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Revista mexicana de investigación educativa

versión impresa ISSN 1405-6666

RMIE vol.27 no.93 Ciudad de México abr./jun. 2022  Epub 06-Jun-2022

 

Reseña

Investigaciones educativas. Eduardo Weiss

María de Ibarrola Nicolín* 
http://orcid.org/0000-0003-4247-8160

* Investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, Departamento de Investigaciones Educativas. Calzada de los Tenorios 235, colonia Granjas Coapa, Tlalpan, 14330, Ciudad de México, México. CE: ibarrola@cinvestav.mx.

Hernández González, Joaquín. 2018. Investigaciones Educativas. Eduardo Weiss. colección Pública Educación 9, Ciudad de México: Bonilla Distribución y Edición S.A de C.V.,


Siempre he considerado que la presentación de un libro es la gran fiesta de la Academia. Implica la culminación de un trabajo de investigación que ha sido debidamente reconocido y apreciado por los pares, que ha pasado por todo el proceso adicional del trabajo editorial y la publicación.

En este caso, se trata de un libro que representa, en una misma obra, trabajos de investigación a lo largo de una vida muy fecunda en la propuesta y desarrollo de líneas de investigación originales; docencia de posgrado al más alto nivel (alumnos graduados y publicaciones derivadas de las tesis), difusión (el libro mismo) y como lo demostraré más adelante influencia directa en decisiones de política pública y de mejoramiento pertinente de programas educativos.

El libro, además, cumple un propósito más, el homenaje a un gran investigador ¿mexicano? Digo que sí, aunque no sé si Eduardo se nacionalizó como tal.

Nació en Alemania, sí; conserva cierto acento en el lenguaje, y sigue manifestando -como lo comprobamos regularmente sus colegas del Departamento de Investigaciones Educativas (DIE)-una impaciencia teutónica ante cualquier viso de darle más tiempo a las discusiones bizantinas (léase rollos) a las que somos tan afectos los investigadores en nuestras reuniones de Colegio (léase nos calla sin miramientos). Pero habla perfectamente el español, lo escribe aún mejor y toda su productividad académica la ha hecho en México (tal vez algo en Guatemala), en el DIE para ser más precisos, en sus más recientes 40 años.

¿Quién es Eduardo Weiss? En la primera parte del libro el coordinador nos ofrece el dato de que nació en Alemania, pero llegó al die en 1979, a los 33 años. Poseedor de un doctorado avalado por la Universidad de Erlangen, en una época en la que ninguno de los cinco o seis investigadores mexicanos fundadores, en 1971, y primera generación del Departamento había tenido la oportunidad de obtenerlo. Su grado era en Pedagogía del trabajo. Me parece que hasta la fecha ningún otro investigador mexicano tiene una formación de ese nivel en este tema tan fascinante que nos ha unido en algunas ocasiones a Eduardo y a mí en trabajo conjunto.

El prólogo que escribe Joaquín Hernández nos ofrece una visión muy completa de su trayectoria académica, reconocida ahora con el nivel III del Sistema Nacional de Investigadores; de su rol como docente en la maestría y en el doctorado del die, de sus actividades de impulso y fomento a la investigación educativa mexicana: como jefe del Departamento, como investigador fundador y presidente del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, coordinador de los estados de conocimiento, director de la Revista Mexicana de Investigación Educativa.

Tuve la oportunidad y el gusto de trabajar con Eduardo en dos grandes proyectos de investigación, y la posibilidad de aprender enormemente de ambas experiencias. La primera se remonta a los fines de la década de los ochenta. Manuel Ortega, ex director del Cinvestav y en ese entonces Subsecretario de Educación Tecnológica, solicitó al die una investigación sobre las cooperativas escolares de producción en los Bachilleratos Agropecuarios. Obtuvimos de esa experiencia, todos los que trabajamos en ese proyecto, un gran amor por esas escuelas.

Tengo dos recuerdos de esa época con Eduardo, el primero fue la manera tan elegante y delicada con la que tranquilizó a las autoridades de la Dirección General de Educación Tecnológica Agropecuaria (DGETA) con la autorización del Subsecretario, sobre cuáles serían los bachilleratos que visitaríamos para hacer la investigación de campo y resultaron de una selección muy sencilla, para mí que había estudiado las complicaciones del muestreo estadísticamente representativo sin considerar entre ellas la oposición de los seleccionados: las autoridades elegirían los cuatro planteles que quisieran y los otros cuatro se elegirían al azar: “escoja un número”, el que sea, le dijo al Director de DGETA y de ahí derivamos los siguientes en la lista de números al azar. Creo que fue la primera vez que rompimos el cerco de misterios de los bachilleratos tecnológicos creados unos años antes.

El segundo recuerdo corresponde a los varios momentos en que nos sentimos al borde de la muerte cuando manejaba, como alma que lleva el diablo, en los trayectos por carretera de un plantel a otro…

Por supuesto, me queda haber experimentado por primera vez en mi carrera como investigadora -formada en sociología más bien cuantitativa- y afortunadamente desde esa época, en el trabajo de investigación etnográfica, observar y “ver”, lo que pasaba en los planteles, comprender, interpretar, describir, explicar, como lo reflexionó Eduardo desde esa época y lo plasma recientemente en uno de textos que ofrece la primera parte del libro.

Otra gran experiencia de investigación compartida con Eduardo Weiss fue un proyecto solicitado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) sobre la tutoría en la escuela secundaria. Nuevamente compartir el rigor metodológico que defiende Eduardo a ultranza y la profundidad de su reflexión teórica apoyada en múltiples autores fue una experiencia que compartimos con Eduardo Remedi y nuevamente muy formativo trabajar con gran seriedad y disciplina entre los muy ingeniosos dimes y diretes de Eduardo el Joven a Eduardo el Viejo y viceversa (quién era quién lo pueden interpretar a su gusto).

Eduardo reporta parte de estas experiencias en varios capítulos del libro.

Este texto ofrece la diversidad de temas que han interesado a Eduardo a lo largo de su vida académica: pedagogía, filosofía y hermenéutica; las formas de dominación burocrática y tecnocrática; análisis curriculares; los distintos niveles y modalidades del sistema escolar, con especial atención en la secundaria y el bachillerato, el aprendizaje situado, estudios sobre docentes y sobre estudiantes, con perspectiva de género, unidos todos ellos por la vía de su reflexión metodológica y sus aportaciones -sin duda sus aportaciones- a la hermenéutica, que comparte continuamente con los alumnos de posgrado en cursos y dirección de tesis.

Todas las publicaciones de Eduardo son contribuciones muy importantes al conocimiento de lo educativo en el país, pero sin duda la más valiosa y que reúne todos los requisitos de una verdadera aportación original es su línea de investigación sobre los estudiantes como jóvenes, en la mayoría de los que incorpora e impulsa a sus estudiantes de posgrado y reconoce sus intereses e inquietudes en tanto jóvenes ellos mismos.

Hace poco alguien comentaba sobre una reunión en la que se distinguió a los asistentes entre “juvenólogos” y “estudiantólogos”. Los trabajos realizados por Eduardo, o por sus alumnos, dirigidos por él, no hacen esa distinción, ni les interesa, creo. Les interesa un tema “específico y nuevo: el proceso de subjetivación de los jóvenes” en la escuela (y también fuera de ella). Han tenido la trascendencia de identificar a los estudiantes como jóvenes y pasar de los aspectos académicos: sus trayectorias escolares, sus logros de aprendizaje y cuando más su procedencia social, que habían sido el único interés de las investigaciones educativas, a los aspectos incluso “contraculturales” de los jóvenes, sin dejar de lado la diversidad cultural que abarca desde los jóvenes urbanos hasta los indígenas.

La lectura de cada uno de los cinco capítulos del apartado de Estudios sobre jóvenes y bachillerato, y dos más que se localizan en otro apartado del libro, es fascinante. Amena, interesante, y yo diría ciertamente muy crítica de las escuelas de nivel medio superior en México: “la única institución que está creciendo en México es la escuela, especialmente la de nivel medio superior”. Siempre me ha angustiado la insuficiencia e impertinencia de esa única política instrumentada para el desarrollo de los jóvenes y aparecen en los textos muchas razones y descripciones de esa insuficiencia institucional ante la magnitud de la vivencia juvenil.

Los capítulos contrastan los intereses de los jóvenes “por vivir”, por andar en” bola”, por compartir sentimientos con otros, en particular los del otro sexo, aunque también por “recapacitar” sobre la importancia de estudiar. “La escuela es un espacio juvenil”, un lugar de encuentro con otros jóvenes, un lugar de encuentro con el otro género y con la sexualidad. Pero el libro también incluye un capítulo sobre los jóvenes que se dedican a pintar “grafitis”, la mayoría de manera ilegal y pone al descubierto los procesos de aprendizaje para llegar a ser grafitero, lo que se aprende, la observación y la práctica de otro tipo de comunidad orientada a la “construcción de un mundo figurado”.

Otro capítulo nos habla de la violencia entre las chicas: la “mirada de barrida”, el insulto de ser “zorra o puerca”, el chismorreo, hasta llegar a violencias físicas. Se trata de una problemática muy presente ahora en todo tipo de escuelas y descrita de manera descarnada en interesantes series de televisión. El trabajo de los alumnos de Weiss ofrece un estudio guiado por el rigor metodológico que caracteriza a su tutor.

Se revela en estos capítulos el diferente sentido que dan los jóvenes y sus familias a la escolaridad de nivel medio superior según el contexto en el que radican, la persistencia de las expectativas positivas fincadas en la escolaridad en las zonas en donde los jóvenes recién tienen la oportunidad de ingresar a la educación media superior: obtener el certificado de bachillerato se valora de manera muy alta fundamentalmente como vía de acceso a la educación superior o a un mejor trabajo, a empleos formales pero también “ser alguien en la vida”, “superar la condición de género

La contribución de este conjunto de artículos ofrece el panorama totalmente descuidado por la política y la programación educativas hasta hace muy poco, de los encuentros y desencuentros que ocurren en las trayectorias educativas de los jóvenes adolescentes, de los recorridos fragmentados, de la extraedad de muchos estudiantes, de los que trabajan, algunos desde los seis años, de los adolescentes como hijas e hijos de familia. También aparece la clara noción de que el abandono escolar -ahora denominado interrupción de estudios, desafiliación institucional, para no culpar a los jóvenes de esa decisión- se debe en buena medida a causas internas a la escuela: prefijadas por los reglamentos, centradas en el aburrimiento de los jóvenes ante los contenidos escolares. No tengo duda de que la nueva atención de la política se basa en muy buena medida en los resultados de las investigaciones de Weiss y de sus alumnos, que Eduardo ha aportado firme y claramente, como me consta, en múltiples reuniones de discusión sobre política educativa del nivel.

Nos dice Eduardo: “Habrá que leer de otra manera las cifras sobre deserción escolar que usualmente se consideran indicadores de la (in)eficiencia escolar, pero sobre todo habrá que promover las posibilidades de que […] reingresen sin trabas burocráticas y se les reconozcan materias o créditos que aprobaron antes”.

También se puede leer de manera diferente el tema de los que no estudian ni trabajan cuando en la mayoría de los casos se tratan más bien de jóvenes “sin oportunidades”, como anticiparon los autores desde el año 2012 a la afirmación que hace el Presidente al anunciar el programa de “Jóvenes construyendo su futuro”.

Leer un libro, dijo recientemente una colega en una presentación, implica experiencias y significados diferentes para cada lector. Pero estamos ante un libro que ofrece mucho para muchos públicos. No se tiene que leer en un solo orden, ni mucho menos; más bien presenta una diversidad de temas de donde escoger; hay aportaciones muy importantes en materia teórica y metodológica no solamente para estudiantes sino también para investigadores ya formados; en todos los capítulos se describen los referentes teóricos, el método seguido, las fuentes recuperadas, las técnicas utilizadas y se fundamentan con claridad los hallazgos y conclusiones. Por lo mismo, también hay bases indiscutibles para una toma calificada y pertinente de decisiones de política educativa.

Felicito de corazón a Eduardo Weiss por el trabajo tan serio de investigación personal y formación de nuevos investigadores que recupera este libro, por la enorme trascendencia del mismo para el futuro de la educación de los jóvenes en el país; felicito a todos sus coautores-alumnos y recomiendo ampliamente el estudio de los textos para quienes se están formando como investigadores y su lectura simplemente para quienes se interesan en describir, comprender, interpretar, describir y/o explicar(se) quiénes son los jóvenes de estas nuevas generaciones.

Recibido: 15 de Octubre de 2021; Aprobado: 23 de Noviembre de 2021

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