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América Latina en la historia económica

versão On-line ISSN 2007-3496versão impressa ISSN 1405-2253

Am. Lat. Hist. Econ vol.22 no.3 México Set./Dez. 2015

 

Reseñas

 

José Enrique Covarrubias y Matilde Souto Mantecón (coords.),
Economía, ciencia y política. Estudios sobre Alexander von Humboldt a 200 años del

Ensayo político del reino de la Nueva España,
México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis/Universidad Nacional Autónoma de México, 2012, 291 pp.

 

José Enrique Covarrubias y Matilde Souto coordinan esta obra colectiva que consta de una introducción y once capítulos escritos por miembros del seminario interinstitucional Historia del Pensamiento Económico, impartido en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México y que reúne a historiadores de diversas instituciones nacionales.

El libro es más que un título conmemorativo respecto a la reconocida investigación que Alexander von Humbodlt publicó en 1811 sobre el espacio que hoy reconocemos como México. Es una contribución de análisis historiográfico desde una perspectiva actual de una obra escrita a principios del siglo XIX. Sabemos que el Ensayo político sobre el reino de Nueva España ha sido abordado reiteradamente por diversos historiadores, entre ellos los dedicados a la historia económica. Sin embargo, tal como se explica en la introducción de esta obra colectiva, el Ensayo fue referenciado de manera segmentada, de tal forma que habitualmente se había "recortado" el saber del científico sin advertir el contexto ni el método o sus propósitos, y dejaron sólo sus datos.

Los investigadores que colaboraron en el presente libro hacen referencia a un variado número de obras que sin los aportes de Humboldt no estarían completas, ya que son herederas directas de su investigación; no obstante, en ellas se diluyó la figura del barón y su concepción del mundo quedó restringida a citas o notas a pie de página. Por tanto, la motivación de la presente obra es ir más allá del empleo de Humboldt como fuente o de las fuentes de Humboldt, como lo menciona Matilde Souto. El propósito es dejar de utilizar al autor de manera irreflexiva, sin preguntarse sobre la obra que se está usando y las motivaciones y alcances de su investigación aún en el presente.

En ese sentido, la primera novedad de este libro sería contar con una mirada holística –la que no es casual–, el por qué los miembros del seminario intentaron reproducir de manera conjunta la propia concepción metodológica y epistemológica de Humboldt. En segundo lugar, retomaron sus ideas desde la economía política, en el sentido de integrar las necesidades de subsistencia de una comunidad con los proyectos gobernantes y el desarrollo conjunto de las ciencias. En tercer lugar, los autores enfatizaron en los métodos comparativos de la realidad utilizados por Humboldt y en la aritmética política (que no sería lo mismo que la estadística) como instrumento analítico. De manera sintética, se podría decir que este libro, producto del seminario Historia del Pensamiento Económico, nos enseña cómo leer a Humboldt, para qué leerlo y cómo comprenderlo desde nuestro presente.

Los once capítulos se refieren a la casi totalidad de temas investigados en el Ensayo novohispano, en el intento de redescubrir su conocimiento a partir de las ideas que guiaron al científico a escribir sobre México a fines del siglo XVIII e inicios del XIX. Los científicos ilustrados intentaban que sus lectores razonaran sin olvidar la perspectiva humanista, de tal forma que es un logro notable de Humboldt el propiciar dicho pensamiento a un grupo de historiadores sobre la forma de "pensar" a inicio del siglo XIX.

En el Ensayo político, un referente a esa conjunción de ciencia y humanismo es el capítulo presentado por Brígida von Mentz, ya que para la autora representa la antesala de un cosmos que perfiló el autor durante toda su vida (se refiere a su obra mayor). Von Mentz rescata a Humboldt desde diversos ángulos como los familiares, sus viajes, el contexto napoléonico y la revolución de 1848 en Europa; concluye que Humboldt es un científico apolítico, y en ese sentido lo consagra como el creador de una geografía humana –en términos actuales–, ya que su investigación relaciona la complejidad del espacio con los recursos naturales y humanos, junto a los problemas sociales que se derivaban de su explotación.

José Enrique Covarrubias destaca de Humboldt una metodología investigativa basada en la aritmética política, que aclara no es sólo estadística, porque desborda el campo numérico –tal como la concibió William Petty– con la intención de resolver problemas generales de la especie humana. Reconoce a Humboldt como un hombre de ciencia que buscaba en la naturaleza una guía para definir políticas de gobierno. A su juicio, el Ensayo está lleno de generalizaciones, producto de datos particulares y certeros, que fueron recogidos para contribuir fundamentalmente a un conocimiento global de Nueva España.

Para Laura Cházaro, el Ensayo es incluso un laboratorio de experimentos de "prueba y error" del que Humboldt obtuvo razonamientos probabilísticos que puso al servicio de los políticos de su época. "Medir la política" era la actividad que muchos hombres de su tiempo pretendían efectuar a partir de los estudios científicos y botánicos hechos por Humboldt sobre la Nueva España, y así dar a conocer su potencialidad como espacio de vida civilizada. En definitiva, proyectos e ideas que pudieran resultar ingenuos u otros perfectamente intencionados, llevan a los autores del presente libro a criticar al personaje pero también a admirarlo.

Existe un valioso intento de reescribir el Ensayo político en "tres dimensiones", no sólo por los aportes geográficos de Humboldt, en los que descubre la influencia de la altura en el espacio novohispano, como destaca Guadalupe Pinzón y el resto de los autores, sino realizar el ejercicio de hacer confluir en la historia a la política, la ciencia y la economía, del mismo modo que lo hizo su autor hace 200 años. Pinzón expone de manera particular las ideas económicas sobre las actividades marítimas y portuarias de la época, donde destaca el potencial que tenía Humboldt para el comercio de Nueva España, tanto por el Atlántico como por el Pacífico.

En Economía, ciencia y política se encuentran preguntas del presente que buscan respuestas en el pasado, por ejemplo, las que se refieren a la crítica siempre latente sobre el irrealizable progreso económico: idea enraizada, supuestamente, en prospecciones falsas de Humboldt sobre la riqueza del país, pero que realmente nada tienen que ver con su real legado económico. Así lo expresa el texto de Richard Weiner, para quien esos comentarios son una manipulación selectiva del Ensayo, realizada con fines políticos.

Cómo ya sabemos en el presente, pese a la solidez de la investigación, los gobernantes por medio de su política plasman intenciones que a veces fuerzan, incluso a través de una "realidad promediada"; así lo deja entredicho el texto de David Navarrete y Clara Elena Suárez Argüello, ya que observan "los silencios" de Humboldt sobre los sistemas de trabajo forzado que persistían en Nueva España a fines del siglo XVIII.

Entre los autores de Economía, ciencia y política se visualizan propósitos de estudiar el pasado de las instituciones y las formas de gobierno, al evocar los errores de una fiscalidad principalmente orientada a sustentar gastos de guerra. Así lo observa Carlos Marichal, quien analiza el estudio que hizo Humboldt en el libro VI de su obra sobre la fiscalidad novohispana, el que califica de notable síntesis de los rasgos fundamentales de la Hacienda virreinal, importante por sus comparaciones con otros regímenes fiscales europeos de su época.

Con esa misma orientación hacia el estudio de las instituciones, Ernest Sánchez Santiró se refiere a los sistemas de producción de azúcar y al empleo de mano de obra en las plantaciones de Nueva España y Cuba que tanto interesaron al científico alemán. Rescata su estudio como pionero por demostrar que la producción de azúcar no estaba en relación directa con la esclavitud. Ideas que evidencian el interés de Humboldt por superar ese lastre, pero donde la economía política no le sirvió para demostrar su barbarie, sino la conjunción de la moral y la política. En tal sentido, Sánchez Santiró rescata ideas liberales del pensamiento del científico desde fines del siglo XVIII.

También se encuentran reflexiones en torno a un comercio exterior mexicano, con proyecciones y vínculos con un macroespacio global a través del Atlántico, tal como lo señala Matilde Souto. Ciertamente, dice la autora, es una lectura británica del Ensayo, principalmente porque fueron los ingleses quienes más comentaron la obra y la utilizaron como fuente; por ejemplo, la información de las Balanzas del comercio marítimo publicadas por el consulado de Veracruz fueron dadas a conocer por el científico, que ya era leído y citado en la revista británica The Edinburgh Review, una de las más influyentes en la política de ese país.

El interés por el comercio regional es rescatado por Johanna von Grafenstein, que retoma al Caribe como el "Mediterráneo americano", tal como lo hiciera Humboldt. Un mar que sería el espacio integrador de México con su propio continente, pero el que aparecía como un recurso subexplotado ya en tiempos novohispanos, principalmente en su capital social (en términos actuales) de comerciantes e intermediarios.

También se retoman los comentarios de Humboldt con la intención de atender a una agricultura subvalorada desde hace 200 años, así lo destaca Francisco Javier Cervantes, quien nos hace pensar desde el presente no sólo en la seguridad, sino en la independencia alimentaria de México. El autor remarca, siguiendo los planteamientos de Humboldt, que para generar riqueza la agricultura debía combinarse con varios factores como la ubicación del territorio, la fertilidad, la extensión, las características de la población y convivencia con otras producciones.

En síntesis, el libro consta de una estructura organizada y sugerente. Con una propuesta metodológica conjunta, ambiciosa, global y compleja para escribir en historia económica. En ese sentido, aquí se reúnen estudios sobre el pensamiento económico vigente desde la conformación del México republicano hasta el siglo XX –tal como lo hacen los textos de Brígida von Mentz, José Enrique Covarrubias, Laura Cházaro y Richar Weiner–. Además una historia económica con vínculos sociales como los textos de Ernest Sánchez Santiró, David Navarrete y Clara Suárez Argüello; una historia económica también preocupada de mejorar la institucionalidad pública, especialmente la fiscalidad, como se refleja en el texto de Carlos Marichal; y de rescatar las riquezas naturales de México, como son los litorales y la agricultura aún en subexplotación en nuestro país, tal como lo denotó Humboldt y rescatan desde el presente mexicano Guadalupe Pinzón y Francisco Javier Cervantes.

 

Enriqueta Quiroz
Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora
Ciudad de México, México

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