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Revista mexicana de investigación educativa

versión impresa ISSN 1405-6666

RMIE vol.14 no.43 Ciudad de México oct./dic. 2009

 

Reseña

 

Hacia una práctica profesional que contribuya a la humanización

 

Martín López Calva

 

Hirsch, A. y R. López Zavala (2008). Ética profesional y posgrado en México. Valores profesionales de profesores y estudiantes, México: Universidad Autónoma de Sinaloa/ Universidad Iberoamericana Puebla/Universidad Autónoma de Tamaulipas/Universidad Autónoma del Estado de Morelos/Universidad Autónoma de Chiapas/Universidad Autónoma de Yucatán.

 

Coordinador del Doctorado Interinstitucional en Educación en la Universidad Ibero–americana–Puebla. Blvd. del Niño Poblano núm. 2901, Unidad Territorial Atlixcáyotl, 72430, Puebla, Pue., México. CE: martin.lopez@iberopuebla.edu.mx

 

La ética se manifiesta para nosotros, de manera imperativa, como
exigencia moral. Ese imperativo se origina en una fuente interior al
individuo, que lo siente en su espíritu como la inyección de un deber.
Pero proviene también de una fuente externa: la cultura, las creencias,
las normas de una comunidad. Hay ciertamente, también una
fuente anterior, originaria de la organización viviente, transmitida
genéticamente. Esas tres fuentes están ligadas entre sí como si tuviesen
un manantial subterráneo en común (Morin, 2005:19).

 

El problema: profesionales humanos

En fechas recientes he impartido una conferencia para estudiantes de licenciatura de una institución privada de educación superior cuyo título, a petición de los organizadores, fue "El profesional humano". Al revisar el libro: Etica profesional y posgrado en México, coordinado por los doctores Ana Hirsch y Rodrigo López Zavala y estructurar la presente reseña, me vino a la mente la paradoja que encierra el hecho de hablar de "profesionales o profesionistas humanos". Por un lado, no tiene sentido el enunciado porque todo profesional es humano, es más, solamente puede ser profesional un ser humano. En este sentido, no podría decirse nada acerca del título de esta conferencia, puesto que de hecho todos los que ejercen una profesión son humanos.

Sin embargo, y aquí está la paradoja, vemos muchos profesionales que en su ejercicio podemos calificar de inhumanos o deshumanizados y hablamos también de sociedades deshumanizadas o deshumanizantes y aun de sociedades y grupos inhumanos.

¿Por qué enfrentamos esta paradoja todos los que pertenecemos a esta especie "homo sapiens–demens"? (Morin, 2003). Porque el ser humano, en tanto ser consciente –es decir, simultáneamente presente en el mundo y presente a sí mismo– es un ser que, al mismo tiempo que es humano, tiene que ir haciéndose humano, en tanto que, como decía Graham Greene: "Ser humano es también un deber".

En efecto, la paradoja del ser humano, y en ese sentido del humano que se prepara para ejercer una profesión, es que la humanidad es al mismo tiempo una "naturaleza" auto–eco–bio–psico–socio–organizada –algo que nos define con relación a otras organizaciones vivas– y un desafío –algo que nos reta cada día, cada hora, cada momento de la vida–, un rasgo y una lucha.

En este sentido se puede hablar de un profesional humano en tanto que está ejerciendo una profesión desde una búsqueda de cumplimiento y respuesta al desafío de humanización que enfrentamos todos los miembros de esta especie.

Cabe aquí entonces la distinción de términos entre humano y humanizante, en donde humano es todo ser que pertenece a la especie "homo sapiens–demens" y toda actuación individual y colectiva de esta especie en el mundo, mientras que humanizante es todo ser y toda actuación individual y colectiva que está buscando responder concientemente –es decir, de manera responsable y no solamente responsiva– al desafío de "continuar la hominización a través de la humanización" (Morin, 2003).

¿Por qué iniciar la reseña del libro con esta distinción? Porque es claro que el Proyecto Interuniversitario sobre Etica Profesional –al que convocó y ha ido conduciendo de manera excelente Ana Hirsch Adler, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM– busca contribuir con datos obtenidos de la realidad actual de los estudiantes y profesores de posgrado a la construcción de profesionales más humanos en el sentido del desafío de humanizar el mundo en que vivimos, porque tiene como supuesto implícito que es posible esta construcción y este aporte a la sociedad actual en proceso creciente de deshumanización que predomina sobre los rasgos marginales de humanización.

 

Profesión y humanización

En el proyecto de investigación que da origen a este libro, se entiende que la profesión es:

Una actividad social cooperativa, cuya meta interna consiste en proporcionar a la sociedad un bien específico e indispensable para su supervivencia como sociedad humana, para lo cual se precisa el concurso de la comunidad de profesionales que como tales se identifican ante la sociedad (Cortina, 2000:15).

Esta definición tiene ya muy claramente expresada la dimensión ética que tiene todo quehacer profesional y el sentido social cooperativo que define toda actividad profesional. La profesión es, por definición, una actividad ética que busca construir un bien específico en la sociedad, un bien que es indispensable para poder llamar a la sociedad, sociedad humana. Este ejercicio precisa el concurso de una comunidad de profesionales que se identifiquen, que construyan una identidad social.

Pero la realidad actual de la formación profesional tanto en el nivel de licenciatura como en el posgrado parece ser otra. En efecto, la formación profesional parece más bien ser parte del problema y no de la solución al "largo ciclo de decadencia" (Lonergan, 1999) de nuestra civilización contemporánea.

La triste realidad de las universidades es que, como afirmaba Xabier Gorostiaga, sj, están formando "profesionales exitosos para sociedades fracasadas". En este sentido parece ser que no hay una visión ética de la profesión puesto que no se está buscando el ejercicio de una actividad social cooperativa sino altamente competitiva y no se está orientando hacia la construcción de un bien específico que la sociedad requiere para ser una sociedad humana sino hacia el beneficio económico personal de los grupos privilegiados que tienen acceso a una formación universitaria.

En este sentido hace falta seguir trabajando desde la trinchera académica por construir una nueva ética profesional entendida como:

La indagación sistemática acerca del modo de mejorar cualitativamente y elevar el grado de humanización de la vida social e individual, mediante el ejercicio de la profesión. Entendida como el correcto desempeño de la propia actividad en el contexto social en que se desarrolla, debería ofrecer pautas concretas de actuación y valores que habrían de ser potenciados. En el ejercicio de su profesión, es donde el hombre encuentra los medios con qué contribuir a elevar el grado de humanización de la vida personal y social (Fernández y Hortal, 1994:91).

La ética profesional entendida como esta permanente indagación que busca mejorar cualitativamente el grado de humanización de la vida social e individual o de la vida del individuo–sociedad–especie que todos somos, es una actividad en la que la praxis profesional, así como el discurso y la reflexión filosófica y sociológica sobre ella están inseparablemente unidos en un "bucle":

El proyecto de investigación se ubica en el centro de este bucle al perseguir la indagación acerca del discurso de los estudiantes y profesores de posgrado –todos ellos profesionales en ejercicio– acerca de lo que consideran que debe ser un "buen profesional".

¿Cuáles son, según su opinión, los cinco rasgos principales que definen a un buen profesional? Esta es la pregunta abierta que se responde de distinta manera desde las perspectivas de los sujetos de la educación en el nivel posgrado de las doce universidades que participan con un capítulo en este libro coordinado por Ana Hirsch y Rodrigo López Zavala.

Las respuestas diversas parecen ser altamente coincidentes con el sustento y el discurso filosófico–pedagógico–ético–social que sustentan los idearios de cada una de las universidades y con el contexto en el que se realiza la formación de posgrado en dichas instituciones.

Podemos descubrir entonces que, a partir de las definiciones y modelos de cada institución, se han ido construyendo "representaciones sociales" que identifican las respuestas de los profesores y estudiantes de cada universidad ante esta pregunta abierta.

Es así que por ejemplo, en la Universidad Iberoamericana (UIA)–Puebla los rasgos de un buen profesional se orientan mucho hacia lo que en la definición del proyecto de investigación se llaman: "competencias éticas", aunque se ubican en el último lugar las "competencias sociales". Esto podría ratificar los resultados de la investigación con egresados de la UIA–ciudad de México que realizó Muñoz Izquierdo hace unos años (2001), en la que se muestra que los estudiantes reciben un fuerte impacto en su formación profesional en la UIA respecto de los valores humanos personales, pero no tienen suficiente desarrollo en cuanto a la valoración de aspectos relacionados con el compromiso social y la justicia social que es un eje fundamental en el ideario de la Universidad. Sin embargo, la definición de competencias sociales en este trabajo se refiere más que al compromiso social o la intervención crítica en lo social de los profesionales, al trabajo en equipo, el diálogo, la solidaridad entre profesionales, etc. Aun así, estos rasgos también tienen que ver con la capacidad de apertura al otro, que sería un aspecto deseable en el slogan que sintetiza la misión universitaria: "formar hombres y mujeres con y para los demás".

Mientras esto ocurre en la UIA–Puebla, en la Universidad Autónoma de Chiapas, por ejemplo, las competencias con mayor valoración son las cognitivas, seguidas de las afectivo–emocionales, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas ocupan el primer lugar las afectivo–emocionales y en la UNAM parece haber un equilibrio axiológico entre los tipos de competencias aunque también se valora mucho la cognitiva.

Resulta importante continuar trabajando en el establecimiento de comparaciones entre el discurso sobre ética profesional de las distintas universidades, tomando en cuenta no solamente la pregunta abierta sobre los rasgos de un buen profesional sino también los resultados de la escala de actitudes de la que se obtendrán datos cuantitativos que complementen lo que se reporta en este libro.

Por otra parte, es también fundamental explicitar que la investigación está situada en el análisis de los valores que declaran los estudiantes y profesores de posgrado y no aporta resultados en cuanto a la ética "realmente vivida" por ellos. El trabajo de investigación es de cualquier modo relevante porque, como se ha mencionado, existe una relación dialógica indisoluble entre la praxis, el discurso y el análisis reflexivo en el terreno de la ética profesional.

Conjunto de aquellas actitudes, normas éticas específicas y maneras de juzgar las conductas morales, que la caracteriza como grupo sociológico. Fomenta, tanto la adhesión de sus miembros a determinados valores éticos, como la conformación progresiva a una tradición valorativa de las conductas profesionalmente correctas. Es simultáneamente, el conjunto de las actitudes vividas por los profesionales y la tradición propia de interpretación de cual es la forma correcta de comportarse en la relación profesional con las personas (Franca–Tarragó, cit. en Pérez, 1999:51).

Desde esta otra definición de ética profesional que cita Pérez (1999), podemos ver cómo la tradición práxica y discursiva de un gremio profesional genera una "tradición valorativa" a partir tanto del ejercicio concreto de la profesión como de la manera en que se va construyendo la interpretación aceptada en cada gremio profesional sobre las conductas que son válidas o correctas desde una perspectiva moral.

La ética profesional genera valores y formas de comportamiento que se vuelven tradición y, en ese sentido, también reproduce valores y formas de comportamiento asumidas como válidas y correctas a lo largo de la historia del ejercicio profesional de cada campo.

El análisis de las diferencias entre las distintas tradiciones valorativas que generan diferentes criterios de ética profesional en cada disciplina o campo de trabajo es otro elemento que se reporta en este libro que presenta los resultados parciales de la investigación. En el caso de la UIA–Puebla, por ejemplo, se detecta que no existen, en los datos cualitativos, diferencias sustanciales entre los distintos departamentos académicos, lo cual parece indicar que es mucho más fuerte la "representación social" o "colectiva" generada a partir de la definición humanista y jesuita de la universidad que las distinciones de interpretación de la ética profesional que se hacen en cada profesión.

 

Ética profesional y religación

Toda mirada sobre la ética debe percibir que un acto moral es un acto individual de religación; religación con otro, religación con una comunidad, religación con una sociedad y, en el límite, religación con la especie humana (Morin, 2005:1).

La ética profesional que se desarrolla y evoluciona o involuciona a partir de las influencias del contexto social amplio está fundada como toda ética, según Morin (2005), en una exigencia o deber de "religación". Esta religación se da con el mismo sujeto, con los demás, con la sociedad y también con la especie humana. El análisis de cómo interpreta y declara cada grupo de sujetos esta exigencia de religación y qué tipo de religación privilegia (la individual, la de su herencia y tradición, la de la sociedad o la de la especie humana), puede fundarse en los resultados que presenta el libro en la sección de "rasgos de un buen profesional" y también, en los casos en que ya se avanzó en el análisis cuantitativo, en los datos que arroja la escala de actitudes aplicada en el cuestionario base del proyecto.

El problema ético surge cuando dos deberes antagónicos se imponen (Morin, 2005:47).

Sin embargo cabe la autocrítica a este proyecto y desde el punto de vista de quien esto escribe, esta autocrítica está fincada en que la investigación no considera que existen problemas éticos que surgen cuando dos deberes antagónicos se imponen. El profesional de nuestro cambio de época está siempre cruzado por contradicciones que se vuelven auténticos dilemas morales si toma en serio su compromiso social desde la profesión. Existen deberes antagónicos que coinciden y chocan entre sí cuando un profesional persigue comportarse éticamente hoy. ¿Cuántas veces lo que es mejor para uno producirá un daño a la sociedad? ¿En cuántas ocasiones se pueden enfrentar lo que es más ético hacer visto desde la religación social y lo que es más ético hacer respecto de la religación con la especie humana? ¿Hasta dónde lo que hace honor a nuestra herencia puede ser inconveniente para el propio bienestar o para la humanización de la sociedad?

Este tipo de contradicciones no están previstas en la investigación y constituyen un campo fértil de trabajo para futuros proyectos en esta línea. Porque la ética profesional hoy tiene que indagar más sobre las conductas válidas, acerca de las contradicciones y tensiones morales que enfrentan los profesionales en un mundo cada vez más complejo y global.

Así, como el pensamiento complejo, la ética no escapa del problema de la contradicción. No hay imperativo categórico único en todas las circunstancias (Morin, 2005:47).

No hay imperativo ético único en todas las circunstancias y éste es un segundo asunto que no está incluido explícitamente en la investigación. El elemento de los modos de actuar en distintas circunstancias por parte del profesional puede ser una línea de trabajo interesante como continuación a este proyecto de investigación. ¿Cuáles son las contradicciones que enfrentan los profesionales en un sistema que considera la estética, la comodidad, el confort y la ganancia económica por encima de valores considerados como fundamentales en el discurso ético de las distintas tradiciones profesionales?

 

El libro como producto

En las líneas precedentes se ha intentado decir algo acerca de lo que el lector encontrará en el libro como producto. Información muy valiosa sobre el discurso ético profesional de doce universidades, en su mayoría públicas pero de regiones, tamaños y tradiciones muy diferentes. Por esta información recopilada y sistematizada de manera muy profesional por equipos de trabajo interesados y formados en el campo de la ética profesional, vale la pena revisar este producto de investigación.

 

El libro como proyecto

Sin embargo hay un valor subyacente que es el del libro como proyecto. Este valor es importante y debe destacarse en la presentación porque se trata de un proyecto de investigación sustentado en mucho trabajo de reflexión y de aplicación en campo. El diseño de la escala de actitudes que implicó un tiempo prolongado de trabajo de Ana Hirsch, apoyada por eminentes académicos del campo de la educación en valores como los doctores Juan Escámez y Rafaela García, es un valor que sustenta toda la información obtenida por los distintos equipos de investigación.

Preguntar a los estudiantes y profesores de posgrado sobre su interpretación y percepción de la ética profesional, orientada hacia la declaración y priorización de rasgos y valores agrupados en las competencias cognitiva, técnica, social, ética y afectivo–emocional es una tarea que aporta información relevante que puede ayudar a generar propuestas de formación ética de los futuros profesionales, a nivel curricular y de prácticas docentes más explícitamente orientadas hacia valores profesionales deseables. En este rumbo se va a ir caminando a partir de los resultados que arroja este libro y los resultados del ejercicio comparativo tanto de lo cuanti como de lo cualitativo que se hará en este año 2009.

 

El libro como experiencia de cooperación

Un tercer valor agregado, muy significativo y que ha merecido felicitaciones de expertos internacionales en el campo de la educación y los valores, es el hecho de que el proyecto se ha planteado como un ejercicio interinstitucional.

Este planteamiento ha hecho el camino quizá algo más lento pero sin duda mucho más rico y significativo que si se hubiera realizado una investigación cerrada a una institución.

En ese sentido, el libro es un producto simbólico de una experiencia de auténtica cooperación entre quince1 universidades del país, entre quince equipos de investigación, entre quince grupos de académicos en búsqueda dentro del campo de la educación y los valores, en este caso, en el sub–campo de la ética profesional o los valores profesionales. La experiencia misma de religación profunda que se ha venido construyendo y que trasciende el ámbito académico y llega a tocar la dimensión personal e interpersonal y las posibilidades de diálogo interuniversitario es un gran valor que subyace pero puede leerse entre líneas en el libro.

No podemos seguir formando "profesionales exitosos para sociedades fracasadas". Tenemos que formar "profesionales humanos". Esta es la tarea y el desafío del que da cuenta el libro que, más que un punto de llegada, es un alto en un camino que no puede ni debe dejarse de recorrer si queremos tener una mejor educación universitaria para construir seguramente no el mejor de los mundos, pero sí, en lo posible, un mundo mejor.

 

Referencias

Cortina, A. (2000). "Presentación. El sentido de las profesiones", en: 10 palabras clave en ética de las profesiones, Navarra: Verbo Divino, pp. 13–28.         [ Links ]

Fernández, J y Hortal, A. (comps.) (1994). Ética de las profesiones, Madrid: Publicaciones de la Universidad Pontificia Comillas.         [ Links ]

Lonergan, B. (1999). Insight. Estudio sobre la comprensión humana, Salamanca: Sígueme–Universidad Iberoamericana.         [ Links ]

Morin, E. (2003). El método V. La humanidad de la humanidad. La identidad humana, Madrid: Cátedra.         [ Links ]

Morin, E. (2005). O método VI. Ética, Porto Alegre: Editora Sulina.         [ Links ]

Muñoz Izquierdo, C. et al. (2001). Formación universitaria y compromiso social: algunas evidencias derivadas de la investigación, México: UIA–Ciudad de México.         [ Links ]

Pérez, I. (1999). Los valores éticos que promueven los psicólogos mexicanos en el ejercicio de su profesión, tesis de doctorado en Investigación psicológica, México: UIA.         [ Links ]

 

Nota

1 En el Proyecto Interuniversitario sobre Ética Profesional participaron quince universidades, para el libro colaboraron doce de ellas con algún capítulo.

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