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Revista mexicana de investigación educativa

versión impresa ISSN 1405-6666

RMIE vol.26 no.90 Ciudad de México jul./sep. 2021  Epub 11-Oct-2021

 

Reseña

La vinculación comunitaria en la formación de profesionales indígenas en México, coordinado por Bruno Baronet y Flor María Bermúdez

La vinculación comunitaria en la formación de profesionales indígenas en México, by Bruno Baronet y Flor María Bermúdez

Yolanda Jiménez Naranjo1 
http://orcid.org/0000-0002-3595-5232

1 Investigadora de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Instituto de Investigaciones Sociológicas, Oaxaca de Juárez, Oaxaca, México, email: yolanaranjo@gmail.com.

Baronnet, Bruno; Bermúdez, Flor María. 2019. La vinculación comunitaria en la formación de profesionales indígenas en México. Ciudad de México: Asociacion Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior,


El libro La vinculación comunitaria en la formación de profesionales indígenas en México, coordinado por Bruno Baronnet y Flor María Bermúdez, se compone de tres apartados. En el primero, “Estados de la cuestión; vinculación y educación superior intercultural”, Angélica Rojas Cortés y Flor María Bermúdez realizan una profusa revisión bibliográfica sobre lo que se ha escrito en torno a la relación entre vinculación comunitaria y formación superior indígena-intercultural. Paralelamente, ofrecen pistas analíticas -tanto en sus logros como en sus retos- muy relevantes sobre el peso que esta temática incipiente y poco estudiada tiene en la actualidad.

En el segundo apartado, denominado “Vinculándose desde las universidades interculturales en México”, se exponen los casos de la Universidad Veracruzana Intercultural, en la licenciatura en Lengua y Cultura en la Sierra Norte de Puebla y de la Universidad Autónoma Intercultural de Sinaloa. En estos capítulos los autores muestran las tensiones propias de los modelos educativos interculturales y los logros conseguidos en los últimos años. Para ello, recuperan los testimonios de estudiantes, docentes y su propia experiencia en las instituciones de educación superior, respecto de los proyectos e iniciativas destinadas a promover la vinculación entre sus instituciones y las comunidades de las que forman parte.

En el tercer apartado se narran tres experiencias de vinculación comunitaria en la formación de profesionales de la educación: con los profesores indígenas de la Universidad Pedagógica Nacional de Morelos, con los estudiantes de la Escuela Normal Rural Vanguardia de Tamazulapam y de la Unidad de Estudios Superiores de Alotepec, amboa en Oaxaca. En estos artículos se recupera la diversidad de experiencias entre las instituciones educativas destinadas a la formación de profesores. Muchas de ellas ocurren a partir de prácticas situadas de vinculación comunitaria propuestas por los estudiantes y docentes de las instituciones educativas.

El último apartado, denominado “Buscando alternativas de formación profesional e intercultural”, se centra en tres experiencias autonómicas; el caso de la Universidad del Sur (Unisur), del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural (Cesder) de Chiapas y del colectivo Proyecto de Educación Alternativa Tsotsil, impulsado por la organización sociedad civil Las Abejas de Chiapas. En esta última parte del volumen, se documentan aquellas iniciativas que emanan de las organizaciones no gubernamentales y que apuntan hacia el desarrollo de iniciativas de diversa índole que fortalecen a la vida de las organizaciones de las que forman parte.

En conjunto, se trata de una obra amplia y relevante para el campo en el que se inscribe. Desde su participación en la Red de Formadores en Educación e Interculturalidad en América Latina (Red feial), los coordinadores han realizado una selección intensional de casos críticos que aportan aspectos de análisis importantes. Destaco el relato de los capítulos sobre lo experimentado en sus instituciones. Nos hablan en primera persona de sus alcances, errores y riesgos. Por ello, sobresale una veta descriptiva más que prescriptiva que se agradece, pues permite un diálogo y reflexión desde un lugar enunciativo práctico-reflexivo. El libro es, por lo tanto, una obra colectiva de mucho valor temático, empírico y crítico-reflexivo. También es en sí misma polémica, tanto al interior del campo en el que se inscribe como fuera de él.

Uno de los coordinadores del libro escribe que “vincularse con la comunidad significa dignificar la universidad”. En el campo de la educación indígena, intercultural o comunitaria la vinculación es centro y periferia. No solo provee una visión propia y distintiva a la educación indígena-intercultural-comunitaria, sino que efectivamente renueva y remueve la otra educación superior. Estamos, por lo tanto, en un campo de interés -la vinculación comunitaria- propio de la educación intercultural-indígena, pero que a la vez lo trasciende en varios sentidos. Por un lado, porque la vinculación comunitaria es un campo de interés también de otras disciplinas y, en segundo lugar, porque revierte los sentidos tradicionales adjudicados al aprendizaje, a la toma de decisiones y al conocimiento científico en las instituciones de educación superior. Es importante también remarcar que la vinculación comunitaria pone en jaque a las instituciones de educación superior en tanto que muestra las prácticas cotidianas de exclusión, discriminación, desigualdad y racismo estructural. Nos encontramos en un campo que es tanto educativo, político como epistémico.

También es un campo polémico. Los coordinadores son conscientes de ello. El prólogo y la introducción del libro reconocen la polisemia asociada al concepto y la pluralidad de acciones que puede despertar. Señalan la clara conexión entre un tipo de vinculación comunitaria con las más profundas raíces del indigenismo mexicano. Hay claridad hoy en día sobre el enorme etnocidio que produjo la vinculación indigenista en el México posrevolucionario. Por ello es justo comentar que hay un inicial distanciamiento desde la coordinación del libro con esta vinculación comunitaria instrumental e invita a provocar una ruptura con ello. Apuesta más bien por una vinculación que tiene en cuenta la participación de los sujetos en la propia definición de los asuntos que les atañen, con legitimidad comunitaria y sin tantas trabas administrativas e institucionales que impidan sus propios propósitos.

En el prólogo, escrito por Érica González Apodaca, hay una provocadora invitación a pensar si la vinculación comunitaria, aun dentro de la educación intercultural, reproduce o encubre formas de dominación que llevan al lingüicidio, al etnocidio y al epistemicidio, o si es posible hablar de vinculación comunitaria sin que exista determinado control comunitario sobre la planeación y la toma de decisiones relativas a la misma universidad. Hacernos estas preguntas implica pensar un tipo de vinculación que rebasa las formas instrumentales de entenderla para hacerse realmente comunitaria, autónoma, inscrita en sus propias lógicas como pueblos, y que por ello empuja a una apropiación del sentido de lo educativo distinto, que es base a su vez para entrelazarse con formas distintas de entender la vida social, política y económica.

Plantear estos puntos e introducirlos a la discusión coincide también con una invitación a repensar ideas y lugares comunes en torno a la vinculación con instituciones de educación superior. Enunciados tales como “transferir conocimiento universitario a las comunidades” pueden ser releídos en otras claves más críticas. Es sugerente interpretar la vinculación como un brazo más del extensionismo indigenista si no está entrelazada con procesos más participativos, autónomos y de justicia epistémica.

Preguntarnos, a propósito de la vinculación comunitaria en educación intercultural-indígena, si provoca una nueva extensión del indigenismo o de prácticas educativas eurocentradas en el proyecto social y científico de la modernidad y, por tanto, de herencias coloniales, es fundamental. El texto no plantea una salida tangencial, única, clara. Pero sus capítulos son una invitación a entrar en este debate y tal vez pensarlo de forma situada, desde el lugar que cada experiencia pisa y concretiza.

Sugiere la lectura del libro pensar si tendría sentido, bajo una educación comunitaria no instrumental e inserta en las experiencias de gestión comunitaria, el concepto mismo de vinculación comunitaria. ¿Qué ocurriría si lo universitario fuera comunitario? ¿Tendría sentido en esa experiencia educativa hablar de vinculación comunitaria? ¿Qué ocurría si el proyecto educativo comunitario fuera autónomo? Estas preguntas recuerdan el reciente debate legislativo en el país sobre la necesidad del reconocimiento de la educación comunitaria como distintiva de la pública y privada. Porque, tal y como ocurre en el reconocimiento de la tenencia de la tierra, la comunal o comunitaria, al estar inscrita justamente en otras lógicas, no puede ser comprendida dentro de los principios de tenencia privada o pública.

Para finalizar, considero que este libro, coordinado por Bruno Baronnet y Flor Marina Bermúdez Urbina, a través del relato empírico, situado, analítico y crítico de los autores de los capítulos, es una puerta para adentrarnos en estas y otras discusiones que renuevan y remueven el tema de la educación intercultural-indígena-comunitaria.

Recibido: 28 de Octubre de 2020; Aprobado: 18 de Noviembre de 2020

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