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Convergencia

versão On-line ISSN 2448-5799versão impressa ISSN 1405-1435

Convergencia vol.17 no.54 Toluca Set./Dez. 2010

 

Artículos científicos

 

El ethos del conductor del noticiario televisivo. Una comparación entre Francia y México

 

Carlos González Domínguez

 

Universidad Autónoma del Estado de México, México/cgdomin@hotmail.com

 

Recepción: 14 de enero de 2009.
Aprobación: 07 de junio de 2010.

 

Abstract:

In order to understand the rhetoric-narrative-discursive efficacy of the anchorpersons, the research is organized with regard to the concept of device. The methodological context is based on a classical rhetoric, textual analysis; the analysis of discourse and Peirce's semiotics. Based on these subjects and their corresponding methodologies, this research clarifies the articulation of the language components and the discursive effects of the words of the anchorperson. The research achieves to define a generic ethos on which the television news founds its credibility in an efficient way if the anchorperson demonstrates their ethical correctness to their viewers.

Key words: ethos, television news, television device, international comparison.

 

Resumen:

Para comprender la eficacia retórica-narrativa-discursiva del conductor del noticiario televisivo, el concepto de dispositivo permite describir y analizar el ethos del conductor, el cual se manifiesta a través de su enunciación. Basados en una perspectiva metodológica, construida por la retórica clásica, el análisis textual y del discurso, así como de la semiótica peirceana, abordamos la función comunicativa e informativa del ethos del conductor. Bajo una aproximación de comparación internacional, podemos identificar ethos nacionales y proponer un ethos genérico, el cual todo noticiario televisivo construye para presentarse, frente a sus telespectadores, creíble y, por consiguiente, suficientemente ético.

Palabras clave: ethos, noticiario televisivo, dispositivo televisual, comparación internacional.

 

Introducción

Trataremos el ethos1 del conductor2 del noticiario televisivo, refiriéndonos a cuatro: de Francia (TF1 y France 2) y de México (Televisa y TV-Azteca).3 Para comprender la eficacia retórica-narrativa-discursiva del conductor, hemos partido fundamentalmente de la noción de dispositivo.4 Esta noción, por su poder heurístico, permite efectivamente describir y analizar el ethos del conductor, en su aspecto comunicacional, manifestado específicamente en sus enunciaciones. A través de una perspectiva de comparación5 internacional, se identifican diferencias y similitudes que llevan a comprender las lógicas de cada contexto societal,6 en cuanto a los usos y modos de apropiación de los dispositivos televisuales y cómo éstos contribuyen a la construcción ética de los conductores como centro enunciativo del género informativo conocido como noticiario televisivo (NT7).

El cuadro metodológico en el que nos fundamos es la retórica clásica,8 el análisis textual,9 el análisis del discurso10 y la semiótica peirceana.11 Basándonos en estas disciplinas y sus metodologías correspondientes, tratamos de dar cuenta de la articulación de estos componentes del lenguaje y del discurso del NT. Y con ello, establecer un ethos genérico del conductor, con el cual el NT, de una manera eficaz, construye su credibilidad, presentándose suficientemente ético frente a sus telespectadores.

Hipótesis de la investigación

Formulamos así la problemática inicial: ¿Cuáles son los dispositivos televisuales, textuales y discursivos que construyen el ethos del conductor del NT? ¿Cómo funcionan estos dispositivos en el ethos del conductor? En resumen: ¿Cómo se construye el ethos del conductor del NT?

Para responder a estas preguntas, en un primer momento, hemos tenido que identificar los dispositivos televisuales (entiéndase visuales, verbales o lingüísticos), para observar su funcionamiento. Para llegar a esto, hemos trabajado con dos hipótesis. Una hipótesis teórica: Desde un punto de vista retórico, los dispositivos que construyen el ethos del conductor se localizan fundamentalmente al inicio y/o al final de las intervenciones del conductor para cada una de las noticias. Siguiendo un análisis textual, los dispositivos se desarrollan en las macroproposiciones narrativas de Resumen, de Clausura o de Evaluación moral.12 Si nos referimos al análisis del discurso, los dispositivos residen en los modos de organización del discurso.13 Una vez que trabajamos esta primera hipótesis y de acuerdo con los datos que produjo el trabajo sobre el corpus, construimos una hipótesis interpretativa: Desde un punto de vista societal, el ethos del conductor del NT se construye por la puesta en escena de su enunciación, a través de un cuerpo y una voz (la del conductor) que cuentan la actualidad y con ello revela una ética. El ethos del conductor es así una instancia narrativa ética del discurso de información del NT.

Ambas hipótesis fueron de gran utilidad para responder a nuestro problema. En efecto, en lo que toca a la hipótesis teórica, ésta permitió observar la forma como se combinan los diferentes dispositivos enunciativos. Por una parte, los dispositivos enunciativos vistos en el conjunto del NT; y por otra, en cada una de las enunciaciones del conductor. Con esto, se pudo comprender la actividad discursiva del conductor en su papel de narrador: describiendo, contando y prescribiendo;14 ésta última íntimamente asociada al ethos.

La hipótesis interpretativa tuvo como objetivo aprehender el papel social del conductor. Bajo un espíritu comparativo, esta hipótesis permitió mostrar las diferencias societales que determinan los ethos específicos, es decir, los de cada país, a partir de sus comportamientos enunciativos y sus correspondientes dispositivos televisuales. Cada combinación de estos componentes enunciativos (los dispositivos televisuales y las enunciaciones verbales del conductor) toma sentido para las sociedades a las cuales cada NT se dirige. Tocamos aquí la dimensión societal del conductor que tiene que ver con su relación a los telespectadores, a la instancia de producción del NT, la cual a su vez tiene relaciones con las instituciones y fuentes de información y de las cuales depende. Estas relaciones determinan un conjunto de características de los ethos, en función de las sociedades que los determinan. En consecuencia, todo ethos del conductor del NT construye su especificidad ética.

Estas hipótesis iniciales dieron como resultado una final: El ethos del conductor responde a la exigencia narrativa del NT, por lo que su calidad retórica y en consecuencia discursiva tienen como objetivo manifestar una postura ética a los telespectadores. De aquí se entiende la necesidad de construir una imagen cuidada del conductor, a través de los dispositivos visuales y verbales, para garantizar la calidad del ethos.

Las hipótesis iniciales apuntaban a observar los dispositivos televisuales y a comprender su funcionamiento en los conductores. Suponían de entrada un conjunto de dispositivos que debimos identificar y observar cómo funcionaban. El carácter manifiesto de los dispositivos permitió describirlos y entenderlos. El problema se presentaba cuando se analizaban junto con las enunciaciones verbales y para-verbales15 del conductor. Es aquí donde la construcción metodológica debía revelar su pertinencia. En efecto, pudimos observar en detalle lo que las enunciaciones del conductor, en combinación con el resto de los dispositivos televisuales puestos en marcha por la instancia de producción, tenían que ver con el ethos.

Llegados a este punto, pudimos constatar que el contenido discursivo de las enunciaciones del conductor tenía que ver con un "ethos narrativo", y como tal continuamos abordándolo. Sobre el ethos narrativo, Albert Halsall, fiel a Aristóteles, afirma: "Definiendo el ethos como la confianza susceptible de inspirar a los auditores por el carácter moral del orador, Aristóteles indica cómo un narrador, sobre todo extradiegético, y con focalización interna o externa, motiva a los lectores a aceptar su juicio 'sano', su carácter 'moral', y su 'benevolencia'" (1988: 248).

Efectivamente, encontramos aquí la teoría del ethos de Aristóteles. Es la virtud, el sentido común y la benevolencia del orador que garantiza la autoridad, la credibilidad del discurso, es decir, el ethos.16 Por esto, podemos reformular la hipótesis final indicando que: La puesta en obra de los dispositivos televisuales, durante las enunciaciones del conductor tiene como objetivo construir un ethos benevolente, de virtud y de sentido común. Veamos esto más de cerca, a través de las diferencias y similitudes del corpus, por qué hemos reformulado esta hipótesis.

 

Diferencias y similitudes

¿Cuáles son las diferencias y las similitudes más evidentes de los dispositivos televisuales, en la puesta en escena del conductor francés y del conductor mexicano?

Primero, diremos que cada NT obedece a una dinámica particular en relación con la forma de contar la actualidad. Entendemos por dinámica el proyecto discursivo con el cual cada NT se presenta como unidad discursiva. Comparando los cuatro NT(s) fue evidente que los pertenecientes a un mismo país son más parecidos entre ellos y diferentes cuando se les compara con sus similares extranjeros. De aquí que podemos referirnos a ciertas particularidades de los NT(s), con el fin de contrastar sus diferencias y similitudes.

Partiendo de la idea de que cada NT es una unidad discursiva de un proyecto periodístico, comprendemos que las disposiciones retóricas, las secuencias textuales, así como los modos de organización del discurso, se diseñan en función de las intenciones de las televisoras. Esto se confirma observando las parejas nacionales de los NT(s), ya que por contraste los objetos comparados nos aportan sus propias características. Por esto, las características de los conductores nacionales pueden percibirse acentuadamente en relación con sus similares extranjeros. Si afirmamos que el conductor francés es fáctico, esto obedece a la relatividad que guarda con el conductor mexicano. Veamos a manera de ejemplo y grosso modo cómo se intercaló el análisis tanto retórico, el textual y el discursivo, aplicado como modelo metodológico a todo el corpus.

Las filas de arriba a abajo representan las secuencias del NT. La primera columna identifica la disposición retórica, es decir, la organización cronológica, pero al mismo tiempo el ordenamiento que permite articular cada una de las secuencias, con el fin de producir un efecto retórico y que tiene sus correspondencias con categorías textuales y discursivas. La segunda columna identifica la Entrada-prefacio, la Secuencia Narrativa y la Evaluación moral (o moraleja), como lo indicamos en la nota 12 a pie de página.17 Podemos apreciar en el orden de esta columna que figura el resumen general del JT, en donde el conductor anuncia cada una de las noticias más importantes. Una vez que concluye esta secuencia pasa al relato de la primera noticia que introduce para dar paso al reportaje. En la columna tres se transcribe lo que enuncia el conductor y se le analiza categorizando las proposiciones o grupo de proposiciones, en modos descriptivos, narrativos, enunciativos y, en su caso, argumentativos. Posteriormente, estas categorías discursivas son asociadas a uno, a dos o a las tres características del ethos (benevolencia, virtud y sentido común).

Por otro lado, hay que notar aquí que estamos ya en un plano interpretativo, y con esto trabajamos necesariamente por el lente de la cultura.18 De esta manera, las categorías que encasillan a los conductores portan las huellas del espíritu del observador. Sin embargo, se trata de ir más allá de nuestros prejuicios y presupuestos etnocéntricos. Cuando afirmamos: "El conductor francés se presenta más informativo que comunicativo",19 queremos indicar que nuestros análisis se inscriben en una visión comparativa que relativiza dos culturas. En otras palabras, nunca podríamos hacer un análisis sin recurrir a lo que las cosas y los seres se suponen ser para una cultura. Cierto, hay que rebasar presupuestos culturales, preguntándose siempre si lo que uno interpreta se inscribe en los estereotipos que se tienen del Otro. Bajo este cuidado, he aquí una descripción e interpretación generales que destacan algunos aspectos de los conductores analizados.

 

Un ethos informativo del conductor francés

La disposición retórica para este conductor se administra por una cadena simple (Introducción de la noticia-Reportaje-Comentario del conductor). Esta disposición nos conduce a pensar que se trata de un conductor dedicado exclusivamente a dos funciones dominantes: la de introducir las noticias y la de comentarlas con un sentido muy fáctico (véase el ejemplo de la tabla 1 al final del documento). Normalmente este conductor no asume los comentarios finales o moraleja, lo que es sintomático de una dedicación a presentar lo fáctico.

Desde el punto de vista del análisis textual, las secuencias (Entrada-prefacio-Reportaje-Evaluación final) son repetitivas a lo largo del NT, y con esto el papel del conductor es muy preciso. Sin embargo, este conductor desarrolla participaciones en las cuales presenta de manera completa las noticias, es decir, sin que haya de por medio reportajes.

Ubicándonos sobre el plano discursivo, el comportamiento de este conductor, de manera general, se reduce a desarrollar una narración directa de la actualidad. Y no es porque sea más informativo, fáctico, preciso que su similar mexicano, sino porque la disposición retórica y la organización textual del NT producen este efecto. Insistimos, no es porque el conductor francés sea, naturalmente, más informativo que comunicativo, sino porque su enunciación depende de los dispositivos puestos en marcha (los retóricos20 y textuales en este caso). Tanto el conductor francés como el mexicano tratan de hacer valer su sentido común, su virtud y su benevolencia, desarrollando cada uno comportamientos discursivos propios.

Por otra parte, es natural que la disposición retórica y las secuencias textuales confluyan para crear un efecto también visual en la pantalla. Con el plano de cámara (medio corto), su presencia es íntima pero breve. La presencia del conductor francés puede valorarse más por la concisión de su discurso que por su presencia "física". Relatar así la actualidad produce un efecto de eficacia de lenguaje, en razón de su sencillez, tanto por la puesta en obra de los dispositivos visuales como por el discurso verbal.

 

Un ethos comunicativo del conductor mexicano

De igual manera, para este conductor, una disposición retórica, una serie de secuencias textuales y de modos de organización específicos del discurso, conforman su dinámica particular. La primera de estas tres componentes está diseñada de una forma más compleja (Introducción de la noticia-Reportaje-Comentario del conductor-Invitación al público a participar a una encuesta (véase tabla 2)-Anuncios en pausas publicitarias). Con esta disposición, el conductor aparece en la pantalla de una forma más recurrente. Además de esto, la presencia del conductor mexicano se manifiesta más en razón del tipo de planos de la cámara (medio —con traveling en entradas visuales— y medio corto), que se suelen focalizar en marcha sobre su persona. Pero si dicho conductor puede impresionar por esta "ostensión visual", esta misma presencia puede decepcionar, pues su discurso, antes de considerarse "preciso", es conjetural, produciendo con ello un discurso que se puede calificar de especulativo. Podemos ver claramente en la tabla 2 cómo el conductor recurre a preguntas o se dirige directamente al telespectador, bajo un modo discursivo enunciativo muy marcado ("¿Qué piensa usted de esto?", "Usted ya vio estas imágenes en exclusiva aquí en el noticiario televisivo" o bien, "En un instante, le voy a presentar"). En este sentido también basta comparar las formas del saludo de inicio. El conductor mexicano, sin duda, es mucho más benevolente que, en contraste con el francés, puede percibirse insidioso con el telespectador.

Pero aquí justamente, observar un discurso "especulativo" y un discurso calificado como "fáctico" (el del conductor francés) no tiene importancia, cuando de lo que se trata es ¡de ser creíble! Sí, ¿creíble para quién? Recordemos que el NT, como texto, es dialógico21 y, por consecuencia, todo lo que el conductor nos pueda decir obedece a una co-enunciación, la de los telespectadores que están contenidos en el discurso mismo.22 Dicho lo anterior, este comportamiento discursivo del conductor mexicano se comprende si consideramos el rol de su destinatario, el telespectador mexicano habituado a esta dinámica informativa-comunicacional. Veamos enseguida qué derivamos de lo dicho hasta aquí.

 

¿Cómo comprender a la vez las diferencias y las similitudes?

Hemos visto hasta qué punto toda la construcción del NT toma sentido analítico, no solamente a nivel del lenguaje sino también en el plano societal. Comparando los NT (s) se nos revela, por contraste y por "negatividad"23, la "presencia" de los interlocutores (los telespectadores) y cómo permiten aprehender el por qué del carácter del discurso de los conductores.

Vamos a presentar, en el siguiente cuadro recapitulativo las características dominantes24 entre los dispositivos televisuales y los comportamientos discursivos de los conductores. Observaremos el contraste entre los conductores comparados y más tarde veremos su relación con el ethos. Primero hemos de decir lo que entendemos por dispositivo televisual. Con base en la definición de Charaudeau (véase nota cuatro a pie de página), un dispositivo televisual es todo instrumento material y tecnológico que participa en la producción enunciativa en la televisión, comprende desde los micrófonos, pasando por la iluminación, el estudio y las posibilidades técnicas de la transmisión de las imágenes y de la calidad de estas últimas, para finalizar en estrategias programáticas de organización del texto sobre el plano discursivo (ordenamiento de las partes del discurso como lo es la disposición retórica y las formas narrativas, que aquí desplegamos en forma de modos de organización del discurso). Así, la Tabla 3 sintetiza el análisis de la correspondencia entre los dispositivos televisuales (columna izquierda) y su incidencia con el comportamiento discursivo de los conductores comparados (columna derecha).

Sin duda, es necesario matizar las categorías del análisis, pues se presentan de una manera tan opuesta que podríamos pensar que se trata de dos objetos imposibles de comparar. Es claro que ningún conductor posee siempre estas características. Hay que considerar los comportamientos discursivos como dominantes en la globalidad de los NT(s). Éstos no se presentan como esenciales, como ya dijimos, sino que, por contraste comparativo, el uso de los dispositivos y los comportamientos discursivos se acentúan.

Con esto podemos dar cuenta, por ejemplo, de que al carácter escritural corresponde un perfil informativo y convincente del conductor francés; mientras que al carácter oral corresponde un perfil persuasivo y comunicativo del conductor mexicano.25 El manejo discursivo se funda entonces a partir de la puesta en marcha de estos tres dispositivos observados (retóricos, técnicos y narrativos; véase en la tabla 3 las filas de estas categorías en cada columna de los conductores). El cuadro entonces no pretende decir que el conductor es de tal o cual manera, sino de mostrar el comportamiento discursivo dominante. Nadie concebirá que el conductor francés es puramente informativo o que el mexicano es puramente comunicativo, pues caeríamos en el régimen de los estereotipos: el francés cartesiano, el mexicano ¿emocional o no cartesiano? Cierto, diferencias de este tipo se presentan, pero se comprenden mejor por otras razones de orden histórico-político-cultural. Más adelante, observaremos cómo estas diferencias de orden retórico, textual y discursivo se borran sobre el plano ético. Pero continuemos sobre estas diferencias. Quisiéramos girar nuestra reflexión siguiendo la oposición escritura/oralidad, de la cual dependen profesionalmente los conductores de manera paradójica.

 

Escritura y oralidad: ¿dos prácticas diferentes de periodismo?

No quisiéramos pasar por alto este aspecto de la comunicación que, a nuestro entender, interviene en la constitución del género del NT desde su origen histórico. Primero, hay que remarcar que lo que el conductor enuncia, lo enuncia a partir de un texto cuyo dispositivo de creación es la escritura.26 De hecho, el periodismo es por definición un acto del lenguaje basado en la escritura. No vamos a entrar en detalle sobre la historia de la escritura, pues no es el lugar para hacerlo, sólo nos contentaremos con abordar el factor de la escritura-oralidad que tiene que ver con esta diferencia localizada en nuestro corpus. Partamos del siguiente párrafo de Jacques Derrida:

Europa vivió en el ideal de esta separación entre la fuerza y los sentidos como texto, cuando [...] creyendo elevar el espíritu más allá de la palabra, prefería la escritura metafórica. Esta derivación de la fuerza en los signos divide el acto teatral, deporta al actor lejos de la responsabilidad del sentido, hace un intérprete que se deja inspirar27 de su vida y proferir sus palabras, recibiendo su juego como una orden, sometiéndose como una bestia al placer de la docilidad (1967: 284).

Aunque esta cita pueda parecer inesperada, en relación con nuestro objeto de estudio, demuestra con justeza hasta qué punto somos hablados, lo repetimos porque esto es importante, somos hablados, en lo que enunciamos, sobre todo cuando lo hacemos desde la escritura. Por esto, hemos de ver hasta qué punto nuestras enunciaciones orales pueden gozar de una cierta independencia en su relación con la "dictadura del texto".28 En efecto, se sabe que para pensadores como Jacques Derrida y Antonin Artaud, el discurso oral, aunque sea resultado de las palabras preexistentes, guarda su grado de vida; mientras que la escritura, que es inscripción en cualquier soporte material, es muerte. Aquí, el alcance del dispositivo de la escritura en el plano filosófico es importante.29 Para el caso que nos ocupa, con esta reflexión de Derrida y partiendo de la tabla 3, nos damos cuenta de que al servirse de la escritura de una manera sistemática, el conductor francés reserva un lugar preponderante al texto escrito de su discurso, cuyo resultado manifiesto es necesariamente una expresión "correcta" de la lengua. Esto nos lleva a afirmar que la producción del texto escrito en estos conductores30 está relacionada con la tradición literaria de Francia. En este sentido, también basta recordar el famoso modelo periodístico francés, en oposición al modelo anglosajón de principios del siglo XX. Es por ello que en el conductor francés de nuestros días no podrían borrarse del todo estos antecedentes históricamente identificados. En el lado opuesto del francés y siguiendo a Jacques Derrida, colocamos a los conductores mexicanos:

Lo vemos en ciertas civilizaciones no occidentales, justamente las que fascinaban a Artaud, el analfabetismo puede perfectamente acomodarse a la cultura más profunda y viva. Los trazos inscritos en el cuerpo no son entonces incisiones, sino lesiones recibidas en la destrucción de Occidente, de su metafísica y de su teatro, los estigmas de esta despiadada guerra (1967: 283).

Quizá para el lector esta cita sea más imprevista para caracterizar a los conductores mexicanos. Pero lo que es interesante es que estas líneas de Derrida hacen comprender mejor, por extrapolación, los casos que nos ocupan. Mientras que la práctica periodística francesa refleja una relación histórica a la escritura, la mexicana se comprende justamente por la ausencia de esta tradición. Conviene mirar la producción literaria en estos dos países31 para darse cuenta de que en México la producción y el consumo de textos escritos son muy bajos en relación con el número de habitantes, y esto se refleja en las características de la producción y consumo de los medios de comunicación orales.

Escritura y oralidad: una práctica periodística común

Según las líneas precedentes, hay una diferencia en el uso de la escritura y de la oralidad periodísticas en los conductores de nuestro corpus. Diferencia relacionada con la historia de estos países. Sin embargo, si nos desplazamos de punto de vista, nos daremos cuenta de que la práctica de la oralidad y de la escritura se presenta, estrictamente y paradójicamente, en los dos casos estudiados, puesto que todo acto de enunciación pasa una sola vez y porque ésta se compone de un ya dicho o ya escrito.

Que el conductor se preocupe de seguir un texto escrito al momento de su enunciación puede concebirse, en un primer momento, como un acto mecánico. Pero seguir un texto escrito significa involucrar una voz, una gestual. En resumen, implica movilizar un cuerpo de forma integral.32 He aquí la paradoja: todo indica que al acto de enunciación escrito corresponde un acto de oralidad. Así, el conductor francés no solamente se atiene a un texto escrito, debe desarrollar un acto de oralidad. Por su parte, el conductor mexicano, aun poniendo el acento en su oralidad, se remite a un texto escrito (más o menos, de manera normal). Y decimos "más o menos" porque el conductor, al momento de enunciar, sabe lo que tiene que decir (probablemente en forma de inscripciones hechas o clichés, como quiera llamárselos); se atiene a reglas de escritura, muchas de ellas "no escritas".33 De manera que el texto del conductor, obedeciendo a una escrituralidad-oralidad, debe formularse como un texto dialógico: "Gran número de características del Noticiario televisivo remite a reglas de 'escritura' las cuales son la traducción normativa de las representaciones que los periodistas se hacen de los telespectadores" (Bautier, 1986: 39).

El conductor sabe, en este contexto, qué decir a quienes lo escuchan-miran.34 Un ejemplo: en el NT Hechos de TV-Azteca del 25 de noviembre de 2005, el conductor en un primer momento anuncia que dará más noticias, pero inmediatamente corrige diciendo: "¡Ah no! Es todo por hoy. Yo soy Javier Alatorre. Gracias. Descanse..." Hay aquí improvisación y, al mismo tiempo, hay detrás un texto "escrito", condicionado por un espacio-tiempo, en el que el conductor sabe responder reproduciendo una frase a manera de conclusión, que puede ser "su" forma de despedirse, "improvisando". El conductor está ahí para informarnos, y este enunciado, antes de ser expresado, es ya, de una cierta manera, un texto.35 Esto nos lleva a pensar que, en la práctica periodística de los conductores, la manifestación de la escritura-oralidad es un asunto de grado y no de esencia nacional. Por supuesto que este grado obedece a una historia societal, como ya hemos dicho anteriormente.

Para finalizar con esta parte, diremos que el dispositivo de la escritura-oralidad es parte inexorable en las enunciaciones del conductor del NT y que tal fenómeno debe responder a la construcción de un ethos creíble, cuyo valor ético-discursivo va obedecer a las reglas societales que históricamente la sociedad establece de manera dominante. Las características de los conductores, tal como los hemos descrito en la tabla anterior, ¿son las que los telespectadores esperan? ¿Cómo poner en marcha la práctica de la escrituralidad-oralidad, en la tarea informativa del NT mexicano sin un conductor caracterizado por ser comunicativo, oral y persuasivo; o cómo lograr una tarea comunicativa del NT francés sin un conductor caracterizado por ser informativo, escritural y convincente?

Podríamos decir que a final de cuentas, el ethos del conductor del NT apuesta su valor sobre todo a su práctica oral que, como cualquiera de nosotros, perteneciendo y dirigiéndose a una comunidad social y cultural definida,36 "no se somete a ningún esquema preestablecido [del que sea consciente automáticamente]; conduce mejor sus signos; está allí para acentuarlos, inflexionarlos, retenerlos o liberarlos según las exigencias del momento, la naturaleza del efecto buscado, lo que toma de ello el interlocutor" (Derrida, 1972: 142).

 

Permanencias del NT y del conductor

La dimensión del corpus permitió observar algunos indicios fuertes, relacionados con la tendencia de los NT(s) a poner en obra ciertos dispositivos visuales, que podemos llamar "tradicionales". Es interesante ver que a pesar del desarrollo tecnológico, el NT conserva en sus dispositivos visuales una gran ponderación, es decir, no ostenta una tecnología espectacular37 como lo ostentan otros géneros televisivos. Cierto, el NT es un género "serio", no es un espectáculo, y sin embargo y paradójicamente lo es en una gran medida. Basta evocar la música de la cortinilla de entrada, así como la de fondo durante el sumario de las noticias (cuya presentación verbal es enunciada dramáticamente por el conductor), la jerarquización de las mismas, las imágenes espectaculares con las cuales se crean expectativas emocionales. Todo esto es un conjunto de dispositivos que visten el universo de la actualidad en el NT. Pero de igual forma, hay que decir que aún las noticias "serias" nos interpelan, con o sin los dispositivos televisuales dramáticos del NT, en la emoción y/o en la razón, por la intermediación del conductor.

Remitiéndonos al corpus analizado, si de permanencias hemos de referirnos, estamos tentados a decir que éstas sería justamente la persistencia del "modelo clásico" del NT. Por modelo clásico entendemos que el NT es un género donde un conductor, en el estudio, nos cuenta la actualidad, con la ayuda de imágenes y de reportajes. A partir de esta definición, lo que hemos identificado sólo como una posible mutación es la diversificación de ciertas tomas de cámara (caso mexicano solamente), en las dimensiones de su recorrido visual, pero no en su definición (un travelling es un travelling, lo que cambia es la distancia del recorrido de la cámara y lo que ésta encuadra); algunos cambios en la arquitectura del estudio; y si nos referimos al conductor, las huellas del tiempo en su persona, indicio a tomar en cuenta sobre el plano simbólico: el conductor se perpetua en el NT38 y con ello produce precisamente una comunidad, al crear una relación conductor-telespectadores.

¿Cuál es el impacto de estas permanencias (más que las mutaciones)39 sobre el ethos del conductor? Veamos algunas consideraciones de orden visual, que no dejan de ser dispositivos con efectos discursivos importantes. Empecemos por la postura del conductor. Si está parado (caso excepcional del conductor de Hechos de TV-Azteca) o sentado, esto no cambia nada para el género40 ni la función narrativa del conductor; igual si la decoración del estudio es la propia maquinaria televisual del NT (monitores, detrás del conductor por ejemplo) o un mapamundi, esto de forma aislada no es importante para el género. Lo que importa es la globalidad de todos estos dispositivos que crean un efecto discursivo global. En este sentido, los NT(s) se diseñan alrededor del eje conductor-dispositivos. ¿De qué manera se combina esta pareja? La respuesta depende de tantos NT(s) existentes. Sin tratar de dar una respuesta absoluta, nos contentaremos con decir que, a partir del corpus estudiado, la estabilidad de la puesta en obra de los dispositivos televisuales y de los dispositivos enunciativos del conductor se comprende por la búsqueda de la autoridad periodística que debe vestir al ethos del conductor-narrador.41 Efectivamente, el NT, dando cuenta de hechos "reales" y "serios", tiene necesidad de un narrador "real" y "serio" que garantice la credibilidad de las noticias. Esto explica que a cada participación del conductor la puesta en obra de los dispositivos televisuales sirve al discurso del conductor y no a la inversa. Vestir de autoridad al conductor-narrador de NT es entonces una necesidad retórica y para ello se requiere una serie de procedimientos. Podemos invocar a Albert Halsall:

Los antiguos oradores reconocían que es sobre todo al inicio y al final de su discurso que un enunciador debe esforzarse a ganar la confianza y la estima de los auditores. Para ayudar entonces a establecer retrospectivamente su autoridad sobre los auditores, aconsejaban el empleo de un cierto número de figuras con funciones prolépticas y analépticas.42 Creando un horizonte de expectación conveniente, las prolepsis sirven para preparar una especie de recepción deseada por el orador. En cuanto a las analepsis, éstas refuerzan las prolepsis recordando los argumentos y las pruebas que se han dado (1988: 259).

Los dispositivos televisuales y los dispositivos enunciativos del conductor del NT funcionan exactamente en este mismo sentido. Y justamente, es en la Introducción y Comentarios de las noticias que los conductores se juegan, en una gran medida, su ethos. Recordemos las tablas 1 y 2, particularmente las secuencias de bienvenida, la del resumen de las noticias y la introducción que desarrolla el conductor a cada noticia: él debe interesar al telespectador y mostrar que lo que él dice es importante y correctamente ético.

 

Un ethos genérico

Vamos a tratar de "hacer corresponder" algunas características de los ethos específicos o nacionales para establecer un "ethos genérico". Partiremos del postulado teórico de Daniel Bougnoux, referido a la comunicación y a la información. Este autor, en su libro La communication contre l'information, opone estas nociones así: "Información y comunicación cubren dos culturas, dos lógicas y a veces dos oficios completamente distintos en el campo mediático" (1995: 6).

Este principio, lo podemos percibir, tiene una estrecha relación con las reflexiones de Jacques Derrida, de las cuales aquí hicimos referencia, cuando éste habla de la escritura y de la oralidad de las culturas. De esta forma, sugerimos hacer corresponder las parejas escritura-información para el conductor francés y la pareja oralidad-comunicación para el conductor mexicano. Ahora bien, si estas categorías satisfacen de forma evidente la diferencia entre la práctica de la oralidad y la escrituralidad de los conductores (cuestión de orden societal), éstas no satisfacen pensar la cuestión del ethos. Cierto, una diferencia textual y discursiva está presente en la construcción del ethos, pero ésta no conduce a comprender el carácter estrictamente ético de los conductores (el ethos aparece como el tertium comparationis). Y esto es precisamente la paradoja de los ethos específicos: diferentes por aspectos societales, pero convergentes en lo ético. Así nos damos cuenta de que la cuestión del ethos debe pensarse desde una perspectiva trasnacional y no local o societal. De aquí que sea posible establecer un ethos genérico, desde el punto puramente ético, no así desde lo histórico-político-económico-cultural. Sin embargo, hay que tener presente que estos últimos aspectos resuelven otras consideraciones del ethos, ya que las circunstancias societales determinan el discurso y su fuerza sociales.

Del lado del ethos, si no hubiéramos tomado en cuenta el valor societal de los comportamientos discursivos del conductor, seríamos incapaces de llegar a nuestro objetivo, el de capturar ethos específicos. En efecto, como lo hemos visto a lo largo de nuestra exposición, las diferencias y las similitudes se distinguen perfectamente, desde lo societal. Lograr esto ha sido el primer objetivo. Para ello, debimos referir antecedentes históricos y sociológicos.

Así, podemos observar que, antes del nacimiento del periodismo, la transmisión de la información y de la comunicación no pasaba, ciertamente, por los periodistas cuya figura aparece muy recientemente en la historia de las sociedades contemporáneas. En lejanos tiempos eran los pregoneros, los trovadores e incluso el rumor mismo que transmitía todo lo que hacía reaccionar las sociedades.43 Hoy es la figura del periodista que transmite información y desarrolla la comunicación, digamos, de forma oficial. La función del periodista no es, de forma esencial, diferente de sus antecesores, ya que durante toda la historia del hombre las sociedades han tenido necesidad de información y de comunicación para su mantenimiento. Daniel Bougnoux, en este sentido, explica el papel de la comunicación:

Las sociedades se fundan mejor por las mitologías, por la raza, la mentira, el compartir un secreto o un crimen [...], que por la débil relación de un contrato o de la razón. No hay cultura sin encerramiento, no hay información sin relación o sin que nadie cuide una comunidad real y vieja, tejida de prejuicios y preferencias. Es así como el proyecto de informar a sus semejantes encuentra rápidamente sus propios límites (1995: 108).

En este contexto, el periodista participa de la concretización de la comunicación de nuestras sociedades. Es él quien reproduce de una forma masiva los discursos, las ideas, los imaginarios, los deseos, los sueños de las sociedades, tomando la palabra en los medios de comunicación. En este sentido, podemos considerar que la comunicación prevalece en el conductor-narrador del NT porque es "un hombre emocionado que me habla, aprecia los telespectadores los cuales gustan que 'su' noticiario televisivo vibre de simpatía comunicativa, discretamente contenida" (Bougnoux, 1995: 88).

Así es como el conductor-narrador del NT, sobre todo en su expresión oral, toma su amplitud discursiva y su eficacia comunicativa.44 ¿Cuál conductor es más eficaz y comunicativo, el francés, el mexicano? Como decíamos, es en el ámbito ético que los dos conductores cumplen su papel comunicativo, gracias a su acto oral.45 En este sentido, es paradójico que la oposición escritural-oralidad que establecimos como diferencia dominante entre los conductores de nuestra comparación, no sea el valor más significativo para el ethos.

Finalmente, no podemos marcar diferencias evidentes para los ethos del conductor del NT. Hay que establecer sobre todo, junto con Antelme-Edouard Chainet y Aristóteles, que a nivel del ethos o de lo que éticamente muestra el discurso del conductor del NT:

El auditor no tiene confianza, no abre su razón y su alma, no da autoridad sobre sus sentimientos y sus juicios a quien tomando la palabra no prueba que es digno de ella y esto se logra por tres cualidades: primero la competenciay la capacidad, en segundo lugar la virtud, y finalmente la benevolencia afectuosa con la cual él [el orador] parece reaccionar (1982: 159).

Sin duda, a partir de estas tres cualidades del ethos (las que subrayamos en la cita anterior), como lo hemos ya comentado, hemos podido concluir una interpretación de los ethos del conductor del NT. Con base en estas categorías, proponemos establecer que el ethos genérico porta un carácter de mostración en búsqueda permanente de un actuar ético (según la perspectiva que asume el conductor por la noticia), que supone ser el que sus telespectadores esperan. Esto se traduce en no saber si hay correspondencia entre el discurso del conductor y su práctica moral, si se trata de mostrar, frente a nuestros ojos (no sólo visualmente, sino también discursivamente), un conductor éticamente correcto, bajo el régimen de los dispositivos televisuales que su televisora le impone. En resumen, el objetivo es mostrar una "intención ética"46 implícita en la figura del conductor. De esta unidad ética depende justamente el ethos del conductor del NT: en el parecer ético por y para una sociedad que sólo responde a una serie de valores que su tiempo y espacio histórico ha construido.

 

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Notas

1El sentido que seguimos de este concepto es el de Aristóteles: "Es el carácter moral del orador que conduce a la persuasión, cuando el discurso es manejado de tal forma que el orador inspira confianza. Confiamos de inmediato en los hombres de bien sobre cuestiones de todo tipo, pero de una manera absoluta, cuando se trata de asuntos complicados que se prestan al equívoco" (1991: 1356a). Subrayamos en cursivas el término carácter para indicar la traducción al español de la palabra griega ethos. Nota: todas las citas son traducciones del autor de este artículo, cuando las referencias son en francés. Las cursivas del original, en general, son respetadas, salvo indicación.

2 En general para los europeos esta figura es conocida como "presentador"; aunque para los anglosajones puede ser "lector de noticias". Para el caso mexicano es interesante notar el término "conductor" y con ello identificar un matiz societal especial que aquí no trataremos.

3 El corpus de la investigación se constituyó de 12 emisiones, tres de cada noticiario televisivo. Para observar en detalle los datos de esta investigación, véase González Domínguez (2006).

4 Entendemos por dispositivo "el cuadro constituido por el conjunto de circunstancias materiales que determinan la realización de todo acto de comunicación y, particularmente para la comunicación mediática, se refiere a un soporte y a un tipo de tecnología que se activa como condición situacional" (Charaudeau, 1997: 199).

5 Seguimos la tradición comparatista en ciencias sociales de Émile Durkheim (1988: 217).

6 En este punto seguimos a Marc Maurice (1989: 176-194).

7 De aquí en adelante abreviaremos noticiario televisivo como NT.

8 Ciertamente en la línea de Aristóteles, quien sistematiza el conocimiento retórico y que hasta nuestros días sorprendentemente continúa vigente (1991).

9 A partir de las unidades de análisis conocidas como macroproposiciones narrativas (Adam, 2005).

10 Nos basamos particularmente en Charaudeau (1997).

11 Especialmente de Peirce (1979), Eco (1988), Chauviré, (1995).

12 Jean-Michel Adam ha codificado estas secuencias narrativas así: Pn1-Orientación (o Entrada-prefacio del relato), la SN-Secuencia Narrativa y PnΩ-Evaluación moral (final de relato) (1994: 131).

13 Por modos de organización del discurso entendemos las marcas socio-discursivas, relacionadas con el proceder discursivo del conductor y por extensión con la posición de su ethos, el cual, a su vez, establece una relación con las cosas y con los otros: "los Modos de organización del discurso que constituyen los principios de organización del material lingüístico, dependen de la finalidad comunicativa que pretende el sujeto hablante: enunciar, describir, contar, argumentar" (Charaudeau, 1992: 634). Bajo los modos de organización del discurso se revela, de una forma importante, el ethos del conductor que se distancia y se acerca a su auditorio para manifestar su postura ética en relación con la temática de las noticias.

14 Paul Ricoeur, analizando la instancia narrativa, afirma: "[cuando soy un narrador] una tríada se me impone: describir, contar, prescribir —cada momento de la tríada implica una relación específica entre la constitución de la acción y la constitución de uno mismo" (1990: 139).

15 Los signos para-verbales son para nosotros "[los gestos] relacionados a los indicios fonéticos y sintácticos: movimientos de cabeza y de manos que subrayan por ejemplo la entonación o el énfasis, o incluso destacan los momentos principales del razonamiento. Los antiguos los consideraban como partes integrantes de la Retórica: la Acción tenía que ver con la pronunciación y los gestos" (Cosnier, 1982: 267).

16 "Hay tres cosas que dan confianza en el orador; pues hay tres que nos inspiran, independientemente de las demostraciones producidas. Estas son el sentido común, la virtud y la benevolencia" (Aristóteles, 1991: 1378a, el subrayado es nuestro).

17 Hemos de indicar que la evaluación final puede ser asumida por el conductor o bien al interior del reportaje propiamente dicho por el reportero.

18 "De forma subyacente, la comparación binaria alimenta naturalmente toda aproximación al Otro como 'diferente', es decir sin dejar de invocar la cultura del observador" (Dogan y Pelassy, 1982: 127).

19 Para ver la aporía de este enunciado, basta interrogarse si tal afirmación la enunciaríamos siendo franceses.

20 Vale la pena comentar que en NT francés no existe publicidad que intervenga durante la media hora de la transmisión, lo que sin duda y de manera sustancial perfila una dinámica acentuada en lo informativo, a diferencia del NT mexicano, donde se propone, de alguna manera, la distracción del telespectador con la publicidad o incluso con los publirreportajes.

21 En el sentido de Mijaíl Bajtín, para quien todo discurso se construye por y para un co-enunciador, "el acto del discurso, o, mejor dicho su producto, la enunciación no debe ser considerada como individual en el sentido estrecho del término; no puede ser explicada en referencia a las condiciones psicofisiológicas del sujeto hablante. La enunciación es de naturaleza social(1997:119).

22 Como lo afirma Nicole D'Almeida, cuando se refiere a la transmisión de los relatos: "La estrategia de todo relato consiste en la inclusión del destinatario en el juego de la narración, en conducir al interpretante a completar o no el sentido propuesto" (2001: 109).

23 En el sentido fotográfico del término.

24 Se trata de características evidentes pero relativas entre los objetos de estudio comparados. Más adelante veremos que sobre el plano ético los conductores se asemejan más de lo que se distinguen.

25 Podríamos extender estas características si consideramos que, al carácter persuasivo del conductor mexicano, se le puede asociar un grado de subjetividad, vinculada al terreno de las creencias. Mientras que al carácter convincente del conductor francés se le puede asociar un grado de objetividad (en la lógica de su objetividad y no como verdad absoluta), vinculada al terreno de las convicciones reflexivas. Emmanuelle Danblon, en su estudio Rhétorique et nationalité (2002), y basada en el pensamiento tríadico de Peirce, asocia la escritura con el símbolo (la formalización de conceptos), mientras que la oralidad con el índice (donde están las leyendas, las creencias y la doxa). Propuesta que nos parece acertada para comprender planos epistemológicos implícitos de los fenómenos comunicativos.

26 Podríamos decir que las enunciaciones del conductor son por definición semiescriturales y semiorales.

27 Derrida utiliza la palabra souffler que entre otras acepciones podríamos considerar como soplar, respirar, tomar de (inspirar).

28 Cfr. Ibid., p. 285.

29 Desde luego, con este pasaje no tratamos de filosofar, sino de indicar que esta dimensión del lenguaje es muy clara en la práctica de todo acto comunicativo, en la que, todos sin excepción, tenemos destellos de vida y muerte, por y a través de nuestras enunciaciones.

30 No es un azar que uno de los principales conductores del NT francés TF1 (analizado aquí) es autor de novelas, es el caso de Patrick Poivre d'Arvor.

31 Por supuesto, este factor no responde a nuestra problemática del objeto de estudio, pero es un indicio elocuente.

32 sobre este tema, remitimos a nuestra reflexión: "El ethos en el cuerpo enunciante. Caso del conductor del noticiario televisivo", en Memorias del Congreso Internacional El Cuerpo Descifrado, México, Universidad Autónoma de Barcelona, Benemérita Universidad de Puebla, Universidad Autónoma Metropolitana.

33 Como el clásico "Érase una vez... " o para poner un ejemplo más específico: "Esta noche en Hechos..." (secuencia recurrente de un conductor del NT Hechos de TV-Azteca).

34 En efecto, los dos verbos a la vez tratándose de la televisión.

35 Una vez más la "inscripción": frases ya hechas que tienen lugar en los rituales de los intercambios del lenguaje.

36 Pongamos al conductor francés en un NT mexicano y viceversa. Es probable que ambos producirían efectos no esperados en nosotros, los telespectadores, al no reconocernos en sus comportamientos discursivos. Tendríamos ethos que quizá no nos satisfarían.

37 El tema de la tecnología en el NT sería sin duda un punto de reflexión a desarrollar para pensar la figura del conductor, ya que la puesta en escena de éste no puede prescindir de los dispositivos televisuales.

38 Esto es para los países aquí en cuestión, pues se sabe que en otros países la persona del conductor no es siempre la misma, ya que diferentes personas son intercambiables en un mismo NT (véase Sorlin, 1955: 117-132).

39 El estudio permite hablar solamente de permanencias. Para referirnos a mutaciones, otro corpus debe ser necesario.

40 Como lo indica Boris Tomachevski: "Las características fundamentales del género pueden lentamente cambiar, pero el género continúa a vivir en lo alto como especie, es decir por el insistente hábito de las obras nuevas de los géneros ya existentes" (2001: 308).

41 Proponemos esta palabra compuesta para referirnos al conductor del NT. Desde una visión narratológica, la función de narrador en este conductor se justifica perfectamente por la simple razón que éste es quien nos cuenta la actualidad: "La presencia del 'narrador' es una etiqueta que indica el género del 'relato'" (Tynianov, 2001: 129).

42 Para un examen de las nociones de analepsis y prolepsis, véase Genette (1992).

43 Si vamos más lejos, encontraremos al teatro griego que contaba la historia e identidad de la Grecia antigua.

44 Sobre este tema entre comunicación e información, remitimos a nuestro trabajo, en colaboración con Paulina Fuentes Ruiz, "Corporalidad y comunicación del ethos del conductor del noticiario televisivo", en revista Estudios sobre las culturas contemporáneas, Colima, Universidad de Colima (en prensa).

45 Una conclusión señalando "la oralidad como sistema de comunicación [...] privilegia y es privilegiado en una sociedad de mentalidad global y de estructura grupal" (Lohisse, 1988: 30), nos parece interesante, pero no es aplicable sobre el plano del ethos.

46 Seguimos en este punto a Paul Ricoeur: "Llamemos 'intención ética' el objetivo de la 'vida buena' por y para el otro desde las instituciones justas" (1990: 202).

 

Información sobre el autor

Carlos González Domínguez. Doctor y Maestro en Ciencias de la Información y de la Comunicación por la Universidad de la Sorbonne-Paris III. Licenciado en Comunicación por la Universidad Autónoma del Estado de México, donde es profesor-investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Ex jefe del área de radio y televisión del Instituto Mexiquense de Cultura. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (candidato). Su línea de investigación es el análisis retórico-semiótico-discursivo de la televisión, basado en los dispositivos televisuales, así como temas de epistemología de las ciencias de la información y de la comunicación. Publicaciones recientes: "¿El espacio público sirve al diálogo del espacio público? Una aproximación comparativa Francia-México", en la revista Contribuciones desde Coatepec, núm. 13, Toluca, México (2007); "Pensar el discurso médico desde la comunicación", en Agenda académica para una comunicación abierta, México (2010); "Las ciencias de la información y de la comunicación: ¿una particularidad disciplinaria?", en revista Ciencia Ergo Sum, Toluca, México (en prensa).

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