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Agrociencia

versión On-line ISSN 2521-9766versión impresa ISSN 1405-3195

Agrociencia vol.45 no.7 Texcoco oct./nov. 2011

 

Socioeconomía

 

Creación de grupos de acción local para el desarrollo rural en México: Enfoque metodológico y lecciones de experiencia

 

Creating local action groups for rural development in México: Methodological approach and lessons learned

 

Ignacio De los Ríos-Carmenado1, Jorge Cadena-Iñiguez2, J. María Díaz-Puente1

 

1 Universidad Politécnica de Madrid. Avenida Complutense S/N, Madrid, España. (ignacio.delosrios@upm.es)

2 Botánica. Campus San Luis Potosí. Colegio de Postgraduados. 78600 Salinas de Hidalgo, San Luis Potosí. México.

 

Recibido: abril, 2011.
Aprobado: septiembre, 2011.

 

Resumen

La formulación, implementación y gestión de proyectos de desarrollo rural requiere procesos de participación que induzcan la acción colectiva. Estos procesos necesitan nuevas estructuras sociales donde se involucre a la sociedad civil organizada, como los llamados Grupos de Acción Local (GAL) creados en el contexto de la iniciativa europea LEADER. En este ensayo se analizan los fundamentos de estas nuevas estructuras y se describe su proceso de creación en cinco territorios de México, como parte de la aplicación en ese país de un modelo de planificación del desarrollo basado en el aprendizaje social, los elementos de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable (LDRS) de México y de la iniciativa europea LEADER. Los resultados de cinco años de implementación indican que los GAL generan nuevos cauces para la participación y gestión de proximidad, el fortalecimiento de las comunidades locales, así como una nueva forma de fomentar el desarrollo endógeno sostenible mediante la implantación de proyectos.

Palabras clave: partenariado, organizaciones locales, aprendizaje social, planificación.

 

Abstract

The formulation, implementation and management of rural development projects require participatory processes that induce collective action. These processes require new social structures involving civil society organizations such as the so-called Local Action Groups (LAGs), established in the context of the European initiative LEADER. This essay discusses the basics of these new structures and describes their process of creation in five territories of México as part of the application in this country of a development planning model based on social learning, elements of the Sustainable Rural Development Law (LDRS) in México and the European LEADER initiative. The results of five years of implementation indicate that LAGs generate new channels for participation and local management, strengthening of local communities, as well as a new way to promote endogenous sustainable development through the implementation of projects.

Key words: partnership, local organizations, social learning, planning.

 

INTRODUCCIÓN

De acuerdo con las tendencias internacionales (Musto, 1985; Friedmann, 1986; Garofoli, 1992), el potencial del desarrollo se fundamenta en la importancia de la participación y en emprender trabajos con la gente. Los proyectos de desarrollo tienen que ser ejecutados por y no para la gente (Cazorla et al., 2004), lo cual implica generar procesos de participación en la formulación, implementación y gestión de los proyectos. Participación no significa sólo consultar a la población: implica una lógica de la acción colectiva (Cernea, 1991) que necesita de nuevas estructuras de gobierno local participativas como las creadas al amparo de la iniciativa de desarrollo rural LEADER en la Unión Europea (UE). Estas estructuras, llamadas Grupos de Acción Local (GAL), se crearon como una forma experimental de gestionar el desarrollo rural desde un enfoque territorial y una operación descentralizada.

La experiencia europea en el marco del modelo LEADER (Bryden y Scott, 1990; Barke y Newton, 1997; Vidal, 2009) muestra que la eficacia y el éxito aumentan cuando se integran procesos de innovación como el aprendizaje social (Cazorla et al. , 2005). Desde el comienzo de la iniciativa LEADER, en 1991, los GAL han alcanzado un gran nivel de madurez y se han validado como estructuras eficaces para el desarrollo rural. Esta credibilidad adquirida ha permitido que actualmente todos los programas de desarrollo rural en Europa integren un eje específico gestionado por los GAL para la aplicación de estrategias locales, la cooperación territorial, la creación de redes y la adquisición de capacidades (Comisión de la UE, 2005).

En México, la capacidad de movilización de los campesinos ante las medidas ineficaces aplicadas desde las diferentes reformas agrarias (Téllez, 1994) ha ocasionado una constante inestabilidad social (Warman, 2001; Paz, 2003). Sin embargo, esta capacidad de movilización social, si es canalizada de forma adecuada, puede convertirse en un factor positivo para la estructuración del territorio, plantear nuevas soluciones y nuevos enfoques del desarrollo rural.

La Ley de Desarrollo Rural Sustentable (LDRS) de México destaca la importancia de la participación para fomentar un desarrollo endógeno, abriendo posibilidades de experimentar nuevas formas de planificar el desarrollo rural. Este instrumento jurídico promueve nuevas estructuras y conceptos normativos para hacer operativas nuevas formas de planificar el desarrollo rural sostenible en México (DOF, 2001). Sin embargo, muchos de estos conceptos y posiblidades estan aún por explorarse.

En este estudio se describen los resultados de la creación de GAL en México, a través de un modelo de planificación basado en el aprendizaje social, como un nuevo enfoque para la gestión del desarrollo rural; desde los elementos de la LDRS y de la iniciativa europea LEADER (De los Ríos et al., 2011). Se analizan los fundamentos de estas nuevas estructuras y, a cinco años de su creación, se muestra cómo se están convirtiendo en un vehículo novedoso y eficaz para gestionar los proyectos de desarrollo rural.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Para los trabajos de creación de los partenariados GAL se delimitaron los cinco territorios donde se está implementando el Proyecto Leader-México, en los estados de San Luis Potosí, México y Veracruz (Figuras 1 y 2). En estos territorios existía un contexto adecuado para generar procesos participativos y aprendizajes conjuntos, involucrando a los ejidos y a las comunidades rurales.

Los cinco municipios elegidos presentan diferentes características, como la variedad en sus sistemas de producción y su estructura socioeconómica. En el Estado de México se incluyeron tres municipios: Texcoco, Atenco y Chiconcuac. En el municipio de Texcoco, perteneciente a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, aunque la proximidad del Distrito Federal ejerce una gran influencia en las comunidades rurales y suburbanas, también hay actividad agrícola. El municipio de Atenco, en la zona oriente del Valle de México, se caracteriza por ser una de las áreas con menor desarrollo económico de la región. En el municipio de Chiconcuac, en el nordeste del Estado de México, la mayoría de sus habitantes se dedican a la industria textil. En el estado de Veracruz se seleccionó el municipio de Amatlán, ubicado en la zona centro montañosa, con productos agrícolas, ganaderos y forestales. Por último, del estado de San Luis Potosí se seleccionó el municipio de Salinas, con un clima seco semifrío y una importante actividad ganadera. En el Cuadro 1 se resumen los datos de estas cinco zonas, que integran 65 comunidades y 51 ejidos en el proceso de formación de los GAL.

En la Figura 3 se representa el modelo general diseñado para la creación de los GAL en los territorios de México. El esquema muestra como los factores estratégicos del Proyecto LEADER están en estrecha relación con los factores para la formación de estas estructuras sociales, variando de un territorio a otro el contexto rural, los agentes locales y el entorno institucional en el que se desarrollan. La colaboración de dos Instituciones de Educación Superior (IES) -el Colegio de Postgraduados y el equipo investigador de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM)- facilita la integración de conocimientos exógenos y endógenos, desde la perspectiva de la experiencia europea del modelo LEADER, para incorporarlos a procesos participativos desde los GAL. Los trabajos para la formación de los GAL se realizan interactuando con las especificidades del modelo LEADER, mediante procesos de aprendizaje social, cuyos fundamentos se han descrito en otros estudios (De los Ríos, 2002, 2010; Díaz-Puente et al, 2008; 2009; Cazorla, 1997). La interacción de elementos tan importantes como el enfoque territorial, el ascendente, el carácter innovador de las acciones, el enfoque multisectorial, el vínculo entre acciones, el trabajo en red y la gestión de proximidad, ha contribuido a formar GAL con éxito en contextos rurales muy diferentes.

La formación de estas estructuras locales en México se desarrolla en paralelo con los diagnósticos participativos, formación y sensibilización de los actores de los núcleos agrarios elegidos. En el Proyecto Leader-México es especialmente innovador el proceso de formación de los GAL como estructuras de gobierno local dotados de una organización y un equipo técnico encargado de la implementación de acciones y proyectos de innovación rural. Para la creación de estos GAL, como organizaciones locales basadas en el territorio, se definieron tres elementos comunes: 1) el ámbito de los propios socios que las forman queda enmarcado en un territorio específico donde se inscriben sus principales actividades; 2) los agentes sociales que las forman pertenecen a la sociedad civil y a la comunidad política; y 3) cada GAL define su propio sistema de distribución de poderes legales y su organización propia sobre las que se establecen diferentes niveles de gobierno, así como sus reglas administrativas.

En este proceso de estructuración es necesario analizar la evolución de los capitales sociales de las comunidades rurales (Barrera et al., 2010) y especialmente el grado de consolidación de los partenariados creados. Para ello el modelo incorpora una serie de criterios para medir la consolidación de las empresas rurales integradas en los GAL desde 2005 hasta 2010. Estos criterios (Cuadro 2) valoran en una escala porcentual distintos aspectos en relación con la organización, planificación de actividades, aspectos legales, implantación de los proyectos, partes involucradas, financiación y gestión de los mismos.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

En este apartado se muestran los resultados de la creación de los GAL en México como nuevas estructuras sociales de la sociedad civil organizada, desde el inicio de la aplicación del modelo en el 2005. Los resultados permiten examinar el proceso seguido y los primeros efectos en los territorios. La creación de estos GAL es un proceso gradual de aprendizaje como una nueva forma de gestionar los proyectos de desarrollo rural. Los trabajos han permitido la articulación de grupos de productores de comunidades rurales y suburbanas, mediante la formación de diferentes figuras asociativas, y la implantación de proyectos de carácter innovador en diferentes sectores. Estas agrupaciones son la base para la creación de los GAL, bajo la figura legal de Asociación Civil sin fines de lucro. Posteriormente sobre estos GAL se agruparon distintas empresas constituidas en diferentes formas asociativas, tales como: Sociedades de Producción Rural de Responsabilidad Limitada (SPR de RL), Asociaciones Civiles (AC), Asociaciones Locales de Productores Rurales (ALPR) y Sociedades Cooperativas de Responsabilidad Limitada (SC de RL).

Creación de los partenariados GAL desde procesos ascendentes

Durante estos años los procesos para la formación de los GAL en México han cubierto un área de aproximadamente 2416 km2, con una población de 340 000 habitantes. Los procesos ascendentes para la formación de los GAL han permitido crear 75 empresas que a través de sus casi dos mil socios son la base del partenariado, marcando las prioridades para promover el desarrollo en cada territorio.

En el GAL-Amatlán los procesos participativos desarrollados permitieron formar 14 empresas, como organizaciones de la sociedad civil, la mayoría en forma de Sociedades Cooperativas de Responsabilidad Limitada (SCRL), implicando a 1010 agentes locales. En este municipio se formó la mayor organización de todos los territorios intervenidos, la SCRL Productora de Litchila, que agrupa a 854 socios orientados a la producción y exportación de Litchi (Litchi chinensis). Otras organizaciones que destacan en Amatlán por el número de agentes implicados son: Asociación Civil Área Natural El Clarín, que integra a 59 socios para ofrecer servicios ambientales y de turismo rural; la SCRL Cruz de los Naranjos con 80 horticultores; SCRL Paraje Nuevo, con 12 agentes para producir palma y tepejilote, y SCRL Productores de Helecho LEDER con 10 productores.

En el GAL-Atenco las nuevas empresas fueron 37, todas ellas adoptaron la forma de Asociación Local de Productores Rurales (ALPR), con 365 socios. Entre éstas, las más numerosas son: la ALPR de Nexquipayac, con 50 socios sobre un proyecto de regadío; ALPR Santa Isabel Ixtapan, formada por 26 cunicultores; ALPR Sta. Isabel Ixtapan, con 21 productores de bovinos y derivados lácteos; ALPR Acuexcomac San Lazarito, con 17 socios para la producción textil; y la ALPR Francisco I. Madero, formada por 12 socios para el procesado de lácteos.

En el GAL-Salinas se formaron 11 nuevas empresas, con 126 socios. En este GAL las empresas se agruparon principalmente en forma de Sociedad Cooperativa de Responsabilidad Limitada (SCRL). Destacan, por el número de socios: SCRL Mujeres en Progreso, con 37 mujeres asociadas; SCRL Agro-Cañada, con 22 productores; SPRL Chayotes de Cañada, con 12 socios; y la SPRL Conservas de Cañada con 11 socios.

En el GAL-Texcoco se formaron 13 empresas agrupando a 428 socios. Las empresas más importantes se orientaron hacia proyectos de turismo rural y cultural: la Asociación Civil (A.C.) Parque Ecoturístico el Cedral San Pablo Ixayoc, con 124 socios; la A.C. Promotora del Desarrollo Territorial Pentecostés con 51 socios para servicios recreativos; la SPRL Balneario de Santa María Nativitas con 44 socios; la A.C. Promotora Agroecoturística San Miguel Tlaixpan que agrupa a 40 socios; y la A.C. Promotora Agroeco-turística y Arqueológica de San Dieguito Xochimancán con 38 socios. Destacan además dos SPRRL, con orientación productiva: la Sociedad productora del Nopal de San Dieguito, con 35 socios y Productores de Flores Selectas Tequexquinahuac con 22 socios.

En el municipio de Chiconcuac no se han formado hasta ahora nuevas empresas debido a que las prioridades municipales se han orientado hacia objetivos sociales, dejando las actividades productivas para más adelante. Desde este GAL en formación se ha decidido focalizar los recursos a un proyecto municipal estratégico para la construcción del Boulevard principal del núcleo urbano, que ha favorecido la accesibilidad y el comercio.

Estructura y composición de los Grupos de Acción Local

Los GAL quedaron constituidos por diferentes actores del territorio, tales como representantes de los ejidatarios, agentes municipales, representantes de los Ayuntamientos, así como de los Consejos Municipales de Desarrollo Rural Sustentable (COMUDERS). Aunque cada comunidad territorial define un sistema de distribución de poderes legales y sus reglas administrativas, el esquema de órganos de gobierno y gestión fue similar en todos los territorios (GAL-Amatlán 2006; GAL-Texcoco, 2006). En primer lugar figura el Órgano Directivo del GAL, integrado por presidente, secretario, tesorero y los vocales que acuerde nombrar la propia Asamblea. Las Asambleas Generales se han constituido como órganos rectores y expresión de la voluntad de la Asociación, integrando a todos los asociados del partenariado. El tamaño medio de estas organizaciones es de 20 miembros, oscilando entre 16 representantes en el GAL-Texcoco y 24 en el GAL-Amatlán. Entre los integrantes figuran tres tipos de asociados (fundadores, adherentes y honorarios); aunque todos los GAL se encuentran abiertos a nuevos socios, en función de la evolución de las actividades y de sus relaciones con la sociedad civil y la comunidad política. Los requisitos para que estas nuevas personas se integren son: ser mayor de edad, estar reconocido por la comunidad como persona honorable, solicitar la admisión individual o colectiva, contar con el respaldo de dos asociados, y que su solicitud sea admitida por un mínimo de las dos terceras partes de los asociados.

Entre las funciones definidas para las Asambleas están aprobar y modificar los estatutos y el reglamento de régimen interno, controlar la gestión de la Junta Directiva, así como la elección de sus miembros, y aprobar los presupuestos anuales. Al igual que en los GAL de Europa, los de México cuentan con un equipo de dirección y gerencia cercano a la población local, con la función principal de dar apoyo técnico a los promotores de los proyectos, elaborar expedientes e informes, y dar seguimiento a los proyectos formulados desde las organizaciones.

Para mejorar las relaciones entre los agentes, en todos los territorios existen diferentes Instituciones de Educación Superior (IES), tales como el Colegio de Postgraduados y otras universidades, instituciones municipales, estatales y privadas, que tienen interés en el desarrollo territorial de cada una de las regiones. Todas estas instituciones, públicas y privadas, coinciden en la necesidad de coordinar las acciones y los recursos, tanto humanos como materiales y ambientales. Durante los procesos de formación de los partenariados se convocó a diversas instituciones, acordando ejes prioritarios en cada territorio.

Estas nuevas estructuras GAL formadas en los territorios tienen cabida y se fomentan en el marco legal mexicano. Según se establece en la LDRS (artículo 148) "el Gobierno Federal apoyará y promoverá la constitución, operación y consolidación de las organizaciones del sector social y privado que participen en las actividades económicas, proyectos productivos y de desarrollo social del medio rural" (DOF, 2001, p. 44).

En el Cuadro 3 se muestran las diferentes figuras asociativas de las comunidades rurales y suburbanas que han permitido la articulación de los cinco GAL como Asociaciones Civiles sin fines de lucro. Las principales figuras organizativas son las Asociaciones Locales de Productores Rurales (55 %), seguidas de las Sociedades Cooperativas de RL. (31 %); otras figuras son las Sociedades de Producción Rural de Responsabilidad Limitada (8 %) y las Asociaciones Civiles (7 %). Desde el punto de vista del número de socios destaca la figura de la Sociedad Cooperativa de Responsabilidad Limitada, con 55 %. De todos los GAL, estas nuevas estructuras integran a 1929 socios. Al analizar el grado de consolidación de las organizaciones locales según los criterios definidos (Cuadro 2), se observan valores altos (con un promedio de 78 vs. 100), siendo máximos los valores en las organizaciones del tipo Asociación Local de Productores Rurales.

De los diferentes GAL (Cuadro 4), el GAL-Amatlán presenta un mayor número de socios y un máximo índice de consolidación (95.7); frente al menor valor del GAL-Texcoco (61.9).

Efectos de los GAL en la innovación rural

Las acciones de consolidación de los GAL para mejorar la capacidad de iniciativa y participación de la población, han supuesto la principal innovación en los territorios, aportando nuevas respuestas a los problemas en las comunidades rurales. Sin embargo, desde estas nuevas estructuras se han puesto en marcha proyectos innovadores que han logrado nuevas formas de valorización de los recursos locales, incluidos los culturales y ambientales, y se han creado nuevos proyectos desde los que se ofertan nuevos productos turísticos que reevalúan la identidad local. Otras acciones se corresponden con innovaciones tecnológicas para promover la eficiencia económica de las unidades de producción.

En todos los GAL destacan diferentes acciones en relación con la valorización de los productos locales como derivados lácteos, cunicultura, ovinos, hortalizas, procesamiento de frutas y verduras, miel, tilapia, etcétera, diversificando la producción y las fuentes de empleo. Desde el GAL-Amatlán el carácter innovador se ha centrado más en los proyectos de turismo rural, en las nuevas formas de la valorizar el patrimonio ambiental y los productos locales (palma camedor (Chamaedorea sp.) y tepejilote (Chamaedorea tepejilote Liebm), producción y exportación de litchi, velillo de plátano y palma camedor, entre otros). En el GAL-Atenco la innovación busca nuevas formas de diversificar la producción en relación con actividades textiles, serigrafía, patrimonio y educación ambientales.

Además de las innovaciones de carácter técnico desde el diseño e ingeniería de productos y procesos, en el proyecto LEADER-México, al igual que en otros territorios LEADER de la UE, los procesos de innovación han adoptado un enfoque más rico. La innovación se concibe en LEADER como un proceso de aprendizaje social que incorpora, además y esencialmente, nuevas relaciones humanas, nuevas actividades de gestión, administración, negociación y coordinación, nuevas formas de aprendizaje, nuevos sistemas de estructurar e intercambiar la información y el conocimiento, dentro y fuera del ámbito del agente social que aporta la innovación. Desde el concepto de innovación como aprendizaje social, la creación de los GAL en México ha generado nuevas dinámicas sociales en los territorios que se pueden concretar en los siguientes puntos: confrontación de aspectos locales-globales, creación de mecanismos de aprendizaje, nuevos procesos de negociación entre agentes e instituciones creando nuevos vínculos; creación de nuevos referentes comunes en torno a los GAL; nuevas reglas del juego para la financiación y gestión de los proyectos a nivel local y desde de la toma de decisiones compartida.

Los procesos de aprendizaje se han impulsado también a través de numerosas acciones de formación con seminarios conjuntos, talleres de capacitación y visitas a otros territorios, fomentando una visión global de los recursos del territorio, de sus potencialidades y expectativas. Todo ello ha permitido transformar las mentalidades de los agentes reforzando el enfoque territorial, ascendente, fortalecer identidades colectivas y valorizar los recursos endógenos desde la sostenibilidad y la cultura local.

Efectos de los GAL en la diversificación de actividades en el medio rural

La creación de los GAL también ha sido el cauce para impulsar proyectos de diversificación con un enfoque integrado, asociando sectores y recursos, y conciliando medioambiente y desarrollo económico. Desde estas nuevas organizaciones se ha generado una tipología de proyectos en donde el carácter innovador de las acciones, el vínculo entre ellas y el enfoque multisectorial tienen una influencia sobre las acciones realizadas, así como sobre los resultados obtenidos. Estos resultados están facilitado la "experimentación" de diversas soluciones a pequeña escala, antes de pasar a una escala superior en el territorio, incorporando el concepto de "transferible" (AEIDL, 1997). Como se ve en el Cuadro 5, la mayoría de los proyectos de los GAL se centran en buscar formas de valorizar la producción (61% de los proyectos), desde la creación de vínculos entre agentes de la producción, transformación y comercialización. Otros proyectos se centran en el apoyo a nuevas empresas a través del fortalecimiento técnico, innovaciones tecnológicas y mejora de equipamiento (18.7 %), en crear nuevos productos y servicios de turismo rural (12 %), en fortalecer la formación y capacitación de la población (5.3 %), y la valorización de patrimonio ambiental (2.7 %).

Al analizar el grado de consolidación de los proyectos implementados según los criterios definidos (Cuadro 2), se observan mayores valores en los proyectos de valorización de los productos locales (con un promedio de 80 vs. 100). El desarrollo de estos proyectos sobre sectores más conocidos por los productores puede ser la razón principal de la mayor consolidación. Los proyectos de formación y capacitación con actividades puntuales tienen menor permanencia en el tiempo, y por tanto, menores índices de consolidación.

En general se puede concluir que desde los distintos GAL en el marco del proyecto LEADER-México, se cubren las principales áreas de interés con las que cuentan las comunidades rurales de los territorios. Los principales recursos de los territorios se valorizan en mayor o menor grado desde los GAL. Se contribuye a una nueva y más eficaz forma de valorización de los recursos, sobre todo en lo referente a los productos locales, turismo rural y al desarrollo de nuevas empresas. Como era de esperar, se observan diferencias desde los GAL según los recursos y los sectores potenciales (Cuadro 6). Todos los GAL implementaron proyectos orientados a la valorización de los productos locales; los GAL-Amatlán y Atenco desarrollan proyectos de valorización del patrimonio ambiental. El turismo es uno de los sectores novedosos, aunque todavía con pocos proyectos, con un gran potencial para su desarrollo, especialmente en los GAL-Amatlán y Texcoco.

 

CONCLUSIONES

Los Grupos de Acción Local tienen gran potencial en México para la articulación del desarrollo rural y la construcción de capacidades locales para un verdadero desarrollo endógeno. La formación de estas estructuras locales en México se ha desarrollado en paralelo con procesos de adquisición de capacidades y desarrollo de competencias. Los procesos participativos y las actividades conjuntas han permitido que en los territorios seleccionados se conformen nuevas organizaciones sociales territoriales GAL, integrando procesos de aprendizaje social y autogestión. Estas organizaciones locales (GAL), desde los resultados de los proyectos, llevan a los agentes locales a una reflexión conjunta sobre los recursos potenciales y el diseño de sus propias estrategias de desarrollo sostenible. La creación de estas estructuras de gobierno local es un elemento clave de una nueva concepción de la planificación del desarrollo rural en México, basada en un enfoque territorial y una gestión descentralizada. Las tendencias internacionales y los planteamientos de la LDRS de México están en sintonía con los principios de este nuevo enfoque.

 

AGRADECIMIENTOS

Agradecemos a las dos Instituciones de Educación Superior que han impulsado y financiado este proyecto conjunto de investigación: el Colegio de Postgraduados (COLPOS) en México y la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) en España. De modo especial, quisiéramos plasmar nuestro más sincero reconocimiento a los trabajos de coordinación de los Doctores Benjamín Figueroa, coordinador desde México del Programa de Doctorado Conjunto COLPOS-UPM, y al Doctor Adolfo Cazorla, Director del Grupo GESPLAN y Vicerector de la UPM. Sus aportaciones han sido fundamentales para alcanzar los resultados obtenidos. Agradecemos también la financiación concedida por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo entre los años 2004 y 2008 (Proyectos "A/2317/04", "A/2862/05" y "B/019709/08").

 

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