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Revista mexicana de investigación educativa

Print version ISSN 1405-6666

RMIE vol.22 n.75 Ciudad de México Oct./Dec. 2017

 

Reseñas

El movimiento como analogía explicativa del desarrollo lingüístico

Odette Hernández Cruz* 

*Becaria de El Colegio de México, Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios, Ciudad de México. México, email: ohernandez@colmex.mx

Barriga Villanueva, Rebeca. 2016. Lenguaje en movimiento. Estudios del lenguaje 11, Ciudad de México: El Colegio de México, Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios,


No puede existir un título más icónico para un libro que logra atrapar distintos momentos del desarrollo lingüístico que el de Lenguaje en movimiento, pues es un hecho que los cambios y reestructuraciones del sistema lingüístico infantil se manifiestan en todos los niveles de análisis del lenguaje y son abordados con sumo cuidado, coherencia y pericia en este libro que retoma la serie Estudios del lenguaje, destinada a albergar los trabajos de estudiantes de doctorado. De inicio, en el prólogo, la editora del libro, Rebeca Barriga Villanueva, explica su génesis; los avatares para convertir los trabajos de un curso de “Adquisición y desarrollo del lenguaje” en artículos académicos rigurosos y evaluados, con un hilo conductor articulado y coherente; ofrece también una mirada abarcadora y elocuente sobre el complejo proceso del desarrollo lingüístico con sus ires y venires a lo largo de la infancia, y subraya la importancia de motivar nuevos caminos de investigación que den a conocer las profundidades de este desarrollo.

Enseguida vienen cinco capítulos; investigaciones de jóvenes doctorandos, cuyas temáticas no solamente muestran una visión innovadora y atractiva del desarrollo, sino que nos llevan a reflexionar en la multifactorialidad que supone estudiarlo: niveles lingüísticos, edades varias, sectores sociales diversos, situaciones de habla variadas y adquisición monolingüe y bilingüe.

Por su naturaleza surge el reconocimiento de este trabajo, pues reúne -en un mismo espacio- un panorama sobre el continuo que supone cambios en cada nivel lingüístico y su ascenso a otro; es decir, permite ver en un todo, lo que en cada uno sucede y las relaciones que con los otros establece. Este es uno de los aciertos de Lenguaje en movimiento: muestra cómo el desarrollo lingüístico no se estanca en un solo nivel, sino que supone el concurso de todos para orientar al niño hacia su competencia comunicativa y lingüística.

En “La configuración ascendente de la entonación no asertiva en español: un acercamiento cualitativo a su adquisición”, su autor, Carlos Ivanhoe Gil, se ubica dentro de la fonética y fonología, pero necesita de la pragmática para explicar con amplitud los fenómenos entonativos. Recurre a una metodología transversal que le permite comparar el habla de cuatro niños de distintas edades. Con su conocimiento preciso de los procesos fonéticos y fonológicos y con los beneficios de la metodología moderna, el “praat”, Gil atrapa e interpreta las realizaciones de estos niños a la luz de su uso espontáneo en distintas situaciones comunicativas. Todo ello lo lleva a buscar una explicación de la distribución entonativa en la intencionalidad.

Por su parte, en la Caracterización del sujeto gramatical en la adquisición y desarrollo del español como lengua materna”, Glenda Zoe Lizárraga dirige su foco de atención en la sintaxis con nexos evidentes con la semántica. Los niños estudiados están en un momento específico del desarrollo de la frase nominal que, necesariamente, los lleva de la mano hacia la semántica de la oración. Nuevamente el método transversal se hace notar, se aplican dos pruebas que mantienen un mismo objetivo: dar cuenta de la flexión del sujeto gramatical en el habla infantil. La muestra se conformó a partir de un niño de 2.9 años, y dos niñas, una de 5.2 años y otra de 6.6 años, siendo así representativa de tres etapas distintas. Las sesiones se distribuyeron en tres partes que permitían la familiarización, el habla espontánea y, por último, una prueba dirigida. Su eje principal se establece en la sintaxis pues admite al sujeto gramatical como el preponderante con respecto a los demás elementos de la oración, así como una concordancia flexiva esperada. Encuentra que el desarrollo se mostró de manera gradual, complejizándose de acuerdo con la edad y nivel escolar, siendo la frontera más sobresaliente entre los 5 y 6 años, motivada, seguramente, por la escolaridad y el contacto directo con la escritura, crucial en el desarrollo de estos años.

Erik Daniel Franco, por su parte, aborda las “Definiciones de palabras sobre emociones, sensaciones y sentimientos en niños de edad escolar”. Franco camina entre la lexicología, la lexicografía y la semántica, tratando de explicar cómo se desarrollan las nociones, aparentemente inasibles, de las emociones y las sensaciones a partir de diez palabras. Se sabe que en el campo del lenguaje infantil hay cosas que aparecen con antelación a otras, una de ellas es la comprensión sobre la producción, lo cual se tomó en cuenta dentro de los objetivos y la metodología que empleó el autor, permitiéndole obtener las explicaciones de los niños, en sus propios términos, sobre la felicidad, la enfermedad, el amor, el asco, la emoción, el dolor, el miedo, pero también la preocupación, el enojo y la tristeza. La muestra se conformó con seis niños de tres grados de primaria (1°, 3° y 6°), mientras que el instrumento empleado fue un ingenioso ejercicio de asociación de imágenes y palabras, aunada a una sesión de preguntas sobre el significado de los términos mencionados. Las respuestas de cada niño se evaluaron con puntuaciones, contando las partes que integraron sus propias descripciones. En las consideraciones finales de Franco, nuevamente se hace evidente un desarrollo paulatino que muestra cómo los conocimientos infantiles se construyen a partir de su propia experiencia y se convierten en un factor vital que le da significación al léxico que utilizan y van adquiriendo a lo largo de su paso por los años escolares.

“El infinitivo narrativo de la lengua purépecha en los relatos infantiles”, de Alejandra Aranda, nos permite entrar en el complejo mundo de la adquisición de una lengua originaria mexicana y ver cómo dentro de la naturaleza estructural de las narraciones, la morfología y la sintaxis se unen en un morfema especial, “el infinitivo narrativo”, que se presenta de manera incipiente en los niños de primero y se fortalece en los de sexto, no obstante el contacto directo y cotidiano con el español. Dentro de los resultados más interesantes encontrados por Aranda, está el de los verbos conjugados que se localizan estructuralmente en la introducción de la narración; en tanto que los infinitivos se encuentran en el nudo y el desenlace; lo sobresaliente es explicar si el comportamiento del infinitivo narrativo podría estar relacionado con el purépecha en contacto con el español. Cabe resaltar que la metodología seguida por esta autora fue especial, pues la investigación se llevó a cabo dentro de un ámbito bilingüe. La muestra se obtuvo en una “escuela indígena bilingüe”, donde la enseñanza se hace en español, sin importar que el purépecha sea la lengua que más se habla, fenómeno cuya problemática refleja una realidad actual y se hace extensiva a muchas regiones de habla indígena del país.

Finalmente, Luis David Meneses se estaciona en la semántica muy de la mano de la sintaxis y de la pragmática en “La ambigüedad en el desarrollo lingüístico infantil”, con el objetivo de dar cuenta del complejo fenómeno de la ambigüedad y de la dificultad que enfrentan en su manejo niños de tres grados escolares distintos. Meneses postula que, de manera evolutiva y paulatina, la ambigüedad que se produce en todos los niveles de la lengua es reconocida por los niños, aunque el semántico, por sus nexos con la comprensión y lo cognitivo, requiere del conocimiento infantil más profundo de las formas sintácticas y de los posibles significados de las palabras. La investigación realizada por Luis David Meneses tuvo lugar en Xalapa, Veracruz, en una escuela privada que representa al sector social medio a medio alto y con una muestra de 24 participantes, la más amplia dentro de las investigaciones que reúne este libro. Realizó dos tipos de análisis: cualitativo y cuantitativo, que lo llevaron a sintetizar en sus consideraciones finales, reunidas en ocho puntos, interesantes cuestiones de índole metodológica y teórica. Él encuentra que el trabajo en equipo es más estimulante para los niños y que entienden mejor las tareas propuestas; refiere también que son los niños mayores los que pueden distinguir mejor las sutilizas de la ambigüedad, sobre todo la sintáctica y la de alcance. En esta investigación, como la de las otras del libro, se hacen palpables los cambios que presentan los niños conforme al estadio de desarrollo en el que se encuentran, lo cual muestra que el desarrollo lingüístico es, en general, un movimiento de reorganización continua de las estructuras preexistentes que llevan al niño a ser un hablante competente.

Por último, la parte final de este libro está dedicada a un conjunto de útiles índices, onomásticos y temáticos, que integró Omar Daniel Martínez. Su beneficio es indiscutible, ya que guían al lector con certeza al lugar donde se localizan los fenómenos, procesos y conceptos sobre los que indagaron los autores.

Llaman la atención las distintas teorías y metodologías seguidas por los autores de los capítulos -todas transversales, pero con sus diferencias particulares- para atrapar el lenguaje infantil en movimiento. Las etapas de los niños investigadas van desde las tempranas hasta las tardías en diferentes momentos de desarrollo, donde se observa con claridad la reestructuración del sistema lingüístico infantil que se acompaña ahora de la lectura y escritura como factor crucial de cambio. La riqueza de este libro está en el tamaño de las muestras, las tareas para la producción del fenómeno o proceso descrito y la bibliografía como sustento procedente no solo de adquisicionistas sino de especialistas en los niveles trabajados. Vemos a Tomasello, Peterson y Macabbe conviviendo con Humboldt, Nippold, Coseriu, Chamoreau, Labov, Jackendoff, Katz, Lara, Lastra, Hess y otros más, entramando su pensamiento con las ideas bien cimentadas de los especialistas innovadores.

Lenguaje en movimiento cumple con el objetivo de su editora, presentar y abrir nuevos caminos de investigación que describan y expliquen las múltiples avenidas por las que atraviesa un niño en su desarrollo lingüístico. Penetrar en caminos del lenguaje infantil como lo hicieron este grupo de jóvenes investigadores no es sencillo, pues requiere la delicada finura para manipular el dato a partir de la exploración; sensibilizarse ante lo que supone es una etapa de suma importancia en la vida del hombre y recordar que, en cada estructura lingüística del niño, existe un trabajo que va tanto de lo interno a lo externo y viceversa, que es digno de investigarse.

Recibido: 18 de Agosto de 2017; Aprobado: 20 de Agosto de 2017

Autor para correspondencia: Odette Hernández Cruz, email: ohernandez@colmex.mx

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