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Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.6 no.26 Toluca oct./dic. 2000

 

Organización y características sociodemográficas de las unidades domésticas de producción campesina. Un estudio exploratorio en tres comunidades productoras de tabaco en la región costa norte de Nayarit*

 

Jesús Madera Pacheco

 

Universidad Autónoma de Nayarit.

 

Resumen

La organización de las Unidades Domésticas de Producción Campesina (UDPC) responde a diversos procesos históricos y sociales, donde las necesidades de producción y reproducción social de los campesinos se enfrentan con un medio que es transformado por la expansión del capital; en este sentido, la UDPC debe ser contemplada como un concepto dinámico que se transforma en el tiempo y en el espacio. Además, en la UDPC se trata de utilizar de la manera más adecuada el insumo fuerza de trabajo familiar, por lo que todos sus miembros encuentran una función útil, ya sea bajo el esquema de producción o de reproducción dentro de la unidad, o bien, mandándolos a trabajar fuera de ella. Así pues, resulta de fundamental importancia conocer las características de organización interna de estos hogares, dadas por su estructura, tamaño y ciclo vital, así como por las características sociodemográficas de los jefes y de sus miembros.

 

Abstract

The UDPC’s organization responds to diverse historical and social processes, where the production necessities and the peasant’s social reproduction, face an environment that is transformed by the expansion of the capital; in this sense, the UDPC should be contemplated as a dynamic concept that is converted in time and in space. Besides, the UDPC tries to be used in the most appropriate way the input in forces of family work, for all that their members find a useful function, either under the production outline or of reproduction inside the UDPC, or sending them to work outside from it. Therefore, it is of fundamental importance to know the characteristics of internal organization of these homes, given by the structure, size and vital cycle, therefore by the sociodemographic characteristics of the home bosses and of their members.

 

Introducción

En este estudio se parte del análisis de la Unidad Doméstica de Producción Campesina (UDPC),1 a la que entenderemos como un grupo de personas (el campesino productor de tabaco en la región de Nayarit y su familia) que tienen en común una vivienda, que pueden estar ligadas o no por relaciones de parentesco y que comparten un gasto y una meta comunes, como es el asegurar su reproducción tanto material como social. De este modo, la UDPC tiene como objetivo asegurar la reproducción de sus condiciones de vida (Schejtman, 1986: 62), contando para ello con una compleja división del trabajo por sexo y edad.

Del mismo modo, para García y Oliveira (1994: 11), la unidad doméstica comprende el ámbito donde los individuos organizan su reproducción cotidiana y generacional, donde tiene lugar la socialización de los nuevos miembros y el reforzamiento de los significados y motivaciones que fundamentan las actividades grupales. Así pues, las UDPC son consideradas como grupos domésticos con base en la residencia y la consecución compartida de un conjunto de actividades, con un propósito común (Salles, 1988).

En las investigaciones sobre las UDPC se considera (al menos conceptualmente) como elemento fundamental sus características de organización interna, dadas por la composición, tamaño y ciclo vital de los hogares, así como por la edad y sexo de sus miembros; factores que definirán la manera de organizar el trabajo en la UDPC. Sin embargo, es importante destacar que realmente son muy pocos los estudios que demuestran esto con datos empíricos; más bien, lo que se ha hecho es dar por determinado que en el campo las familias son numerosas, de tipo extendido, y jefaturadas por hombres.

De este modo, el presente trabajo, a la vez que busca analizar la organización interna de una muestra de las unidades domésticas de los campesinos productores de tabaco en tres comunidades de la región norte de Nayarit, pretende también comprobar si efectivamente las UDPC se comportan como conceptualmente lo señalan los estudios. En este sentido, nos hemos planteado las siguientes interrogantes: ¿cuáles son las características sociodemográficas que identifican a las familias de éstas comunidades?, ¿son las UDPC de nuestro estudio como lo señalan otros estudios, y si no, cómo se comportan éstas en su interior? y ¿ha habido cambios a través del tiempo en el tamaño y composición de estas familias, y cuáles son esos cambios —si es que los hubo—?

El análisis se hace a partir de información recopilada a través del trabajo de campo realizado durante marzo y abril de 2000, además del conocimiento previo de la zona que se tiene como nativo del estado de Nayarit. Dicho trabajo de campo se llevó a cabo en tres comunidades de la región costa norte del estado donde se produce tabaco: Sayulilla, Camalotita y La Haciendilla, de las que se estudiaron dimensiones relevantes, como la demográfica y la socioeconómica, privilegiando como unidad de análisis la UDPC de los productores de tabaco.

Se realizó observación directa básicamente en tres áreas o niveles distintos: a) la vida comunitaria, b) el trabajo en el campo, y c) la organización familiar. También se aplicó una encuesta a una pequeña muestra de productores de tabaco en las tres comunidades seleccionadas; por último, con el objetivo de conocer con mayor detalle algunos aspectos relacionados con la organización del trabajo y la vida doméstica de las familias en estudio, se decidió realizar entrevistas a profundidad, a través de las cuales pudimos accesar a cuestiones más puntuales de la organización interna de las familias que, finalmente, nos permitieron reconstruir algunos casos de estudio.

 

La discusión sobre el estudio de las UDPC

Uno de los antecedentes principales en el estudio de las UDPC lo constituye el trabajo desarrollado por Chayanov (1974), en cuyo análisis plantea que la dinámica de producción del sector campesino responde esencialmente a factores internos, donde la principal determinante de la actividad económica está constituida por la evolución del tamaño y composición del grupo doméstico a lo largo del ciclo familiar.

Sin embargo, autores como Linck (1982) y Teresa (1991 y 1992) han criticado el estudio de Chayanov. Estos autores consideran que si bien el análisis realizado por Chayanov proporciona elementos importantes para explicar la dinámica de organización del campesinado, este análisis no se puede generalizar, ya que el esquema que él propone está construido sobre un tipo específico de campesinado (el ruso de principios del pasado siglo), cuyas características y condiciones de existencia no son comunes a todos los productores agrícolas que se incluyen en la denominación de campesino.

Así pues, en contraposición al planteamiento de Chayanov, la misma Teresa (1992) y Aguado (1993) consideran que la UDPC no es autosuficiente ni está alejada de las relaciones económico políticas. En este sentido, la UDPC está articulada en mayor o menor medida a la economía en su conjunto (Aguado, 1993: 163).

En particular, para Teresa (1992), la organización de la UDPC se encuentra regida por una dinámica que depende de dos tipos de variables que interactúan entre sí: condiciones internas y condiciones externas. Como condiciones internas se consideran a los elementos sobre los que la unidad doméstica ejerce un control inmediato, y como condiciones externas, aquéllas que están fuera del control de la familia, pero que conforman el marco de existencia histórico, social y económico de la misma (Teresa, 1992: 141-147).

En nuestro trabajo asumimos la posición antes mencionada y se concibe a la economía campesina y a la UDPC como fenómenos dinámicos que se redefinen constantemente en el tiempo y en el espacio, dada la interacción entre las condiciones mencionadas. Así, las UDPC en nuestra región de estudio organizan sus labores de producción y reproducción en función de dos tipos de factores: internos o de tipo micro, y externos o macroestructurales; sin embargo, como se ha señalado, en este documento se pretende mostrar que los primeros, entre los que se encuentran el tamaño, composición y ciclo de vida de la familia, así como la edad y sexo de sus miembros, factores que junto con el nivel de escolaridad de los integrantes del grupo doméstico y elementos de tipo sociocultural, determinan las cantidades de trabajo disponible en la UDPC.2

 

Una aproximación a las comunidades de estudio

Las tres comunidades que abarca este trabajo se localizan en la porción noroccidente del estado de Nayarit; política y administrativamente, Sayulilla y La Haciendilla pertenecen al municipio de Acaponeta, mientras que Camalotita corresponde al municipio de Tecuala.

De estas tres comunidades, Sayulilla es la de mayor tamaño, y la más cercana a los principales centros urbanos de la zona (constituidos por las cabeceras municipales de Acaponeta y Tecuala). En 1995, dicha comunidad tenía 2.435 habitantes (51 por ciento eran hombres y 49 por ciento, mujeres). En tamaño y cercanía a los centros urbanos, le sigue la comunidad de Camalotita, la cual, en el mismo año, contaba con 1.623 habitantes (50.4 por ciento, mujeres y 49.6 por ciento, hombres); por último, La Haciendilla es la más alejada de los centros urbanos principales de la zona y tenía, en aquel año, solamente 95 habitantes (44.2 por ciento, mujeres y 55.8 por ciento, hombres).

La agricultura es la actividad principal en estas comunidades,3 aunque el porcentaje de la población ocupada en las actividades secundarias y terciarias es significativo (cuadro 1), sobre todo en Sayulilla donde 15.5 y 16.9 por ciento (para 1980 y 1990, respectivamente) labora en el sector servicios y comercio, y 6.7 y 5.5 por ciento lo hacen en el sector secundario, principalmente en la industria alimenticia (molinos de nixtamal), de la madera o carpinterías y de la construcción.

La proporción de la población ocupada en actividades secundarias y terciarias es más baja en La Haciendilla, donde, en 1990, el total de su población ocupada se concentraba en el sector primario. De lo anterior se puede concluir que a medida que disminuye la proporción y el tamaño de la comunidad, decrece también la participación en actividades no primarias, lo que sucede asimismo, en la medida que aumenta la cercanía de dichas comunidades a los centros urbanos principales (Acaponeta y Tecuala) (cuadro 1).

 

Características sociodemográficas de las UDPC

Las características de las unidades domésticas están condicionadas por factores de carácter social, económico o cultural. Para fines de nuestro estudio y por ser aspectos que inciden de manera directa en las estrategias de sobrevivencia que utilizan las UDPC, en este documento se destacan los factores sociodemográficos como elementos determinantes de la participación económica de los miembros del grupo doméstico.

En particular, dichos aspectos determinan la participación de los miembros del hogar en la actividad económica (García et al., 1988: 52). Dichos autores nos remiten a los argumentos de Chayanov (1974), quien establece que las familias cuentan con mayor fuerza de trabajo cuando se encuentran en una etapa de expansión. De esta manera, el análisis del tamaño de las unidades domésticas es uno de los acercamientos más utilizado para su estudio.

Estructura

Para describir la estructura de las familias y su evolución a través del tiempo y del espacio, las características de composición de parentesco y tamaño tienen un papel fundamental; en nuestro análisis, estas características adquieren importancia, ya que nos permitirán conocer la estructura interna de las unidades en un momento determinado.

Un elemento básico para definir la estructura de la unidad doméstica se encuentra en las relaciones de parentesco que se combinan en su interior; estos vínculos nos permiten analizar su sistema de relaciones, que puede estar o no compuesto por más de una familia. Es decir, el grupo doméstico también puede albergar a miembros que no tienen parentesco en línea directa con el jefe del hogar.

De esta forma, la relación de parentesco nos servirá para distinguir los diferentes arreglos familiares que se dan en las comunidades analizadas. Esto es, a través de dicha relación se podrán diferenciar los arreglos nucleares de los no nucleares (extendidos y pluripersonales) en las familias productoras de tabaco.

En nuestro análisis se utilizó la tipología que nos ofrecen García et al. (1988), en la cual se toma como referencia la relación de parentesco con el jefe del hogar4 para definir los arreglos familiares de que se traten (nucleares, extensos, etc.). Para elaborar dicha tipología fue necesario, en un principio, distinguir los siguientes componentes de la familia:

a)    Al núcleo familiar primario, formado por el jefe del hogar y sus parientes nucleares (por ejemplo), el cónyuge, e hijos solteros, y

b)    los parientes no nucleares del jefe; es decir, el resto de parientes, incluyendo los hijos casados, ya sea que formen o no otro núcleo familiar.

No está por demás señalar que la clasificación seguida por García et al. (1988: cuadro III-1) fue construida para el análisis de unidades domésticas urbanas, específicamente para el caso de la ciudad de México; cabe destacar también que recientemente este tipo de hogares han sido tratados en los estudios en mayor medida que los de las áreas rurales. Por otro lado, debido a que en las comunidades analizadas no se encontraron composiciones de tipo "compuesto" y "unipersonal sin componente nuclear del jefe", éstas fueron eliminadas de nuestra clasificación,5 la cual consta de:

1.    Familia nuclear: se compone con la pareja de esposos con o sin hijos solteros. Incluye además al jefe sin pareja con uno o más hijos solteros.

2.    Familia extendida: está formada por una familia nuclear más algún pariente que no sea hijo soltero. Este pariente puede ser un hijo casado o cualquier otro en la línea de parentesco vertical o colateral. A su vez, se subdivide en dos:

a)    Tipo I: con otros parientes solos, y

b)    Tipo II: con otros parientes que forman otro núcleo familiar.

3. Familia pluripersonal sin componente nuclear del jefe: está integrada por un jefe sin cónyuge y sin hijos solteros que vive con otros parientes o no parientes. También puede ser de dos tipos:

a)    Tipo I: con otros parientes o no parientes solos, y

b)    Tipo II: con otros parientes o no parientes que forman otro núcleo familiar.

En las comunidades de Sayulilla y Camalotita se observa un ligero predominio de las familias extensas sobre las nucleares, lo cual se puede explicar mediante el hecho de que en el campo las familias se agregan para poder contar con mayores cantidades de fuerza de trabajo. Esto les permitirá, a su vez, aprovechar un mayor número de alternativas para su subsistencia. De este modo, la composición de hogares extendidos es una práctica muy común en las zonas rurales; por ejemplo, como lo señala López (1996: 115), en el campo aún se manifiesta el predominio de la familia extensa como una forma de procurarse recursos.

En Sayulilla 40 por ciento de las familias son extensas (20 por ciento de tipo I y 20 por ciento de tipo II), mientras que 35 por ciento son nucleares. Esta composición es más o menos semejante en Camalotita, donde 37.5 por ciento de las familias son nucleares, mientras que poco más de la mitad son familias extensas (31.3 por ciento de tipo I y 18.8 por ciento de tipo II). En el caso de La Haciendilla la situación es diferente, aquí existe un predominio de las familias nucleares (83.3 por ciento) y sólo un caso resultó ser familia extendida (de tipo II). Además, las anteriores son las únicas dos categorías de composición familiar que se encontraron en esta comunidad; de esta manera, la tipología de hogares existente en la comunidad de Sayulilla es más compleja, en comparación con la que existe en las otras dos comunidades (cuadro 2).

Tamaño promedio

El tamaño medio de las UDPC es un indicador del número promedio de integrantes por familia. En el caso de nuestras comunidades de estudio, aquél resulta un poco alto, lo cual parece normal en las áreas rurales. Por ejemplo, en el estudio de un ejido en Michoacán (STPS, 1986) se encontró que las familias eran numerosas debido a la necesidad de fuerza de trabajo para cultivar la tierra, pues el dueño de la parcela no podía trabajarla solo. Además, en nuestro estudio se observan variaciones en el tamaño de dichas unidades, lo que depende de su estructura o composición de parentesco.

En Sayulilla, por ejemplo, el tamaño promedio de las UDPC es de 4.6 miembros; sin embargo, es más alto en las familias extensas (en promedio de 6.3 miembros), mientras que en las familias nucleares su tamaño promedio se reduce a 5.1 miembros (cuadro 3).

Podemos señalar, por ejemplo, el caso de la familia de Carlos, la cual, además de encontrarse en un ciclo de vida avanzado, tiene un arreglo familiar extendido tipo I. Está compuesto por Carlos, que tiene 52 años de edad y es el jefe de la familia, su esposa de 45 años, cinco hijos (un hombre de 22 años y cuatro mujeres: de 26, 25, 15 y 18 años) y dos nietos (una niña de dos años y una niña de seis meses de edad).

Otro ejemplo de familia extendida de Sayulilla es la de Mercedes. Una señora de 64 años de edad que produce tabaco desde 1976, es decir, tiene 24 años dedicándose a esa actividad. Además de ella actualmente viven en su casa su esposo (que también es productor de tabaco y tiene 67 años), su hijo Mauro (que vive en unión libre, y tiene 40 años), una nuera (esposa de Mauro, de 37 años) y tres nietos: Perla, Karla y José (de 16, 16 y 19 años, respectivamente).

En contraparte están los arreglos de tipo nuclear, los cuales cuentan con una menor disponibilidad de mano de obra. Un ejemplo de ello es el caso de María, una mujer viuda de 70 años de edad, que junto con un hijo soltero de 25 años, constituyen la única fuerza de trabajo disponible en su UDPC.

En Camalotita, otra de las comunidades estudiadas, el tamaño promedio de la UDPC es de 4.7 miembros por familia (un poco más alto que en Sayulilla), y al igual que en ésta, varía de acuerdo con la composición familiar. En el caso de las familias extendidas tipo II, el promedio es de 7.3 miembros; en las familias nucleares y extensas tipo I, el promedio es de 4.2 miembros para cada caso (cuadro 4).

Un ejemplo de una familia nuclear y de ciclo joven, además de numerosa, lo representa la de Juan. Se trata de un arreglo familiar compuesto por ocho miembros: el jefe de familia (Juan), que tiene 37 años, su esposa Martha, con una edad de 28 años, y seis hijos solteros: tres mujeres (Meche, Luisa y Norma, con una edad de 11, 10 y 4 años, respectivamente) y tres hombres (José, con nueve años de edad, Rodo, de seis y Juan, de seis meses de edad). Juan y su esposa son originarios de Camalotita, y viven en unión libre. Él estudio hasta el tercer año de primaria y ella terminó la secundaria.

En cambio, la familia de Rocío corresponde a un arreglo pluripersonal tipo I sin componente nuclear del jefe. Rocío es viuda, tiene 44 años de edad y estudió sólo hasta el sexto año de primaria. Ella tiene un hijo de 22 años de edad, está casado y vive aparte, pero también en el mismo pueblo de Camalotita. Así, ahora la UDPC de Rocío se integra por ella, dos hermanos: Ramón, de 46 años de edad y soltero, y Marcos, que es viudo y tiene una edad de 60 años, y su sobrina María, de 24 años de edad, quien trabaja como empleada en la ciudad de Tecuala (a 10 minutos del pueblo de Camalotita).

Finalmente, en la Haciendilla el tamaño de las UDPC es de seis miembros (mayor que en los dos casos anteriores). La única familia de tipo extendido que hay en esta comunidad es de 8 miembros; en el caso de las familias nucleares, su promedio es de 5.6 miembros (cuadro 5).

De esta comunidad podemos mencionar el caso de don Pedro, que es el único ejemplo de familia extensa encontrado aquí. Pedro es nativo de La Haciendilla, lugar del que, nos dice, se encuentra orgulloso, ya que tiene 62 años viviendo ahí, además de que todos sus hijos también son nacidos en la misma comunidad. La familia de don Pedro es un arreglo familiar extenso tipo II, integrada por 8 miembros: Pedro, quien es el jefe de la familia, su esposa de 60 años de edad, dos hijos solteros (Saúl de 15 años y Rosa de 21. Esta última no se encuentra en posibilidades de trabajar), un hijo viviendo en unión libre (Román, de 35 años), una nuera (Lupe, de 34 años, quien es esposa de Román) y tres nietos (Mario, Román y Juana, de 12, 8 y 4 años de edad, respectivamente).

Un ejemplo de familia nuclear es el caso de Pepe. Se trata de una familia joven a la que no le tocó producir tabaco cuando existía Tabamex; hasta el año pasado, tenían apenas tres años produciendo tabaco. Está formada por cinco miembros: Pepe, que es el jefe de la familia y tiene 36 años de edad, su esposa Sonia de 29 años de edad, y sus hijos Luis, Lalo y Andrés, de 11, 10 y 2 años de edad, respectivamente.

Cambios en la estructura y tamaño de los hogares

La estructura y tamaño de los hogares en estas comunidades ha variado desde 1990 a la fecha,6 pues mientras algunos miembros se integraron al grupo doméstico a partir de dicho año; otros se han ausentado del mismo, aunque en las tres comunidades es mayor el número de miembros que se han alejado de sus hogares (cuadro 6). Entre las principales causas de agregación de nuevos miembros al grupo doméstico se encuentran el matrimonio y el nacimiento. Por otra parte, el matrimonio, los estudios, la migración interna e internacional, y el fallecimiento, constituyen las principales razones de ausencia de miembros del grupo doméstico.

De este modo, pueden sugerirse dos posibles explicaciones a este fenómeno:

a)    Se trata de un tránsito, de un arreglo familiar nuclear a otro de tipo extendido, y

b)    se trata del paso de una familia nuclear y numerosa, a otra nuclear pero de menor tamaño.

Así, en las unidades domésticas de estudio de Sayulilla hay 14 nuevos miembros desde 1990 a la fecha. De ellos, 21.4 por ciento se han integrado por matrimonio, 64.3 por ciento por nacimiento (en su mayoría, se trata de nacimientos dentro de estos nuevos matrimonios) y 14.3 por ciento por otras causas (nietos que se han agregado a la familia sin sus padres). Mientras que los miembros que se han ausentado, también de 1990 a la fecha, forman un total de 26 casos, de los cuales 34.6 por ciento ha sido por matrimonio, 26.9 por ciento por migración interna o regional (trabajo en otros pueblos o ciudades, principalmente Ensenada, Tijuana, Tepic y Guadalajara), 23.1 por ciento por migración a Estados Unidos, 11.5 por ciento por razones de estudio (a la ciudad de Tepic, en su mayoría, y un caso a Mazatlán, Sinaloa) y solamente en un caso, la ausencia es por fallecimiento.

En las unidades domésticas de estudio en Camalotita, el número de nuevos miembros es mayor que en Sayulilla: 16 casos. De ellos, 25 por ciento se debe al matrimonio de los hijos, quienes, junto con su esposa, se han agregado al grupo doméstico de sus padres. 62.5 por ciento de la agregación de nuevos miembros a la unidad doméstica se debe a causas de nacimiento, que, en su mayoría, se trata de hijos nacidos en los nuevos matrimonios. El número de miembros que se han ausentado de esta comunidad también es mayor que en Sayulilla. Se trata de un total de 33 casos, de los cuales 36.4 por ciento se debe a razones de matrimonio; 18.2 por ciento por migración a Estados Unidos; 12.1 por ciento por migración laboral interna a otro pueblo o ciudad (Tepic, Culiacán y Tijuana); otro 12.1 por ciento se debe a casos de fallecimiento; 6.1 por ciento por razones de estudio (a Tepic y Sinaloa) y, finalmente, se encuentra una proporción más o menos alta de casos no específicos (15.2 por ciento).

En el caso de La Haciendilla, la variación en la estructura de los hogares ha sido menor que en las dos comunidades anteriores. Aquí, solamente se han integrado tres nuevos miembros (uno por matrimonio y dos por nacimiento de hijos en el nuevo matrimonio), y todos corresponden a una sola familia. Mientras que, por otro lado, se han ausentado un total de 13 miembros; 53.8 por ciento se debe a casos de matrimonio; 15.4 por ciento (dos casos) migró a otra ciudad a trabajar (en Acaponeta los dos); dos casos más de migración a Estados Unidos, y otros dos no especificados (cuadros 7 y 8).

Así pues, se observa una relación directa entre el tamaño de la comunidad y las variaciones en la estructura de los hogares. Entre más pequeña es la comunidad (La Haciendilla, por ejemplo) se registran menos cambios en la estructura de sus hogares, en comparación con las comunidades de mayor tamaño, como Sayulilla o Camalotita. También se puede advertir cómo efectivamente existe el tránsito de un arreglo familiar a otro; para mostrarlo mejor, haremos uso de algunos ejemplos.

La familia de Carlos, en Sayulilla, nos muestra cómo en los últimos años (a partir de 1990) se han transformado el tamaño y composición de su familia; ésta pasó de familia nuclear a una extendida tipo I. Así, por ejemplo, su hija mayor (de 26 años de edad) se casó y se fue a vivir a Estados Unidos (y de vez en cuando les manda algunos dólares para el sustento familiar). La hija de 25 años también se casó y se fue a vivir a otro pueblo con su marido; sin embargo, desde el año pasado se separó de su esposo y regresó a la casa de sus padres, pero ahora acompañada por dos hijos, es decir, dos nuevos miembros del grupo doméstico de Carlos.

Al igual que en Sayulilla, la estructura de las familias en Camalotita también se ha modificado desde 1990 a la fecha. Por ejemplo, la familia de don Cande estaba formada por él, su esposa y siete hijos varones, de los cuales dos migraron a Estados Unidos (y ahora mandan quincenalmente, y en forma alternativa, 100 dólares cada uno para el sustento familiar), dos se casaron y se separaron de la familia por razones de matrimonio, y desde 1988 uno de sus hijos migró, por razones laborales, a la ciudad de Tijuana. Por otra parte, desde hace dos años un nuevo miembro se integró a la familia, se trata de un nieto soltero de 12 años de edad, además de la familia formada por uno de sus hijos desde hace 9 años, que incluye a su esposa y dos hijos de ocho y seis años de edad. De este modo, se ha visto como el grupo doméstico ha pasado de un arreglo familiar de tipo nuclear y de gran tamaño (nueve miembros), a uno extendido tipo I formado por ocho miembros.

Un ejemplo del paso de una familia nuclear numerosa a otra igualmente nuclear pero de menor tamaño lo encontramos en el caso de la familia de Toño. Se trata de un grupo que anteriormente estaba formada por 10 miembros: Toño, quien era el jefe del hogar, su esposa y ocho hijos solteros (cuatro hombres y cuatro mujeres). Actualmente esta familia sigue conservando su estructura nuclear, pero ahora sólo la integran cuatro miembros: la pareja de esposos y dos hijas solteras. Los otros seis hijos (cuatro hombres y dos mujeres) se han ausentado del hogar a partir de 1990. Las dos mujeres y un hombre por razones de matrimonio, y tres hombres más por motivos de trabajo, aunque estos últimos se casaron luego, y ahora forman su propio núcleo familiar.

Ciclo vital

A través del ciclo de vida en que se encuentran las distintas UDPC, existe la posibilidad de analizar las etapas por las que atraviesa una familia desde que se forma como tal, hasta su disolución. Por ejemplo, García et al. (1988: 52-53) señalan que la idea de estudiar el ciclo vital de las familias radica en que éstas pasan por una secuencia de etapas, en cada una de las cuales, el tamaño y la composición de la familia sufren transformaciones que tienen efectos sociales y económicos para la unidad doméstica. Sin embargo, lo que nos interesa destacar con el análisis de la categoría del ciclo vital de las unidades domésticas son aquellos elementos relacionados con la disponibilidad de la fuerza de trabajo y la organización de los procesos de trabajo al interior de la familia.

De esta manera, se considera que el ciclo vital de la UDPC es un sistema dinámico, donde sus recursos y necesidades —y, por tanto, su capacidad de respuesta frente a los procesos económicos y sociales— no son constantes, sino que varían a lo largo de su evolución.

El ciclo de vida de las UDPC en nuestras comunidades de estudio se analiza a través de la edad del jefe. Para ello se construyeron dos categorías, las cuales fueron retomadas del trabajo de García et al. (1988):

1.    Familias de ciclo joven: entre 18 y 44 años, y

2.    Familias de ciclo avanzado: de 45 años y más.

En Sayulilla, el total de las UDPC se encuentran dentro de un ciclo de vida avanzado. También entre las familias de Camalotita existe una mayor proporción de las de ciclo avanzado (81.3 por ciento), contra 18.8 por ciento de familias de ciclo joven. En cambio, en La Haciendilla predominan las familias de ciclo joven (66.7 por ciento) y sólo 33 por ciento corresponde a familias de ciclo avanzado (cuadro 9).

Ahora, si vemos de manera conjunta las dos categorías anteriores (composición de parentesco y ciclo vital), resultan datos interesantes, sobre todo por el tipo de fuerza de trabajo disponible. Por ejemplo, en La Haciendilla, de las familias nucleares, 66.7 por ciento corresponde a familias de ciclo joven y 16.7 por ciento se encuentra en el ciclo avanzado. Éste es también el caso de la única familia de tipo extendida encontrada en la muestra de dicha comunidad.

En el caso de Sayulilla, como vimos anteriormente, todas las unidades domésticas entrevistadas se encuentran en un ciclo avanzado. En Camalotita, por su parte, 12.5 por ciento de las familias nucleares son de ciclo joven y 25 por ciento de ciclo avanzado; las familias extensas, por su parte, son todas de ciclo avanzado, en cambio, las familias sin componente nuclear del jefe pluripersonal tipo I son todas de ciclo joven (cuadro 10).

Algunas características de los jefes

Edad y sexo

En general, se observa en las tres comunidades un predominio de hogares jefaturados por hombres, aunque no por ello deja de ser significativa la proporción de mujeres que son jefas de hogar. Por ejemplo, en Camalotita y Sayulilla, éstas representan cerca de la tercera parte del total de jefes: 31.3 por ciento de los entrevistados en Camalotita, y en Sayulilla, 30 por ciento. Solamente en La Haciendilla todas las familias son jefaturadas por hombres.

En el caso de las jefas de hogar, se trata, en su mayoría, de mujeres que son viudas y han heredado la tierra de sus maridos difuntos. Solamente en Sayulilla existe el caso de una mujer jefa de hogar que es soltera y una más que se encuentra casada, cuyo esposo es pensionado y también produce tabaco.

Respecto a la edad, puede decirse que, en general, los jefes de los hogares de La Haciendilla son más jóvenes que los de las otras comunidades (su edad promedio es de 53.7 años), le siguen los de Camalotita, con un promedio de 56.8 años, y, finalmente, los de Sayulilla son los productores de edad más avanzada: 62.2 años, en promedio.

En esta última comunidad, 50 por ciento de los jefes rebasa los 60 años de edad, el otro 50 por ciento (todos hombres) se encuentra entre los 41 y 60 años de edad. De los jefes que rebasan los 60 años de edad, 30 por ciento son mujeres y el restante 70 por ciento son hombres. En Camalotita, por su parte, 12.5 por ciento de los jefes tienen 40 años de edad o menos y 62.7 por ciento pasa de los 60 años (de ellos, 18.8 por ciento son mujeres). Finalmente, en La Haciendilla, como decíamos anteriormente, los jefes de los hogares son más jóvenes que en las otras dos comunidades y todos son hombres: 50 por ciento de ellos no rebasan los 40 años de edad y sólo en dos casos rebasan los 60 años (cuadro 11).

De esta manera, se observa una relación directa entre el tamaño de la comunidad y la edad de los jefes, así como también entre ésta y el tamaño de la familia. Es decir, en la comunidad de mayor tamaño, donde también las familias en su mayoría son de tipo extenso, los jefes son de mayor edad, y en las de menor tamaño, los jefes son más jóvenes y existe una predominancia de familias de tipo nuclear. Hay que recordar también la relación que señalamos en párrafos anteriores, sobre el tamaño de la comunidad y los cambios en la estructura y composición de sus unidades domésticas. Dichos cambios son menores en las comunidades más pequeñas, y lo contrario sucede en las de mayor tamaño, por lo menos en las comunidades que abarca el presente estudio.

Estado civil

Los jefes de los hogares en las comunidades que conforman nuestro estudio, de acuerdo con su estado civil, están distribuidos de la siguiente manera: en Sayulilla 50 por ciento de los jefes son casados (45 por ciento son hombres y 5 por ciento mujeres), 20 por ciento se constituye por mujeres viudas, 10 por ciento vive en unión libre y el restante 20 por ciento son jefes solteros (tres hombres y una mujer). En Camalotita no hay jefes solteros, y la mayor proporción de los jefes son casados (62.5 por ciento) y todos son hombres. Solamente 6.3 por ciento vive en unión libre y también hay una alta proporción de viudas que son jefas de hogar (31.3 por ciento).

Finalmente, en la comunidad de La Haciendilla los hogares están compuestos en todos los casos por parejas completas: 83.3 por ciento de los jefes son casados y sólo uno vive en unión libre. Todos los hogares son jefaturados por hombres (cuadro 12).

Escolaridad

Los niveles de escolaridad de los jefes de hogares son más bajos en las mujeres que en los hombres, y son aún más bajos en Sayulilla que en las otras dos comunidades. En esta comunidad, el promedio de escolaridad es de 2.4 años para los hombres y de 1.3 para las mujeres; mientras que en Camalotita es de 3.2 y 2.6 para hombres y mujeres, respectivamente; en La Haciendilla es de 4.4 años (en este caso, no existen jefes mujeres) (cuadro 13).

Lo anterior se puede explicar a través de la edad de los jefes, ya que, como veíamos anteriormente, ésta era más alta en Sayulilla y más baja en La Haciendilla. Además, hay que recordar que anteriormente las posibilidades de estudiar eran más reducidas que en la actualidad, pues los hijos muchas veces tenían que dejar de estudiar para ayudar a sus padres en las labores del campo.

Actividad principal de los jefes y jefas de hogar

Además de ser productores agrícolas, en Sayulilla existen dos casos de jefes de hogar que se emplean al mismo tiempo como jornaleros en la misma comunidad, y dos másque se ocupan como asalariados: uno es el encargado de vender el periódico en la comunidad y el otro tiene un pequeño negocio por cuenta propia (cenaduría). También en ésta comunidad hay cinco jefas de familia que además de producir tabaco, son amas de casa, así como el caso de dos jefes solteros, lo cual nos habla de jefes de hogar con una doble tarea, pues aparte de las labores domésticas (cuidado de los miembros de la familia a su cargo, lavado de ropa, hacer comidas, limpiar el hogar, etc.), tienen que cubrir totalmente las labores de la producción agrícola.

En Camalotita también se encontró a cinco jefas de hogar que además de la producción agrícola se dedican a los quehaceres del hogar (los únicos cinco casos de jefes del sexo femenino, todas viudas). Es importante mencionar que en esta comunidad no existen otras actividades de los jefes, es decir, los jefes hombres se dedican exclusivamente a la agricultura. Lo mismo pasa en La Haciendilla, donde, además, todos los jefes de hogar son hombres. Lo anterior puede deberse a la falta de oportunidades de trabajo en la comunidad, en comparación con las comunidades de mayor tamaño.

Anteriormente, cuando veíamos la composición de los hogares, se observó que en Sayulilla las familias eran más complejas; ahora, puede verse que además de complejas, en esta comunidad las familias son también más dinámicas que en Camalotita y La Haciendilla, en lo que se refiere a la ocupación de los jefes y jefas de hogar. En el cuadro 14 se puede ver como en Sayulilla existe una mayor diversificación en las actividades de los jefes de hogar; mientras que en las otras dos comunidades, aquéllos sólo se dedican a la actividad agrícola.

 

Comentarios finales

En general, los datos mostrados en las páginas anteriores nos muestran familias con una estructura mayoritariamente extensa, en un ciclo de vida avanzado y de un tamaño promedio grande —donde, de acuerdo con la composición de las familias, existen variaciones en el número de sus miembros—; sin embargo, cabe resaltar que también se observan variaciones entre las comunidades, dependiendo del tamaño de las mismas: en las comunidades de menor tamaño se encontró que las familias tienen más miembros, mientras que en las comunidades de tamaño más grande, las familias, en promedio, tienen menos integrantes.

De esta forma, el tamaño de los hogares es mayor en las familias extensas y más pequeño en las nucleares. Características que, además, han sido encontradas en diversos estudios llevados a cabo con familias campesinas, y que confirman lo planteado por Chayanov (1974) respecto a que el tamaño de las familias era mayor cuando éstas se encontraban en expansión. Así, como muestra la información presentada, en el caso de La Haciendilla se trata de familias nucleares y en un ciclo de vida joven, lo contrario de Sayulilla, donde en su mayoría se trata de familias extensas y en un ciclo de vida avanzado.

En las comunidades que abarca nuestro estudio, la estructura y tamaño de los hogares ha sufrido transformaciones no sólo en el espacio, sino también a través del tiempo. Estos cambios han sido mayores en Sayulilla, donde, en comparación con las otras dos comunidades, sus familias son más dinámicas y complejas. Los cambios en la estructura y tamaño de los hogares han significado principalmente dos cosas: por un lado, la transformación de familias nucleares en extensas y, por otro, el cambio de familias nucleares numerosas a nucleares de menor tamaño. Estos cambios se deben principalmente a la migración, el matrimonio de los hijos y la agregación de familias.

Entre las comunidades también existen diferencias en las razones de variación en la estructura y tamaño de los hogares a partir de 1990 a la fecha. En el caso de La Haciendilla (la comunidad de menor tamaño) las transformaciones obedecen en mayor medida a razones de matrimonio y en menor medida a la migración interna o regional e internacional; además, los destinos en la migración regional son más cortos (la cabecera municipal de Acaponeta). Lo contrario sucede en la comunidad de mayor tamaño (Sayulilla), donde la migración es la causa más importante en la transformación de la estructura y tamaño de los hogares.

En resumen, se encontró que en Sayulilla y Camalotita los hogares que predominan y que tienen, además, mayor cantidad de fuerza de trabajo disponible, son los extendidos en ciclo de vida avanzado. En cambio, en La Haciendilla son los hogares nucleares de ciclo vital joven los que predominan y concentran la mayor cantidad de fuerza de trabajo disponible. Así pues, para cada comunidad son éstos los tipos de hogares que envían mayores cantidades de fuerza de trabajo a la actividad agrícola, aunque también cabe resaltar que en el caso de las familias extensas es más grande la posibilidad de una mayor diversificación en el uso de su fuerza de trabajo disponible.

Así, el predominio de familias extendidas en estas comunidades, de tamaño grande y en ciclo de vida avanzado, les permite a las UDPC mayores posibilidades de diversificar sus estrategias, a la vez que los parientes agregados representan para estas familias una estrategia para contar con un mayor número de fuerza de trabajo disponible que puede ser incorporada en la producción de tabaco. De esta manera, se sugiere que los procesos de ampliación de familias nucleares a extensas en las comunidades analizadas responden a una doble estrategia. Por una parte, permite una mayor diversificación en las estrategias adoptadas por la unidad familiar; por la otra, se puede contar con una mayor cantidad de mano de obra familiar para trabajar en la producción de tabaco.

Además, como se ha mencionado en otros estudios, el funcionamiento de las familias extendidas sirve como un seguro para cada núcleo. Así, la mayor proporción de familias extensas en las comunidades que abarca nuestra investigación se debe a que esta forma de organización familiar representa ventajas para los campesinos tabacaleros, pues cuanto más miembros en capacidad de trabajar tenga un grupo familiar es mejor, dado que las familias extensas pueden ayudarse en la producción y en la obtención de recursos provenientes de diversas actividades económicas para la subsistencia del núcleo familiar. En lo que respecta a la agricultura, las familias extendidas que producen tabaco posibilitan que los riesgos se socialicen y que, en caso de un mal año en la producción agrícola, algunos miembros de la familia cuenten con el apoyo del resto de miembros del grupo doméstico.

Respecto a las características de los jefes, en su mayoría, los hogares son jefaturados por hombres, aunque la proporción de hogares cuyo jefe es una mujer, también es importante en Camalotita y Sayulilla, y se trata mayormente de mujeres viudas. Los jefes son más jóvenes en La Haciendilla y más viejos en Sayulilla, lo cual coincide con la distribución de los hogares de acuerdo con su ciclo de vida.

Por último, la organización de las UDPC responde a diversos procesos históricos y sociales, donde las necesidades de producción y reproducción social de los campesinos se enfrentan con un medio que es transformado por la expansión del capital; en este sentido, la UDPC debe ser considerada como un concepto dinámico que se transforma en el tiempo y en el espacio. Además de que en la economía campesina (y por ende, también en las UDPC) se trata de utilizar de la manera más adecuada el insumo fuerza de trabajo familiar, donde todos los miembros de la unidad adquieren funciones que pueden ser intercambiables. Por ejemplo, constituida a partir de relaciones de parentesco, la UDPC de los tabaqueros en las comunidades estudiadas asume una organización específica a través de la cual se toman los recursos de fuerza de trabajo disponible y se les encuentra una función útil, ya sea bajo el esquema de producción o de reproducción dentro de la unidad, o bien, mandándolos a trabajar fuera de ella.

Por las razones anteriores es que se hace importante observar el trabajo familiar en la producción de tabaco en el contexto de la diversidad de estrategias que puede adoptar la UDPC, así como a ésta dentro de un contexto más amplio, determinado por lo que Teresa (1991 y 1992) llama condiciones externas de organización de la unidad doméstica. Elementos que si bien no han sido abordados en este trabajo, sí han sido considerados dentro del estudio más amplio de que este documento forma parte; entre dichos factores externos se han considerado la configuración del mercado de trabajo regional, las políticas de las empresas cigarreras y la política agraria neoliberal que implicó la desaparición de Tabamex en 1989.

No debemos olvidar que las comunidades analizadas se encuentran insertas en un mercado de trabajo regional y, en general, en condicionantes externas que permiten definir las estrategias específicas de sus UDPC. De este modo, el tamaño de la comunidad y su cercanía con los principales centros urbanos de la zona, así como las oportunidades que les ofrece el mercado de trabajo regional, entre otros, son elementos que inhiben o facilitan la diversificación de actividades en la UDPC, o bien, la participación de sus miembros en la producción de tabaco.

En el caso particular de nuestra investigación, se encontró que la comunidad de mayor tamaño (Sayulilla) es también la más cercana a los principales centros urbanos de la zona,7 donde las posibilidades de las familias productoras de tabaco en esta comunidad para diversificar sus actividades económicas, y por ello las posibles estrategias de sobrevivencia del grupo doméstico, son también más grandes.

Otro elemento básico en el comportamiento de las UDPC de nuestro estudio es que se ha encontrado una relación directa entre el tamaño de la comunidad y las variaciones en la estructura de los hogares, donde a un mayor tamaño de la comunidad corresponden UDPC más complejas y que presentan mayores cambios en su estructura. Por otra parte, en nuestra investigacion también se encontró que estas variaciones en la estructura de las familias obedece no sólo a un curso normal de la evolución demográfica (nacimientos y defunciones), sino también a factores de migración y de matrimonio de los hijos. En este último caso, cuando los hijos que han formado su propio núcleo familiar se incorporan al núcleo familiar de origen (formado por sus padres), entonces permiten aprovechar el trabajo de nuevos miembros en la familia, por ejemplo, las nueras, nietos y nietas, hermanos, sobrinos, etcétera.

 

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Notas

* El presente trabajo forma parte de una investigación más amplia intitulada "Estrategias de sobrevivencia y economía campesina ante el neoliberalismo. El trabajo familiar en la producción de tabaco en Nayarit, 1990-1999", realizada y presentada en el 2000 como tesis de maestría en Desarrollo Regional, en El Colegio de la Frontera Norte.

1 Otros estudios sobre el sector campesino le han llamado unidad doméstica campesina o UDC (por ejemplo, Martínez y Rendón, 1983 y Salles, 1988) y algunos más unidad económica campesina o UEC (entre ellos Chayanov, 1974 y Aguado, 1993). Sin embargo, dada la interacción constante entre lo doméstico y lo productivo, en nuestro trabajo le llamaremos unidad doméstica de producción campesina (UDPC).

2 Teórica y conceptualmente, estos mismos elementos han sido considerados por otros autores, por ejemplo, Chayanov (1974), García et al. (1988), Oliveira y Salles (1988), y Teresa (1992).

3 Entre los principales cultivos que se desarrollan están el tabaco, chile, maíz, frijol, sorgo y cacahuate. Se observa en la agricultura de estas comunidades niveles tecnológicos diferentes que van desde la utilización de yuntas de tracción animal, machetes y azadones, hasta el uso de máquinas cosechadoras y tractores; el tipo de tecnología que utilizan los campesinos está en función de la actividad que realizan, el tiempo e ingresos disponibles, y la pertenencia o no de dicha tecnología.

4 En nuestro estudio se ha identificado al campesino productor de tabaco como el jefe de la familia, independientemente de su sexo.

5 La familia compuesta comprende a la familia nuclear o extendida más otra u otras personas no emparentadas con el jefe. La familia de tipo unipersonal sin componente nuclear del jefe comprende a una persona que vive sola, sin parientes o no parientes.

6 Se tomó como referencia 1990 porque en ese año empezaron a operar nuevamente las empresas privadas, después de que desapareció Tabamex.

7 Sin embargo, cabe señalar que esto no necesariamente tiene que ser así, porque también pueden existir comunidades más pequeñas que estén cerca de algún centro urbano.

 

Información sobre el autor

Jesús Madera Pacheco. Licenciado en Economía por la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) y Maestro en Desarrollo Regional por el Colegio de la Frontera Norte. Actualmente forma parte del personal docente de tiempo completo en la Facultad de Economía de la UAN. Correo electrónico: jmadera@nayar.uan.mx

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