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Revista mexicana de investigación educativa

versión impresa ISSN 1405-6666

RMIE vol.19 no.61 Ciudad de México abr./jun. 2014

 

Reseña

 

El día a día de la educación especial

 

Dalia Evelyn Sánchez Fuente

 

Antonio Padilla Arroyo (coordinador). (2013). Arquetipos, memorias y narrativas en el espejo: infancia anormal y educación especial en los siglos XIX y XX, México: Universidad Autónoma del Estado de Morelos/Casa Juan Pablos Editor.

 

Estudiante del doctorado en Educación en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Av. Universidad 1001, col Chamilpa, 62209, Cuernavaca, Morelos, México. CE: dalia_evelyn@hotmail.com.

 

Texto recibido: 4 de julio de 2013
Aceptado: 10 de noviembre de 2013

 

Los trabajos de Antonio Padilla Arroyo acerca de la anormalidad se han convertido en referencias fundamentales para aquellos interesados en el estudio y la comprensión de los temas de la anormalidad y la discapacidad en México y en América Latina. El autor pretende ofrecer una mirada distinta a este campo y pensar de otro modo la idea de la educación dirigida al sector de la población que demanda atención a sus necesidades educativas. Sus propuestas han sido motivo de reflexión para quienes indagamos en las prácticas y representaciones de los distintos actores que construyen el día a día de la educación especial. Si bien el libro es producto de la contribución de autores y autoras, Antonio Padilla no sólo lo imaginó sino que dirigió su materialización.

Debo advertir que no es mi pretensión hablar de cada autor en específico. Me parece adecuado hacerlo conjunto porque confieso que la lectura me comprometía a escuchar a cada uno sin interrumpirlos. De esta manera obtuve una visión global, pude tenerlos frente a mí dialogando con sus proposiciones.

Reseñar la obra significa de manera personal responder a la pregunta: ¿por qué estudiar la infancia anormal? En cada uno de los capítulos, las y los autores dan respuesta a esta interrogante que no es unívoca ni lineal. El análisis de la infancia anormal y su explicación, por sí misma, obliga a atravesar la educación como tal, tanto la regular como la especial, y mostrar los procesos que involucran lo que, a su vez, permite dar cuenta del alcance de las políticas educativas en torno a la inclusión.

Los autores proporcionan distintos enfoques para elaborar una crítica teórica y práctica de los saberes y técnicas de la educación especial, permiten la deconstrucción de procesos e imaginarios. A lo largo de las trescientas sesenta y ocho páginas invitan al lector a mirar en el espejo desde el cual se ha forjado y observado a la niñez anormal, presentan todo o casi todo de lo que se mira en él, pero, ¿cuál es ese espejo? La resolución la descubrirá el lector muy temprano, en sus primeras páginas, y al final del libro la contestación tendrá tantos halos como reflejos tiene dicha tabla de cristal.

Cada autor permite una mirada sobre la escuela, sobre sus fortunas, imposibilidades, verdades, farsas, realidades, recuerdos, obsesiones, olvidos y utopías. La escuela se vuelve un laboratorio de observación exhaustiva, de experimentación, de vigilancia, de diagnóstico e intervención pedagógica y terapéutica sobre la infancia difícil, esto es, de niños y niñas indolentes, tardos de entendimiento, espíritu negado, enfermos intelectuales, de seres peligrosos o seres desvalidos, vulnerables e incluso indeseables, atípicos, deficientes, discapacitados, sordos, ciegos, cojos, bizcos, mancos, zurdos y retrasados mentales, deficientes escolares, individuos especiales, retrasados, minusválidos, inútiles, patitos feos, chuecos, inservibles, morenos, blancos, sobrenormales, superdotados, excepcionales, sobrevaluados, sobresalientes, precoces, tercos, divertidos, tontos, truhanes, perversos, locuaces, taciturnos, buenos, tranquilos, graciosos, serios, educados, buen salvaje, idiota, cretino, imbécil, carente, deforme, loco, perverso, desaplicado, irrespetuoso, histérico, epiléptico, nervioso, que divaga, que juega, que se distrae, de mirada perdida, de los y las que nadie quiere, segregados, abandonados. Son estos seres de los que se ocupa y aparecen en el libro. La educación y la escuela especiales se constituyen en el espacio en que se delimitan y clasifican esos atributos o esos defectos. Ahí surgen los ensayos y las estrategias para atenderlos. Ante esto, las preguntas que asaltan son: ¿Las representaciones que encierran esas denominaciones y estos conceptos han quedado verdaderamente superadas? ¿Realmente se ha admitido que esos grupos poseen capacidades productivas y educativas para su plena incorporación y convivencia?

El material que el lector tiene en sus manos es una fotografía del imaginario en torno a la educación especial y a la infancia anormal, constituye una radiografía de los sistemas de significados y los procesos de construcción de esos significados. Los autores revelan el imaginario de los distintos actores, en específico de aquellos que tienen el contacto día a día con los otros, con la discapacidad, que enfrentan a la anormalidad desde su rol como profesional y como persona. Por tal motivo es también la fotografía de las prácticas en torno a los sujetos anormales, "individuos en circunstancias especiales", como lo mencionan Aguilar y Mahn, así como de los maestros y los profesionales que se agrupan en torno a ellos.

En cada memoria, en cada narrativa, en cada arquetipo que se configura y se explica se revela una maquinaria que produce representaciones sociales en torno a la anormalidad. De este modo, se logra armar una mirada bastante extensa sobre el tema. Casi sin percatarse, el lector se coloca en una perspectiva desde donde se mira un horizonte distinto al que se sabía que existía, en el que se vislumbran tales representaciones y prácticas que dan por resultado una cultura escolar específica.

Por otra parte, es posible percatarse de los indicios que llevan a comprender los motivos que impulsan a cada autor a preguntarse acerca de las relaciones entre infancia normal y anormal, entre educación regular y especial, a reconocer las experiencias y las ideas, los juicios y prejuicios de los actores que se involucran en el quehacer cotidiano del aula, de aquello que no cuadra, que no embona en ningún espacio y que conforman la otredad, lo diverso.

¿Qué se piensa cuando la mirada voltea y visita junto con los autores la genealogía y arqueología de la educación especial? El contexto político, social y cultural que conforman los procesos de formación de los Estados/ nación, entre ellos el principio universal de la educación obligatoria y secular para todos los niños y las niñas y que obliga a voltear la mirada hacia un tipo de infancia que, por sus condiciones, debía ser examinada en todas sus dimensiones biológicas, psicológicas, sociológicas, antropológicas, jurídicas, pedagógicas de tal manera que, se concluyó, requería de una atención especializada emergente. En los congresos en los que se trató el tema de la infancia, la anormal tuvo que ser parte de la agenda de investigación y de intervención. En ellos se debatieron las necesidades sociales y se involucró a distintas comunidades científicas que circularon y divulgaron sus hallazgos con sus apremios para concebir y diseñar mecanismos de control social y disciplinario sobre esta franja de población infantil:

[...] El establecimiento de institutos en la República, no sólo es una necesidad [de formar] buenos hijos de familia y útiles ciudadanos para la patria, en lugar de seres desgraciados, sometidos a una vida puramente animal, sino también un remedio que la sociedad y el gobierno deben suministrar [...] Es a la sociedad a quien toca regenerar tanto ser desgraciado y a vosotros Señores Miembros del Consejo, iniciar tan santa obra1 (El Monitor de la Educación Común, citado en Antonio Padilla Arroyo, 2013:64).

¿Qué se piensa cuando desde el poder se pretende gestar una especie de limpieza del desecho social? ¿Qué se piensa cuando existe un discurso sincrónico en el que el niño anormal desafía al sistema? ¿Qué pasa cuando existen discursos (de todos los actores) legitimados desde la medicina, la pedagogía y la psicología?

La invención y la lenta construcción de la educación especial fue una de las novedades pedagógicas más importantes para posibilitar la transformación del niño anormal en elemento útil para la sociedad sin entorpecer la tarea de los niños normales ni la de los docentes. Por supuesto tal modalidad de servicios educativos requirió la formación de especialistas y de maestros capacitados para identificarlos y atenderlos, formulando clasificaciones y representaciones que legitimaron su saber y las prácticas educativas consecuentes.

En otros reflejos, la obra comparte la experiencia de actores que pusieron en práctica sus ideas de lo que se concebía la labor de la educación especial en tanto un mecanismo de garantizar el acceso a la escolarización:

[...] igualdad democrática no puede significar el aplastar a unos y levantar a otros por los cabellos para nivelarlos, sino que igualdad democrática es equivalencia de oportunidad educativa; en otras palabras, dar a cada uno la educación que necesita, la única que puede rendir provecho para sí y para la colectividad (maestra Carolina Tobar García citado en Padilla Arroyo, 2013:83).

Así cada uno de los trabajos permite dilucidar la dialéctica entre lo pedagógico y lo clínico. Cada autor palpa al cuerpo del anormal y facilita su apropiación, permite concretar una mirada, transparente y franca hacia el sujeto anormal. En gran medida se expone lo cotidiano de los profesionales de la educación especial, sus trayectorias personales, profesionales e institucionales.

La obra en comento recupera las experiencias educativas en distintos escenarios lo que permite tener una imagen casi completa de la infancia anormal y de la educación especial. Los autores, con sus aportaciones, amalgaman una perspectiva que se integra al registro de trabajos históricos acerca de las políticas, los modelos, los métodos, los materiales, la escuela y la educación especial, es cierto que aún pocos y de ahí su importancia y sus méritos valiosos.

Esta obra habla de lo que no se habla, da voz a los otros en todos los sentidos. Sobre esta última idea, deseo expresar palabras que se reflejaron después de entrar en comunicación con los autores: si guardamos silencio, si cerramos los ojos, si callamos por un momento, si nos distraemos por un instante en la nada, entenderemos, miraremos y escucharemos lo que resuena en las aulas.

 

Nota

1 El Monitor de la Educación Común, año 1, núm. 20, Buenos Aires, Consejo Nacional de Educación, diciembre de 1882, pp. 635-638.         [ Links ]

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