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Revista mexicana de investigación educativa

versão impressa ISSN 1405-6666

RMIE vol.16 no.51 Ciudad de México Out./Dez. 2011

 

Editorial

 

Rindiendo cuentas y abriendo nuevos derroteros

 

Rendering Accounts and Expanding New Horizons

 

Con este número la revista concluye un año más de labores, el segundo en el cual me ha correspondido estar al frente y conocer desde dentro este esfuerzo editorial. El tiempo pasa y las cosas cambian. Algunos de sus giros nos llenan de orgullo, como podrían ser los avances, la autocrítica y lo que ésta abre hacia adelante. Pero también enfrentamos eventos dolorosos, que nos afectan no sólo en el terreno personal y afectivo, que sin duda es muy relevante, sino también como comunidad especializada en el análisis de lo educativo.

Nuestra querida y respetada Josefina Granja hace unos pocos días se ha ido, pero no nos ha dejado, seguirá con nosotros por la marca que supo dejar en todos los que tuvimos la oportunidad de conocerla personalmente, leerla o compartir con ella distintas tareas dentro del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, el Departamento de Investigaciones Educativas y otros espacios. Sin duda su partida nos entristece y constituye una gran pérdida para nuestro campo, pero pervive en su legado. Nos seguirá acompañando y orientando a través de su obra, su trabajo y la influencia que el contacto cotidiano con ella en múltiples afanes y tareas compartidas queda en cada uno de nosotros. Por ello queremos rendirle un muy merecido homenaje dedicándole este número. Un gran abrazo y nuestras más sentidas condolencias a toda su familia, no sólo la directa, sino la académica, compuesta por todos los que la conocimos: sus colegas más cercanos, sus estudiantes y lectores.

Como ya se ha vuelto tradición desde el último número del volumen XIII (2008), presentamos en él nuestro informe anual de labores, en que damos cuenta de la operación cotidiana y lo que ocurre tras bambalinas en el trabajo que realizan nuestras editoras, órganos colegiados, dictaminadores y colaboradores. A todos ellos, nuestro más profundo reconocimiento. El informe puede ser consultado en detalle al final del número, pero es importante recordar sus objetivos y destacar algunos datos relevantes.

El espíritu continúa siendo el señalado por nuestra querida Susana Quintanilla, mi predecesora en esta tarea, cuando apareció por primera vez impreso como parte del último número del año 2008 el primer informe de este tipo. Susana anunciaba que se trataba de elaborar y poner a disposición del público "una especie de radiografía a partir de la cual cada quien pueda realizar un diagnóstico de esta publicación, valorar el enorme esfuerzo que ésta representa y proponer medidas para su supervivencia y mejoría".

Resulta importante destacar, no sólo que seguimos teniendo la valiosa colaboración de un gran número de autores, sino que nuestra cartera de dictaminadores se ha ampliado y diversificado, haciendo posible, con su compromiso, profesionalismo y generosidad, mantener y mejorar la pertinencia, actualidad y calidad de los trabajos que ofrecemos a nuestros lectores, así como la puntual aparición de nuestra publicación impresa y en línea. Por ello, como en otras ocasiones, además de nuestro más amplio agradecimiento a todos los que hacen posible cumplir con los objetivos planteados por nuestros órganos colegiados, la radiografía va acompañada por un enlistado de quienes nos apoyaron con la lectura y la dictaminación de los manuscritos.

Cabe también reiterar nuestro reconocimiento a la excelente tarea realizada por Elsa Naccarella y Guadalupe Espinoza, haciendo en esta ocasión una mención especial a su dedicación y buena disposición para brindar tiempo adicional a sus tareas habituales para echar a andar, con el inapreciable apoyo y capacitación que nos ha brindado a todos los participantes de rmie Alfredo Meneses-Matilde, el proyecto de modernizar y hacer más transparente nuestro proceso de gestión editorial.

Como en las ocasiones anteriores, Elsa y Guadalupe reunieron y sistematizaron la información acerca de los eventos principales de nuestra revista a lo largo de 2011 (en particular los nuevos proyectos, el número especial de aniversario y los avances en la coordinación con nuestras revistas hermanas), así como de todo lo que hay detrás de las páginas impresas: los manuscritos recibidos, su procedencia geográfica e institucional, los resultados de la convocatoria para las secciones temáticas, el proceso de dictamen, los dictaminadores, los lectores y autores, su nacionalidad y adscripción institucional. Este tipo de análisis nos permite vislumbrar el Rindiendo cuentas y abriendo nuevos derroteros cuidado y la búsqueda de condiciones que, dentro de lo posible, garanticen juicios expertos y equitativos para el conjunto de textos recibidos.

Respecto de las preocupaciones expresadas en el primer informe, en el último año se ha ido avanzando en cuanto a promover con mayor énfasis las reseñas, para mantener informados a nuestros lectores sobre las novedades editoriales en las distintas áreas temáticas del COMIEy seguimos empeñados en promover el debate y la propuesta de nuevas líneas investigativas a través de las distintas modalidades de contribución aceptadas por nuestra revista. Todas las contribuciones, incluyendo las reseñas, son revisadas por expertos de acuerdo con nuestro reglamento.

Pero además de rendir cuentas, presentamos en el presente número, por un lado, un conjunto de trabajos que profundizan en problemas anteriormente analizados, especialmente los referidos al empleo de nuevas tecnologías como medios para apoyar, promover la innovación y organizar de mejor manera los procesos de enseñanza-aprendizaje en distintos niveles del sistema educativo. Retomando también la problemática del abuso y la violencia escolar, cuyas consecuencias —por el papel que puede tomar la escuela en el proceso de construcción de una ciudadanía consciente de sus obligaciones y derechos, capaz de reclamarlos y de enfrentarse decididamente a las acciones que atentan contra la dignidad, el respeto a la integridad o la diversidad presente en nuestra sociedad— resultan de gran importancia para el desarrollo educativo nacional. Como señalan Valadez y colaboradores, en el artículo que publican en este número, la escuela posee una función formativa y de incorporación de los individuos a los códigos sociales y culturales de la sociedad, pues es un espacio donde se establecen relaciones cotidianas entre estudiantes y entre éstos y sus profesores, que constituyen procesos no formales de apropiación de valores y hábitos prevalecientes en un momento y espacio determinado. En la escuela se producen múltiples intercambios, algunos de ellos permiten y potencializan el desarrollo social y personal, pero otros lo obstaculizan, generando consecuencias negativas para los alumnos y para la propia escuela.

Por otro lado, este número abre dos nuevas temáticas que consideramos debieran ser atendidas y discutidas por un mayor número de miembros de nuestra comunidad de investigación educativa. La primera veta o línea de investigación, se enmarca en la tradición de análisis de gobernabilidad y cambio institucional, el trabajo de López y colaboradores refiere específicamente a los efectos de la actuación de las autoridades institucionales en el desarrollo y consolidación de las organizaciones educativas. Si bien los contextos de la política pública y los criterios de asignación de recursos a las instituciones de educación superior (IES) se comparten a nivel nacional en el caso de los programas federales y entre las instituciones públicas de un mismo estado, en los programas estatales la hipótesis que sostienen los autores es que los rasgos de las trayectorias y las posturas de las autoridades, los procesos de elección y legitimación de las mismas en las IES son muy diversos, por lo que se propusieron en el proyecto que reporta el artículo una parte, analizar los efectos de estos elementos en el desarrollo de las instituciones.

La segunda línea se ocupa de distintas facetas vinculadas con los procesos de enseñanza y difusión de distintas ramas de la ciencia en países donde el desarrollo de este ámbito es todavía insuficiente. Basta con recordar la distribución disciplinaria de la matrícula nacional, especialmente en el nivel licenciatura, para aquilatar la importancia de profundizar en los procesos de formación de investigadores y especialistas en los distintos campos de conocimiento, así como en la necesidad de encontrar nuevas y mejores formas de difundir la relevancia de la ciencia en el desarrollo y el bienestar de las sociedades contemporáneas en la región iberoamericana.

Manuel Franco e Irlan von Linsingen, realizan una aproximación inicial a la relación política científica y educación científica y tecnológica. Para hacerlo, se plantean tres niveles de análisis del problema: el primero, describe el nacimiento de la Popularización de la Ciencia y la Tecnología (PCT) articulándolo con el contexto de las reflexiones hechas en América Latina sobre la política científica en la segunda mitad del siglo XX. En un segundo momento, problematizan la PCT mostrando las visones e intereses de los diversos actores involucrados en estos procesos. Finalmente, proponen algunos elementos clave para analizar las implicaciones de la política científica sobre la educación.

Las diversas tareas de un académico requieren habilidades y experiencias distintas. También revisar a fondo en qué consiste la relación enseñanza-aprendizaje, pues no se trata de transmitir contenidos (para esto probablemente bastarían tanto los libros, como las nuevas herramientas multimedia disponibles), sino de compartir pasiones y habilidades, despertar, respetar y propiciar la curiosidad, que finalmente es el fundamento del descubrimiento y la innovación, así como promover el conocimiento y dotar de las herramientas disponibles y la necesidad de buscar las estrategias más adecuadas para responder a las preguntas e inquietudes, cuestionando hasta qué punto son suficientes o satisfactorias las explicaciones disponibles.

El largo recorrido en la formación de un científico implica diversas etapas, saber qué se sabe, es decir, convertirse en un lector especializado y crítico de los avances de conocimiento logrados, pero también ser capaz de descubrir los huecos, cuestionar los hallazgos y proponer nuevas miradas y estrategias de solución a los problemas técnico-metodológicos de la disciplina. Así, en esta línea podríamos incluir, por un lado algunos elementos aportados por el trabajo de Pauline Moore y Esther Narciso quienes destacan que se ha estudiado detalladamente el proceso de alfabetización inicial en lengua materna, así como también sobre los lectores expertos, pero que hay relativamente poca investigación sobre las etapas intermedias para profundizar nuestro conocimiento sobre el proceso de desarrollo del lector como tal. Los autores buscan recuperar las creencias acerca de la actividad lectora de los entrevistados y señalan una diversidad de modos de aproximarse a la lectura.

También podría incluirse en esta línea de exploración el trabajo de Alanís, quien señala que su reflexión no tiene la intención de promover que los profesores-investigadores hagan una carrera docente; aunque con justicia señala que muchos de nuestros alumnos lo agradecerían enormemente y que, no me queda más que coincidir con él, más de uno de nosotros debería hacerlo. Su propósito es destacar el hecho de que, si parte de nuestro trabajo consiste en impartir docencia, deberíamos aprender a manejar algunos elementos didácticos y pedagógicos mínimos para hacerlo de una manera decorosa. Lo que en un sentido pone en cuestión los contenidos de los programas formativos de posgrado y, por otro, la forma de concebir el proceso de enseñanza aprendizaje en las distintas áreas de conocimiento ejemplificando, en este caso, con la formación de posgrado de los nuevos historiadores. Con su trabajo nos invita a realizar una autocrítica, a reconocer que un doctorado en Historia o haber publicado un libro, no certifica ni da las herramientas necesarias para enseñar por lo que deberíamos dedicar una parte de nuestro tiempo a reflexionar sobre la manera en que estamos enseñando, métodos y materiales didácticos.

Desde mi perspectiva esto sin duda es necesario, pero habría que reflexionar de manera más general sobre los procesos de generación de conocimiento y la multiplicidad de tradiciones disciplinarias en términos de enseñanza- aprendizaje que son característicos de las distintas áreas de conocimiento. Los intentos por develar los procesos vividos por los aprendices de investigador, de abrir la caja negra del tránsito entre lector y hablante autorizado (autor), como señalan Carrasco y Kent, constituye un momento clave para analizar las condiciones que se requieren para impulsar a los nuevos aspirantes a científicos en el proceso de construcción de respuestas a sus inquietudes y en la búsqueda de interiorizar y poner en juego los recursos con que cuentan para poder cumplir con las exigencias de la comunidad de referencia y lograr que sus resultados sean considerados válidos y meritorios de publicación.

Alma y Rollin destacan que, en un proceso cosmopolita de difusión y valoración del conocimiento generado, uno de los factores fundamentales se asocia al aprendizaje y dominio de otros idiomas. En las reflexiones que nos plantean destaca la que señala que asimilar un idioma no es sólo aprender otra forma de denominar las mismas cosas, sino que implica conocer la lógica que subyace en la construcción gramatical y la estructura de argumentación del inglés para quienes no es su lengua materna, lo que supone el doble esfuerzo, no sólo de generar el conocimiento sino de traducirlo (no sólo en términos lingüísticos, sino en cuanto a la estructura lógica de argumentar y presentar las evidencias en la lengua considerada como más comúnmente aceptada por los espacios periódicos de mayor circulación e impacto), lo que requiere de una considerable energía por parte de los estudiantes de la comunidad latinoamericana.

Esperamos que estas nuevas miradas o ángulos de indagación contribuyan en la construcción de nuevos campos y colectivos de trabajo que permitan consolidar, no sólo nuestra publicación sino, centralmente, la investigación educativa en nuestro país.

 

Rocío Grediaga Kuri, Directora

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