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Revista mexicana de investigación educativa

Print version ISSN 1405-6666

RMIE vol.18 n.57 Ciudad de México Apr./Jun. 2013

 

Editorial

 

Investigaciones sobre el aprendizaje de los jóvenes

 

Investigating the learning process of young people

 

¿Se sabe leer y escribir lo suficientemente bien en el bachillerato y en la universidad? ¿Se ha preguntado a qué responde la dificultad de sus estudiantes de hacer una síntesis y construir argumentos? ¿Cómo nos convertimos en lectores competentes? ¿Usted consideraría que el blog constituye un recurso pedagógico para apoyar la lectura y la escritura? ¿Impacta el hecho de poseer una laptop en los procesos de aprendizaje? Siguiendo con la tendencia de presentar temas relevantes y de gran actualidad para el campo de la investigación educativa, la Revista Mexicana de Investigación Educativa presenta, tanto en su sección temática como en la general, una serie de artículos relacionados con los procesos de aprendizaje de los jóvenes bachilleres y universitarios.

En la sección temática, Alma Carrasco, Fátima Encinas, María Cristina Castro y Guadalupe López Bonilla, coordinadoras del número, hicieron una espléndida selección de artículos sobre la lectura y la escritura académicas en los niveles medio superior y superior. Estos textos ayudan a responder a las preguntas planteadas arriba. Este tema, sin duda alguna, llega en un momento oportuno. En México, los niveles post básicos tendrán que recibir a un número creciente de jóvenes en virtud de la composición demográfica del país. Por si esto fuera poco, en 2008 arrancó una reforma en el nivel de educación media superior y en 2011, se proclamó la obligatoriedad de este nivel. Los textos que Usted podrá consultar rastrean las aportaciones del campo, discuten conceptos y hacen propuestas concretas. Carlino, por ejemplo, sugiere "alfabetizar académicamente" a los jóvenes, lo cual equivale a situar la escritura para poder ampliar sus habilidades de lectura y escritura en mayor grado. López Bonilla, por su parte, apunta que las prácticas disciplinares y escolares son un "recurso de reflexión pedagógica" que podría dotarle de identidad a la enseñanza de la lengua en el bachillerato.

Aguilar González y Fregoso Peralta se ocupan de la comprensión lectora de un grupo de estudiantes de posgrado (n= 60) y observan que son escasas las estrategias para apoyar la lectura de textos científicos. Es entonces el propio estudiante quien construye sus estrategias en la medida que interactúa con los textos. Otro estudio empírico en el nivel de bachillerato es el que presentan Miras, Solé y Castells quienes muestran, con un rigor académico digno de destacarse, la tendencia de que los jóvenes con creencias más sofisticadas sobre la construcción del conocimiento (epistemología), despliegan mejores habilidades de lectura y escritura.

Si en la educación básica se ha trabajado arduamente para fomentar la lectura, en el nivel universitario aún hay retos que enfrentar; dar por sentado que la competencia lectora existe invariablemente en estos jóvenes es un error. Esto tiene un agravante. Según Vega López, Bañales Faz y Reyna Valladares, en las instituciones de educación superior, nacionales e internacionales, no se promueven conocimientos, procesos y recursos que habiliten al estudiante como lector "competente" en tareas basadas en múltiples documentos.

Construir argumentos no sólo es útil para la trayectoria profesional del joven, sino también para el despliegue de sus capacidades democráticas. Por ello, el texto de Castro Azuara y Sánchez Camargo es de gran importancia. Al analizar 40 ensayos escritos por estudiantes universitarios, detectaron que hay una estructura "prototípica" que, en ocasiones, la citación no es aprovechada, que en lugar de la confrontación de ideas impera un tono normativo y que la expresión de opiniones propias es escasa. ¿Están las universidades mexicanas cumpliendo con su función de formar profesionales con la capacidad argumentativa necesaria? ¿Se generan mayores competencias argumentativas en algunas carreras que en otras? ¿Qué datos sobre capacidad argumentativa existen en México? ¿Es el Centro Nacional para la Evaluación de la Educación Superior (Ceneval) el único repositorio de este tipo de información? Se requiere un trabajo mayor para responder a estas preguntas; que el texto de Castro Azuara y Sánchez Camargo contribuyó a formular.

Con resultados distintos a los de Castro y Sánchez; Reyes Angona, Fernández-Cárdenas y Martínez Martínez ubican su trabajo en la literatura sobre el uso de las tecnologías de la información para discutir si el blog puede ser un medio colectivo para impulsar aprendizajes de lecto-escritura. El trabajo toma como caso de estudio a una universidad privada de México, utiliza una metodología mixta y como informantes a estudiantes quienes afirman que ese espacio virtual les sirvió para "alfabetizarse académicamente".

La sección temática cierra con un texto de Ávila Reyes, González-Álvarez y Peñaloza Castillo, quienes hacen un repaso de los distintos programas puestos en marcha en la educación superior de Chile para alfabetizar académicamente a sus estudiantes. Este trabajo es útil pues coloca en la mesa de discusión diversos puntos que pueden condicionar el desarrollo de la alfabetización académica. En primer lugar, es importante tener una correcta conceptualización de la competencia de escritura, que puede ser vista como una habilidad básica y transversal o como una práctica cultural y específica (Carlino). Asimismo, es necesario que las instituciones educativas apoyen con recursos, espacios y se establezcan exámenes sobre comunicación escrita para verificar la efectividad de toda iniciativa para alfabetizar académicamente a los jóvenes universitarios.

En la sección de artículos generales tenemos tres aportes que seguramente enriquecerán las recientes iniciativas en materia de políticas educativas. ¿Es verdad que las computadoras portátiles refuerzan el aprendizaje de los estudiantes universitarios? García Alcaraz, Corrales Prieto y Maldonado Macías responden a esta pregunta con un artículo que sobresale por su buen proceder metodológico. Los autores ubican su estudio en tres instituciones de educación superior de Ciudad Juárez, Chihuaha, encuestan a 373 estudiantes y corroboran que no existe una relación directa entre el manejo de software y la eficiencia académica y la eficacia académica, sino que es indirecta y se da a través de los usos académicos. Este hallazgo da la pauta para pensar qué apoyos pedagógicos son necesarios al proveer de computadoras portátiles a los estudiantes universitarios.

Fuertemente relacionado con el tema del aprendizaje, Steinmann, Bosch y Aiassa hablan de la motivación de los jóvenes argentinos (n=135) por aprender ciencias. El estudio muestra, entre otras cosas, la importancia del profesor en las trayectorias de los estudiantes, pues la mayoría declara que una mala relación con el docente puede afectar el interés por alguna asignatura de tipo científica. La pregunta es si los docentes y sus instituciones son plenamente conscientes de ello.

Por último, Gallego-Ortega, García-Guzmán y Rodríguez-Fuentes nos invitan a reflexionar en la manera en que los universitarios españoles (n= 20) planean sus ejercicios de escritura. Estos autores encuentran que los jóvenes no poseen un "conocimiento profundo" del macro proceso cognitivo de la planificación de la escritura y tampoco son conscientes de la diversidad de objetivos que pueden inducir a la elaboración de un texto. Junto a otras investigaciones, Gallego-Ortega y colaboradores corroboran que la escritura se ejerce "más por el cumplimiento de un deber que por el gusto o placer personal".

 

En el camino de la reseña crítica

La valoración crítica del trabajo de los colegas es una de las actividades primordiales de toda comunidad científica, por ello, la dirección de la RMIE, en conjunto con el Comité Editorial, se han propuesto mejorar significativamente esta sección. Para ello, se han descrito de manera más puntual las características requeridas:

Una reseña suele cumplir una doble función. Por una parte, presenta una síntesis de los contenidos de un libro que se considera de interés. Esto permite que lectores potencialmente interesados se enteren de la existencia y de algunas características del libro reseñado. Por otra, la reseña proporciona una valoración del libro reseñado, poniéndolo en relación con un campo de problemas y con otras obras y discusiones en ese campo. Síntesis y valoraciones suelen estar integradas en el texto de la reseña y suponen una distancia con respecto a la obra reseñada. Por esta razón, las reseñas las suelen realizar especialistas en el campo del libro reseñado. La Revista Mexicana de Investigación Educativa desea privilegiar reseñas de tipo crítico y esta cualidad se acrecienta cuando existen observadores "imparciales" de los trabajos de los investigadores.

Considerando lo anterior, y como es habitual, cerramos el número con la sección de reseñas. En esta ocasión incluye el comentario experto de María de Ibarrola sobre el libro En el camino formación para el trabajo e inclusión: ¿hacia dónde vamos?, coordinado por Enrique Pieck; la mirada fresca y analítica de Sara Aliria Jiménez-García, aborda el libro Redes, comunidades, grupos y trabajo entre pares en la investigación educativa, coordinado por Norma Georgina Gutiérrez; y finalmente, el lúcido análisis de Adrian de Garay, quien reseña el libro coordinado por Eduardo Weiss, Jóvenes y bachillerato.

 

PEDRO FLORES CRESPO, DIRECTOR

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