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Papeles de población

versão On-line ISSN 2448-7147versão impressa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.9 no.36 Toluca Abr./Jun. 2003

 

Carmen A. Miró: científica social y luchadora panameña*

 

Marco A. Gandásegui, H.

 

Universidad de Panamá.

 

Como Directora del Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE), Carmen Miró estimuló y apoyó el establecimiento de los estudios de demografía a nivel de maestría en El Colegio de México, lo que dio lugar a la creación del Centro de Estudios Económicos y Demográficos (CEED) en 1964.

Igualmente, el CELADE contribuyó de manera importante a la fundación, en 1972, dentro de la Universidad de La Habana, del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM).

Como reconocimiento a la labor de enseñanza de temas de población desplegada conjuntamente con un grupo de profesionales de demografía y salud pública, así como la formación de demógrafos cubanos y la promoción de la investigación demográfica en Cuba, la Universidad de La Habana otorgó a Carmen Miró en 1987 un doctorado honoris causa en ciencias sociales, coincidiendo con el décimoquinto aniversario de la fundación del Cedem.

Durante su estadía en El Colegio de México entre 1976y 1980 ejerció también la Secretaría Ejecutiva del Programa de Investigaciones Sociales sobre Población en América Latina (PISPAL) que con el apoyo de una fundación norteamericana patrocinaba investigaciones en demografía en instituciones especializadas de países latinoamericanos. Además se vinculó al entonces existente Centro de Estudios Económicos y Demográficos y como profesora invitada dictaba en el programa de demografía el curso de fuentes de datos demográficos. También actuaba como asesora del director de ese centro.

En su tierra natal, Panamá, Carmen Miró ha recibido honrosos reconocimientos, entre ellos: Medalla de Honor al Mérito en "Panamá sí Tiene Valores", del Ministerio de Educación; Premio Universidad en Ciencia y Tecnología, 1996, Universidad de Panamá; Condecoración Orden René de Lima del Consejo Superior Privado para la Asistencia Educacional (COSAPAE), Panamá, 2000.

Carmen Miró pertenece al Consejo Asesor de la Population and Development Review del Population Council de Nueva York y al Consejo Editorial de la revista Papeles de POBLACIÓN de México.

 

La ciencia es un método que surge en sociedades que lo promueven y cultivan para alcanzar objetivos muy definidos, relacionados con el crecimiento y expansión de sus recursos. Esta tesis sencilla ha sido blanco de ataques desde múltiples sectores. Al contrario, dicen otros, Newton, Descartes, Einstein y tantos otros son producto de su genio, como individuos especialmente dotados.

Para explicar la situación de las ciencias en Panamá podemos recurrir a una u otra de estas propuestas. Por un lado, se puede decir que nuestra formación social tiene limitaciones que no le permiten generar una producción científica en la medida en que no define sus objetivos. Por otro, hay quienes plantean que no existen los individuos dotados con la capacidad para desarrollar una producción científica.

Obviamente no se trata de un problema genético. Por el contrario, hay que buscar la explicación estudiando nuestra realidad social, con todas sus contradicciones. Un estudio de este tipo nos permitiría indagar sobre la situación de la ciencia en Panamá. En su momento, hace medio siglo, el intelectual panameño Roque Javier Laurenza le llamó la atención a "la minoría que vive en la cultura", advirtiéndole que sin proyecto no puede dirigir, no puede convertirse en clase hegemónica. La ciencia tiene un compromiso, pero el mismo depende del sujeto social que dirige y orienta al conjunto de la sociedad. Weber diría que la ciencia debe conservar su "neutralidad valorativa", pero en el contexto de una sociedad comprometida con la modernidad, con el desarrollo, con las transformaciones. Es el compromiso de quienes dirigen a la sociedad, colocar la ciencia en el centro de sus preocupaciones.

Sin una clase hegemónica comprometida con la ciencia, con su método y los resultados que puede ofrecer, no hay una institucionalización de la producción científica, no hay desarrollo, no hay transformaciones. Creo, no he consultado con ella, que Carmen Miró comparte esta tesis.

Carmen es, sin duda, una panameña que ha dedicado una vida entera a la crítica social y a la investigación científica. Su labor la realiza en una región donde la ciencia sólo se produce de manera individual, donde la ciencia no se ha institucionalizado. Más aún, en un país en el que son pocos los individuos que hacen ciencia. Todavía más, en un medio en que la clase política que gobierna aún carece de un proyecto y, como consecuencia, no concibe a la ciencia como un método que le permita realizarlo.

En la actualidad, la ciencia como método se encuentra en crisis. Carmen Miró es de aquella generación de panameños que tenía esperanzas de que la ciencia y su método contribuirían al desarrollo del país. En el presente, la ideología neoliberal y sus derivados han variado de contenido todo proyecto. Las nociones como el "fin de la historia" cuestionan nuestra manera de pensar, nuestras nociones sobre la productividad e, incluso, nuestra concepción de la vida.

Veamos quién es Carmen Miró, acreedora al Premio Ciencia 2002. Carmen A. Miró nació en la ciudad de Panamá el 19 de abril de 1919. Hizo sus estudios secundarios en el Instituto Nacional. Obtuvo su licenciatura en comercio en la Facultad de Administración Pública de la Universidad de Panamá, y luego siguió estudios de sociología y estadística en el Colegio Saint Catherine, en Minnesotta, Estados Unidos; continuó estudios de posgrado en la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore. En la London School of Economics and Political Science completó estudios de maestría y predoctorado en demografía y economía. Fue directora de Estadística y Censo en la Contraloría General de la República. En 1950 le tocó organizar el primer censo de población de la república basado en criterios científicos. Fue la directora fundadora del Instituto de Estudios Nacionales de la Universidad de Panamá entre 1987 y 1992. Ejerció la docencia universitaria en forma ininterrumpida durante las décadas de 1940 y 1950.

Según una presentación de Carmen Miró hecha por El Colegio de México, es "maestra de numerosas generaciones de demógrafos latinoamericanos". Ha sido directora del Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE) de Naciones Unidas y es investigadora asociada al Centro de Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena (CELA), de Panamá. En la actualidad, además es presidenta del comité directivo del Cela.

En 1958, Carmen A. Miró, contratada por las Naciones Unidas, se trasladó a Santiago de Chile, donde a los pocos meses se le encargó la dirección del recién creado Centro Latinoamericano de Demografía (CELADE), donde desarrolló una labor que le sería reconocida mundialmente. En 1973 fue elegida presidenta de la Unión Internacional para el Estudio Científico de la Población, cargo que ejerció hasta 1977. La Unión es una organización de carácter mundial, que reúne profesionales de la demografía y ciencias afines de más de 120 países, y de la cual es actualmente presidenta honoraria. En 1976 se trasladó a la Ciudad de México, donde asumió la presidencia del Grupo Internacional de Evaluación de la Investigación en Ciencias Sociales sobre Población y Desarrollo, que culminó su trabajo con la publicación del libro Población y desarrollo. Estado del conocimiento y prioridades de investigación, patrocinado por El Colegio de México, que fue la sede del mencionado grupo. El libro también fue publicado en inglés. En 1984 recibió el Premio de Población concedido por las Naciones Unidas. En la actualidad es consultora del Fondo de las Naciones Unidas para Actividades de Población. Además, es miembro a titulo individual del Consejo Superior de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

Entre su abundante producción bibliográfica, los historiadores panameños Araúz y Pizzurno destacan los libros Población y desarrollo (en colaboración con Joseph Potter), Capitalismo y población en el agro latinoamericano (en colaboración con Daniel Rodríguez) y Social science research for population policy design (en colaboración con Gerardo González C. y James McCarthy).

Carmen Miró forma parte de lo que llamaría Guillermo Castro la Generación del Cincuentenario, forjada al calor de las jornadas de 1947. Es la generación dejóvenes que se constituirían en el núcleo intelectual del desarrollismo liberal. Es un producto de la Universidad de Panamá y, al mismo tiempo, va formando los nuevos intelectuales que salen de la Universidad.

En ese grupo se destacan Jorge Illueca, Ricardo J. Bermúdez, Rubén D. Carles y muchos otros.

También se puede mencionar a Hernán Porras, autor de El papel histórico de los grupos humanos en Panamá, cuyo trabajo fue presentado en el mismo ciclo de conferencias en que Carmen Miró presentó sus Apuntes para una política demográfica del Estado panameño.

El desarrollismo liberal no produjo la movilización ni el compromiso de los cuales siempre ha hablado Carmen Miró. Para eso hará falta una generación nueva de jóvenes que no podrá prescindir de un segmento mayor o menor de los grupos dominantes, pero que tampoco podrá reproducir simplemente la hegemonía de la que éstos alguna vez disfrutaron.

Hay quienes dicen que la demografía no es una ciencia. Afirmación que seguramente no comparte Carmen Miró, aunque acepta que, en efecto, utiliza técnicas para determinar la conducta de ciertas variables que se refieren a la población humana. Pienso que, en concreto, procura establecer los ritmos de cambio que caracterizan a la población utilizando como variables la natalidad, la mortalidad y las migraciones.

Al igual que la economía contemporánea, la demografía se conoce por sus cálculos relacionados con la conducta de la población humana. La economía marginalista, que tantos premios Nobel entregó al mundo en el siglo XX, hace algo muy parecido.

La economía política, en cambio, es una ciencia social que mediante el método de la observación y la experimentación busca explicar los procesos que constituyen su objeto de estudio. Los fundadores de la economía política comprendieron que la producción y distribución de bienes y servicios no depende sólo de la existencia de un mercado.

Hildebrando Araica, el demógrafo panameño, nos habla de una "demografía política". En tanto que el demógrafo mexicano Raúl Benítez Zenteno afirma:

La demografía constituye una disciplina científica y como todas aporta conocimientos para la solución de problemas sociales y discute la importancia de su quehacer también en términos de práctica política, en su búsqueda por aportar elementos para el mayor bienestar de la población. Desde esta perspectiva su tarea es científica (Benítez, 1997).

Adam Smith, considerado el padre de la economía política, planteó la necesidad de conocer el contexto social y político de las decisiones económicas. En otras palabras, todo efecto tiene una causa.

Carmen Miró convirtió a la demografía, desde el CELADE, en una herramienta para la investigación social. En todos los centros académicos de América Latina y de muchos países, así como en las oficinas gubernamentales, la influencia del CELADE y de Carmen Miró se hacía sentir.

La pregunta clásica -hecha por Malthus y los demógrafos marginalistas- acerca de si la producción que crecía a un ritmo aritmético podía alimentar a una población que crecía a un ritmo geométrico fue radicalmente transformada por el equipo de Carmen Miró. Bajo la influencia de los estructuralistas como Prebisch, Pinto, Cardoso, y los marxistas como Quijano, Cueva y Marini, la pregunta se convirtió en ¿qué procesos característicos del capitalismo controlan los ritmos de crecimiento de la población?

Las preocupaciones de Carmen Miró giran en torno a dos aspectos. Por un lado, cómo convertir la demografía en una disciplina capaz de ofrecer respuestas a los problemas sociales y económicos de la región latinoamericana, que pasaba por una transformación social pocas veces experimentada con anterioridad. Por el otro, cómo adaptar los nuevos conocimientos demográficos a la realidad mediante la movilización social y el compromiso de las clases gobernantes. Para lograr esta última meta, plantearía en la histórica Conferencia Regional Latinoamericana de Población realizada en la ciudad de México en 1970 que

la adopción de una política demográfica se facilitará en la medida en que exista un plan de desarrollo económico y social. En esta situación, el primer paso es el de lograr coherencia entre las metas económicas y sociales y las demográficas.

La exigencia de Carmen Miró, directora del CELADE, entidad de las Naciones Unidas, fue escuchada pero no atendida. Sólo en 1973, el gobierno mexicano asumió la responsabilidad de incorporar los lineamientos demográficos esbozados por Carmen Miró y sus colaboradores a sus programas de gobierno. En Panamá, el entonces ministro de Salud, José Renán Esquivel, como don Quijote, adoptó los planteamientos de Carmen Miró, pero en un medio que aún percibía las teorías malthusianas, igual que las teorías económicas marginalistas, como dogmas intocables. La lucha de Esquivel finalmente fue acogida a medias con la creación en Panamá de una Comisión Nacional de Política Demográfica.

Carmen Miró abogaría en aquel memorable discurso que

debería ser obvio (la necesidad de) incorporar demógrafos en los organismos (gubernamentales) responsables de la planificación. Trabajando en colaboración con profesionales de otras disciplinas, los demógrafos deberán realizar, como condición previa, los estudios que conduzcan a una cabal apreciación de la situación demográfica.1

Un aspecto de su discurso, que en aquel entonces debió haber provocado problemas y que hoy es considerado herético por los neoliberales, se refiere a un planteamiento hecho hace 225 años por Adam Smith cuando señalaba la necesidad de comprender las conductas diferenciadas de las clases sociales en el Reino Unido. Carmen Miró planteaba que

el comportamiento demográfico diferencial de distintos grupos sociales deberá también ser objeto de examen, pues sólo de una cabal comprensión de los mecanismos a través de los cuales se produce, podría intentarse introducir medidas que lo modifiquen.

Según Smith,

sociedad alguna puede ser feliz y próspera cuando la mayoría de su población es pobre y miserable. Es justo que quienes alimentan, visten y alojan a todo el pueblo (con su trabajo), deben tener derecho a una parte de lo que produce su propio trabajo para alimentarse, vestirse y alojarse en forma decente. La pobreza -continuaría Smith- aun cuando puede desanimar el matrimonio, no lo evita. Incluso, pareciera favorecer la reproducción. Una mujer hambrienta de las tierras altas escocesas comúnmente da a luz 20 criaturas. En cambio, es común que una dama de sociedad no pueda tener hijos y cuando tiene se agota con el segundo o tercero... Pero la pobreza, aunque no limita la reproductividad, es muy desfavorable para la crianza de niños. La planta se siembra en una tierra tan fría y clima tan inhóspito que rápidamente se marchita y muere. No es raro que a una mujer de las tierras altas escocesas que ha tenido 20 hijos sólo le sobrevivan un par (Smith, 1976).

Carmen Miró concluye que

sólo en la medida en que se dispone de los elementos de juicio en qué apoyar las decisiones se podrá avanzar en la estructuración de una política de población que guarde efectiva coherencia con las metas y estrategias económicas. Parece innecesario subrayar que dicha política -como cualquier otra de las adoptadas por un Estado- debe, en efecto, surgir como resultado de un proceso dinámico capaz de responder con rapidez y eficiencia a los cambios que con el correr del tiempo se van produciendo en los distintos componentes de la estrategia nacional (Miró, 1970).

Carmen Miró se situaba en la perspectiva de Joseph Schumpeter, el economista más destacado de la primera mitad del siglo XX después de Keynes. En su obra Capitalismo, socialismo y democracia, Schumpeter colocaría el problema de la población en su justo lugar (Schumpeter, 1962). Tomó de David Ricardo, así como de Carlos Marx, la idea de que con el desarrollo del capitalismo la población se convierte en un factor fundamental para realizar las ganancias que procuran establecer los inversionistas. El crecimiento de la población, por lo tanto, se convierte en una variable dependiente del desarrollo capitalista. Ricardo hablaría a principios del siglo XX de la "población redundante" como consecuencia del crecimiento y expansión capitalista. Por esta razón, Carmen Miró reitera la necesidad de promover políticas de población que "respondan con rapidez y eficiencia a los cambios que con el correr del tiempo se van produciendo en los distintos componentes de la estrategia nacional".2

Como anoté anteriormente, según Carmen Miró, "sólo en la medida en que se dispone de los elementos de juicio en qué apoyar las decisiones se podrá avanzar en la estructuración de una política de población que guarde efectiva coherencia con las metas y estrategias económicas".

En el caso de los países más desarrollados, como Estados Unidos, la inmigración de trabajadores se ha visto como algo casi natural en los últimos doscientos años. El origen de estos trabajadores es rural, concentrados en los últimos 50 años en países de la cuenca del Caribe (especialmente México), y antes de eso, del oriente europeo en la primera mitad del siglo XX, así como del centro y del sur de Europa en la segunda mitad del siglo XIX.

El ejemplo de Panamá, así como de los otros países de la región latinoamericana, presenta las mismas características. Son similares porque responden a los mismos impulsos. El desarrollo capitalista o la aparición de un mercado interno en Panamá (así como en el resto de la región) a mediados del siglo XX provocó una ola migratoria del campo hacia la ciudad. Al mismo tiempo, generó cambios importantes en las tasas de natalidad y de mortalidad.

El discípulo panameño de Carmen Miró, Hildebrando Araica, en línea con formulaciones de ésta, señaló que

la investigación científica no necesita justificarse en términos de su aplicación inmediata, ni someterse a restricciones que mediaticen la libertad ni la neutralidad que le son inherentes, aunque no obstante es evidente la necesidad de tratar de responder a exigencias de conocimiento aplicado a problemas de la sociedad (Araica, 1997).

Otro discípulo de Carmen Miró, el mexicano Raúl Benítez Zenteno, después de reconocer la influencia de la intelectual panameña, plantearía que urge establecer "una cultura demográfica que incluya la comprensión de la transición demográfica no sólo para explicarnos al ser humano y su historia, sino también los grandes procesos de cambio que se están realizando" (Benítez, 1997). Benítez defiende la posición de Carmen Miró "que nos habla de una demografía más cercana a las ciencias sociales y con una orientación que confronta el brutal economicismo neoliberal".

Las preocupaciones de Carmen Miró no se limitan al campo teórico. En todo momento ha sabido defender sus posiciones en el campo de las políticas demográficas. En la década de 1980, cuando Estados Unidos tallaba lo que se llamaría el consenso de Washington, Carmen Miró lanzó la voz de alarma denunciando las políticas demográficas que se querían imponer sobre el mundo sin considerar los intereses de los afectados. Según Carmen Miró, en la conferencia de México de 1984

la delegación de Estados Unidos, sorprendentemente, tomó la posición de que los problemas de población podrían resolverse en sociedades que se apoyaran en la creatividad de individuos privados trabajando en una economía libre... el epítome, de la doctrina neoliberal aplicada a lo demográfico.

Este sería el primer obstáculo fundamentalista que lanzara el gobierno de Estados Unidos a las políticas de desarrollo a escala mundial. Era el primer anuncio de que había llegado a los salones del poder de Washington la doctrina neoliberal.3

Carmen Miró comienza a ver los esfuerzos que se hacen en el campo de la demografía cada vez con más preocupación. En lo que respecta a población, la reunión de Río de Janeiro de 1992 le atribuyó poca importancia.

El capítulo quinto de la Agenda 21, sobre dinámica demográfica y sustentabilidad, no sólo se considera poco efectivo, sino que en algunos aspectos se estima que constituye un retroceso, respecto a medidas ya aprobadas por los gobiernos en otras reuniones internacionales.4

Según Carmen Miró,

después de 25 años de constante debate sobre el tema, son relativamente pocos los países de América Latina que tienen reales políticas de población. Sin embargo, no cabe duda de que todos reconocen hoy la importancia de la influencia de los factores demográficos sobre los programas con contenido económico, social y ambiental.

Carmen Miró agrega

que se acepta que la pobreza, el desempleo, la desigualdad social, en general, y la destrucción y deterioro del capital natural de la nación, sólo pueden ser mitigados, y eventualmente erradicados, mediante la adopción de medidas de distinta naturaleza, entre las cuales son importantes las destinadas a eliminar las disparidades entre los indicadores demográficos de distintos grupos sociales y disminuir el crecimiento de la población, ordenando también, de manera más equilibrada, su distribución en el territorio nacional.

Para Carmen Miró, la demografía y el estudio de la población es un medio para alcanzar un fin. Como diría ella misma:

el reto de la región es cómo salir de una situación de desigualdad social, manteniendo e intensificando el proceso de transición demográfica que, entre otras consecuencias, tuvo la virtud de disminuir algunas de las presiones que pudieron haber agudizado aún más el deterioro que experimentan algunos grupos de las sociedades latinoamericanas.

Carmen Miró se coloca sin ambigüedades en el campo de los desarrollistas, quienes creen en la necesidad de una intervención pública en los asuntos que atañen a todos los habitantes de un país.

En el campo demográfico, diría Carmen Miró, como en muchos otros, el Estado tiene la obligación de definir aquellas metas cuyo logro se considera indispensable para asegurar el máximo bienestar a la mayoría de la población, lo que, desde luego, tiene que hacerse, en el marco de un estricto respeto a los derechos humanos ampliamente reconocidos.

Agregaría que en lo que respecta a la intervención del Estado en el campo de la población, debe tenerse como guía la posición de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el sentido de que el sector público "debe asumir un papel (promoviendo el) debate entre los distintos estratos de la sociedad tendentes a facilitar el proceso de desarrollo".5

Para concluir, considero adecuado citar un párrafo de una presentación reciente que hiciera Carmen Miró en el XXIV Encuentro de la Unión Internacional para el Estudio Científico de la Población (IUSSP, por sus siglas en inglés), celebrado en agosto de 2001, en Salvador de Bahía, Brasil. En la misma, recoge las importantes contribuciones de la demografía en el pasado. A su vez, llama a desarrollar un esfuerzo científico interdisciplinario en el futuro.

Estamos (en Bahía) para examinar un nuevo enfoque: [Hay que definir] las contribuciones científicas que puede hacer la demografía a los problemas de población relacionados al logro del desarrollo sostenible. Las reflexiones y discusiones científicas de los demógrafos, y la comunicación de las mismas a científicos de otras disciplinas, así como a la sociedad en su conjunto... serán de especial importancia para el futuro.6

Apanac ha seleccionado a una mujer extraordinaria para conferirle el Premio Ciencia 2002. Sin duda, su producción científica lo amerita. En este caso, sus logros científicos se complementan con su labor docente, con su contribución a la formación de demógrafos que hoy se encuentran trabajando y enseñando en todos los países de la región. APANAC, además, está reconociendo la labor científica de una generación de luchadores panameños que dejaron su semilla, la cual corresponde cosechar a nuestra juventud, que hoy busca urgentemente soluciones a los problemas del país.

Agradezco a los organizadores la oportunidad de participar en este acto y, a la vez, la paciencia que todos ustedes han demostrado para con las limitaciones de esta exposición.

 

Bibliografía

ARAICA, Hildebrando, 1997, "De la estadística demográfica a la demografía política: otra transición", en Carlos Welti, Población y desarrollo, PROLAP, México.         [ Links ]

BENITEZ Zenteno, Raúl,1997, "Conocimiento demográfico y crisis", en Carlos Welti, Población y desarrollo, PROLAP, México.         [ Links ]

MIRÓ, Carmen, 1970, "Política de población: ¿qué?, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿cómo?", en ¿Cómo adoptar una política de población?, trabajo publicado con autorización de la autora, inicialmente fue presentado en la Conferencia Regional Latinoamericana de Población, México.         [ Links ]

SCHUMPETER, Joseph, 1962, Capitalism and Democracy, Harper Torchbooks, New York.         [ Links ]

SMITH, Adam, 1976, The wealth of nations, The University of Chicago, Chicago.         [ Links ]

 

Notas

* Palabras del autor en ocasión de la entrega del Premio Ciencia 2002, otorgado por la Asociación Panameña para el Avance de la Ciencia (APANAC).

1 Carmen Miró, en el foro más importante de la región, causaría estupor entre quienes la escuchaban cuando dijo que los ritmos de crecimiento de la población respondían a factores sociales y económicos. Las teorías malthusianas debían ser rechazadas pero con pruebas obtenidas producto de una labor científica. Según Carmen Miró, había que definir "las proyecciones del comportamiento previsible de las variables demográficas, en ausencia de medidas destinadas explícitamente a modificarlas y, alternativamente, como resultado de los efectos supuestos del plan de desarrollo". Este concepto de desarrollo era el más temido por gobiernos y gobernantes. No se entendían sus proyecciones. No fue hasta que creyeron poder encabezar el proceso de desarrollo que se sumaron al discurso. Obviamente, fue muy corto el periodo en que el paradigma del desarrollo fue aceptado por las clases políticas de la región. En la década de 1980 se comenzaron a ejecutar país tras país los ajustes estructurales destinados a poner fin al desarrollo de la región. Se introdujo el nuevo dogma neoliberal, cuyos escritos sagrados se encuentran en los textos de los economistas marginales. Se dio un paso atrás en materia científica. Una relectura de partes de ese discurso de Carmen Miró nos da una guía para ir recuperando el camino que se desvió hace unos 20 años. Carmen Miró decía que los países de la región deben "realizar proyecciones de las demandas previsibles que la particular situación demográfica y su posible evolución futura impondrían sobre el sistema productivo. Estos estudios, que constituyen base para la aproximación a un diagnóstico, deberán complementarse con investigaciones más detalladas sobre las migraciones internas, tanto urbanas como rurales. Sobre la mano de obra, incluyendo el desempleo y subempleo, para mencionar apenas las más obvias".

2 Carlos Marx le daría a la población redundante de Ricardo el nombre de "población sobrante". Es decir, el llamado ejército industrial de reserva que estaría siempre disponible para entrar a suplir de fuerza de trabajo a los nuevos sectores productivos que surgirían con la competencia capitalista. Immanuel Wallerstein, un sociólogo que aparece en la segunda mitad del siglo XX, plantea que el mundo capitalista que conocemos se encuentra en una crisis terminal. Señala que hay tres factores estructurales que contribuyen a lo que llama una "transición final" del capitalismo. Por un lado, la destrucción sistemática de la naturaleza que constituye el ambiente que le permite a la especie humana organizar un sistema capitalista de acumulación. En segundo lugar, las demandas sociales de sectores cada vez más amplios de la humanidad que limitan la acumulación capitalista. En tercer lugar, y lo que más nos interesa en este caso, la disminución creciente de la población rural que históricamente ha constituido la reserva de la expansión capitalista. Lo que es aún más significativo, Wallerstein plantea que en la actualidad estamos desprovistos de una teoría del conocimiento capaz de comprender la transición en que se encuentra el mundo.

3 En esa ocasión, Estados Unidos anunció, además, que su país no daría asistencia financiera a actividades que en sus programas prestaran asistencia para abortos, con lo que se cortaron los aportes al Fondo de Población de Naciones Unidas.

4 Lo único positivo, diría Carmen Miró sobre la reunión de Río, "es que después de los ejercicios que los países latinoamericanos debieron hacer para preparar los informes nacionales para Río, el medio ambiente y el desarrollo sustentable han recibido nuevo reconocimiento como ingredientes que deben ser tomados en cuenta en las políticas de población o en las medidas que se adopten y que tiendan a influir sobre el comportamiento demográfico de la población".

5 Revista de la CEPAL, núm. 110, pág. 99.

6 XXIV Conferencia de la IUSSP, 19-24 de agosto de 2001, Salvador de Bahía, Brasil.

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