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Convergencia

versión On-line ISSN 2448-5799versión impresa ISSN 1405-1435

Convergencia vol.20 no.63 Toluca sep./dic. 2013

 

Artículos científicos

 

Identidades y tendencias migratorias desde la pesca en Chiapas y Tabasco

 

Identities and migratory tendencies from fishing in Chiapas and Tabasco

 

Práxedes Muñoz-Sánchez* y Jorge Luis Cruz-Burguete** 

 

* UCAM Universidad Católica San Antonio de Murcia, España Correo electrónico: praxedesm@gmail.com.

** El Colegio de la Frontera Sur, Chiapas, México. Correo electrónico: jcruz@ecosur.mx.

 

Recepción: 25 de agosto de 2011
Aprobación: 16 de enero de 2013.

 

Abstract

We review the notions of migration of the people, their identities and trends from ethnography. From two fishing regions in southeastern Mexico: Arriaga, Chiapas, on the coast of Pacific Ocean; and La Barra de San Pedro, Tabasco, on the Gulf of Mexico, Arriaga's coast is located in a fishing area which is a transmigration zone toward the United States; Barra de San Pedro has been a recipient place for population from Veracruz since 1980, and it is currently active in handicraft fishery of average height sharing a marine space oil exploitation. As territories of fishing economy, we made visible realities, the migration and the trends in young people in fishing families, who with similar identities and regional differences, are reverting in the future of the fishing, the intentions of lasting this activity and its migratory needs.

Key words: identity, fisheries, migration, Chiapas, Tabasco.

 

Resumen

A partir de una etnografía, se revisan las nociones migratorias de los pobladores de dos regiones pesqueras en el sureste de México: Arriaga, estado de Chiapas, en la Costa del Pacífico, y La Barra de San Pedro, estado de Tabasco, en la Costa del Golfo de México, así como sus identidades y tendencias. La costa de Arriaga se localiza en una región de ámbito pesquero y paso fronterizo hacia Estados Unidos; por su parte, La Barra de San Pedro ha sido un lugar receptor de población veracruzana desde 1980 y en la actualidad laboralmente activa en la pesquería artesanal de mediana altura, compartiendo un espacio marino con la explotación petrolera. Como territorios de economía pesquera, observamos realidades, migración y tendencias en jóvenes de familias de pescadores, quienes con identidades similares y diferencias regionales están revirtiendo en el futuro de la pesca las intenciones de que perdure esta actividad y sus necesidades migratorias.

Palabras claves: identidad, pesca, migración, Chiapas, Tabasco.

 

Introducción desde identidad, pesca y migración

Este artículo es una aproximación a la pesca en dos estados del sureste de México: Tabasco y Chiapas. Es una revisión de indicadores sobre identidades relacionadas con comunidades pesqueras, donde se observan aspectos interculturales entre población indígena y mestiza, en su cotidianidad y adquiridos desde espacios fronterizos que atrajeron a población centroamericana al encuentro con identidades forjadas en la pesca.

Se presentan los condicionantes más importantes que pueden afectar a la migración, donde señalamos la capacidad de deconstruir fronteras en el sector de la pesca, desviando el interés de considerar esta actividad como una economía de subsistencia, para destacar la importancia real de un gran sector de la población que depende de la pesca: en 2009 un total de 180,083 personas ocupadas en el sector (INEGI, 2009), al que añadimos casi un 30%1 que se estima como pescadores no registrados, y son considerados pescadores libres.

A partir del acercamiento a identidades de frontera, en este caso de la pesca, desde entrevistas en profundidad, cuestionarios y un trabajo de convivencia y observación en el medio pesquero, hacemos un balance de símbolos y resultados sobre la migración en las regiones de estudio, analizando características y tendencias de los y las jóvenes (estudiantes de secundaria), sobre pesca y migración.

Esta investigación nos conduce a tener en cuenta símbolos y significados de la memoria colectiva y, en este caso, de la población pesquera y descendientes, que deben considerarse para nuevas políticas pesqueras, programas educativos y de desarrollo local, para aportar cambios a procesos migratorios y al futuro de la pesca.

 

Fronteras existentes en los sistemas pesqueros: ¿identidad, cultura y fronteras?

Cuando hablamos de migración, nos suscita a entrever fronteras. En el caso de la pesca, las fronteras son utilizadas como espacios marítimos de actividad pesquera (Naciones Unidas, 2000), vinculados con actividades económicas y de explotación a los recursos naturales en el mar y en aguas interiores. Las movilidades de la población pesquera a nivel mundial se han basado en perseguir las especies de captura, destacando los túnidos y las ballenas, respondiendo así a una migración propia de la economía de subsistencia y de la tecnificación de sus usos, a la que añadimos una globalización del éxodo de fronteras en una distancia de la costa donde sí se permite pescar.

Los límites marítimos se entienden como una zona especial de pesca, por ejemplo, un sistema de pesca artesanal, creando fronteras en función del tipo de pesca y un apoyo a culturas del uso. La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR), primera instancia que regulariza la navegación en zonas marinas y Estrechos, y el Tribunal Internacional del Derecho al Mar, son los organismos de más importancia para abordar los límites oceánicos y marítimos de explotaciones pesqueras o de áreas de reserva. No es éste el espacio para discutir la efectividad de las fronteras de la población pescadora, pues son criticables por el uso que se le da a la intervención internacional y nacional en la explotación de minerales (petróleo y gas), pero sí se estableció el polígono Occidental del Golfo de México más allá de las 200 millas náuticas2 (INEGI, 2011), y dentro de la zona de 12 millas marinas a partir de la costa, se reserva exclusivamente a los nacionales de cada país3.

Muchas de las técnicas de pesca adaptadas han provenido de diferentes culturas y costumbres propias, donde se practicaba una pesca con fines comerciales y no tanto en economías más domésticas o de subsistencia, apoyadas de otras actividades (Foster, 1960). En México, la migración en la pesca depende del uso de las artes de pesca y la tecnificación de los pescadores, por la búsqueda de regiones con más captura y por la localización de mercados. Es el caso de los tiburoneros del Pacífico, mujeres que despulpan ostiones y jaibas, familias saladoras de pescado, buzos "plataformeros", pescadores ribereños de Veracruz en busca de más capturas y otras actividades referentes a la maquila.

En cuanto a la región de pesca que define Graciela Alcalá (1999: 111) como "el territorio en el que se mueven los pescadores", añadimos la complejidad local como lo que define un territorio pesquero a partir de prácticas y aprendizajes, incluyendo la diversidad de las aguas y profundidades: "Mareños nos dicen porque vivimos del mar" (entrevista a Esther, saladora de La Gloria, Arriaga, diciembre 2010).

En nuestra área de estudio, Chiapas y Tabasco, amplísima e imposible de resumir en un complejo sistema de pesca artesanal, ribereña4, de mediana altura y de ríos y sistemas lagunares, la vida de la comunidad está centrada en el muelle de arribo, donde se desembarca el pescado capturado. Al pisar tierra firme se crea una frontera de identidad, del pescador frente al permisionario, que va a comprobar cómo ha ido la pesca, cómo serán las partes de distribución económica, si es un buen pescador o ha sido cómplice de coyotes mar adentro. En el muelle confluyen identidades interdependientes en la pesca desde permisionarios, cooperativas, pescadores libres, garruleras o mujeres y niños/as fileteando el pescado (Muñoz, 2010).

 

Identidad y cultura

Sobre los estudios de identidad en comunidades pesqueras, reconocemos las similitudes entre los miembros del grupo (Cohen, 1985), que a través de la diferencia exogrupal, llegan a aparecer unas fronteras o límites "boundary", que delimitan símbolos identitarios con otras comunidades, como es el pescador continental del marítimo, el indígena del mestizo. O como nos hace referencia Juan A. Rubio (2010: 320) sobre pautas de identificación o residencia porque: "En parte es debido a la inclusión en el pueblo de los barcos de los demás puertos (...) y por otro lado al acceso a la profesión de personas provenientes de otros ámbitos". Por lo tanto, esta identidad se encuentra respaldada en una inclusión de la profesión de pescar, que dependiendo de crisis económicas o desarrollo del sector pesquero se apoya sobre quienes toleran esta forma de vida.

En estas costas se ubican poblaciones indígenas y mestizas en territorios donde la frontera étnica parece no existir. Se conservan las lenguas propias de las diversas etnias que conviven, siendo más visibles en la pesca de interior, y hasta este momento las costumbres de la pesca indígena están integradas en la pesca artesanal de la región. Esto constituye una razón discutida entre antropólogos de la pesca sobre la identidad indígena y, en este caso, donde existe una hibridación (Giménez, 2000) entre lo étnico y la interculturalidad de culturas en la pesca, que deben de ser estudiados a fondo.5

En cuanto a bibliografía sobre pesca indígena, desde Malinowski (1972) ya se observan rasgos de la población autóctona pescadora, así como los malayos por Firth (1946) entre otros. En México y más reciente, citamos algunos autores, como Alejandra Navarro (2010: 117), quien analiza cómo son consideradas por las lógicas gubernamentales, o "lógicas racistas", las mujeres cucapás en Baja California, al negarles su "actuación pública —como interlocutoras legítimas ante el Estado— y se retrasan por décadas posibles soluciones a sus demandas como pueblos indígenas". Andreas Brockmann (2004) realiza etnografía sobre técnicas de pesca, fauna capturada y los aspectos económicos, sociales y religiosos de la población indígena del Valle de México; subraya hechos de etnología importantes pero sin reparar en la situación actual del pescador indígena.

Gustavo Marín (2007) con su investigación sobre la pesca en la costa de Michoacán, indica las transformaciones y diversificaciones que la población nahua está asimilando, fruto de las poderosas fuerzas mercantiles; hace un análisis de la complejidad en torno a los bienes comunales y la intervención estatal. No podemos obviar el trabajo coordinado por Luis Gatti (1986) por todas las regiones pesqueras de México.

En el ámbito de estudio, en regiones donde la pesca es protagonista, también existe la "hibridación cultural". En estos espacios se visibilizan patrones identitarios junto a nuevos simbolismos que se crean. Estas identidades actúan como procesos contemporáneos de "etnogénesis" (Dietz, 1999: 65), que ocasionan una reinvención cultural. García Canclini (2001) lo describe como desafiante a la concepción conservadora del concepto de identidad, y Juan A. Rubio (2010) desde la dependencia de la inclusión en el territorio.

Sobre la perspectiva del desarrollo regional, los cambios estructurales iniciados desde 1970 sólo han beneficiado el incremento de las cuotas de ganancias del capital local y foráneo; y si se transformaron las relaciones sociales de producción, el comercio y el consumo, sólo fue con el objetivo de mejorar las ganancias de productores y comerciantes, pero no han contribuido a reparar las condiciones de vida de la población chiapaneca y tabasqueña. La lógica de la diferenciación, la desigualdad y la interculturalidad sufren una reducción de la diversidad por ocultarse tras la diferencia conceptual, fruto de la reivindicación del "derecho a la diferencia" (García, Granados y Pulido, 1999).

Por otra parte se observa el problema en los estudios antropológicos que se "retro-alimentan" de la teoría académica al naturalizar las esencializaciones de conceptos como la diferencia (Dietz, 2003: 91). Por ello, estudiar las identidades de los grupos étnicos en relación con la sociedad nacional, implica intentar trascender los estudios culturalistas, en este caso, comprender la reconformación de las identidades étnicas como fenómeno inmerso en la dinámica de la estructura social, más que en la especificidad interna de los procesos comunitarios. En principio, notamos ciertos comportamientos de los conjuntos sociales en el proceso de reestructuración de las identidades, los cuales podemos resumir en dos momentos:

1) Todo grupo social o etnia indígena que se considere con características y atributos propios presenta distintas formas de resistencia frente a las determinaciones de la sociedad global, entendida ésta como formación estatal nacional. Cuando esto sucede, observamos que los grupos étnicos se retraen hacia el interior comunitario y tratan de defender aquellos símbolos que permitan diferenciarlos, a la vez que reconfirmen la pertenencia de sus elementos. Así, los diversos grupos sociales se aferran a sus costumbres o las reinventan, se refugian en sus tradiciones o las recrean, con la finalidad de conservar la cohesión social y dotar a los miembros del grupo de un sentimiento de pertenencia.

2) Posteriormente, si no es posible y suficiente este proceso de refuncionalización de los valores y símbolos sociales —y a falta de una viable reconfirmación (o en una compleja combinación de ambas—, esos conjuntos étnicos tienden a proyectarse en la búsqueda de nuevas identidades. Notamos, entonces, que se acentúan los cambios socioculturales dentro de la comunidad étnica, pero siempre considerando toda innovación a partir de la viabilidad del proyecto étnico: los pueblos indígenas abren un proceso de participación colectiva que refuncionaliza, selecciona y evalúa las propuestas de transformación.

Los cambios se van cerniendo por una apretada relación que logra tamizarlos hasta desembocar en un proceso de "asimilación selectiva", que tiene por objeto consolidar las relaciones étnicas recién inventadas. Sin embargo, este difícil proceso puede producir algunas manifestaciones de "anomia" e incertidumbre, y conducir a una actitud de insuficiencia y de insatisfacciones que tiendan a desembocar en procesos de desintegración social (los conflictos interétnicos en distintas partes del mundo, los cambios de religiosidad, la adopción de nuevas estrategias de sobrevivencia, entre otras).

Es necesario hacer referencia a la identidad y cultura porque la cultura despierta una parte muy importante de la identidad (Giménez, 2000), diferencia los conceptos de identidad y cultura, interiorizando las formas de identidad, en una adecuación cultural que no genera siempre una identidad. Presuponiendo que el cambio de cultura trae consigo el cambio en la identidad (Adams y Bastos, 2003), en la pesca se enmarca en las realidades del lugar de arribo, salvo cuando se fortalecen por identidades políticas de intervención comunitaria: indígenas defensores de sus derechos; asambleas comunitarias pro desarrollo comunitario; asociaciones o grupos de ciudadanos, pescadores con conciencia, y otros que crean praxis política en las prácticas culturales.

En este momento, tras la necesidad que nace de la homogeneización, impuesta en este caso por la situación política común a la población que decide resistir una diferente economía selectiva, como puede observarse en el sistema de pesca artesanal ribereña, el habitus cultural en un ambiente es el que genera un consenso colectivo, confiriéndole un sentido común como homogeneizador de la praxis cultural, a la vez que fruto de la praxis política (Bourdieu, 1977: 80), que unido al proceso de "rutinización" (Giddens, 1995; Giménez, 1994), se asegura que no es posible cambiar fácilmente de identidad grupal.

Manuela Camus (2002) define tres corrientes teóricas sobre identidad en relación con la cultura, las cuales se observan en la complejidad del sistema pesquero y sus protagonistas estudiados en este proyecto: la multiculturalista, las culturas híbridas y la de economía política. Dietz (2003: 93) relaciona el antagonismo socioeconómico desde la contradicción de clase, coincidiendo con "la frontera étnica". Bacal (1991: 79) lo denomina "estratificación étnica", equiparable a elementos desde una conciencia de clase, que mantendrá influencias decisivas según "diferentes segmentos étnicos de la población", así como un grupo que socioculturalmente es distinto a otro, convirtiendo la identidad en un medio para conseguir un fin (Giménez, 2000), interdependiente en la pesca entre los estatus creados. Y sobre políticas identitarias son visibles en los pescadores yokot'an6 en la región chontal de Tabasco (Muñoz y Cruz, 2011), cuya identidad está marcada por una región de pesca de sistemas de agua de interior.

En la memoria colectiva de la población yokot'anob, son las dificultades tanto económicas como de adquirir equipos de pesca lo que los aleja de pescar en el mar, derivando esfuerzos a otras actividades productivas, como son el cuidado de animales y pequeños cultivos.

En Tabasco se crearon estrategias en el ámbito de la lucha por sus derechos indígenas, que despertó tras sufrir la explotación de recursos naturales en sus propias tierras, cuyos efectos están sufriendo actualmente, con lagunas secas y contaminadas:

Aquí existe una autonomía indígena por usos y costumbres, esto es un sustento familiar pero el gobierno puede ayudarte pero condiciona, pero el indígena quiere ser autónoma, (...) el pueblo se protege él mismo, me ataca y me apoyan, nuestras autoridades se eligen como usos y costumbres, para ellos piensan que lo decomisan y ellos lo venden, son caciques y los que pescan salen fregados. En la comunidad nos beneficiamos mutuamente, nos ayudamos, no exageramos el valor, para que no afecte a nadie (E-Víctor, maestro bilingüe, febrero 2011).

En Chiapas, el espacio de pesca de la población indígena en el Mar Muerto, laguna interior en Chiapas y Oaxaca de la costa del Pacífico, es óptimo debido a un ecosistema más cercano a la población y de menor peligrosidad de la pesca de mediana altura. Hemos señalado que existe una tendencia de la población indígena a alejarse de métodos más arriesgados y prefieren pescar cerca del litoral o en ríos y lagunas; en este caso nos referimos a familias enteras, quienes mantienen estrategias de identidad desde el cuidado de la familia y la integridad en el ecosistema, visibles en costumbres donde dan gracias a la Madre Tierra por los alimentos que ofrecen, y mediante símbolos, al devolver algún pescado al río, así como verter pozol7 al caudal (entrevista a Víctor, febrero 2011).

 

Fronteras

En las pesquerías buscamos rasgos de identidad que responden a sistemas organizativas que desembarcan en el mismo muelle; pero son muy distintas tanto las identidades forjadas como las culturas que se han fraguado en la cotidianidad, de pescadores río arriba y mar adentro, quienes hablan castilla y quienes hablan yokot'an, tzotzil y otros idiomas, quienes salen a pescar y los dueños de equipos y aparejos de pesca y quienes son considerados cazadores (furtivos y autosuficientes).

De cualquier forma, se deben considerar los aspectos que contextualizan e influyen en la formación de la identidad étnica. En primer lugar está el aspecto social: como la cultura pertenece al dominio del pensamiento, la acción social pertenece al dominio de la actuación, el espacio donde se desarrolla el proceso cotidiano de producción y reproducción material y cultural. Aquí logran conjuntarse pensamientos, cosmovisiones y existencias. Las acciones sociales de los grupos étnicos vinculan cotidianamente, racionalizándolas o no, sus relaciones de producción con las concepciones sociopolíticas; sus compromisos económicos familiares con las responsabilidades religiosas comunitarias; las exigencias de la tradición con las experiencias inmediatas; y la educación formal (escolar) con la educación informal (familiar y comunitaria).

En segundo lugar, la identidad étnica tiene un aspecto cultural. Si entendemos por cultura el conjunto complejo de valores que sirven a los grupos humanos para concebir y definir al mundo, y para orientar y justificar sus acciones, corremos el riesgo de otorgar exclusividad a la cultura espiritual y no material. Éste parece ser el error en el cual cae la antropología cognoscitiva de Estados Unidos, y sus repercusiones se han dejado sentir en las investigaciones culturalistas desde la década de los cincuenta. La cultura, que pertenece entonces a la esfera del pensamiento, comprende las ideas de un grupo social desde las ideas axiomáticas hasta las derivaciones más frágiles. Así, cuando intentamos relacionar identidad y cultura, buscamos las expresiones del "sentido común" dentro de un grupo social: atendiendo a las ideas y conceptos que no requieren explicación racional, pero sí pueden explicar las formas de concepción del mundo y de la vida, y proporcionan patrones de comportamiento y actitudes para la existencia de la vida social.

En tercer lugar, la identidad étnica tiene un aspecto histórico. Es producto de procesos sociales, desarrollados en momentos concretos, con fuerzas históricas precisas que lograron enlazar aspectos objetivos y subjetivos que constituyen la comunidad étnica. Por ello, la identidad no está dada de antemano, se construye y reconstruye en el devenir histórico, y de acuerdo con las relaciones intersubjetivas. En este sentido, coincidimos con el pensamiento weberiano, según el cual la materia prima del proceso histórico es "la acción social", que corresponde a un acto precedido por una intención.

Desde esta perspectiva, se tiende hacia un análisis situacional que, según Camus (2002), se reduce a una identidad local con un "carácter instrumental", con la progresión y adaptación a las normas de la modernidad, lo cual puede derivar en crear identidades sociales que no siempre se originan de la etnicidad. Schwartz (1975) lo analiza desde los límites posibles por sus propias construcciones, y Cohen (1985) añade la perspectiva de pueblo desde los valores de solidaridad.

Entender qué son culturas fronterizas en la pesca, no nos parece adecuado en los territorios pesqueros, así como la necesidad de diferenciar fronteras a partir de culturas regionales. En México se observan las fronteras como equiparables a las castas, a las estructuras de clase, de poder entre el pescador y el dueño de los permisos, de los barcos y de los equipos de pesca. Existe una visión a veces marginal del pescador, hay una relación clara entre el lugar de nacimiento y la actividad pesquera, y se ha calificado de castas de pescadores que practican endogamia, que lo definen como: "el mundo de la gente del mar como un mundo aparte" (Bonte y Izard, 1996: 462). Gisli Palsson (1999: 42) señala el significado del territorio comunal en el Golfo de México, "by 'closure'".

Hay una perspectiva que trata de ver a los pescadores como una cultura diferente. Arnulfo Ochoa (1988) define como peculiar el trabajo en la pesca, las relaciones de dependencia y sus familias; y en el protagonismo indígena, se observa una construcción desde "culturas parecidas", fruto de la vida en el mar que engloba a otras y crea identidades del ser pescador. Se considera el concepto de adaptabilidad en lo referente a las opciones de adecuación al cambio climático, por la dependencia tanto de "las características biogeofísicas y socioeconómicamente locales" (Botello et al., 2010: 470). La pesca es vista como "una cuestión de adaptación local" (Marzal, 1996: 117), con la recomendación de que deben retirarse los pobladores de las marismas de mangle, pantanos costeros y márgenes de ríos para evitar inundaciones, sin considerar sus usos y costumbres.

Una frontera que identificamos que es creada como parte del sistema capitalista actual, es cómo surgen organizaciones de pescadores, algunas productores claves en diversas regiones, con estructuras de poder y dominio propias de un mercado que les permite controlar a pescadores subalternos, otras desde estructuras políticas partidistas que están íntimamente relacionadas con un hipotético desarrollo comunitario, o solo desde el permiso de la identidad de control en las relaciones capitalistas, como ya lo refirió R. Firth (1965).

 

Procesos migratorios observados

Encontrar bibliografía sobre migración en la pesca no ha sido nada fácil. Consideramos que identidad y los procesos migratorios en la pesca, responden a sistemas adaptativos, que pueden llamarse de supervivencia o de desarrollo, por redes entre familiares y amigos, propias de economías de subsistencia. Breton y Davy (2006) hacen referencia a "estadías extendidas en sitios secundarios", así como abarcando la delimitación de su área pesquera, que puede variar según las prácticas cotidianas. Observan en la pesca "fronteras fluidas" y dependientes de la resiliencia de las comunidades, afirmando que la importancia espacial y política va a depender de la categoría económica para su consideración en políticas de intervención en la pesca. En la región de estudio, estos espacios se extienden, en el caso de Tabasco, de la Sonda de Campeche hacia Coatzacoalcos (Veracruz), y en la Costa de Chiapas, donde la frontera con Guatemala diluye un trasiego de posibles pescadores, hacia Oaxaca, cuyos problemas políticos se han originado por los límites de la pesca en el Mar Muerto entre ambos estados.

Desde la identidad que se crea en espacios nuevos o donde ya existe una cultura de apropiación, estas fronteras fluidas pueden conformar nuevas identidades de pertenencia a un lugar, a una técnica de pesca, a otra adaptabilidad social y organizacional, que va a depender de regiones pesqueras (Alcalá, 1999), en continuo cambio sobre la adaptabilidad, resiliencia de la comunidad y los aspectos económicos y controladores de políticas y de mercado. Una de las causas principales del origen de comunidades costeras es la migración de rancherías8 en la búsqueda de actividades que les redituaran más (Díaz et al., 1984: 28). Esto fue fomentado cuando la política pesquera del "éxodo al mar" fue favorecida por un Estado calificado de "populista", que desde 1970 hasta 1982 se caracterizó por "una inversión sustantiva de capital y esfuerzos de organización gremial y económica del sector pesquero" (Alcalá, 2003: 85), pero indudablemente, con una intensa participación del Estado que se colocó "a la cabeza del sector".

Otro factor, que no es un causante directo de la migración pero sí facilita la necesidad de buscar otras miras, es la relación de interdependencia de los protagonistas de la pesca (Muñoz, 2010). Muchos pescadores se han endeudado de por vida, enfrentándose a los permisionarios y líderes de las cooperativas, por una "legítima" organización de la pesca que genera una estructura piramidal, potenciada por las instituciones gubernamentales de la pesca, significando las subalternidades del pescador libre frente a quienes pueden negociar.

Sobre las causas de migración en la pesca, anteriormente citamos las cuestiones de las técnicas pesqueras; pero como principales factores de migración, existen muchos otros agentes relacionados con la región pesquera y específicamente en Tabasco con la actividad petrolera, y en ambos estados por las estrategias políticas de evitar el esfuerzo pesquero. Estas políticas que desembocan en no dar más permisos de pesca se crea en un contexto internacional, que al descender a lo regional y lo local, hace que el Estado caiga en un organigrama no praxiológico y lleno de clientelismo en relación con las cuotas de poder. Esto se refleja en testimonios del personal de la Secretaría de Agricultura, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y de "dueños de permisos":

La idea es tratar de apoyar finalmente, hay programas del gobierno federal convenidos con el estado en la cual hay recursos para pagarle asistencia técnica a la gente, (...) la intención es buena pero los prestadores de servicios son gente que primero desconocen la actividad, (...), y esos líderes con prestaciones de servicio dicen, "nosotros te firmamos lo que sea", y ahí se diluye el dinero y la oportunidad de capacitar a la gente, el hecho de que se contrate a gente para que le dé un servicio..., por lo menos en la pesca no es cierto, es una forma de vivir de los prestadores de servicios, de los pescadores y del recurso que le dan a las cooperativas y a los pescadores. (...) La cooperativa (...) ha hecho dinero a expensas, él la mueve y se hizo líder de la Federación de cooperativas de pesca del Estado. Ha buscado apoyos para el Estado y por miedo lo han hecho líder, el gobierno le proporcionó 5 barcos, y él es el que maneja todo, ha hecho dinero y vive bastante bien, "un canijo que nunca fue pescador" (E-subdelegado de Sagarpa, Tabasco, A. Palacios, 2009).

En el 86 el gobierno y el ingeniero Abel Palacios organiza las cooperativas, hubo capacitación pero hubo mal manejo del director de las cooperativas, nos robaban, por parte del gobierno y por haber formado grandes cooperativas, el gobierno era como una directiva, el directivo era como el dueño de todo, y los socios teníamos los mismos derechos. Se vinieron abajo, decaimiento del sector por todas las consecuencias. En 1991 mi cooperativa San Pedro y San Pablo nos peleamos (...). La cooperativa la sostengo yo y algunos socios están conmigo y quien la sostiene soy yo (E-coop. Sabino, San Pedro, 2009).

El gobierno nos acabó, nos desbarató, en 1980 Salinas estaba, nosotros llegábamos a ser más de 5000 pescadores, a raíz de ahí empezó el problema (E-Elías Solís, pescador y trabajador para Sagarpa, Arriaga, 2010).

A continuación se presenta el ámbito pesquero de las regiones de estudio:

 

Tabasco

No existe aún suficiente bibliografía sobre migración en Tabasco9, está centrada en estudios sobre el municipio de Tenosique y Balancán, paso importante de población centroamericana, así como en la preocupación por la emigración hacia Estados Unidos del tabasqueño, cifra que va en aumento aunque "no es un estado tradicionalmente expulsor", y la población que se marcha tiene que ver con la crisis de 1990 y del sector rural (Vautravers y Ochoa, 2009: 70).

Sobre la pesca ribereña de Tabasco es necesario hablar de los principales pescadores que emigraron de Veracruz y modificaron la pesca en esta región. Sobre la migración veracruzana, Carlos Garrido (2010: 100) revisa las tendencias migratorias hacia Coatzacoalcos, apoyada por "una dotación importante de barcos pesqueros"; posteriormente se fueron desplazando hacia Tabasco y Campeche.

La comunidad se fue acrecentando a partir de 1980 por la llegada de veracruzanos, especialmente de Alvarado y sus alrededores, transformando parte de sus vidas por la abertura a nuevas formas de pesca, en este caso, de mayor altura y rendimiento económico:

Vine porque había mucho pescado, mi abuelito era de Alvarado y prácticamente nos fue a buscar por el bien de la familia, si ves que tu familia está mal allá la traes aquí, pues así es la pesca (E-F. J. Hernández, San Pedro, marzo 2009).

Estos amigos no son de aquí, se llevan el producto de los tabasqueños, segundo, ellos trabajan con malas condiciones, con norte, y lo más canijo es que trabajan sábado y domingo, cuando nosotros descansamos (E-A. Palacios, Sagarpa, 200910).

Y los veracruzanos ya han creado su identidad en Tabasco, y son nombrados como "los más aventados", "son los permisionarios más potentados" (Entrevista grupal a pescadores tabasqueños, diciembre 2009).

Este proceso de inmigración se convirtió en un significado de crecimiento y desarrollo comunitario; intercambio de identidades (hibridación cultural), nuevas fuentes de riqueza; y adecuaciones a los cambios socioeconómicos que se viven en estos momentos. Victoria Chenaut (1989: 20, 58) hace referencia a la pesca como una actividad no fija en un espacio, sino que "esta clase de hombres son los que "siguen" a la especie, tienen un horizonte que puede ser de lo ilimitado", también hace referencia a cómo los veracruzanos jóvenes han sido quienes han emigrado hacia otros lugares de la costa caribeña: "por la buena pesca y la buena vida11 de la costa".

La mayor migración se debe a épocas de huracanes y nortes, para desarrollar actividades del sector servicios, tanto en Campeche como en la Riviera Maya, especialmente en Cancún. Hay una incipiente migración como pesca especializada, la pesca del "pepino de mar", especie de Holothuia, donde buzos "plataformeros" de Tabasco han conseguido ir a Yucatán para pescarlo durante dos meses al año, entre febrero y abril (entrevista a Iván "El Muralla", Sánchez Magallanes, Tabasco). En este caso, el testimonio del buzo expresó su deseo de ganarse la vida con Pemex, pero hasta el momento continúa como pescador, jugador de fútbol y conductor de taxi; aún no reditúa la actividad petrolera en la población del lugar.

En Paraíso, Tabasco, encontramos a mujeres despulpadoras de jaibas que emigran a California del Norte, un trabajo específico para profesionales, estudiado por Laura Vidal y otros autores (2002), que destaca las redes de mujeres tanto en el lugar de residencia como en el lugar donde se desplazan. Es una migración de tipo reglamentada y temporal, y aunque deseen quedarse más tiempo, no es usual para continuar una estancia legal.

En Tabasco, región petrolera, nos encontramos con una complicada organización entre la extracción del petróleo y las instituciones ambientales. Las indemnizaciones que supuestamente son para personas afectadas (pescadores y dueños de terrenos) no se realizan con total legalidad, no existe una óptima convivencia en el mar de pescadores y petroleros, como es el caso de Permisionarios de La Barra de San Pedro, quienes han dejado esta actividad porque no les es rentable. Esto se puede observar en las gráficas 1 y 212, que evidencia un acusado descenso en la actividad pesquera.

Hasta este momento la pesca no ha estado en el debate principal, y fue fundamental el Acuerdo Secretarial 117 que establece las zonas restringidas a los pescadores tras el atentado del 11 de septiembre en Estados Unidos (Zalik, 2009). Las instituciones públicas admiten que este descenso de captura es por el mal uso de las redes, incluso afirma Pemex que sus instalaciones favorecen la proliferación de especies por la zona restringida: "Consideramos que con el 117 se le puede dar mayor seguimiento" (E-Luis Basurto, Pemex, diciembre 2009). Por otra parte, en su productividad, evitar el "esfuerzo pesquero" ¿está dando resultado o es la actividad petrolera la principal causa?:

Las plataformas comenzaron a bajar [la pesca]13 de 8 a 10 años, y ya nos comenzaron a ir restringiendo, metieron una ley donde ya no nos podemos acercar a una millas de las plataformas, nos ven como terroristas, nosotros siempre hemos vivido de la pesca, la colonia Barra de San Pedro vive de la pesca, no tienen ninguna otra actividad productiva, y eso nos ha venido afectando muchísimo, hay muchos amigos compañeros que tronaron, que cerraron su bodega, sus lanchas quedaron inservibles, otros las mal vendieron y muchos quedaron en la calle por la situación de Pemex (E-permisionario Fernando Guerra, noviembre 2009).

 

Chiapas

En relación con la costa de Arriaga14, en Chiapas, analizamos la pesca ribereña del Mar Muerto. Se desarrolla pesca ribereña, el salado y venta de pescado, y la pesca del tiburón en el Pacífico.

En primer lugar se evidencia un agotamiento de los recursos pesqueros; algunos testimonios señalan que el uso de motores ha alejado a los peces, "incluso tiburones se veían todos los días, el ruido de motor los ha ahuyentado" (E-pescador retirado, La Línea, diciembre 2010); así como la "asesina" red con una malla no permitida, el mayor culpable de la depredación de la laguna (E- pescador anciano de Emiliano Zapata, diciembre 2010).

Actualmente hay un desarrollo turístico en la comunidad La Línea, todavía de forma sustentable, la mayoría son comedores creados por pescadores que por su avanzada edad han visto mermada su condición física para seguir pescando, y la orilla del mar se convierte en una fuente de recursos que pueden heredar sus hijos. Son trabajos de los que se ocupan mujeres e hijas de pescadores en el restaurante.

Hay una interesante práctica de salado y venta de pescado, que incluso les permite cierta economía y autonomía. Pueden llegar hasta Matamoros y Baja California, se alejan a comprar el pescado en sus costas, lo salan y lo venden, en su mayoría, en el mismo lugar. Es una actividad muy influida culturalmente por mujeres oaxaqueñas, dedicadas a ello por el hábito de las mujeres del Golfo de Tehuantepec, que lo salaban para su venta al interior del país, a las áreas montañosas. Existen mujeres que han creado microempresas de salar pescado en diferentes sitios del país, como es el caso de Esther y María, cuyos esposos son como sus empleados.

Mi papá a la pesca, mi mamá al negocio, compraba y vendía pescado, ella iba con carreta a Zapata y de allí a Arriaga, y nosotras también al negocio del pescado. Secamos la lisa, llevamos diez cuchilleros, dos saladeros, dos lavadores de pescado y una cocinera, se cuchilla allí, y ya secamos y se trae a Oaxaca (E-María Nataren, La Gloria, Arriaga, diciembre 2010).

Antes salábamos charal y lo tendíamos al día siguiente, en una canoa se echaban y en la pura playa, sobre la arena, mejor que en el cemento (E-Esther, La Gloria, Arriaga, diciembre 2010).

En Chiapas existió una migración importante de los tiburoneros al norte de México y a Estados Unidos.15 Actualmente ello está provocando un descenso de su volumen de pesca por otras técnicas no artesanales (Peters, 2008). La presencia de inmigrantes es mayor en la costa de Chiapas, donde muchos están trabajando en la pesca más difícil, la del tiburón, y gracias al desempeño de su trabajo, poco a poco han ido creando lazos afectivos y radicándose en comunidades de México; en este caso, son en su mayoría salvadoreños y, en menor número, guatemaltecos y hondureños. Alcalá (1999) explica con más detenimiento cómo se van asentando estas poblaciones migrantes, incluso desde las redes que van surgiendo.

 

Familias y jóvenes de Arriaga y Centla, tendencias sobre la pesca

Sobre el espacio haliéutico, consideramos importante analizar los símbolos y tendencias de los jóvenes sobre la pesca, especialmente sus intenciones tanto en el ámbito familiar, comunitario y empresarial, así como los posibles significados de subalternidad y la predisposición de salir de sus comunidades de origen, manifestándose en las tendencias migratorias.

A partir de la aplicación de cuestionarios a jóvenes de secundaria de ambas comunidades, talleres y entrevistas en profundidad, se evidencian las realidades regionales citadas antes; centramos la atención sobre la permanencia o no de la actividad pesquera, específicamente en las comunidades de estudio.16 Haciendo una revisión a los datos de migración (INEGI, 2010), Tabasco es el cuarto estado de menor emigración, siendo un 0.5% (5,807 emigrantes) de la población total migrante expulsadora internacional de México; en cambio, Chiapas asciende a un 2% (21,797 emigrantes). No son entidades con una gran emigración, pero va en aumento progresivo, y ambos mantienen un saldo de migración negativo, hay más emigrantes que inmigrantes (véase Gráfica 3).

En las encuestas aplicadas a los jóvenes de secundaria de Arriaga, se observa que del cuestionario,17 70% de jóvenes señalan que tienen familiares en el extranjero; en San Pedro, un 62% también tiene algún familiar en Estados Unidos. Destacamos unas respuestas que indican dinámicas migratorias: "Me platican que en Estados Unidos se gana bien, yo iría allí" (cuestionario La Gloria, Arriaga, mujer, diciembre 2010), "A veces vamos de gira a Matamoros" (cuestionario Santa Brígida, Arriaga, mujer, diciembre 2010). Esta diferencia todavía es significativa, sobre todo al ver que en Tabasco hay una tendencia de pertenecer a su comunidad, pues más de un 30% de los entrevistados desean quedarse; en cambio, en las comunidades pesqueras de Arriaga es un 17% (véase Tabla 1).

Estas diferencias numéricas se deben a una emigración similar en ambos y una mayor inmigración en Chiapas, por formar parte del corredor mesoamericano hacia EUA; mucha población de Centroamérica se queda en Chiapas como región receptiva. Chiapas pasa de ser una "frontera olvidada" a su activismo como receptor de "migración forzada" tras los conflictos de Centroamérica (Cruz, 1999).

La mayoría no ven su futuro en continuar la actividad pesquera de sus familiares; algunos testimonios aluden a profesiones relacionadas con el medio. La mayoría no quiere trabajar en la pesca, sólo cinco jóvenes quieren estudiar algo relacionado, y muchos contestan que "la pesca es por necesidad". Esto confiere un trabajo de tinte subalterno: "Si no encuentro trabajo me meteré a la pesca". En sí es valorado como el trabajo de sus padres que les permite estudiar, es un trabajo duro, difícil, con riesgo, trabajan en sus horas libres, pero no quieren esta forma de vida. Las actividades, en su mayoría, las realizan en la zona de arribo, en la recogida y peso de pescado, en garrulear18 (limpiar el pescado de vísceras), atarrayear (tirar la atarraya, red circular), arreglar redes, venta y pesca. En cuanto a sus estudios, coinciden un 48% de jóvenes en estudiar biología marina, les motiva conocer su entorno natural y poder apoyar en su conservación, así como cuestiones de meteorología. También hay quienes desean estudiar para ingeniero mecánico, mecánico de motores y marinos. De los jóvenes encuestados, solamente uno19 quiere seguir pescando (véase Tabla 2).

En Tabasco es mayor el número de los que no quieren salir de su localidad (con ideas de evitar el peligro y a la vez desarrollar su comunidad) que de los que sí desean ir a Estados Unidos: "Yo nací en mi pesquería y no me muevo de ahí" (cuestionario, joven de La Gloria, hombre, diciembre 2010). Aquí observamos construcciones de identidad desde la solidaridad (Cohen, 1985). En ambos lugares existe una conciencia clara de que es necesario que "los pescadores estén unidos para que no les exploten y les brinden apoyos", son realidades cotidianas que observan y construyen, muy relacionados con la existencia de una conciencia de la subalternidad del pescador y el momento actual.

Muchas familias en San Pedro sienten que no es óptimo su trabajo y quieren mantener alejados a sus hijos del muelle. El nuevo agente que reafirma esta subalternidad es la eficacia de la actividad petrolera frente a la pesquera, y la reconversión de ésta "por evitar el esfuerzo pesquero" a la acuicultura. Pese a este auge del petróleo en el sureste a partir de 1970, éste no se ha visto reflejado en un desarrollo para la población de Tabasco junto a Campeche: "Las divisas las producimos ambos", pero "¿por qué ellos deciden y los pescadores no contamos?" (Taller de pescadores, diciembre 2009).

 

Consideraciones finales

A mis hijos les pedí que se pusieran las pilas, uno es abogado, otro licenciado en Administración de Empresas, uno licenciado en Ciencias de la Educación, un teólogo y un técnico en Computación, de aquí se va la gente (E-Apolinar, La Gloria, diciembre 2010).

No quiero que mis hijos vengan al muelle para que no quieran ganarse unos pesos y ser pescadores (E- L. García, San Pedro, septiembre 2009).

Tras esta investigación realizada en Chiapas y Tabasco sobre el espacio sociocrítico y sociocultural en torno a la pesca y en función de darle protagonismo a los/as pescadores/as a partir del análisis de la realidad, es de vital importancia recurrir a la tendencia de la actividad pesquera con base en la migración en estas comunidades. Para ello se requiere de un análisis descriptivo y sociocrítico de lo que está ocurriendo en las dos regiones.

Es incuestionable la emigración hacia Estados Unidos de la población chiapaneca, y cada vez más de tabasqueños, pero hay una identidad forjada en la región pesquera que conserva un vínculo en su comunidad, desestimando ritmos más urbanos y dependientes de salarios.

El carácter subalterno del pescador libre compite con la dependencia de las instituciones y de los permisionarios, quienes deciden cómo van a ser utilizados, desde sus espacios y sus hábitos. La regularización de la pesca es una tarea por diseñar y hacer, junto a la legalización de pescadores libres que siguen invisibles ante proyectos y reformas en la organización de la pesca, además de ser calificados como ilegales. Debido a que los censos económicos son irreales, aproximadamente un 30%20 puede ser añadido al número de pescadores en México, desde pescadores libres, mujeres, jóvenes e inmigrantes.

La respuesta a las tendencias migratorias del sector pesquero no es clara en momentos de crisis, ya que se observa cuando "profesionistas" vuelven a su comunidad para vivir junto a su familia, y no pueden desempeñar sus oficios, algo que coincide con la crisis económica en Europa.21 La realidad del país no satisface la ocupación de los jóvenes porque no se ubica en la realidad regional, la migración aumenta y las condiciones sociales no mejoran. Existe una inclinación hacia una educación para funciones gubernamentales, como se evidencia en un testimonio de la directora del Instituto Tecnológico de Frontera, en Tabasco (2010): "El esfuerzo mayor es por formar a los jóvenes para ser empleados en dependencias estatales, ni para Pemex y menos para la pesca".

Esta etnografía ha dado paso a observar tendencias interrelacionadas desde el querer irse y quedarse de la población en comunidades pesqueras. Observamos identidades aparentemente lejanas y cercanas a los sistemas de pesca, algunas construyen alternativas funcionales en núcleos urbanos y en sus regiones costeras, por la identidad comunitaria, donde existe una pertenencia y un propósito de mejorar lo que es propio.

Si la tendencia de "volver a la comunidad" fuese efectiva, y se desarrollaran nuevos proyectos, usos y apoyos en la pesca, responsabilizando a órganos institucionales y no institucionales, conscientes de sus necesidades y desde el análisis de la realidad, estaremos en un momento de reconstruir lo que interesa a los protagonistas de la pesca y a personas de sus comunidades, para construir mejoras porque existe una identidad desde el propio cuidado: "Quiero estudiar Leyes para poder ayudar a mi comunidad creando una sociedad de pescadores que no los explote y les brinde apoyo" (joven de 14 años de San Pedro, 2010).

 

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Anexo

 

Notas

1 Cifra no real pero necesaria de considerar, ya que se ha obtenido del trabajo etnográfico desde entrevistas hasta personal institucional y pescadores.

2 "Este instrumento internacional, que abarca exclusivamente el área del polígono occidental, es el único que se tiene en México donde se hace referencia al tratamiento que deben recibir los yacimientos transfronterizos de acuerdo al Derecho Internacional. Establece que ningún país reclamará ni ejercerá para ningún propósito derechos de soberanía o jurisdicción sobre el fondo marino y el subsuelo" (Tratado sobre la Delimitación de la Plataforma Continental en la región Occidental del Golfo de México, Washington 9 de junio de 2000).

3 Artículo 3° del Convenio Sobre Zona Especial Fronteriza Marítima creada para Perú y Chile en 1954. Disponible en: http://www.difrol.cl/index.php?option=com_content&tas k=view&id=35&Itemid=12 [14 de julio de 2011].

4 Ribereña se refiere a la pesca localizada cerca de las costas. En el 2002 era en volumen un 31%, pero en términos económicos el 75.9% del total nacional (Contreras, 2002).

5 Discusión que se abrió sobre la complejidad de la pesca en el I Seminario Internacional e Interdisciplinar en México sobre Estudios de Pesca, del 24 al 26 de febrero de 2011, en Villahermosa, organizado por El Colegio de la Frontera Sur, coordinado por Práxedes Muñoz y Jorge Luis Cruz del Grupo de Investigación, Sociedad, Cultura y Salud. En la región pesquera que considera Graciela Alcalá, no deja entrever muchos de los rasgos o identidades indígenas, algo que contrasta con las acciones de las mujeres indígenas cucapanes de la investigación de Alejandra Navarro, así como la perspectiva indígena de la población yokot'an de la región Chontal en Tabasco, estudiado por Práxedes Muñoz.

6 Yoko t'aan significa la "lengua verdadera"; es nombrado así como proceso de la resistencia de la población chontal o yokot'an, porque chontal significa extraño, de la palabra nahual chontalli (Flores, 2006: 5); así eran llamados por los nahuas cuando se ubicaron en Tabasco. Actualmente hablar su lengua es símbolo de resistencia (E-Víctor Buenavista, Tamulté, junio 2010).

7 Bebida refrescante típica de Tabasco, con maíz, agua y cacao.

8 Dato obtenido también de entrevistas a pescadores de Chiapas y Tabasco.

9 Existen comunidades de tabasqueños en ciudades como Houston, que tienen que ver con actividades relacionadas con huidas por secuestros de población adinerada, un nuevo paradigma por estudiar.

10 Testimonio de pescadores tabasqueños sobre los veracruzanos

11 Asimismo, la costa es un paso importante de indocumentados así como de droga, pero esta información nunca ha sido detallada en las entrevistas realizadas, está en la memoria colectiva, pero sigue siendo un tema delicado de tratar durante el trabajo de campo.

12 Todas las tablas se encuentran al final del presente artículo (Nota del editor).

13 Aclaración propia de los autores.

14 Comunidades: La Gloria, La Línea y Emiliano Zapata.

15 En la memoria colectiva existe un reconocimiento a los tiburoneros de México, un trabajo duro que sigue estando poco valorado, pero cuando son tomados por agentes foráneos, se les considera más. Argumento tras una entrevista a un ex delegado de Sagarpa en Tuxtla, Chiapas.

16 La Gloria y la Línea, pertenecientes al municipio de Arriaga, en el estado de Chiapas, y La Barra de San Pedro, Centla, en el estado de Tabasco.

17 Contestaron dicho cuestionario: 46 jóvenes de Arriaga, Chiapas, y 57 de San pedro, Tabasco.

18 Garruleras es un término con el que se denomina a las mujeres que le quitan las tripas a los pescados para su venta. Ellas también filetean pescado. Este término es considerado por muchas personas de la comunidad como "mujer fácil" (E-M. Ángeles 01/10). En Veracruz se le llama garrulear a la acción de pepenar (escoger, recoger); es una palabra de origen azteca. En Tabasco denota la acción de la partera recibiendo al recién nacido; y en otros lugares de México, como recoger a un huérfano, sobre esto podría ser la cuestión de pepenar, adoptando la pesca para arreglarla, y después pesar y vender el pescado. En Chiapas, se les llama filetear y fileteador.

19 Hijo de inmigrante guatemalteco.

20 En las diversas entrevistas realizadas en la etnografía, tanto a profesionales de Sagarpa y a líderes de pescadores de ambos estados, y comprobando datos reales de censos de delegados comunitarios y del INEGI, el número de pescadores asciende a un 30% más que no es declarado. Líderes pescadores hablan de un 40% más.

21 En España los pescadores que se fueron al sector de la construcción, a desempeñar trabajos de albañilería, donde podían ganar más dinero que pescando, optaron por abandonar la pesca, pero actualmente muchos han querido recuperar su trabajo pero han vendido parte de la flota (Entrevistas a pescadores de San Pedro del Pinatar y de Cantabria).

 

Información sobre los autores:

Práxedes Muñoz Sánchez. Doctora en Antropología Social y Cultural por la Universidad de Murcia, España. Líneas de investigación: antropología de las migraciones; historia de la antropología social. Publicaciones recientes: Práxedes Muñoz y Salvador Villerías (coords.), Pesca, un solo espacio: diferentes enfoques de estudio, México: Universidad de Guerrero (2012); Práxedes Muñoz, "Dilemas de una antropología comprometida: entre autores y experiencias etnográficas", en B. Peña (coord.), Desarrollo Humano, Madrid: Visión Libros (2012); Práxedes Muñoz (2011), "La Antropología Visual de Colabor en un proyecto sobre identidad cultural de estudiantes indígenas yokot'anob en Tabasco", en I Congreso Internacional de Innovación Docente, Cartagena (CD).

Jorge Luis Cruz Burguete. Doctor en Ciencia Social con especialidad en Sociología en El Colegio de México (1995). Fue coordinador y fundador de la Unidad Campeche de ECOSUR y realizó una estancia posdoctoral en Université De Toulouse Le Mirail, CNRS, Centre Nacional de la Recherche Scientifique (2003). Líneas de investigación: migración e identidad. Publicaciones recientes: De Castro Cuéllar, Adriana, Jorge Luis Cruz Burguete y Lorena Ruiz Montoya, "Educar con Ética y Valores Ambientales para Conservar la Naturaleza", en Convergencia, Revista de Ciencias Sociales, vol. 50, mayo-agosto, México: UAEM (2009); Cruz Burguete, Jorge Luis, "Los zoques de Tuxtla y la disputa por las virgencitas de Copoya, en el valle central de Chiapas", en Ra Ximhai, vol. 4, núm. 2, mayo-agosto, El Fuerte, Sinaloa: Universidad Autónoma Indígena de México (2008); Reyes-Guillén Ivett, Héctor Javier Sánchez Pérez, Jorge Cruz-Burguete, Miren Izaurieta-de Juan, "Anti-tuberculosis Treatment defaulting. An analysis of perceptions and interactions in Chiapas, Mexico", en Revista de Salud Pública de México, vol. 50, núm. 3, mayo-junio, México (2008).

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