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Convergencia

versión On-line ISSN 2448-5799versión impresa ISSN 1405-1435

Convergencia vol.25 no.76 Toluca ene./abr. 2018

https://doi.org/10.29101/crcs.v25i76.4664 

Artículos

Construyendo utopías concretas: el movimiento comunero en Venezuela

Building concrete utopias: the communards movement in Venezuela

1 Cornell University, United States of America, dnapress@gmx.net


Resumen:

En el transcurso de la historia las utopías han jugado un papel importante en la construcción de alternativas sociales. En este artículo se analiza al mecanismo de autogobierno local venezolano de las comunas como prefiguración utópica o como “utopía concreta”. Se discuten diferentes conceptos marxistas y emancipadores de utopía conectándolos con el pensamiento latinoamericano, para demostrar cómo la prefiguración utópica es de considerar necesaria en los procesos de lucha revolucionaria. Luego de resumir estructura y funcionamiento del autogobierno local sigue el análisis de cómo en las comunas se ensaya una prefiguración utópica. Las comunas tienen sus raíces en tradiciones políticas y sociales latinoamericanas y se conectan con experiencias socialistas y revolucionarias, como también con la historia de resistencia indígena, negra y popular. Su estructura y funcionamiento del autogobierno local muestra que en ellas se ensaya una prefiguración utópica. En el imaginario popular, el Estado comunal sustituirá el Estado burgués.

Palabras clave: utopía; comuna; Estado; autogobierno; democracia

Abstract:

Historically, utopias had an important role in the construction of social alternatives. This article analyzes Venezuelan communes, a mechanism of local self-government, as a utopic configuration or "concrete utopia". I discuss different Marxist and emancipatory concepts of utopia and connect them with the Latin American thought in order to show how the utopic preconfiguration has to be necessarily considered in the processes of revolutionary struggle. After summarizing the structure and functioning of the local self-government, I analyze how the utopian configuration is practiced in the communes. The communes have their roots in political and social traditions and connect with socialist and revolutionary experiences, as well as with the history of indigenous, afro and popular resistance. The structure and functioning of the local government shows that what happens in the communes is a utopian prefiguration. In the popular imaginary a Communal State will replace the bourgeois state.

Key words: utopia; commune; state; self-government; democracy

Introducción1

En el transcurso de la historia las utopías han jugado un papel importante en la construcción de alternativas sociales. En este artículo se analiza al mecanismo de autogobierno local venezolano de las comunas como prefiguración utópica o “utopía concreta” como Bloch (1977) definió a todo tipo de utopías que expresan “los sueños de una convivencia mejor”. El autogobierno local de las comunas no es la mera administración de los propios asuntos locales, es depósito de esperanzas y es visto como instrumento con el cual se pueden desarrollar y ensayar nuevas formas de concebir la vida.

Las comunas son de considerar utopías concretas que tienen sus raíces en tradiciones políticas y sociales latinoamericanas, y se conectan con experiencias socialistas y revolucionarias, al igual que con la historia de resistencia indígena, negra y popular. Primero se discutirán diferentes conceptos marxistas y emancipadores de utopía conectándolos con el pensamiento latinoamericano, para demostrar cómo la prefiguración utópica se considera necesaria en los procesos de lucha revolucionaria.

Luego de resumir estructura y funcionamiento del autogobierno local, sigue el análisis de la manera en que en las comunas se ensaya una prefiguración utópica. Eso se evidencia, por un lado, con el ejemplo de los nombres que comuneros y comuneras escogen para sus comunas, y que expresan una temporalidad distinta a la temporalidad de la modernidad, ya que pasado, actualidad y futuro solapan, se entrecruzan y forman un nuevo significado hacia el futuro. Otro elemento que evidencia el carácter de utopía concreta de las comunas es la economía comunal, el esfuerzo de las comunas de ser autosuficientes y construir una economía de y para las comunidades locales. Finalmente se analiza el Estado comunal, que es el resultado de la coordinación de las comunas a un nivel más alto y lo que, en el imaginario popular, sustituirá el Estado burgués.

Utopías concretas y políticas prefigurativas

Contrariamente al uso común del término utopía y a posturas en la izquierda tradicional, muchos autores han considerado a la utopía y a la prefiguración utópica como fundamentales para los movimientos revolucionarios. Para Herbert Marcuse (1986) la utopía era un ejercicio necesario de imaginación política; necesario para poder desarrollar proyectos alternativos (aunque era bastante pesimista en relación con la posibilidad de que esas alternativas puedan desafiar la ideología capitalista vigente en las sociedades industrializadas). Marcuse respondía a autores como Popper (1991:434-435), quien postulaba la posibilidad de alcanzar un mundo mejor “si abandonáramos los sueños de ideales distantes y dejáramos de luchar por nuestros esquemas utópicos de un nuevo mundo y un nuevo hombre”. El supuesto fin de la utopía, como decía Marcuse en su ensayo de 1967 con el mismo título, no era más que “la refutación de las ideas y las teorías que ha utilizado la utopía como denuncia de posibilidades histórico-sociales” (Marcuse, 1986: 7).

La reivindicación de la utopía y de la prefiguración utópica en la lucha por una sociedad sin clases ha sido practicada por muchos autores bajo diferentes nombres y enfoques. Benjamin (1965: 261) habla de Now-time, ahora-tiempo; Holloway (2010) habla de cracks en el capitalismo que dejan entrever un posible futuro diferente. Bloch (1977) considera la anticipación social-utópica como imprescindible en el contexto de una praxis comunista. Aparte del recurso al pasado, es también la esperanza y la imaginación de un futuro distinto posible lo que constituye el aún-no de Bloch. Una praxis crítica de liberación tiene la esperanza de un futuro alcanzable como fundamento necesario. La importancia de vivir las nuevas relaciones sociales es fundamental, ya que, como Bloch (1971) insiste, Marx (1973) siempre subrayó, por ejemplo en las Tesis sobre Feuerbach, que “la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales”.

Marx reivindicaba la utopía como necesaria, como lo hizo en una carta a Arnold Ruge en 1843:

Luego será evidente que el mundo ha estado soñando por mucho tiempo con la posesión de una cosa de la cual, para poseerla realmente, debe tener consciencia. Será evidente que no se trata de trazar una línea mental entre el pasado y el presente, sino de materializar los pensamientos del pasado. Finalmente, será evidente que la humanidad no está comenzando una nueva tarea, sino que está llevando a cabo de manera consciente su vieja tarea (Marx, 2008).

Frente a las interpretaciones basadas en la crítica de Marx a los socialistas utópicos, de que se oponía a las utopías, se debe resaltar que lo que criticaba Marx eran las utopías abstractas, para hablar en términos de Ernst Bloch.

Bloch desarrolla el concepto de utopía concreta y la diferencia de utopía abstracta:

El punto de contacto entre el sueño y la vida —sin el cual el sueño no es más que utopía abstracta y la vida solo trivialidad— se halla en la capacidad utópica reintegrada a su verdadera dimensión, la cual se halla siempre vinculada a lo real-posible. Una capacidad que no sólo en nuestra naturaleza, sino en la de todo el proceso externo, trasciende en tendencia lo dado en el momento. Aquí tendría su sitio el concepto, solo aparentemente paradójico, de lo utópico-concreto, es decir, de lo anticipatorio, un concepto que no coincide en absoluto con la ensoñación utópico-abstracta, y que no queda tampoco refutado por la inmadurez del socialismo meramente utópico-abstracto (Bloch, 1977: 135).

Podemos encontrar un concepto de utopía muy parecido en la teología de la liberación, que no por casualidad ha sido desarrollada principalmente en el contexto latinoamericano, donde ha tenido y tiene más seguimiento. Para Gustavo Gutiérrez, uno de los principales teóricos de la teología de la liberación, quien se refiere directamente a Bloch, la utopía tiene que ser una utopía concreta:

La utopía, contrariamente a lo que el uso corriente sugiere, está marcada por su relación a la realidad histórica presente […] La utopía significa necesariamente una denuncia del orden existente. […] Pero la utopía es, también, un anuncio. Anuncio de lo que todavía no es, pero que será; presagio de un orden de cosas distinto, de una nueva sociedad. […] la utopía como movilizadora de la historia y subversiva del orden existente. Si la utopía no lleva a una acción en el presente, es una evasión de la realidad (Gutiérrez,1975: 310-312)

La utopía concreta radicaliza el compromiso de los y las que luchan, les ayuda a mantenerse fieles a sus intenciones, “de lograr un encuentro real entre los hombres en el seno de una sociedad libre y sin desigualdades sociales” (Gutiérrez, 1975: 317). Además, según Gutiérrez, la utopía introduce la dimensión comunal —que es donde se desarrollan, experimentan y viven principalmente las utopías concretas— a la cuestión de emancipación y liberación. El ejemplo del autogobierno local confirma esto.

A partir de 1960 la apertura de espacios para la creación utópica ha estado muy presente en los movimientos. Wini Breines los define como movimientos prefigurativos:

El término políticas prefigurativas […] puede ser individuado en contra-instituciones, manifestaciones y en intentos de incorporar valores personales y anti-jerárquicos en la política. La democracia participativa era central a las políticas prefigurativas. […] El problema de las políticas prefigurativas presentó varias tareas substanciales, la más central es la de crear y sostener adentro de la práctica viva del movimiento, relaciones y formas políticas que “prefiguraban” y englobaban la Sociedad deseada (Breines, 1989: 6)

Los medios no están sometidos a los fines. No se trata de implementar un programa, sino de un proceso sin un resultado definido previamente y de “una práctica inherentemente experimental y empírica” (van de Sande, 2013). La consigna zapatista “preguntando caminamos” refleja también eso. Considerando que las prácticas prefigurativas son características para muchos de los nuevos movimientos globales surgidos a partir de 2011, estos han sido también denominados movimientos prefigurativos por varios autores (Maeckelbergh, 2011; Teivainen, 2016; van de Sande, 2013). Teivainen (2016) propone hablar de prefiguración democrática, ya que históricamente han existido también movimientos prefigurativos religiosos, esotéricos y fascistas.

Es sumamente importante investigar y difundir las utopías concretas como construcción de alternativas al sistema capitalista que está destruyendo los pilares en los cuales se sustenta la vida humana, ya que la ofensiva neoliberal a partir de los años ochenta ha basado buena parte de su legitimidad en que supuestamente no hay alternativa. “There is no alternative” (Tina), como resumió la primera ministra británica Margaret Thatcher, ha sido la principal argumentación de los neoliberales.

Immanuel Wallerstein (1998) y otros investigadores del Fernarnd Braudel Center denominaron scientific study of utopistics a los estudios de alternativas sociales al capitalismo históricamente practicables, que abren espacios en los cuales se pueden vivir relaciones sociales basadas en la igualdad, la democracia y la autonomía. Esas alternativas, o utopísticas, son prácticas sociales relacionales que tienen su base principal en lo que Wallerstein define como movimientos anti-sistémicos. La difusión de estas prácticas relacionales se da también por medio de los movimientos y no a través de los instrumentos del Estado o de la economía, como tampoco de la academia (Wallerstein, 2007: 316).

Consejos comunales y comunas

Desde 2005 la población venezolana se auto-organiza en consejos comunales, una forma de autogobierno local no representativo basado en asambleas y democracia directa. Los consejos comunales son conformados por 150 a 400 familias en zonas urbanas y de 20 familias en zonas rurales. Las comunas son un nivel superior de auto-organización local, y se componen de varios consejos comunales y otras organizaciones presentes en el territorio. A finales de 2016 había más de 45.000 consejos comunales y más de 1.550 comunas en Venezuela.

Los consejos comunales surgieron desde las bases a partir del año 2004 como una forma de autogobierno en el ámbito territorial. En 2007 se constituyeron las comunas como un nivel superior de autogobierno. Para la cultura popular venezolana, la comunidad es el centro de la construcción de relaciones sociales, por ello se puede afirmar que la clase se constituye a partir de las relaciones sociales existentes y las historias de las luchas compartidas como comunidad.

En 2005 el entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez asumió a los consejos comunales como ejemplo de auto-organización comunitaria, los propagó y les dio un importante empuje. En muchos lugares se crearon consejos comunales tan sólo con hacerse pública la iniciativa de ley (Azzellini, 2017: 93-123). Luego surgieron las comunas, evolucionaron de la necesidad de las comunidades de juntarse a un nivel más alto que los consejos comunales, para emprender proyectos de mayor alcance. Las comunas se forman a partir de varios consejos comunales y organizaciones populares en un mismo territorio y pueden también desarrollar proyectos y medidas a largo plazo y de mayor alcance, mientras las decisiones siguen siendo tomadas en las asambleas de los consejos comunales. Las comunas articulan los consejos comunales, las misiones sociales y la organización de base para planificar, ejecutar y evaluar en conjunto (Azzellini, 2017: 243-251).

También surgieron otras iniciativas consejeras (consejos de trabajadores, estudiantes, pescadores, artesanos etc.) y Chávez lanzó en 2007 la idea de ciudades comunales como instancia de autogobierno arriba de las comunas. Las “estructuras consejistas”, en diferentes sectores de la sociedad, son entendidas como el fundamento del socialismo venezolano en desarrollo: deben cooperar y coordinarse a nivel superior, para que, de esa manera, puedan llegar a superar el Estado burgués a través de la construcción del Estado Comunal. Con esa propuesta, Chávez (2008: 67) retomó un debate que venía de las corrientes antisistémicas y lo generalizó. Una referencia teórica central para la construcción del “sistema comunal” es el libro Más allá del Capital, de Istvan Mészáros (2001: 851-885), en el cual delinea estrategias para la transición al socialismo.

La comuna, la idea de una autoadministración local, conecta no sólo con conceptos socialistas libertarios y con corrientes de pensamiento marxista latinoamericano, como la del peruano José Carlos Mariátegui, sino también con las experiencias indígenas y afro-venezolanas. En la zona de Barlovento, la región donde se refugiaron muchos esclavos y esclavas después de haber logrado escapar y la región en la cual también fueron confinados muchos afro-venezolanos y afro-venezolanas después de la abolición de la esclavitud, las comunas afro-venezolanas se autodenominan cumbes, en referencia a las comunidades que formaban las esclavas y los esclavos fugitivos durante los tiempos de esclavitud.

Chávez (2008: 43) extendía una conexión con el socialista temprano Simón Rodríguez, maestro de Bolívar y parte central del imaginario ideológico-cultural del bolivarianismo:

Fíjate lo que decía Simón Rodríguez, él hablaba en 1847 de la toparquía. En un documento dirigido a Anselmo Pineda, el 2 de febrero de 1847, dice Simón Rodríguez: La verdadera utilidad de la creación de una república, es hacer que los habitantes se interesen en la prosperidad de su suelo. Así se destruyen los privilegios provinciales (Bolívar decía que en los pueblos había una casta, y él la denominaba de los doctores, los militares y los curas, es la casta en cada lugar). Ojalá cada parroquia se erigiera en toparquía. Ustedes saben, topos de lugar y arquía es la autoridad o el gobierno, como la monarquía, la oligarquía, en este caso es la toparquía, es el gobierno del lugar, de los habitantes del lugar; es el gobierno popular, es el gobierno comunal2(Chávez, 2008: 43).

Las formas de autogobierno local tienen amplia repercusión en el modelo de Estado. La función providencialista del Estado ya no es asumida por una burocracia especializada, se realiza con la transferencia de recursos financieros y técnicos públicos a las comunidades (FCG, 2008: 6). Sin embargo, la autonomía local no es ni un aislamiento frente al poder del Estado, ni un contrapeso a éste, sino una autoadministración puesta en red, que supera la división entre lo político, lo social y lo económico, que vuelve parcialmente superfluo al Estado en su forma conocida. Chávez (2008:15) definió a los consejos comunales como poder constituyente.

Las zonas marginadas son las que muestran más protagonismo popular (Lacabana y Cariola, 2005: 29). El porcentaje de población organizada en consejos comunales suele ser más alto en regiones rurales que en zonas urbanas (Romero-Pirela, 2007 : 136). Finalmente, otro dato relevante es que las primeras comunas se crearon en zonas rurales, donde ha sido más fácil definir retos comunes prioritarios y donde hay menos presencia institucional que asuma las tareas consideradas necesarias.

La participación contribuye a la ruptura de “la segregación socio-territorial” (Lacabana y Cariola, 2005: 37). La población de los barrios reconquista el espacio público en tres niveles: espacio colectivo, espacio de vida y espacio institucional. La participación permite a las comunidades y a sus habitantes desarrollar perspectivas, tener una planificación de vida, que es más autodeterminada. Eso permite desarrollar también una utopía que no está más allá de lo imaginable, sino conectada con la realidad.

Comunas y autogobierno local en Venezuela

Poco tiempo después de la conformación de los primeros consejos comunales empieza en los mismos la discusión y búsqueda por una forma de autogobierno en espacios más amplios. Chávez retoma la iniciativa en 2007 y empieza a hablar en público de la comuna como nivel superior a los consejos comunales. Chávez le prestó atención especial a las comunas, las cuales se han ido construyendo de manera autónoma y sin “guión oficial” a partir de 2007.

Las comunas comenzaron a difundirse por el territorio nacional. Las comunidades se han apropiado del concepto y construyen comunas. En el proceso de construcción de su estructura de autogobierno comunitario, las comunidades le dan prioridad a que la estructura sea apropiada para las comunidades. Para eso adaptan las comunas en forma y contenido a sus exigencias y capacidades. El funcionamiento del autogobierno se basa en la democracia y la participación, y es opuesto a la lógica de la institucionalidad representativa.

Para desarrollar un marco estructural para las comunas se estudiaron varias experiencias de comunas existentes en el país y se fomentó la discusión en las comunidades. Atenea Jiménez, de la Red Nacional de Comuneros y Comuneras (RNC)3, describe así el proceso:

A partir de un llamado de Chávez en el 2007 se comenzó a dar el debate en cada comunidad de cómo debería ser la comuna. […]

También había el riesgo de que la comuna sustituyera el municipio o la parroquia en términos de la organización político-administrativa y nuestra propuesta es que no es un espacio de ese tipo, porque si no sería como en muchos países una estancia más del Estado liberal burgués. Significaría cambiar el nombre, pero el funcionamiento sigue siendo lo mismo.

Comenzamos a construir en ese sentido y comenzamos a estudiar también otras experiencias históricas de la comuna. Nos dimos un espacio para debatir y también traer invitados internacionales que han pensado el tema. Empezamos a trabajar cómo visualizar a todo el país en comunas. Si es una construcción, es poder retomar el poder popular constituyente, que está en la constitución, que es creador, que te permite crear espacios y crear una cantidad de cosas colectivamente, entonces, la gente empezó a decir, vamos a construir las comunas. (E-AJ 2012)

Las comunas son vistas por las bases como el instrumento más importante de auto-organización para la superación de la democracia representativa, el Estado burgués y el modelo capitalista vigente. El número de comunas registradas por el Ministerio para las Comunas llegó a 1.854 en noviembre de 2017.4 Aunque las iniciativas populares para constituir comunas aumentaron masivamente desde 2010, el Ministerio no registró ninguna comuna sino hasta finales de 2012, cuando fue obligado a hacerlo a causa de protestas y presiones populares de comunas en construcción.

Las comunas no son decretadas por el gobierno, sino que las comunidades, consejos comunales y organizaciones populares las construyen en un proceso colectivo. Al principio la construcción de comunas ha mostrado ser más sencilla en zonas rurales y suburbanas. En zonas rurales las comunas suelen ser conformadas por menos consejos comunales (entre cinco y veinte) y las exigencias comunes son más obvias que en zonas urbanas (donde para una comuna se suelen juntar entre 20 y 40 consejos comunales).

La discusión en este tipo de estructuras de autogobierno local procura el consenso. “No la democracia que aplasta, donde hay un vencido y un vencedor”, es practicada, explica Rafael Falcón en un taller para formar cooperativas comunales en una comuna de la Gran Caracas, “sino la democracia del consenso donde todos nos sentimos identificados con las decisiones” (Azzellini y Ressler, 2010). Las decisiones se ponen a votación, aunque raras veces con mayoría simple. Se eligen portavoces, quienes no pueden tomar decisiones (o sólo muy limitadas) y pueden ser revocados cuando las bases lo quieran (Azzellini, 2013).

En el contexto de la conformación de comunas y ciudades comunales es importante tener en cuenta que se diferencia entre el espacio (absoluto) político-administrativo y el espacio (relacional) socio-cultural-económico (Harvey, 2006). Las comunas reflejan esto último: no deben corresponder a los espacios político-administrativos existentes y pueden cruzar fronteras municipales o hasta estatales, pues se trata de que la población defina y modele sus espacios socio-cultural-económicos.

Por otro lado, el mecanismo de construcción de las comunas socialistas y ciudades comunales es flexible, y son ellas mismas las que definen qué tareas van a asumir. Así, la construcción del autogobierno puede empezar con lo que la misma población considere más importante, necesario u oportuno. Esa flexibilidad les hace posible encontrar un camino propio hacia el autogobierno. La auto-organización no representativa y basada en consejos crea una “nueva geometría de poder”. El concepto de poder en la geografía humana o social, como ha sido elaborado por Massey (2009), ha sido puesto en práctica “como uso político positivo… reconociendo la existencia y el significado de geometrías de poder adentro de Venezuela, que son altamente desiguales y como tal antidemocráticas”.

Entre la democracia representativa y sus instituciones, por un lado, y las estructuras de autogobierno, por el otro, hay una contradicción inherente. Más allá de todas las declaraciones del gobierno favorables a los consejos comunales y las comunas, como también el valioso apoyo que el poder constituido otorga para la construcción y consolidación de consejos comunales y comunas, el antagonismo entre poder constituido y poder constituyente está en el fondo de los conflictos que se dan en el proceso de construcción. Mientras los representantes del poder constituido ven en gran parte a las estructuras de autogobierno local como un apéndice del poder constituido e intentan reducirlos a órganos ejecutores de decisiones institucionales, los participantes de consejos comunales y comunas ven en éstos los embriones de una estructura que, a largo plazo, debería sustituir al Estado y sus viejas instituciones:

Los consejos comunales son la piedra en el blanco de lo que será un futuro socialismo. […] Comunidades discutiendo presupuesto, campesinos trazando calles, haciendo su propia electricidad... lo otro es el movimiento obrero, la parte de lo que es la autogestión, la cogestión, el desarrollo endógeno, todas esas son las cosas claves para ese futuro que estamos vislumbrando (E-MV 2007).

Las contradicciones y choques se dan especialmente donde estructuras de la democracia representativa compiten directamente con las nuevas formas de autogobierno local por influencia y control político. Los casos de interferencia institucional negativa en los procesos orgánicos y populares de construcción de autogobierno comunal aumentaron conforme la construcción de comunas fue declarada más orientación oficial gubernamental. Alcaldes, gobernadores y el mismo Ministerio para las Comunas (fundado el 3 de marzo de 2009 para acompañar la creación de comunas) dividieron territorios creando supuestas comunas desde arriba. Sin embargo, las comunidades lucharon y luchan para construir sus propios caminos hacia la comuna, aunque eso provoque conflictos con instancias del poder constituido. Adys Figuera ilustra el caso de su “Comuna Los 7 Pilares Socialistas”, en Anaco, Estado de Anzoátegui:

Todo empezó cuando en 2010 la alcaldía de Anaco agrupó por sectores a los consejos comunales y surgieron 17 comunas. Cada director de la alcaldía era el representante de una de las comunas. Eso creó un descontento muy grande en el municipio. La única comuna que en ese momento no aceptó esa imposición fue la comuna nuestra. […] No aceptamos a ninguno de los directivos de la alcaldía. Empezamos a hacer el trabajo en las comunidades, en los mismos consejos comunales que ellos escogieron en su momento para formar la comuna. Hicimos sondeos, seguimos reuniéndonos, cada quien fue aportando en mesas de trabajo. No quedamos siendo sólo los siete consejos comunales de la supuesta Comuna 2, sino que se hizo una extensión a nivel del municipio. El ámbito geográfico de una comuna se hace después de la integración de todos los que se quieren sumar a esa comuna. […]

Hoy nuestra comuna en desarrollo está integrada por 42 consejos comunales hasta ahorita. Cada comunidad tiene como 1600-1500 personas, somos más de 50.000 habitantes. […]

Hemos tenido enfrentamientos con las alcaldías… nos han dotado de antirrevolucionarios, problemáticos, etc., cuando empezamos a hacer el trabajo uno se preguntaba ¿será que nosotros estamos equivocados? Pero no, nosotros no estamos equivocados, porque nosotros creemos en que éste es el verdadero camino. No son las instituciones, porque las instituciones son más de lo mismo, pongan quien pongan, sea un alcalde de la revolución, sea un alcalde de lo que sea que se monte allí. Siempre eso va a ser una institución burócrata y eso es lo que nosotros necesitamos romper, porque es que el sistema que tienen las instituciones no sirve. Mucha gente dice: “Las personas que están ahí no sirven”. No. Es el sistema que no sirve. (E-AFL 2012)

Las comunas que desarrollan iniciativas propias y una auto-organización fuerte, muchas de ellas organizadas en la RNC, se topan con resistencias institucionales en todos los niveles, como describe Atenéa Jimenez:

No hemos tenido ningún tipo de apoyo sustantivo, de las estructuras de los diversos niveles del gobierno. Es una excepción que haya una buena relación con la alcaldía o con la gobernación, con algún ministerio o con alguna estancia institucional del estado formal. Hemos tratado de articular, pero lo que ha habido son obstáculos e impedimentos. Inclusive con la Asamblea Nacional. Tuvimos que movilizar para parar la ley de comunas, cuando se dio la primera ley, porque teníamos una propuesta crítica y no se nos escuchó. Esto nos ha llevado a fortalecernos y a que ese nivel de conciencia se exprese. La realidad material nos dice que es imposible seguir esperando que venga un ministerio, que venga una institución, sino que es un esfuerzo del poder popular de la gente, de su organización y va a depender de eso, en qué medida nos organizamos. (I-AJ 2012)

Hasta la relación entre el Ministerio de las Comunas y muchas comunas en construcción ha sido conflictiva durante varios años.5 El Ministerio suministra sin duda un apoyo importante con talleres y financiamientos; sin embargo, según muchas comunidades, no respetó la autonomía de las comunas e intentó imponer desde límites territoriales hasta proyectos específicos. Además, las comunas lamentaban que el Ministerio de Comunas insistiera durante varios años en que todas las comunas existentes estaban “en construcción”, negándose a registrarlas. El registro oficial empezó sólo en 2012 a causa de las protestas de las mismas comunas. Éstas organizaron en actos masivos un “autorregistro” frente a instituciones, entregando las actas necesarias, las cuales consisten principalmente en un acta fundacional y los documentos confirmados por más integrantes de la comuna sobre las asambleas y la participación definida como necesaria por la ley.

Obviamente, las comunas existían y funcionaban como tales y se denominaban así también sin ser registradas por el Ministerio. Sobre todo se trata de que las comunidades quieren consolidar su práctica colectiva de autonomía frente al poder constituido ganando una base legal. Josefina Cadet de la “Comuna Ecoturística Artesanal Cacique Terepaima”, Lara, cuenta cómo las comunas se organizaron para lograr su objetivo:

Varias comunas empezamos a reunirnos, a estudiarnos, a ver todas las cosas que teníamos en común y llegamos a la conclusión que […] había que armar estrategias para hacer reconocer oficialmente las comunas. Elaboramos todas las normas y procedimientos [...] El trabajo que tenía que hacer el ministerio, se lo armamos nosotros, completito. Esos carajos no tenían ni un formato para recibirnos los documentos. [...] Conseguimos unos abogados del PSUV que nos ayudaron a redactar la carta fundacional que no tuviera ni un solo error. […] Tiramos una fecha para la gran fiesta popular.

[…] Y nueve [comunas] fueron con la misma carta fundacional, con los mismos papeles, todo el mundo con sus carpetas. Los demás nos fuimos a acompañarlos, hubo participación de movimientos populares, y armamos una marcha. […] Nosotros anunciamos que vamos a inscribir a las comunas el día tal, llamamos a la prensa, llamamos a todo el mundo y nos fuimos a inscribir nuestras comunas, montamos unas vainas en la calle, nos acomodamos, llamamos, tuvo que salir Fundacomunal a recibir nuestro documento y fueron las nueve comunas a que se le recibiera su documento. […] Eso fue el 21 de noviembre del 2011. Con esa acción que hicimos se abrió a nivel nacional la inscripción de las comunas. Le hemos llevado el seguimiento, el control, ellos tuvieron que implementar y activar todos los procedimientos. Luego fuimos a acompañar a una comuna de Portuguesa, ahí hubo una renuencia a inscribir, trancamos el sitio… y nos tuvieron que recibir, fue televisado y ya la comuna tiene su registro. (E-JC 2012)

El número de comunas registradas por el Ministerio para las Comunas llegó a 538 a finales de 2013.6 La mayoría registrada durante el periodo de Reinaldo Iturriza como ministro para las Comunas desde el 21 de abril al 2 de septiembre de 2013.7 El registro masivo de comunas, sin embargo, siguió también con los ministros posteriores.

El poder mesiánico del pasado en la construcción de la utopía concreta

Para la construcción de la utopía concreta se recurre también al pasado, el cual es actualizado permanentemente para mantener vigencia en el presente y proyectarse hacia el futuro. Esto se evidencia, por ejemplo, en la declaración de Adys Figuera, de la “Comuna Los 7 Pilares Socialistas”, que habla de lo que Marx (2008) describía como “materializar los pensamientos del pasado. […] la humanidad no está comenzando una nueva tarea, sino que está llevando a cabo de manera consciente su vieja tarea; mientras, al mismo tiempo, hay optimismo y certeza de que el trabajo titánico que se está emprendiendo traerá frutos a futuro:

Tú puedes crear una persona nueva con esos valores y principios que sí tenemos, pero que están olvidados, que no los estás sembrando y que de repente tú ves que esas personas empiezan a cambiar. Tu forma de vida cambia también. ¿Y que cómo me siento? Feliz porque sé que vamos a lograr la meta. Quizá no veamos el Estado Comunal como socialismo construido, pero sabemos que los hijos que nosotros tenemos sí lo van a ver: una mejor Venezuela, unas mejores personas, unos mejores hombres (E-AFL 2012).

Como indica Benjamin, la conciencia de las generaciones pasadas es fundamental:

El sujeto del conocimiento histórico es la clase oprimida misma, cuando combate. En Marx aparece como la última esclavizada, como la clase vengadora, que lleva a su fin la obra de la liberación en nombre de tantas generaciones de vencidos. Esta consciencia […] Se ha contentado con asignar a la clase trabajadora el papel de redentora de las generaciones futuras, cortando así el nervio de su mejor fuerza. En esta escuela, la clase desaprendió lo mismo el odio que la voluntad de sacrificio. Pues ambos se nutren de la imagen de los antepasados esclavizados y no del ideal de los descendientes liberados (Benjamin, 2007: 33).

Varias comunas expresan optimismo y un contenido utópico en su nombre, así se pueden encontrar tres comunas con el término “renacer” en el nombre, dos con “esperanza” o “futuro”, y otras más con “Patria Nueva”, “Hacia un nuevo mundo”, “Una Nueva Independencia”, “abriendo caminos” o “derribando barreras”. Hasta las comunas conformadas y registradas en los peores momentos de la crisis en junio de 2016 llevan nombres como, por ejemplo, “Comuna Socialista Agroalimentaria Sembrando Futuro”, “La Gran Esperanza del Sur” o “Guaicamacuto Bicentenario Limón Nuevo Día”.

También se encuentran contenidos utópicos de trasfondo religioso y místico como “Comuna Socialista San Francisco de Asís”, “Comuna Socialista Cristo Viene”, “Comuna Agroturística El Jinete del Caballo Blanco”, “Comuna Socialista Santa Rita de Casia” (llamada Santa de los Imposibles) y “Comuna Socialista Estrellas del Futuro”. Lo más común es un nombre que lleve alguna referencia a Chávez, incluyendo su nombre o la palabra comandante, que se encuentra 77 veces. Dada la centralidad de Chávez en Venezuela y su apoyo al autogobierno local, este dato no sorprende.

Entre los nombres se pueden hallar además todos los personajes del imaginario bolivariano revolucionario. El imaginario bolivariano conecta el imaginario popular con una interpretación revolucionaria de los héroes republicanos (Azzellini, 2009) como Simón Bolívar (presente en el nombre de 30 comunas); el general campesino de la guerra federal, Ezequiel Zamora (1817-1860) (19 comunas); la combatiente y heroína independentista Manuela Sáenz (11 comunas); el filósofo Simón Rodríguez (1769-1854), maestro de Bolívar, que frecuentaba los círculos del socialismo utópico en Francia a principios del siglo XIX (4); Antonio José de Sucre (4); Francisco de Miranda (3); Josefa Camejo (2); José Félix Ribas (2); Juan Jacinto Lara (1778-1859) (2); Eulalia Ramos Sánchez alias Buroz (1); Josefa Joaquina Sánchez (1); y casi dos docenas más de héroes de la independencia.

A su lado, el bolivarianismo revolucionario coloca a los héroes (las heroínas siguen siendo pocas) revolucionarios y luchadores antisistémicos que surgieron desde los indígenas, afro-descendientes, campesinos y pobres, los marginados, excluidos y perseguidos, los guerrilleros de los años sesenta y setenta, revolucionarios internacionales y militantes bolivarianos asesinados recién. Todos esos personajes se reflejan en los nombres de las comunas. Unas 20 comunas llevan nombres ligados a la resistencia indígena, entre ellos están el Cacique Coromoto (2) y los caciques Guaicaipuro (1), Arichacan (1), Nigale (1) y Tamanaco (1). Todas esas son comunas no registradas como comunas indígenas (y sólo tres o cuatro son comunidades indígenas). Los nombres afro incluyen el Negro Miguel (1), José Leonardo Chirinos (3), la Negra Hipólita (1), y los combatientes por la independencia Pedro Camejoalias Negro Primero (4) y Juana (Ramírez), la Avanzadora (1). Cinco comunas adoptaron el nombre del guerrillero antigomecista Maisanta (5).

Una quincena de comunas llevan nombres de combatientes de las guerrillas de los años sesenta y setenta; entre éstas, tres el nombre de Argimiro Gabaldón, alias Comandante Chimiro (1919-1964) y una el nombre de Fabricio Ojeda (1929-1966). Cinco comunas hacen referencia al “Cantor del Pueblo Venezolano” Alí Primera. También se encuentran los revolucionarios internacionales Che Guevara (5), José Martí (1), Mao Zedong (1), Rosa Luxemburgo (1) y Camilo Cienfuegos (1). Además de una docena de comunas que llevan los nombres de personajes locales como rebeldes, músicos o historiadores, una lleva el nombre del campesino Jesús Antonio Guerrero, asesinado por terratenientes en 2008, y otra el nombre del diputado chavista Robert Serra, asesinado por paramilitares en 2014.

En las luchas sociales en América Latina, la tradición y el mito tienen una función permanente (Mazzeo, 2007: 56): Lo que Walter Benjamin (2007: 33) llamó una “flaca fuerza mesiánica sobre la que el pasado exige derechos”. Durante siglos, elementos de luchas y movimientos pasados en contra del orden social establecido se volvieron banderas de las luchas actuales.8 Eso no hay que confundirlo con nostalgia o folclor, y requiere cada vez de una actualización. Son una “cita secreta entre las generaciones pasadas y la nuestra” (Benjamin, 2007: 33). Y “cada actualización contribuye a una composición colectiva e histórica de la utopía que, de este modo, presenta pliegues y estratos superpuestos” (Mazzeo, 2007: 57). Eso, como también el optimismo hacia el futuro, se evidencian especialmente en los nombres que los comuneros y las comuneras escogen para sus comunas.9

La economía comunal

El acceso a los recursos financieros necesarios para la construcción de la nueva economía comunera es considerado un derecho por las bases populares organizadas, aunque la perspectiva sea de autonomía. Ramón Virigay, de una comuna rural en los Llanos de Barinas, comenta en una reunión de voceros y voceras de once comunas para construir la ciudad comunal José Antonio de Sucre: “Si bien es cierto que en este momento necesitamos de los organismos oficiales, mañana debido al desarrollo que vamos alcanzando nosotros tenemos que ser autosuficientes. Nosotros no podemos seguir dependiendo exclusivamente del Estado” (Azzellini y Ressler, 2010).

Por lo general, en las comunas se ha dado gran importancia a proyectos socio-productivos de gestión colectiva comunal. Los proyectos productivos no tienen solamente la función de mejorar las condiciones y la calidad de vida de las comunidades y crear las bases para una autonomía financiera de las comunas. También son vistos desde una perspectiva de transformación de las relaciones de producción y del modelo económico capitalista. La construcción de un modelo de sociedad sin explotación y sin dominación es elemento central de la utopía materializada en las comunas.

Algunas empresas del Estado fomentan la creación de redes de distribución directa y bajo control comunitario de sus productos. En la mayoría de los casos eso nace de la propia iniciativa de los trabajadores y trabajadoras, como por ejemplo en varias de las empresas de cemento del Estado. La empresa nacionalizada Cemento Andino empezó como la primera empresa de cemento en fomentar la construcción de distribuidores comunitarios de materiales de construcción y de bloqueras (empresas que producen bloques de cemento para la construcción de casas). El ejemplo fue retomado por otras empresas de cemento del Estado. La fábrica de papel y productos de papel Invepal comenzó en 2013 a fomentar tiendas comunitarias para la venta directa de productos escolares y montó 30 tiendas comunales hasta finales de 2014.

Generalmente, las comunidades son apoyadas por las instituciones del Estado, especialmente por el Ministerio del Poder Popular para las Comunas, con talleres para elaborar su forma preferida de organización para la empresa comunitaria. Son las mismas comunidades las que, en un largo proceso de formación y debate, deciden sobre la estructura y la misión de sus empresas. En la Comuna del “Eje de MACA” en Petare, Gran Caracas, compuesta por unos 30 consejos comunales, pude asistir en agosto y septiembre de 2010 a los excelentes talleres impartidos por un empleado del Ministerio del Poder Popular para las Comunas, para elaborar con la misma comunidad las estructuras de gestión para unas empresas comunitarias (véase también Azzellini y Ressler, 2010).

Con la consolidación de las comunas se puede observar cómo los proyectos productivos que se plantean aumentan en número y dimensión, además de ser en parte muy sofisticados. Adys Figuera León y Delbia Rosa Avilés, de la “Comuna Los 7 Pilares Socialistas”, que forma parte de la Red Nacional de Comuneros y Comuneras, describen el proyecto productivo central de su comuna

En los encuentros de la RNC se acordaron también intercambios regulares de productos entre comunas, como por ejemplo de pescado y de carne de chivo entre una comuna en la costa de Vargas y otra en las montañas de Lara. Asociada a la RNC hay también una Red de trueque y una red de 13 monedas comunales existentes. Las monedas comunales pueden ser consideradas una manera indirecta de trueque. Además de fortalecer economías locales, ya que su uso es restringido a un ámbito local muy específico, las monedas locales generan supuestamente una lógica distinta a la capitalista, pues no son aptas para acumular. Su función es limitada al intercambio de valores. El gobierno ha fomentado y apoyado las monedas locales, que fueron también incluidas en la Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal (LOSEC) de diciembre de 2010.10

Varias comunas se han también apropiado de tierras baldías y empresas abandonadas. En muchos de los casos las recuperaciones se dieron junto a los trabajadores y trabajadoras. El caso más emblemático es la ex productora de cerveza Brahma-AmBev de Barquisimeto, Estado de Lara, cerrada en marzo de 2013. Unos 300 trabajadores ocuparon la planta, sin posibilidad de seguir con la producción de cerveza. Después de un año habían quedado 60 trabajadores, los cuales contactaron a la comuna José Pío Tamayo, cercana a la planta, proponiendo crear una empresa comunitaria con nuevas actividades. Junto a la comuna empezaron a comercializar agua filtrada del pozo profundo de la empresa, montaron un lavado de carros y comenzaron a vender pollos de la empresa recuperada bajo control obrero Beneagro. Desde entonces resistieron varios intentos de desalojo promovidos por las autoridades opositoras del Estado de Lara. En 2014 inauguraron oficialmente la empresa comunitaria “Proletarios Uníos”.

Estado Comunal: ¿Estado o no-estado?

La forma del Estado Comunal es un work in progress que se da a través de la construcción de consejos en diferentes ámbitos y territorios y la coordinación entre los mismos. El sistema consejero territorial hasta ahora tiene tres niveles: consejos comunales, comunas y ciudades comunales. En la “Ley Orgánica de las Comunas”, el Estado Comunal es definido como la

forma de organización político social, fundada en el Estado Social de Derecho y de Justicia establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en la cual el poder es ejercido directamente por el pueblo, a través de autogobiernos comunales con un modelo económico de propiedad social y desarrollo endógeno y sustentable que permita alcanzar la suprema felicidad social de los venezolanos y las venezolanas en la sociedad socialista. Célula fundamental de conformación del Estado Comunal es la Comuna (LOC, 2010).

Eso implica una transformación profunda del poder constituido y una resignificación del Estado. Y el Estado Comunal, según su definición, sería más un no-estado que un Estado.

Según el debate sobre el Estado Comunal, la nueva estructura debería, tendencialmente, ir sustituyendo a la vieja institucionalidad. Sin embargo, también hay afirmaciones de altos representantes del gobierno respecto a que las viejas instituciones y divisiones territoriales quedan intactas y las nuevas estructuras actúan como poder paralelo. La orientación normativa dada por Chávez (2007: 6) es clara: “una ciudad comunal, una ciudad donde no hagan falta juntas parroquiales, donde no hagan falta alcaldías ni concejos municipales, sino Poder Comunal”. Chávez fue claro también respecto a la necesidad de destruir el Estado y que esta tarea solamente la puede llevar a cabo el poder popular:

Para avanzar hacia el socialismo, necesitamos de un poder popular capaz de desarticular las tramas de opresión, explotación y dominación que subsisten en la sociedad venezolana, capaz de configurar una nueva socialidad desde la vida cotidiana donde la fraternidad y la solidaridad corran parejas con la emergencia permanente de nuevos modos de planificar y producir la vida material de nuestro pueblo. Esto pasa por pulverizar completamente la forma de Estado burguesa que heredamos, la que aún se reproduce a través de sus viejas y nefastas prácticas, y darle continuidad a la invención de nuevas formas de gestión política (Chávez, 2012: 2).

La propuesta del Estado Comunal (comunero) y de la “democracia comunera” remontan a Kléber Ramírez (1991 y 1998), uno de los fundadores de la guerrilla FLN, luego miembro de dirección de la guerrilla PRV-FALN y de PRV Ruptura (en 1978-1979 Chávez formó parte de la dirigencia clandestina de PRV Ruptura, como él mismo mencionó en su programa televisivo Aló Presidente, núm. 288, el 27 de julio de 2007). Ramírez se convirtió en uno de los ideólogos centrales de la organización cívico-militar clandestina fundada por Chávez MBR-200. La estrategia corresponde a un enfoque desde abajo. El Estado Comunal se ha vuelto el proyecto político de los movimientos:

Nosotros empezamos a trabajar en cómo visualizamos o creemos que debe ser esa construcción del nuevo Estado para empezar por ahí y llegamos luego a que la construcción es la de un Estado Comunal, entendiendo que eso es un no-estado. Es como una contradicción el término de Estado Comunal. Algunos dicen: es la sociedad comunal lo que se va a construir.

Lo que es consenso de la RNC es que es el desmontaje de este Estado que existe, y que debe surgir una nueva forma de organización y ordenamiento que parte de la comuna como una forma y un sistema de gobierno, el gobierno de la clase trabajadora. El pueblo, el pueblo explotado que tiene que dar su fuerza de trabajo para poder vivir. Seguimos profundizando en el tema de la organización, tanto de la red interna como del país en general, cómo sería esa organización de Estado Comunal o esa ciudad comunal. (E-AJ 2012)

El Estado Comunal, o mejor dicho una forma de organización social basada en la autodeterminación, autogestión y democracia directa, organizada mediante consejos es el punto de convergencia para los movimientos de base en Venezuela. Desde los consejos comunales, las comunas y la Red Nacional de Comuneros y Comuneras, hasta el Movimiento de Pobladores, el movimiento por el control obrero y los colectivos en los barrios convergen en la perspectiva del Estado Comunal. Y en las bases populares también hay un gran apoyo. Corresponde a las ideas de las bases, que se han apropiado totalmente del concepto de Estado Comunal.

Sin embargo, la disolución de las estructuras representativas tiene que ser entendida como un largo proceso. Según la crítica liberal, los consejos comunales estarían limitando mucho las competencias de los municipios; mientras que los límites de la responsabilidad institucional se estarían desdibujando (Banko, 2008: 177-178). Justo en eso está su potencial.

La organización política de sociedades socialistas del siglo XXI, como confederación horizontal de comunidades o como redes de organizaciones sociales, crea un nexo con experiencias indígenas, afro-americanas y con la tradición comunitaria socialista, hegemónica antes de que apareciera el socialismo de Estado. Gustavo Esteva (2009) destaca el “ímpetu comunitario” originario del socialismo antes de que se convirtiera en “colectivismo, burocracia y autodestrucción”. “Las comunidades aparecen como alternativa porque en ellas se restablece la unión entre la política y el lugar y el pueblo adquiere una forma en que puede ejercer su poder, sin necesidad de rendirlo al Estado”. El concepto del Estado Comunal abre la posibilidad de entender el “Estado” como depositario de ciertas funciones limitadas y democráticamente legitimadas, que pueden coexistir con la autonomía de las comunidades.

Conclusiones

Los procesos de construcción de comunas en Venezuela son una expresión clara de utopía concreta, la cual, como define Bloch (1977: 135), “se halla siempre vinculada a lo real-posible” o como lo expresa Gutiérrez (1975: 310), “está marcada por su relación a la realidad histórica presente”. Por lo general, los comuneros y las comuneras son concientes de que sus aspiraciones sólo van a poder ser cumplidas si las comunas son autónomas en su desarrollo. El apoyo del Estado ha sido importante y ha contribuido a difundir y fortalecer muchos procesos de auto-organización; sin embargo, al mismo tiempo, los inhibió y limitó. Intentos de cooptación, imposición de agendas y proyectos, y prácticas paternalistas y asistencialistas de parte de las instituciones amenazan constantemente a la organización popular autónoma.

La centralidad del Estado y su papel como entidad repartidora de los recursos financieros, crean una relación desigual y fomentan la autolimitación de movimientos. Por eso muchas comunas tienen la aspiración de lograr su autonomía económica. Más allá de las desviaciones, la institucionalidad estatal sigue operando bajo lógicas y con estructuras burguesas que no responden a las transformaciones demandadas desde abajo. La lógica institucional y lógica social chocan, la lógica social se reconoce en procesos sociales que raras veces son cuantificables. Los cambios en las relaciones sociales y la prefiguración de otra sociedad —como describe Breines (1989: 6) —, suelen ser los aspectos más importantes en el proceso de construcción de comunas; no pueden ser medidos con números y tablas como los que suelen rendir cuenta de los “avances”, según la lógica institucional.

Sin embargo, las comunidades de Venezuela están determinadas a seguir en su camino de construcción de autogobierno, desarrollan cada vez más capacidades, construyen redes y pedazos concretos de una nueva economía, una nueva política y una nueva sociedad. Los nombres que los comuneros y las comuneras escogen para sus comunas subrayan en muchos casos un carácter utópico o una conexión con el pasado que puede ser interpretada siguiendo a las afirmaciones de Marx (2008) en su carta a Ruge como “llevando a cabo de manera consciente su vieja tarea”. Al mismo tiempo queda en evidencia que la prefiguración llevada a cabo en las comunas es un proceso abierto y de “una práctica inherentemente experimental” (van de Sande, 2013).

Desde el autogobierno local de las comunas nace el impulso de asumir producción y servicios bajo control colectivo comunitario en cooperativas comunales y recuperaciones de empresas privadas y del Estado junto a los trabajadores y trabajadoras para el beneficio del pueblo. En la crisis actual de Venezuela, las comunas tienen un papel importante en la producción de alimentos y han evidenciado cómo sigue vivo un amplio tejido de construcción alternativa popular. Eso ha sido especialmente el caso en comunas rurales y suburbanas; mientras muchas de las comunas urbanas han sufrido una baja en la participación popular.

Cómo se seguirá desarrollando la situación de poder dual, de coexistencia de estructuras de autogobierno popular e instituciones representativas, es difícil de prever. La contradicción entre poder constituyente y constituido no ha sido decidida a favor del primero. No obstante, por lo general se asume con buenas razones que esa tensión no puede ser prolongada de manera eterna. Históricamente el poder constituido se suele imponer al poder constituyente.

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1El artículo está basado en un intenso trabajo de campo en Venezuela de seis a ocho meses al año desde 2003 a 2012, brindando talleres metodológicos para voceros y voceras de consejos comunales entre septiembre de 2007 y abril de 2008, en el marco de un programa de formación de la Alcaldía de Caracas, en más de 100 entrevistas individuales y de grupo con activistas de consejos comunales y comunas y actores institucionales. Siete consejos comunales han sido entrevistados y analizados con más profundidad, tres de ellos acompañados y entrevistados varias veces durante el lapso de dos años. Además, visité y entrevisté a seis comunas y participé en dos encuentros nacionales de comunas. Desde 2012 he mantenido un contacto permanente con activistas de la Red Nacional de Comuneros y Comuneras y con activistas de tres comunas en el territorio nacional, recibiendo en continuación comunicaciones personales y conduciendo más de una docena de entrevistas en videoconferencias. Los resultados de la investigación han sido presentados en dos tesis de doctorado (una en ciencias políticas en la Universidad Goethe de Frankfurt, Alemania, sobre participación popular en Venezuela, y otra en sociología en la BUAP de Puebla, México, sobre lucha de clases al interior del proceso bolivariano), tres documentales, tres monografías y varias docenas de artículos académicos y capítulos de libros publicados internacionalmente.

2Acto con motivo del mensaje anual ante la Asamblea Nacional, en el Palacio Federal Legislativo, el 13 de enero de 2007.

3La RNC es una coordinación de comunas e iniciativas de conformar comunas, que organiza procesos de autoformación, movilización, intercambio de saberes, propuestas de leyes, y mucho más, teniendo como meta la autonomía de las comunas y la construcción de un estado comunal (en las páginas siguientes se explica con más detalle el tema). A finales de 2016 había más de 500 comunas participando en la RNC.

4 Y 46.036 consejos comunales, según la lista de consejos comunales y comunas oficialmente registrados en la web del Ministerio del Poder Popular para las Comunas y los movimientos sociales (2016).

5Así se quedó también hasta que el presidente Nicolás Maduro nombró a Reinaldo Iturriza como ministro para las Comunas en abril de 2013.

6Unas 538 comunas se han registrado en el país: “La meta eran 450”, dijo el ministro Iturriza (Noticias 24, 2013).

7Iturriza fue relevado de su cargo por el presidente Nicolás Maduro sin explicación y asumió el cargo de ministro de Cultura que mantuvo hasta enero de 2016. Según la vox populi en Venezuela, Iturriza fue relevado de su cargo a petición de muchos alcaldes y gobernadores del partido de gobierno PSUV. En 2017 Reinaldo Iturriza fue postulado a la Asamblea Nacional Constituyente por “Chavismo Bravío”, una alianza de organizaciones de base que postuló candidatos alternativos a los del PSUV.

8Por sólo nombrar algunos ejemplos: Tupac Amaru, José Martí, Farabundo Martí, Augusto César Sandino, Emiliano Zapata, Pancho Villa, etcétera.

9La base de datos para toda la información sobre los nombres de comunas es la lista de 1.500 comunas oficialmente registradas en la web del Ministerio del Poder Popular para las Comunas y los Movimientos sociales (2016).

10La ley establece que el Banco Central de Venezuela (BCV) regularía todo lo relativo a la moneda comunal. El BCV, sin embargo, no puede hacer nada, ya que no le compete otra regulación de monedas más que de la moneda nacional bolívar; así lo establece la Constitución y también la Ley del BCV. Así que irónicamente hay una ley que le da legalidad a las monedas comunales, que de todas maneras existen, sin que las monedas locales puedan ser reguladas de alguna forma.

Recibido: 06 de Septiembre de 2017; Aprobado: 10 de Noviembre de 2017

Dario Azzellini. Doctor en Ciencias Políticas. Doctor en Sociología, School of Industrial and Labor Relations, Cornell University, Ithaca, Nueva York, Estados Unidos de América. Líneas de investigación: procesos de transformación social, movimientos populares, democracia y autogestión local y del trabajo. Publicaciones recientes: Azzellini, Dario, Communes and Workers’ Control in Venezuela: Building 21st Century Socialism from Below, Amsterdam, Holanda: Brill (2017); Azzellini, Dario y Michael G. Kraft (eds.(, The Class Strikes Back. Self-Organized Workers’ Struggles in the Twenty-First Century, Amsterdam, Holanda: Brill (2018); Azzellini, Dario [ed.&393;, An Alternative Labour History: Worker Control and Workplace Democracy, Londres, Inglaterra: Zed Books (2015)

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