ocupadas) aportan aproximadamente 20 por ciento de las oportunidades de empleo que son cubiertas por personas que solían estar inactivas o desempleadas.

Para evaluar qué tanto dependen los resultados de la condición inicial de los trabajadores, en la parte media y final del mismo cuadro 6 se desagregan las probabilidades para considerar las transiciones del desempleo hacia el empleo y desde la inactividad hacia la ocupación. Los resultados son básicamente los mismos: quienes pasan del desempleo a ocuparun puesto de trabajo en el primer trimestre, en su mayoría (50.5 por ciento) van a parar a unidades con cinco o menos trabajadores. El caso de las personas que abandonan la inactividad para obtener un empleo, la proporción de quienes lo hacen en unidades de cinco o menos trabajadores es de 72 por ciento, mientras que sólo 17 por ciento encuentra empleo en empresas con más de 50 trabajadores en la nómina.

Estos resultados ponen en relieve el papel decisivo que desempeñan las actividades de pequeña escala en las trayectorias del desempleo y la inactividad hacia el empleo, lo cual se adiciona a la importancia que de suyo tienen los micronegocios en el empleo total.

Otro ejercicio interesante consiste en examinar las trayectorias que ocurren entre los distintos tamaños de unidades. Por motivos de espacio, sólo se comenta la matriz que muestra los cambios ocurridos entre el primero y quinto trimestre del panel. El cuadro 7 muestra la probabilidad de cambio o permanencia en una unidad de un tamaño específico, considerando también a quienes no estaban ocupados en el primer trimestre (que, como se especificó en el apartado anterior, está conformado por desempleados abiertos y los que permanecen en la inactividad económica). Quienes estaban desocupados o inactivos se designan bajo la categoría 0. Para aquellas personas que pasaron de esta categoría y que fueron ocupados en el quinto trimestre, las actividades de muy pequeña escala fueron las que ofrecieron, nuevamente, el mayor número de puestos de trabajo.

El cuadro 8, que se refiere solamente a los ocupados en el primero y quinto trimestres, complementa está información. Esta matriz muestra en la diagonal la probabilidad de permanencia en unidades de un cierto tamaño, probabilidad calculada entre el primero y quinto trimestres del panel. En los extremos (los establecimientos unipersonales y aquéllos de más de 100 personas) hay mayor estabilidad: en las unidades de un solo trabajador se enfrenta una probabilidad de casi 80 por ciento; por su parte, la probabilidad de permanecer en una unidad de gran tamaño, esto es, de más de 100 trabajadores, es de 81 por ciento.

Por otra parte, la variación en la permanencia en unidades de tamaño intermedio es muy baja, pues de hecho, todas oscilan entre 14 y 31 por ciento. Este elemento habla de una gran movilidad de la fuerza de trabajo entre los microestablecimientos. Si se examinan las transiciones de las microunidades con más de un trabajador, el resultado más importante que arroja el cuadro 8 es la elevada probabilidad de que un individuo que en el primer trimestre estaba ocupado en un establecimiento de dos trabajadores, para el quinto trimestre trabaje él solo en una microunidad. Mientras que quienes estaban ocupados en unidades que contaban con entre 11 y 15 trabajadores en el primer trimestre tienen una probabilidad de poco más de 25 por ciento de pasar, en el quinto trimestre, a trabajar en microunidades con menos de 10 trabajadores. En tanto quienes trabajan en unidades mayores a 11 personas (particularmente en los establecimientos demás de 50 personas), enfrentanunaprobabilidadconsiderable de pasar a unidades con un tamaño mayor.

Es decir, hay movimientos hacia abajo en el caso de las unidades de menor tamaño y hacia arriba en el caso de las unidades mayores. Estos resultados son consecuencia del dinamismo de los establecimientos de menor y mayor tamaño respectivamente, y del relativo estancamiento en las unidades de tamaño intermedio.

¿Implica esto cambios entre sectores de actividad? ¿Las trayectorias entre establecimientos se traducen en la permanencia o no en la misma ocupación específica? Los cuadros 9 y 10 permiten responder a estas dos preguntas.

El cuadro 9 presenta la matriz de resultados sobre la permanencia o cambio de sector de actividad que observa tasas de rotación de entre 20 y 38 por ciento. La rama que muestra los mayores niveles de rotación es la industria de la construcción (esta rama agregada incluye la elaboración de vidrio, pero también la producción de tabiques, losetas, etc., actividades muy precarias en general), seguida de la industria química, petroquímica y de minerales no metálicos.

Por el contrario, las ramas con menores niveles de rotación son las de electricidad, agua y gas, y el comercio, restaurantes, hoteles, transportes y almacenamiento. La mayor parte de los movimientos fuera del comercio, transportes, etc., se orientan hacia los servicios comunales, socialesypersonales. Vale la pena señalar que también el movimiento en sentido inverso, esto es, fuera de los servicios comunales, sociales y personales, es el que tiene mayores probabilidades de ocurrir. Debido a la fuerte presencia de micronegocios en ambas actividades, los resultados anteriores pueden explicarse porque las destrezas necesarias para llevar a cabo actividades en el comercio o en los servicios de muy pequeña escala son muy reducidas, y son además equivalentes.

El cuadro 9 sugiere que al menos una parte de los cambios entre unidades de distinto tamaño también implica cambio de sector de actividad.

En lo que respecta a la movilidad entre ocupaciones específicas, la matriz del cuadro 10 muestra que aquellas ocupaciones con mayor nivel jerárquico en las empresas suelen ser también las más inestables en cuanto a la permanencia dentro de ellas. Un movimiento interesante es el flujo fuera de la categoría funcionarios y directivos: el destino principal es la categoría de profesionales y técnicos, junto con la categoría de empleados en comercio o servicios.

Los trabajadores directos, sean artesanos, obreros o empleados suelen tener una mayor estabilidad ocupacional. Destaca la categoría ocupacional de los trabaj adores del arte y la educación, pues es la de mayores niveles de permanencia.

La relación entre "cambios en la ocupación" y "cambios en el tamaño de empresa" no puede ser explorada, en general, debido a que el procesamiento de los datos utilizados en este capítulo no incluyó un cruce entre ocupación y tamaño de establecimiento; el único caso donde esto es posible es el que tiene que ver con los movimientos entre la venta ambulante y el trabajo doméstico por un lado, y las ocupaciones de empleados en el comercio y los servicios, por otro, donde el flujo entre unas y otras ocupaciones es importante. Este intercambio se hace entre unidades de muy pequeña escala, ya que los niveles de capacitación de quienes trabajan en la venta en la calle o realizan trabajo doméstico en los hogares suelen ser muy reducidos.

 

Explorando los determinantes de la permanencia en microunidades

A partir de los resultados anteriores es posible afirmar que existen elevados índices de rotación entre empresas de distinto tamaño. Los trabajadores cambian de lugar de trabajo, y probablemente cambien a la vez de sector y ocupación. No obstante, hay un cierto porcentaje de trabajadores que permanecen dentro del sector de las microunidades (i.e. unidades con cinco o menos trabajadores). Este grupo representa 81 por ciento del total de trabajadores en micronegocios y sus características genéricas están resumidas en el cuadro 11.

La categoría "unidos" incluye a todas aquellas personas que tienen una pareja en condiciones, con independencia de que la unión esté sancionada o no por el Estado. La categoría "sin unir" incluye a quienes están divorciados o viudos.

La característica distintiva que surge del cuadro, en cuanto a la permanencia o no en un micro negocio, es la diferencia en la mediana de las edades. Sobre este punto se podría argumentar que la mayor edad trae consigo mayores responsabilidades familiares. Sin embargo, queda abierta la pregunta sobre si hay otras variables que están enjuego para explicar la permanencia o salida de una persona del sector de los micronegocios.

Por tanto, es natural plantear la interrogante de cómo interactúan las características demográficas y sociales, la ocupación y la rama en la que desempeñan sus actividades, con la probabilidad de permanencia dentro del universo de los micronegocios. En este apartado se intenta responder la pregunta para los trabajadores autónomos, es decir, para los patrones y trabajadores por cuenta propia. Siendo ellos los propietarios de las unidades, se busca examinar como inciden diversas variables en la existencia continuada de una microunidad. No se considera en este caso a los trabajadores asalariados y los familiares no remunerados, pues ellos carecen de poder para influir en la permanencia de la actividad de un micronegocio.

Para dar respuesta a esta pregunta se utilizó una submuestra del panel conformada por quienes trabajaron enmicrounidades durante el primer trimestre. Mediante la información correspondiente al quinto trimestre para estas mismas personas se determinó si permanecieron o no dentro del sector de micronegocios. De esta forma se genera una variable dicotòmica que se usa como variable dependiente en un modelo logit de regresión, donde las variables independientes son de tipo demográfico, social y económico, y son tales que permiten explorar algunos de los elementos que inciden en la probabilidad de permanencia dentro del sector de las microunidades.

Considérese la variable Y, permanencia dentro enunamicrounidad, tal que:

Y = 0, si el individuo sale de una microunidad,

Y = 1, si el individuo permanece en una microunidad

Si p = Prob {Y = 1}, entonces 1 - p = Prob {Y = 0}, el cociente es conocido como momio (Hamilton, 1992; Taucher, 1997).

El modelo utilizado es una regresión logística, donde la variable dependiente es L=ln(l), y tiene la expresión genérica

En el caso que nos ocupa, Y = STATUS, donde

STATUS = Permanencia en una microunidad

De modo que

Las variables independientes elegidas son:

Las variables estado civil, edad, nivel educativo y sexo han sido utilizadas en la economía laboral de corte neoclásico, por razones que ya fueron discutidas en un apartado anterior. En la regresión se utiliza la variable edad en forma continua y no por grupos quinquenales, toda vez que los resultados no cambian sustancialmente, y si se incluyeran grupos de edad aumentaría el número de parámetros, dificultando así la interpretación.

Aquí se añaden a la especificación funcional de la regresión logit variables que consideran factores de tipo económico y social, como la rama,14 la ocupación específica y la posición en el trabajo. La pertenencia a una ocupación específica es el resultado no sólo de características como el nivel educativo, sino también de la historia social personal de cada individuo. De manera análoga, el hecho de que alguien sea un trabajador autónomo o un trabajador subordinado no depende únicamente de su perfil de calificación, su edad, su estado civil o su sexo, sino de su historia social (England, 1992:92 y ss). El uso de estas variables dentro de la ecuación sirve para mostrar que las variables no estándar, como el sector y la ocupación, influyen para aumentar la bondad de ajuste.

Para la regresión se toma como caso base (Andersen, 1997:185) a un hombre en el sector agropecuario o extractivo, conningunaescolaridad.15 Los resultados de la regresión logística aparecen en el cuadro 12.

El ajuste del modelo es estadísticamente significativo, como lo muestran los valores de los diversos indicadores de bondad de ajuste, entre ellos el valor del estadístico c2. No obstante, el grado de ajuste es muy reducido, según se desprende de los valores de las seudo R cuadradas que aparecen abajo. Esto se refleja también en la tabla de predicciones del modelo, misma que es muy poco satisfactoria. Tomadas en conjunto, las variables edad, rama, ocupación y posición resultan estadísticamente significativas. Sin embargo, para ciertos valores de las variables, que se debieron transformar en variables ficticias (Andersen, 1997), la significancia estadística es baja. En sentido estricto, oficio 2 (funcionarios y directivos), rama 5 (construcción) y posición son significativas al nivel de uno por ciento, lo que significa que su inclusión mejora la capacidad predictiva del modelo (Jovell, 1995). Destaca también la significancia estadística de la constante en el modelo de regresión.

A pesar del limitado poder predictivo del modelo, éste muestra la existencia de un cierto nivel de asociación entre las variables. Las razones de la baja capacidad predictiva del modelo deben ubicarse en la falta de información sobre ciertas variables que influyen en el desempeño de los micronegocios, como el mercado para sus productos y servicios, el acceso a crédito y el nivel de ganancia promedio. Esta información sólo existe apartir del levantamiento de la Encuesta Nacional de Micronegocios (Enamin); por lo tanto, no está disponible de manera continua.

El resultado final del ejercicio de modelación plantea la necesidad de nuevas estimaciones con conjuntos de datos que incluyan más variables, esto será posible hacerlo cuando sean liberados los resultados individuales de la Enamin 2002.

 

Conclusiones

Durante 2003, el nivel promedio de la tasa de desempleo abierto se ubicó en 3.25 por ciento, según cifras que incluyen las áreas urbanas más importantes del país. Esto significa que, en promedio, entre los meses de enero a diciembre, 32 de cada mil personas integrantes de la PEA de esas ciudades se encontraban sin empleo, a pesar de haber realizado una búsqueda activa de ocupación. Dado el bajo nivel de la tasa de desempleo, lo que realmente reflejan las estadísticas de desempleo en México es la corta duración de los periodos de desempleo abierto; actualmente, el promedio es inferior a las cinco semanas, mientras que hace diez años este promedio era de cinco semanas. Las cifras también muestran que 50 por ciento de los desempleados que ya habían trabajado (los cuales son la mayoría) fueron cesados, o bien, sus contratos temporales habían concluido. Esto significa que otro 50 por ciento abandonó voluntariamente su empleo, sea por insatisfacción con el trabajo o por otros motivos (salud, personales, etcétera).

Del conjunto de observaciones hechas se infiere que las personas en una situación de desempleo abierto son, básicamente, personas sin empleo que tienen la seguridad —o confianza— en que habrán de encontrar empleo en un periodo relativamente corto; en otras palabras, las evidencias primarias apuntan a caracterizar una parte importante del desempleo que se capta en las encuestas como del tipo llamado friccional, pues de acuerdo con las cifras presentadas, hay una relativa estabilidad de la condición estar ocupado. Más de 80 por ciento de la población ocupada se mantiene en ese status laboral entre un trimestre y otro. Destaca también el hecho de que un porcentaje menor, pero significativo, de quienes están en la inactividad económica consiguen empleo. De hecho, esta proporción (aproximadamente de 15 por ciento de los inactivos) se mantiene relativamente constante durante los cinco trimestres analizados en este texto. Los datos utilizados muestran también que un porcentaje, que oscila entre 13 y 16 por ciento de los ocupados pasan a ser desocupados o abandonan la fuerza de trabajo en un periodo de 15 meses. La desocupación abierta es, por tanto, un fenómeno de muy corto plazo.

Así las cosas, el conjunto de quienes están en el desempleo abierto se puede caracterizar en principio como un grupo que está en posibilidades de dedicarse, en forma exclusiva, a la búsqueda de un empleo debido a que cuenta con alguna forma alternativa de ingreso, sea por la vía del ingreso familiar o por la posesión de ahorros. No obstante, la ventana de oportunidad para conseguir empleo que la gran mayoría de la población tiene es estrecha. Baste recordar que 64 por ciento del ingreso monetario de los hogares proviene del pago al trabajo y solamente 0.4 por ciento de su ingreso proviene de fuentes financieras (cuentas de ahorro, inversiones a plazo fijo). Debido a la situación que es posible inferir de los datos de ingreso y gasto de los hogares, la gran mayoría de los hogares disponen ahora de un mayor número de miembros para subsistir.

A partir del modelo propuesto para examinar las transiciones entre unidades de tamaño diverso, sectores y ocupaciones, los resultados muestran dos hechos importantes: el primero es que casi 70 por ciento de quienes regresan a un empleo lo hacen en unidades de hasta 10 personas. Este dato habla de la importancia de las microunidades y pequeñas unidades como generadoras de puestos de trabajo. En tanto que las unidades de mayor tamaño generan 20 por ciento de las oportunidades de empleo que son cubiertas por personas inactivas o desempleadas.

Las ramas hacia donde se dirigió 66 por ciento de estas personas eran el comercio y los servicios personales y sociales, seguidos de las manufacturas tradicionales, que ofrecieron trabajo a 13 por ciento. Los oficios más importantes eran los de obrero, artesano y operador de maquinaria, empleados de comercio y servicios. Estos representaron 75 por ciento de los puestos de trabajo ocupados por quienes fueron desempleados o inactivos.

Respecto a la permanencia o cambio de sector de actividad, la matriz presentada muestra tasas de rotación de entre 20 y 38 por ciento. La rama que presenta los mayores niveles de rotación es la industria de la construcción, seguida de las industrias química, petroquímica y la de minerales metálicos. Esta rama agregada incluye la elaboración de vidrio, pero también la producción de tabiques, losetas, etc., actividades muy precarias en general. En contrapartida, las ramas con menores niveles de rotación son las de electricidad, agua, gas y comercio, restaurantes y hoteles, transportes y almacenamiento. La mayor parte de los movimientos fuera del comercio, transportes etc., se orientan hacia los servicios comunales, sociales y personales.

Finalmente, al explorar la permanencia en microunidades, se verifica que hay un importante porcentaje de trabajadores que permanecen dentro del sector de las microunidades (unidades con cinco o menos trabajadores). Este grupo representa, de manera por demás significativa, 81 por ciento de los trabajadores de micronegocios.

La búsqueda de un modelo capaz de predecir los momios de permanencia en una microunidad para trabajadores por cuenta propia no fue fructífera. Una posible explicación reside en el hecho de que no se dispone de información que teóricamente incide en la vida activa de una microunidad, como sería el caso de los niveles de ingresos netos, el acceso a un mercado y el acceso a crédito u otras formas de apoyo económico.

Es posible concluir, entonces, que las microunidades juegan un importante papel al absorber fuerza de trabajo y reducir así la magnitud del desempleo abierto. Habría que añadir que las microunidades también juegan un papel importante como proveedoras de mercancías baratas para los segmentos más pobres de la población urbana.

 

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Notas

1 La noción de segmentos del mercado de trabajo (Edwards, 1979) no se puede aplicar directamente, pero puede ser adaptada para explicar el fenómeno de segmentación del empleo.

2 En Peattie (1987) y en Salas (2003) se pueden encontrar argumentos para no utilizar la confusa y polisémica noción de sector informal, argumentos que se siguen en este artículo.

3 Este argumento se puede encontrar también en (Nihan et al., 1979), (Fields, 1990) y en (Charmes, 1992).

4 Según Garraty (1978) el término unemployment solo se generaliza a fines del siglo XIX.

5 Esto es, el desempleo que ocurre cuando una persona cambia de trabajo de manera no instantánea (Hughes y Perlman, 1984).

6 Para mayores detalles, consúltese Hussmans et al. (1990).

7 Contrástese esta afirmación con los enunciados de Freyssinet (1998) y Comte (1995).

8 Ver por ejemplo, Mendonca y Hofímann (1999), Freyssinet (1998) y Maier (1995).

9 Véase al respecto Rendón y Salas (1985) y Rendón (1977).

10 Se publican ocho tasas relativas a diversas situaciones de empleo precario y condiciones específicas de desempleo, una de las cuales es, en sí misma, una tasa alternativa de desempleo al incluir entre los desempleados a los trabajadores desalentados.

11 La metodología cambió de 48 a 32 ciudades, por lo que algunos de los datos pueden mostrar ligeras discrepancias.

12 Esto es, aquél que se presenta cuando un trabajador deja un empleo para incorporarse a otro (Hughes y Perlman, 1984).

13 Usando cifras de la ENEU entre 1987 y 1993, Hernández-Licona (1997) obtiene un resultado semejante.

14 De forma poco convincente, la variable rama ha sido usada en textos de corte neoclásico para explicar diferencias salariales, ver por ejemplo (Anderson, 1998).

15 Aunque reducido en número, este conjunto de referencia no es vacío en el panel utilizado.

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