SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.15 issue46Los rectores de las universidades públicasJóvenes mexicanos: trayectorias escolares y laborales author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Revista mexicana de investigación educativa

Print version ISSN 1405-6666

RMIE vol.15 n.46 Ciudad de México Jul./Sep. 2010

 

Reseña

 

Trabajar en redes: nuevo modelo de investigación

 

Estela Maldonado Pérez

 

Didou Aupetit, Sylvie y Etienne Gerard (2009). Fuga de cerebros, movilidad académica y redes científicas: perspectivas latinoamericanas, México: IESALC/ CINVESTAV/ IRD.

 

Estudiante del doctorado en Ciencias Sociales, en la línea de Sociología de la Educación Superior generación 2010–2013, de la Universidad Autónoma Metropolitana–Azcapotzalco, México. CE: estelamp@gmail.com

 

Entre los que se van, entre los que se quedan y entre los que no regresan; las cifras sobre la movilidad de formación estudiantil se balancean de manera desigual, sobre todo para aquellos países que han invertido tiempo, financiamiento y esfuerzo en la formación de su capital humano en el extranjero, con la esperanza inequívoca de desarrollar la ciencia y la tecnología local. Estas memorias forman parte de los trabajos emprendidos por la UNESCO en 1998 sobre los flujos migratorios de personal capacitado del Cono Sur hacia los países más industrializados.

Primero fueron las políticas de formación de los cuadros en territorio nacional; después el financiamiento extraordinario para los "elegidos" que se van a universidades y laboratorios de "otros mundos"; ahora se impone la creación expedita de mecanismos de repatriación y retención de científicos en el país de origen. ¿Qué está pasando? La formación en el extranjero se ha convertido en una moneda de dos caras, por un lado se presenta un mayor intercambio de conocimiento y un establecimiento de redes internacionales pero, también, se convierte en "fuga de cerebros" o "pérdida de talentos".

¿Qué hacer ante el éxodo de científicos? ¿Cómo atraer a los investigadores de otros países? ¿Cuál será la clave para que la formación en el extranjero no se revierta? Éstas fueron algunas de las reflexiones que emergieron durante el seminario internacional Fuga de cerebros, movilidad académica y redes científicas. Perspectivas latinoamericanas, realizado en marzo de 2009 en la Ciudad de México, fue auspiciado por el Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) de la UNESCO, el Centro de investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV) y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En torno a una mesa redonda, varios especialistas sobre el tema analizaron la formación en el extranjero desde la perspectiva latinoamericana, no solamente porque los procesos de movilidad han sido parte de la agenda de estos gobiernos desde los años setenta sino para hacer un balance de este fenómeno a nivel regional.

¿Por qué no todos los que se van a formar al extranjero regresan a su país? Simon Schwartzman, investigador brasileño, recordó que los procesos de movilidad han sido muy antiguos e incontrolables. Desde el siglo XIX, las élites latinoamericanas mostraron una fuerte tendencia de formación profesional en los países más industrializados, antes era Europa y ahora es Estados Unidos, pues "la legitimación de la ciencia depende de dónde y con quien se estudia" (p. 64). En contra de esta tendencia de occidentalización y con el fin de evitar la fuga de cerebros, Brasil ha adoptado mecanismos restrictivos: los alumnos de posgrado realizan estancias cortas en el extranjero y, si no regresan, deben reembolsar al Estado el costo de sus estudios. Si bien ciertamente regresan a su país, el problema viene después cuando, por un lado, no hay puestos suficientes para aprovechar las competencias adquiridas en el exterior ni, por el breve tiempo, pueden establecer lazos con sus colegas en el exterior.

En el caso de los académicos mexicanos en Estados Unidos, explicó Francisco Marmolejo, los procesos de movilidad son vistos como un arma de dos filos. Tomando como ejemplo la migración de capital calificado, el investigador mencionó que, según datos del Consejo Nacional de Población durante 2005, había más 4 mil 523 mexicanos con nivel de doctorado en ese país y que esta cifra era corroborada por la información del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), que reportaba una tasa de fuga de cerebros hacia Estados Unidos de 5% de sus ex becarios. De ahí, afirmó Marmolejo, la urgencia de tomar medidas para recuperar a los investigadores y conocer las causas que los retienen en otras latitudes.

Evidentemente es importante realizar estudios de posgrado en el extranjero, pero también —sostuvo Eduardo Remedi— deben regresar con la garantía de encontrar las condiciones adecuadas para desarrollarse en su campo disciplinario. Esto es, reforzar políticas de retención de élites, ofrecer salarios adecuados, valorar y respetar el trabajo del investigador para que permanezca en su país de origen.

El enemigo no solamente está en casa, apuntó Jorge Balan, también se encuentra en los países receptores pues los más desarrollados utilizan, desde hace varios años, estrategias para retener a los talentos dentro de su planta de investigadores. Canadá, Inglaterra, Estados Unidos, Australia, Alemania, son algunos ejemplos de los países que poseen mecanismos para captar a los mejores alumnos extranjeros cuando realizan estudios de posgrado. Evidentemente se convierten en un fuerte polo de atracción para los científicos del Cono Sur que carecen de estructuras, apoyo financiero y reconocimiento de su quehacer científico.

¿Qué hacer ante esta competencia desigual? La propuesta de Balan en este sentido plantea tres vertientes: a) diseñar políticas de movilidad que consideren el comportamiento de los países "raptores" de talentos; b) fomentar el trabajo en red con quienes migraron y c) hacer el doble play y fungir como países receptores de estudiantes internacionales.

En el caso de Argentina, comentó Ana García de Fanelli, la migración de capital humano es un problema más complejo. Asociado con la carencia de datos duros, los eventos socio–políticos han contribuido al éxodo de la comunidad científica, primero por formación, después por exilio y ahora por la globalización. Indudablemente los tomadores de decisiones de Argentina han creado políticas de repatriación desde 1980 como el Programa Raíces. No obstante, estos programas no han sido suficientes, debido al fantasma de la falta de puestos de trabajo y las oportunidades de crecimiento disciplinario.

Otra mirada sobre los procesos de formación en el extranjero fue precisamente la planteada por Catherine Agulhon, la adaptación a un medio y a una cultura diferente. Los aspectos financieros, burocráticos y de valorización de sus competencias juegan un papel importante en la decisión de permanencia en el extranjero; según con las cifras presentadas por el ministerio de Educación francés, en 2007 había 15 mil estudiantes del continente americano, de los cuales la tercera parte eran latinoamericanos. Estos estudiantes son de varios tipos: con o sin beca; unos trabajan y otros dedican tiempo completo al estudio; algunos tienen problemas de idioma, de adaptación, de alojamiento; en fin, del habitus del estudiante en formación en un territorio extranjero. ¿Cuál será el efecto de estos factores en los procesos de movilidad? ¿Cómo logran superar estas barreras los estudiantes de América Latina?

Los procesos de formación en el extranjero también pueden ser analizados desde una perspectiva diferente: el retorno y la transferencia de saberes. A partir de 3 mil 861 encuestas aplicadas a investigadores de 64 instituciones mexicanas, Etienne Gerard y Rocío Grediaga mostraron de qué manera impacta la formación adquirida en las universidades extranjeras en las trayectorias profesionales de los científicos en el momento en que regresan a su país de origen. Un análisis de esta magnitud sirvió a los autores para mostrar que el establecimiento de redes, las formas de trabajo, la transmisión de conocimientos, las competencias adquiridas por los investigadores mexicanos en el extranjero no impactan de manera homogénea en los colectivos de trabajo del país de origen. Éstas varían en función de las modalidades de socialización, la tradición disciplinaria, los convenios de colaboración, las estructuras institucionales, en fin, de los lazos que establecen los científicos mexicanos con sus colegas en otras latitudes.

Trabajar en red, estrechar los lazos de investigación, traspasar las barreras geográficas y participar —de manera virtual o presencial— en grandes colectivos de investigación, al parecer es una apuesta que se impone como nueva dinámica de trabajo de los investigadores hoy en día. Para Hebe Vessuri, el trabajo en redes de conocimiento trasciende las fronteras y acerca a los científicos. Entonces, ¿por qué obligarlos a permanecer en espacios que carecen de estructuras de desarrollo disciplinario si el trabajo colegiado en redes permite franquear estos problemas? ¿Cuáles son las ventajas de trabajar en redes científicas? La investigadora responde en función de su experiencia en Venezuela en el área de ciencias sociales: el trabajo en redes de investigación fomenta la publicación conjunta, permite el acceso a más información y posibilita la actualización continua, entre otras ventajas. Ante este panorama la pregunta se vuelve inevitable: ¿será posible reformar las políticas para fomentar el trabajo colegiado en grupos internacionales?

Por su parte Pascal Renaud, presentó un balance de las comunidades de investigación virtuales: sus características, objetivos y su inserción institucional. Con la ayuda de varios ejemplos exitosos, el investigador francés indicó que las prácticas de trabajo colegiado han cambiando con la utilización de nuevas herramientas de comunicación. La deslocalización del investigador, la pertenencia a "colegios invisibles" forman parte de los nuevos modos de trabajo de los investigadores. Programas impulsados por la Nacional Aeronautics and Space Administration (NASA) o la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN por sus siglas en francés) de Ginebra son algunos ejemplos de los proyectos que reagrupan estudiosos de todo el mundo con un solo fin: desarrollar el conocimiento. Esta manera de trabajar, coincidió Patricia Gascón, se vislumbra como una nueva práctica que aprovecha los saberes internacionales en proyectos específicos. De ahí, afirmó la investigadora mexicana, la necesidad de fomentar institucionalmente el desarrollo de las redes de investigación para participar en este movimiento internacional.

En fin, el tema sobre los procesos de movilidad de formación en el extranjero resulta ser muy complejo, no solamente por la falta de datos duros, el desconocimiento de las causas, la falta de control sobre los efectos no deseados, la transmisión de conocimiento o las pocas políticas congruentes sino, también, porque indudablemente es un tema que afecta de manera lacerante a los países del Cono Sur, enfatiza Sylvie Didou. ¿Cuántas políticas serán necesarias instrumentar? ¿Cuántos análisis deberán de llevarse a cabo para que los procesos de formación en el extranjero den los frutos esperados? Se ha dado un primer paso: establecer un estado del arte a nivel regional para conocer la problemática y ubicar las diferentes aristas del fenómeno. Después, propone Didou, la estrategia se vislumbra como ineludible: establecer una agenda de investigación y una agenda de políticas para América Latina y el Caribe. Lo anterior con el fin de conocer la magnitud del fenómeno, aumentar la efectividad de los programas dirigidos a "la retención, a la repatriación y a la transmisión de los saberes" (p. 56).

Caminos cruzados, decisiones erradas, apuestas extremas, redireccionamiento de políticas, decisiones emergentes, este ha sido hasta ahora el panorama latinoamericano en cuanto a la formación de cuadros en el extranjero. Después de este análisis, algo queda claro: la movilidad internacional de los científicos latinoamericanos es un asunto regional, es un asunto tema que debe ser atendido para equilibrar la balanza de la producción del conocimiento científico en los países de América Latina y del Caribe.

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License