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Papeles de población

versão On-line ISSN 2448-7147versão impressa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.8 no.31 Toluca Jan./Mar. 2002

 

Presentación

 

En la modernidad tardía, globalizada, la vulnerabilidad social aparece como una característica sobresaliente. La sociedad moderna significó la constitución de una nueva forma de convivencia fundada en las premisas y utopías de un progreso social ilimitado. No obstante, en la fase actual, ésta muestra el desvanecimiento de las narrativas legitimadoras y pone de manifiesto las contradicciones que entrañó desde sus orígenes, al conllevar un creciente proceso de desencantamiento y exclusión social. En la perspectiva de Touraine, la afirmación que asociaba el progreso con la abundancia, la libertad y la felicidad, y que postulaba que estos tres objetivos estaban fuertemente ligados entre sí, no ha sido más que una ideología. La propia dinámica del desarrollo ha generado consecuencias opuestas.

En cierta forma, la modernidad —sostiene Giddens— ha implicado una reducción de los riesgos en lo que atañe directamente a la vida de las personas, pero, a la vez, ha implicado la "constitución de entornos de riesgos institucionalmente demarcados". En el ámbito de la existencia humana, y particularmente en lo que se refiere a la esperanza de vida y las posibilidades de control de enfermedades, entre otros aspectos, los avances distan mucho de las circunstancias que caracterizaron a épocas anteriores, pero, lo que parece distinguir a las formaciones actuales es que, en la mayoría de los casos, las condiciones de riesgo establecidas parecen ser mucho más marcadas que en las sociedades anteriores, y además tienen virtualmente efectos y consecuencias globales. La vulnerabilidad social deriva de los mecanismos de operación de la propia sociedad y de las contradicciones generadas por las nuevas lógicas y formas que asume el desarrollo.

La globalización ha sido generadora de incertidumbres y riesgos coexistentes. Ciertamente el mundo ha progresado proporcionalmente más en los últimos 50 años que en toda la historia; pero, sobre todo desde finales del siglo XX, se han acentuado las diferencias existentes, particularmente en tomo al acceso a bienes y servicios básicos por parte de la población. La globalización, como fenómeno económico y social, arroja saldos inesperados y contradictorios. Además, la población de los países pobres está actualmente más enterada sobre la riqueza y el deshogo con que se vive en otros lugares del mundo y es consciente de las desigualdades sociales. En este sentido, la mundialización de la información tiene efectos paradójicos. El conocimiento de las desigualdades genera sentimientos de injusticia, que referido a la situación propia de carencias personales, genera frustraciones, actitudes desesperadas, odios y violencias sociales.

En América Latina, la marginalidad, informalidad o simplemente la pobreza no son un fenómeno nuevo. No obstante, hacia mediados del siglo pasado se preveían como situaciones transitorias, en inevitable proceso de extinción. En las concepciones modernizantes y desarrollistas de la época se postulaba la idea de que el crecimiento económico subsanaría por sí sólo los problemas y distorsiones generados por el subdesarrollo. Éste fue el contexto en el que las ideas maltusianas encontraron justificación y terreno fértil. Los cambios socioeconómicos y demográficos de la década de 1940 y de las posteriores evidenciaron dos fenómenos: por un lado, con el desarrollo y la expansión de los conocimientos médicos y los primeros esfuerzos sistemáticos en materia de política social, se impactaron sobre las tendencias de la mortalidad y se generaron importantes cambios en los ritmos de crecimiento de la población; por el otro, el incipiente proceso de industrialización profundizó sensiblemente los niveles de pauperización, desempleo y miseria. Renació entonces la idea neomaltusiana de que "porque la población crece la gente es más pobre".

En el contexto actual, a pesar de las ventajas que podrían derivarse de los cambios demográficos, las posibilidades de mejoramiento social y moral resultan limitadas, y las perspectivas de un destino humano más racional y pleno parecen más distantes. El "progreso" de las últimas décadas ha tenido como correlato la acentuación de las desigualdades regionales, entre países y, particularmente, las disparidades sociales. La globalización ha sido esencialmente diferenciadora, por lo menos en las dimensiones social y económica. La creciente situación de pobreza ha llevado a repensar la cuestión demográfica vinculada con el desarrollo económico. El crecimiento de la población ha dejado de ser la problemática central, pero el crecimiento económico no ha sido suficiente para subsanar los problemas de desigualdad y pobreza.

Las últimas décadas han puesto fin a la ilusión modernizadora. La mayoría de los países latinoamericanos registran una relación inversa entre crecimiento económico e incidencia de la pobreza. El resultado ha sido la expansión del desempleo, el deterioro de la calidad del trabajo, la profundización de la desigual distribución del ingreso y, consecuentemente, el empeoramiento de los niveles o condiciones de vida de la población. La magnitud del contingente que no logra integrarse de manera formal, directa y estable en el proceso productivo no sólo se ha expandido, sino que con el proceso de globalización, apertura e integración económica han emergido nuevas formas de precariedad laboral y pobreza articuladas a las estrategias de acumulación y competencia económica.

En este número Papeles de POBLACIÓN recoge una amplia variedad de trabajos que se distinguen por la originalidad analítica y la relevancia social de los problemas que abordan; en cierto modo, todos están, directa o indirectamente, vinculados con el binómico población-desarrollo. La primera sección, central en este número, sobre población y pobreza, la integran los artículos de Fernando Cortés, profesor investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México—ampliamente reconocido por sus contribuciones a la investigación sociodemográfica sobre la desigualdad en el ingreso en México—, sobre las distinciones necesarias de ciertos conceptos que aluden a la condición de bienestar y calidad de vida; el de Rodolfo Tuirán, subsecretario de Desarrollo Urbano y Ordenación del Territorio de la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno federal de México, sobre cambios demográficos, trayectorias de vida de las personas y desigualdad social en México, y, finalmente, el artículo de Alejandro Meza Ojeda, y colaboradores, investigadores de El Colegio de la Frontera Sur, sobre los programas de combate a la pobreza en relación con los procesos de empoderamiento de la mujer. Cortés advierte sobre la importancia de no confundir los conceptos de marginalidad, marginación, pobreza y desigualdad en la distribución del ingreso, y orienta sobre las implicaciones en la medición y en las estrategias políticas para enfrentarlas. Al respecto, el autor ejemplifica cómo en México, a partir de las crisis de 1982 y 1994, ha disminuido la desigualdad pero coetáneamente se ha incrementado la pobreza. Tuirán analiza el proceso de transición demográfica considerando ciertos factores de desigualdad social: en particular, plantea la relación entre los patrones cambiantes de mortalidad, nupcialidad y fecundidad y sus efectos sobre la estructura y organización del curso de vida de las mujeres mexicanas. Meza Ojeda y colaboradores exploran el posible impacto del Programa de Educación. Salud y Alimentación (Progresa) sobre las estructuras de representación y poder de la mujer beneficiaria de dicho programa en Vista Hermosa, en la región de los Altos Chiapas.

La segunda sección, sobre población indígena en América Latina y México, la conforman el ensayo de Willem Assies, Gemma Van Haar y André J. Hoekema, investigadores de El Colegio de Michoacán, la Universidad Católica de Nijmegen y la Universidad de Amsterdam (Holanda), respectivamente, y el estudio de Mercedes Pedrero Nieto, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México. En el primero se plantean amplias consideraciones sobre la cuestión indígena a partir de las reformas del Estado y los procesos de democratización en América Latina. El artículo ofrece elemento de interés para el debate sobre la autonomía, los derechos, el pluralismo jurídico, los usos y costumbres políticos y la territorialidad. El segundo analiza distintos aspectos de la participación económica, las características sociodemográficas y las condiciones de trabajo en diversas zonas indígenas de México.

La tercera sección, sobre fecundidad y procesos reproductivos, la integran los artículos de Manuel Ordorica, Ivonne Szaszy Olga Lorena Rojas, investigadores del Centro de Estudios Demográfico y de Desarrollo Urbano de El Colegio de México. Los trabajos conforman una unidad temática en tres niveles. El artículo de Ordorica, de especial importancia metodológica y técnica, presenta los cambios en la fecundidad en México, a partir de la Teoría de la Ramificación, desarrolladas por Galton y Watson a finales del siglo XIX. El ensayo de Szasz, recoge algunas de las posiciones del debate actual sobre el papel de las instituciones sociales en la toma de decisiones reproductivas. Al respecto, considera las instituciones públicas de salud, las organizaciones no gubernamentales, la familia y las instituciones escolares en el control y los derechos a decidir la fecundidad. Finalmente, Rojas, basándose en técnicas de análisis cualitativo, explora los significados, actitudes y percepciones de hombres pertenecientes a dos generaciones de sectores populares y medios sobre los procesos reproductivos para el caso de la ciudad de México.

Finalmente, la cuarta sección la integran los artículos de Juan Carlos Ramírez Rodríguez, investigador de la Universidad de Guadalajara, y, en coautoría, el de Roberto Castro, investigador del Centro Regional de Estudios de Población de la Universidad Nacional Autónoma de México, en torno a problemática de la violencia doméstica contra la mujer. Los dos artículos, temáticamente oportunos, resultan además complementarios: uno aborda las consideraciones teóricas y el otro versa sobre el caso concreto de la violencia contra mujeres embarazadas usuarias del Instituto Mexicano de Seguridad Social de México.

El colectivo editorial de Papeles de POBLACIÓN se complace en informar y compartir con sus colaboradores y lectores la ratificación de la revista en el índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica del Conacyt, por lo que agradece sus contribuciones a este esfuerzo editorial y reitera el compromiso de seguir contribuyendo con materiales inéditos y de notoria actualidad al conocimiento de los problemas de población en México y el resto de América Latina.

 

Dídimo Castillo F.
Director

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