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Revista mexicana de investigación educativa

versão impressa ISSN 1405-6666

RMIE vol.13 no.37 Ciudad de México Abr./Jun. 2008

 

Editorial

 

Una apuesta al futuro: entre "nativos" y "migrantes"

 

Durante el Congreso Nacional de Investigación Educativa, en el que la RMIE presentó junto con Redalyc el próximo Portal Iberoamericano de Educación, Yolanda Gayol me explicó con paciencia infinita los términos utilizados para denominar a las personas de acuerdo con los usos que éstas hacen de las nuevas tecnologías. Por ella me enteré de que mi hija, quien tiene 20 años y con la que he establecido una relación de dependencia en materia tecnológica (al grado de que casi no puedo hacer nada en esta materia sin su ayuda), es una "nativa" que tiene en la red su espacio natural, mientras que yo soy una "migrante", es decir, una especie condenada al tránsito de las fronteras, sin sentirme nunca en territorio propio o, más bien, destinada a vivir en uno ajeno, el ciberespacio.

Hoy sé que no sólo las personas pueden ser clasificadas con base en su adaptación a la nueva "ecología" de los medios; que la cultura escrita está sufriendo una transformación comparable a la invención de la imprenta de Gutenberg en 1440, una revolución digital que transforma los modelos de creación, promoción, venta y lectura. A sólo 40 años de la creación de la Internet, estamos en el umbral de una nueva era cultural en la que aparecen novedades como las novelas cibernéticas, comunidades culturales, librerías y bibliotecas virtuales, autores online, portales interactivos y soportes electrónicos de lectura. Hay también revistas electrónicas que se han separado para siempre del papel sin que por ello sean excluidas de convenciones como el arbitraje, la inserción en índices o la suscripción de lectores.

Conscientes de lo anterior, en estos días Elsa Naccarella y Guadalupe Espinoza, editoras de la RMIE, asistieron al curso "Calidad editorial y eficiencia en la producción de revistas científicas mexicanas". Les pedí que describieran en unos párrafos su experiencia para compartirla con nuestros lectores, y esto fue lo escribieron:

Al solicitar el apoyo del COMIE para asistir al curso, consideramos que sería una muy buena actualización. Pero nos encontramos con otro mundo: la globalización, que también ha trascendido las funciones que tenemos como editores. Con la aparición de los nuevos sistemas de comunicación "en red" y la "desaparición de fronteras" han emergido otros retos para la producción y la divulgación científicas. Hasta ahora, la política científica del país se ha ocupado de la producción pero no de la difusión de los resultados. El trabajo de un investigador que no es difundido (que no se lee y por lo tanto no es citado) no tiene razón de ser, sobre todo en un mundo globalizado.

Como partícipes desde el primer número de la RMIE constatamos que, a 13 años de su creación, su primer objetivo está cumplido: posicionarse como la publicación científica mexicana más prestigiada en su campo. Incluso, de acuerdo con las estadísticas de Redalyc, se ubica entre el primero y el segundo lugar de consulta de Iberoamérica. No obstante, consideramos que la revista debe comenzar una nueva fase de desarrollo y que uno de sus grandes retos es incrementar su visibilidad y accesibilidad, es decir, su impacto en la producción global del conocimiento.

El factor de impacto de una revista científica es un indicador bibliométrico que se define a partir del recuento de las citas bibliográficas con el fin de determinar la relevancia de las publicaciones, de los autores que publican en ellas y de las instituciones a las que están adscritos. Esta información es generada mediante los sistemas de indización, por lo que sólo las revistas que participan en éstos son consideradas. Al formar parte de los índices, las revistas adquieren tanto visibilidad y uso como el reconocimiento de los productos de investigación que publican. Trabajos recientes muestran que la eficiencia en el gasto en inversión y desarrollo depende, en gran medida, de la posibilidad de que los resultados sean transmitidos y, mejor aún, consumidos.

Para bien o para mal, la política científica de la mayoría de los países considera el factor de impacto como el elemento central que determina, directa o indirectamente, la asignación de recursos para la investigación, las promociones académicas e incluso los complementos salariales. Independientemente de las críticas que se le atribuyen, es una variable que permite conocer la dinámica de la generación de nuevo conocimiento así como el desarrollo de la investigación científica.

Para lograr lo anterior hay cuestiones prácticas que podemos hacer como editoras, entre ellas las siguientes:

• ser consistente en el número de artículos por año;

• editar la revista en inglés (que está en la página web, pero hay que reconvertir);

• tener el directorio del COMIE actualizado para la mayor visualización de los investigadores y propiciar las redes temáticas;

• informar abiertamente (en la revista y en la página web) sobre los datos de nuestros artículos (recibidos, rechazados, dictaminados, etcétera);

• buscar la inclusión a distintos índices de Europa y Estados Unidos;

• circular (por lo menos en la página web) en el primer mes del periodo.

Sería tedioso enumerar cada una de las tareas pendientes para tratar de "dar el gran salto". Muchas dependerán del editor, pero otras partirán de los autores. Es importante decir que los resultados de este esfuerzo seguramente no los veremos nosotros, los "migrantes": se trata de una apuesta al futuro, en especial a favor de los investigadores que están en formación. Es por ellos y con ellos por lo que la RMIE ha comenzado a migrar.

 

Susana Quintanilla
Directora

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