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Revista mexicana de investigación educativa

versión impresa ISSN 1405-6666

RMIE vol.27 no.93 Ciudad de México abr./jun. 2022  Epub 06-Jun-2022

 

Reseña

La división es nuestra fuerza: Escuela, Estado-nación y poder étnico en un pueblo migrante de Oaxaca

Gunther Dietz* 

* Investigador de la Universidad Veracruzana, Instituto de Investigaciones en Educación. Lomas del Estadio s/n, 91000, Xalapa, Veracruz, México. CE: gdietz@uv.mx

Bertely Busquets, María. 2019. La división es nuestra fuerza: escuela, Estado-nación y poder étnico en un pueblo migrante de Oaxaca. Ciudad de México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, https://www.librosciesas.com/producto/la-division-es-nuestra-fuerza-impreso/,


Las grandes obras, a menudo, requieren de un tiempo y de una distancia para madurar adecuadamente. Con el presente libro póstumo de María Bertely Busquets, intitulado La división es nuestra fuerza: escuela, Estado-nación y poder étnico en un pueblo migrante de Oaxaca, sin duda estamos ante una de estas grandes obras de la antropología social mexicana y más específicamente de la antropología de la educación y del Estado. Originalmente presentada en 1998 como tesis en el Doctorado Interinstitucional en Educación del Centro de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, la obra en su versión revisada y completamente actualizada en cuanto a los debates contemporáneos sobre etnogénesis, escolarización y construcción del Estado-nación en México y en América Latina, logra -tal como se propone en la introducción (p. 34):

[...] explicar la capacidad etnogenética del pueblo yalalteco en su relación con las políticas educativas oficiales así como los motivos por los cuales esta comunidad distintiva no solo adaptaba, traducía, yuxtaponía y relativizaba los mensajes e insumos culturales provistos por las escuelas públicas y castellanizadoras, sino los usaba socialmente.

Para lograr este objetivo, la autora integra magistralmente una perspectiva etnohistórica y diacrónica con una perspectiva etnográfica y sincrónica. El análisis de los procesos de escolarización en la comunidad de origen, de migración rural-urbana, de usos estratégicos de la literacidad adquirida, de etnogénesis y rearticulación identitaria en la diáspora a través de nuevos proyectos étnicos urbanos se obtiene mediante una “descripción densa” que la autora realiza recuperando las voces de los actores entrevistados, los testimonios documentales sistematizados, las observaciones propias y la reconstrucción retrospectiva de sus vivencias etnográficas. Esta conjugación de diferentes procesos etnohistóricos y etnográficos desemboca en un análisis que, a lo largo de siete capítulos, oscila no únicamente entre una perspectiva diacrónica y otra sincrónica, sino entre una visión emic, propia del actor, y una visión etic, propia de la observadora, así como entre explicaciones estructurales a nivel macro-social y comprensiones actorales a nivel micro, familiar y comunitario.

El hilo argumental que la autora despliega en la introducción es perseguido de forma sumamente coherente y transparente a lo largo de los siete capítulos que se agrupan, a su vez, en dos partes principales. Tras una introducción extensa que sitúa y reconstruye la génesis de la temática y del libro en su conjunto, contextualizándolo en las tendencias principales del estado del arte, y una explicitación de la “ruta metodológica” seguida, en la primera parte, que comprende los capítulos 1 a 4, la autora inicia desplegando los debates teóricos con los que dialoga y a los que aporta su investigación, debates sobre etnogénesis, escolarización y construcción del Estado-nación que son retomados al final en el capítulo de conclusiones. Los capítulos 2 a 4, de orientación más diacrónica y de tipo más etnohistórico que etnográfico, se centran en los procesos de imposición, negociación y apropiación de la institución escolar por la comunidad zapoteca de Villa Hidalgo, Yalalag, Oaxaca que, como resultado, genera al interior de la comunidad un grupo de familias letradas que se van convirtiendo en “hacedores de Estado” a nivel local y regional.

La segunda parte del libro inicia con un capítulo-clave de tipo autoetnográfico y autobiográfico. En este capítulo 5 la autora reconstruye de forma sumamente transparente, honesta y autocrítica su propio proceso etnográfico, sus pistas interpretativas, sus certezas y dudas durante el trabajo de campo. Este capítulo por sí solo constituye una “joya” para la antropología social, ya que en escasas ocasiones logramos este nivel de reflexividad y autorreflexividad, prerrequisito para comprender e interpretar adecuadamente el análisis etnográfico que sigue. Los capítulos 6 y 7 culminan la presente obra a través de un análisis detallado de los procesos de migración y escolarización en la diáspora que viven las familias de Villa Hidalgo en el contexto urbano metropolitano. La autora logra identificar perfiles escolares y procesos étnicos relacionados con la literacidad e iliteracidad de los actores etnografiados, para finalmente ilustrar con una serie de micro-estudios de caso cómo estos actores articulan o desarticulan su escolaridad y su literacidad a proyectos étnicos y nacionales más amplios.

Por último, en las conclusiones, María no solamente sintetiza los hallazgos empíricos obtenidos en las dos partes de su análisis, sino que inserta de forma exitosa estos hallazgos en tres campos teórico-conceptuales que me parecen cruciales en los debates actuales en la antropología de la educación tanto como en la antropología del Estado en el contexto mexicano y latinoamericano.

En primer lugar, el “concepto exógeno de la cultura escolar” (páginas 110 y 554) sirve como eje analítico a lo largo de toda la obra y permite analizar y reconstruir los procesos históricos tanto como contemporáneos de escolarización desde una mirada amplia, compleja y -en palabras de la autora (página 554)- “multidimensional y multisituada”. Ello contribuye a ampliar las metodologías predominantes de la etnografía escolar hacia otras fuentes, otros actores y otros contextos que son extra-escolares, pero que son imprescindibles para entender el locus de la escuela y su papel en una determinada constelación social local. Ello permite profundizar nuestros análisis para generar una “gramática escolar” (p. 556) específica a cada constelación.

En segundo lugar, la presente obra avanza sustancialmente en el estudio de la relación entre escolarización y etnogénesis, uno de los temas más relevantes y poco explicados por la antropología de la educación contemporánea. Dejando atrás visiones puristas, esencializadoras o románticas de las identidades y etnicidades, la autora logra “explicar cómo lo aprendido en la escuela se pone al servicio de la manipulación, actualización, refuncionalización y transformación estratégica de referentes y emblemas étnicos en el marco de las políticas gubernamentales” (p. 557).

En tercer lugar, una de las aportaciones teóricas centrales que surge de esta obra es la noción de la “construcción imaginaria del Estado-nación en México” (p. 558). Profundizando en las aportaciones de Elsie Rockwell, la autora demuestra que en México los pueblos originarios participan activa y creativamente en la construcción local y regional del Estado-nación a partir de su “protagonismo étnico o autonomía de facto” (p. 558), convirtiéndose a partir de procesos de escolarización, literacidad y etnogénesis en “agentes de gobierno”, en co-constructores imaginarios del Estado.

Estas contribuciones teóricas se sustentan en una revisión y reinterpretación crítica del propio material etnohistórico y etnográfico de la autora, que se contrasta con otros estudios sobre escuela, etnicidad y conformación del Estado mexicano. Para ello, se hace necesario superar dicotomías demasiado cómodas, simplistas y añejas que crean falsos abismos entre, por ejemplo, el Estado y la comunidad, “los de arriba” y “los de abajo”, la etnicidad contrahegemónica y el nacionalismo hegemónico. Como ya anuncia la autora en la introducción, “este libro habla de zapotecos letrados y escolarizados tempranamente que, como ‘ciudadanos caracterizados’, actuaron a la vez como sujetos étnicos y agentes del Estado-nación. Estos ciudadanos, identificados plenamente con las políticas educativas y sus dispositivos nacionales, se asumen como étnicamente distintivos y capaces no solo de yuxtaponer y hacer converger las orientaciones nacionales y comunitarias sino, como se muestra en esta obra, de amalgamar ambas orientaciones” (p. 38).

Los hallazgos también obligan a repensar nociones básicas, a menudo no suficientemente cuestionadas, de la antropología política acerca de los niveles micro/meso/macro, de la relación entre estructuras y actores, así como del papel que juegan los conflictos como procesos constitutivos no solamente entre niveles de articulación, sino al interior de las comunidades, en este caso. En palabras de María:

[…] en este libro la autonomía de facto y el control étnico y ciudadano sobre el proceso de escolarización evidenció, más que una reacción comunitarista y solidaria frente a las políticas educativas oficiales, la emergencia de conflictos y luchas internas en torno al control de los bienes materiales y simbólicos provistos por los dispositivos escolares nacionales y oficiales. Estos conflictos y luchas se dan, concretamente, entre los grupos y las familias nativas dominantes, y entre éstas y los sectores subalternos de su propia sociedad -los empobrecidos, los sin tierra, los analfabetas y los iletrados- sobre los cuales los letrados, actuando como verdaderos ciudadanos y agentes étnicos del Estado-nación, llegan a establecer relaciones de dominación hacia los suyos, en algunos casos despóticas (página 40).

Los faccionalismos, las divisiones internas que tanto caracterizan la vida contemporánea de muchas comunidades son, por tanto, elementos constituyentes de los procesos organizativos e identitarios de los pueblos y no simplemente “manipulaciones” exógenas.

Estos hallazgos abren toda una veta de investigación novedosa y relevante sobre el papel que juegan y pueden jugar las “autonomías de facto” en la producción y reproducción de las relaciones de poder y dominación al interior de las comunidades y los pueblos y que pueden ser profundizadas y reforzadas o menguadas y revertidas por la institución escolar y por el tipo de educación escolar que se despliegue en cada contexto comunitario.

Recibido: 04 de Noviembre de 2021; Aprobado: 29 de Noviembre de 2021

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