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Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.9 no.37 Toluca jul./sep. 2003

 

Presentación

 

La investigación sobre familia adquiere renovada importancia. Las tendencias demográficas, coincidentes con las transformaciones generales derivadas de la globalización, han generado efectos recíprocos entre los procesos macro y microsociales. La dinámica demográfica ha afectando el tamaño, la composición de los hogares y las pautas generales de formación de uniones. En el mismo sentido, los cambios económicos y culturales derivados de la globalización han incidido directa o indirectamente sobre la estructura familiar, al delegar nuevas responsabilidades y funciones a las unidades domésticas, y modificar las estructuras de poder y el significado de los roles de los miembros de dichas formaciones sociodemográficas. La centralidad de la familia, teóricamente referida a la reproducción y socialización, entre otras de sus funciones tradicionales, ha tendido a modificarse.

En cierto modo, la familia remite a un concepto cultural, demográficamente restringido, referido a individuos que comparten vínculos de sangre, adopción y matrimonio, los cuales pueden o no formar parte de una misma unidad de residencia o conformar amplias redes de relaciones social y culturalmente complejas, que incluyen ciertas formas de mentalidad y de reconocimiento entre los miembros. La familia hace referencia al conjunto de personas que se reconocen parte de una red de descendencia culturalmente reconocidas con funciones reproductoras, control social y socialización de los miembros. La noción de familia es así próxima, pero no idéntica a la de hogar o unidad doméstica, aunque por lo general coinciden y hasta suelen confundirse cuando dichas unidades de convivencia se integran por individuos vinculados por factores de parentesco. En este sentido, el concepto de hogar o unidad doméstica puede resultar analíticamente más rico. El hogar acota la unidad de parentesco, destacando la dimensión de convivencia y las formas de relaciones de intercambios y solidaridad cotidiana entre los miembros del grupo, incluyendo a personas no emparentadas. El hogar, al igual que la unidad doméstica, se define como un grupo corresidencial que comparte el consumo y asegura la reproducción de los miembros. En sentido estricto, el hogar no es exactamente lo mismo que la familia ni que la unidad doméstica o la vivienda compartida o la unidad de residencia, pero las implica en una configuración grupal única en torno a la cual los individuos procuran la reproducción de la existencia.

El estudio actual de la familia asume una perspectiva amplia. Las transformaciones recientes están dando lugar a nuevas formas de familia. El hogar o el hogar-familiar no representa una unidad monolítica, estable, sino un sistema social dinámico, determinado por las tendencias demográficas, pero sujeto a las múltiples contingencias económicas y sociales. La familia no es un grupo aislado, independiente de la sociedad global. Los cambios demográficos inciden en la composición de las familias, pero indirectamente responden a los niveles de desarrollo de la sociedad y al bienestar alcanzado por la población. Al respecto, la investigación ha puesto a prueba por lo menos dos hipótesis a partir de dos tendencias encontradas en cuanto a la composición de los hogares: la primera, la de nuclearización, centrada en los factores demográficos, que hace suponer cierta coincidencia entre el tamaño promedio de los hogares -determinada por el descenso de la fecundidad- y la composición de los mismos, y la segunda, la de desnuclearizacion de los hogares, que plantea el cambio en la composición de éstos, en correspondencia con las tendencias económicas y la conformación o adopción de hogares extensos como estrategia de sobrevivencia a partir de los impactos recurrentes de las crisis, los efectos del modelo económico y la fragilidad de las políticas sociales imperantes.

La familia conserva el papel protagónico en el desenvolvimiento general de la sociedad. La familia mantiene la importante función de instancia mediadora entre lo individual y lo social, entre lo local y lo global. En el contexto actual, según Rodolfo Tuirán, "no es posible analizar ni interpretar los cambios económicos, políticos, sociales y demográficos sin restituirlos en el ámbito de la familia y su evolución". La familia -en sus versiones de núcleo, grupo doméstico o red- sigue siendo una unidad social fundamental. En este marco, la investigación ha replanteado el análisis de las estructuras y tamaño de los hogares, y ha puesto especial énfasis en los nuevos patrones de la formación familiar y, particularmente, sobre los cambios en las funciones y la resignificación de los roles de género en los nuevos hogares.

En este número, Papeles de POBLACIÓN ofrece al lector un conjunto de artículos agrupados en tres secciones temáticas de interés. La primera aborda algunas de las cuestiones respecto a la formación familiar y las orientaciones de las investigaciones recientes. La sección central del número está integrada por los artículos de Félix Acosta Julieta Quilodrán y el escrito de manera colectiva por María Consuelo Colom, Rosario Martínez y María Cruz Molés. Félix Acosta es investigador de El Colegio de la Frontera Norte, y en este número escribe sobre el estado del conocimiento y los imperativos de la investigación sobre la familia en los estudios de población en América Latina. Julieta Quilodrán, quien es investigadora del Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano de El Colegio de México, aborda en su trabajo la transición demográfica y los cambios en la estructura familiar, a partir de las tendencias emergentes de conformación de parejas en México, en comparación con otros contextos. Finalmente, el artículo de María Consuelo Colom Andrés, Rosario Martínez Verdú y María Cruz Molés Machí, investigadoras de la Facultad de Economía de la Universidad de Valencia, analiza la independencia familiar y la formación de parejas en relación con la situación laboral de los jóvenes en España.

Los tres artículos resultan complementarios y oportunos en cuanto a perspectivas teóricas y al análisis empírico. El ensayo de Acosta presenta un amplio panorama sobre las tendencias de la investigación sobre familia en la región durante la segunda mitad del siglo pasado. Al respecto, el autor distingue cuatro grandes líneas de análisis, teórica y metodológicamente diferenciadas: la "demografía formal de la familia y el hogar", "estudios sobre las estrategias familiares", "investigación sobre trabajo y familia" y los "estudios sobre familia y género", e identifica algunos de los retos de la investigación actual. El estudio de Quilodrán enfatiza la llamada "segunda transición demográfica" y los efectos sobre el comportamiento de los individuos, particularmente en cuanto a la formación y a la estabilidad familiar en México. La autora destaca algunas de las tendencias, particularmente en cuanto a la coexistencia de la unión libre tradicional y la moderna, y lo que define como el paso a la implantación de estructuras familiares más complejas, reconstituidas, o más simples, monoparentales, "según resulten de uniones sucesivas, de mantenerse al margen de la vida marital, soltero, o haberla abandonado por viudez, separación o divorcio". Finalmente, el artículo de Colom, Martínez y Molés, interesante en términos metodológicos, comprueba la hipótesis que asocia la decisión de independizarse de los padres con la condición ocupacional de los jóvenes españoles.

La segunda sección es sobre la situación demográfica, económica y social de la población adulta mayor en México. Incluye cuatro artículos complementarios e interesantes por la riqueza analítica de los enfoques, la originalidad y la actualidad de las temáticas. El trabajo de María Eugenia Negrete, investigadora del Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano de El Colegio de México, aborda un aspecto de sustancial interés en cuanto a la evolución y las pautas de distribución espacial de la población adulta mayor en la Cuidad de México. Al respecto, el trabajo, entre otros de sus aportes, explica el patrón heterogéneo de distribución geográfica y concentración de la población adulta en relación con la migración y la movilidad intrametropolitana de la población de las distintas zonas de la Ciudad de México. El artículo de Rebeca Wong y Mónica Espinosa, investigadoras de las universidades de Maryland y de Pensilvania, respectivamente, analiza los diferenciales de ingreso y bienes de la población de edad media y avanzada en México. El interesante estudio muestra que el ingreso de las personas de 50 años y más se encuentra distribuido en forma desigual, en favor de los grupos de edades más jóvenes y con mayores niveles de educación formal y, en términos de género y otras variables sociodemográficas, las mujeres no casadas perciben los ingresos más bajos en comparación con el de otros grupos. En este mismo sentido, siguiendo otra metodología y otras fuentes, el trabajo del investigador de El Colegio de la Frontera Norte Roberto Ham Chande, basado en las encuestas Demográfica Reproductiva y Nacional de la Dinámica Demográfica, analiza las condiciones de actividad económica e ingresos para una cohorte de población nacida en el periodo 1936-1938, grupo que al momento de aplicación de la encuesta tenía entre 60 y 62 años de edad. El artículo presenta el tránsito socioeconómico de dicha cohorte, teniendo en cuenta, entre otras variables sociodemográficas, la escolaridad y el contexto rural y urbano de la población. El artículo de Neir Antunes Paes, investigador de la Universidad Federal da Paraíba, analiza las tendencias y diferenciales de la mortalidad de los viejos de todos los estados por causas externas en Brasil. El trabajo muestra marcadas variaciones geográficas en las tendencias de la mortalidad, asociadas con las diferencias sociales y económicas entre las entidades del país.

Finalmente, la tercera sección se compone de dos trabajos que tratan sobre la industria maquiladora, la migración y el empleo en el norte de México. El artículo de Kathryn Kopinak, investigadora de la University of Western Ontario, Canadá, aborda el impacto de la globalización y las empresas maquiladoras en Tijuana, México. El trabajo plantea los antecedentes del modelo de exportación en la península de Baja California y muestra el alto porcentaje de mano de obra migrante que da sustento a dicha actividad, en comparación con otros espacios maquiladores. El trabajo de María Ruth Vargas Leyva, profesora investigadora del Instituto Tecnológico de Tijuana, enfatiza el dinamismo de la industria maquiladora de exportación y el comportamiento general del empleo en dicho sector económico en el norte del país.

 

Dídimo Castillo F.
Director

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