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Revista mexicana de investigación educativa

Print version ISSN 1405-6666

RMIE vol.24 n.83 Ciudad de México Oct./Dec. 2019  Epub Apr 23, 2020

 

Reseña

De Babel a Pentecostés. Políticas lingüísticas y lenguas indígenas, entre historias, discursos, paradojas y testimonios

Elizabeth Martínez Buenabad* 

*Profesora-investigadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Puebla, México, email: buenabad27@hotmail.com

Barriga Villanueva, Rebeca. 2018. De Babel a Pentecostés. Políticas lingüísticas y lenguas indígenas, entre historias, discursos, paradojas y testimonios. Ciudad de México: Secretaría de Educación Pública, Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe,


El libro De Babel a Pentecostés. Políticas lingüísticas y lenguas indígenas, entre historias, discurso, paradojas y testimonios brinda una información vasta y extraordinaria sobre los fracasos de la política nacional con respecto al bilingüismo en México (español-lenguas indígenas).

La autora del texto, Rebeca Barriga Villanueva -especialista en las líneas de investigación adquisición y desarrollo del lenguaje infantil en años escolares; políticas del lenguaje en México; lingüística y educación e historia de la lingüística en México, entre otras- coloca este texto, gracias a su mirada acuciosa y su pluma reflexiva, crítica y propositiva como un referente obligado de consulta a nivel nacional e internacional para los hacedores de políticas educativas y del lenguaje, formadores de docentes, historiadores de la educación y, desde luego, estudiosos de la lingüística aplicada y la sociolingüística.

La obra ofrece una compilación de nueve artículos producidos por Barriga Villanueva en los últimos años, en los que se concentran sus reflexiones e inquietudes tanto en aspectos teóricos y semánticos, como los que surgen del análisis de la información de campo y entrevistas a los actores en distintos espacios escolares. Asimismo, la autora fundamenta su trabajo con un recorrido histórico que va desde el México prehispánico hasta el Acuerdo Secretarial 592, que le permite afirmar: “que el problema de la diversidad lingüística ha sido desde el inicio de naturaleza conflictiva y paradójica, pues es portadora de visiones del mundo tan diversas como los pueblos que se han confrontado y se confrontan en el territorio que hoy llamamos México” (Barriga Villanueva, 2018:5).

Se podría considerar que el libro está escrito para un público especializado sobre las temáticas y líneas de investigación ya referidas; sin embargo, puedo decir que no es así, dado que por momentos se vuelve, bajo la escritura ligera y amena de Rebeca, una obra de corte histórico que contiene una serie de datos sobre instituciones, movimientos sociales y, desde luego, personajes clave en la historia de México que cobran un matiz controversial: por un lado, el papel que les ha dado la historia oficial y, por el otro, las contradicciones que se muestran mediante acciones y discursos en pos de “borrar” al indio y todo lo que de él y su contexto deriva, esto es, sus culturas y lenguas. Un ejemplo es el siguiente fragmento de un discurso de Justo Sierra:

Llamamos al castellano la lengua nacional no sólo porque es la lengua que habló desde su infancia la sociedad mexicana y porque fue luego la herencia de la nación, sino porque, sólo siendo la lengua escolar, llegará a atrofiar y a destruir los idiomas locales y así la unificación del habla nacional vehículo inapreciable de la unificación, será un hecho (Sierra, en Barriga Villanueva, 2018:33).

Estructura del libro

La obra ofrece una introducción y tres apartados que acogen los nueve artículos, además de un epílogo, bibliografía, los índices analítico y onomástico, más el apartado de anexos, lo que arroja en total 295 páginas llenas de una información vasta, crítica e interesante.

La introducción corta, pero muy precisa, titulada: “Los controvertidos caminos de las políticas lingüísticas mexicanas” expresa: “En la historia de México, las políticas dirigidas a los indígenas llenan uno de los capítulos más ricos, apasionantes y controvertidos, aún con muchas páginas vacías por llenar” (Barriga Villanueva, 2018:15).

Rebeca nos explica -en un artículo del libro- que desde mucho antes de la Conquista, hasta nuestros días se ha ido tejiendo una compleja urdimbre en torno al problema de la diversidad lingüística, que se hace tangible en el momento del primer encuentro entre dos mundos, el español y el indígena, con sus variadas lenguas, portadoras de visiones del mundo propias, que se confrontaban en un contacto, desde el inicio, de naturaleza conflictivo, por lo que esta historia está llena de intersticios.

Empero en este pequeño lapso, la autora confiesa que han ocurrido dos cambios contundentes en la Constitución: “He conocido la promulgación de leyes y acuerdos y he visto el surgimiento de instituciones cuya misión es reivindicar y legitimar a los pueblos originarios mexicanos” (Barriga Villanueva, 2018:15). Pero, tristemente, arguye que también ha sido testigo de que todos estos acontecimientos, en principio emblemáticos, no han logrado trascender -las más de las veces- los límites de un discurso prometedor que se estrella contra una realidad apabullante. Dado que “el desplazamiento, la pérdida de lenguas y las fracturas étnicas se reproducen una y otra vez, repitiendo el patrón de las inconsistencias de origen” (Barriga Villanueva, 2018:15).

En suma, este texto ofrece, puntualmente, varias expresiones de las políticas lingüísticas de México que impactan directamente en la educación de niños escolares, en un momento crucial de su desarrollo lingüístico, cognoscitivo y social.

Los tres grandes apartados de esta obra son:

  1. Asomos a una historia sin fin, que se compone de dos capítulos: “El movimiento pendular: rasgos distintivos de la historia de las políticas lingüísticas mexicanas” y “Políticas lingüísticas en la transición de dos siglos y el Acuerdo 592”.

  2. De la promisoria interculturalidad, que se refiere a los capítulos del tres al siete: “La interculturalidad y el bilingüismo entre respuestas”; “Miradas a la interculturalidad”; De la controvertida interculturalidad”; “Un camino tortuoso: de la oralidad a la escritura” y Leer y escribir en dos mundos”.

  3. Las consecuencias de una historia sin fin, compuesto por los capítulos ocho y nueve: Lenguas en contacto: el caso de una familia mazahua” y “Miedo a la palabra”.

El primer apartado, “Asomos a una historia sin fin” ofrece un sucinto marco histórico que concentra el recuento de políticas oscilantes e inconsistentes en diversos tiempos históricos, con ideologías antagónicas, sean las coloniales, las conservadoras o liberales, y las revolucionarias, que no han permitido asumir con contundencia el reto de la diversidad étnica y lingüística mexicana. Solo a partir del plurilingüismo se podrá comprender el movimiento pendular que ha caracterizado a la política del lenguaje de México, que empieza a oscilar mucho antes de la llegada de los españoles, debido a la heterogeneidad étnica y cultural existente. En apreciación de Rebeca, esta heterogeneidad, penosamente, se reducirá en una hegemonía y sumisión que incidirá en los nuevos programas y proyectos culturales, lingüísticos e ideológicos.

Podría decirse que la política del lenguaje en México nace desde el momento en que se da ese choque cultural entre el mundo español y el indígena con lo que la situación se torna desequilibrante. A partir de aquí comienza a gestarse la tensión permanente entre el español y las lenguas indígenas y se sientan las bases de una política lingüística oscilante, es decir, las políticas lingüísticas estarán entre el español y las lenguas indígenas independientemente de los periodos e hitos históricos vividos en México (Independencia, el México Revolucionario, el Cardenismo o bien, el levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional).

Todos estos acontecimientos históricos y políticos violentaron la oscilación del péndulo; todo parecía indicar que se detendría en un bilingüismo entre las lenguas indígenas y el español, sobre todo en los inicios del siglo XXI, pero no resultó así pese a la estabilidad aparente del modelo intercultural, que planteó algunos cambios radicales, pero solo a manera de discurso, como lo fue el Acuerdo 592 promulgado en 2011. Se trata de un documento con el fin de articular la educación básica en sus tres niveles: preescolar, primaria y secundaria. Este extenso Acuerdo resume la trayectoria de los cambios vertiginosos que se dieron en México y en la política lingüística en la década de los noventa. Sin embargo, esto no llega a los maestros, y si llega, no impacta en la formación de los niños indígenas, con lo que se pone en claro una vez más que se continúan arrastrando los problemas de siempre con respecto a la diversidad lingüística en México y las formas de enfrentarla.

El segundo apartado, “De la promisoria interculturalidad”, central en el libro, reúne cinco capítulos relacionados con los tres puntos medulares que vertebran la antología y que atizan el problema indígena: interculturalidad, bilingüismo y lengua escrita. En este se dejan oír las voces de los actores centrales de la educación, maestros y niños, que de manera genuina argumentan sus sentires y sus pensares. El tema de la educación intercultural -nos muestra Rebeca- sigue subsumido a lo indígena, y enfrenta el gran desafío de romper viejas concepciones sobre quiénes son indígenas y de reconocer las historias negadas que configuran lo que es México.

Por tanto, en este apartado la autora pretende encontrar y ofrecer algunas respuestas en torno a las partes sustantivas de la diada intercultural-bilingüe. Parte del hecho de que la primera se ofrece hacia fines de la década de los ochenta como una alternativa para la educación indígena en América Latina, en busca de un desarrollo autodeterminado por los pueblos indígenas. Ahora bien, esta interculturalidad puede verse con miradas múltiples, pero la que más le interesa estudiar a Rebeca es la interacción entre lenguas y culturas, dado que, según afirma, hay un gran desfase entre la acción y la palabra. Las prácticas interculturales solo son posibles en contextos de igualdad social, económica, lingüística y cultural.

Este posicionamiento nos conduce a repensar la construcción de políticas públicas dirigidas a la infancia, y a la infancia indígena en par­ticular, teniendo como referencia el reconocimiento de estilos culturales de aprender y estilos de socialización que desarrollan habilidades como autonomía y participación, calibrando el lugar de los sujetos en sus propias comunidades, pero también fuera de ellas, con la expectativa de apuntalar las condiciones de igualdad al resto de la población infantil mexicana. La importancia de invertir equitativa y eficientemente en este grupo poblacional será determinante para el presente y futuro del país.

En este apartado, Rebeca ubica como punto de arranque los años finales de la década de los ochenta, en el contexto en que las políticas lingüísticas se alinean con la educación intercultural bilingüe que se concibe, por los hacedores de políticas educativas como una suerte de panacea. En contraparte, la autora muestra, a partir de trabajo de campo etnográfico con dos grupos de maestros, unos del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y otros de la Universidad Pedagógica Nacional, cómo al ser maestros bilingües en escuelas primarias se genera todo tipo de contradicciones y paradojas educativas. Los dos grupos, en cuanto a su conformación étnica y lingüística, bien podrían ser representativos de una porción considerable de maestros bilingües en formación, que han estado sujetos a los cambios de políticas y todas sus consecuencias sociales y humanas, pero existe un consenso que expresa que la interculturalidad se siente como algo de fuera, ajena, no como una forma de vivir y de planear la enseñanza.

Por otra parte, tomando como punto de partida el trabajo etnográfico extraordinario en dos escuelas primarias de la Ciudad de México, una de Iztapalapa y otra de Coyoacán, la autora confirma varios de sus supuestos en torno a los conflictos y deudas históricas para con este sector poblacional.

Sobra decir que lo que escribe y argumenta Rebeca se sustenta en un trabajo de campo de varios años, lo mismo en localidades y familias, que en instituciones de educación superior y, desde luego, en las escuelas urbanas, en las que identifica niños migrantes, indígenas, así como una cantidad importante de problemas áulicos, de tensiones y paradojas en las políticas educativas y en particular sobre las del lenguaje:

Volver sobre mis pasos y volver a reflexionar sobre una temática que me obsesiona desde muy joven, me impele a hacer que esa zona de esperanza se agrande y transforme los discursos promisorios en acciones concretas. Si esta antología lo logra, habrá cumplido con sus objetivos (Barriga Villanueva, 2018: 19).

De ahí que la plusvalía del texto radica en la metodología heredada de “la etnografía, la observación participante y los testimonios. Vivir in situ los fenómenos de las lenguas y culturas en contacto ofrece una perspectiva totalmente diferente y esclarecedora” (Barriga Villanueva, 2018:19). En cuanto a los testimonios, ha sido muy revelador para la autora dar la voz a los sujetos de la política intercultural; ya que interpretar desde el sentir occidental implica peligros que pueden sesgar la realidad y romper las verdades diferentes a las propias. Solo a partir de ellos, logró sistematizar dentro de cánones científicos las evidencias reportadas. Rebeca agrega:

Puedo afirmar que todas las escuelas de la Ciudad de México en las que trabajé son representativas de una situación predecible que recorre una estrecha gama de posibilidades que va de la invisibilidad, negación, aceptación, folklorización, indiferencia e impotencia. Por fortuna, volviendo a intersticios, encuentro entre los resultados algunos que dejan una pequeña zona de esperanza. (Barriga Villanueva, 2018: 20).

Con todo lo anterior se puede concluir que el paradigma intercultural y bilingüe mantiene las tensiones, contradicciones y vacíos de los anteriores en aras de una verdadera simetría cultural y lingüística: “La interculturalidad, por un lado, al pensarse desde la verticalidad mestiza, traiciona su esencia y contribuye paradójicamente al desdibujamiento indígena. El bilingüismo, por su parte, es de naturaleza conflictiva y asimétrica” (Barriga Villanueva, 2018:68).

Hay, en suma, una ruptura entre la escuela y la comunidad; en una priman los valores primigenios; en otra, arrasan los valores occidentales. Fenómenos que conducen tarde que temprano a la consolidación de un proceso de mestizaje negador de las culturas originarias.

El último apartado, “Las consecuencias de una historia sin fin”, reúne dos artículos donde se reflejan con nitidez las consecuencias sociolingüísticas de las políticas educativas y lingüísticas: miedo, desplazamiento, español desviado de la norma y marca social ineludible, bilingüismo asimétrico y, el más doloroso: olvido consciente de la lengua materna.

Rebeca se detiene en una de las aristas más agudas, complejas y vigentes del problema indígena: oralidad y escritura. Para ello trata de dar respuestas a interrogantes como: ¿El alfabeto es realmente el pasaporte para la supervivencia de las lenguas indígenas? Si lo oral, la fascinación por la palabra hablada ha sido el rasgo distintivo de muchas culturas indígenas y el valor funcional de la escritura es tangencial a su estructura vital, ¿la falta de escritura es el motivo real de su desaparición o es más bien parte de un proceso irrefrenable de desplazamiento por el español, lengua oficial de dominio y prestigio?

Esto nos coloca en una reflexión clave de conflicto diglósico y cultural. El marcado contraste entre lenguas y culturas permanece presente a lo largo de la historia mexicana, los muchos planos de realidad dan también muchas interpretaciones posibles a un mismo hecho, “de ahí la palabra y el silencio; el replegamiento y la presencia como formas de resistencia” (Barriga Villanueva, 2018:150).

Para ir cerrando esta reseña, me gustaría referirme al último trabajo llamado “Miedo a la palabra”. Aquí, Rebeca reflexiona en torno a las consecuencias que emergen de circunstancias históricas, políticas, lingüísticas y educativas, todas ellas sumamente negativas, que han vivido los indígenas mexicanos. Recordemos que el lenguaje es crucial en la vida del hombre: “lo constituye, lo hace ser, sentir, pensar, comunicarse, estructurar su mundo circundante. ¿Qué sucede cuando esa capacidad innata se fractura por el miedo de expresarse?” (Barriga Villanueva, 2018:231). La respuesta salta a la vista. Algunos padres de familia orillados por el miedo a no ser reconocidos por la sociedad mestiza deciden abandonar la transmisión de su lengua materna a sus hijos enseñándoles el español. Con esto, nos indica Barriga, además de transgredir la condición mínima para la reproducción de una lengua, se abre un abanico de problemas de diversa índole que impactan a nivel individual y social.

El miedo del indígena construye una peculiar arquitectura de cimientos negativos: no ser, no participar, no hablar, vivirse invisible.

El miedo, que ha estado presente en la vida de los indígenas precipita grandes espacios de tensión y resistencia, callada, contenida, agresiva a la vez que sumisa. El miedo a la palabra de los indígenas mexicanos no es reciente, se gestó en tiempos muy remotos, pero se ha ido transformando y ha tomado características y manifestaciones particulares en momentos significativos de la historia (Barriga Villanueva, 2018:241).

Es por ello que a lo largo del texto Rebeca muestra que la denominación de interculturalidad y bilingüismo en una propuesta de política educativa no garantiza la equidad si no se reconocen y combaten las profundas causas de la desigualdad cultural y el racismo que ha caracterizado de modo permanente a este México multicultural y plurilingüe, pero en donde justamente esta diversidad lingüística y sociocultural se torna un problema de viejo cuño cargado de una deuda histórica para con los pueblos originarios de este país.

Por todo lo expresado, celebro que la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe de la Secretaría de Educación Pública haya tenido el gran acierto de publicar tan completa y fascinante obra en que se muestra, de manera analítica, los aciertos y desaciertos de las políticas educativas y lingüísticas que ha promovido el Estado mexicano en relación para con las lenguas indígenas. ¡Enhorabuena!

Referencias

Barriga Villanueva, Rebeca (2018). De Babel a Pentecostés. Políticas lingüísticas y lenguas indígenas, entre historias, discursos, paradojas y testimonios, Ciudad de México: Secretaría de Educación Pública-Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe. [ Links ]

Recibido: 30 de Septiembre de 2019; Aprobado: 15 de Noviembre de 2019

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