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Revista mexicana de investigación educativa

versión impresa ISSN 1405-6666

RMIE vol.23 no.78 Ciudad de México jul./sep. 2018

 

Reseña

Formación docente en el área de lenguaje: Experiencias de América Latina

Rebeca Barriga Villanueva* 

* Profesora-investigadora de El Colegio de México, Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios, Ciudad de México, México, email: rbarriga@colmex.mx

Romero Contreras, Silvia; Concha, Soledad. 2017. Formación docente en el área de lenguaje. Experiencias de América Latina. México: Editorial 12, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Universidad Diego Portales,


Los límites de mi lenguaje

son los límites de mi mundo

Wittgenstein

(Tractatus Logico-Philosophicus, 1921)

Indiscutiblemente, la enseñanza es un reto frente a la construcción de la arquitectura de un conocimiento significativo y sustentable; la enseñanza del lenguaje aumenta de manera considerable el reto, pues no solo es un complejo sistema de signos que se relacionan y combinan entre sí para comunicar; es una capacidad específica del hombre, recipiente de una visión de mundo que vertebra íntegramente su vida intelectual y emotiva; experiencia que es atravesada por él. Formar docentes en el área del lenguaje es, entonces, un reto de retos, pues no se trata únicamente de enseñar reglas gramaticales y ortográficas, sino de darle vida a una lengua en un contexto social dado. En este álgido y fascinante tema se concentra Formación docente en el área del lenguaje. Experiencias de América Latina.

En este libro, cuarenta especialistas -psicólogos, algunos; pedagogos, otros; todos interesados en docencia- de diversas ciudades de Chile, Argentina, México, Costa Rica, Nicaragua, Perú, Bolivia, Honduras y Colombia crean una polifonía orquestada por las editoras Soledad Concha, de Chile y Silvia Romero Contreras, de México, para dar cuenta de las múltiples facetas que se imbrican en esta enseñanza, compleja y desafiante, en la que el foco de atención está puesto en los actores centrales del periplo enseñanza-aprendizaje de la lengua: los docentes y su proceso formativo.

El libro está apretado de información, baste con asomarnos a su largo índice, una especie de caleidoscopio en el que cada giro del cilindro proyecta un trecho de la formación docente, entramado con otro trecho de la realidad de la lengua, que confluyen en el intrincado universo del desarrollo profesional. En efecto, en Formación… se sigue un itinerario de temas educativos prominentes que se viven en varios países latinoamericanos, de manera distinta, pero con los mismos resultados desalentadores. Países con una distancia geográfica, más o menos extensa, pero con una cercanía que los hace casi tocarse, al coincidir en los mismos problemas irresueltos por décadas y décadas, en torno a una capacidad intrínseca al hombre, que históricamente ha sido reducida a una mera asignatura (en este caso, el español y solo contadas lenguas originarias de Argentina y de México), que se suma a un listado de materias de un currículo escolar entrampado en los continuados y abruptos cambios de grandes o parciales reformas educativas, emanadas de políticas lingüísticas y educativas las más de las veces poco consistentes y contradictorias. En estas condiciones es fácil adivinar la motivación que subyace al libro: explorar en la causa-raíz del magro desempeño de los estudiantes de lenguaje en varios países de América Latina y, por ende, la enorme necesidad de repensar y transformar las anquilosadas formas de enseñanza del lenguaje centradas en una paralizante normatividad prescriptiva cuya solución dista mucho de encontrarse.

La estructura del texto es sencilla, descansa sobre la base de cinco secciones compuestas por un total de 19 capítulos, contenidos entre dos ejes temáticos: la formación docente -centrada en procesos reflexivos, pedagogías específicas para la enseñanza, estándares y evaluación de la lengua- y la lectura, la gran protagonista del libro que le da cohesión y coherencia a su objetivo. Cada una de las secciones está dedicada a un país, o a varios, y a las acciones más relevantes para sembrar en la enseñanza del lenguaje impartida por docentes. Se busca transitar de una enseñanza meramente atomizada y procedimental de la lectura y la escritura escolares a la que ofrecen otros contextos sociales donde el lector abreva de los saberes más significativos de la cultura escrita circundante. Con ello se reabre el debate, hasta ahora sin resolver, sobre los contenidos que se han de enseñar en la escuela y el papel que tienen los maestros en su elección. Ya no más un docente ceñido a un currículo y sí un docente activo y propositivo que sabe motivar a sus estudiantes.

La primera sección la ocupa la Introducción, a cargo de las editoras, dedicada a la puesta en escena de las dificultades más ingentes que supone la enseñanza del lenguaje a maestros, desde las más externas como las políticas educativas hasta las más íntimamente relacionadas con la lengua misma, ya oral, ya escrita, y con sus dos complejas caras: la comprensión y la producción. Con gran claridad, Soledad Concha y Silvia Romero dan un panorama completo de la génesis del libro y sus objetivos y ofrecen un nítido y acabado resumen de todos y cada uno de sus capítulos. Complementa esta primera sección el interesante trabajo sobre los procesos de formación continua.

A partir de la segunda sección, los capítulos estarán dedicados a problemas específicos de cada uno de los países que participan en el proyecto: Chile, Argentina, México y, finalmente, en la sección cinco aparecen las indagaciones de autores de varios países de América Latina, quienes ofrecen resultados de Guatemala, Bolivia, Costa Rica, Nicaragua, Perú y Colombia. Independientemente de que algunos países participan con una mayor cantidad de investigaciones, todos, sin excepción, presentan ideas innovadoras para propiciar una formación docente que corra pareja con una enseñanza que responda a las necesidades de la educación moderna, ya inserta de lleno en los avances tecnológicos que posibilitan la educación a distancia y los modelos cibernéticos que están revolucionando patrones cognitivos de aprendizaje de la escritura y la lectura.

Dada la riqueza de información que cada trabajo aporta, y sin pretender repetir el itinerario trazado por las editoras en su completo resumen, en adelante, me detendré en dos de los escenarios más significativos, ya por lo sobresaliente del problema tratado, ya por las propuestas que buscan inaugurar un nuevo modo de pensar la formación docente. Para ello, seguiré una suerte de estrategia lúdica que me permita itinerar de aquí para allá, espigando y dando botones de muestra que despierten la curiosidad de los legos y la necesidad de los doctos de reflexionar sobre un tema, siempre controversial, que atañe de manera global a la sociedad latinoamericana.

En la primera parada elijo el tema privilegiado del texto: la lectura, que puebla todo el libro -colaborativa, interactiva, oral, en silencio, de cuentos, de vivencias personales- cualquiera que sea la modalidad, la mirada recae en ella. Por un lado, se le conceptualiza como un complejo proceso cognitivo imbricado con la comprensión y la reflexividad, capacidades fundamentales en la actividad lingüística, muy especialmente en la lengua escrita de los niños escolares que, por su edad y momento de desarrollo, están en plena reorganización de su sistema lingüístico. Leer es un reto que pone en juego esas capacidades. No leer bien y no saber descubrir las entretelas del lenguaje es un lamentable desperdicio.

Es precisamente la comprensión lectora la piedra de toque en las evaluaciones del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), por los catastróficos resultados obtenidos en la mayoría de los países de América Latina. La explicación a esta situación, difícil de suyo, podría emanar del desconocimiento del significado prístino de comprender, largamente confundido con repetir o imitar o, en última instancia, de descifrar el código de la lengua aprendida. Leer no es reconocer y unir grafías de manera veloz. Este es un severo problema para los docentes a quienes no se les ha enseñado a distinguir la diferencia entre leer textos de corrido y comprender de corrido lo leído. Entre leer literal y leer lo que subyace a las palabras hay un abismo que hay que remontar. A la lectura se la ve, por otro lado, como la gran generadora de proyectos, modelos y programas exitosos e innovadores para enseñar lengua. Así es, varios de los capítulos de Formación… se ocupan de promover y transformar la enseñanza del lenguaje, en general, y de la lectura, en particular. Resulta llamativo analizar los nombres de estos proyectos, por demás elocuentes: un buen comienzo, ECOS (experiencias comunicativas en situaciones variadas de lectura y escritura), Verse para enseñar a comprender, ELE (entrenamiento en lectura escolar), ADA (amigos del aprendizaje), Leer es estar adelante, TEPCES (talleres de evaluación, planificación y capacitación educativa) con su campaña “Vamos a leer. Leer es divertido”. En todos estos proyectos, salta a la vista el poder y relevancia que cobra el verbo leer como fuente dinámica de acciones positivas y reivindicadoras del valor que representa la lectura en la vida del hombre; también salta la necesidad imperiosa de remontar la tradicional concepción de la enseñanza de la lengua, entrampada en prácticas acartonadas que no propician la actividad infantil creativa. Un buen comienzo con el lenguaje y la lectura es el pasaporte seguro a la comprensión misma del mundo en que vive el niño. De ahí el significado vital del andamiaje entre los formadores de docentes y entre el docente y sus estudiantes.

En mi segunda parada, menciono dos capítulos cuya temática gira en torno a la interculturalidad, la educación indígena y la inclusión de la diversidad, de decisiva importancia en nuestros países latinoamericanos conformados por un alto componente indígena, invisibilizado y discriminado como consecuencia de políticas educativas integracionistas y nacionalistas que han dejado a los indígenas al margen de su legítimo derecho a la educación en su lengua. El privilegio de la escritura y la lectura en sus propias lenguas les ha sido vedado. Todo docente en formación debería estar consciente de la realidad lingüística del país donde enseña y de los beneficios de una interculturalidad bien entendida.

En la sección de Argentina se dedica el capítulo “Ecos de todas las voces: una propuesta de alfabetización intercultural”. Este tipo de alfabetización busca articular -en el proceso de enseñanza aprendizaje de la lengua oral y escrita- aspectos cognitivos con otros comunicativos, teniendo en cuenta los rasgos del contexto cultural en el que se mueven los niños. Con base en los lineamientos del Programa ecos, muy exitoso con pequeños de barrios humildes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se aplicaron las mismas estrategias de experiencia etnográfica y de interacción de maestros, padres y niños para realizar la alfabetización inicial bilingüe en las comunidades tobas del Chaco y en las áreas rurales de Córdoba. La consigna de que “todas las voces se escuchen en la clase” se cumplió en una interculturalidad real donde se dio la intercomprensión y el interaprendizaje buscados entre los miembros de distintas etnias argentinas.

Por otra parte, en la sección de México, país de alta diversidad lingüística, se relata una experiencia semejante cuyo objetivo era doble: crear una nueva asignatura “Lengua indígena en México” y la preparación de maestros bilingües (bialfabetizadores) para impartirla. Su propuesta plasmada en parámetros curriculares -bajo el enfoque de las prácticas sociales de la lengua, con énfasis en la lectura y la escritura- favorece el trabajo grupal, adaptado a los estilos culturales de los pueblos indígenas. En esta propuesta el concepto de educación es sumamente importante ya que se cimienta en la trasmisión de valores, como se hace en los pueblos originarios de Mesoamérica. Los primeros resultados que se han obtenido son con las lenguas maya, náhuatl, ñhañhu y tutunakú. Sin embargo, lo ambicioso de la propuesta y la magnitud de diversidad de lenguas y dialectos que forman el mapa lingüístico de México requiere de una inversión institucional y humana a muy largo plazo.

Para finalizar mi itinerario me propongo hacer una última parada de recapitulación que me permita subrayar las fortalezas y debilidades de Formación… No quisiera que fuera una lista de halagos sino puntos para reflexionar e ir a la acción concreta, imprescindible en todos los que estamos en el ámbito educativo, donde este libro siembra. En primer lugar, destaco el espacio de esperanza que alberga a los docentes en cuanto a las realidades concretas de la enseñanza del lenguaje. Derriba, con propuestas sólidas, el escepticismo provocado unas veces por la larga historia de proyectos boom que nacen y mueren con la misma rapidez, merced a las necesidades o caprichos de los cambios impuestos por las reformas y políticas educativas; otras veces por la fragilidad de sus métodos o improvisación de su planeación. En este sentido, será necesaria una lucha continua e inteligente para preservar los proyectos valiosos, más allá de sus nexos con las instituciones gubernamentales y políticas. En cuanto al reto de enseñar el lenguaje, capacidad inherente al hombre, plasmado en una lengua dada, sea español, japonés o náhuatl, hay mucho trabajo de sensibilización que realizar. Por el lado del lenguaje, hacer conscientes a los docentes del enorme compromiso que tienen de despertar en ellos mismos, y luego en los alumnos, la necesidad de usarlo en todo momento con creatividad y pertinencia como un arma poderosa en la comunicación social; por el lado de la lengua enseñada, motivar a los niños. con estrategias lúdicas y razonadas a conocer su estructura y sus reglas, para ello será necesario dejar la memorización y la copia para fomentar la reflexión continua y permanente que los lleve al descubrimiento de sus mecanismos. Será importante, también, dejar de lado malinterpretaciones discriminatorias que nieguen la completud de las lenguas originarias. Sorprendentemente, hay todavía creencias falsas sobre su naturaleza y su potencialidad para escribirse y leerse. Fomentar una interculturalidad horizontal es imperativo categórico en las escuelas latinoamericanas, cuya diversidad lingüística es insoslayable.

Uno de los atractivos del libro es, desde luego, su versatilidad y riqueza temática. Si bien todo se construye alrededor de dos ejes centrales, todos y cada uno de los capítulos conectan con muchos otros temas aledaños a la enseñanza del lenguaje y a la formación de los docentes. Junto con la versatilidad, destaco la abundante bibliografía que acompaña a todos los capítulos, prueba de la relevancia del tema. Además del rico aparato crítico, hay una serie de apoyos gráficos que esclarecen los problemas investigados. Esta versatilidad se percibe también en las metodologías seguidas, se presentan desde estudios de caso con población infantil reducida hasta diseños de escala a nivel nacional.

Tocante a los autores, llama la atención el trabajo colaborativo entre varios de ellos; salvo contadas excepciones, la mayoría de los capítulos son elaborados por varios participantes. Se rescata, entonces, el valor del equipo, que se refleja también en los postulados de muchos de los proyectos en los que la enseñanza ha de ser colaborativa. El apartado “Sobre los autores” nos da una clara idea de su perfil y de su trayectoria continua en terrenos educativos en los que la tríada investigador-docente-niño se hace fundamental para alcanzar el unicornio azul de la educación: hacer más atractiva, gratificante y significativa la experiencia escolar.

En suma, Formación… es un libro importante, original, que invita a una reflexión continua y crítica del papel esencial de los docentes para revertir el mundo educativo y para darle sentido a la enseñanza del lenguaje. Rescata la esperanza de que leer pueda llegar a ser resultado no de una iniciativa del Estado sino una actividad natural, y no de una campaña sino de un gusto y una necesidad individual, al tiempo que grupal, fuera de la iniciativa de un Estado ofreciendo prebendas. Sí, Formación… esconde en sus páginas un reto de retos y busca con denuedo que el horizonte de los lectores sea amplio para que su lenguaje no tenga límites.

Recibido: 31 de Mayo de 2018; Aprobado: 28 de Junio de 2018

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