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Revista mexicana de investigación educativa

versión impresa ISSN 1405-6666

RMIE vol.15 no.46 Ciudad de México jul./sep. 2010

 

Investigación

 

Análisis de los logros académicos de niños de primer grado, en relación con sus habilidades iniciales

 

Yolanda Guevara Benítez, Juan Pablo Rugerio Tapia, Ulises Delgado Sánchez y Ángela Hermosillo García

 

Profesores–investigadores de la Facultad de Estudios Superiores–Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México. México. Avenida de Los Barrios núm. 1, colonia Los Reyes Iztacala, 54090, Tlalnepantla, Estado de México, México. CE: yolaguevara@hotmail.com

 

Artículo recibido: 31 de julio de 2009
Dictaminado: 10 de febrero de 2010
Segunda versión: 16 de febrero de 2010.
Aceptado: 17 de febrero de 2010

 

Resumen

Este trabajo analiza las relaciones que guardan los niveles de aptitud inicial mostrados por los niños, en habilidades preacadémicas y lingüísticas, y sus avances académicos a lo largo del primer grado de primaria. Se compararon los resultados de una serie de evaluaciones aplicadas a 156 niños de primer grado, de cuatro escuelas públicas de una colonia de nivel sociocultural bajo, de un municipio del Estado de México; para analizar su avance y desempeño se eligieron los 10 alumnos con mejores resultados académicos, 10 de nivel medio y 10 de bajo. Resultando que quienes lograron un nivel alto en habilidades al final del ciclo escolar fueron quienes mostraron un nivel inicial entre medio y alto, y que ingresaron a la primaria con un desarrollo previo de habilidades lecto–escritoras entre medio y alto. Los que ingresaron con bajos niveles de aptitud sólo alcanzaron niveles bajos o medios en su desempeño académico final.

Palabras clave: habilidades, lingüística, lecto–escritura, matemáticas, educación básica, México.

 

Abstract

This paper analyzes the relations between children's initial aptitude levels in pre–academic and linguistic skills, and their academic progress during the first grade. A comparison was made of the results of a series of evaluations of 156 first–graders in four public schools in a neighborhood with a low socio–cultural level, in a municipality of Estado de México. To analyze progress and performance, thirty students were selected: ten with high academic results, ten with average results, and ten with low results. The students who attained a high skill level by the end of the school year were those who showed an initial level that was average to high, and who entered elementary school with literacy skills of an average to high level. Students enrolling with low levels of aptitude reached only low or average levels in their final academic performance.

Keywords: skills, linguistics, literacy, mathematics, basic education, Mexico.

 

Introducción

La falta de acceso a la escuela, la deserción y la repetición se consideran entre los mayores problemas de los sistemas escolares contemporáneos. Torres (1998) plantea que el más serio es la repetición, que afecta a los primeros grados de la escuela primaria y, de modo especial al primero, punto de entrada al sistema escolar, en el que se construyen los fundamentos, los aprendizajes esenciales que condicionarán, positiva o negativamente, los futuros aprendizajes y la auto–confianza de los niños.

Las dificultades en el aprendizaje escolar inicial suelen verse reflejadas a lo largo de toda la formación de un estudiante. Es por ello que, según datos proporcionados por Reimers (2000), 35% de los alumnos mexicanos que inician el sexto grado de primaria tienen extra–edad —con toda probabilidad indicador de repetición—, y dado que en México se ha logrado el acceso a la escuela primaria en forma oportuna hace ya al menos dos décadas, este dato sugiere que uno de cada tres estudiantes que culminan la primaria ha repetido al menos un grado. Reimers define las oportunidades educativas como peldaños en una escalera. En el primer escalón, el nivel más básico, se da la oportunidad para inscribirse en el primer grado escolar. El segundo nivel de oportunidad es aprender lo suficiente en primer grado, como para terminarlo con un dominio de habilidades preacadémicas que hagan posible continuar aprendiendo en la escuela. El tercer escalón es la oportunidad para completar la primera etapa escolar: saber leer y escribir, realizar operaciones aritméticas simples, establecer relaciones causa–efecto y tener información básica sobre historia, ciencias naturales y ciencias sociales. Es generalmente entre el primero y el segundo nivel de la escalera de oportunidades educativas donde muchos niños se quedan atrás, entre ellos una gran cantidad con escasos recursos (entrevista a Fernando Reimers, en Cordero, 1999).

Según los planteamientos de Ferreiro (2004), en la región latinoamericana suelen presentarse múltiples problemas en el proceso de alfabetización, especialmente en el primer grado, "no hemos aprendido a conducir adecuadamente los primeros aprendizajes, de tal manera que lo que debería ser progreso escolar se convierte, de hecho, en una sucesión de fracasos. El fracaso en primero de primaria es el fracaso de la alfabetización inicial" (pp. 191–192). Esta autora agrega que los factores socioeconómicos no son los únicos que contribuyen al fracaso en las primeras etapas de alfabetización, y que resulta necesario ver qué es lo que está sucediendo al interior de las escuelas, a fin de descubrir los mecanismos institucionales y los marcos conceptuales que impiden a los niños la adquisición de repertorios académicos esenciales.

Tomando en consideración lo expuesto, queda clara la importancia social y psicológica de la educación básica, así como las múltiples limitaciones que puede tener la población que se enfrenta a un riesgo de fracaso escolar. Por ello, es necesario revisar el estado actual del sistema educativo mexicano, considerando diversos parámetros de tipo cuantitativo y cualitativo.

El sistema educativo mexicano ha sido calificado por varias décadas como insuficiente (Latapí, 1994; Schmelkes, 1994). Se ha dicho incluso que dentro de las escuelas no se cuenta con las condiciones óptimas para el desarrollo académico de los alumnos (Cordero, 1999; Reimers, 2000). Aun cuando los avances en materia educativa durante el presente siglo han sido relevantes, existen todavía múltiples problemas, áreas por investigar y acciones que realizar para que el sistema mexicano pueda enfrentar el desafío —en sus diferentes niveles y modalidades— de brindar una educación de calidad a los diversos grupos y sectores sociales que conforman la población (Márquez, 1999).

Los datos del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE, 2006) indican que de los 47 mil 858 alumnos evaluados de sexto grado de primaria, 24.6% se encuentran en un nivel "medio" de Lectura y sólo 6.6% en un nivel "avanzado", la mayoría está ubicada en nivel "bajo"; algo similar ocurre en el caso de Matemáticas, donde 23.5% se encuentran en un nivel medio y 6.9% en un nivel avanzado. La prueba aplicada internacionalmente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2006), denominada PISA (Programme for Internacional Student Assessment) arroja datos concordantes con las evaluaciones del INEE.

Ha sido tanto el impacto de los datos arriba mencionados, que el Programa Sectorial de Educación 2007–2012 se ha planteado entre sus objetivos mejorar las calificaciones del examen PISA en Matemáticas y Lectura. Objetivo que es necesario que se comparta por los profesionales de la educación. Dado lo anterior, se requiere que entre las estrategias a seguir se lleven a cabo investigaciones educativas que informen acerca de los aspectos que puedan estar limitando el desarrollo académico de los alumnos de educación básica primaria.

Con ese objetivo en mente, es necesario tomar en consideración los planteamientos derivados de la teoría y la investigación educativa reciente. Actualmente, desde diferentes perspectivas teóricas psicológicas, se reconoce que el proceso de alfabetización y de otros saberes que un alumno desarrolla, tienen como base sus conocimientos previos. Desde el punto de vista piagetiano se señala que el niño interpreta la información proveniente del entorno construyendo conocimientos que incluyen un proceso de reestructuración y reconstrucción, en el cual todo conocimiento nuevo se genera a partir de otros previos.

Desde el constructivismo se considera que el conocimiento se adquiere de forma específica en diferentes dominios (tales como el lenguaje, las Matemáticas y otras disciplinas del conocimiento humano), y que cualquier conocimiento se genera secuencial y organizadamente en un contexto social y cultural (Coll, 1993). Froemel (1980 cit. en Ortiz, 2006:7) señala que existen conocimientos previos, también llamados conductas cognitivas de entrada, que son requisitos o precurrentes para el aprendizaje escolar, y que "determinan en gran medida el aprovechamiento posterior del estudiante en una materia particular". Dochy, Segers y Buehl (1999) argumentan que la gente trata de entender y pensar en lo nuevo en términos de lo que ya sabe; de esta manera, se considera al aprendizaje previo como un "trampolín para el aprendizaje futuro" y se advierte que el nuevo aprendizaje puede ser muy difícil cuando no se utiliza como base el conocimiento previo o, peor aún, cuando no se cuenta con conocimientos previos acerca de una habilidad particular que se desea aprender. Con estos planteamientos se ha puesto en evidencia la importancia educativa del nivel de desarrollo conductual con que los niños inician su etapa formal en educación.

Por lo anterior, nuestro equipo de investigación llevó a cabo un estudio longitudinal (reportado por Guevara, 2008) con 156 niños de primer grado de educación primaria, inscritos en cuatro escuelas públicas ubicadas en una colonia de nivel sociocultural bajo, dentro de un municipio del Estado de México. El primer objetivo de la investigación fue evaluar el nivel conductual que muestran los alumnos cuando ingresan a la primaria, en lo referente a conductas lingüísticas y preacadémicas. Para ello, se llevó a cabo la evaluación individual de los alumnos, al inicio del ciclo escolar; los instrumentos utilizados fueron: 1) la Batería de Aptitudes para el Aprendizaje Escolar (BAPAE), diseñado por De la Cruz (1989), y 2) el Instrumento para Evaluar Habilidades Precurrentes para la Lectura (EPLE) desarrollado por Vega (1998); dichas pruebas evalúan habilidades preacadémicas y lingüísticas, ambas están validadas y cumplen con los requisitos de la evaluación referida a criterio.

El segundo objetivo de la investigación general fue evaluar el avance que presentaron los alumnos a lo largo del primer grado de primaria, en lo referente a habilidades específicas de Lectura, Escritura y Matemáticas. Se llevó a cabo la evaluación individual del avance en diferentes habilidades de Lectura, Escritura y Matemáticas, en los alumnos evaluados al inicio del ciclo escolar. El instrumento utilizado fue el Inventario de Ejecución Académica (IDEA) desarrollado por Macotela, Bermúdez y Castañeda (2003), que también ha sido validado y cumple con los requisitos de la evaluación referida a criterio. Se aplicó en tres ocasiones a lo largo del ciclo escolar: al mes de iniciado el curso, a los cuatro meses y al final.

Los resultados obtenidos al inicio del ciclo escolar indicaron que la mayor parte de los alumnos no tuvo un buen nivel de conductas preacadémicas en el momento de ingresar al primer grado de primaria. Tomando en cuenta el total posible de la prueba BAPAE, el promedio general de calificación de los participantes alcanzó apenas 50.6% de respuestas correctas; en ninguna de las subpruebas los niños obtuvieron un porcentaje promedio alto, dado que la mejor área, orientación espacial, obtuvo 68%, y la subprueba que obtuvo el menor promedio fue la de aptitud numérica, por debajo de 40% de respuestas correctas; las habilidades de discriminación visual de formas, números y letras, así como de conceptos matemáticos mostraron niveles por debajo de los deseables para que los alumnos inicien el aprendizaje de la lecto–escritura y las Matemáticas formales. Resultados similares se obtuvieron con la evaluación de las habilidades lingüísticas iniciales, dado que el porcentaje promedio fue de 57% en la calificación total de la prueba EPLE; las subpruebas con menores puntajes y promedios fueron significado de palabras, sinónimos, antónimos y palabras supraordinadas, repetición de un cuento captando las ideas principales y expresión espontánea, con porcentajes menores a 40.

El seguimiento académico permitió observar que en la mayor parte de los niños se presentó un avance sostenido en habilidades de Escritura, Lectura y Matemáticas, y que al final del ciclo escolar los alumnos alcanzaron, como promedio, 72% de respuestas correctas en Escritura, 79% en Lectura y 73% en Matemáticas. Las fallas académicas se ubicaron, principalmente, en problemas para leer y escribir letras y números, para realizar operaciones y resolver sencillos problemas matemáticos de suma y resta, para conformar una historia escrita y para contestar preguntas de comprensión de lectura.

Todos esos datos parecen indicar una relación entre el nivel de habilidades lingüísticas y preacadémicas con que ingresaron a primaria y las habilidades académicas que desarrollaron. Hay indicios de que las fallas académicas de los alumnos se relacionaron con las deficiencias que mostraron al inicio del ciclo escolar. Sin embargo, cabe señalar que quienes mostraron promedios individuales heterogéneos en todas las habilidades valoradas y en los tres momentos de evaluación (inicial, intermedia y final), y que al considerar los datos promedio de una muestra relativamente amplia como la del estudio general, resulta difícil dar cuenta de manera detallada de esas relaciones entre niveles conductuales iniciales y avances académicos.

Dada la riqueza y profundidad que puede obtenerse de los datos individuales, se consideró importante llevar a cabo un análisis detallado de los porcentajes obtenidos por algunos de los participantes para poder observar de manera más clara las relaciones que guardan sus niveles iniciales de conducta preacadémica y lingüística, con sus avances académicos a lo largo del ciclo escolar. El objetivo del presente reporte es dar a conocer el resultado del análisis detallado que se llevó a cabo con los datos de los 10 alumnos con menores logros académicos al final del ciclo escolar, comparándolos con los de 10 de porcentajes promedio y con los de 10 con porcentajes finales altos.

 

Método

Criterio para agrupar a los 30 participantes y realizar el análisis de su desempeño

De los 1 56 alumnos participantes en el estudio general, para realizar este análisis de desempeño se eligieron a 30 de los participantes, que corresponden a casi 20% de la muestra del estudio general, cuidando dar cuenta de diversos niveles de desempeño. Se eligieron a los 10 alumnos que obtuvieron el promedio más alto en el IDEA global en la tercera evaluación, realizada al finalizar el ciclo escolar (igual o por encima de 80%). Con el mismo criterio, a 10 con puntajes medios (entre 50% y 79% de aciertos en la evaluación mencionada), y a 10 participantes con promedios bajos (menores a 50%). Dado que el resultado de dicha evaluación representa el promedio del desempeño académico final en las tres áreas evaluadas (Escritura, Lectura y Matemáticas), una vez ubicados los participantes altos, medios y bajos, se procedió a analizar sus porcentajes de respuestas correctas a lo largo del ciclo escolar. Para dicho análisis de desempeño se consideraron todas las pruebas aplicadas (BAPAE y EPLE, ambos instrumentos se tomaron al inicio del ciclo escolar, así como el IDEA, que fue al inicio, a mediados y al final del ciclo escolar, incluyendo Escritura, Lectura, Matemáticas e IDEA global). En todas las pruebas se consideraron los rangos antes definidos, para ubicar el desempeño de los participantes como alto, medio o bajo, pero se agregó un rango (de 0 a 24% de respuestas correctas) para dar cuenta de los niveles muy bajos que se obtuvieron en algunas evaluaciones parciales. Cabe aclarar que el nivel medio —en las tres áreas académicas evaluadas, que aquí se describe para 10 participantes— correspondió al promedio del desempeño académico final, considerando la muestra total de 156 alumnos que fueron evaluados en el estudio general.

 

Resultados

A continuación se describe el desempeño de cada grupo de alumnos (altos, medios y bajos), a lo largo del ciclo escolar, considerando todas las pruebas utilizadas.

En el cuadro 1 se muestran los porcentajes obtenidos por los 10 participantes con los mayores puntajes (altos) en la evaluación final del IDEA, considerando las tres áreas académicas evaluadas. Como puede observarse, estos alumnos iniciaron el ciclo escolar con un porcentaje entre medio y alto en la prueba BAPAE, que evalúa conductas pre–académicas; sólo un niño obtuvo un nivel bajo y nueve alumnos se ubicaron entre 58% y 83%. En lo que respecta a la prueba EPLE, que evalúa habilidades lingüísticas, el nivel de entrada de estos alumnos se ubicó nuevamente entre medio y alto, todos obtuvieron entre 53% y 84%. En lo relativo a las habilidades académicas al inicio del ciclo escolar, puede observarse que: en Escritura, un alumno mostró un desempeño considerado muy bajo y dos un nivel bajo, pero la mayoría (seis participantes) obtuvo un nivel medio, y uno ingresó con un nivel alto. En Lectura, dos mostraron un desempeño muy bajo, pero la mayoría (ocho participantes) ingresó con un nivel igual o por arriba de 80% con respecto a sus habilidades lectoras. En Matemáticas su desempeño fue menor en general, uno ingresó con nivel muy bajo, cuatro con nivel bajo, cuatro con medio y uno con alto.

La evaluación académica realizada a mediados del ciclo escolar indicó avances en este grupo de niños: en ningún caso se obtuvo un nivel bajo en Escritura, tres obtuvieron un nivel medio y la mayoría (siete alumnos) logró un nivel alto en esta área; en cuanto a Lectura, ninguno mostró un nivel bajo, uno tuvo un nivel medio y nueve alcanzaron un desempeño alto en sus habilidades lectoras. En Matemáticas, la mayoría obtuvo un nivel medio (ocho niños) y dos más lograron un desempeño alto.

Para la evaluación final de Escritura sólo un niño mostró un nivel medio y nueve tuvieron uno alto (entre 88% y 98%). En Lectura todos los participantes alcanzaron un nivel considerado alto (entre 96% y 100%), siendo ésta el área de mayor desempeño en ese grupo; también en Matemáticas, los niveles finales se mostraron altos en todos los casos (entre 81% y 100%).

El cuadro 2 muestran los porcentajes obtenidos por los 10 participantes que obtuvieron puntajes medios en la evaluación final del IDEA, considerando las tres áreas académicas evaluadas. Al realizar el seguimiento del desempeño de estos alumnos a lo largo del ciclo escolar puede observarse que iniciaron con habilidades pre–académicas (BAPAE) en niveles bajos (seis participantes, entre 30% y 49%) y medios (cuatro alumnos, entre 52% y 70%). Sus habilidades lingüísticas (EPLE) también mostraron niveles bajos (cinco participantes entre 28% y 48%) y medios (cinco alumnos entre 52% y 73%). El nivel inicial de conductas académicas en este grupo fue: en Escritura y Lectura, todos los niños con un nivel muy bajo (entre 0% y 24%), y en Matemáticas cuatro muy bajos; cinco, bajos y uno medio.

La segunda evaluación académica mostró que: en Escritura hubo incrementos, ocho alumnos pasaron de muy bajos a bajos y dos continuaron en el rango de desempeño bajo. En Lectura se observaron menores avances, siete alumnos continuaron con porcentajes muy bajos y los otros tres subieron ligeramente para ubicarse en el rango de bajo. Mientras que en Matemáticas los avances fueron un poco más claros, cuatro alumnos continuaron con nivel bajo (pero esta vez entre 37% y 41%), cinco alumnos se ubicaron en un nivel medio (entre 50% y 72%) y uno más alcanzó 87 por ciento.

La evaluación final de las áreas académicas indicó que todos los niños de este grupo obtuvieron nuevos avances. En Escritura, aun cuando dos se mantuvieron con un nivel bajo, ocho alcanzaron niveles medios (entre 51% y 69%). En Lectura cinco se ubicaron como bajos (entre 38% y 48%) y cinco como medios (entre 50% y 64%). El área de Matemáticas fue la de mayor desempeño en este grupo, ningún niño se mantuvo en nivel bajo, seis alcanzaron uno medio (entre 56% y 78%), y cuatro lograron un nivel considerado alto (entre 81% y 100%).

El cuadro 3 muestran los porcentajes obtenidos por los 10 participantes que obtuvieron puntajes bajos en la evaluación final del IDEA, considerando las tres áreas académicas evaluadas. El resultado de sus evaluaciones, en las diferentes pruebas y en los distintos momentos, indicaron que al iniciar el ciclo escolar, las habilidades pre–académicas (BAPAE) mostraron un nivel muy bajo en uno de los alumnos; bajo en la mayoría (seis participantes) y en tres se observó un nivel medio (entre 58% y 69%). La aplicación del EPLE indicó que el nivel lingüístico fue bajo en el caso de cinco alumnos (entre 29% y 49%) y medio en los otros cinco (entre 53% y 63%). Académicamente, su desempeño inicial se puede ubicar como muy bajo en todos los alumnos para el caso de la Escritura (entre 0% y 18%) y la Lectura (entre 9% y 12%); para el área de Matemáticas, cuatro alumnos mostraron niveles muy bajos y cinco, niveles bajos, sólo uno mostró un nivel medio (50%).

La evaluación académica realizada a mediados del ciclo escolar indicó que los niños de este grupo fueron los que mostraron menores avances: en Escritura, ocho se mantuvieron en niveles muy bajos y dos con bajos; en Lectura, todos se mantuvieron con un nivel muy bajo; mientras que en Matemáticas, uno muy bajo; ocho, bajos y dos alcanzaron un nivel medio (50% y 56%).

La aplicación final de las pruebas académicas indicó que cinco de estos niños continuaron con nivel muy bajo y cinco con nivel bajo en Escritura; en Lectura seis muy bajos y tres bajos, sólo uno alcanzó un nivel medio (54%); en Matemáticas uno muy bajo, dos bajos, seis obtuvieron niveles medios (entre 53% y 72%), y el mayor puntaje fue de 88% en uno de los niños.

Las figuras 1, 2 y 3 ilustran el desempeño promedio de cada grupo, lo que permite realizar comparaciones entre ellos, con base en algunas observaciones generales. La primera de ellas es que los alumnos que lograron niveles altos en las tres áreas académicas (Escritura, Lectura y Matemáticas) ingresaron con niveles entre medios y altos en habilidades lingüísticas y preacadémicas. La segunda observación es que la mayoría de estos alumnos obtuvo también niveles iniciales entre medios y altos en Escritura y Lectura; que fueron superiores a los de Matemáticas (que al inicio del ciclo estuvieron entre bajos y medios). Para mediados del ciclo escolar, la mayoría de estos niños ya había logrado niveles altos en Escritura y Lectura, y un nivel medio en Matemáticas (figura 1).

De los participantes que obtuvieron porcentajes medios en la evaluación académica final, se puede observar que ingresaron a la primaria con porcentajes entre bajos y medios en las habilidades preacadémicas y lingüísticas, y que sus niveles iniciales fueron muy bajos o bajos en las tres áreas académicas evaluadas. Es decir, que en la mayoría de estos niños los niveles de conducta preacadémica y lingüística fueron mayores a sus niveles de Escritura, Lectura y Matemáticas. A diferencia del primer grupo de alumnos, en éste ninguna área académica mostró un nivel alto a mediados del ciclo escolar; en la evaluación intermedia, la mayoría de estos niños continuó mostrando un nivel bajo en Escritura y muy bajo en Lectura, mientras que el nivel en Matemáticas se ubicó entre bajo y medio. La última observación respecto a este grupo es que fue el que presentó mayores avances académicos a lo largo del ciclo escolar (figura 2).

Los resultados de los participantes que al final del ciclo escolar obtuvieron porcentajes bajos en la evaluación académica global nos permiten observar que ellos ingresaron a la primaria con habilidades preacadémicas y lingüísticas en porcentajes bajos en su mayoría. Sus niveles iniciales en Escritura y Lectura fueron muy bajos, y en Matemáticas se ubicaron como bajos. Para la evaluación realizada a mediados del ciclo este grupo de niños mostró ligeros avances en Escritura y Matemáticas, mientras que en Lectura no mostró cambios. Al final del ciclo se observaron nuevos avances en las tres áreas académicas, pero sólo en Matemáticas lograron un nivel medio. Éste fue el grupo con menores habilidades iniciales, con menores avances académicos y con menor promedio final en cada área evaluada al finalizar el primer grado de primaria (figura 3).

 

Discusión

De los 30 niños considerados para este análisis al inicio del ciclo escolar, nueve participantes obtuvieron niveles bajos en conductas preacadémicas y lingüísticas, así como en las tres áreas académicas. De ellos, ninguno alcanzó un promedio académico global alto al final del curso, aunque cuatro participantes (13, 15, 16 y 20) tuvieron un promedio académico global medio.

En el caso en que los niveles iniciales fueron muy bajos o bajos en las tres áreas académicas, pero con un nivel medio en habilidades preacadémicas y lingüísticas, se pueden ubicar cinco alumnos; de ellos, sólo uno alcanzó un promedio académico global alto al final del curso (participante 10) y dos alcanzaron uno medio (12 y 17). Con dos áreas académicas en niveles muy bajos o bajos al iniciar el curso, sólo el participante 9 pudo alcanzar un nivel alto, los otros dos obtuvieron nivel medio (14) y bajo (21), aun cuando sus niveles iniciales de conducta preacadémica y lingüística fueron evaluados como medios. También pudieron ubicarse algunos participantes cuyo nivel inicial fue medio o alto en habilidades preacadémicas y lingüísticas, pero con niveles bajos en una de las áreas académicas al iniciar el curso (participantes 3, 4, 5, 6 y 8), estos niños lograron avanzar satisfactoriamente y alcanzar niveles altos al terminar el curso.

Todo lo expuesto en el párrafo anterior indica que, al parecer, un nivel bajo de habilidades preacadémicas y lingüísticas, aunado a un nivel bajo en Lectura, Escritura y Matemáticas, hace sumamente difícil (quizás imposible) que un alumno alcance un nivel alto de desempeño académico al final del primer grado de primaria, aunque puede alcanzar el medio. Por otra parte, un nivel inicial de habilidades preacadémicas y lingüísticas medio o alto puede ayudar a que los niños mejoren su desempeño académico, aun cuando éste haya sido inicialmente bajo. Pero ello resultará más difícil si se trata de dos o tres áreas académicas las que muestran deficiencia. Al parecer, los niños pueden convertir un bajo nivel inicial en uno alto al final, pero sólo cuando sus niveles bajos corresponden a una de las áreas académicas; convertir niveles iniciales bajos en altos parece ser poco probable cuando hay que hacerlo en más de un área académica.

Las relaciones entre conductas iniciales, avances y logros académicos parecen claras. El nivel inicial de habilidades (preacadémicas, lingüísticas y de cada una de las áreas académicas) es un factor de influencia en el avance y en los logros escolares de los alumnos de primer grado, como los aquí estudiados. Ahora bien, considerando que quienes alcanzaron niveles altos en las tres áreas académicas, al final del ciclo escolar, en su mayoría ingresaron con niveles medios y altos en conducta preacadémica y lingüística, parece sensato sugerir que los esfuerzos de la escuela preescolar se dirijan de manera más enfática hacia el desarrollo de tales habilidades en los niños, entre otras importantes del currículum preescolar.

Lo que lleva a un asunto problemático se relaciona con los hallazgos de que los niveles finales altos en las tres áreas académicas sólo parecen ser posibles cuando —además de un adecuado nivel de conducta preacadémica y lingüística— los porcentajes iniciales son medios o altos en, al menos, dos de las áreas académicas. Ello implica que los niños deben tener experiencias de Escritura, Lectura y Matemáticas que no necesariamente se les proporcionan antes de ingresar al primer grado. De hecho, los resultados de la investigación parecen indicar que la mayoría de los niños ingresan a primaria con pocas habilidades lectoras, escritoras y de Matemáticas iniciales. Esto es particularmente importante si consideramos el hecho de que el grupo aquí ubicado como de nivel medio muestra las características de la mayoría de los 156 alumnos que fueron evaluados en el estudio general, dado que se escogieron por corresponder al promedio del desempeño académico final de dicha muestra. En nuestra opinión, es necesario llevar a cabo nuevos estudios que puedan dar cuenta de estos aspectos dentro del Sistema Educativo Mexicano, para guiar las acciones educativas que propicien un mejor desempeño académico de nuestra población infantil.

 

Referencias

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