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Revista mexicana de investigación educativa

versión impresa ISSN 1405-6666

RMIE vol.15 no.46 Ciudad de México jul./sep. 2010

 

Editorial

 

A quince años del primer número

 

Este año se cumplen quince años de la primera aparición de nuestra revista. Desde entonces ha estado al servicio tanto de la comunicación y discusión de hallazgos entre los especialistas e investigadores del campo, como de proporcionar elementos sólidos, fundados en la investigación rigurosa, a quienes tienen bajo su responsabilidad tomar las decisiones que afectan la composición, desarrollo y mejoramiento del sistema educativo nacional.

Sin duda uno de los temas de investigación y discusión recurrentes en el campo es, y creo que seguirá siendo, cómo se vinculan los avances de la investigación, directa e indirectamente, con el diagnóstico y diseño de políticas públicas dirigidas hacia el sector educativo. El peso que tiene en distintos momentos y contextos el resultado de una investigación no resulta fácil de medir, ni evidente su influencia, pues depende de múltiples factores que favorecen u obstaculizan su empleo en la toma de decisiones y la implementación de las recomendaciones o sugerencias que se desprenden de la misma. Entre ellos cabe destacar la existencia o no de mecanismos que fomenten la relación entre investigadores y usuarios potenciales; el tipo de difusión de la investigación y la naturaleza de los resultados ya que —como dice Moreles, en este número— las posibilidades de uso varían si se trata de conclusiones generales o de recomendaciones prácticas y sugerencias sobre las medidas necesarias para llevarlas a cabo. Pero en la viabilidad de esta articulación también influyen poderosamente las características de los tomadores de decisiones, de los sujetos que estarán involucrados en la operación de los programas planteados y las de aquellos a quienes se dirigen las medidas, pues toda política busca orientar o transformar hábitos, conductas, actitudes o valores de los actores del sistema educativo para modificar en cierta dirección los resultados logrados.

Como muestra Moreles tomando como caso de estudio las políticas de evaluación de la educación superior para analizar sistemáticamente dicha articulación, en México la investigación educativa ha tenido cierta influencia en la agenda política, incluyendo argumentos y reorientando el debate correspondiente e, incluso, logrando incidir en la modificación de iniciativas y programas; a esto han contribuido tanto el tipo de investigación realizada, como la alternancia o expansión de roles de los académicos, que se han desplazado desde sus cubículos hacia los círculos donde se toman las decisiones políticas. Su trabajo también expone algunos de los rasgos de la interacción entre investigadores y funcionarios, contribuyendo a la comprensión del uso directo e indirecto de la investigación y ponderando algunos de los elementos implicados.

Hamui, por su parte, analiza el papel del contexto social y organizacional en los procesos de conformación, consolidación, visibilidad y éxito de los grupos de investigación. El impacto de la organización y el trabajo colectivo en la producción de conocimiento ha sido uno de los aspectos centrales en la discusión de las políticas de ciencia, tecnología y educación superior en el país en las últimas décadas. Para contribuir a un conocimiento más profundo de la articulación de distintos aspectos relevantes en la explicación de la generación y aplicación de conocimiento, la autora analiza la estructura de organización de dos grupos de investigación —de Inmunoquímica e Inmunología— a través de las dimensiones de estabilización funcional y permanencia relativa del grupo y la de estabilización emocional; busca mostrar cómo el tipo de liderazgo y la estructura de organización operan como fuentes de estabilidad emocional y funcional para la producción del conocimiento científico y señala que, al menos en parte, la estructura de la organización explica las lógicas del cambio y colaboración que es posible observar a lo largo de las trayectorias de los grupos exitosos de investigación científica de la academia o del sector público.

Silva y Corona analizan uno de los problemas emergentes en el análisis del funcionamiento y operación del sistema escolar, a través del estudio de la creación e institucionalización de la instancia que busca atender y dar respuesta al fenómeno de la violencia escolar en el Distrito Federal. Retomando históricamente el surgimiento (1999) de la Unidad para la Atención al Maltrato y Abuso Sexual Infantil (UAMASI, entidad encargada de atender las quejas de violencia escolar que ocurren en las escuelas del DF) y, reconstruyendo su proceso de institucionalización, analizan sus atribuciones y alcances, así como los límites formales y legales de su actuación. Los autores exponen con detalle las tendencias de las denuncias atendidas a partir de su creación a través de cinco ejes de análisis: ciclo escolar, delegación, turno y nivel educativo del plantel del cual proviene la denuncia, así como el motivo que la generó. Destacan que el trabajo desempeñado por este organismo ha sido trascendente, pues además de sistematizar información sobre cuestiones que constituían secretos a voces, rumores o anécdotas, pero sobre los que no había registro oficial de los hechos, ha permitido que los padres de familia y las autoridades educativas cuenten con el apoyo de personal especializado en este tipo de asuntos. Como señalan los autores, la creación de la UAMASI ha contribuido a que la violencia escolar se perciba como un problema de interés público, que afecta a muchas escuelas, reconociendo desde sus formas más severas como el abuso sexual, hasta las más sutiles y menos visibles como el maltrato psicológico. Evidentemente una de sus conclusiones es que falta mucho por hacer y, en este sentido, proponen algunas medidas tanto en los procesos de selección del personal escolar, como en cuanto a la sanción efectiva de las violaciones, enfatizando la necesidad de encontrar mecanismos para evitar la evasión de responsabilidades o el predominio de la discrecionalidad en su aplicación debido a las presiones políticas por parte de diversos actores.

La dimensión organizacional y la participación de distintos actores en el desarrollo de la vida cotidiana en las escuelas es también un tema relevante para explicarnos el desempeño de la organización escolar. La institución educativa es una arena en donde se registran conflictos y contradicciones de distinta índole entre: maestros, directores, autoridades educativas, padres de familia, alumnos y el supervisor escolar, que configuran en su accionar una dinámica particular. Gómez, en su trabajo "Micropolítica escolar y procesos de cambio: el papel del supervisor en una institución educativa", destaca la tarea y presencia de una figura que, aunque menos analizada, no deja de ser central en el funcionamiento de las organizaciones escolares: la del supervisor. Desde el punto de vista del autor, este rol se caracteriza por la gran cantidad de interacciones que lleva a cabo con distintos sujetos de manera cotidiana: maestros, directores, alumnos, padres de familia, autoridades educativas, así como por el papel que juega como mediador en las diversas problemáticas y las decisiones que surgen en la institución. Los acuerdos y negociaciones que se establecen entre el supervisor y el director del plantel son, según el autor, las claves para entender la dinámica de una escuela caracterizada por la presencia de distintos intereses y proyectos. Los elementos que constituyen sus ejes de análisis son: a) la identidad del director y del supervisor; b) institución (espacio de interacción no armónico, en que entran en juego los distintos intereses de los actores participantes), c) dinámicas institucionales, d) contexto, e) gestión, f) micropolítica y g) supervisión.

Además de estos trabajos que contienden directamente con algunos de los programas de la política pública en curso durante las últimas décadas, el presente número incluye un conjunto de resultados de investigación, que constituyen aportes importantes a la comprensión de algunas características de los actores involucrados en los procesos educativos y su relación con los resultados del aprendizaje o generación de conocimiento en distintos niveles, así como a la discusión de los alcances y límites del empleo de nuevos recursos y estrategias educativas. El amplio espectro de alternativas metodológicas y técnicas empleadas en ellos muestra, una vez más, la importancia de reflexionar sobre la asociación entre el tipo de pregunta y la estrategia metodológica y la pertinencia de las técnicas de recaudación de información y análisis elegidas para responderla.

La preocupación por explicar los efectos de las condiciones de desarrollo de los niños al momento de acceder a los primeros niveles de escolarización y sus efectos en el desempeño o rendimiento escolar futuro, llevan tanto a Guevara, Rugerio, Delgado y Hermosillo, en su artículo "Análisis de los logros académicos de niños de primer grado, en relación con sus habilidades iniciales", como a Gómez–Velázquez, González–Garrido, Zarabozo y Amano en "La velocidad de denominación de letras: el mejor predictor temprano del desarrollo lector en Español" a realizar estudios sobre el impacto de dichos factores en distintos tipos de escuela, sectores sociales y regiones del país.

Guevara, Rugerio, Delgado y Hermosillo analizan las relaciones que guardan los niveles de aptitud inicial mostrados por los niños en habilidades preacadémicas y lingüísticas, con sus avances académicos a lo largo del primer grado de primaria. Forman tres grupos contrastantes en función de sus niveles de rendimiento escolar al final de ciclo escolar (alto, medio y bajo rendimiento), para reconstruir el análisis detallado de sus condiciones de ingreso y correlacionarlas con el resultado escolar logrado. Los resultados obtenidos indican que los alumnos que lograron un nivel alto en habilidades académicas al final del ciclo escolar fueron aquellos que mostraron un nivel inicial entre medio y alto de habilidades pre–aca–démicas y lingüísticas, pero que además ingresaron a la primaria con un desarrollo previo de habilidades lecto–escritoras entre medio y alto. En función de los resultados de su investigación indican que la mayoría de los niños llegan a primaria con pocas habilidades lectoras, escritoras y conocimientos iniciales de matemáticas. Al parecer de los autores, el nivel de aptitud inicial de los niños puede favorecer o dificultar las actividades académicas durante el primer grado, por lo que señalan la importancia de orientar mejor los programas preescolares hacia el desarrollo de competencias que permitan a los alumnos alcanzar los niveles de desarrollo pre–académico y lingüístico necesarios para poder lograr los objetivos académicos de la educación primaria.

Profundizando en el análisis de los aspectos lingüísticos y sus efectos en los procesos de comprensión lectora, Gómez–Velázquez, González–Garrido, Zarabozo y Amano señalan que la literatura especializada considera que existen dos variables principales que han demostrado tener un poder predictor del rendimiento lector: la conciencia fonológica y la velocidad de denominación. En el trabajo reportan que la velocidad para la denominación de letras presenta las mayores correlaciones con el rendimiento lector, tanto en la velocidad, la eficiencia y la comprensión, como con la comisión u omisión de errores ortográficos. Como señalan en sus conclusiones, la intervención sobre las dificultades lectoras, cuando éstas se detectan de forma tardía, enfrenta problemas adicionales como una baja motivación hacia la lectura y baja autoestima, que comprometen el desarrollo emocional y académico de los individuos, dificultando a su vez el pronóstico terapéutico. De ahí que los autores enfaticen la relevancia de una detección temprana, para lo cual es necesario realizar más investigaciones sobre cuáles variables tienen el poder de predecir el desarrollo lector en nuestra lengua.

Ricolfe, Escribá y Buitrago, de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), institución que ha desarrollado y utiliza una plataforma de e–learning o teleformación, denominada PoliformaT, reportan los resultados de un trabajo realizado con el objetivo de analizar los factores clave en la satisfacción de los alumnos que la utilizan. Los autores buscan determinar las dimensiones que conforman esta satisfacción para conocer qué dimensión influye en mayor medida en la satisfacción de los estudiantes con PoliformaT y medir, a su vez, la influencia que tienen los niveles de satisfacción estimados en la recomendación del uso de dicho recurso a otros estudiantes de la institución. Analizando la interrelación de las variables presentes en la literatura, y a través del análisis factorial, construyen posibles dimensiones latentes de asociación entre las variables, destacando cuatro elementos centrales: las características y estrategias de los profesores y los estudiantes, así como las de la tecnología dura y la tecnología blanda empleadas en la plataforma, concluyendo que el conjunto de hipótesis planteadas como punto de partida de la investigación se sostienen, así como la hipótesis sobre la relación directa planteada entre el grado de satisfacción y la recomendación de los estudiantes a otros sobre el uso de la plataforma.

Catalán, Serrano y Concari (Argentina) exploran los efectos del uso de simulaciones computacionales en actividades guiadas a la solución de problemas del campo y potencial electrostáticos sobre las representaciones de los estudiantes de carreras de ingeniería. Los resultados obtenidos muestran que ni las clases teórico–prácticas, ni el trabajo con simulaciones por sí mismos alcanzan para producir reestructuraciones profundas de las representaciones y, por lo tanto, en la construcción de significados cercanos al modelo científico en el alumnado, a pesar del interés que despiertan en ellos estas actividades. Las autoras, después de analizar los resultados en los exámenes finales, concluyen su trabajo con una serie de recomendaciones prácticas, entre las que destaca la necesidad de una mayor asistencia por parte del equipo docente para orientar la construcción de herramientas de registro de datos que permitan arribar a conclusiones formales y superar que los alumnos recurran esencialmente a la repetición de conceptos y fórmulas sin dotarlos de significados al no hacer un uso coherente de los mismos que muestre, efectivamente, el dominio del significado.

En un esfuerzo interdisciplinario, Urzúa (Facultad de Química) y López (Facultad de Psicología) desarrollan un estudio cuasi–experimental sobre la formación de una competencia técnica profesional en el área microbiológica en estudiantes de Química Farmacéutica Biológica (QFB), en el que se sometieron a prueba tres modalidades de intervención instruccional: a) lección magistral, b) demostración de la técnica y c) uso de un video instruccional, aplicadas y evaluadas en diferentes momentos del curso.

Los autores destacan que existe abundante literatura sobre las ventajas del modelo basado en competencias, pero que hay carencia de estudios acerca de cuáles son las mejores estrategias instruccionales, materiales educativos y herramientas de evaluación más adecuados para su implementación. Dichos aspectos son específicos y deben ser acordes con el tipo de conocimiento y área de enseñanza, de ahí la relevancia de la cooperación entre campos disciplinarios. El conocimiento, ejecución, desempeño y resultados son características esenciales para el desarrollo de la competencia, pero el último paso necesario es la evaluación, actividad que plantea el establecimiento de criterios, estándares y evidencias basadas en ejecuciones reconocidas y aceptadas como desempeños deseados. El resultado general del estudio mostró diferencias estadísticamente significativas en favor del uso del video, por lo que los autores consideran que esta estrategia de enseñanza aplicada en dos momentos del curso (la sesión de instrucción y la de refuerzo), complementada con una evaluación formativa, favorecen el logro de la formación de competencias técnico profesionales en los estudiantes de QFB.

El artículo de Núñez, Fernández de Haro y Romero presenta un estudio de caso sobre el conocimiento y pericia que tienen y ponen en práctica los formadores de profesores. En él describen el conocimiento del campo así como la didáctica del formador de profesores de lengua y literatura españolas, destacando las destrezas o capacidades de las que hace uso cuando realiza las tareas de planificación o la actividad docente. En las conclusiones los autores extraen los elementos básicos de lo que se concibe como competencias que debe tener un formador de profesores, así como los elementos de que debe disponer para lograr sus objetivos, concluyendo con un conjunto de recomendaciones para la planificación docente.

El tema de expectativas de los jóvenes frente a la escuela es trabajado por Hernández, quien busca comprenderla en virtud del papel que tiene dentro del entramado social, y que se ubica dentro de la perspectiva de análisis de la experiencia escolar planteada por Dubet y Martuccelli, quienes estudian la multiplicidad de formas en que los estudiantes construyen y dan sentido a su propia experiencia escolar. La reconstrucción de las imágenes de los jóvenes sobre por qué estudiar, cuáles son los beneficios de asistir a la escuela, qué planes tienen y qué significa ser alguien en la vida son los ejes de reflexión de los que el autor desprende cuatro formas de organizar sus hallazgos, señalando que la escuela es vista por ellos: como medio que permite lograr mejores condiciones de vida, como mecanismo que da acceso a espacios socialmente más reconocidos (movilidad o ascenso social), como lugar en que se establecen vínculos de amistad perdurable y significativa para la vida, pero también como pluralidad, es decir, como espacio en que surgen y se expresan sus singularidades. La comparación con otros estudios y la reflexión a la luz del desarrollo de investigaciones sobre el tema en otros países de la región permiten al autor una reflexión teórica sobre el doble carácter de la escuela como agente de reproducción y transformación social, tensión que está presente y se refleja en las representaciones sociales de los jóvenes de clases medias bogotanas que luchan por mantener su estatus social.

Finalmente, los invito a revisar las reseñas sobre libros recientemente publicados, esperando que esta probadita permita despertar su interés y redunde en una mayor difusión y conocimiento de estos trabajos. En esta ocasión los textos reseñados tratan temas relevantes en la discusión contemporánea del campo: el de Adrián Acosta, sobre el gobierno y gobernabilidad de las instituciones de educación superior; el coordinado por Sylvie Didou y Etienne Gerard, respecto de la internacionalización, sus riesgos y beneficios y, por último, el de Irene Guerra, que propone una estrategia para analizar y reconstruir trayectorias formativas y laborales de los jóvenes de los sectores populares.

A reserva de hacerles llegar, electrónicamente, la información detallada sobre el programa del evento del XV aniversario de la RMIE, quiero aprovechar la ocasión de invitar a todos nuestros lectores, colaboradores, autores, dictaminadores, miembros del Comité y Consejo Editoriales y del COMIE a acompañarnos a festejarlo. Se llevará a cabo en la Casa Rafael Galván, el 10 de septiembre a las 10:30 am, la dirección es Zacatecas núm. 94, colonia Roma, México, Distrito Federal.

 

Rocío Grediaga Kuri, Directora

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