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Revista mexicana de investigación educativa

Print version ISSN 1405-6666

RMIE vol.13 n.36 Ciudad de México Jan./Mar. 2008

 

Reseña

 

Regulación social de la 'triple hélice' en América Latina: Diálogos en busca de un proyecto distinto*

 

Eduardo Ibarra-Colado**

 

Llomovatte, Silvia (dir.) (2006). La vinculación universidad-empresa: miradas críticas desde la universidad pública, Buenos Aires: LPP/Miño y Dávila, 286 pp.

 

** Profesor titular C de tiempo completo, Jefe del Departamento de Estudios Institucionales de la UAM-Cuajimalpa. Apartado Postal 86-113, Villa Coapa, CP 14391, México, DF, CE: ibarra57@gmail.com.

 

1

La vinculación universidad-empresa fue ajena, hasta hace muy poco, a la realidad latinoamericana. A pesar de todo lo que se dice, ella se ha insinuado solamente a partir de los años ochenta, sin llegar a concretarse aún plenamente. Ello tiene que ver con la historia misma de la región como zona de conquista y colonización, y con la función de la universidad, que surgió como espacio de reivindicación social para articular la identidad nacional y para defender el derecho de todos a la educación, el conocimiento y la cultura. La universidad en América Latina ha sintetizado esa aspiración, siempre postergada, hacia un desarrollo económico y social independiente que posibilite una mayor justicia social.

Sin embargo, el neoliberalismo, como modo de racionalidad predominante que opera bajo mecanismos de regulación basados en el mercado, ha presionado a la transformación de la universidad para hacer de ella, ya no más una institución vinculada a la sociedad y sus aspiraciones legítimas de justicia y equidad, sino una organización moderna que coadyuve a la formación de los cuadros profesionales y técnicos que requiere la economía, y a la producción de conocimientos útiles para incrementar la productividad y competitividad del aparato productivo en los mercados internacionales. La verdadera triple hélice -integrada por los gobiernos nacionales, los organismos financieros internacionales y las grandes corporaciones- ha actuado de consuno para propiciar esta transformación. Su intención es alejar a la universidad de las causas sociales que le dieron origen y que la han acompañado en el pasado, para convertirla en una corporación burocrática que se encuentre básicamente al servicio del mercado y la economía.

Así, estamos atrapados entre ese pasado en el que nos formamos y que nos dio identidad, y un presente que nos disgusta y resulta extraño, pero que tenemos enfrente. Se trata de dos momentos que se enfrentan en sus intenciones y proyectos, una especie de choque generacional que delinea dos universidades muy distintas por su orientación social y su funcionalidad económica. Esto explica por qué el libro que hoy nos convoca: La vinculación universidad-empresa: miradas críticas desde la universidad pública (Llomovatte, 2006), es una obra de tono ambivalente. Las autoras de la obra se mantienen en lucha permanente entre la necesaria crítica que supone adoptar en América Latina un modelo de vinculación importado y ajeno, y la necesidad reconocida de que la universidad no puede mantenerse por más tiempo alejada de los nuevos circuitos de producción y circulación del conocimiento.

En el primer caso, las autoras asumen una postura crítica porque reconocen la larga historia de modelos trasladados por imitación desde los países del centro y de sus fracasos al tener que operar en formaciones sociales que se caracterizan por la elevada dependencia económica y tecnológica, la pobreza material y educativa de la mayoría de su población, y la ausencia de un sector fuerte de capitalistas nacionalistas, dispuestos a impulsar una industrialización independiente del país que garantice su crecimiento de largo plazo y su desarrollo social. Las teorías de la dependencia mostraron desde hace tiempo la subordinación estructural de los países latinoamericanos frente a las naciones del centro europeo y americano, la cual se reafirma hoy bajo un modelo asimétrico de división internacional del trabajo de conocimiento, que mantiene a la región como consumidora/adaptadora de saberes y tecnologías producidos en el centro, a cambio de recursos naturales y deuda.

En el segundo caso, las autoras asumen una posición más mesurada y propositiva porque reconocen que la universidad se encuentra rodeada hoy por condiciones muy distintas de las que la vieron surgir y desarrollarse a lo largo del siglo pasado, y porque saben que la viabilidad de la universidad descansa en su capacidad e imaginación para adaptarse a tales condiciones y aprovecharlas reforzando sus propios proyectos. Debemos aceptar que el monopolio de la universidad sobre la producción del conocimiento ha llegado a su fin y que son reales los riesgos que enfrenta al tener que competir con otras instituciones y agencias que participan ya muy activamente en la producción y comercialización del conocimiento, amenazando con desplazarla.

Como lo documenta acertadamente la obra, son cada vez más las empresas que participan en la producción del conocimiento impulsando alianzas con universidades y agencias del gobierno, o a través de la creación de laboratorios especializados y centros de investigación independientes, que empiezan a moverse en circuitos distintos del universitario. Esta tendencia ha consolidado ya una estructura dual de la educación superior (Ibarra, 1993), en la que la enseñanza del pregrado opera bajo un modelo distinto y relativamente desvinculado del modelo que se aplica para impulsar las tareas de investigación y posgrado. Estas últimas serán encargadas a selectos grupos de científicos que se mueven en redes muy dinámicas de producción de conocimientos de carácter internacional e interdisciplinario, para lo cual los gobiernos prometen destinar mayores presupuestos.

En este sentido, como alertan las autoras de la obra, el problema fundamental no es si se debe impulsar o no la vinculación universidad-empresa, pues todos sabemos que la universidad debe contribuir, sin duda, al desarrollo económico nacional. La pregunta central que se desprende de esta ambivalencia tiene que ver, más bien, con la definición de un proyecto de desarrollo nacional que oriente y dé sentido a las políticas de ciencia, tecnología e innovación, con la finalidad de superar la dependencia estructural frente a las naciones del centro. Es necesario que nuestros países recuperen su capacidad de auto-conducción y decidan con independencia las modalidades, condiciones y tiempos de integración a los circuitos económicos y comerciales internacionales, pues es la única vía para alcanzar los niveles de bienestar y desarrollo que reclaman los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Para lograrlo, las contribuciones que se realicen desde la universidad y la ciencia serán estratégicas. Las miradas críticas desplegadas a lo largo de la obra ubican esta cuestión en el centro de la reflexión, lo que se constituye sin duda como el aporte central del libro considerado en su conjunto.

 

2

El libro se encuentra organizado en tres partes. La primera es el corazón de la obra pues despliega por sus arterias y sus venas las discusiones de orden teórico y las condiciones de orden histórico en las que debemos ubicar el problema de la vinculación universidad-empresa. Está integrada por cuatro capítulos que se entretejen entre sí, formando una unidad compleja que conduce al lector a considerar las dimensiones teórica, histórica, política, social y cultural de la vinculación. Sus autoras, Silvia Llomovatte, Fernada Juarros, Judith Naidorf y Anahí Guelman, ponen sobre la mesa de discusión aspectos relevantes que debemos tomar en cuenta para impulsar una política de ciencia, tecnología e innovación que atienda las necesidades de desarrollo de la región. Considerados en su conjunto, nos gustaría destacar algunos de sus aportes centrales.

En primer lugar, se encuentra la consideración crítica de la idea de la triple hélice, planteamiento realizado a mediados de los años noventa para enfatizar las nuevas condiciones institucionales en las que se producía el conocimiento. Se trataba de un enérgico llamado de atención para impulsar las capacidades innovadoras mediante procesos comunicativos producidos por acuerdos institucionales basados en redes de intercambio y colaboración. Según esta teoría, la universidad, la empresa y las agencias gubernamentales, podrían generar procesos dinámicos de innovación para impulsar un mayor crecimiento económico, incrementar la competitividad y propiciar una articulación más fuerte entre investigación y mercado.

Este planteamiento fue precedido por el estudio de Gibbons y sus colaboradores sobre los grandes cambios en los modos de producción de conocimiento y su impacto en las transformaciones de orden organizativo e institucional que afectaban a la universidad de investigación (Gibbons et al., 1994). Desde entonces se ha producido una abundante literatura para discutir y valorar este nuevo ciclo de articulación del conocimiento a la economía y los mercados, desde las propuestas de la universidad empresarial (Clark, 1998; Etzkowitz et al., 1998) hasta planteamientos más agudos en torno al denominado capitalismo académico y la comercialización del conocimiento (Slaughter y Leslie, 1997; Shumar, 1997; Bok, 2004; Slaughter y Rhoades, 2004).1

El mérito de este acercamiento estriba en recordarnos, primero, que la originalidad de estos planteamientos es ilusoria, toda vez que formulaciones similares se realizaron a finales de los años sesenta en América Latina, aunque no hayan captado toda la atención que merecían.2 Pero también en llamar la atención del lector sobre los problemas de viabilidad de este tipo de modelos en América Latina, cuando sabemos que la producción de conocimiento obedece a un patrón específico de división internacional del trabajo, que plantea asimetrías entre los países del Centro y aquellos ubicados en los márgenes de la modernidad. Los capítulos son explícitos al respecto, pues documentan con detalle las condiciones bajo las cuales se ha "desarrollado" la ciencia y la tecnología en la región: ausencia endémica de esfuerzos de planeación consistentes y de largo plazo; escaso gasto en educación, ciencia y cultura; desfinanciamiento estructural de la universidad asociado al impulso de distintas modalidades de privatización de la educación y el conocimiento; énfasis en la transferencia y adaptación de conocimientos y tecnologías sobre su producción; y cuestionamiento de la pertinencia de la universidad pública al asociar su desempeño a indicadores vinculados, primordialmente, con el mercado.

También se apuntan algunas de las consecuencias: transformación del sentido de la autonomía, que adquiere ahora un estatuto práctico y reactivo, es decir, que se reduce a la "libertad" que tienen las instituciones para responder a las exigencias que les plantea el mercado; modificación de la cultura académica para favorecer la producción de conocimiento aplicado a la solución de problemas y comportamientos que respondan a una racionalidad basada en el individualismo, la competencia y el trabajo en provecho propio; pérdida del control sobre la producción y transmisión del conocimiento, lo que posibilita su apropiación privada y su uso comercial; pérdida de confianza de la sociedad en el conocimiento por la aparición de prácticas indebidas de las empresas para alterar informes científicos y ocultar información; desatención de proyectos que impliquen la atención de problemas sociales que no representan un valor en términos de mercado a favor de proyectos que impliquen la aplicación comercial del conocimientos para realizar grandes negocios.

La segunda parte es el complemento exigido de la primera, toda vez que expone con cierto detalle dos estudios de caso, el primero en el sector agroalimentario y el otro en el de bienes y servicios, que brindan contenido empírico a las aseveraciones teóricas realizadas. Estos capítulos, a cargo de Mabel Dávila y Fernanda Juarros, respectivamente, muestran la importancia de realizar estudios a profundidad para documentar las experiencias específicas de colaboración, pues nos permiten reconocer, por una parte, alternativas de vinculación y desarrollo social viables en América Latina, y por la otra, los arreglos institucionales específicos y las nuevas formas de organización bajo las que están operando la vinculación universidad-empresa y la transferencia tecnológica. Si bien se trata únicamente de dos casos que no permiten arribar a aseveraciones de carácter general, pues lo que describen es válido sólo para el caso mismo, estos estudios se plantean como referentes básicos para quienes enfrentan experiencias o proyectos similares.

No cabe duda de que requerimos de un esfuerzo más sistemático y extendido de documentación de las experiencias institucionales de colaboración universidad-empresa, que permitan constituir un amplio banco de información en el que la vinculación adquiera sentido por sus propias realizaciones que por meras declaraciones retóricas. En temas como el de la vinculación universidad-empresa y la transferencia de tecnología, tan de moda en la llamada "sociedad del conocimiento", los ejercicios retóricos se esparcen como el polen en primavera, inventando verdades que tiene poco que ver con lo que sucede realmente. La retórica, para evitar que se constituya como simulacro de la realidad, sólo puede ser combatida con un conocimiento puntual y bien documentado de experiencias prácticas y sus contextos problemáticos. Y esa es precisamente la lección que nos aportan los capítulos de esta segunda parte.

La tercera parte de la obra, integrada también por dos capítulos, cierra el círculo del planteamiento general al abordar otro de los ámbitos estratégicos de la vinculación universidad-empresa. Nos referimos al análisis de la contribución de la universidad para atender las demandas formativas de cuadros profesionales y técnicos que requiere la economía y la sociedad. En el primer capítulo, Anahí Guelman documenta el caso de los licenciados en educación de la UBA a la luz de las demandas formativas que le plantea el mercado laboral en el contexto de las transformaciones productivas de la última década. Por su parte, Susana Berger lleva a cabo un estudio exploratorio para apreciar las relaciones, tensiones y contradicciones entre educación y trabajo, enfatizando las prácticas de inserción laboral. Considera para ello los casos divergentes de las carreras de bioingeniería y comunicación social, que muestran modalidades y estrategias distintas de inserción laboral, valoradas a partir del análisis de las representaciones y expectativas de los jóvenes graduados. Estos capítulos, como los anteriores, debaten fuertemente en torno a la función social de la universidad, que se ha visto trastocada por las presiones del mercado de trabajo y las necesidades de las empresas. El debate nos conduce nuevamente a considerar si la universidad se debe limitar a habilitar a los cuadros técnicos y profesionales que reclama el mercado laboral, o si en ella debe protegerse una aspiración superior relacionada con la formación de ciudadanos conscientes y críticos que puedan conducir y transformar a la sociedad a partir de la construcción de un proyecto independiente y solidario de Nación.

 

3

Al concluir la lectura de la obra resulta inevitable preguntarse sobre las intenciones de las reformas en curso y sobre el sentido mismo que adquiere la vinculación. El libro proporciona suficientes elementos para establecer que lo que hoy está en juego es el control del conocimiento a través de la transformación de las funciones de la universidad y de la identidad de sus académicos. Se trata literalmente de poner a la universidad al servicio de la economía, la empresa y los mercados, de transformarla en una corporación burocrática controlada desde el vértice para posibilitar la transferencia de valor de la universidad a la empresa como modalidad encubierta de privatización.

El problema fundamental es que las políticas que se siguen actualmente concentran los beneficios en las empresas, socializando sus costos, y reducen el papel de la sociedad a un conjunto atomizado de consumidores, atrapados por los circuitos de la comercialización y el deseo. La discusión no está, como señalábamos al principio, en la conveniencia de la vinculación de la universidad con la empresa; se encuentra más bien en la necesidad de reconocer que tal vinculación requiere del diseño de mecanismos e instituciones de regulación que garanticen que dicha relación se encuentre al servicio de la sociedad.

Por ello, como se insiste en distintos momentos a lo largo de los capítulos del libro, se requiere de una formulación distinta, alternativa, en la que la universidad preserve su función social y en donde la vinculación adquiera un sentido distinto, más amplio, que aprecie el contexto y las condiciones propias de los países latinoamericanos y sus comunidades. Insistamos, el asunto no es decir no a la vinculación, sino decir cómo, bajo qué modalidades y bajo qué reglas. ¿Qué tipo de arreglos institucionales requerimos para garantizar que la universidad se vincule con la economía, pero bajo las reglas que le dicte la sociedad?

Más aún, el asunto no es vincularse solamente con la empresa, sino con otros sectores de la sociedad para ir produciendo una economía participativa y solidaria que atienda los graves rezagos que enfrentan los países de la región. Debemos preguntarnos cómo garantizar una articulación e intercambio efectivos de la universidad, no sólo en los espacios de circulación de las mercancías sino en los de la producción de la vida social, en aquéllos que se expresan en la asociación de ciudadanos que se reúnen para alcanzar sus finalidades compartidas, en la creación artística, la participación comunitaria y el cultivo y preservación de las tradiciones y creencias que nos otorgan identidad. ¿Será posible transitar hacia un modo de racionalidad que, sustentado en las capacidades de pensamiento y acción de la sociedad, logre equilibrar la relación entre Estado y mercado para garantizar el desarrollo social?

Estas son las cuestiones de fondo que se desprenden de la lectura de la obra. Quien se aventure a recorrer sus páginas podrá sumarse a ese esfuerzo imaginativo que dé lugar a nuevos escenarios en los que la ciencia, la tecnología y la innovación se conviertan en una tarea compartida que propicie verdaderamente el desarrollo económico y la justicia social.

 

Referencias

Bok, D. (2004) Universities in the marketplace: The commercialization of higher education, Princeton University Press, 256 pp.         [ Links ]

Clark, B. R. (1998) Creating entrepreneurial universities: Organizational pathways of transformation, Oxford: Pergamon Press, 160 pp.         [ Links ]

Etzkowitz, H.; A. Webster y P. Healey (eds.) (1998) Capitalizing knowledge: New intersections of industry and academia, Albany: State University of New York Press, 278 págs.         [ Links ]

Gibbons, M. et al. (1994) The new production of knowledge: The dynamics of science and research in contemporary societies, Thousand Oaks, Sage, 192 pp.         [ Links ]

Ibarra Colado, E. (1993) "Neoliberalismo, educación superior y ciencia en México. Hacia la conformación de un nuevo modelo", en E. Ibarra (coord.), La universidad ante el espejo de la excelencia. Enjuegos organizacionales, México: Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, pp. 117-182        [ Links ]

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Llomovatte, S. (dir.) (2006) La vinculación universidad-empresa: miradas críticas desde la universidad pública, Buenos Aires: LPP/Miño y Dávila, 286 pp.         [ Links ]

Martínez Vidal, C. y M. Mari (2002) "La escuela latinoamericana de pensamiento en ciencia, tecnología y desarrollo. Notas de un proyecto de investigación", en Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación (OEI), año 2, núm. 4, septiembre-diciembre.         [ Links ]

Newfield, C. (2003) Ivy and industry: Business and the making of the american university, 1880-1980, Durham: Duke University Press, 290 pp.         [ Links ]

Sabato, J. y N. Botana (1968): "La ciencia y la tecnología en el desarrollo futuro de América Latina", en Revista de la Integración (Buenos Aires: INTAL), año 1, núm. 3, noviembre, pp. 15-36.         [ Links ]

Shumar, Wesley (1997) College for sale: A critique of the commodification of higher education, Londres: Falmer Press, 208 pp.         [ Links ]

Slaughter, Sheila y Gary Rhoades (2004) Academic capitalism and the new economy. Markets, State, and higher education, Baltimore: The Johns Hopkins University Press, 370 pp.         [ Links ]

Slaughter, Sheila y Larry L. Leslie (1997) Academic capitalism: Politics, policies, & the entrepreneurial University, Baltimore: The Johns Hopkins University Press, 276 pp.         [ Links ]

 

Notas

* Documento elaborado para la presentación del libro La vinculación universidad-empresa: miradas críticas desde la universidad pública, editado por Silvia Llomovatte. Tal evento fue organizado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y se realizó el 29 de agosto de 2007.

1 La articulación de la universidad con la producción, la economía y los mercados tuvo su origen en Estados Unidos y nos remite a los procesos de transformación de la universidad impulsados en aquel país a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX para apoyar la industrialización (Newfield, 2003). Desde entonces, la historia de la universidad estadounidense ha sido la de sus ciclos de empresarialización para reforzar las actividades de desarrollo del complejo industrial-militar, en un país en el que ha predominado la racionalidad de mercado (Ibarra, 2005). Este modelo ha experimentado su paulatina diseminación en el mundo occidental, estableciendo los patrones de comportamiento de la actividad científica a nivel internacional, esos que se espera sean seguido también por los países de "economías emergentes" o en "vías de desarrollo".

2 Nos referimos al triángulo de Sabato-Botana (1968) y a planteamientos que le siguieron en el marco de la Escuela Latinoamericana de Pensamiento en Ciencia, Tecnología y Desarrollo. Véase, al respecto, Martínez Vidal y Mari (2002).

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