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Papeles de población

versão On-line ISSN 2448-7147versão impressa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.8 no.34 Toluca Out./Dez. 2002

 

Presentación

 

El modelo de desarrollo económico actualmente prevaleciente ha puesto de manifiesto enormes contradicciones. La globalización ha configurado un binomio social de creciente incertidumbre y presencia de riesgos coexistentes. La vulnerabilidad es uno de los aspectos sociales sobresalientes impuestos por el nuevo patrón de desarrollo. La globalización ha abierto un escenario de sucesos contingentes que afectan a una gran parte de la población mundial. En el ámbito de la existencia humana los avances distan mucho de las circunstancias que caracterizaron a épocas anteriores, pero, lo que parece distinguir a las formaciones actuales es que, en la mayoría de los casos, las condiciones de riesgo establecidas resultan mucho más marcadas, y tienen, además, efectos simultáneos y consecuencias globales. En términos generales, la vulnerabilidad social deriva de los mecanismos de operación de la propia sociedad y de las contradicciones generadas por las nuevas lógicas y formas que asume el desarrollo.

La globalización, como fenómeno económico y social, arroja saldos contradictorios e inesperados. En el contexto actual, a pesar de las ventajas que podrían derivarse de los cambios demográficos, las posibilidades de mejoramiento social y moral resultan limitadas. El "progreso" de las últimas décadas ha tenido como correlato la acentuación de las desigualdades regionales, entre países y, particularmente, las disparidades sociales. La creciente situación de pobreza ha llevado a repensar la cuestión demográfica vinculada con el desarrollo económico. El crecimiento de la población ha dejado de ser la problemática central, pero el crecimiento económico no ha sido suficiente para subsanar los problemas de desigualdad y pobreza. La mayoría de los países latinoamericanos registra una relación inversa y/o incierta entre crecimiento económico e incidencia de la pobreza. El resultado ha sido la expansión del desempleo, el deterioro de la calidad y condiciones de trabajo, la profundización de la desigual distribución del ingreso y, consecuentemente, el empeoramiento de los niveles o condiciones de vida de la población.

En este marco, la cuestión social reviste una enorme complejidad. El Estado, como instancia de mediación entre capital y sociedad civil, ha redefinido su rol. El repliegue del Estado, particularmente de las funciones de protección, seguridad y gestión social, ha creado un estado persistente de indefensión de la población. Las demandas sociales han quedado sin lugar y sin un interlocutor directo. Con el nuevo modelo de acumulación se ha destruido el trabajo, se ha producido un estado permanente de inestabilidad y se ha incrementado la precarización laboral y la inseguridad en los ingresos. El modelo económico es, esencialmente, excluyente. En palabras de Castells, la "nueva economía mundial alcanza a cubrir el planeta entero"; pero "no todos los lugares ni todas las personas están incluidas directamente en ella" y, por el contrario, 'la mayoría de la población y la mayoría de los territorios están excluidos, desconectados, ya sea como productores o como consumidores, o como ambos". Sobre ello, plantea la necesidad urgente de cambiar la espiral de exclusión y promover la integración entre el crecimiento económico y el desarrollo social, a partir de "principios básicos y elementales de una economía y de una forma de elaborar políticas en las que "se tome en cuenta a la población"'.

En América Latina, a las limitaciones propias derivadas de las contradicciones del modelo económico, particularmente en lo que se refiere al desarrollo de políticas sociales idóneas para hacer frente a la situación de pobreza y desigualdad social, se suman otros cambios derivados de la dinámica demográfica, que al modificar el perfil de demandas imponen nuevos desafíos a la gestión pública. Con la transición demográfica, particularmente con el consecuente proceso de envejecimiento de la población y la disminución de la población infantil, entre otras, se han transformado las demandas de servicios de educación y salud, que además adquieren características diferenciadas entre los diversos grupos sociales de la población. El vínculo entre población-desarrollo adquiere nuevas especificidades. Y en este marco, la "nueva política social" exige el análisis de los procesos a escala microsocial, y, en cierto modo, el paso de las políticas sociales universales a las políticas focalizadas, poniendo especial atención a los grupos más vulnerables, demográfica, social y territorialmente diferenciados.

En este número incorpora una amplia variedad de trabajos, algunos ensayos y, otros, resultados de investigaciones, que destacan por la relevancia social y política de los problemas que abordan. En términos generales, los trabajos - particularmente los que conforman la temática central coinciden en reconocer limitaciones de los enfoques tradicionales y las necesarias reorientaciones institucionales que demanda la "nueva política social".

La primera sección la integran cuatro artículos sobre políticas sociales. Los dos primeros, de Bernardo Kliksberg, profesor investigador de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Asesor de Naciones Unidas, de la Organización Internacional del Trabajo. UNESCO, entre otros organismos internacionales, y el de Susana Sotloli, consultora de UNICEF, coinciden en plantear las limitaciones de la política social vigente en América Latina, en el contexto actual de las transformaciones económicas, sociales y políticas. Kliksberg, particularmente, analiza el contexto social general de la región y propone algunas claves para enfrentar la situación de deterioro imperante. El planteamiento central del autor gira en torno a la necesidad urgente de pensar una nueva política social que articule ética y economía, y rompa con ciertos mitos o percepciones erróneas respecto del rol supuestamente superfluo de la política social, sustentado en la idea neoliberal de que "la única política social es la política económica". En contraste, reivindica el papel del Estado y la participación de la sociedad civil, y destaca sus potencialidades para un desarrollo social integral y sostenible. Sottoli, igualmente, analiza las transformaciones de la política social en América Latina, a partir de los múltiples cambios en las estructuras económicas y políticas en la región. La autora destaca algunas de las dimensiones de la política social sobre las que considera que se han verificado reorientaciones sustantivas, articuladas a los procesos de reforma de las dos últimas décadas en los distintos países. Los otros dos trabajos, el de Carlos Eduardo Massé Narváez, profesor investigador de El Colegio Mexiquense y el de Gustavo Leal y Carolina Martínez, investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana, tienen un carácter más específico; el primero, respecto de las políticas sociales y educativas dirigidas a poblaciones marginadas en México, a partir de la tesis central de que los programas de atención a dicha población, más que resolver los problemas que se plantean, sirven de instancias legitimadoras del modelo de desarrollo vigente; y el segundo, referente a las etapas por la que ha pasado la política de salud y seguridad en México durante los últimos veinte años. Los autores, además de diferenciar tres momentos en gestión pública de la salud, reflexionan sobre las limitaciones actuales y las consecuencias previsibles que han de tener dichas orientaciones sobre la salud de la población del país.

La segunda sección contiene tres artículos sobre migración, inserción laboral e impactos sobre los ámbitos domésticos. Los artículos de María Cristina Cacopardo, profesora investigadora de la Universidad de Luján. Argentina, y el de Carlos Ernesto Simonelli, investigador de La Universidad Nacional Autónoma de México, tratan sobre las características y tendencias de los flujos migratorios y las modalidades de inserción en el mercado de trabajo; el primero, referente a los diferenciales de ocupación de la mujeres migrantes de los países limítrofes y las nativas en tres de las regiones urbanas más atractoras de población en Argentina; el segundo analiza los cambios que presentó la migración hacia Tijuana, Baja California, y las formas de inserción en el mercado de trabajo, durante la década pasada. El tercer artículo, de Julia Pauli, profesora investigadora de la Universidad de Colonia, Alemania, desde una perspectiva antropológica y el uso de datos etnográficos, presenta un interesante estudio sobre el impacto de la migración en la estructura de residencia posmarital en grupos domésticos rurales pertenecientes a Valle de Solís, Estado de México. La autora, en concreto, se plantea la interrogante sobre la manera como cambia la residencia virilocal, teniendo en cuenta las nuevas oportunidades de ingreso y el nuevo espacio de convivencia de la nueva generación.

La tercera y última sección sobre población indígena, incluye tres trabajos referentes a la distribución, a las condiciones socioeconómicas y culturales en los contextos urbanos y rurales de México. La integran los trabajos de Eduardo Andrés Sandoval Forero, profesor investigador de la Universidad Autónoma del Estado de México, el cual documenta la diversidad de grupos etnolingüísticos, la distribución nacional y algunas de las condiciones socioeconómica sobresalientes de dicha población; el de Patricia Noemí Vargas Becerra y Julia Isabel Flores Dávila, profesoras investigadoras de la Universidad de Guadalajara y de la Universidad Nacional Autónoma de México, respectivamente, analiza con mayor detalle las características demográficas, las condiciones de vida, los mecanismos de integración y la persistencia cultural de los grupos mazahuas, otomíes, triquis, zapotecos y mayas en tres configuraciones urbanas y/o ciudades del país; y, finalmente, el articulo de Germán Martínez Velazco, profesor investigador de El Colegio de la Frontera Sur, analiza la dinámica demográfica de la población chamula en relación con los cambios socioeconómicos del entorno regional, y destaca los cambios en la situación laboral y las condiciones generales de vida de los inmigrantes a San Cristóbal de las Casas, sobre lo que en algunos aspectos observa avances, en otros estancamientos y, en otros, retrocesos.

 

Dídimo Castillo F.
Director

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