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Papeles de población

versão On-line ISSN 2448-7147versão impressa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.6 no.24 Toluca Abr./Jun. 2000

 

Presentación

 

La cuestión ambiental, la migración internacional y las políticas sociales conforman hoy temas de actualidad que demandan espacios de discusión en los ámbitos académicos, políticos y gubernamentales. La globalización ha propiciado cambios diversos en la sociedad y en su entorno; aunque no todos igualmente complejos — y algunos más restringidos y locales que otros—, los desarrollos recientes ponen en duda los supuestos legitimadores del discurso neoliberal y abren perspectivas para una nueva racionalidad social. En cuanto a los desequilibrios ecológicos, el discurso de la globalización ignora la contradicción inherente entre la problemática ambiental y los procesos de acumulación de capital, y promueve la idea de la posible sustentabilidad del desarrollo económico, relegando el papel de las políticas sociales a acciones privadas en la lógica de competencia de la economía de mercado. En general, el neoliberalismo, al desdeñar el papel del Estado como ente relativamente autónomo y actor beligerante en las políticas sociales, reduce la solución de los "males sociales" a factores de desequilibrio y crecimiento económicos.

Las preocupaciones que vinculan la economía, la población y el medio ambiente no son recientes, pero si han cobrado importancia. La relación economía-naturaleza ya aparecía en las reflexiones clásicas de la antigüedad y, posteriormente, entre los economistas del siglo XVIII. No obstante, es quizá hasta comienzos del presente siglo y con mayor precisión a partir de las décadas de los setenta y ochenta, que las preocupaciones de los economistas, sociólogos y demógrafos incorporan a la reflexión una perspectiva sistemática de la cuestión ambiental, metodológica y conceptualmente coherente. No obstante, la complejidad de los problemas parece no ofrecer salidas viables a la crisis ambiental actual, en el marco de los enfoques dominantes, incluyendo el discurso de la sustentabilidad, toda vez que los problemas ecológicos, como otros de índole social, requieren de acciones a largo plazo financieramente costosas y escasamente redituables, incompatibles con los intereses y las posibilidades reales sustentadas por el paradigma de la globalización.

Los vínculos entre ambiente, población y situación social son más o menos claros. Incluso se habla de capital ecológico para referirse al acervo de elementos naturales que son indispensables para el desarrollo social y económico, y determinantes de la calidad de vida de la población. En los últimos años se ha puesto en evidencia que los problemas ambientales de los países pobres son cada vez más críticos, diversificados e, inclusive, peores a los de sociedades avanzadas. La tecnología aplicada en los sistemas productivos agrícolas, incluyendo las actividades de subsistencia en los países pobres, han mostrado no ser siempre los más benignos, y más aún, la industrialización y también la comercialización, al privilegiar la maximización de capitales y beneficios privados, han promovido la explotación de los recursos naturales en flagrante descuido y degradación de la economía ambiental. En otro nivel, la propia globalización económica, al profundizar los procesos de competencia, desconcentración y reorganización productiva, ha conllevado a la degradación del ambiente, reduciendo la distancia y singularidad entre los países, lo cual marca nuevos retos y exigencias de cooperación internacional efectiva y el desarrollo de consensos institucionales, formales e informales entre los países, a fin de enfrentar los problemas comunes que ha ido promoviendo la propia mundialización económica. El intercambio de experiencias, información y tecnología es indispensable junto con la implantación de legislaciones y acuerdos multilaterales. El nuevo contexto hace necesario desarrollar una perspectiva económica de acuerdos ambientales internacionales.

Las nuevas formas de inversión, y con ellas la reubicación industrial, son aspectos centrales del proceso emergente de reestructuración capitalista, apoyada escencialmente en la lógica de liberación y de regulación de los mercados, que ha conformando una red ampliada de producción y explotación del trabajo. La reubicación o descentralización productiva, con todas sus implicaciones, incluyendo las de degradación de los recursos naturales, es parte del nuevo proceso de reestructuración económica.

La globalización ha implicado transformaciones económicas conducentes a la destrucción y contaminación del medio ambiente a niveles regionales y mundiales. La inversión en los países pobres ha sido poco controlada y degradante del medio natural. En este sentido, en gran parte, las economías centrales son responsables de muchos problemas, toda vez que han puesto más empeño en la globalización de la economía en términos de la expansión de los mercados y la adopción de mecanismos de competencia comercial, que en el desarrollo de mecanismos viables y efectivos de sustentabilidad global. El nuevo contexto de interacción e intercambios múltiples exige mayores niveles de cooperación y el desarrollo de vías institucionales efectivas para enfrentar los problemas ambientales globales. En ese sentido, la Cumbre de la Tierra, celebrada en 1992, representó un paso. No obstante, es necesario fomentar el intercambio de información, tecnología y experiencias particulares en la formulación de políticas y acciones ante los nuevos retos. Es necesario la gestión de espacios que compatibilicen las estrategias de crecimiento económico y competencia internacional con mecanismos viables de preservación del medio natural y la calidad de vida de la población.

En este último sentido, los artículos que conforman la temática central de este número de resultan ricos y ampliamente relevantes por sus contenidos y reflexiones sobre la problemática ambiental planteada desde distintas perspectivas. El trabajo de O'Connor, destacado economista de la Universidad de California, actualmente vinculado a la revista Capitalism, Nature & Socialism, aporta importantes elementos de alcance teórico para el análisis de la sustentabilidad económica en el marco de las contradicciones del capitalismo contemporáneo. En igual sentido, el artículo de Castro, investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos "Justo Arosamena", esboza desde una perspectiva de historia social-natural un rasgo general y común de la problemática en América Latina, considerada a partir del paralelismo que existe entre el empobrecimiento de la población y la crisis ambiental asociada a los procesos y/o formas de desarrollo. El artículo de Sutter, profesor-investigador de la Universidad de Georgia, también desde un enfoque de historia ambiental, apoyado en fuentes de comienzos del siglo XX y posteriores, analiza las formas en que Estados Unidos conceptualizó los trópicos y la manera en que orientó las políticas de salubridad durante la construcción del Canal de Panamá. El autor muestra que los problemas de enfermedad en el país, especialmente de malaria y fiebre amarilla, más que por mera contrariedad del trópico, resultaron de la compleja interacción ambiente/sociedad durante la época. El último de los artículos de esta sección, de Martínez Guzmán, investigadora Instituto Nacional de Ecología, resulta metodológicamente relevante por la descripción y aplicación que hace de los sistemas de información ecológica existentes en México, a la vez que destaca los desafíos en la construcción de indicadores asociados a la problemática de sustentabilidad del desarrollo.

La segunda sección incluye dos artículos relativos a la migración internacional en Centroamérica y el Caribe, considerando ambos las dimensiones política y económica de la problemática. El primero, de Barragán, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México, sin desechar los factores de desequilibrios y/o disparidades económicas entre países y regiones, enfatiza los procesos de violencia social que motivan y eventualmente determinan los desplazamientos poblacionales en el Caribe. En el mismo sentido, el trabajo de Castillo, investigador del Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano de El Colegio de México, otorga especial importancia a las políticas sobre migración en Centroamérica e igualmente describe la evolución y las tendencias subyacentes en el patrón migratorio a lo largo de las últimas décadas, caracterizadas por los flujos y el movimiento de trabajadores de la subregión, especialmente hacia los países del norte. En este sentido, hace coincidir la migración reciente con las mismas transformaciones del capital que en los países centrales han permitido la descentralización de los procesos industriales, llevando a las periferias las etapas intensivas en mano de obra. La migración hacia Estados Unidos responde a las condiciones e interrelaciones económicas entre los países, ante las limitaciones de empleo, y los escasos y bajos ingresos, operando, por una parte, como una forma alternativa y complementaria de sobrevivencia, y por otra, respondiendo a la demanda asequible de trabajadores y de bajos costos.

La tercera y última sección incluye los artículos de Salinas Figueredo, de la Universidad Iberoamericana, y de Ganuza, León y Sauma, los dos primeros consultores del Programa de Naciones Unidad para el Desarrollo y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, respectivamente, presentan en niveles complementarios el perfil, limitaciones y alcances reales de la política social en América Latina. El primero opera conceptualmente sobre los aspectos más amplios que conlleva articular la cuestión social con la política general de desarrollo y los proyectos de democracia en la región. El otro describe y analiza el gasto público en servicios sociales básicos, considerando el enfoque del desarrollo sostenible para un amplio grupo de países de la región, bajo la perspectiva planteada en la Cumbre Mundial para el Desarrollo Social, celebrada en Copenhague, en 1995, en tanto que es posible y prioritaria la instrumentación de políticas de cobertura universal de la población.

Dídimo Castillo F.
Director

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