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Convergencia

On-line version ISSN 2448-5799Print version ISSN 1405-1435

Convergencia vol.18 n.55 Toluca Jan./Apr. 2011

 

Artículos científicos

 

Migración y desarrollo en el noroeste de Michoacán, 1995-2005

 

Migration and development in northeastern Michoacan, 1995 - 2005

 

Teodoro Aguilar-Ortega

 

Universidad Nacional Autónoma de México, México. Correo electrónico: teo_aguilar@humanidades.unam.mx

 

Recepción: 19 de marzo de 2009.
Reenvío: 19 de mayo de 2010.
Aprobación: 21 de mayo de 2010.

 

Abstract

The objective of this paper is to perform a review on the migration phenomenon and its impact on regional development in northwestern Michoacan. The study is based on a comparison of intensity levels of migration, marginalization and human development and evolution in ten years as from 1995. The region Lerma-Chapala has suffered a steady decrease in population as of the last decade of the XX century, which speaks of the importance of this phenomenon. Moreover, while there is a direct relationship between migration and human development a dynamic economy which makes this region less dependent on remittances has not been generated.

Key words: migration, remittances, location, development, Michoacán.

 

Resumen

Este trabajo tiene como propósito hacer una revisión sobre el fenómeno migratorio y sus efectos en el desarrollo regional del noroeste de Michoacán. El estudio se basa en la comparación de los índices de intensidad migratoria, marginación y desarrollo humano, y su evolución en diez años a partir de 1995. La región Lerma-Chapala, ubicada en el noroeste de Michoacán, ha sufrido un despoblamiento constante a partir de la última década del siglo pasado, lo cual nos habla de la importancia de este fenómeno. Por otra parte, si bien hay una relación directa entre la migración y el desarrollo humano, no se ha podido generar una dinámica económica que haga menos dependiente de las remesas a dicha región.

Palabras clave: migración, remesas, región, desarrollo, Michoacán.

 

Introducción1

La migración ha sido un elemento cotidiano de los habitantes del noroeste de Michoacán2 y, en general, de la entidad. Esto tiene como causa principal la falta de una dinámica económica que genere las opciones laborales y de ingreso que la población demanda, lo cual ha promovido el despoblamiento constante de muchas localidades y municipios. Un elemento adyacente a la migración es la captación de remesas que las familias reciben, pues el fenómeno mencionado tiene como objetivo principal la búsqueda de ingresos que ayuden a escapar de la pobreza. Sin embargo, estas trasferencias han provocado una dependencia que impide romper el círculo vicioso de la pobreza y perpetúa el fenómeno migratorio, el cual se ve reforzado por las redes de migrantes que la promueven. Sin duda, hay una relación directa entre migración, marginación y desarrollo humano; tanto que aquellos municipios con los menores niveles de desarrollo y con una existencia importante de marginación son aquellos que tienen las más altas tasas de expulsión de población.

Ante la importancia de este fenómeno para el país, en el presente trabajo se hace un análisis sobre migración, remesas y desarrollo en el noroeste de Michoacán, tomando como indicadores: marginación y desarrollo humano. La metodología usada es un comparativo de datos estadísticos del índice de intensidad migratoria y su relación directa entre los índices de marginación y de desarrollo humano. El objetivo principal es examinar los factores que determinan la migración, el consecuente envío de remesas y la relación entre éstas y su impacto en el desarrollo en la región Lerma-Chapala de Michoacán. Al observar los indicadores de desarrollo humano, encontramos que si bien el noroeste michoacano cuenta con buenos o altos niveles de desarrollo,3 la migración sigue siendo una constante; en este sentido, no existe pobreza extrema debido a la recepción de remesas.

 

Consideraciones sobre la migración

La migración, según el Consejo Nacional de Población (Conapo), es el movimiento de la población a través de una frontera específica con la intención de adoptar una nueva residencia; estos movimientos pueden ser definitivos o temporales, voluntarios o forzados, e internos o internacionales. Este fenómeno es un componente muy importante y en ocasiones determinante del cambio poblacional (Conapo, 2008: 15). En la actualidad ningún país es ajeno a este fenómeno, sea como receptor o expulsor de migrantes, o simplemente como zona de tránsito o de paso. México no escapa a esta dinámica global y actualmente forma parte de los países con mayor migración en el mundo. Las estadísticas sobre migración señalan que es el tercer país con mayor pérdida anual neta de población por efecto de este fenómeno, solamente detrás de China y la República Democrática del Congo (Conapo, 2004: 18). La pérdida conjunta de población de las tres naciones ascendió a más de 300 mil personas en el quinquenio 1995-2000.

Oficialmente en 1965 se contabilizaban 75 millones de migrantes internacionales en todo el planeta, para el año 2005 esta cifra llegó a 191 millones,4 es decir, en 40 años se incrementó en 155% (Conapo, 2008: 16); o en otras palabras, tuvo un crecimiento porcentual promedio anual de 2.4%. El grueso de esta migración internacional tiene como destino los países desarrollados, los cuales en 2005 recibieron 75% de los migrantes. Los Estados Unidos siguen siendo el destino principal al recibir a 20% del total; en el año 2005 acogió más de 38 millones de personas bajo esta modalidad (ONU, 2006: s/p).

El desplazamiento de personas entre distintos países responde a diversos factores, aunque el determinante más significativo es el desigual nivel de desarrollo y calidad de vida entre las naciones expulsoras y receptoras. En general, los países receptores de la mayor proporción de migrantes son aquellos que cuentan con una dinámica económica que crea condiciones propicias para mantener una creciente demanda de empleos, además de contar con niveles de vida superiores al del país expulsor. Si bien los migrantes buscan oportunidades laborales que no hallan en sus lugares de origen,5 una de las razones para emigrar es la existencia de una demanda creciente de este tipo de trabajadores en otro país. Es decir, se trata de una doble dependencia, los países expulsores necesitan de los mercados de trabajo externos para colocar a sus trabajadores que no cuentan con oportunidades laborales en sus lugares de origen, y los países receptores demandan esta mano de obra barata en ciertos sectores económicos.

La migración internacional ha sido beneficiada por los avances en los medios de comunicación y transporte, que han disminuido los tiempos de recorrido y los costos. Además, la migración también es promovida por las redes de migrantes que facilitan conseguir empleo en el lugar de destino y que muchas veces financian el traslado. Esto permite que el sistema se mantenga, pues los primeros migrantes facilitan posteriormente el viaje de otros y los ayudan a conseguir empleo, y así sucesivamente. Por ello se observan dos factores principales que favorecen o han contribuido a estimular los movimientos internacionales de trabajadores (Tuirán, 2002: 77):

1. La creciente expansión de las comunicaciones y el transporte, y la declinación de sus costos.

2. La importancia de las redes sociales y familiares de alcance trasnacional, cuyo funcionamiento ha contribuido a propiciar que los trabajadores migrantes respondan con cierta rapidez a oportunidades que se originan en países vecinos o distantes.

En México, el modelo neoliberal implementado a partir de 1982 ha fortalecido la migración internacional al provocar el desmantelamiento de las cadenas productivas internas,6 lo cual ha contribuido al estrechamiento del mercado laboral y a un incremento en el desempleo. Las políticas impuestas por dicho modelo impiden un desarrollo humano desde los propios intereses y necesidades de todas las sociedades (Bassegio, 2008: 435). Como ejemplo, en el año 2009, 534,725 mexicanos cambiaron su residencia al extranjero, ello significa que por cada uno de los 365 días de ese año partieron de México 1,465 migrantes (La Jornada, 19 de abril de 2010: 27).

La mayoría de los mexicanos que salieron del país se encuentran entre los 20 y 30 años, la etapa más productiva [...] los motivos económicos figuran entre las principales causas que determinan los cambios de residencia; para el grupo de jóvenes, éstas incluyen la búsqueda de mejores oportunidades de empleo y mejoras salariales. Otro elemento que estimula los movimientos migratorios es el conjunto de redes familiares y sociales establecidas en los lugares de destino, las cuales actúan como facilitadoras de este fenómeno (Ídem).

Otro de los alicientes a las migraciones de trabajadores mexicanos a los Estados Unidos es la posibilidad de encontrar trabajo en dicho lugar; por ejemplo, en 2003 se observa que para personas residentes en Estados Unidos mayores de 15 años y nacidas en México, la oportunidad de hallar un empleo en ese país era de 69.1% (Conapo, 2005). Este porcentaje es mucho más alto que en nuestro país donde en la última década no se han generado empleos. Todo ello ha contribuido a que la población de origen mexicano residente en el país del norte se haya incrementado exponencialmente, y que los mexicanos constituyan el primer grupo nacional de población inmigrante en los Estados Unidos (Bassegio, 2008: 435).

La migración en el noroeste de Michoacán tiene su principio, por ejemplo la falta de oportunidades laborales y la mala calidad de vida en su localidad de origen.7 Además, la relativa cercanía geográfica ha propiciado que el principal destino de los trabajadores mexicanos sean los Estados Unidos, tanto que durante la segunda mitad de la década de 1990 el flujo migratorio promedio anual de los mexicanos fue del orden de las 360 mil personas (Mendoza, 2006: 125). Para el primer lustro del presente siglo esta cifra se incrementó a 500 mil migrantes anuales. La migración de trabajadores michoacanos se ve facilitada por la existencia de redes de amigos, parientes y paisanos que en su mayoría prestan o donan dinero al migrante para desplazarse de su lugar de origen a los Estados Unidos.8 Conapo señala que las causas principales que motivan la migración internacional de mexicanos hacia Estados Unidos son (Conapo, 2008: 15):

• Factores vinculados con la oferta-demanda de fuerza de trabajo.

• Factores asociados con la demanda-atracción.

• Factores sociales que ligan a los migrantes con la familia, los amigos, las comunidades de origen y las de destino.

Las cifras oficiales señalan que poco más de 370 mil michoacanos salieron rumbo a los Estados Unidos en la década de 1990-2000, es decir, en diez años 11 de cada cien migrantes eran michoacanos (López, 2007: 103). Del total de los 113 municipios que conforman Michoacán, 71 son de "alta" y "muy alta" intensidad migratoria; 34 de ellos registran una intensidad "media" y solamente ocho cuentan con una intensidad "baja". Ninguno de los municipios de la entidad se contabiliza con intensidad "muy baja" (Conapo, 2004: s/p). Esto explica el hecho de que la entidad tenga un grado de intensidad migratoria catalogado como "muy alto"; es la segunda entidad,9 solamente detrás de Zacatecas, que más población pierde por este concepto. Para el año 2003 la población residente en los Estados Unidos y nacida en Michoacán era de un millón 59,366 personas (Presidencia, 2006: s/p). Si para ese año la población estimada en toda la entidad era de cuatro millones de habitantes, entonces una cuarta parte de los michoacanos vivían en el país del norte.

 

Migración en el noroeste de Michoacán

Los municipios del noroeste michoacano están agrupados en la región Lerma-Chapala, una de las diez regiones que estableció la Secretaría de Planeación y Desarrollo (Seplade) del gobierno de Michoacán (de ahí que usaremos como sinónimos, sólo en este trabajo, noroeste de Michoacán y región Lerma-Chapala). Está ubicada en el noroeste de la entidad y comparte la ribera de la laguna de Chapala con Jalisco. La importancia estratégica de esta región radica en servir de enlace entre cuatro entidades: Michoacán, Jalisco, Guanajuato y Colima. Está conformada por 17 municipios (Seplade, 2004: 55): Briseñas, Chavinda, Cojumatlán de Régules, Ixtlán de los Hervores, Jacona, Jiquilpan, Marcos Castellanos, Pajacuarán, Purépero, Sahuayo, Tangamandapio, Tangancícuaro, Tlazazalca, Venustiano Carranza, Villamar, Vista Hermosa y Zamora. La región Lerma-Chapala de Michoacán se integró con el objetivo principal de crear programas de fomento y promoción del desarrollo económico. Los lineamientos generales para hacer la agrupación se basan en el principio de una región plan o programa (Aguilar, 2007: 2).

Según el II Conteo General de Población y Vivienda 2005 (INEGI, 2007), la región Lerma-Chapala de Michoacán en ese año estaba habitada por 525,852 personas, mientras que en 1995 había 535,131; esto significa que ha habido un despoblamiento. Según esos datos, la región perdió más de nueve mil habitantes en este periodo. Pero si hacemos un pequeño ejercicio matemático sobre la población actual e incluimos un análisis sobre el crecimiento natural de la población, observamos que en esta región la población disminuyó en más de 65 mil personas en esos diez años (véase cuadro 1). Es decir, 6,500 personas abandonaron la región Lerma-Chapala cada año, o que en cada uno de los 365 días del año 18 personas partieron de la región.

Si bien la población en la región Lerma-Chapala para 2005 era de 525,852 personas y contaba con una Población Económicamente Activa (PEA) de 173,889 individuos, los datos oficiales señalan que 98% de esta PEA se encontraba ocupada; en otras palabras, 32% del total de la población cuenta con un trabajo. Estas cifras pueden tener dos significados. El primero de ellos es que este equilibrio entre oferta y demanda laboral es resultado de la migración de trabajadores, es decir, existe un equilibrio porque el excedente de mano de obra ya no está en la región. Pero, por otro lado, un segundo significado es que la migración en la región no tiene como eje principal la falta de oportunidades laborales, más bien se evidencia la idea de que la migración es motivada por un ingreso insuficiente. En este sentido, la causa fundamental de la migración en la región es la búsqueda de un ingreso superior para complementar el ingreso familiar y tener la capacidad de adquirir bienes que de otra manera sería imposible conseguir (véase cuadro 2). Esta idea se ve reforzada por el hecho de que 60% de los habitantes de la región Lerma-Chapala de Michoacán recibe como máximo dos salarios mínimos mensuales (alrededor de tres mil pesos mensuales para una familia de seis miembros en promedio), lo cual implica que cada miembro dispone en promedio de 500 pesos mensuales, algo así como 17 pesos diarios, para satisfacer sus necesidades básicas. Sea la causa que fuere, por falta de empleo o insuficientes ingresos, la expulsión de población en la región en los años estudiados es alarmante.

Para analizar la expulsión de la población, el Conapo utiliza el Índice de Intensidad Migratoria que sirve para determinar el grado e intensidad del fenómeno migratorio en cada lugar.10 Los datos sobre la intensidad migratoria en la entidad dan cuenta que 63% de los municipios está catalogado como de "alta" y "muy alta" intensidad; es decir, dos de cada tres municipios michoacanos se encuentran en este rango. El 30% de ellos se ubica en el grado de intensidad "media" y solamente 7% de ellos cuenta con un grado de migración "bajo". Como mencionamos antes, ninguno aparece con un grado de intensidad "muy bajo" (véase cuadro 3). Estas cifras permiten entender el porqué la región Lerma-Chapala tiene un grado "alto" intensidad migratoria, con un promedio regional de este indicador de 1.4 (para la entidad dicho promedio es de 1.2). También resulta notorio que 70% de los municipios que conforman la región presentan un grado "alto" o "muy alto" de intensidad migratoria, de ahí las grandes cifras sobre expulsión de la población.

De entre los municipios que cuentan con un grado de migración "muy alto", se encuentran Pajacuarán, Ixtlán, Chavinda, Tlazazalca y Villamar, en ese orden (Conapo, 2002, s/p); cada uno con un índice muy elevado: del 2.8, 2.6, 2.4, 1.91 y 1.9, respectivamente (el mayor índice en la entidad lo tiene el municipio de Morelos con 4.5). Los municipios que se catalogan como de "alta" migración representan 41% del total de la región Lerma-Chapala, ellos son: Venustiano Carranza, Cojumatlán de Régules, Marcos Castellanos, Purépero, Tangancícuaro, Jiquilpan y Briseñas. Tres municipios considerados como netamente rurales presentan grados "muy altos" de intensidad migratoria: Ixtlán, Tlazazalca y Villamar.11 Los otros dos catalogados con ese índice de migración: Chavinda y Pajacuarán, tienen porcentajes de población rural de 47 y 36%, respectivamente. En la región Lerma-Chapala hay cuatro municipios que no cuentan con ninguna localidad urbana, otros cuatro tienen un promedio cercano a 50% entre población urbana y rural; por lo que en total ocho municipios de la región son netamente rurales (Aguilar, 2007: 6).

Al relacionar los datos sobre migración y urbanización, observamos que Sahuayo, que cuenta con el segundo mayor centro poblacional de la región Lerma-Chapala y es un municipio netamente urbano, cuenta con un grado "medio" de intensidad migratoria. Por otra parte, para la región, el municipio con menor índice migratorio es Vista Hermosa, en donde solamente 9% de los hogares recibe remesas. En contraste, el de mayor índice migratorio es Pajacuarán, con 2.8, seguido muy de cerca por Ixtlán, con 2.6 y Chavinda, con 2.4.

 

Transferencias y remesas

Un factor asociado con la migración es la recepción de remesas que las familias de los migrantes reciben en forma periódica. Estas transferencias son un elemento fundamental para mejorar la calidad de vida de los hogares receptores. México se ubica solamente detrás de la India entre los países receptores de remesas, ya que pasó de percibir 2,492 millones de dólares en 1990 a 23,54 millones en 2006 (la India contabilizó 25 mil millones ese año); en 15 años las remesas crecieron en más de 800% (Conapo, 2008: 21), es decir, tuvieron un crecimiento promedio anual de 16%. En el caso particular de las trasferencias que los trabajadores michoacanos envían a sus familias son de suma importancia para la economía doméstica, pues para muchas de ellas son la única fuente de ingreso. En algunos casos aquéllas les permiten acceder a bienes de consumo duradero que de otra manera estarían fuera de su alcance. Más aún, existen familias cuyo único ingreso es el que les envían sus parientes desde el extranjero. Incluso, en promedio para Michoacán, uno de cada tres hogares que reciben remesas constituyen su único ingreso monetario (Conapo, 2002: s/p).

En términos generales, las remesas representan, en promedio, prácticamente la mitad de los ingresos monetarios corrientes para esos hogares (Tuirán, 2002: 85). Su importancia es fundamental para los hogares receptores, pues ayudan a incrementar el ingreso de las familias, sirven para la compra de bienes de consumo, y además tienen un efecto positivo y directo sobre el ahorro y la inversión. Los datos oficiales del Conapo (2005) señalan que 21% de los hogares michoacanos que reciben estos ingresos les ayudan a mejorar el nivel de vida de sus integrantes, ya que les permite acceder a más y mejores bienes y servicios.12 No solamente son utilizadas para financiar el consumo básico de las familias, también son una fuente relevante de recursos para desarrollar proyectos en beneficio de la comunidad. Hay dos formas de realizar obras sociales a través de este tipo de transferencias:

• Una es para construir o mejorar algún tipo de infraestructura en beneficio de la sociedad y en donde los migrantes o clubes de migrantes se ponen de acuerdo para desarrollar dicha obra. Ejemplo de éstas son las remesas para llevar a cabo la fiesta patronal o comprar algún activo que la comunidad necesita como una bomba de agua, construir una presa o hacer canales de riego.

• La otra es para usarse en convenio con el gobierno a través del programa tres por uno, mediante el cual por cada peso que donan los migrantes, los tres niveles de gobierno colaboran con un peso cada uno, de ahí el nombre de 3x1.13

Las remesas recibidas no han logrado romper el círculo vicioso de la pobreza,14 debido a que la mayor parte de ellas es utilizada por las familias para acceder a bienes de consumo básico y muy poco para inversión en actividades productivas. Sin embargo, como el mercado local se encuentra restringido, las actividades productivas no se pueden desarrollar de forma exitosa (Aguilar, 2007a: 2). Aunque las remesas tienen un efecto multiplicador en la economía local, regional, estatal e incluso nacional, que puede generar una dinámica positiva para reactivar y dinamizar el mercado laboral, además de contribuir a incrementar el ingreso y el gasto familiar, tienen un doble impacto (García, 2008: 15):

a) Su aporte al consumo familiar mejora el bienestar y la calidad de vida de las familias receptoras.

b) Este consumo de los hogares se traduce en un efecto multiplicador que fortalece la economía local, regional y nacional.

Si bien las remesas dinamizan la economía local, dicho dinamismo no es lo suficiente para crear un detonante económico que genere los empleos necesarios para aquellas personas que se incorporan al mercado laboral. De hecho, desde los años ochenta las remesas son utilizadas para la adquisición de los mismos bienes y servicios: alimentación, educación y salud, debido a que el promedio familiar mensual de recepción de remesas es de 300 dólares, cantidad insuficiente para destinar algún porcentaje al ahorro o emprender un negocio; el mayor porcentaje se destina a cubrir las necesidades básicas de la familia y una mínima parte para llevar a cabo un proyecto productivo (El Cambio de Michoacán, 30 de diciembre de 2006).

La inversión de las remesas en proyectos productivos es mínima, debido a que existe desconfianza de los migrantes y básicamente dan recursos para obra pública; sin lograr impactar de manera significativa el Programa 3x1 en la aplicación de las remesas para proyectos productivos; aunque hay interés de trabajar en dichos proyectos, éstos suelen ser muy costosos y persisten las diferencias entre migrantes y autoridades sobre dónde deben ir los recursos, los programas federales no han logrado hacer la diferencia (Idem).

Los recursos recibidos por las familias vía remesas se destinan en 82% al consumo básico, 8% al ahorro, 7% a la educación y sólo 3% a la inversión (Carrera y Rocha, 2009: 15); sin embargo, la inversión no sólo se refiere a los montos destinados para alguna actividad productiva, sino que en ella se agrupan todos los bienes duraderos adquiridos por las familias, como son vehículos automotores, televisores, lavadoras, muebles e inmuebles. De ahí que del 3% destinado a la inversión, una mínima parte sea para actividades productivas. El uso de las remesas también depende de las condiciones de las familias receptoras, las cuales destinan los mayores porcentajes de las mismas de acuerdo al ingreso familiar disponible. Pero no debemos olvidar que para 35% de los hogares michoacanos que reciben remesas, éstas son su única fuente de ingresos. Ello implica que por lo menos para estas familias las remesas sirven exclusivamente para subsistir.

 

Migración y desarrollo

Para analizar el desarrollo de la región Lerma-Chapala usamos el Índice de Desarrollo Humano (IDH),15 que es un indicador creado por la ONU a través del Programa para el Desarrollo (PNUD), que pretende evaluar lo que se identifica como desarrollo humano, que pondera la riqueza en términos monetarios con otros indicadores de bienestar como la esperanza de vida, el alfabetismo y la escolaridad, cuyo análisis puede realizarse por países, estados e incluso municipios. El concepto de desarrollo humano se ubica como un principio aplicable a toda la sociedad y es entendido como el aumento de las capacidades y su mejor uso, como una vida larga y plena. El IDH sirve para hacer comparativos a lo largo del tiempo en un mismo municipio o entre éste y otros. La relación entre migración y el IDH es tal que, en promedio para el país, la evidencia estadística disponible señala que cuatro de cinco municipios de "alta" o "muy alta" intensidad migratoria registran un índice de desarrollo humano que los coloca en el estrato alto o medio-alto, en contraste con dos de cada tres municipios de "baja" o "muy baja" intensidad migratoria que se ubican en esas mismas categorías (Tuirán, 2002: 86).

Si bien en la región Lerma-Chapala el grado de desarrollo humano es "medio alto" (solamente Morelia y Peribán cuentan con un grado "alto" de desarrollo humano), el índice entre los municipios varía en más de una décima (véase cuadro 4). En este caso, el mayor IDH lo presenta el municipio de Venustiano Carranza, con 0.78 unidades. En contraste, el menor nivel se observa en Tlazazalca, con solamente 0.67. El promedio regional se ubica en 0.73 unidades, lo cual determina que en promedio esta región cuenta con un grado "medio alto" de desarrollo (véase cuadro 4). Los municipios que presentan un índice inferior a la media regional son: Tlazazalca, Villamar, Tangamandapio, Cojumatlán de Régules, Pajacuarán, Chavinda, Ixtlán, Tangancícuaro y Vista Hermosa. Ahora, si relacionamos este indicador con el grado de intensidad migratoria observamos que todos ellos, excepto Tangamandapio y Vista Hermosa, tienen un grado de intensidad migratoria catalogado como "muy alto", lo cual fortalece la idea de que a menor desarrollo humano, mayor es la intensidad migratoria.

Caso contrario ocurre con los municipios que cuentan con un IDH superior a la media regional, en ellos se observa un Índice de Intensidad Migratoria inferior al promedio. Tal es el caso de Briseñas, Jacona, Jiquilpan, Purépero, Sahuayo, Zamora y Marcos Castellanos. Por ello las series estadísticas fortalecen la lógica económica que nos indica que las personas migran ante un bajo nivel de vida. A menor IDH existe un mayor índice de intensidad migratoria. Sin embargo, de esta lógica se sale el municipio de Venustiano Carranza, que cuenta con el mayor IDH en la región Lerma-Chapala (incluso se ubica en quinto lugar en la entidad, si agrupamos los municipios bajo este indicador), pero tiene un elevado Índice de Intensidad Migratoria, catalogado como "alto". La mayor parte de los municipios de la región Lerma-Chapala presentan una relación directa e inversa entre el IDH y la migración, es decir, a menor IDH, mayor es la migración (véase gráfica 1). Un análisis sobre el coeficiente de correlación señala que el grado de relación entre estas variables de los municipios de la región es de -0.4411;16 en otras palabras, a medida que el desarrollo humano se incrementa en una unidad, la migración disminuye en un 44%. Sin embargo, esto parece no corresponder a los municipios de Tangamandapio, Tangancícuaro y Vista Hermosa; en ellos, los indicadores de desarrollo humano no son concluyentes para explicar la migración.

Por su parte, la marginación es un término usado para determinar la ausencia de servicios básicos y de bienestar en los hogares: entre mayor en la ausencia de este tipo de bienes, mayor es la marginación.17 Mediante un análisis de este indicador se observa que de 1995 a 2005 hubo una disminución considerable de la calidad de vida de los habitantes de la región Lerma-Chapala, ya que dicho índice se incrementó en 3.5 décimas (cifra alta para esta clase de indicadores). El promedio regional bajó de -1.031 a -0.689,18 aunque el promedio regional la ubica, en ambos años, en un grado "bajo". En ese periodo, el aumento en la marginación regional promedio se explica por el hecho de que ningún municipio mejoró su posición respecto al dato anterior. Por el contrario, nueve municipios aumentaron su marginación. De los cuatro municipios que en 1995 contaba con un grado "muy bajo" (la máxima categoría que se puede alcanzar en este indicador), solamente Marcos Castellanos se mantuvo en 2005, aunque su índice bajó en tres décimas (véase cuadro 5). Los municipios que vieron disminuir su grado de marginación de "muy bajo" a "bajo" son Zamora, Sahuayo y Purépero. Esto resulta significativo debido a que estos tres municipios son netamente urbanos (con promedios mayores al 90% de población que habita en localidades catalogadas como urbanas). Más aún, solamente Purépero presenta un "alto" grado de intensidad migratoria, Sahuayo y Zamora tienen un grado "medio". Aquí los factores de marginación y urbanización no han jugado un papel fundamental para explicar la migración.

No obstante, pese al ejemplo anterior, la pérdida de población en la región Lerma-Chapala coincide con el incremento de la marginación en la mayor parte de los municipios, el 12% de la población de la región ha abandonado sus lugares de origen. Aunque si quitamos casos extremos representados por los municipios urbanos como Zamora, Jacona, Sahuayo y Tangamandapio, este promedio de pérdida de población sube a 27%, y la marginación promedio subió en cuatro décimas. En otras palabras, un aumento de la marginación promedio en la región de cuatro décimas ha significado una pérdida de población de 27% del total (véase cuadro 1). Dos municipios perdieron más de la mitad de su población en los diez años mencionados, Villamar con 57% y Tlazazalca con 51%. De ellos, Tlazazalca vio incrementada su marginación al pasar de un grado "bajo" a uno "medio", y perder casi siete décimas en su índice de marginación. Por su parte, si bien Villamar se mantuvo en el grado "medio", su índice bajó en casi cuatro décimas. Por ello se argumenta que una de las explicaciones al fenómeno migratorio en la región Lerma-Chapala es el incremento considerable de la marginación.

El coeficiente de correlación para estas variables en la región es de 0.5149, lo cual significa que a medida que aumenta la marginación en una unidad, la migración se dispara en 0.52 unidades. Ejemplo de ello son los municipios de Ixtlán y Pajacuarán, que presentan el mayor índice de intensidad migratoria en la región con 2.65 y 2.76, respectivamente (muy por encima del promedio regional que es de 1.4). A su vez, son dos de los municipios con mayor índice de marginación, lo cual explica, como ya mencionamos, sus elevados índices de expulsión de población (véase gráfica 2). Por su parte, los datos estadísticos sobre migración y marginación indican que si bien gráficamente no se observa el mismo grado de dependencia como entre el índice de intensidad migratoria y el IDH, sí se presenta una importante relación entre estas variables.

Los municipios de Tangamandapio, Tlazazalca y Villamar muestran los mayores índices de marginación, con -0.17, -0.22 y -0.25, respectivamente, y ubicados en los últimos lugares en la región Lerma-Chapala (véase cuadro 5). Tlazazalca y Villamar cuentan con un grado de intensidad migratoria catalogado como "muy alto". Marcos Castellanos se sale de esta lógica, ya que si bien cuenta con el menor índice de marginación en la región y en general en la entidad,19 su índice de intensidad migratoria se ubica por encima de la media regional. El análisis explica que la baja marginación en ese municipio obedece a la alta migración y la recepción, y al uso que se le da a las remesas en dicho lugar. Tangamandapio también es un caso especial, pues a pesar de contar con la mayor marginación regional, su grado de migración es "medio".

Los municipios considerados como de "alta" y "muy alta" intensidad migratoria se caracterizan por tener grados de marginación más bien bajos (López, 2007: 101), y la dispersión de su población o el tamaño de sus localidades parece no importar.20 En cuanto al porcentaje de población rural y urbana en la región Lerma-Chapala se observa que aquellos municipios netamente urbanos como Sahuayo, Zamora y Jacona son los que presentan un grado "bajo" de marginación y una intensidad migratoria "media"; por lo tanto, hay una relación directa entre el indicador de población urbana, la marginación y la migración. Empero, hay que tomar en cuenta que la marginación es un indicador netamente urbano, por eso las poblaciones rurales, casi en automático, están por debajo de la media.

Aquellos municipios catalogados como rurales, como son: Villamar, Tlazazalca, Ixtlán y Villamar, son los que cuentan con índices "muy altos" de intensidad migratoria. Excepto Briseñas, que a pesar de ser netamente rural tiene un grado "alto". Los cuatro municipios mencionados tienen un grado "medio" de marginación, y los tres primeros un grado "muy alto" de intensidad migratoria. Por su parte, Briseñas muestra un grado "alto" de este indicador. Estos datos confirman la lógica de que los municipios con mayores porcentajes de población rural son los que tienen mayores índices de expulsión de población, debido a su mayor grado de marginación. No obstante, Jiquilpan está fuera de esta lógica, pues al ser un municipio con 73% de población urbana, cuenta con un índice "alto" de intensidad migratoria y un grado "bajo" de marginación. En este caso, la alta migración y las remesas en Jiquilpan son una de las causas de la baja marginación.

Por otra parte, si bien la migración es un fenómeno que se asocia directamente y en la misma dirección con la marginación, en los últimos años las regiones michoacanas han comenzado a experimentar un proceso migratorio que responde a la búsqueda de elevar las condiciones de vida y no como causa principal la excesiva pobreza. En este sentido, las zonas de mayor intensidad migratoria no se caracterizan por ser las más marginadas, sino corresponden a regiones donde existe cierto dinamismo económico (López, 2007: 98); pero este dinamismo no es suficiente para mantener un mercado de trabajo que ofrezca las oportunidades laborales de quienes se van incorporando a él.

Hasta ahora no hay una región donde se pueda hablar de un desarrollo económico producto de las remesas, más bien lo que sí se puede afirmar es que hay un incremento de la calidad de vida de las familias receptoras de esas transferencias; pero su monto o forma de utilizarlas no genera una dinámica económica promotora del desarrollo. Por lo tanto, no hay evidencia que relacione fuertemente los niveles de bienestar con la migración pues hay localidades que a pesar de ser receptoras de una gran cantidad de remesas siguen viviendo en condiciones de alta marginación. En este sentido, el desarrollo está más en función de crear políticas de crecimiento económico y no con base en este tipo de recursos, que en su mayor proporción sirven para financiar el consumo básico.

 

Conclusiones

La marginación es un factor determinante para explicar la expulsión de población en el noroeste michoacano, lo cual nos habla de la búsqueda de una mejor calidad de vida como un aliciente a la migración. El IDH en la región está en función directa de las remesas, es decir, hay un grado "medio alto" de desarrollo humano, debido a la recepción de remesas que permiten mejorar en promedio la calidad de vida. Para el año 2000 se contabilizaban en la región Lerma-Chapala 124 mil hogares, de los cuales 18.5% recibe remesas periódicamente. Si el promedio de recepción de remesas es de 300 dólares mensuales, entonces tenemos un total aproximado de casi siete millones de dólares mensuales que ingresan a la región, vía estas transferencias; o lo que es lo mismo: 82.6 millones de dólares anuales (más de mil millones de pesos al tipo de cambio actual). Cantidad que ha sido insuficiente para reactivar el crecimiento económico regional.

Por lo tanto, como las remesas son utilizadas en un mayor porcentaje para completar el gasto familiar en bienes de consumo básico, es muy poco el dinero invertido en proyectos productivos. Esto significa que no se puede depender de este tipo de ingresos para promover el desarrollo del lugar de origen de los migrantes, ni siquiera para crear una dinámica económica que disminuya la migración. Para las familias significa mejorar su calidad de vida, ya que pueden destinar mayores ingresos a factores como la educación y a la adquisición de bienes duraderos como automóviles y electrónicos. Sin embargo, la realidad nos muestra que las remesas no han logrado crear un detonante económico para fortalecer el mercado laboral que demanda la fuerza de trabajo que se incorpora constantemente a causa del crecimiento natural de la población.

La migración de las personas disminuye la demanda en la región que, sin embargo, se ve compensada por la entrada de remesas en el mediano plazo. Las remesas incrementan la demanda regional, pero ya no hay capacidad de oferta ante la falta del factor trabajo; eso significa que tal demanda debe ser satisfecha con bienes y servicios producidos fuera de la región. Entonces, la falta de demanda causada por la migración se compensa con la entrada de remesas, pero el incremento de la demanda regional provocado por éstas no genera un dinamismo económico, por lo cual la demanda de fuerza de trabajo no sube, y esto, a su vez, es un detonante de las migraciones, cerrando el círculo vicioso mencionado.

Los mayores índices de marginación corresponden con aquellos municipios que más pierden población, ejemplo de lo anterior es el municipio de Zamora en donde existe un índice "bajo" de marginación y es uno de los que presentan menores tasas de migración. Por ello, las zonas más marginadas corresponden a las que presentan mayores índices de migración; en promedio, 12% de los habitantes del noroeste de Michoacán abandonó sus lugares de origen en busca de mejores opciones, debido al incremento en tres décimas de la marginación regional. Mientras, en 1995 la relación de intensidad migratoria de los municipios era: cuatro con grado "muy bajo", diez con grado bajo, y tres con grado medio. En 2005 hay nueve municipios con un grado medio, siete con grado bajo, y sólo uno con grado muy bajo. Mención especial merece Tlazazalca, que bajó de un grado "bajo" a uno "medio" de marginación, esa fue una de las causas de que 52% de su población abandonara el municipio. Por otra parte, solamente Marcos Castellanos se sigue manteniendo en la élite de los municipios con "muy baja" marginación en la entidad.

El noroeste de Michoacán perdió en diez años más de 65 mil habitantes, es decir, cada año abandonan esta zona más de 6,500 personas, lo que explica el índice "alto" de intensidad migratoria. En la región hay cinco municipios con un índice "muy alto", lo cual demuestra la idea de que en dichos lugares la única opción es la migración hacia el exterior. Esto ha significado, además de la pérdida de trabajadores en su edad más productiva, la desintegración familiar, la existencia de localidades habitadas por mujeres, niños y ancianos, la influencia cultural externa que modifica las costumbres de la población, tierras agrícolas que se van quedando abandonadas, entre muchas otras situaciones. No hay estudios sobre los efectos negativos, de carácter físico, mental o incluso de segregación social, sobre los niños, mujeres y ancianos que se quedan en sus lugares de origen mientras los hombres emigran hacia el exterior. La evidencia empírica en la región Lerma-Chapala indica que la tendencia migratoria continúa hasta este momento (2010) sin que exista un cambio radical en la situación regional. Los datos sobre migración en 2010 permitirán presentar los datos oficiales de este fenómeno en el noroeste michoacano, pero hasta el momento no hay elementos que generen un cambio en la dinámica económica que retenga a la población.

 

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NOTAS

1 Este documento forma parte del proyecto de investigación "Dimensiones multicausales del desarrollo territorial de la región Lerma-Chapala", del cual el autor de este documento es el responsable y que se está desarrollando en la Unidad Académica de Estudios Regionales de la UNAM, sede la Ciénega de Chapala, en Jiquilpan, Michoacán.

2 En este trabajo se usarán como sinónimos noroeste de Michoacán y región Lerma-Chapala de Michoacán, tal como se explica al inicio del apartado 3.

3 El Desarrollo Humano es un término asociado al Índice de Desarrollo Humano (IDH) creado por la ONU para medir el desarrollo en una cierta población en un periodo específico. Decir que una región cuenta con buenos niveles de desarrollo se refiere a que la población que en ella habita tiene una buena calidad de vida, medida en indicadores del IDH, como son esperanza de vida, educación e ingreso.

4 Esta cifra es impresionante si tomamos en cuenta que 191 millones de personas dejaron sus países de origen para residir en otra nación en 2005; es como si en un año toda la población de Brasil abandonara su país con destino a otro lugar.

5 Para los países receptores, estos trabajadores migrantes significan un incremento de su fuerza laboral o población económicamente activa, lo cual aumenta su competitividad internacional ante otras naciones desarrolladas; además, estos trabajadores indocumentados presionan los salarios a la baja al incrementar el ejército laboral de reserva. Prueba de ello es la gran cantidad de mexicanos en la economía informal de los Estados Unidos y sus bajos sueldos que han ayudado a mejorar la competitividad global de esa nación.

6 Ejemplo de lo anterior es el incremento desproporcionado de las importaciones de bienes intermedios que sustituyen la producción interna de este tipo de bienes.

7 Al respecto debemos mencionar que las barreras impuestas por los Estados Unidos a la entrada de indocumentados a su territorio ha significado un incremento en los costos de traslado de los trabajadores mexicanos migrantes sin documentos; esto significa que ahora es mucho más caro desplazarse al país vecino, y cada vez es más difícil que las familias pobres puedan emigrar por falta de recursos.

8 Sin embargo, los migrantes que no cuentan con redes sociales ni con los recursos necesarios para emigrar son los más vulnerables en el trayecto, y los que por lo general son extorsionados o explotados por las bandas de traficantes de personas o los que se pierden y fallecen en el camino hacia los Estados Unidos.

9 Las cinco entidades con un grado "muy alto" de migración, con sus respectivos índices son las siguientes: Zacatecas: 2.6; Michoacán: 2.1; Guanajuato: 1.4; Nayarit: 1.3; y Durango: 1.1.

10 El Índice de Intensidad Migratoria es usado por el Conapo para agrupar a los municipios de acuerdo con la intensidad con que se presenta este fenómeno en cada uno de ellos. Se crea a partir de cuatro indicadores básicos: el porcentaje de hogares que reciben remesas; el porcentaje de hogares con migrantes viviendo en los Estados Unidos en el quinquenio anterior; porcentaje de migrantes circulares en el quinquenio anterior (que van y vienen de Estados Unidos a México), y porcentaje de migrantes de retorno en el quinquenio anterior. Este índice agrupa en cinco grados a los municipios, según la incidencia del fenómeno.

11 En este trabajo consideraremos a la población urbana como aquella que habita en localidades con más de cinco mil habitantes, en contraste, aquellas localidades que cuentan con menos de cinco mil habitantes son catalogadas como rurales. En este sentido, los municipios que se catalogan como netamente rurales son aquellos que no cuentan con localidades urbanas o cuya población es mayoritariamente rural; aunque el Conapo, en el Sistema Urbano Nacional, clasifica a las zonas urbanas en tres rangos: ciudades pequeñas: de 15 mil a 100 mil habitantes; ciudades medianas: de 100 mil a un millón de habitantes; ciudades grandes: con más de un millón de habitantes.

12 Las remesas son recibidas por 1.6 millones de hogares mexicanos, de los cuales por lo menos la mitad tiene como única fuente de ingresos ese recurso. Si consideramos que las familias mexicanas cuentan con seis miembros en promedio, estamos hablando de que casi 10 millones de personas (aproximadamente 10% de la población) reciben remesas en nuestro país, y de ellas, por lo menos cinco millones cuentan con ese ingreso como única fuente (Conapo, 2002: s/p).

13 El programa 3x1 se crea con la finalidad de llevar a cabo proyectos sociales con un monto federal máximo de apoyo por proyecto de hasta $800,000.00 (ochocientos mil pesos 00/100 M.N.). Los proyectos son financiados de acuerdo con la siguiente mezcla: 25% corresponderá a la federación, 25% a los clubes u organizaciones de migrantes y el 50% restante a gobiernos estatales y municipales (Gobierno del estado de Michoacán, 2010: s/p).

14 El círculo vicioso de la pobreza significa que si en una economía la demanda agregada es muy restringida no permite incrementar la actividad productiva, por lo que la generación de empleos se ve acotada. Ello, a su vez, restringe el mercado laboral; por lo tanto, cada vez es más difícil encontrar empleo y, por consiguiente, contar con ingresos. Eso provoca que la demanda agregada se mantenga muy restringida. Así, el círculo se mantiene.

15 El cálculo del IDH se realiza a partir de tres variables, seleccionadas a partir de la definición de Desarrollo Humano, que miden la capacidad de gozar de una vida larga y saludable, medida a través de la esperanza de vida al nacer; de la capacidad de contar con el acceso a los recursos que permitan disfrutar de un nivel de vida digno y decoroso, medido por el PIB per cápita ajustado al poder adquisitivo del dólar en los EU; y por la capacidad de adquirir conocimientos, medida mediante una combinación del grado de alfabetismo de los adultos y el nivel de asistencia escolar; estas tres categorías son: esperanza de vida, logro educativo e ingreso.

16 El coeficiente de correlación mide la dependencia entre dos variables y permite conocer la relación positiva o negativa que existe en ellas.

17 El índice de marginación permite evaluar las entidades federativas según el impacto global de las carencias que padece la población, se construye a partir de nueve indicadores socioeconómicos que señalan el rezago o déficit que padecen las comunidades estudiadas; por ello, indican el nivel relativo de privación en el cual se encuentra la población en cada entidad federativa o municipio. Los nueve indicadores se presentan como porcentaje de la población residente para eliminar los sesgos generados por la diferencia del volumen de población en cada localidad. Los nueve indicadores utilizados en la construcción del índice de marginación son los siguientes: a) condición de alfabetismo; b) nivel de instrucción; c) vivienda con drenaje; d) disponibilidad de electricidad; d) disponibilidad de agua entubada; e) viviendas con hacinamiento; f) viviendas con piso de tierra; g) población en localidades rurales; h) ingreso por trabajo.

18 Debemos recordar que este dato, a medida que es más negativo, significa que existe menos marginación, y a medida que se vuelve positivo, la marginación está presente en mayor escala. El municipio con menor marginación en el país es la Delegación Benito Juárez, en la capital del país con un índice de -2.366. El municipio más marginado es Cochoapas el Grande, en el estado de Guerrero, con un índice de 4.499.

19 Solamente cuatro municipios en la entidad presentan el grado de marginación muy bajo: Morelia, Lázaro Cárdenas, La Piedad y Marcos Castellanos, en ese orden de mayor a menor.

20 Aunque en las zonas rurales es más difícil acceder a bienes y servicios, en caso de no habitar cerca de una zona urbana que cuente con esta clase de servicios, que por lo general solamente las grandes aglomeraciones poblacionales pueden ofrecer como son servicios médicos especializados, bancos, centros universitarios, entre otros. La falta de estos servicios incrementa la marginación de la población, al constituir una carencia más.

 

Información sobre el autor

Teodoro Aguilar Ortega. Doctor en Economía por la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador de tiempo completo de la Unidad Académica de Estudios Regionales de la Universidad Nacional Autónoma de México, Sede la Ciénega, Jiquilpan, Michoacán. Líneas de investigación: economía urbana y regional. Publicaciones recientes: junto con Margarita Camarena Luhrs, como coordinador, de Principios de estudio regional: espacios concluidos en red y regiones sin límite, México (2009); como coautor de "Cambio urbano. Problemas regionales en los procesos globalizadores", en Revista Carta Económica Regional, núm. 103, septiembre-diciembre, México (2009); autor de "Sistema urbano y desarrollo económico de la región Lerma-Chapala", en Antología de Estudios Territoriales. Fomento de los Estudios Territoriales en Iberoamérica, La Habana, Cuba (2009).

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