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Convergencia

versión On-line ISSN 2448-5799versión impresa ISSN 1405-1435

Convergencia vol.18 no.56 Toluca may./ago. 2011

 

Artículos científicos

 

Intervenciones internacionales noviolentas. Herramientas para la transformación de conflictos

 

Nonviolent international interventions. Tools for conflict transformation

 

Diego Checa-Hidalgo

 

Universidad de Granada, España/diegochecahidalgo@hotmail.com

 

Recepción: 17 de julio de 2009.
Aprobación: 7 de septiembre de 2010.

 

Abstract

Nonviolent international interventions are increasingly used tools for conflict transformation and peacebuilding. This category is a product of the "new" approaches which give civil society a higher profile into the international policy agenda for conflict management. The current article will analyse the characteristics of this concept and the different forms it may take. Finally, it will show the wide variety of activities that nonviolent international interventions can develop according to the conflict management strategies designed in the United Nations system framework.

Key words: nonviolence, international conflict intervention, conflict transformation, peacebuilding, civil society.

 

Resumen

Las intervenciones internacionales noviolentas son herramientas cada vez más utilizadas para la transformación de conflictos y para la construcción de paz. Esta categoría es fruto de los "nuevos" enfoques que pretenden otorgar un mayor protagonismo a la sociedad civil en la agenda política internacional para la gestión de conflictos. En el presente artículo se diseccionará este concepto, analizando sus características y las formas en las que se manifiesta, para mostrar finalmente la amplia gama de actividades que desarrolla esta categoría de intervenciones internacionales, utilizando como modelo las estrategias de gestión de conflictos diseñadas en el marco del sistema de Naciones Unidas.

Palabras clave: no violencia, intervención internacional en conflictos, transformación de conflictos, construcción de paz, sociedad civil.

 

Introducción

Tradicionalmente, los gobiernos han reservado a los ejércitos un importante papel en la gestión de crisis y conflictos internacionales. Así, guerras, conflictos armados y otras catástrofes han provocado intervenciones internacionales militares para frenar la violencia o para auxiliar a la población que las sufre, en nombre del bien, de la justicia, o bajo el calificativo de "humanitarias". No obstante, a lo largo del último siglo ha existido un creciente número de intervenciones internacionales no militares que trataban de ayudar a aquellos que sufrían desastres naturales o violencia en sus distintas manifestaciones. De esta forma se han elaborado diferentes tipos de mecanismos de protección civil y programas de ayuda o asistencia ante catástrofes, se han producido intervenciones para proteger los derechos humanos o para facilitar procesos de reconciliación. Dichas actuaciones han sido auspiciadas tanto por agencias gubernamentales como por organizaciones no gubernamentales, nacionales e internacionales, y en su desarrollo ha tenido una gran importancia la sociedad civil.1

La intención de este trabajo es analizar una de las categorías de intervenciones internacionales para la transformación de conflictos, las intervenciones noviolentas, exponiendo sus características, presentando una tipología para la clasificación de los diversos tipos que existen o han existido, y estudiando las estrategias y métodos de acción a los que recurren para conseguir la reducción de la violencia o propiciar el cambio social. Con ello se mostrará que, en la actualidad, la gestión internacional de conflictos tiene a su disposición una amplia gama de instrumentos noviolentos eficaces para realizar intervenciones en situaciones conflictivas que frenan o previenen la violencia directa, y contribuyen a transformar las estructuras que la sostienen.

 

Un concepto en construcción

El estudio de las intervenciones internacionales ha sido muy abundante a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, especialmente tras el fin de la Guerra Fría, centrándose, sobre todo, en el análisis del concepto de intervenciones humanitarias. Sin embargo, dentro de este campo de estudio, existe una categoría que no había sido suficientemente abordada: la que engloba las intervenciones desarrolladas por activistas noviolentos para prevenir o detener la violencia (Burrowes, 2000: 45). Este desequilibrio está siendo remediado gracias a la creciente bibliografía existente que aborda específicamente el fenómeno de las intervenciones internacionales noviolentas desde múltiples denominaciones.

Así, existen términos que ponen su énfasis en el carácter desarmado de estas acciones en contraposición a las intervenciones protagonizadas por el ejército. Entre otros, encontramos guardaespaldas desarmados, fuerzas de paz de interposición desarmadas, acompañamiento internacional desarmado, peacekeeping desarmado e, incluso, peacekeeping civil. La idea subyacente en todas ellas es demostrar la existencia de alternativas a la gestión de conflictos por medios militares y evidenciar los papeles que pueden asumir actores civiles en dichos procesos. Otras veces, los investigadores han resaltado el carácter noviolento de estas actuaciones mediante expresiones como intervención internacional noviolenta, apoyo internacional noviolento, intervención noviolenta no oficial, intervención humanitaria no oficial y no coercitiva, emp o deramiento noviolento trasnacional o diplomacia civil noviolenta. Este planteamiento ya no se contenta con la no utilización de armas para la gestión de conflictos, sino que asume una actuación noviolenta de manera integral y distingue estas intervenciones de aquellas con un carácter más "oficial". Finalmente, también hay quienes prefieren incidir en las contribuciones que realizan en el campo de la cultura de paz, mediante la transformación noviolenta de conflictos y se centran principalmente en el objetivo a conseguir con la intervención. Así, hablan de equipos de paz, cuerpos civiles de paz e, incluso, de ejércitos de paz.

Esa multitud de términos que hacen referencia a una misma realidad es producto tanto de las diferentes tradiciones académicas y profesionales de los investigadores, como de la juventud del objeto de estudio al que nos estamos refiriendo. El término utilizado en el presente trabajo para referirse a esta categoría de análisis es el de "intervenciones internacionales noviolentas para la transformación de conflictos". Es un concepto que pone el énfasis en la paz, entendida de una manera amplia, que se pretende alcanzar con la transformación de los conflictos en sus distintas dimensiones, y que concibe a la intervención no sólo como una actividad donde no tienen cabida las armas, sino que va más allá con un planteamiento estructural noviolento.

Existen dos factores que explican que, en los últimos años, sectores más amplios de la comunidad internacional apuesten por la transformación de conflictos mediante la utilización de menores niveles de violencia, y que la sociedad civil haya mostrado una mayor participación en estos procesos. En primer lugar, el escenario internacional ha sufrido recientemente una serie de cambios, favoreciendo la mayor participación civil en la gestión de conflictos internacionales y la menor tolerancia al uso de la violencia en esos procesos (Barnes, 2006: 7). Así, se puede constatar que cada vez es mayor la integración del mundo gracias a los avances de los medios de transporte y de las tecnologías de comunicación, y que el número de actores dispuestos y capaces de intervenir más allá de las fronteras nacionales continúa creciendo. Además, siguiendo a Mary Kaldor, podemos decir que tras el año 1989 se ha producido la entrada de la política en la "escena global", lo cual significa que el sistema tradicional de relaciones entre Estados o grupos de Estados ha sido desplazado por "un entramado político más complejo, que implica a una serie de instituciones e individuos, y en el que hay un lugar, quizá pequeño, para la razón y el sentimiento individual y no sólo para el interés del Estado o bloque" (Kaldor, 2003a: 78- 79).

A estos cambios en la sociedad internacional se le deben añadir varios más, como la sustitución del tradicional concepto de seguridad, entendido como algo exclusivamente militar, por una nueva concepción multidimensional de la seguridad (Buzan, 1991), y la constatación de las modificaciones acontecidas en la naturaleza de los conflictos que afectan a la comunidad internacional (Kaldor, 1999). Esto ha desafiado el tradicional modo de gestión de crisis y conflictos, y ha hecho necesario encontrar un enfoque más amplio y profundo para abordar la gestión de los conflictos internacionales y las amenazas a la seguridad. Así, la comunidad internacional ha comenzado a apostar por el paradigma de la prevención de conflictos y la seguridad humana, por el desarrollo de misiones de paz con un mayor énfasis en las actividades de construcción de la paz y en la transformación de conflictos, así como por el mayor protagonismo otorgado a los civiles en estas misiones. Junto a lo anterior, el desarrollo de la doctrina de la responsabilidad de proteger, ha alentado y otorgado legitimidad a las intervenciones internacionales que se producen desde la sociedad civil al reformular el concepto de soberanía (Checa y Ghica, 2007).

En segundo lugar, nos encontramos también con la labor del movimiento pacifista, que ha ido creando una conciencia colectiva y generado un sustrato de experiencias que están propiciando el florecimiento de nuevas iniciativas alternativas a los tradicionales modos de gestión de conflictos (López, 2000). En concreto, la tradicional oposición a la guerra y a los diferentes tipos de violencia del movimiento pacifista ha llevado a la formulación, a lo largo del siglo XX, de diferentes propuestas noviolentas para propiciar la transformación política y social en cuatro áreas fundamentales: la emancipación colonial, la pugna contra regímenes dictatoriales y totalitarios, la expansión de los derechos y libertades democráticas, y la adopción de nuevos paradigmas y políticas alternativas a las dominantes (López, 2001).

En mi opinión, la definición que mejor refleja esta categoría de intervención en conflictos ha sido elaborada por Burrowes, quien la enuncia como aquella "acción que es desarrollada o que tiene impacto más allá de las fronteras nacionales por activistas de base con la intención de prevenir o detener la violencia, o para propiciar un cambio social en beneficio de gente corriente o del medio ambiente, mediante la aplicación de los principios de la noviolencia" (Burrowes, 2000: 50). Aunque la máxima expresión de esta categoría han sido los intentos de organizar un ejército de paz que fuese capaz de detener una guerra, el ejemplo contemporáneo más representativo de estas intervenciones internacionales noviolentas para la transformación de conflictos es Peace Brigades Internacional (Checa, 2008).

 

Características de las intervenciones internacionales noviolentas

Si hacemos un repaso de la literatura existente sobre este tipo de intervenciones para la transformación de conflictos, encontramos varios elementos que las caracterizan: su carácter internacional, el papel protagonista de los civiles, una organización de base, su trabajo por la construcción de la paz, su posicionamiento del lado de los débiles y un alto compromiso con la noviolencia.

 

Carácter internacional

El primero de los rasgos de esta categoría de intervenciones se refiere a su carácter internacional. Esto significa, en primer lugar, que las intervenciones pueden ser desarrolladas o tienen impacto más allá de las fronteras nacionales. Como ya se ha mencionado antes, los avances en los medios de transporte y de las tecnologías de la comunicación han aumentado las posibilidades de los actores no estatales para intervenir más allá de las fronteras nacionales. Estas facilidades, junto a la modificación del concepto de seguridad, el desarrollo de una conciencia humana global que bebe del internacionalismo y una responsabilidad compartida por parte de la sociedad civil, han permitido el incremento de las iniciativas internacionales realizadas por parte de actores internacionales no estatales en el campo de la gestión de conflictos.

La intervención internacional tiene una doble vertiente. Por un lado, las acciones internacionales pueden implicar la presencia física de los activistas en la zona de conflicto. Pero, por otro lado, también pueden consistir en esfuerzos que no requieran dicha presencia y, sin embargo, tengan efecto en un conflicto que se esté desarrollando en otro lugar distinto del emplazamiento donde están ubicados los activistas (Rigby, 1995). Estas intervenciones internacionales pueden ser realizadas por activistas de diferentes nacionalidades o por organizaciones con vocación trasnacional, cuyos participantes comparten una serie de valores y de principios éticos, independientemente de su identidad nacional, siendo exponentes de la existencia de una sociedad civil trasnacional que quiere participar en la gestión de conflictos y los herederos del pensamiento internacionalista que puede rastrearse hasta el siglo XIX (López, 2000: 305-314).

Sin embargo, esto no significa que la acción externa, la acción internacional, se convierta en un sustituto para la capacidad de movilización de los grupos locales. La primacía de acción seguirá perteneciendo a los activistas de la sociedad civil local (Dudouet, 2008: 3). Por esta razón, la mayor parte de los autores que reflexionan sobre esta categoría de intervención rechazan la terminología de "ayuda" (que podría llevar a la victimización de las poblaciones locales) y utilizan en su lugar el concepto de apoyo o acompañamiento.

 

Protagonismo civil

La segunda de las características presentes en esta categoría de intervenciones internacionales noviolentas es el protagonismo de los civiles en las mismas. Son intervenciones civiles, efectuadas por personas comprometidas y conscientes del mundo con el que les ha tocado en suerte vivir, que participan en los movimientos sociales de su tiempo. Esta categoría engloba diferentes tipos de intervenciones que son desarrolladas enteramente por civiles, como alternativa a las intervenciones militares (Muller, 1997: 70), independientemente de que éstos sean voluntarios o profesionales.

Este mayor protagonismo del sector civil en actividades de gestión internacional de conflictos tiene que ver tanto con la alteración del tradicional concepto de seguridad, como con el énfasis en la estrategia de peacebuilding y de transformación de conflictos (Bellamy et al., 2004). Estos cambios han propiciado la emergencia de actores no estatales trabajando en los campos de la prevención, resolución y transformación de conflictos tras el fin de la Guerra Fría, pues las últimas tendencias en la gestión de crisis y conflictos internacionales han empezado a tener muy en cuenta el papel de lo civil y de las organizaciones de la sociedad en dichos procesos, y el trabajo de las llamadas nuevas diplomacias (Lederach, 1997).

Los resultados del trabajo desarrollado por los civiles en las intervenciones internacionales en conflictos han sido valorados de manera positiva por la comunidad internacional. Esto ha significado que las organizaciones internacionales en el campo del mantenimiento de la paz y la seguridad han tenido que realizar un importante esfuerzo para adaptarse a esos cambios, ya que ahora las fuerzas militares no son las únicas que trabajan en los procesos de gestión de conflictos y tienen que apoyar en muchas ocasiones a la parte civil de la misión. De esa manera, se ha ido incorporando la participación de la sociedad civil y sus organizaciones en los procesos de prevención y transformación de conflictos.

 

Activismo y organización de base

Otra de las características de este fenómeno, muy relacionada con la anterior, es la participación en estas intervenciones de organizaciones y grupos de base de la sociedad civil. Las intervenciones internacionales noviolentas son puestas en práctica principalmente por estas organizaciones, unas veces más minoritarias que otras, pero cuya concientización es muy grande. Este activismo se basa en la "acción colectiva contenciosa" —sustento de los movimientos sociales— y es producto de la acción que "es utilizada por gente que carece de acceso regular a las instituciones, que actúa en nombre de reivindicaciones nuevas o no aceptadas" (Tarrow, 2004: 24). En estas organizaciones predomina un activismo de base, con un liderazgo no jerárquico, una organización democrática participativa y una membresía basada en su implicación, donde la distinción entre lo público y lo privado tiende a difuminarse, pues se espera que los participantes "practiquen" en su día a día lo que el movimiento "predica".

Este activismo aprovecha una serie de innovaciones organizativas, producto de los cambios tecnológicos y sociales a escala mundial, que le ofrecen nuevos recursos y conexiones con los cuales podían trabajar sus organizadores. Así, observamos su utilización de recursos como los medios de comunicación de masas, la mayor capacitación de los jóvenes y el aumento de la disponibilidad de financiación, y la aparición de un nuevo tipo de profesionalización que no depende de grandes organizaciones burocratizadas, sino de la difusión de habilidades organizativas y comunicativas entre los activistas (Tarrow, 2004: 187-189). A esto hay que sumar unas formas de trabajo que recurren a la construcción de redes y coaliciones trasnacionales con otros activistas, grupos y organizaciones para aprovechar más eficientemente sus capacidades y recursos, y alcanzar sus objetivos de una manera menos costosa y con un mayor impacto (Tarrow, 2005: 163-168).

Este activismo procedente de los nuevos movimientos sociales y resultado de una nueva concepción del ejercicio de la "ciudadanía", es el que origina las intervenciones internacionales noviolentas, condicionando sus características principales, sus métodos de acción y sus formas de organización, frente a los modelos anteriores heredados de los "viejos" movimientos sociales (movimiento obrero, nacionalismos, conservatismos, etcétera).

 

Trabajar en la construcción de la paz

Las intervenciones internacionales noviolentas comparten un interés común en frenar las diferentes manifestaciones de la violencia. Su intención es prevenir o detener la violencia, luchar contra las estructuras injustas e incluso promover cambios sociales a favor de los oprimidos. Todo ello hace que estas intervenciones se caractericen por su trabajo a favor de la construcción de la paz.

Tal y como Galtung afirma, el propósito de la construcción de la paz es reducir todo tipo de violencia (directa, estructural y cultural) y transformar los conflictos de forma creativa y noviolenta. La idea es construir una paz duradera y sostenible, lo cual implica cambios a largo plazo que conviertan un sistema violento en un sistema basado en la paz positiva y en una cultura de paz (Galtung, 2003). Por ello las intervenciones internacionales noviolentas son acciones que pretenden evitar que la violencia aparezca en los conflictos; separan a las partes en conflicto cuando utilizan la violencia directa para dirimir sus diferencias o actúan contra instituciones políticas, económicas, sociales o culturales que legitiman situaciones de opresión o desigualdad.

En estos contextos, el trabajo de las intervenciones internacionales no-violentas implica la lucha por la modificación de las diferentes dimensiones del conflicto (personal, estructural, relacional, social y cultural) (Lederach, 1997). De esta forma, estas intervenciones se centran en la necesidad de superar las causas profundas del conflicto y en fortalecer las relaciones entre las partes mediante procesos a largo plazo. Con ello, estas intervenciones internacionales contribuyen a la transformación noviolenta de conflictos y a la construcción de la paz.

 

Toman partido por los débiles

Una característica importante de estas intervenciones es que se producen a favor de los "débiles". Son acciones destinadas a proteger a las partes más vulnerables y contribuir a su empoderamiento (Murguialday et al., 2000). Así, actúan apoyando a procesos impulsados por activistas y organizaciones que luchan por los derechos humanos, la justicia social o la defensa del medio ambiente, entre otras cuestiones. Con su apoyo, tratan de corregir los desequilibrios de poder en los conflictos en los que esas partes están implicadas y compensar así la violencia estructural que oprime a esa parte débil.

Las intervenciones internacionales noviolentas pueden actuar como catalizadores para el cambio social, mediante el empoderamiento de los grupos locales que les ayude a comenzar o a continuar su trabajo por el cambio social noviolento de estructuras violentas y a reducir su vulnerabilidad. Eso hace que los participantes en estas acciones tomen partido y resulten intervenciones que no sean imparciales, pues simpatizan y apoyan a aquellos que sufren la violencia o luchan contra ella (Muller, 1997: 74).

Esta opción entronca con dos de las propuestas que la sociedad internacional ha comenzado a desarrollar recientemente para dar respuesta a los desafíos que se le han planteado tras el fin de la Guerra Fría y que ya se han mencionado antes, la expansión del concepto de seguridad humana y la aplicación de la doctrina de la responsabilidad de proteger, de manera que ambos enfoques coinciden con la idea de "parcialidad", que asumen las intervenciones internacionales noviolentas.

 

Comprometidas con la noviolencia

La última de las características fundamentales de esta categoría de intervenciones en conflicto es su compromiso con los principios de la noviolencia. La noviolencia es tanto una filosofía política (López, 2001), como una estrategia de transformación social (Sharp, 1973), que se fundamenta en el respeto a la vida y a la dignidad de las personas. Ese respeto a la vida se traduce en perseguir la gestión de conflictos sin la utilización de ningún tipo de violencia.2

El compromiso con la noviolencia de esta categoría de intervención en conflictos se traduce en una decidida apuesta por la transformación de conflictos desde la filosofía de la noviolencia y desde una postura ética que valora la vida por encima de todas las cosas, que lucha por la justicia, apuesta por el diálogo y que otorga a la relación medios-fines una condición relacional ineludible e insalvable, donde no importa solamente lo que se consigue sino cómo se consigue. Así, cuando hablamos de transformación noviolenta de conflictos se actúa sobre los cuatro niveles que plantea Lederach: la dimensión personal, la relacional, la estructural y la cultural (Lederach, 1997). No se trata solamente de evitar que un conflicto sea violento o derive en formas de violencia, sino en la aplicación de una ética política y de una acción novio-lenta a un conflicto. Esto supone utilizar la noviolencia y sus metodologías para modificar las lógicas existentes entre las partes en conflicto y para cambiar las condiciones injustas que las sostienen. De esta forma, se transforma la naturaleza del conflicto y se facilita la creación de unas nuevas relaciones que posibiliten el entendimiento entre las partes. La apuesta por la transformación noviolenta de conflictos no implica pasividad, sino que supone el diseño consciente y orientado de una estrategia de acción (Boserup y Mack, 2001) y la elección de aquellos métodos y herramientas que mejor pueden responder a los objetivos perseguidos (Sharp, 1973). Sus resultados a lo largo del último siglo han sido unas veces exitosos y otras no tanto.

Estas iniciativas que hacen intervenciones internacionales realizando una apuesta decidida desde la noviolencia para alcanzar sus objetivos, son muy cuidadosas con la puesta en práctica de sus iniciativas. Son intervenciones que podrían ser denominadas artesanales, pues se efectúan a pequeña escala, de una manera minuciosa, cercanas a la población a la cual afectan y guiadas por la premisa de "no hacer daño" (Anderson, 1999). Son acciones diseñadas y desarrolladas bajo unos claros componentes filosófico-ético-político-ideológicos de carácter alternativo que desafían a los paradigmas oficiales y gubernamentales de gestión de conflictos, y cuyo objetivo fundamental es la reducción de la violencia y de las injusticias (López y Checa, 2008).

 

La clasificación de las intervenciones internacionales noviolentas

Si estudiamos la literatura que analiza la acción noviolenta o si contemplamos las experiencias históricas donde la noviolencia ha sido protagonista, encontramos que la gente que practica la noviolencia lo hace en contextos variados, por distintas razones y diferentes modos (Schell, 2003). Por ello ha sido necesaria la elaboración de algunas tipologías que ordenasen estas acciones y facilitasen su comprensión. La más conocida de las clasificaciones es la de Gene Sharp (Sharp, 1973). Siguiendo a Sharp, los métodos de acción noviolenta pueden dividirse en tres categorías: protesta y persuasión, no cooperación política, social y económica, e intervención noviolenta. Esta última categoría —la que nos interesa aquí— es definida como un tipo de métodos de acción noviolenta, que implican la interrupción o la destrucción de patrones de comportamiento, políticas, relaciones o instituciones establecidas consideradas inaceptables, o la creación de alternativas preferidas. A su vez, la intervención noviolenta se subdivide en cinco tipos: psicológica, física, social, económica y política.

El profesor Alberto L 'Abate ha elaborado otra tipología sencilla para clasificar las intervenciones noviolentas en conflictos armados (L'Abate, 1997). Con ella divide estas intervenciones entre aquellas que tienen un carácter interno y las que él denomina como "externas", cuya intención es actuar en otro país distinto. A su vez, ambas categorías se subdividen según la escala del conflicto en el que pretenden actuar, diferenciándose así las intervenciones que se producen a gran escala de las que lo hacen a pequeña.

Cuando hablamos de intervenciones internacionales, aquellas que ocurren o tienen impacto más allá de las fronteras nacionales, se debe tener presente la distinción que hace Andrew Rigby, quien clasifica las estrategias de intervención internacional noviolenta, distinguiendo, entre otras cosas, su localización. Así nos encontramos intervenciones que no implican la presencia física de los activistas en la misma zona del conflicto que pretenden transformar (off-site), e intervenciones que sí requieren la presencia física de los activistas en la zona de conflicto (on-site) (Rigby, 1995: 454).

La tipología que presenta de manera más completa una imagen del cuadro de intervenciones internacionales noviolentas para la transformación de conflictos es la desarrollada por Burrowes. En ella, este investigador identifica nueve modos de intervención que se pueden integrar dentro de esta categoría, distinguiéndose unos de otros en función de la intención que guía las acciones dentro de cada clasificación.3 Partiendo de la adaptación de la tipología de Burrowes y combinándola con la distinción que hace Rigby, se presentará a continuación una muestra de las variadas formas de acción que pueden contemplarse dentro del término genérico de intervenciones internacionales noviolentas, en función de su localización y de su intencionalidad.

En primer lugar, se identifican tres tipos de acciones que no requieren la presencia física de los activistas que desarrollan la intervención en la propia zona del conflicto a la cual pretenden transformar: las campañas locales noviolentas, las acciones de movilización y los esfuerzos destinados a proporcionar diferentes tipos de apoyo financiero, técnico y estratégico a los activistas locales.

Las campañas locales noviolentas consisten en iniciativas noviolentas que se realizan para apoyar una lucha producida en otro país. Aquí encontramos variadas iniciativas que tratan de prevenir o detener la violencia o las injusticias. Se puede hacer de manera directa a través del lanzamiento de sanciones contra los perpetradores de la violencia (boicots económicos, declaraciones y condenas políticas, etc.), o de manera indirecta presionando sobre las propias élites para modificar las políticas que apoyan o legitiman a los perpetradores de la violencia. El caso más ilustrativo de este modelo de intervención es la lucha contra el mantenimiento del apartheid en Sudáfrica desde los años cincuenta hasta los años noventa.

Bajo el término acciones de movilización se pueden agrupar aquellas intervenciones noviolentas que tratan de dirigir la atención internacional sobre actos de violencia o injusticia, y movilizan a la gente para que actúe y contribuya a la transformación de esas realidades. Tiene sus orígenes en los años cincuenta, cuando los activistas noviolentos comenzaron a luchar contra el armamento nuclear. También es frecuente encontrar estos esfuerzos en las luchas contra regímenes represivos o que mantienen situaciones sistemáticas de violaciones de derechos humanos, como en los casos de Guatemala, Colombia o el Tibet.

El apoyo financiero, técnico o estratégico a los activistas locales y a sus organizaciones puede ser desarrollado con presencia física de los actores que llevan a cabo la intervención noviolenta en la zona de conflicto. Esto se puede hacer de múltiples formas: invitando a los activistas locales a programas de formación realizados en el extranjero, proporcionando ayuda humanitaria, financiando proyectos locales de empoderamiento, etc. Además se puede transferir un amplio conjunto de herramientas estratégicas y analíticas desde otros contextos para que los activistas locales elijan los métodos y tácticas de acción noviolenta que mejor se adaptan a su propia situación cultural y política. Estas acciones de apoyo también pueden efectuarse con la presencia física de los activistas internacionales. En ese caso, consultores externos viajarían a las áreas de conflicto para realizar esas tareas.

Una vez analizadas las formas de intervención internacional noviolenta que no requieren la presencia de los activistas en la zona de conflicto, ahora vamos a presentar las que sí la requieren. Y así encontramos el acompañamiento noviolento, la solidaridad noviolenta, la interposición noviolenta e, incluso, la invasión noviolenta.

El acompañamiento noviolento es una intervención internacional que se produce para crear un espacio seguro donde los activistas locales puedan desarrollar libremente su trabajo sin la amenaza de sufrir violencia directa a causa de éste. Organizaciones como Peace Brigades International, Christian Peacemakers Team, Balkan Peace Team o Nonviolent Peaceforce llevan a cabo intervenciones de este tipo en diferentes partes del mundo, en apoyo a los defensores de derechos humanos y comunidades vulnerables locales.

La segunda de estas intervenciones son los actos de solidaridad noviolenta. Su intención es situar activistas en una zona de violencia para denunciar el sufrimiento que está causando, compartir su sufrimiento y para generar conciencia sobre ello. Además, estas intervenciones promueven una acción solidaria por redes y activistas de base en otras partes del mundo para detener la violencia. Ejemplos de dichas acciones son proyectos como Mir Sada, que emplazó activistas internacionales en Sarajevo durante la guerra en Bosnia y Herzegovina, o las actividades del Rainbow Warrior en Mururoa que denunciaba las pruebas nucleares francesas en esa región.

Otra forma de intervención internacional es la interposición noviolenta. Este modelo consiste en situar activistas noviolentos entre las partes en conflicto para ayudar a prevenir la guerra o para detenerla. Sin embargo, su éxito está parcialmente condicionado por el número de activistas implicados, puesto que su aplicación se debe producir a gran escala. Como ejemplo de estas iniciativas podemos encontrar la organización del Gulf Peace Team que trató de evitar la segunda guerra del Golfo. A menor escala, Witness for Peace también intentó frenar las acciones de la contra nicaragüense mediante el envío de 4,000 activistas estadounidenses a Nicaragua a lo largo de los años ochenta.

El último de los tipos que se engloban en esta categoría de intervenciones es la invasión noviolenta. El objetivo de esta acción es invadir un espacio violento (o potencialmente violento) para reducir el nivel de riesgo o el nivel de violencia, o para acelerar el cambio social. Fue concebida por activistas noviolentos en el contexto de la lucha por la independencia de la India y encontramos un ejemplo de esta intervención en Goa en 1955, cuando grupos de activistas indios invadieron de forma noviolenta este enclave colonial para apoyar al movimiento nacionalista.

 

Métodos de acción de las intervenciones internacionales en zonas de conflicto

Una vez clarificadas las características de las intervenciones internacionales noviolentas y tras clasificarlas en función de su localización y de su intencionalidad, es el momento de identificar cuáles son las herramientas que utilizan esas partes externas para contribuir a la transformación de conflictos violentos y a la construcción de la paz. Para ello, la gama de actividades que realizan las intervenciones internacionales noviolentas que requieren la presencia sobre el área donde se desarrolla el conflicto, se puede ordenar en cuatro categorías, siguiendo la distinción que el secretario General de Naciones Unidas, Boutros Boutros Ghali, hizo en 1992 en su Agenda para la Paz, a fin de exponer las estrategias de gestión de conflictos de la organización.4

 

Actividades para la prevención de la escalada violenta de los conflictos

El propósito de la acción internacional en este campo es prevenir la escalada violenta de un conflicto en el momento más temprano posible y reducir los niveles de violencia existentes (Wallensteen y Möller, 2003). Las intervenciones internacionales noviolentas participan en la prevención de conflictos tanto en su etapa inicial, anterior a la escalada violenta, como en el momento posterior a la violencia, cuando la situación es frágil y la construcción de la paz está en marcha.

Sus acciones incluyen el análisis de los conflictos, con el estudio de sus causas, de las partes implicadas en el mismo y de su evolución histórica. También se dedican a realizar una alerta temprana para anticiparse a la escalada violenta de los conflictos, mediante la elaboración de indicadores, el establecimiento de redes para recopilar y distribuir información, y el envío de misiones para la observación o para la investigación y la recogida de datos. Además, las intervenciones internacionales noviolentas también desarrollan presencia física preventiva para disuadir acciones de violencia directa, ya sea mediante el acompañamiento, la interposición entre partes en conflictos o la creación de espacios de amortiguación entre ellas (Schirch, 2006: 31).

La prevención de conflictos también requiere el mantenimiento del diálogo y la creación de confianza entre las partes para evitar el aumento de la tensión y para reducirla, a lo que también han contribuido las intervenciones internacionales noviolentas, dando origen a conceptos tales como diplomacia no oficial, paralela o ciudadana, diplomacia sobre el terreno o diplomacia civil noviolenta. Aquí se incluyen actuaciones como los buenos oficios, la mediación, el arbitraje o la realización de talleres para la resolución de problemas, todo ello con la idea de mantener el diálogo entre las partes y favorecer las negociaciones para la resolución del conflicto. Junto a éstas, dichos conceptos también comprenden la realización de acciones para la creación y el fomento de la confianza entre las partes en conflicto, tales como el establecimiento de lugares de encuentro seguro, "líneas calientes" para el mantenimiento de una comunicación fluida o programas compartidos en los medios de comunicación.

Finalmente, existen también ejemplos de intervenciones internacionales en conflictos implicadas en la distribución de ayuda humanitaria o económica, disminuyendo así la predisposición de las partes al ejercicio de la violencia y facilitando la reconstrucción de las sociedades afectadas por ella. Asimismo, contribuyen con la formación en técnicas de resolución noviolenta de conflictos, la creación de instituciones para el desarrollo del estado de derecho y el arreglo pacífico de disputas, o con la asistencia técnica a procesos democráticos que reduzcan la probabilidad de violencia en sociedades divididas.

 

Actividades de peacekeeping para la reducción de la violencia

Las actividades incluidas en este apartado tienen como principal objetivo la interrupción de la violencia y prevenir posteriores ejercicios de la misma, a través de la separación y el control de los actores implicados en el conflicto, mediante la intervención de terceras partes. Esta estrategia puede ser utilizada en diversos estadios del conflicto, ya que sirve tanto para prevenir como para poner fin a la violencia existente en un conflicto, fomenta la confianza entre las partes enfrentadas y ayuda a garantizar la protección de poblaciones o individuos vulnerables (Burgess y Burgess, 1997). El trabajo de peacekeeping, que tradicionalmente era concebido como algo eminentemente militar, ha añadido nuevas metodologías para disuadir o frenar la violencia directa, y actualmente sólo los más extremos implican la necesidad de utilizar la fuerza militar. Hoy en día existe un gran número de herramientas que pueden realizar las intervenciones internacionales noviolentas para reducir la violencia en un conflicto, previniéndola, creando áreas seguras y manteniendo abiertos espacios políticos para transformar los conflictos.

La base fundamental de las actividades comprendidas bajo la denominación de peacekeeping se encuentra en el trabajo de una parte externa al conflicto y cuya intervención puede adoptar diferentes formas. La primera de ellas es la interposición física entre las partes enfrentadas en un conflicto violento, con la intención de crear un espacio físico entre ellas que las separe y dificulte la violencia directa. Sin embargo, como advierte Lisa Schirch, la interposición puede resultar inapropiada o imposible de realizar cuando la violencia es ejercida de forma unilateral por una de las partes presentes en el conflicto (Schirch, 2006: 34).

Una segunda herramienta es la presencia como medio de protección frente a la violencia. La presencia puede ser protectora al tener un poderoso efecto disuasivo sobre la voluntad de las personas para implicarse en actos de violencia, ya que mucha gente no se implicará en esas actividades si sabe que hay alguien observándolos. Esta actividad disuasiva y protectora puede ser efectuada por muchos tipos de organizaciones que trabajan en zonas de conflicto aunque su mandato no lo recoja (Mahony, 2004). Cuando esa presencia implica la vigilancia activa, la recogida de datos, la elaboración de informes y la diseminación de la información de lo que está sucediendo, aparecen lo que se denomina "observadores internacionales", que pueden ser utilizados en situaciones muy diferentes (supervisión de acuerdos de alto el fuego, fronteras, movimientos de tropas, derechos humanos, elecciones, etc.) y ayudan a modular la actuación de los actores locales en un conflicto. Mediante su supervisión del cumplimiento de las normas y su capacidad para dar testimonio de su violación, disuaden el ejercicio de acciones violentas directas (Eguren, 2000). El acompañamiento es otra forma de intervenir para disuadir o detener la violencia que va más allá de la presencia y de la observación, ya que implica identificar posibles objetivos de ataques violentos y comprometerse en su protección de forma activa, permaneciendo a su lado, compartiendo en muchos casos su sufrimiento y proporcionando testimonio (Mahony y Eguren, 1996: 18). Con su trabajo, los acompañantes limitan las acciones que los agresores pueden llevar a cabo dentro de lo que consideran como "costes aceptables". Esta protección puede ejercerse sobre grupos vulnerables (retornados, comunidades amenazadas, etc.) o sobre individuos que son objeto de amenaza (defensores de derechos humanos, líderes indígenas, etcétera).

También existen actividades de peacekeeping centradas en la instauración de espacios seguros para limitar la expansión de la violencia. Una de estas herramientas es la creación de zonas de amortiguación entre las partes en conflicto, áreas desmilitarizadas que sirven para separar a grupos opuestos, evitando que exista contacto físico entre ellos. En este espacio neutral pueden operar ciertas reglas para crear confianza entre las partes con la intención de prevenir una escalada del conflicto (Smith, 2003). Cuando la intención no es tanto separar a las partes en conflicto como impedir que la violencia afecte a espacios concretos, como regiones o ciudades, y a la población que los habita, podemos hablar de zonas de paz (López y Jiménez, 2004: 1190).

Aunque la principal idea de peacekeeping sea la de separar a las partes en conflicto, hay algunas de sus actividades que contemplan lo contrario, el acercamiento entre ellas. Así encontramos la puesta en práctica de medidas para la creación de confianza y la facilitación de las comunicaciones entre las partes (Schirch, 2006: 39). Estas herramientas requieren la presencia de una parte externa que proporcione información en la que puedan confiar los actores envueltos en el conflicto, que conduzca la mediación y las negociaciones entre ellos, que mantenga abiertos canales de comunicación entre las partes y que pueda supervisar el cumplimiento de los acuerdos alcanzados.

 

Actividades de peacemaking para la construcción de y acuerdos pacíficos

Bajo el concepto de peacemaking se pueden clasificar aquellas acciones orientadas a la búsqueda de una solución negociada, un acuerdo, que ponga fin a un conflicto violento entre gente, grupos o naciones (Burgess y Burgess, 1997: 236-237). Es una estrategia asociativa que trata de reunir a las partes enfrentadas para implicarlas en un diálogo activo que posibilite no solamente el fin de la violencia directa sino también las causas que la sostienen. Tradicionalmente, este trabajo ha pertenecido a la esfera político-diplomática, y por ello, los negociadores y mediadores eran diplomáticos u otras figuras públicas con la autoridad suficiente para inspirar respeto a los actores implicados en un conflicto. Sin embargo, siempre ha existido un lado no oficial en este trabajo, en el que prestigiosos individuos y organizaciones de la sociedad civil se han implicado en procesos de peacemaking. Así, en la actualidad los intentos de peacemaking y de resolución de conflictos implican a diferentes tipos de agentes (organizaciones internacionales, estados, ONGs, individuos), se dirigen a distintos grupos (líderes de las partes, élites, gente corriente), y varían en la forma, en la duración y en el propósito (Miall et al., 2005: 168).

Las actividades que realizan las intervenciones internacionales noviolentas para apoyar el diálogo entre las partes en conflicto se orientan tanto hacia los procesos de resolución de conflictos como a los de reconciliación entre las comunidades enfrentadas. A continuación se hará un repaso de las herramientas que este tipo de intervenciones utilizan, adaptando los trabajos de Fisher, y de Wallis y Junge (Fisher, 2001: 10-11; Wallis y Junge, 2002: 10-13).

Así, una de las herramientas que pueden ser catalogadas dentro de la categoría de actividades de peacemaking es la conciliación o buenos oficios. En ella, agentes externos en los que las partes en conflicto confían, les proporcionan vías de comunicación para entablar contacto, rebajar la tensión y comenzar las negociaciones. En los momentos iniciales del proceso de resolución del conflicto, estas intervenciones pueden contribuir a la apertura de oportunidades para el diálogo, reuniéndose con las distintas partes y contribuyendo al establecimiento de las posibilidades y opciones para negociar. Además, la asesoría y la formación en gestión noviolenta de conflictos proporcionan herramientas a las partes implicadas en el conflicto para la resolución creativa de sus problemas, mediante comunicación y análisis, haciendo uso de habilidades en relaciones humanas y de la comprensión socio-científica de las causas y de las dinámicas del conflicto.

Las acciones de intervención internacional noviolenta también pueden estar dirigidas a la mediación entre las partes en conflicto. Estos mediadores pueden ayudar a las partes a alcanzar el objetivo de un acuerdo negociado entre ellas, mediante el uso de la razón, la persuasión, el control de la información y la sugerencia de alternativas. Además, las intervenciones llevan a cabo acciones de observación, ya sea para la supervisión del comportamiento de los actores implicados en el proceso de negociación, la verificación del cumplimiento de los acuerdos alcanzados o para analizar la evolución del conflicto y alertar de situaciones que puedan conducir a una nueva escalada de la violencia.

Otras actividades que las intervenciones internacionales noviolentas realizan en el área de peacemaking son las que inciden en el proceso de reconciliación, fomentando las acciones que atraviesan las divisiones y las líneas que separan a las partes en conflicto. Es un trabajo que tiene dos perspectivas: la actuación directa sobre los afectados, mediante el desarrollo de talleres y programas; y la formación de las organizaciones locales para la construcción de capacidades locales, de modo que sean los activistas de las propias comunidades quienes puedan desarrollar y sostener el proceso. Así, las intervenciones se pueden dirigir a la mejora de las relaciones comunitarias mediante programas de integración a través del deporte, de actividades culturales, de proyectos escolares o del empleo, que posibiliten a las diferentes comunidades a interactuar y cambiar sus respectivas percepciones. También trabajan en el área de la reducción de los prejuicios existentes hacia el otro y en el empoderamiento de grupos vulnerables como jóvenes o mujeres y minorías religiosas o étnicas, y llevan a cabo acciones en el campo de la ayuda psicosocial postrauma.

 

Actividades de peacebuilding: para la transformación de los conflictos

El propósito de estas acciones es conseguir una paz duradera mediante el restablecimiento o el normal desarrollo de relaciones pacíficas entre la gente, sus organizaciones y sus sociedades (Burgess y Burgess, 1997: 232-233). La construcción de una paz duradera implica cambios a largo plazo que conviertan un sistema violento en un sistema basado en la paz positiva; es un proceso que se enfoca hacia la transformación de las actitudes y estructuras socioeconómicas negativas intentando superar las causas de los conflictos, mediante el fortalecimiento de todos aquellos elementos que sean capaces de reconciliar a las partes en conflicto, modificando las diferentes dimensiones del mismo.

El concepto de peacebuilding puede integrar los tipos tradicionales de diplomacia (Track I, II y III) y las distintas estrategias para la gestión de conflictos (arreglo, resolución y transformación de conflictos) (Checa y Ghica, 2007). De esta manera, la construcción de la paz supone: 1) el arreglo pacífico de disputas, donde actúan la diplomacia y los actores de nivel I; 2) la resolución de conflictos, que implica el trabajo de la diplomacia y de los actores de nivel I y II; y 3) la transformación de conflictos, donde participan la diplomacia y los actores de nivel III. Estas relaciones entre estrategias y cada una de las diplomacias pueden ser conceptualizadas verticalmente, donde cualquier modificación puede también producir cambios en las otras (Lederach, 1997).

Dada la amplitud de la tarea que supone la construcción de paz, y de los actores y estrategias que pueden participar en ella, es fácil imaginar que en este ámbito de la gestión de conflictos es donde las intervenciones internacionales noviolentas han tenido tradicionalmente mayores oportunidades. Sus acciones se pueden ordenar de acuerdo con las causas de los conflictos que pretenden afectar. Así encontramos cinco áreas donde estas intervenciones trabajan para la construcción de paz: económica, política, social, cultural y de seguridad (Wallis y Junge, 2002: 13-18).

Las partes externas pueden contribuir a la corrección de los desequilibrios económicos visibles entre diferentes grupos sociales mediante programas de construcción, reconstrucción y rehabilitación que se dirijan a la satisfacción de las necesidades humanas básicas. Si esta intervención se produce después de un conflicto armado, puede participar en proyectos de suministro de ayuda de emergencia y de reconstrucción de infraestructuras, así como en la atención a los refugiados. Además, pueden participar en la puesta en marcha de proyectos para contribuir al desarrollo sostenible de las sociedades en las que actúan.

Las actividades de las intervenciones internacionales también se dirigen hacia el área política. Pueden proporcionar asesoría y formación en el campo de la administración civil y de la justicia, así como trabajar en la observación del funcionamiento de ambos. Otras acciones se centran en la promoción del buen gobierno y en la organización y supervisión de elecciones. En el caso de los derechos humanos, su trabajo abarca desde la observación, la investigación y la información hasta la promoción de una conciencia pública sobre ellos.

Otra área de trabajo es la del desarrollo de una sociedad civil activa y organizada, con el apoyo a la construcción de capacidades que empoderen a los grupos y a los individuos que trabajan por cambio social con medios pacíficos, el desarrollo de medios comunicación independientes y el desarrollo comunitario. Junto a ello, la promoción de una cultura de paz y la formación en la gestión noviolenta de los conflictos son campos donde las intervenciones internacionales noviolentas están trabajando intensamente.

La última área de trabajo es aquella que tiene que ver con la seguridad. En un contexto con altos niveles de violencia o después de haberlo sufrido, las partes externas pueden contribuir a su mejora, en primer lugar, mediante la protección de la población civil de la amenaza directa de la violencia. Además, pueden participar en la reforma de las fuerzas de seguridad para convertirlas en representativas, imparciales y libres de interferencias políticas. También colaboran en programas de desminado y en programas de desarme, desmovilización y reintegración.

 

Conclusiones

La proliferación de intervenciones internacionales noviolentas en los últimos años ha sido creciente, evidenciando que su trabajo para la transformación de conflictos se está expandiendo, profesionalizando y adquiriendo más recursos para implicarse en procesos de transformación de conflictos a largo plazo. A pesar de poseer algunas fortalezas que los actores más tradicionales no tienen, no debemos olvidar que también presentan significativas limitaciones, como la crónica falta de recursos tanto humanos como financieros, unas infraestructuras inadecuadas, pobres comunicaciones, unas limitadas oportunidades de formación, la poca atención que le prestan los medios de comunicación, el escaso conocimiento que el público general tiene sobre estos esfuerzos, y una recurrente incapacidad estratégica para establecer unos objetivos claros y precisos para conseguir con la intervención.

Sin embargo, como hemos tratado de exponer en este artículo, las intervenciones internacionales noviolentas para la transformación de conflictos se están posicionando como una herramienta alternativa a los medios militares y al uso de la fuerza para la intervención en situaciones de conflicto con altos niveles de violencia. Buena muestra de ello es que las organizaciones que desarrollan estas intervenciones, a las que se ha caracterizado como civiles, noviolentas, internacionales, de base, defensoras de la justicia y constructoras de paz, pueden participar con una notable eficacia en las diferentes estrategias utilizadas por el sistema de Naciones Unidas para la gestión de los conflictos, ya sea en la prevención de conflictos, en peacekeeping, en peacemaking o en peacebuilding, llevando a cabo las mismas labores que otros actores pueden realizar. Dado que su trabajo está siendo cada vez más reconocido por la comunidad internacional, su futuro es muy prometedor.

 

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Notas

1 Siguiendo a Mary Kaldor, la sociedad civil es un concepto que se puede entender como el escenario de acciones voluntarias colectivas alrededor de intereses, propósitos y valores compartidos, que se encuentra en el espacio existente entre las esferas política, económica y privada (Kaldor, 2003b).

2 Galtung (2003) identifica la existencia de tres tipos de violencia: directa, estructural y cultural.

3 Las formas de intervención internacional noviolenta identificadas por Burrowes se distinguen unas de otras por la intención que guía sus acciones. Así establece nueve tipos distintos: acciones y campañas noviolentas locales; acciones de movilización; ayuda humanitaria no-violenta; reconciliación y desarrollo noviolento; acompañamiento y testimonio noviolento; intercesión noviolenta; solidaridad noviolenta; interposición noviolenta; e invasiones no-violentas (Burrowes, 2000: 51-65).

4 Este trabajo vino a clasificar las actividades de la Organización de las Naciones Unidas en el campo de la gestión de crisis y conflictos en las siguientes estrategias: diplomacia preventiva, peacekeeping, peacemaking y peacebuilding (Boutros-Ghali, 1992).

 

Información sobre el autor

Diego Checa Hidalgo. Licenciado en Historia por la Universidad de Granada. Especializado en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales y diplomado en Estudios Avanzados por la Universidad Complutense de Madrid. Es investigador del Departamento de Historia Contemporánea y del Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada, España. Sus áreas de investigación son la acción exterior de la Unión Europea, la historia contemporánea de los Balcanes y los nuevos roles que la sociedad civil está desarrollando en la transformación de los conflictos actuales. Publicaciones recientes: "Gestión civil de conflictos en la Unión Europea. Una oportunidad para los cuerpos civiles de paz europeos", en Ciudadanos en pie de paz, Granada (2008); Experiencias de Integración, Inmigración y Radicalización del Islam, Granada (2008); junto con Mario López Martínez, "La sociedad civil en misiones de paz: del peacekeeping al peacebuilding", en Los desafíos de las Fuerzas Armadas en el siglo XXI, Granada (2008).

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