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América Latina en la historia económica

versión On-line ISSN 2007-3496versión impresa ISSN 1405-2253

Am. Lat. Hist. Econ vol.24 no.1 México ene./abr. 2017

https://doi.org/10.18232/alhe.v24i1.753 

Artículos

Características y vulnerabilidades del sector exportador cubano en el periodo revolucionario (1959-2013)

Characteristics and Vulnerabilities of Cuban Export Sector in the Revolutionary Period (1959-2013)

Francisco García Fernández1 

Bruno Sovilla2 

1Universidad Autónoma de Tamaulipas, Tamaulipas, México, email: ffernandez@docentes.uat.edu.mx

2Universidad Autónoma de Chiapas, Chiapas, México, email: brunosov@yahoo.it


Resumen:

Este trabajo analiza las transformaciones del sector exterior cubano a través de la evolución de un grupo de indicadores seleccionados en el periodo revolucionario entre 1959 y 2013 para identificar las principales vulnerabilidades que enfrenta en el corto y mediano plazos. Se siguió un enfoque histórico descriptivo basado en la evolución de variables económicas en el tiempo (1959-2013). Se observó que el sector exportador cubano ha sufrido cambios importantes, aunque ha mantenido debilidades estructurales, a lo largo del periodo considerado. A partir de 1989, Cuba tuvo que ajustar sus relaciones comerciales frente a la inesperada caída de los regímenes socialistas europeos con los cuales tenía relaciones privilegiadas. En la etapa sucesiva el comercio se ha diversificado, pero ha conservado la relación de dependencia con países ideológicamente afines, y con eso las debilidades mencionadas que en el corto plazo vislumbran un panorama poco alentador.

Palabras claves: sector exportador cubano; diversificación; tasa de apertura; economía cubana

Abstract:

This work is aimed at examining the transformations in the Cuban exports sector through the evolution of a group of indicators chosen in the revolutionary times, from 1959 to 2013, in order to identify the main vulnerabilities it has to face in the short and middle terms. A descriptive historical approach has been taken based on the evolution of economical variables through that period (1959-2013). It was observed that the Cuban export sector has gone through important changes, keeping nonetheless structural weaknesses all along the studied period. From 1989 on Cuba had to adjust its trading relations due to the unexpected fall of the European socialist regimes with which it shared privileged relationships. In the following stage, trade has diversified, but the dependent relation with ideologically similar countries has kept on, as well as the above-mentioned weaknesses, that are far from facing an encouraging picture in the short run.

Key words: Cuban export sector; diversification; opening rate; Cuban economy

Introducción

A lo largo de más de 55 años la economía cubana ha debido reestructurar su sector exterior al menos en dos periodos: 1959-1961 y 1990-1993. La adaptación a nuevos entornos internacionales ha implicado transformaciones estructurales, cambios en la política económica y costos de ajustes considerables (Quiñones y Rubiera, 2008). Es conocido que en el periodo histórico que analizamos (1959-2013), la economía cubana sufrió profundas transformaciones, tanto en las relaciones de propiedad, en su estructura económica y funcionamiento, como en las relaciones de distribución, que afectaron su sector externo y en general sus relaciones comerciales y financieras que la han vinculado con el mundo exterior.

Las transformaciones a partir de 1959-1960 en el sector exterior tuvieron que ver con la reorientación de sus mercados externos, por consiguiente con los socios comerciales y con la sustitución de los mercados del continente americano (como principales destino y origen de los bienes, servicios, tecnología y financiamiento necesario) por los mercados de Europa del Este y la antigua Unión Soviética, además de su participación en nuevos organismos internacionales de regulación del comercio y financiamiento exterior (Consejo de Ayuda Mutua Económica, CAME). Sin embargo no hubo cambios significativos en la estructura de su comercio exterior y en general en su perfil de especialización externa, basado en la exportación de azúcar de caña y de otros productos primarios como tabaco, cítricos o níquel.

Desde inicios de los años noventa, con la descomposición del sistema de relaciones económicas, comerciales, financieras que integraban a los países socialistas y en las cuales estuvo incluida la economía cubana durante tres décadas, comienza una etapa de crisis profunda –llamada periodo especial– y de transformaciones internas que afectaron el sector exterior. Entre los principales cambios están: la variación en la composición y la estructura del comercio exterior y del papel del azúcar en el total de exportaciones, el incremento de la contribución de los servicios y la reorientación geográfica de su comercio exterior, al desplazarse nuevamente sus socios principales al hemisferio occidental.

Con un enfoque histórico del comercio exterior como base del análisis de los indicadores económicos, el trabajo está dividido en dos partes: la primera abarca el periodo de 1959-1989 y la segunda comprende desde 1990 hasta 2013. Para ambos periodos se construyeron indicadores que evaluaron la evolución y dinámica del sector exportador cubano: tasa de apertura externa, orientación geográfica, composición del comercio exterior, entre otros. El estudio se realizó con fuentes estadísticas de diferente origen, tanto nacionales como extranjeras.1 En ambos periodos la información es escasa, diversa y heterogénea, resultado de diferentes sistemas de contabilidad. Se obtuvo un perfil de inserción internacional de la economía en el que destaca un sistema de relaciones económicas condicionadas a acuerdos políticos, cuya duración depende de la estabilidad y de las condiciones económicas y políticas de los socios comerciales.

El primer periodo: 1959-1989

Apertura externa

Presentamos algunas características del sector exterior cubano que ponen de manifiesto su importancia creciente para orientar la dinámica económica y sus debilidades y que analizamos desde el punto de vista de la concentración-diversificación de sus exportaciones, tanto por producto como por área geográfica de destino. Empezamos mostrando la importancia que el sector exterior ha adquirido en este primer periodo que va desde el inicio del proceso revolucionario (1959) hasta la caída del muro de Berlín (1989), con la consiguiente ruptura de las relaciones comerciales con el bloque socialista. La gráfica 1 muestra la evolución de la tasa de apertura, medida como relación entre el intercambio comercial y el producto social global (en adelante PSG).2

Fuentes: Mesa-Lago (1981, p. 34) para el psg de 1962 a 1974;Comité Estatal de Estadística (en adelante CEE) (1989, p. 87) para el PSG de 1975 a 1989;CEE (1989, p. 247) para el intercambio total.

Gráfica 1 Tasa de apertura (Intercambio total en porcentaje del PSG 

El indicador se mantiene entre 20 y 30% en los años sesenta, crece netamente entre 1973 y 1975, y luego conserva una tendencia creciente hasta 1989. El incremento del precio del azúcar en el mercado libre en 1973, que se multiplica por tres en un solo año, y el cambio metodológico en 1977 (Mesa-Lago y Pérez, 1985, p. 11), con el cual se reducen los dobles conteos en el PSG, son dos factores exógenos que contribuyen a causar el fuerte aumento entre 1972 y 1975. Sin embargo se pueden apreciar dos etapas: en la primera (hasta 1972) el índice se mantiene bajo y estable; en la segunda, se multiplica por dos, y muestra una tendencia creciente. Esto se explica con el proceso de integración en el CAME que comenzó precisamente en 1972, la autocrítica del gobierno cubano sobre la etapa “idealista” de los años sesenta, y la alineación al bloque socialista guiado por la Unión Soviética del cual Cuba había tratado de prescindir en la primera década.

Concentración geográfica

El siguiente indicador mide, en este primer periodo, la concentración del intercambio comercial de la isla con el país líder del bloque socialista: la ex Unión Soviética. Después del aumento entre 1960 y 1961 (cuando Cuba tuvo que enfrentar la imprevista interrupción de las relaciones económicas con Estados Unidos), la cuota de intercambio comercial con el principal país socialista se mantuvo constante hasta 1974, luego volvió a crecer, al pasar de un valor promedio de 45% entre 1960 y 1975, a 66% entre 1976-1989. En algunos años (1963, 1974, 1980) la reducción del indicador coincide con el aumento del precio del azúcar en el mercado mundial, lo cual podría significar que en estos años Cuba, por conveniencia, desplazó sus ventas al mercado mundial y redujo las entregas a los soviéticos (véase gráfica 2)

Fuentes: elaboración propia con base en Rodríguez (1992) para el intercambio con la URSS, y CEE (1989, p. 247) para el intercambio total.

Gráfica 2 Participación de la ex URSS en el comercio total de Cuba (porcentaje) 

Composición y diversificación de las exportaciones (propuesta de método de cálculo del peso del azúcar en las exportaciones totales)

Entre los indicadores más importantes del grado de dependencia de una economía se encuentra la composición y la diversificación de sus exportaciones. Cuanto menor sea la diversificación y tanto mayor la presencia de productos primarios entre las exportaciones, más dependiente será el país. En el caso de Cuba hubo varios intentos de comparar el peso del azúcar sobre las exportaciones totales antes y después de 1959, y la evolución del indicador en la etapa revolucionaria. Los estudios realizados no dan los mismos resultados; algunos padecen de errores metodológicos que señalamos y tratamos de corregir. Sin embargo hay cierto acuerdo en no reconocer importantes logros en esta dirección, a pesar de las intenciones declaradas por el gobierno de la isla.

El esfuerzo inicial para diversificar las exportaciones (primera estrategia de desarrollo) y librarse de la esclavitud de la caña, determinó una zafra desastrosa en 1963 (con una cosecha de 3 880 000 toneladas) y abrió un grave déficit en la balanza comercial. El año siguiente la estrategia de desarrollo se cambió radicalmente y el gobierno declaró como objetivo una zafra de 10 000 000 de toneladas para 1970. El cuadro 1, columna A, presenta la relación entre las exportaciones de azúcar y las exportaciones totales a precios corrientes.

Cuadro 1 Exportaciones de azúcar sobre el total (porcentaje) 

Año (A) (B) (C) (D) (E) (F)
1958 79.7 79.7 79.7 83.4 83.5 70.9
1965 85.9 85.9 85.9 91.4 91.4 84.5
1970 76.8 76.8 76.8 90.6 90.6 83.5
1975 90 90 90 89.1 89.1 79.6
1980 83.9 86 86 85 85.1 73.6
1981 79.2 82.2 82.2 87.1 87.1 78.1
1982 77.3 81.6 81.6 86.6 86.6 77.9
1983 74.1 81.4 81.3 84.3 84.3 74
1984 75.4 82.7 82.3 84.9 84.9 76.1
1985 74.6 81.8 81.4 84.3 84.3 73.8
1986 77.2 80.9 80.5 83.2 83.3 72.1
1987 74.4 78.6 77.8 82.4 82.4 72.3
1988 74.7 77.3 76.4 84 84 71.8
1989 73.4 76.2 74.5 83.2 83.1 72.3

Nota: (A) variables medidas a precios corrientes; (B) = (A) menos reexportaciones de petróleo; (C) = (B) menos reexportaciones de azúcar; (D) variables medidas a precios de 1975 y con ponderaciones medias; (E) variables medidas a precios de 1975 y con las ponderaciones de 1965; (F) variables medidas a precios de 1965 y ponderaciones de 1965.

Fuentes: elaboración propia con base en CEE, 1985 (pp. 396-405) y 1989 (pp. 264-273) para las exportaciones de azúcar y totales en pesos cubanos; Banco Nacional de Cuba (en adelante BNC) (1986, p. 23, 1987, p. 23, 1988, p. 15, 1989, p. 15, 1990, p. 22) para las reexportaciones de petróleo; BNC (1986 p. 28, 1987, p. 25, 1989, p. 12, 1990, p. 23) para las reexportaciones de azúcar.

De valores próximos a 80% en 1958, la relación entre el azúcar y las exportaciones a precios corrientes llega a 90% en 1975, luego empieza una disminución gradual. En los últimos años del periodo considerado alcanza su valor mínimo (73.4%), lo que haría pensar en un éxito parcial y limitado de la política comercial cubana en relación con la diversificación de las exportaciones.

Sin embargo, este indicador presenta dos problemas:3 el primero incluye entre las exportaciones las reexportaciones de petróleo que no son un producto interno y causan un aumento del denominador, lo que reduce el índice;4 en el cuadro 1 se percibe (columna B) que cuando se eliminan las reexportaciones de petróleo de las exportaciones totales, la rápida disminución de los años ochenta apenas se percibe hasta 1986, y sólo a partir de 1987 el indicador se reduce por debajo de 80%. El segundo problema es de más difícil solución, ya que obliga a considerar a precios constantes el indicador que queremos construir.5

Pérez-López (1991a, pp. 214-217) observa que es importante eliminar de las exportaciones de azúcar cubanas el subsidio pagado por los soviéticos. El autor calcula el valor de las exportaciones de azúcar a la Unión Soviética (Pérez-López, 1991a, p. 215) usando precios distintos de los que pagaban los soviéticos, luego determina el peso del azúcar sobre las exportaciones totales a precios corrientes a partir de estos nuevos valores. Si este procedimiento puede considerarse un primer paso hacia la solución del problema, es sin embargo insuficiente y es necesario medir a precios constantes el indicador.6 Mientras que la valoración del numerador a precios constantes es inmediata, la medición de las exportaciones a precios constantes aparentemente se dificulta por la poca información disponible.

Zimbalist y Brundenius (1989, pp. 145–147) y Zimbalist (1990, pp. 133–135) han realizado un intento serio de resolver el problema, con resultados muy contradictorios. En primer lugar Zimbalist utiliza 1965 como año base sobre el cual bajar los precios, sin una razón clara. En ese año el precio del azúcar en el mercado mundial fue de sólo dos centavos la libra (uno de los más bajos de todo el periodo), mientras que el precio pagado por los soviéticos fue netamente inferior al promedio del periodo, lo cual contribuye a sesgar el índice final. Zimbalist (1990) afirma que el cálculo en precios constantes (de 1965) de las exportaciones “requiere la construcción de un índice de precios de las exportaciones sin una completa información sobre los precios” (p. 133). El autor propone la construcción de un índice de precios con base en una información contenida en el Anuario Estadístico de Cuba (en adelante AEC) de 1985,7 en la cual las exportaciones cubanas se dividen en seis categorías. Zimbalist (1990) observa que en cada una de estas categorías:

se incluyen los principales productos de exportación con datos sobre los volúmenes y las ventas en los años 1965, 1970, 1975, 1980, 1985. Por tanto se pueden calcular en cada año los precios promedio a la exportación y se pueden construir los índices de precio para cada categoría. El problema luego es cómo agregar los índices de las categorías en un solo índice global de precios de las exportaciones. Hemos agregado usando las cuotas en valor tanto de 1965 como de 1985 (a precios corrientes), de cada categoría sobre el total de las exportaciones. En cuanto los precios del azúcar crecen más rápidamente en el periodo 1965-1985 que los precios de las otras exportaciones, y considerando que la cuota de azúcar (a precios corrientes) sobre las exportaciones era mayor en 1965 (85.8%) que en 1985 (74.4%), usando las cuotas en valor de 1965 aumenta más rápidamente el deflactor del precio de las exportaciones. Entonces usando los pesos de 1985 lleva a un aumento de las exportaciones totales a precios constantes mayor que cuando usamos los pesos de 1965 y una estimación menor de la cuota de azúcar sobre el total de las exportaciones en 1985 (pp. 133-134).

En realidad Zimbalist no se da cuenta de que, sumando cada producto registrado en el AEC para el cual hay informaciones sobre el valor y la cantidad exportada (por lo que se puede determinar directamente el precio unitario), se cubre todo el valor de las exportaciones hasta 1975 (incluido). El cuadro 2 muestra que de los primeros años sólo en 1965 el peso de las exportaciones, de las cuales sólo tenemos el dato en valor sobre el total de las exportaciones, es superior a 1% (1.1%), mientras en 1970 era de 0.84%, y de 0.54% para 1975, y aumentó en 1980. Sin embargo, si restamos a las exportaciones totales las reexportaciones de petróleo, el índice se mantiene en valores muy bajos (entre 2 y 4%) por todo el periodo 1980-1986 para acercarse a 5% en 1987. Esto significa que la construcción del índice de precios propuesta por Zimbalist en algunos años es prácticamente innecesaria (1965, 1970, 1975), y en los otros se tendría que aplicar a una cuota muy baja de exportaciones para las cuales sólo conocemos el dato en valor y que tienen que ser deflactadas con un índice de precio.

Cuadro 2 Exportaciones no registradas (porcentaje del total) 

Año (A) (B)
1958 8.04 8.04
1965 1.11 1.11
1970 0.84 0.84
1975 0.53 0.53
1980 3.82 1.34
1981 5.91 2.41
1982 7.78 2.61
1983 12.01 3.32
1984 12.33 3.82
1985 12.18 3.71
1986 8.41 3.93
1987 9.93 4.89
1988 9.67 6.54
1989 11.99 8.69

Nota: (A) Incluyendo todas las exportaciones; (B) excluyendo las reexportaciones de petróleo.

Fuentes: Elaboración propia con base en CEE (1989, pp. 264-273); BNC (1986, p. 23, 1987, p. 23, 1988, p. 15, 1989, p. 15, 1990, p. 22).

Se trata de una observación esencial para delimitar y prácticamente eliminar el problema teórico que con razón Zimbalist considera no solucionable, es decir el de la elección de los pesos con los cuales ponderar los índices de precio de cada categoría de exportaciones para llegar a un índice global de precios de las exportaciones.

Las columnas A y B del cuadro 3, adaptado del de Zimbalist (1990, p. 134), muestran resultados muy distintos: la primera columna está construida con las cuotas de 1965, la segunda con las de 1985.

Cuadro 3 Exportaciones de azúcar sobre el total (valores en porcentaje) 

Año (A) (B)
1965 84.5
1970 86.7 83.8
1975 82.2 76.2
1980 89.1 74.8
1985 74.6 64.3

Fuente: adaptado de Zimbalist (1990, p. 134)

Nota: (A) utilizando las cuotas de 1965; (B) utilizando las cuotas de 1985.

Según la primera columna, un proceso de diversificación de las exportaciones comienza a partir de 1980; sin embargo en 1985 las exportaciones de azúcar siguen siendo 74.6% del total. Si usamos las cuotas de 1985, la diversificación empezaría ya en los años setenta y seguiría en la década de los ochenta, con el índice que baja a 64.3% para 1985.

Zimbalist (1990) concluye que “desafortunadamente ningún deflactor es teóricamente más correcto que el otro”, y añade que “una técnica con frecuencia usada en estos casos es la de considerar el promedio de los resultados de los dos métodos” (p. 135).

A continuación se presenta la propuesta del método para medir el peso del azúcar sobre el total de las exportaciones de Cuba. En primer lugar se escogió 1975 como año base, sobre el cual deflactar, por dos razones: a) en ese año el precio pagado por la Unión Soviética se acerca mucho al del mercado mundial, lo cual reduce la distorsión que se crea al sumar el valor del azúcar vendido al CAME (en gran prevalencia a la URSS) y a las economías de mercado, utilizando para la conversión la tasa de cambio oficial, ya que el precio que aparece en el AEC (1989) es el global;8 b) en 1975 el precio del azúcar pagado por los soviéticos no es tan distinto del precio promedio en todo el periodo.

Una posible objeción sería que en este año el precio del mercado mundial era muy distinto del promedio en el periodo. Sin embargo, cabe aclarar que las ventas del azúcar cubano en el mercado mundial eran de un tercio del total y que el precio de 1975 queda lejos de los valores más altos de 1974 y 1980, y también de los valores muy bajos de los primeros años. Aun así, la elección del año base es discrecional; por tanto nos pareció oportuno considerar también 1965 como año base, lo cual permite, entre otras cosas, una comparación más directa con los datos de Zimbalist.

En segundo lugar, no se han usado las cuotas de ningún año en específico. Tratándose de una decisión discrecional, se considera que se reducen los efectos distorsionantes sobre los resultados finales tomando el promedio en todo el periodo, en lugar de considerar sólo el año inicial y el final como en Zimbalist. Para completar también se hicieron los cálculos con pesos de 1965.

Las distintas fases de la determinación, a precios constantes de 1975, del valor de las otras exportaciones para las cuales se dispone del solo dato en valor, obtenidas a precios corrientes por diferencia entre las exportaciones totales y la suma de las que están en el AEC (1989) en cantidad y valor, son: a) el cálculo del promedio de la composición de las exportaciones registradas en el AEC (a precios corrientes), o sea su peso promedio; b) la determinación por cada año de la tasa de variación sobre el año base del precio correspondiente a cada una de las exportaciones que aparecen en el AEC, en cantidad y valor y para las cuales es inmediato el cálculo de este precio; c) la ponderación de cada precio por los pesos determinados en el punto uno, y d) la suma de estos últimos, para determinar el deflactor que se aplica a todas las exportaciones en los distintos años, cuyo valor se obtiene a precios constantes de 1975.

Con excepción de 1958 –año en el que para 8% de las exportaciones no se puede construir el índice de precios de las exportaciones y para el cual es necesario deflactar–, en 1965, 1970 y 1975 las exportaciones cuyo cálculo a precios constantes necesita del procedimiento descrito son, respectivamente, 1.1, 0.08 y 0.05% del total. Los resultados obtenidos, después de haber deflactado sobre 1975 las exportaciones registradas sólo en valor, son totalmente correctos para estos años y muestran que hasta el primer quinquenio de los años setenta no hubo ninguna diversificación apreciable, lo que rechaza la segunda columna de la tabla de Zimbalist. Según nuestros datos, es mucho menos importante la diversificación de las exportaciones que muestran ambas columnas en la tabla de Zimbalist del cuadro 3, y que se acentúa en la década de los ochenta.

En 1981 el valor en precios de 1975 del azúcar sobre el total de las exportaciones es todavía superior a 87% y desde entonces comienza una lenta disminución, con el indicador que en 1989 todavía está a 83.1 por ciento.

Una importante prueba de la eficacia de nuestro método es que, cambiando los pesos y utilizando los de 1965 en lugar de los valores promedio como en el primer caso, se obtienen valores idénticos para 1965, 1970, 1975 como era lógico esperar, pues en esos años las exportaciones que tenían que ser deflactadas no eran significativas como hemos visto. Pero también el valor promedio en la década de los ochenta es independiente de las ponderaciones utilizadas. Esto es muy significativo, ya que el problema teórico que Zimbalist consideraba “no solucionable” y que lo llevaba a datos muy distintos, sin tener un criterio para escoger la mejor estimación, no se elimina con nuestro procedimiento, pero se anulan prácticamente los efectos distorsionantes sobre los datos finales. Por tanto, los resultados de nuestra estimación dependen muy poco de los cambios en los pesos utilizados, lo cual los hace muy confiables.

Aplicamos el mismo criterio tomando 1965 como base (cuadro 1, columna F), y se obtuvieron los siguientes resultados: en los últimos años el indicador vuelve a 70%, que era su valor en 1958; en la década de los setenta hay una tendencia a la disminución del indicador que sin embargo se mantiene en toda la década de los ochenta en los valores de 1980, lo que confirma nuestro primer cuadro y refuta los datos de Zimbalist; mientras que las tendencias detectadas cuando el año base era 1975 se confirman, con los nuevos precios el indicador es menor en términos absolutos en promedio de diez puntos porcentuales.

Como decíamos inicialmente, nos parece que hay más razones para utilizar 1975 como base, lo cual nos induce a considerar más correctas las columnas D y E del cuadro 1. No queda claro cómo comportarse con las reexportaciones de azúcar, pues, al igual que las reexportaciones de petróleo, tampoco se producen internamente. Sin embargo, puesto que repercuten casi de la misma manera tanto en el numerador como en el denominador del indicador, no llevan a distorsionar los datos, como muestra la ligera diferencia entre las columnas B y C del cuadro 1, que considera los dos casos a partir de 1982, cuando aparecen por primera vez estas reexportaciones.

Según un estudio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD)9 documentado por Pérez-López (1991a, p. 212), en 1960 Cuba se encontraba en los últimos lugares en cuanto al grado de diversificación de sus exportaciones, y fue el único país cuya situación no mejoró en el periodo de 1960-1985. Eso es tanto más grave si se considera que el azúcar es, entre los productos primarios, el que muestra la mayor volatilidad en los precios.10

Hemos analizado la diversificación de las exportaciones en la época revolucionaria, además de mostrar y tratar de solucionar algunos de los problemas que se plantean, pero no hemos examinado todavía el que consideramos más importante en términos teóricos: el de la necesidad de sumar datos en moneda convertible y en rublos no transferibles. Las estadísticas cubanas no hacen esta diferencia y agregan todas las exportaciones utilizando la tasa de cambio oficial, que, como explicaremos más adelante, resulta sobrevalorada, y en la transformación en pesos cubanos de los rublos no transferibles, económicamente no significativa. En el caso del azúcar, por ejemplo, se utilizan mediciones a precios muy distintos –sobre todo a partir de 1982–, lo que distorsiona resultados y conclusiones. Sin embargo, en este caso los resultados no pierden totalmente su significado, máxime por la elección de un año base (1975) en el que el precio del azúcar pagado por los soviéticos y en el mercado libre (con la conversión al tipo de cambio oficial) son muy cercanos.

Comparación con el periodo prerrevolucionario

Comparamos ahora los indicadores que hemos construido para el periodo revolucionario con un valor promedio antes de 1959. Además de los indicadores considerados hasta ahora (apertura externa, concentración del comercio con un solo país, grado de diversificación de las exportaciones), hemos construido otros dos: el intercambio comercial sobre el PIB y el de las exportaciones de azúcar (siempre sobre el PIB).

Un primer problema es construir el PIB en el periodo revolucionario, ya que no aparece en la contabilidad socialista, donde no se consideran los servicios no materiales. El indicador que más se le acerca es el INC (ingreso nacional creado) que evita, al menos teóricamente, los dobles conteos, pero no considera los servicios no materiales. Se estimaron los servicios no materiales, usando como proxy de su peso sobre el INC la relación entre los pagos a los sectores no productivos sobre el total. Al respecto, Mesa-Lago y Pérez (1985) correctamente observan que los datos oficiales no comprenden los pagos al sector privado, al ejército y a los servicios secretos; sin embargo, como ellos mismos reconocen, su método tampoco puede ser exento de críticas.11

Después de haber obtenido una estimación del PIB (véase cuadro 4),12 pasamos a construir los indicadores mencionados.

Cuadro 4 Estimación del PIB a partir del INC 

Año (A)=x INC PIBa (B)
1978 26.7 9.987 12.649 55.4
1979 27.6 10.051 12.828 56
1980 28.5 9.523 12.241 70.2
1981 28.2 11.504 14.748 63.3
1982 29.1 12.087 15.601 67.1
1983 29.3 12.745 16.483 71.3
1984 29.4 13.696 17.722 71.7
1985 30 14.261 18.538 75.7
1986 30.6 13.944 18.207 70.9
1987 31.1 13.273 17.397 74.6
1988 30 13.565 17.64 74.2
1989 30.1 13.496 17.559 77

Fuente: elaboración propia con base en CEE (1989, pp. 82, 113).

Notas: aPIB= INC (1+x) (millones de pesos); (A) pagos al sector no productivo sobre los pagos totales (porcentaje); (B) intercambio comercial sobre el PIB (porcentaje).

En el cuadro 5 se puede observar que ningún indicador muestra una clara mejoría antes de 1989, o sea una menor dependencia, en relación con la situación antes de 1959. Sólo el índice Galtung (véase anexo 1) parece evolucionar favorablemente, pero su disminución en valor absoluto se debe no tanto a que aparezcan bienes manufactureros entre las exportaciones, sino al aumento en la importación de bienes primarios (sobre todo el petróleo).

Cuadro 5 Dependencia económica (antes y después de 1959) 

Cuba-Estados Unidos (antes de 1959) Cuba-URSS (hasta 1989)
(A) Intercambio/PIB 56 69
(B) Exportaciones de azúcar/PIB 26 24
(C) Índice Galtung -0.55 -0.43
(D) Comercio con un solo país/total 69 66
(E) Exportaciones de azúcar/total de exportaciones 85 81

Fuentes: antes de 1958, LeoGrande (1979, pp. 8-15); para el periodo revolucionario son promedios de los indicadores de las tablas 1 y 2.

Nota: (A) valores promedio 1946-1958 y 1976-1989; (B) valores promedio 1947-1958 y 1980-1989; (C) valores promedio 1947-1958 y 1980-1989; (D) valores promedio 1946-1958 y 1976-1989; (E) valores promedio 1947-1958 y 1980-1989.

Podemos concluir que las debilidades estructurales del sector exportador de la economía cubana en la época prerrevolucionaria (concentración del intercambio con un solo gran país, exportación solo de bienes primarios y peso excesivo del azúcar sobre las exportaciones) se mantuvieron hasta 1989, como se analizará en la siguiente sección, a pesar de los profundos cambios que introdujo el gobierno revolucionario en las relaciones comerciales y en la estructura productiva.

Segundo periodo: 1990-2013

El año 1990 marca un periodo completamente nuevo. La desaparición del socialismo y de los acuerdos preferenciales que la isla tenía para el acceso a los mercados de Europa del Este y la antigua URSS sirvieron de detonante de la crisis económica, cuya profundidad y consecuencias no se consideran superadas completamente por algunos autores (García-Fernández, López y Sovilla, 2010; Nova, 2015). Esta nueva situación afectó obviamente el comercio exterior y en general el modelo de inserción internacional de la economía cubana.

Apertura externa

El shock externo causado por la contracción absoluta del comercio exterior, entre 1991 y 1994, redujo la apertura de la economía (véase gráfica 3). En los años mencionados, el intercambio externo se contrajo 74% (Oficina Nacional de Estadística [ONE], 2000), expresión de la reducción absoluta de las exportaciones e importaciones simultáneamente, en tanto que el PIB, se redujo 34%, medido a partir de las cifras oficiales del Banco Nacional de Cuba (BNC, 1994). El efecto combinado de la reducción del intercambio externo (X+M) y del PIB (numerador y denominador al mismo tiempo) provocó que la reducción de la apertura no fuera mayor, pues la reducción del PIB atenuó la caída de la apertura. A partir de 2004 la apertura externa se incrementó y llegó a cerca de 50% debido al incremento sobre todo de la exportación de servicios profesionales, pues la exportación de bienes no ha aumentado significativamente en relación con años anteriores.

Fuentes: CEE (1989); Oficina Nacional de Estadística (2000, 2005, 2011, 2012).

Gráfica 3 Tasa de apertura (intercambio total porcentaje del PIB) 

Orientación geográfica

Hasta 1990 el comercio exterior cubano estuvo altamente concentrado en Europa y en particular en Europa del Este y la ex Unión Soviética. A partir de entonces, tiene lugar la reorientación geográfica del comercio exterior, pues en 1995 entre Europa y América se repartían en igual medida 80% de todo el comercio exterior cubano (véase cuadro 6). El comercio exterior cubano comienza un proceso de desconcentración al adquirir cada vez más importancia su mercado natural, el continente americano, y dentro de él, América Latina. Ese proceso continúa hasta la actualidad, ya que en 2013 Europa del Este absorbió sólo 2% de su intercambio comercial, mientras en 1990 captaba más de las tres cuartas partes del intercambio total (véase cuadro 6).

Cuadro 6 Orientación geográfica del comercio exterior (porcentaje): 1990-2013 

1990 1995 2000 2005 2010 2012 2013
Europa 84.9 41.6 43.3 29.9 19.8 21.8 24.43
Europa del Este 76 9 7.8 3.2 2.66 3.25 1.19
América 6.5 41 40.9 49.15 58.7 63.03 62
América Latina 5.7 30.7 31.8 36.1 49.93 55.56 53.24
Asia 6.8 14.1 13.7 18 18.3 12.38 12.06
Total 100 100 100 100 100 100 100

Fuentes: Mañalich (2004) hasta año 2000. Elaboración propia a partir de 2005 (Oficina Nacional de Estadística e Información, 2005, 2012, 2014).

Por países, en 1994 la Federación Rusa era el destino de 20% de las exportaciones y el origen de solo 2% de las importaciones, lo que indicaba claramente que ese mercado dejaba de tener importancia para la economía –como fuente de materias primas y de otros bienes y servicios– con las consecuencias que eso implicaba para el aparato productivo de la isla (ONE, 2000). Con la excepción del año 1995, la Federación Rusa se mantuvo como principal destino de las exportaciones cubanas hasta 2001, pero a partir del año siguiente dejó de ocupar esta posición y desapareció de los cinco primeros destinos en el año 2005 (ONE, 2000) (véase gráfica 4). A partir de 2004, con el incremento de la exportación de servicios, Venezuela se convirtió en uno de los principales socios comerciales (tercero) y desde 2009 ocupa el primer lugar (Oficina Nacional de Estadística e Información, 2012).

Nota: China (CN); Dinamarca (DK); España (Es); Italia (IT); Países Bajos (NL); Rusia (RU); Venezuela (VE).

Fuentes: BACI (2000, 2001, 2002, 2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013); ONE (2000).

Gráfica 4 Participación por países en las exportaciones de Cuba: 1994-2013 (porcentaje) 

Composición y diversificación de las exportaciones

Con la desaparición del socialismo en países de Europa de Este y la Unión Soviética, la economía cubana tuvo que reconfigurar su comercio exterior, pues desaparecieron los mercados de sus principales productos de exportación e importación de materias primas, alimentos, maquinarias, tecnologías y de subsidios (Mesa-Lago, 2013; García-Fernández et al., 2010). La nueva situación del país (ausencia de mercados garantizados para sus bienes de exportación, proveedores de materias primas, energía, tecnologías y bienes de consumo, para abastecer el mercado interno y de fuentes de financiamiento) forzó al gobierno cubano, después de casi cuatro años de inmovilismo en políticas económicas (1990– mediados de 1993), a instrumentar una serie de medidas para intentar paliar la grave crisis del país y reconfigurar su sector exterior. Este proceso abarcó dos etapas. La primera, a partir de mediados de 1993 y hasta aproximadamente 1996-1997; la segunda, desde 2009 hasta la actualidad, cuando Raúl Castro asume la conducción del gobierno con un paquete de reformas económicas e institucionales que se han ido estableciendo lentamente durante los años posteriores, hasta la nueva Ley de Inversión Extranjera (marzo 2014).

Precisamente como resultado de la crisis económica y de las medidas de política económica que se aplican, el sector exterior va sufriendo en los años noventa y 2000 una transformación estructural. Algunos de los cambios más importantes fueron: la incorporación al flujo internacional de remesas familiares y en menor medida de inversión extranjera directa; la reorientación del comercio exterior desde Europa del Este y la antigua Unión Soviética, hacia el continente americano y China (exportando a este níquel y azúcar e importando productos manufacturados) y la participación en esquemas de integración regional, como el de la Alianza Bolivariana (en adelante ALBA); el cambio en el perfil de especialización externa de la economía cubana, que pasó de una economía azucarera a una especializada en servicios, fundamentalmente en turismo y en exportación de trabajo profesional en las áreas de salud, educación y deportes.

En el primer periodo (1993-1997) se aplicaron las medidas de enfrentamiento a la crisis económica y que tuvieron efectos positivos sobre el crecimiento económico. La situación especial de la economía en ese momento de crisis estructural e inserción internacional obligó a los dirigentes cubanos a instrumentar una estrategia que llevaba asociada la búsqueda de nuevos socios comerciales. Esa estrategia, que involucraba por primera vez en la historia republicana la ausencia de un socio comercial preferente, modificó su inserción internacional diversificando sus mercados, así como la dependencia en relación con el azúcar (García-Fernández et al., 2010).

Por un lado, la dependencia en relación con el azúcar, rasgo típico de la economía de la isla por más de tres siglos, se alteró por primera vez desde inicios de 2000. Precisamente un efecto de la crisis de los noventa fue la reducción sostenida de la producción y las exportaciones del azúcar, lo que, aunado a la llamada política estatal de redimensionamiento de la industria azucarera a partir de 2002 (Nova, 2007), implicó cerrar 50% de los ingenios azucareros, y disminuyeron sostenidamente la participación del azúcar en las exportaciones totales del país, de 57% en 1994 a 17% en 2013 (ONEI, 2015).

A diferencia del azúcar, el níquel aumentó su participación en las exportaciones totales de bienes desde mediados de los años noventa, en sustitución del azúcar como principal rubro de exportación, y llegó a un máximo en 2007, cuando comenzó a reducirse su contribución. En 1990 representaba 6.5%; en 2000, 34%, y para 2005 llegó hasta 44% por el efecto sobre todo del incremento de los precios mundiales (BACI, 2006; ONEI, 2006). A partir de 1995 tuvo lugar un incremento sostenido de su producción, tras haber caído, en 1994, al nivel más bajo de la crisis de esa industria (27 000 toneladas), proceso que ocurría desde 1989, cuando se había alcanzado el tope de producción previo a la crisis. El crecimiento de la producción del níquel fue un resultado de las inversiones realizadas y de los cambios institucionales que reorganizaron la industria, como las asociaciones con empresas extranjeras (Marquetti, 2004). El mejor ejemplo es la presencia en esta industria de la Sherrit Corporation, empresa que opera una joint venture con una compañía cubana en el este del país. Entre 1995 y 2005 la producción de níquel se incrementó en 75% (ONE, 2001; ONEIn 2011). Posteriormente al último año mencionado, la producción refleja una reducción sistemática (véase cuadro 7), y su participación en las exportaciones totales se ha deteriorado en forma significativa por efecto de la caída tanto del precio como del volumen (7.4% en 2013).

Cuadro 7 Exportaciones de bienes seleccionados según BACI/UN Comtrade (2000-2013) (millones de dólares) 

Fuente: BACI, International Trade Database2 (2000-2013). Construida con datos de United Nations Statistical Division (Comtrade).

Los datos de la Oficina Nacional de Estadística no reflejan las exportaciones de refinado de petróleo. Cuba es un país netamente importador de crudo. A pesar de los esfuerzos realizados por el gobierno durante años, la producción nacional cubre algo más del 40% de las necesidades de consumo nacional; el resto casi en su totalidad se importa de Venezuela (Mesa-Lago, 2015). Las exportaciones de refinado de petróleo son un fenómeno nuevo en la economía cubana, pues a diferencia de los años ochenta (véase cuadro 2), en este caso al petróleo importado se le incorpora valor adicional y se exporta como refinado de petróleo, lo que se convierte en una fuente adicional de ingresos en divisas. Entre 2000 y 2013 las exportaciones de refinado de petróleo crecieron a una tasa media anual de 15.7% , sólo superadas por los medicamentos (29.03%) y muy superiores a la tasa de crecimiento media anual de las exportaciones totales, las cuales apenas crecieron en ese mismo lapso. En términos de valores absolutos, ambos rubros representaron más de 500 000 000 de dólares anuales desde 2011 hasta 2013 (véase cuadro 8, anexo 1).

En cambio, se aprecia que el refinado de petróleo, los medicamentos y el laminado de tabaco han aumentado su contribuciones totales (más de 30% en 2013 frente a l7.6% en el 2000) (véase cuadro 7), a cuenta del azúcar y el níquel, los cuales entre ambos representaban apenas 21% del total con tendencia a disminuir aún más.

Sin embargo, la nueva situación política de Venezuela y sus condiciones económicas desde 2014 —acentuadas en 2015 por la caída del precio del petróleo, la contracción económica (de 4 y 7% en los dos años respectivamente), la hiperinflación (la CEPAL presume que fue de tres dígitos en 2015 y 68.5% en 2014), la fuga de capitales, la deuda externa elevada y la disminución de las reservas internacionales (31.8% del total, la segunda más elevada de la región) (CEPAL, 2016)–, seguramente influirán en el corto plazo en las exportaciones de petróleo venezolano a Cuba. De hecho estas exportaciones se redujeron absolutamente desde 2013 (Mesa-Lago, 2015), lo que afectó las exportaciones cubanas de refinado de petróleo y por consiguiente también los ingresos por exportaciones de este producto, muy importante en la balanza comercial de la isla y garante de su frágil estabilidad económica.

A pesar de que las exportaciones de medicamentos (productos de la industria médico- farmacéutica) se han incrementado sensiblemente, desde fines de los años ochenta, las exportaciones de bienes de esta industria representan aún una proporción pequeña del total de bienes exportados (véase cuadro 7). Hasta la actualidad, su principal mercado en estos productos es Venezuela, lo que refleja una relación de principal socio comercal y, a su vez, coloca a Cuba en una situación de riesgo elevado por la incertidumbre que produce depender de ese mercado dadas sus características de inestabilidad política y económica.

A partir del año 2000, en particular con la expansión de las relaciones económicas y políticas con Venezuela, las exportaciones de servicios crecieron exponencialmente, y así compensaron el déficit permanente de la balanza de bienes. En 2004 la balanza de bienes y servicios logró por primera vez un saldo positivo, que se mantuvo hasta 2013 (con la excepción del año 2008) gracias a la aportación de la expansión de la exportación de servicios en el comercio exterior cubano. Según las cifras estimadas por el Sistema Económico Latinoamericano (en adelante SELA, 2013), la exportación de servicios cubanos pasó de 8 566 400 000 dólares en 2008 a 11 704 millones en 2012, para un crecimiento de 36.6% en tres años.

El impulso a la exportación de servicios fue promovido desde mediados de la década de 1980 –el turismo sobre todo–, como una fuente de ingreso complementaria ante la escasez de recursos externos y la necesidad de materias primas y bienes manufacturados importados. A partir de los años noventa los servicios se conviertieron en la fuente fundamental de ingresos externos conjuntamente con las remesas familiares, y ya no como ingresos complementarios, lo que ha permitido reducir la vulnerabilidad externa de la economía del país (Martín y Torres, 2007). El resto de los servicios profesionales también desempeña en la actualidad el mismo papel: generar divisas (o bienes como petróleo), que permitan mantener una capacidad de compra externa para aliviar el déficit de la balanza de bienes.

Sin embargo, el incremento de la exportación de servicios y la reducción que ha tenido lugar desde principios de los años noventa de la industria en el PIB, como expresión de un proceso de desindustrialización al estilo de los procesos neoliberales de los años ochenta en la mayoría de los países de América Latina, puede tener efectos negativos de mediano y largo plazos que probablemente no se han tomado en cuenta lo suficiente en la instauración de las políticas económicas en Cuba. Desde la perspectiva de Kaldor (1976), el éxito de los países avanzados se debe al desarrollo alcanzado en la industria. Las leyes económicas de Kaldor se refieren a los efectos positivos que genera la expansión del producto manufacturero en el conjunto de la economía al inducir el crecimiento del resto de los sectores y elevar la productividad en todas las actividades económicas. Por consiguiente, desistir de la industrialización –forzadamente o no, debido a las circunstancias de crisis de los años noventa– significa renunciar a los efectos positivos en términos de generación de empleo, transformación económica y tecnológica y generación de conocimiento especializado, cuya trascendencia es decisiva para el crecimiento económico, en tanto que el sector servicios no tiene la misma capacidad transformadora para el resto de la economía del país.

La exportación de servicios es la base de la especialización del país en su comercio con los países de la ALBA. Comprende la exportación de servicios profesionales (médicos y formativos-educativos) cuyo destino son principalmente Venezuela, el resto de los países de la ALBA y un grupo de países de África y Asia. Hay otro conjunto de servicios, los llamados servicios intensivos en conocimiento, que desde fines de los años noventa han evolucionado a tasas muy elevadas en la mayoría de la economías del mundo desarrollado y en las economías emergentes; sin embargo no tienen la misma presencia en Cuba ni participan tampoco del perfil de especialización de la economía del país (Martín y Torres, 2007).

Desde el punto de vista económico, la exportación de servicios ha permitido modificar el perfil de especialización internacional de la economía cubana, al diversificar las fuentes de financiamiento externo y lograr un superávit en la balanza de bienes y servicios del país. No obstante, este modelo de integración tiene una debilidad básica, una alta concentración en pocos socios y depende en gran medida de las relaciones políticas que el gobierno cubano ha establecido con otros gobiernos afines ideológicamente; por consiguiente su sostenibilidad en el largo plazo no está garantizada (SELA, 2013). Como ocurre en el caso de Venezuela, Brasil y otros gobiernos con los cuales se mantienen estrechas relaciones comerciales y políticas, un cambio de gobierno puede alterar las condiciones que existían previamente en las fuerzas políticas y provocar que se prescinda de los servicios importados. Aunque Cuba ha ampliado su cartera de socios, la posible desaparición de algunos de sus socios actuales, como es el caso de Venezuela, puede tener efectos negativos para su economía, con este país en particular, donde los servicios profesionales que se exportan sirven para tener acceso a la compra de petróleo a precios más bajos que los del mercado mundial y a unas condiciones de pagos preferenciales.

La exportación tanto de servicios como de productos de la industria farmacéutica cubana son las áreas más dinámicas del sector externo. Conjuntamente con el turismo, han sido destino de importantes inversiones de recursos materiales y humanos desde fines de los años ochenta. Ambas, y sobre todo los servicios, se han expandido a tasas muy elevadas, lo que ha hecho posible un superávit externo en las cuentas públicas desde 2004.

Conclusiones

En este trabajo se ha analizado la evolución del sector exportador de bienes y servicios de la economía cubana desde 1959. Cuba tiene una economía abierta, por lo que el intercambio externo desempeña un papel fundamental para el éxito de las políticas económicas y el bienestar social esperado. Antes de 1959 el país estuvo inserto en un contexto de relaciones económicas, tecnológicas y financieras que cambiaron drásticamente por el curso que tomó la revolución cubana en 1959. Sin embargo, a diferencia de lo previsto al inicio, debido a la radicalidad de los cambios económicos, institucionales y políticos de los años sesenta no cambió el perfil de especialización externa de la economía cubana, pues el país continuó exportando materias primas, en particular azúcar y otros productos básicos a los países de Europa del Este y la Unión Soviética. En el llamado periodo especial ocurre un cambio deliberado en el sector exterior, aunque algunos rasgos se mantienen inalterables. La dependencia de la economía cubana de las exportaciones de azúcar, que marcaron varios siglos de historia económica, desapareció en el curso de un corto periodo (2006) y dejó de ser uno de los principales actores del mercado azucarero mundial. Se ha ido configurando un perfil internacional de la economía cubana donde tiene mayor presencia la exportación de servicios profesionales, en tanto las exportaciones de bienes pierden anualmente importancia significativa. Se ha considerado que esta nueva situación es producto de la intención del gobierno de establecer un perfil de especialización externo que sea congruente con las necesidades CEE (1990); Oficina Nacional de Estadística (2000, 2005, 2011, 2012).de sus socios actuales, por ejemplo en el marco del ALBA. Sin embargo, se ha señalado que la especialización alcanzada en el contexto de las nuevas relaciones económicas internacionales desde 1990 a la fecha contiene vulnerabilidades que pueden afectar el desempeño de la economía cubana en el corto y mediano plazos, debido a la dependencia generada en relación con sus nuevos socios, con los cuales se ha establecido una relación económica sustentada en afinidades políticas que difícilmente se podrían reorientar hacia nuevos socios comerciales.

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1Las particularidades de las estadísticas cubanas han sido expuestas por diversos economistas. Carmelo Mesa Lago (1969, 2012), reconocido académico, es quien más ha trabajado en el análisis y crítica de estas. Para el caso particular que nos ocupa, la información acerca del sector exportador de bienes y servicios que aparece en las fuentes directamente cubanas es limitada (Oficina Nacional de Estadística), por lo que en este trabajo se ha recurrido a otras fuentes para enriquecer la exposición. En el segundo periodo analizado no coinciden las cifras de las fuentes utilizadas (Oficina Nacional de Estadística y BACI-UN Comtrade), por lo que para analizar las composición de las exportaciones se usaron las dos fuentes mencionadas.

2El PSG es una medida de la riqueza nacional que emplearon los países socialistas basándose en un sistema de planificación central. A partir de 1962 Cuba sustituyó el sistema de cuentas nacionales (en adelante SCN) por el sistema del producto material (SPM) empleado en los países socialistas para medir el PSG. El PSG y el PIB se diferencian en que: a) el SCN incluye en el PIB el valor de todos los servicios. El PSG no contabiliza los llamados “servicios no productivos”, como los sociales (educación, salud, seguridad social, vivienda), la defensa y ciertas actividades burocráticas. Por consiguiente, el PSG es menor que el PIB. b) El SCN utiliza el “valor agregado” en el cálculo del PIB. El SPM no, lo cual generaba un doble conteo o sobreestimación. De esta manera, hasta 1990 la contabilidad nacional cubana utilizó el SCN, por lo que hasta 1989 se cuenta exclusivamente con el PSG.

3La tabla construida por Rodríguez (1988, p. 29) no toma en cuenta ninguno de estos dos problemas.

4Desde el punto de vista contable, como se expone más adelante, entre las exportaciones se debería registrar el área capitalista. Si medimos el grado de diversificación de las exportaciones, queda claro que la presencia de un producto importado de la Unión Soviética entre las exportaciones distorsiona hacia abajo la relación entre exportaciones de azúcar y exportaciones totales, sin que represente un proceso real de diversificación de las exportaciones. Por eso calculamos las exportaciones cubanas al neto de las reexportaciones de petróleo.

5 Pérez-López (1991a, p. 212) observa que esto es muy importante porque la URSS pagaba precios muy superiores a los del mercado mundial.

6El mismo Pérez-López (1991b) observa que “conceptualmente la medición a precios constantes que mantiene los precios de productos en la canasta de las exportaciones a los niveles de 1965, parece ser más apropiado para registrar el impacto de las fluctuaciones de los precios del mercado mundial sobre la estructura de la producción y de las exportaciones en lugar de los altos precios pagados por la Unión Soviética” (p. 38).

7También en el Anuario Estadístico de Cuba de 1989 aparece esa información, actualizada a este año. Es probable que no hubiera sido publicada todavía cuando Zimbalist entregó el artículo para publicación [CEE, 1989].

8En el AEC (1989) la venta total de azúcar es la suma de las ventas en moneda convertible y al CAME, ambas convertidas en pesos cubanos con la tasa de cambio oficial.

9Siglas en inglés de United Nations Conference on Trade and Development.

10Fry y Tsadik en Pérez (1991a, pp. 124-125) identifican dos causas: a) las diferencias entre demanda y oferta sólo repercuten en el mercado “libre”, por tanto se multiplican allí sus efectos; b) una parte importante del azúcar que se exporta en el mercado libre es de caña, cuya oferta es poco elástica al precio, ya que se requieren de uno a dos años para que una nueva planta llegue a maduración. Si, por ejemplo, se crea un exceso de demanda que las cantidades almacenadas no pueden satisfacer, la mayor cantidad estará disponible cuando la situación en el mercado sea distinta.

11 Mesa-Lago y Pérez (1985, p. 35) observan una gran diferencia entre el valor de la relación entre servicios no productivos y PIB que ellos mismo estiman a partir de los datos reportados en el presupuesto público y el único dato oficial de parte cubana. Ellos concluyen que la gran diferencia entre los dos resultados “pone en duda el utilizo de los datos sobre los gastos del presupuesto público como proxy del valor de los servicios no materiales”.

12También nuestra estimación del PIB en el periodo revolucionario es discutible. Sin embargo, se trata de un paso adelante respecto, por ejemplo, a la comparación de LeoGrande (1979, p. 16) entre variables tan distintas como el PIB y el INC.

Anexo 1. Cálculo del índice de Galtung

El índice Galtung se ha considerado un indicador de dependencia, el cual describe la composición del intercambio. Sus valores van de -1 a +1. Cuando el índice se mueve hacia -1, tanto mayor es la exportación de bienes primarios y la importación de bienes manufactureros.

La fórmula propuesta por Galtung (1971, p. 116) en sustitución de la que había propuesto K. Hongro (sugerida por el mismo Galtung) es:

Donde a = valor de las materia primas importadas; b = valor de las materias primas exportadas; c = valor de los bienes manufactureros importados; d = valor de los bienes manufactureros exportados.

El índice Galtung ha mejorado (véase cuadro 8), al pasar de -0.53 en 1970 a -0.37 en 1989. Según LeoGrande (1979, p. 11), el índice hubiese sido mayor en valor absoluto (más cercano a -1) si Cuba no hubiera importado muchos bienes primarios. El incremento de las importaciones de petróleo, factor que sin duda acentúa el grado de dependencia de la economía cubana, ha reducido este indicador en valor absoluto. Esto significa que el valor del índice Galtung debe evaluarse en conjunto con el análisis del grado de diversificación de las exportaciones cubanas.

Cuadro 8  Índice Galtung, 1959-2013 

Año Valor absoluto Año Valor absoluto
1958 -0.53 1995 -0.54
1970 -0.6 1996 -0.43
1975 -0.54 1997 -0.47
1980 -0.52 1998 -0.54
1981 -0.5 1999 -0.54
1982 -0.47 2000 -0.57
1983 -0.46 2005 -0.47
1984 -0.42 2007 -0.49
1985 -0.4 2008 -0.47
1986 -0.4 2009 -0.39
1987 -0.38 2010 -0.40
1988 -0.4 2011 -0.41
1989 -0.37 2012 -0.38
1994 -0.25 2013 -0.39

Fuentes: Elaboración propia con datos CEE (1989, pp. 264-297), ONE (2000), ONEI (2005, 2011, 2012, 2015).

A diferencia de los años 1958-1989, cuando el índice Galtung mejoró, en el periodo posterior hasta 2013, ocurrió lo contrario, al pasar de -0.25 en 1994 a -0.41 en 2011, aunque en algunos años se elevó más allá a –0.46 y llegó casi al mismo nivel de 1958: –0.52. Esto probablemente es resultado del incremento que se produjo en las importaciones de bienes manufacturados y en las exportaciones de materias primas, y que acentuó el grado de dependencia de la economía cubana en relación con la exportación de commodities. Sin embargo, el análisis de todo su comercio exterior en su conjunto refleja que, si bien ese estado dominó la economía del país durante los años noventa e inicios de 2000, con posterioridad la situación ha cambiado.

Recibido: 18 de Febrero de 2016; Aprobado: 26 de Mayo de 2016

Bruno Sovilla, email: brunosov@yahoo.it

Sobre los autores

Francisco García Fernández: Economista por la Universidad Estatal de Bielorusia (Minsk, 1983). Master en Gestión de Comercio Exterior por la Universidad de Santiago de Compostela (1994). Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Santiago de Compostela (1997). Doctor en Economía por la Universidad de la Habana (1999). Ha sido profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de la Habana (1983-2002) y profesor visitante en la Universidad de Santiago de Compostela (1999-2003), España, y en la Universidad Federal de Bahía, Brasil (2011, 2014-2015). Sus áreas de especialización son la economía del desarrollo y la economía política. Sus líneas de investigación son los patrones de innovación regional, los modelos de desarrollo regional y la economía cubana. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel II. Desde 2005 hasta la actualidad es profesor de tiempo completo en la Facultad de Comercio y Administración Victoria, Universidad Autónoma de Tamaulipas, México, donde es líder del cuerpo académico Estrategias de Desarrollo Regional Urbano y Rural. Entre sus publicaciones se encuentran, en coautoría con Y. Sánchez y E. Morales (2015). La capacidad de innovación y su relación con el emprendimiento en las regiones de México. Estudios Gerenciales, 31(136), 243-252 y en coautoría con J. López Arévalo y R. Vaquera Salazar (2016). The intra-industrial and inter-industrial trade of Cuba after the collapse of the Soviet Union and the re-establishment of diplomatic relations with the United States of America. Latin American Business eJournal, 2016. Disponible en http://ssrn.com/abstract=2717062 Correo electrónico: ffernandez@docentes.uat.edu.mx

Bruno Sovilla: Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense. Es Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel I. Titular de la Cátedra “José Flores Salgado” en el Departamento de Producción Económica de la Facultad de Economía de la UAM-Xochimilco. Sus áreas de especialización son Economía del Desarrollo y Macroeconomía. Entre sus líneas de investigación se encuentran migración y remesas familiares y desarrollo económico. Últimas publicaciones: “Comercio, remesas familiares y política cambiaria en Guatemala (1980-2013)”, en Guatemala-Chiapas: Economía y Frontera, coordinado por J. López Arévalo y O. Ixtacuy (2015) y “¿Que políticas distributivas para México? De la re-distribución a la pre-distribución del ingreso”, aceptado para su publicación en el libro Sociedad, desarrollo y política pública del departamento de Producción Económica de la Uam-X (2016). Correo electrónico: brunosov@hotmail.com

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