SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.14 número42La constatación de la diferencia del “otro”: la profesora negraIgualdad de oportunidades entre los géneros índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista mexicana de investigación educativa

versión impresa ISSN 1405-6666

RMIE vol.14 no.42 Ciudad de México jul./sep. 2009

 

Reseña temática: Género en educación 

 

Ese ir y venir cotidiano...

 

Florentina Preciado Cortés

 

Martínez Covarrubias, Sara G. (2006). Mujeres y universidad. Vidas académicas, México: Universidad de Colima.

 

Profesora investigadora de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Colima. Av. Josefa Ortiz de Domínguez 64, colonia La Haciendita, 28970, Villa de Álvarez, Colima. CE:fpreciado@ucol.mx

 

El libro Mujeres y universidad. Vidas académicas es un ejercicio de identificación y enfrentamiento con la experiencia propia y la compartida por colegas universitarias, su lectura resulta por demás interesante y formativa para quienes participamos en las líneas de investigación sobre educación y género; pues, como lo señala la autora:

[la materia del libro es] la vida de dos mujeres únicas, especiales…y sin embargo, comunes, tanto, que muchas otras podrán sentirse identificadas con ellas: se trata de mujeres académicas que desempeñan su quehacer en el aula, el laboratorio, el trabajo de campo, reuniones docentes, asesoría, etc., pero también en el hogar, procurando cuidados a hijos e hijas, esposos, madres y padres, atendiendo, además, aspectos domésticos (Martínez, 2006:9).

El tema central son las vidas profesionales de Lupita y Laura partiendo del origen y devenir de sus vidas, así como sus nexos con múltiples elementos contextuales. Por ejemplo, en los casos de estas mujeres, las madres resultaron figuras centrales en la formación de sus hijas. Así, "las madres se convirtieron en las figuras fuertes de la familia, ya sea por la ausencia del padre o por tratarse de un símbolo un tanto devaluado ante los ojos de los hijos e hijas".

Las madres de Lupita y Laura enseñaron a sus hijas no sólo el "sufrir para merecer", la recompensa llega tarde que temprano, como lo fue para sus madres ver a sus hijos convertidos en hombres y mujeres profesionistas.

Creo que estas mujeres, que fueron madres en la década de los años 50's, son habituales en muchos sentidos, pero también son madres que se revelaron con todas sus fuerzas (que no fueron pocas) contra su destino, y al reconocerse incapaces ya de cambiar su suerte, decidieron modificar la de sus hijos e hijas. Son en especial, las hijas, la imagen en que una madre se puede perpetuar; así, a través de ellas obtendrían lo que por si mismas no pudieron.

[…] los rasgos de las madres de Lupita y Laura ponen de manifiesto cómo viven en función de los otros; sus anhelos y deseos ya no son para ellas mismas. Ambas se fijan metas para sus hijos e hijas… se trata de negar, minimizar y posponer las propias necesidades y aspiraciones por un fin que se considera superior y su razón de ser: los hijos.

Es a través de los recuerdos y la interpretación de los mismos que se construye el proceso de "volverse" académicas. De igual forma, hay una recuperación sobre cómo viven sus vidas profesionales, sus logros, los descalabros, los obstáculos y los éxitos; pero, además, se incorpora la "vida privada".

Cuestionadas como mujeres–madres que no logran dar la talla por asumir roles profesionales, y cuestionadas también por no ser como sus colegas varones en el ámbito profesional, viven en un eterno conflicto, que además asumen como si el problema fuera su falta de competencia, como si la falla estuviera en ellas y no en el sistema social imperante, que ha polarizado los espacios de acción y los ha organizado de tal manera que hace difícil que puedan flexibilizarse, tanto en lo relativo a la presencia de estereotipos dicotómicos como en los sitios donde se realiza el trabajo de producción y reproducción (Martínez, 2006: 266).

La pregunta que orientó la investigación fue ¿cuál es el proceso de formación profesional y desarrollo de la vida académica en la universidad en mujeres que incursionan en ámbitos habitualmente masculinos y, a la vez, asumen roles tradicionales femeninos como el de esposa, ama de casa y madre de familia? Veamos qué hay del proceso de construcción de la respuesta:

 

La complejidad de la vida profesional en evidencia a través de los conflictos

Las participantes del estudio enfrentaron el conflicto en diversas situaciones, siendo importante destacar que hay una renuncia total o en parte a uno de los objetos que se desean alcanzar o, por el contrario, han tenido la necesidad de elegir o aceptar una situación no deseada, ya sea de manera integral o parcial.

La existencia de conflictos es indicativa de la complejidad de las vidas de las académicas, pues pone de manifiesto la generación de múltiples relaciones entre los sucesos y situaciones que van transformando sus vidas. Y uno de los conflictos centrales se relaciona con lo público y lo privado en las vidas profesionales, ya que generalmente se piensa que se trata de dos compartimientos aislados y separados; como si al cerrar la puerta de la casa, lo público quedara fuera, o si al entrar en la fábrica, la escuela o la iglesia, todo resultara como esfera pública y separada de lo privado.

En las vidas de las mujeres cuyos casos he estudiado en particular, lo público y lo privado se mezclan sin cesar. Ellas, como individuos van de un la do a otro de los extremos en que socialmente se ha puesto a la esfera doméstica familiar–femenina y la esfera pública laboral–masculina, porque hace tiempo decidieron formarse y participar de ambas esferas. En ese ir y venir cotidiano están los conflictos.

Conflictos en la integración de la identidad: ser mujer o profesional El contexto universitario como ámbito laboral de las mujeres es sumamente interesante, la autora busca entender y explicar el conflicto en las vidas de las mujeres profesionales insertas en el contexto universitario que, como toda institución, es patriarcal y en el que, además, se demanda la realización de diferentes funciones, todas con múltiples exigencias: docencia, investigación y gestión. Así, destaca como eje articulador la idea de conflicto, que permite analizar las formas de interacción entre la identidad personal de las mujeres y la identidad como profesionales.

Desde los testimonios de Laura y Lupita, se pone en evidencia cómo:

[…] se cuestiona la participación femenina en el ámbito profesional masculino por todo lo que la mujer es: sus valores, sus formas de conducta y relación, sus prioridades personales, y su condición de madres porque, como el hecho de ser mujer suele ir asociado a la maternidad, el género se convierte en un inconveniente para la realización profesional.

Testimonio de Laura: "Cuando estaba embarazada primero, y después, cuando nació la niña, siempre quería que creciera […] Me apuraba […] No lo disfruté: los gestos, las gracias, todo eso…Yo decía: ¿Cómo se va a disfrutar a un niño si es una responsabilidad?" Incluso las recriminaciones de la familia aparecen: "¿Para qué tuviste una hija si no te ibas hacer cargo de ella?".

Los testimonios reflejan el sentir de las mujeres desde que deciden estudiar hasta la incorporación al espacio laboral, y lo que ello ha implicado: la renuncia o sacrificio, en muchas ocasiones, del espacio familiar y personal. Cabe señalar que la familia también contribuye al conflicto con señalamientos como: "Tienes que ser buena hija, buena cristiana, buena madre… Si el matrimonio te llega, debe ser para sacrificarse".

Salirse del estereotipo en un espacio y ambiente creado por los hombres, provoca que las mujeres sean cuestionadas. Aquí el testimonio de Lupita:

Cuando llegué, nada más éramos tres mujeres […] y estaban acostumbrados a que ellas no decían nada, o sea, siempre se metían al laboratorio, a escribir y dar sus clases […] y no estaban acostumbrados a ver a una mujer que se metía aquí, que se metía allá, y que podía hablar con ellos y en sus juntas les podía rebatir… nunca, nunca… entonces, me empezaron a notar como rara…

Las protagonistas se esfuerzan por cumplir satisfactoriamente todos los roles que se les demandan pero, además, quieren acallar las voces que las señalan y las acusan como malas madres y profesionistas deficientes: quieren expiar la culpa y afirmarse también. En este proceso se van desgastando poco a poco, porque van cargando sobre sus espaladas más y más responsabilidades y deberes, al querer repartirse en dos o tres, multiplicando actividades y compromisos. El empeño en representar el rol de la mujer maravilla continua, al respecto una académica reflexiona:

En la necesidad de reafirmarte como persona y como profesionista, te excedes en las manifestaciones: cómo asimilas tareas para demostrar, porque constantemente hay que demostrar: ¡puedo eso y más! el cuestionamiento no es sólo externo, sino interno. Podemos ser considerados con los demás, pero nos cuesta serlo con nosotras mismas.

Las académicas disponen de poco tiempo para sí mismas y esperan los años de jubilación para hacer muchas de las cosas que más les agradan, porque de momento las actividades profesionales les consumen todo su tiempo, aunadas a las de crianza de sus hijos. Si esa época llega –siempre existe la expectativa de llegar al retiro– las encontrará en los sesenta años, tal vez abuelas ya, pero todavía con años por delante para dedicarlos a actividades profesionales productivas. La lógica del sistema laboral está pensada y planeada en función de los ciclos de vida masculino y no de los femeninos.

 

Conflictos en la vida profesional de las académicas

En el análisis histórico sobre la universidad en general, se da el claro ejemplo del orden patriarcal, desde la distribución burocrática del poder hasta las formas sutiles de administración de conocimientos y la manera en que las personas se vinculan con ellos, lo que evidencia también el sexismo que impregna a la sociedad toda. La autora apunta:

[…] es así como veo al patriarcado: como la forma de organización social desigual entre los sexos, en la cual el varón ejerce sobre la mujer diferentes procedimientos de dominio –económico, reproductivo, psicológico y político– en virtud de una supuesta superioridad, que se justifica, defiende y perpetúa a través de mecanismos ideológicos que legitiman esa desigualdad.

Pero, además de patriarcal, hay que agregar que en muchos casos se trata de un poder centralista que tiene contacto directo con sus subordinados quienes controlan los diferentes espacios a manera de pequeños feudos divididos por áreas disciplinares o de competencia. Es así que el grupo de funcionarios "compite por agrandar y conservar los espacios de poder y en esta lucha juega un papel fundamental el cumplimiento efectivo de las funciones institucionales, lo que recibe reconocimiento y apoyo".

En la experiencia de las académicas y tal como lo han documentado otros estudios, ser parte de una minoría vuelve a las mujeres marcadamente visibles y más expuestas pero, a la vez, es también más fácil lo contrario, que se vuelvan invisibles y no sean tomadas en cuenta. Las formas en que se hacen visibles como minoría y son cuestionadas profesional y genéricamente queda expresada así:

[…] en el momento en que la vi dije: Yo no doy un cacahuate por la doctorcita [caso de Lupita].

[…] queremos "calar" a ver si de veras es agrónomo y si de veras es doctora [caso de Laura].

Pero también hay represalias por la conducta poco sumisa de estas mujeres, se les considera raras, agresivas y "calzonudas". Señalando que esta última expresión, tiene una fuerte connotación sexual: una mujer "calzonuda" es la que se resiste a la dominación del hombre, la que no se deja controlar y no cede a las demandas sexuales del macho. Otra académica utiliza la expresión "vieja loca", que es otro estigma para referirse a la mujer que no se ajusta al estereotipo de la mujer sumisa, callada y obediente; pero que además se comporta de manera distinta a los hombres. "Me sentía pérdida, como que la vieja loca y extravagante era yo"

 

Conflictos entre la vida profesional y la vida privada–familiar

A lo largo de las historias de vida se va destacando cómo las mujeres van haciendo renuncias de diverso tipo. Algunas están determinadas por las propias condiciones sociales (la procedencia de clase), otras están determinadas por el género; entre ellas están las renuncias personales que se realizan por causa de la familia. La mujer, por definición social, antepone los deseos significativos de los otros (hijos/as, esposos, padres, madres) a los propios.

Las académicas asumen a la familia como preocupación primera en sus vidas, es parte de la definición de madresposa, de ser "para otros"; incluso una de ellas señala que "la mujer es la que pone orden en la familia". Ante esta tarea han renunciado en muchas ocasiones a hacer investigación, a reducir sus pretensiones de una dedicación más exhaustiva y sus implicaciones como viajes, estancias fuera del país, etcétera. Su calidad de madres ha sido un elemento decisivo.

Pero también el tiempo es un factor importante, el tiempo para otros es, pues, un tiempo que se divide entre la jornada laboral y la de trabajo familiar. En ambas habrá momentos, pequeños espacios en los cuales, desde su limitado margen de autonomía, estas mujeres pueden disfrutar como tiempo "para ellas". En esos espacios se incluyen las actividades que les reportan placer, descanso, alegría, un lugar en el que se intercalan los aspectos afectivos tan necesarios para el ser humano.

Ahora bien, conforme el panorama personal, familiar e institucional se altera se van presentado cambios en la concepción y perspectiva del tiempo. Todo ello deja ver que las vidas profesionales no son estáticas, sino que se van construyendo poco a poco y se van modificando…, se va ganando en definición y se va construyendo la vida con diversos elementos, redefiniendo y re–estructurando, el pasado juega un rol importante, así como las expectativas de futuro que cada mujer tiene.

A manera de cierre, la autora señala que:

[…] se evidencia cómo, a lo largo de esas vidas, se van presentando cambios de perspectiva y concepciones conforme el panorama personal, familiar e institucional se altera por la entrada en acción de diferentes valores, el surgimiento de prioridades cambiantes, nuevas aspiraciones, necesidades y condiciones especificas. Todo ello deja ver que las vidas profesionales no son estáticas, sino que se van construyendo poco a poco y se van modificando. Se va ganando en definición y se va construyendo la vida con diversos elementos, se va también, redefiniendo y reestructurando, en lo cual el pasado juega un rol importante, así como las expectativas de futuro que cada mujer tiene.

El hecho de comprender otras vidas profesionales y tratar de asumir actitudes más críticas representa un cambio personal, pero también un cambio social y político aunque sea pequeño. Lo que nos distingue como mujeres solamente ha sido del ámbito personal, privado; por lo tanto, para conocer nuestra situación política hemos de hacerlo a través de las vidas personales. Es una toma de conciencia pues lo que nos afecta en el ámbito personal es de naturaleza política.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons