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Polibotánica

versão impressa ISSN 1405-2768

Polibotánica  no.30 México Set. 2010

 

Plantas tradicionalmente usadas como plaguicidas en el estado de Hidalgo, México

 

Plants traditionally used as pesticides in the state of Hidalgo, Mexico

 

Miguel Ángel Villavicencio-Nieto*, Blanca Estela Pérez-Escandón* y Alberto José Gordillo-Martínez**

 

* Laboratorio de Etnobotánica, Centro de Investigaciones Biológicas. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Carr. Pachuca-Tulancingo sn. Mineral de la Reforma, Hgo. CP 42184, México. Correo electrónico: mavn3@hotmail.com.

** Centro de Investigaciones Químicas. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

 

Recibido: 13 abril 2009.
Aceptado: 12 abril 2010.

 

Resumen

Este estudio se realizó con el objetivo de investigar el uso de las plantas como plaguicidas en el estado de Hidalgo, México. En la región se usan 124 especies de plantas, de las que se obtienen 186 productos, como infusiones y humo, para combatir 29 tipos de plagas de vertebrados e invertebrados y proteger 15 bienes. Se emplean todas las partes vegetales y todas las formas de vida; las plantas se obtienen de la mayoría de los hábitats de la región. Al clasificar las especies vegetales y las familias considerando cuatro variables, se determinó que las especies de plantas con mayor importancia de uso plaguicida son Trichilia havanensis, Psidium guajava, Nicotiana tabacum, Tagetes erecta, Mentha rotundifolia, Ipomoea stans, Tagetes lucida, Parthenium hysterophorus y Schinus molle; las familias más importantes son Asteraceae, Solanaceae, Meliaceae y Fabaceae. En Hidalgo existe una fuerte dependencia de la flora local para el control de plagas, que se efectúa en un esquema de uso múltiple, con técnicas tradicionales.

Palabras clave: plantas como plaguicidas, estado de Hidalgo, México, bioplaguicidas, plaguicidas botánicos.

 

Abstract

The objective of this study was to investigate the traditional use of plants as pesticides in Hidalgo, Mexico. In the region the inhabitants use 124 species of plants, from which they obtain 186 products like infusions and smoke to control 29 types of vertebrate and invertebrate pests and protect 15 goods. All life forms and all parts of the plants are used. The plants are obtained from the majority of the habitats of the region. We classified the plant species and families considering four variables and determined that the species with the greatest importance as pesticides are Trichilia havanensis, Psidium guajava, Nicotiana tabacum, Tagetes erecta, Mentha rotundifolia, Ipomoea stans, Tagetes lucida, Parthenium hysterophorus, and Schinus molle. The most important families are Asteraceae, Solanaceae, Meliaceae, and Fabaceae. In Hidalgo there is a strong dependency on the local flora to control pests; this is done with a multiple use strategy and traditional techniques.

Key words: plants as pesticides, Hidalgo, Mexico, biopesticides, botanical pesticides.

 

INTRODUCCIÓN

Desde la antigüedad el hombre ha utilizado plantas para combatir plagas y este uso continúa hoy día. En todos los continentes aún se emplean plantas para controlar insectos, aves, mamíferos y otros organismos que atacan cultivos, productos almacenados, que afectan a personas, al ganado y a otros animales domésticos (Secoy & Smith, 1983; Lagunes, 1984; Arnason et al., 1989; Prakash & Rao, 1997 y Regnault-Roger et al., 2005).

En China y en Egipto desde 2500 años a.C. se utilizaban cenizas de madera contra plagas de almacén o se aplicaban productos de Derris spp. (Fabaceae); hacia 400 a.C., en Mesopotamia, Persia, Roma y Dalmacia, en la antigua Yugoslavia, se empleaban las cabezuelas secas de Chrysanthemum cinerariaefolium (Trevir.) Vis. (Asteraceae) para preparar polvo de piretro, producto usado para eliminar piojos y chinches; el nim [Azadirachta indica Adr. Juss. (Meliaceae)] tiene siglos de uso insecticida en la India; para controlar insectos en América se han empleado Lonchocarpus nicou (Aubl.) DC., Tephrosia vogelii Hook.f. (Fabaceae), Schoenocaulon officinale (Schltdl. & Cham.) A. Gray ex Benth. (Liliaceae), Anabasis spp. (Chenopodiaceae) y Ryania speciosa Vahl (Flacourtiaceae) (Jacobson, 1989; Duke, 1990; Rodríguez et al., 2003 y Moore & Lenglet, 2004).

Actualmente en el mundo se ha registrado el uso de aproximadamente 2 400 especies de plantas como plaguicidas (Golob & Webley, 1980, Secoy & Smith, 1983; Prakash & Rao, 1997 y Golob et al., 1999).Por ejemplo, en África se aplican más de quince especies de plantas como Hyptis suaveolens (L.) Poit. (Lamiaceae) y Olea europaea L. (Oleaceae) como repelente de mosquitos (Hassanali & Lwande, 1989; Karunamoorthi et al., 2009) y Xylopia aethiopica (Dunal) A. Rich. (Annonaceae) para ahuyentar insectos de los graneros (Kouninki et al., 2007). En Francia se usan distintas especies de plantas para evitar que el frijol (Phaseolus vulgaris L.) sea atacado por gorgojos (Acanthoscelides obtectus; Coleoptera) (Regnault-Roger & Hamraoui, 1993; Regnault-Roger et al., 1993 y Regnault-Roger & Hamraoui, 1994/1995). Una práctica frecuente del campesino en Cuba es el uso de extractos y polvos vegetales como insecticidas botánicos (Estrada y López, 1997). En Perú la papa almacenada se protege de las palomillas con hojas de Minthostachys spp. (Lamiaceae) (Guerra et al., 2007) y en Cajamarca, una región de este país sudamericano, se emplean 22 especies de plantas para controlar diversas plagas (Orozco & Lentz, 2005). En México Porophyllum punctatum (Millar) Blake (Asteraceae) se utiliza para matar piojos y Helenium quadridentatum Labill. (Asteraceae) para pulgas (Del Amo, 1979). En Europa, Urginea maritima (L.) Baker (Liliaceae) es empleada como rodenticida (Pascual-Villalobos, 2002). En Veracruz Gliricidia sepium Kunth ex Steud. (Fabaceae) es empleada para controlar ratas (Del Amo, 1979); en Chiapas Ricinus communis L. (Euphorbiaceae) se usa contra aves y mamíferos (Trujillo-Vázquez y García-Barrios, 2000).

En la actualidad el método principal para el control de plagas es la aplicación de plaguicidas sintéticos, productos sumamente efectivos, por lo que en los últimos 50 años han desempeñado el papel principal en el control de plagas agrícolas y la reducción de enfermedades transmitidas por vectores y se prevé que su uso seguirá siendo esencial en los próximos años (Wheeler, 2002). Sin embargo, el empleo excesivo y prolongado de estos productos ha generado problemas ambientales, como contaminación de suelo y agua; bioacumulación en las cadenas alimenticias; intoxicación a seres humanos y efectos carcinogénicos, teratogénicos y mutagénicos; además, se ha incrementado el número de especies de plagas resistentes, lo que ha provocado un aumento de casos de enfermedades transmitidas por vectores, como la malaria, el dengue y el mal de Chagas y la pérdida del 14% de las cosechas mundiales por el ataque de plagas (Lagunes, 1984; Berenbaum, 1989; Brogdon & McAllister, 1998; Fauci, 1998; Wesseling et al., 2003 y Cruz-Reyes y Pickering-López, 2006).

Ante estos problemas existe la necesidad de contar con otros productos para controlar plagas y en la búsqueda de alternativas efectivas, más seguras para los seres humanos y el ambiente, se considera que las plantas son una fuente potencial de plaguicidas, a los que se les puede denominar plaguicidas vegetales, productos que presentan baja o nula toxicidad en mamíferos, son biodegradables, poco persistentes, menos dañinos para organismos no blancos, no son fitotóxicos, no afectan la viabilidad de las semillas, la mayoría no inhiben la germinación ni afectan las cualidades alimenticias de los granos; además, pueden estar disponibles para los usuarios, en particular para los campesinos de los países en desarrollo (Jacobson, 1989; Weinzierl & Henn, 1991; Rodríguez et al., 2003; Isman, 2005; 2006; Shaaya & Kostyukovysky, 2006; Shaaya & Rafaeli, 2007; Isman & Akhtar, 2007 y Palacios et al., 2007).

En el estado de Hidalgo (México), de la producción de maíz, frijol, cebada y avena, por el ataque de las plagas anualmente se pierde cerca del 20% (90 500 toneladas) y se presentan casos de enfermedades en humanos como malaria, dengue y mal de Chagas, cuyos agentes son transmitidos por vectores (Ibañez-Bernal, 1993; Guzmán Bracho et al., 1998; SSH, 2006; SAGARPA, 2006; Cruz-Reyes y Pickering-López, 2006). La estrategia principal para enfrentar los problemas causados por las plagas es el uso de plaguicidas sintéticos, pero periódicamente se registran casos de intoxicación en humanos con estos productos (SSH, 2001; SADER, 2004). Por otro lado, hay evidencias de que en Hidalgo es frecuente el empleo de plantas para controlar plagas; sin embargo, el tema no ha sido investigado con mayor amplitud. Ante la necesidad de contar con nuevos productos plaguicidas, efectivos, menos contaminantes, biodegradables, menos tóxicos y disponibles localmente, estas plantas pueden ser consideradas como una fuente potencial de esos productos. Por esto se decidió llevar a cabo el presente estudio con el objetivo de investigar el uso de las plantas para controlar plagas en el estado de Hidalgo, para conocer la diversidad de especies vegetales utilizadas con ese fin y contribuir así a documentar y preservar este conocimiento tradicional.

 

ZONA DE ESTUDIO

El estado de Hidalgo es una de las 32 entidades federativas de México. Está ubicado en la región centro sur del país (Fig. 1), entre 21°24' y 19°36' de latitud norte y 97°58' y 99°53' de longitud oeste; tiene una superficie de 20 905 km2, que corresponden al 1.07% del territorio nacional; está dividido en 84 municipios y Pachuca es la capital; tiene 2 369 410 habitantes, el 49.3% vive en el medio urbano y el 50.7% en el medio rural; el 61.3% de la población económicamente activa (PEA) se dedica a labores agropecuarias; el 93.9% de las viviendas cuenta con energía eléctrica, el 80% con agua entubada y el 66% con drenaje; 87.7% de la población sabe leer y escribir; el 15.4% pertenece a alguno de los cuatro grupos indígenas que se registran en el estado: los Nahuas se localizan principalmente en la Huasteca, al NNE de la entidad; los Otomíes de la Sierra y los Tepehuas ocupan parte de la región NE y los Hñahñús, que viven principalmente en el Valle del Mezquital, al oeste del estado (INEGI, 2007). En el territorio estatal confluyen cuatro provincias fisiográficas: el Altiplano Mexicano, el Eje Volcánico Transversal, la Sierra Madre Oriental y la Planicie Costera Nororiental (Rzedowski, 1983); presenta una topografía escarpada con altitudes que van de 196 a 3350 m; se distinguen tres zonas climáticas: la de climas cálidos y semicálidos húmedos, en la Huasteca y la zona Otomí-Tepehua, con una temperatura media anual de 22 a 26°C y un ámbito de precipitación anual de 1 200 a 2 500 mm; climas templados, en la parte central, con una temperatura media anual de 14 a 20°C y precipitación anual de 600 a 1 200 mm y los climas secos y semisecos, de la región SSO, con temperatura media anual de 16 a 18°C y precipitación anual de 300 a 600 mm; los principales ríos son el Moctezuma, Amajac, Grande de Tulancingo y Tula (INEGI, 1992); el 53% de la superficie del estado está dedicada a la agricultura y a la ganadería; la superficie sembrada es de 574 485 ha, de las cuales el 76.4% son de agricultura de temporal; los cultivos principales son maíz, cebada, frijol, chile, calabaza, tomate, jitomate, café y caña de azúcar; la ganadería se basa en la cría de ovinos, bovinos, caprinos y porcinos; en este rubro la avicultura es una actividad importante (INEGI, 2007); se reconocen ocho tipos de vegetación: matorral xerófilo y pastizal, en el Valle del Mezquital, porción NE del Valle de México y barranca de Metztitlán; bosque mesófilo de montaña, en la vertiente E de la Sierra de Hidalgo y la zona Otomí-Tepehua; bosque de coníferas y bosque de Quercus, principalmente en las Sierras de Hidalgo y de Pachuca, en el Valle de Tulancingo y parte del Valle del Mezquital; bosque tropical perennifolio, en la Huasteca y parte de la zona Otomí-Tepehua; bosque tropical caducifolio, en una porción de la barranca de Metztitlán; vegetación acuática y subacuática (Rzedowski, 1983; INEGI, 1992), así como vegetación ruderal y arvense. Se estima que en el estado se encuentran unas 4 000 especies de plantas (Villavicencio Nieto et al., 1998), de las cuales se han registrado 3 239 especies de angiospermas (Villaseñor, 2003).

 

MÉTODOS

OBTENCIÓN DE INFORMACIÓN

La información acerca de las especies de plantas usadas para combatir plagas se obtuvo por medio de entrevistas semiestructuradas, realizadas principalmente en forma individual y algunas en grupo, cada una de estas últimas se contabilizó como una sola entrevista (Alexiades, 1996), las entrevistas se efectuaron en 150 comunidades de Hidalgo que pertenecen a 49 municipios, en el Anexo 1, se presenta la lista de estos municipios y el número de entrevistas realizadas en cada uno. Acaxochitlán, Huehuetla, San Bartolo Tutotepec, Yahualica, Huejutla, Mineral del Monte, Epazoyucan y Zapotlán, fueron los municipios en los que se efectuó el mayor número de encuestas. En el Anexo 1 se señalan los municipios en donde se hicieron entrevistas en grupo. En total se realizaron 215 entrevistas, el 67% de las cuales fue a población mestiza, 20% a Nahuas, 6% a Hñahñús y 7% a Otomí-Tepehuas. Las entrevistas se hicieron en español, a personas de 18 años y más, principalmente campesinos y amas de casa a quienes se les preguntó qué plantas utilizan para controlar moscas, mosquitos, hormigas, cucarachas, gorgojos del maíz y del frijol, ratas, ratones, ardillas y otras plagas. También se les pidió que describieran las formas de uso plaguicida; adicionalmente se les preguntó si las especies de plantas empleadas para controlar plagas tenían otros usos. Con ayuda de informantes se recolectaron por triplicado ejemplares de las especies vegetales mencionadas en las entrevistas, que se identificaron por medio de claves dicotómicas (Gentry, 1982; Standley, 1982; McVaugh, 1984, 1987, 1989 y Rzedowski y Rzedowski, 2001). En la identificación también se utilizaron diferentes fascículos de la Flora de Veracruz (Nash y Moreno, 1981 y Nee, 1986, 1993) y de la Flora del Bajío y de Regiones Adyacentes (Rzedowski, 1991; Rzedowski y Guevara-Féfer, 1992; Rzedowski y Germán, 1993; van der Werff y Lorea, 1997; Lira Saade, 2001; Daniel y Acosta Castellanos, 2003). Los ejemplaresse depositaron en el Herbario del Área Académica de Biología, HGOM, ubicado en el Centro de Investigaciones Biológicas de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. La mayor parte del trabajo se realizó entre 2006 y 2008, sin embargo, los autores del presente reporte ya habían registrado el uso plaguicida de algunas de las especies de plantas citadas en este documento (Villavicencio Nieto y Pérez Escandón, 2005, 2006). Se presenta un mapa del estado de Hidalgo y puntos que representan la ubicación de las comunidades en que fueron efectuadas las entrevistas y las recolectas (Fig. 1), indicando con diferentes colores si son comunidades con población mayoritariamente mestiza, Nahua, Hñahñú u Otomí-Tepehua.

 

ANÁLISIS DE LOS DATOS

Con la información obtenida se elaboraron fichas por especie de planta; cada ficha contiene el nombre científico de la especie vegetal, familia, nombres comunes (la mayoría en español y de algunas especies, en la lengua indígena correspondiente, como lo indicaron los informantes), números de recolecta bajo las siglas del primer autor (MAVN), descripción del uso incluyendo los nombres de los bienes que se protegen de las plagas, los nombres comunes de las plagas contra las cuales se emplean, otros usos mencionados, como por ejemplo medicinal y comestible, hábitat en que se encuentra y los nombres de los municipios de Hidalgo donde se usa. Los nombres comunes de las plagas son los que dijeron los informantes. En el estudio no se recolectaron ejemplares de los organismos plaga; los nombres científicos de algunas de éstas fueron proporcionados en la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural del Estado de Hidalgo (SADER, 2004) y se corroboraron con la obra de Ruppert y Barnes (1996). En los casos cuando no se contó con el nombre de la especie sólo se mencionan los nombres del filum, clase, orden y familia o género y se presentan entre paréntesis la primera vez que se menciona el nombre común de una plaga en los textos de las fichas. Los ectoparásitos de las gallinas denominados gorupos, borucos o chahuistles se refieren a la misma especie.

Las partes de las plantas que se reconocieron fueron ramas, tallos, hojas, flores, frutos, semillas, raíces y rizomas, además, plantas completas, resinas, savias y látex. En el estudio se consideró que de cada planta se utiliza una, varias partes o la planta completa, pero lo que en realidad se obtiene es un producto, como por ejemplo una infusión que es la que se aplica, pero la infusión preparada con las partes vegetales de una especie es diferente a la que se prepara con las de otra especie, por lo que son productos distintos. Otro ejemplo de producto es el humo, que es diferente para cada especie. Con esta consideración se hizo la contabilización de productos vegetales obtenidos como plaguicidas. Las formas de vida registradas fueron árbol, arbusto, hierba, trepadora y parásita.

Se contabilizó el número de especies de plantas por tipo de vegetación, por número de especies de plagas contra las cuales se aplican, por bienes o personas que se protegen del ataque de las plagas, por número de municipios en los que se emplean y por categorías de uso.

Se determinó la importancia de uso plaguicida de las especies de plantas y de las familias registradas en el estudio. Esto se hizo considerando cuatro variables: número de productos que se obtienen por especie, número de plagas contra las cuales se emplea cada planta, número de bienes que se protegen de las plagas y número de municipios en los que se utilizan las plantas y considerando que a mayor valor de las variables, mayor importancia de uso plaguicida de las especies. Luego, las especies y las familias se clasificaron mediante un análisis multivariable con el método de conglomerados jerárquicos con el programa SPSS 15.0, con el método de vinculación promedio, con la distancia euclídea al cuadrado y midiendo las distancias entre los elementos en una escala estandarizada para identificar grupos (conglomerados), considerando que los elementos (promedio de plantas) dentro de un grupo no presentan diferencias. Las familias de plantas se clasificaron utilizando las mismas variables y método que para las especies, pero en este caso las variables fueron ponderadas según el número de especies por familia. En este caso también se consideró que a mayor valor de las variables, mayor importancia de uso plaguicida de las familias de plantas.

La importancia relativa (IR) de cada especie de planta se obtuvo tomando en cuenta el total de entrevistas en las que se mencionó a la especie (frecuencia de mención) y el total de entrevistas, con el siguiente cálculo:

IR = (total de entrevistas en las que se mencionó a la especie/total de entrevistas) 100.

 

RESULTADOS

En el estado de Hidalgo (México), se usan 124 especies de plantas para combatir plagas, distribuidas en 104 géneros y 57 familias; Asteraceae es la familia mejor representada con 19 especies, le sigue Solanaceae con nueve y Fabaceae con siete. En el Anexo 2 se presenta la lista de las 124 especies de plantas, con datos acerca de la forma de uso plaguicida, otros usos, hábitat en que crecen y municipios en los que se registró su utilización para combatir plagas.

Al analizar los datos se determinó que para controlar plagas se utilizan todas las partes de las plantas. Las ramas son las más utilizadas, provienen de 61 especies; siguen las hojas, que se obtienen de 29 especies; luego la planta completa (12 especies). También se emplean tallo, fruto y semilla (cada parte se obtiene de siete especies); flor y raíz (cuatro especies cada una); látex, savia y resina (una especie en cada caso).

Con las partes vegetales de las 124 especies de plantas se obtienen productos como infusiones (28 especies de plantas), humo o productos de la combustión (30 especies), polvos (siete), ramas o manojos (seis), pastas (seis), escobas (siete), nidos (35), cebos envenenados (preparados con masa de maíz, tortillas, pan o bebidas) (15), macerados (10), cataplasmas (nueve), entre otros. Se contabilizaron 186 productos obtenidos de estas 124 especies de plantas. Las especies de las cuales se obtiene un mayor número de productos son Trichilia havanensis (seis productos); Psidium guajava (cinco productos); Ipomoea stans y Nicotiana tabacum (cuatro productos de cada una); en promedio se obtienen 1.5 productos por especie vegetal. De Asteraceae se obtienen 29 productos, de Solanaceae 16, Fabaceae 11, Lamiaceae ocho, Meliaceae y Scrophulariaceae siete productos de cada una, Agavaceae, Cupressaceae, Myrtaceae, Papaveraceae y Rutaceae cinco, Anacardiaceae, Convolvulaceae, Euphorbiaceae y Verbenaceae cuatro. En promedio se obtienen 3.19 productos por familia.

Las especies de plantas usadas para combatir plagas se obtienen de siete de los ocho tipos de vegetación presentes en Hidalgo, del matorral xerófilo se obtienen 37 especies, del bosque tropical perennifolio 27, del de coníferas 24, del de Quercus 19, del bosque mesófilo de montaña 18; del pastizal cuatro y de la vegetación acuática y subacuática dos. Once especies son arvenses y 24 cultivadas. Los arbustos son la forma de vida de uso más frecuente, con 47 especies; les siguen las hierbas con 41, árboles 31, trepadoras cuatro y una parásita.

Las 124 especies de plantas se utilizan para combatir 29 tipos de plagas. Los resultados se presentan en la figura 2, en la que se observa que el primer lugar, con 46 especies, lo ocupan las plantas utilizadas para eliminar a los borucos, también llamados, gorupos o chahuistles, que afectan a las gallinas; en segundo lugar con 27 especies están las plantas usadas contra las moscas que causan las gusaneras del ganado, les siguen con 23 especies las empleadas contra las pulgas, 16 contra gorgojos de maíz y 12 contra los piojos en humanos. Para el resto de las plagas se emplean entre una y nueve especies de plantas. Los insectos son el grupo de organismos plaga, contra el cual se emplean el mayor número de especies de plantas (118); les siguen los mamíferos, contra los que se utilizan 28 especies; para el resto de las plagas se usan entre una y cuatro especies de plantas.

Estas plantas se emplean para proteger 15 bienes (personas, infraestructura, animales domésticos, cultivos); 47 especies de plantas se utilizan para proteger a las gallinas de los insectos que las afectan; 36 especies de plantas se emplean para evitar la presencia de moscas, pulgas y hormigas en las viviendas; 29 especies para la protección del ganado, 26 para proteger el maíz de plagas de invertebrados y vertebrados y 17 para proteger seres humanos. Los resultados completos se presentan en la figura 3.

Ochenta y cinco especies se utilizan como plaguicidas en un solo municipio, 20 especies se usan en dos municipios y 12 en tres, mientras que Tagetes erecta, Buddleja cordata ssp. cordata y Nicotiana tabacum se emplean en cuatro municipios cada una; Trichilia havanensis y Tagetes lucida son utilizadas en cinco municipios; Schinus molle y Parthenium hysterophorus se emplean en seis sitios cada especie.

Además del uso plaguicida, la mayoría de las especies de plantas que se detectaron, también se utilizan con otros fines. En total, se registraron 26 categorías de uso: medicinales (97), comestibles (35), ornamentales (30), combustible (23), cercas (13), uso artesanal (11), sombra (nueve), uso doméstico (siete), juego (seis), maderables (cinco), construcción (cinco), ceremonias (cinco), resina (cuatro), forraje (cuatro), bebida (tres), uso veterinario (dos), ritual (dos), instrumentos de trabajo (una), colorante (una), desodorante (una), estimulante (una), refrescante (una), cacería (una), fibra (una), percha (una). Sólo 11 especies de plantas se usan exclusivamente como plaguicidas: Coreopsis mutica var. mutica, Croton pulcher, Cucurbita okeechobeensis ssp. martinezii, Euphorbia furcillata var. furcillata, Galphimia glauca, Lonchocarpus hermannii, Microsechium helleri, Pteridium arachnoideum, Solanum corymbosum, Solanum torvum y Spigelia longiflora.

Al hacer la clasificación de las 124 especies de plantas con el método de conglomerados jerárquicos, el análisis se simplificó agrupando 87 especies en un solo caso; éstas registraron las variables con los valores más bajos, inferiores a dos; así se obtuvo el dendrograma de la figura 4, en el que se observa que las especies de plantas se agruparon en tres conglomerados, uno compuesto por una sola especie, Trichilia havanensis, a la que en este estudio se le consideró como la de mayor importancia de uso plaguicida; de ésta se obtienen seis productos que se emplean contra nueve plagas, en la protección de ocho bienes en cinco sitios. A cinco puntos de distancias se formaron los otros dos conglomerados; en uno quedaron incluidas ocho especies: Psidium guajava, Nicotiana tabacum, Tagetes erecta, Mentha rotundifolia, Ipomoea stans, Tagetes lucida, Parthenium hysterophorus y Schinus molle, con las que en promedio se obtienen 3.75 productos, se combaten 3.25 plagas, se protegen 3.25 bienes y se utilizan en 4.25 sitios. A estas especies se les consideró ubicadas en segundo lugar en cuanto a importancia de uso. El resto de las especies de plantas formó el tercer conglomerado, de las que en promedio se obtienen 2.7 productos, se combaten 2.03 plagas, se protegen 2.0 bienes y se utilizan en 1.7 sitios.

Las especies de plantas con mayor importancia de uso plaguicida en la región son: Trichilia havanensis, Psidium guajava, Nicotiana tabacum, Tagetes erecta, Mentha rotundifolia, Ipomoea stans, Tagetes lucida, Parthenium hysterophorus y Schinus molle. La clasificación obtenida puede servir de base para la selección de especies, con el objetivo de realizar en el futuro estudios fitoquímicos y de actividad plaguicida.

Al hacer la clasificación de las 57 familias, para simplificar el análisis 27 familias se agruparon en un solo caso; éstas registraron las variables con los valores más bajos; así se obtuvo el dendrograma de la figura 5, en el que se observa que las familias de plantas se agruparon en tres conglomerados, uno compuesto por una sola familia, Asteraceae, a la que se le consideró como la de mayor importancia de uso. A siete puntos de distancia se formaron los otros dos conglomerados; en uno quedaron incluidas tres familias: Solanaceae, Meliaceae y Fabaceae, que ocupan el segundo lugar por su importancia de uso. En el tercer conglomerado quedaron incluidas las demás familias. Las familias de plantas con mayor importancia de uso plaguicida en el estado de Hidalgo son Asteraceae, Solanaceae, Meliaceae y Fabaceae.

Los resultados obtenidos al calcular la importancia relativa (IR) de las especies de uso plaguicida se presentan en el Anexo 3, en donde se observa que las especies con mayor importancia relativa son: Trichilia havanensis (IR, 6.51), Parthenium hysterophorus (5.12), Schinus molle (5.12), Tagetes lucida (4.65), Nicotiana tabacum (3.72), Tagetes erecta (3.72), Ipomoea stans (3.72), Psidium guajava (3.26), Decatropis bicolor (3.26), y Mentha rotundifolia (2.80).

El 58% de las especies de uso plaguicida se registraron en las comunidades con población mayoritariamente mestiza y el 42% en las indígenas. Se determinó que los informantes mestizos mencionaron en promedio 2.44 especies de plantas de uso plaguicida, mientras que los informantes indígenas mencionaron en promedio 2.08 especies, ambas cifras se compararon con la prueba U de Mann-Whitney, con el programa SPSS 15.0 y se observó que no difieren significativamente (U = 2530.5, p = 0.055).

 

DISCUSIÓN

El número de especies de plantas empleadas para combatir plagas en Hidalgo, representa aproximadamente el 3.1% de la flora local. Al hacer la revisión bibliográfica no se encontraron antecedentes de que en otros estados o regiones de la república mexicana se utilice una proporción tan elevada de plantas como plaguicidas. Asteraceae es la familia que proporciona más especies plaguicidas a los habitantes del estado, lo que probablemente es un reflejo de la riqueza florística del país, donde es precisamente esta familia la más diversa (Villaseñor, 2003). En otros estudios acerca del uso de las plantas en otras áreas de México, también Asteraceae ocupa el primer lugar por el número de especies de plantas utilizadas (Martínez Alfaro et al., 1995; Navarro y Avendaño, 2002).

Entre los productos que se obtienen con las partes vegetales de las especies de plantas de uso plaguicida en Hidalgo están los nidos para las gallinas, que se preparan con el fin de eliminar a los ectoparásitos de estas aves. Los nidos son los productos para los que se emplean el mayor número de especies de plantas, como Hyptis verticillata; se ha informado que las ramas de esta especie de Lamiaceae en América Central también se utilizan para la preparación de nidos (Secoy & Smith, 1983). El humo, como fumigante, es el producto que ocupa el segundo lugar por el número de plantas usadas para producirlo. En otros países, como Etiopía, el humo de origen vegetal es el producto que se usa con mayor frecuencia para repeler mosquitos (Karunamoorthi et al., 2009). Otros productos que se preparan con estas plantas son las escobas, que se elaboran específicamente para barrer sitios infestados con diferentes artrópodos; igual que en el estado de Hidalgo, ésta es una práctica que también se lleva a cabo al sur de Italia, don-de para eliminar pulgas se barre con escobas hechas con ramas de Dittrichia viscosa (L.) W. Greuter (Asteraceae) (Nedelcheva et al., 2007). El uso de ramos de plantas que se cuelgan en diferentes sitios para repeler insectos, que se registró en varios municipios de la zona estudiada, también se observa en otros países, como Eritrea, en África, donde en la pared cercana a la cama se cuelgan ramas de Ocimum forskolei Benth. (Lamiaceae) para ahuyentar mosquitos (Waka et al., 2004).

El número de productos vegetales empleados para combatir plagas en Hidalgo resulta considerablemente mayor si se compara con el número de productos sintéticos que se emplean como plaguicidas en este estado, donde el combate de vectores se hace con butóxido, malatión y abate. Los insectos que son plagas agrícolas son combatidos con 19 insecticidas, entre los que se encuentran paratión, malatión y deltametrina, que se venden con 48 nombres comerciales. Como rodenticida se emplea el fosfuro de zinc y como nematicida el furadan (SADER, 2004; SAGARPA, 2006). El manejo de estos plaguicidas sintéticos constituye un riesgo para la salud y periódicamente se registran casos de intoxicación en humanos. En 2000 se dieron 35 casos y en 2001 fueron 28 (SSH, 2001). En contraste, el manejo de los productos vegetales plaguicidas se puede considerar como más seguro, esto al tomar en cuenta que en este estudio se determinó que 97 de estas especies de plantas también tienen uso medicinal y 35 son comestibles, lo que implica que la mayoría de estas plantas se consumen y no hay evidencias documentadas de que produzcan efectos adversos; de ahí que estos productos vegetales podrían ser considerados como plaguicidas de riesgo reducido, concepto que la Agencia de Protección al Medio Ambiente (EPA por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos de Norteamérica emplea para plaguicidas que con certeza razonable no son dañinos (Wheeler, 2002). Además, en casos como el de Schinus molle se ha demostrado que los extractos etanólicos de hojas y frutos de este árbol no causan toxicidad aguda ni crónica en ratas, lo que permitió concluir que el uso insecticida de estos extractos es relativamente seguro (Ferrero et al., 2007a).

Las gallinas son los principales bienes que se protegen de las plagas mediante el uso de las plantas; el ganado también ocupa un lugar preponderante en la protección con productos vegetales; esto posiblemente se debe a que en Hidalgo la avicultura y la ganadería son actividades importantes, con más de 10 millones de cabezas de aves y 2.7 millones de cabezas de ovinos, bovinos, caprinos y porcinos (INEGI, 2007). Las moscas y garrapatas que afectan al ganado provocan enfermedades que generan pérdidas económicas cuantiosas; la aplicación de productos sintéticos constituye el principal método de control de estas plagas, pero son productos caros y contaminantes y la mayoría de estos artrópodos desarrollan resistencia (FAO, 2009; Kaaya, 2000; Muro Castrejón et al., 2003). Por eso, las plantas, como las 29 especies empleadas en Hidalgo contra esas moscas y garrapatas, son una alternativa viable en el desarrollo de estrategias integrales para el control de estas plagas. Otro bien que destaca por el número de especies de plantas dedicadas a protegerlo de las plagas de invertebrados y vertebrados es el maíz, que es el cultivo principal del estado de Hidalgo (INEGI, 2007), lo cual posiblemente explique el interés que tiene la población por cuidar este cultivo básico aplicando métodos tradicionales para el control de plagas con el uso de productos vegetales obtenidos de plantas locales.

En cuanto a la clasificación de las plantas según su importancia de uso, la especie que ocupó el primer lugar fue Trichilia havanensis. Ésta es una especie de la misma familia que el nim, Azadirachta indica, de importancia mundial como plaguicida (Prakash & Rao, 1997). Trichilia havanensis podría ser considerada como la especie de uso plaguicida prioritaria para realizar investigación etnobotánica, fitoquímica y farmacológica. En segundo lugar de prioridad están Psidium guajava, Nicotiana tabacum, Tagetes erecta, Mentha rotundifolia, Ipomoea stans, Tagetes lucida, Parthenium hysterophorus y Schinus molle. La clasificación de familias de plantas permitió reconocer las de mayor importancia de uso, que fueron Asteraceae, Solanaceae, Meliaceae y Fabaceae. Con excepción de Meliaceae, las otras tres son familias de plantas que por su diversidad se encuentran entre los primeros lugares de la flora de México.

Nueve de las diez especies con mayor importancia relativa, son las mismas que las especies de mayor importancia de uso, en este caso, el primer lugar también lo ocupó Trichilia havanensis; en esta categoría, Decatropis bicolor se observó en noveno lugar.

Con respecto a las menciones de las especies de plantas plaguicidas por zona étnica, no se observaron diferencias significativas entre el número promedio de especies mencionadas en la zona mestiza y la zona indígena de Hidalgo, esto a pesar de que el número de comunidades e informantes mestizos, 108 y144 respectivamente, fue mayor que los indígenas, 42 y 71. Es decir que el grado de conocimiento de las plantas para controlar plagas es igual entre la población mestiza e indígena de Hidalgo, a pesar de que esta última es minoritaria pues representa el 15.4% de la población del estado.

Se encontraron referencias de uso plaguicida y de pruebas in vitro, realizadas en diferentes organismos, de 41 de las 124 especies de plantas utilizadas para combatir plagas en Hidalgo. En Tamaulipas Parthenium hysterophorus tiene uso plaguicida (Hernández Sandoval et al., 1991). Asclepias curassavica, Tagetes lucida, Erythrina americana, Liquidambar styraciflua, Rosmarinus officinalis y Ruta graveolens se emplean como repelentes de insectos en diversos países (Secoy & Smith, 1983); en España, varias especies de Ruta se utilizan para proteger la ropa de las polillas, para repeler moscas, mosquitos y avispas, alejar serpientes, ratas y ratones, proteger pollos de gatos y zorras y como repelente de plagas de plantas de jardín (San Miguel, 2003). En el estado de Hidalgo, ya se había registrado el uso plaguicida de Argemone platyceras, Asclepias curassavica, Bahuinia divaricata, Casimiroa edulis, Cedrela odorata, Chenopodium ambrosioides, Croton pulcher, Cyathea fulva, Erythrina americana, Eupatorium petiolare, Galphimia glauca, Gliricidia sepium, Hamelia patens, Hyptis verticillata, Juniperus deppeana, Justicia spicigera, Kalanchoe pinnata, Mentha rotundifolia, Nicotiana tabacum, Parthenium hysterophorus, Persea americana, Persea schiedeana, Phytolacca icosandra, Pinus greggii, Protium copal, Psidium guajava, Ricinus communis, Tagetes erecta, Trichilia havanensis, Xanthosoma robustum y Zaluzania triloba (Villavicencio Nieto y Pérez Escandón, 2005, 2006); sin embargo, en el presente estudio, se registraron nuevas localidades de uso plaguicida de especies como, Mentha rotundifolia, que también se emplea en Acaxochitlán y otros usos para controlar plagas, como Parthenium hysterophorus, empleada además como repelente de pulgas.

Los productos obtenidos de varias de estas especies de plantas poseen actividad biológica en diferentes organismos de prueba. Así, los extractos de hojas de Agave americana a una concentración de 0.08% causaron 100% de mortalidad en larvas de mosquitos de los géneros Anopheles, Aedes y Culex (Dharmashaktu et al., 1987); las lactonas sesquiterpénicas obtenidas de Parthenium hysterophorus mostraron actividad antialimentaria en Spodoptera litura (Lepidoptera) y Callosobruchus maculatus (Coleoptera) (Datta & Saxena, 2001) y los extractos de éter de petróleo de esta planta redujeron la vida media y la producción de progenie del áfido Lipaphis erysimi (Sohal et al., 2002); el polvo de la raíz de Barkleyanthus salicifolius causó mortalidad en Zabrotes subfasciatus (Coleoptera: Bruchidae), una plaga del frijol almacenado en México (Rodríguez y López Pérez, 2001; López Pérez et al., 2007). Se ha demostrado que Tagetes erecta en cultivo reduce en 90% las poblaciones de nematodos del suelo, como Meloidogyne spp. (Ijani et al., 2000); los exudados de las raíces de esta planta contienen altas concentraciones de bitienil y α-tertienil, sustancias tóxicas para muchos nematodos parásitos de plantas (Djian-Caporalino et al., 2005); los extractos de hojas y frutos de Schinus molle tienen efectos repelentes e insecticidas en Triatoma infestans, un vector de la enfermedad de Chagas (Ferrero et al., 2006) y causan efecto repelente y mortalidad de 20 a 53% en adultos de Blattella germanica (Ferrero et al., 2007b); las semillas de Erythrina americana, que contienen 1.056% de alcaloides, muestran una dosis letal (DL50) de 1 200 mg/kg en ratones y en ratas alimentadas con una dieta de semillas molidas de esta planta; la mortalidad se produjo en dos o tres semanas (Sotelo et al., 2001); los productos de corteza y semillas de Gliricidia sepium tuvieron efectos insecticida y rodenticida (Prakash & Rao, 1997); el polvo y los extractos acuosos y alcohólicos de hojas de Lonchocarpus hermannii exhibieron efectos antialimentarios e insecticidas en especies como Spodoptera eridania (Lepidoptera) (Prakash & Rao, 1997); el extracto metanólico de semillas de Persea americana produjo una mortalidad de 98% en larvas de Aedes aegypti (Ramos Casillas et al., 2007); el fruto seco pulverizado de Trichilia havanensis incorporado en la dieta de larvas de Spodoptera littoralis indujo una reducción significativa del peso de las larvas y un retraso en su desarrollo (López-Olguin et al., 1997); los extractos de Psidium guajava mostraron actividad insecticida en adultos de Sitophilus granarius (Coleoptera) (Golob et al., 1999) y los extractos acuosos de Nicotiana glauca, usada en Eritrea contra mosquitos, provocaron una repelencia moderada en Anopheles gambiae (Diptera) (Waka et al., 2004). Los resultados obtenidos en estos trabajos fundamentan el uso que tienen estas plantas para controlar plagas en el estado de Hidalgo y contribuyen a comprobar las propiedades plaguicidas que tradicionalmente se les atribuyen.

Diez de estas especies de plantas de uso plaguicida están incluidas en alguna categoría de riesgo. Cyathea fulva se clasifica como sujeta a protección especial en la Norma Oficial Mexicana (NOM 059), lo mismo que Cupressus lusitanica, la que además está en la categoría de riesgo bajo de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, 2009). Juniperus deppeana, Juniperus flaccida, Liquidambar styraciflua, Prosopis laevigata y Pinus patula se encuentran en esta misma categoría de riesgo bajo. Persea schiedeana y Cedrela odorata se clasifican como vulnerables (UICN, 2009); Pinus greggii se clasifica como próxima a estar amenazada (UICN, 2009), ésta es una especie endémica del este de México, se distribuye en poblaciones aisladas a lo largo de la Sierra Madre Oriental, que se encuentran en proceso de alteración por causas antropogénicas, por lo que se requiere de medidas de conservación adicionales. Así, la Cooperativa de Recursos Genéticos de México y América Central (CAMCORE) la ha incluido en programas de preservación genética ex situ con alta prioridad (Musálem y Martínez Cantera, 2003; Ramírez-Herrera et al., 2005). El hecho de que estas plantas se utilicen para el control de plagas y que se incluyan en alguna categoría de riesgo, son argumentos para destacar su importancia y poder considerarlas como posibles temas de investigación.

Al analizar los datos se determinó que para controlar plagas en el estado de Hidalgo se utilizan especies de plantas de varias familias y géneros, todas las partes de las plantas así como también todas las formas de vida; además, que las plantas se obtienen de siete de los ocho tipos de vegetación de Hidalgo, así como de hábitats alterados y de cultivos. Esto se puede interpretar como una expresión de lo que Toledo et al. (2003) consideran una estrategia de uso múltiple del universo vegetal.

También se puede inferir que el uso plaguicida de las plantas es muy específico; esto se observa especialmente en el caso de especies como Xanthosoma robustum y Calea urticifolia, en las que la preparación de los productos plaguicidas se hace en medio alcalino, lo que sugiere que los principios activos de estas especies podrían ser alcaloides. Otro ejemplo son los cebos envenenados con flores de Lonchocarpus hermannii para el control de ratones y la fumigación de tejados con nidos de golondrinas infestados con chahuistles con el humo de astillas de Liquidambar styraciflua. Esto permite suponer que los habitantes del estado de Hidalgo poseen una gama de conocimientos de la flora local, la cual aprovechan ampliamente con procedimientos y técnicas frecuentemente novedosos para la resolución de los problemas que plantean un amplio número de plagas.

En la región existe una fuerte dependencia de la flora local para el control de plagas, que se efectúa en un esquema de uso múltiple con técnicas específicas, y dado que ésta es una práctica que se distribuye ampliamente en el territorio estatal, se puede afirmar que este uso tradicional de la flora es una característica cultural distintiva de Hidalgo. También, que es pertinente estudiar estos procesos culturales para contribuir a preservar el conocimiento tradicional asociado y, de ser posible, aprovechar estas experiencias colectivas para orientar la búsqueda de alternativas para la resolución de los problemas ambientales y de salud relacionados con los plaguicidas sintéticos. Las plantas plaguicidas pueden ser de utilidad para fundamentar el aprovechamiento sustentable de estas especies, así como su conservación.

 

AGRADECIMIENTOS

Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, pues este estudio se realizó en el marco del doctorado en Ciencias Ambientales, que forma parte del Programa Nacional de Posgrados de Calidad: registro del PNPC CONACYT 00312.

Se agradece a la bióloga Ana Lilia Cuevas Hernández, por la identificación de las especies de helechos.

 

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