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Convergencia

versión On-line ISSN 2448-5799versión impresa ISSN 1405-1435

Convergencia vol.16 no.50 Toluca may./ago. 2009

 

Dossier: Asociación Mexicana de Estudios Rurales

 

Presentación

 

Los estudios rurales en México: nuevos debates, viejos desafíos

 

A mediados de la última década del siglo XX, México protagoniza una vez más una fecha emblemática que llama a la reflexión sobre el devenir del campo mexicano. Si bien los acontecimientos del primero de enero de 1994, que abrieron una página nueva a la historia del país —la firma del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica y el surgimiento del movimiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional—, no son los únicos eventos que incidieron en el "despertar" de los estudiosos del México rural, sí dieron margen a conjugar esfuerzos individuales, colectivos e institucionales para contribuir a la comprensión de las problemáticas del campo mexicano en todas sus dimensiones científicas y sociales. La Asociación Mexicana de Estudios Rurales (AMER) es una respuesta apremiante a tal esfuerzo. Creada precisamente en 1994, la AMER se ha comprometido con la sociedad no sólo a desarrollar aportes teóricos y metodológicos que contribuyan a la comprensión de las problemáticas y las realidades de las sociedades rurales, indígenas y urbanas, sino también ha asumido una reflexión crítica y plural sobre las perspectivas y posibilidades para el desarrollo sustentable del campo mexicano.

En este tenor, el número que aquí se presenta está conformado por siete contribuciones de las y los miembros de la AMER, especialistas de diferentes disciplinas sociales y económicas. Los artículos van del debate al desafío y de tema en tema. De esta manera, Hubert Carton de Grammont retoma los conceptos clásicos de espacio rural, relación campo–ciudad y campesino para tratar de comprender el proceso de la desagrarización del campo mexicano, donde el ingreso asalariado toma el lugar de las pluriactividades rurales en la estructura del ingreso familiar. El trabajo de Eugenio Santacruz y Elba Pérez viene a reforzar, en parte, este fenómeno. La región del Soconusco, Chiapas, ha estado ligada a los mercados agroexportadores desde la Colonia, siendo un punto de atracción de migrantes para abastecer la mano de obra; sin embargo, el estancamiento del sector en los últimos años ha generado y acelerado el desempleo, siendo ahora una región con fuerte expulsión de la población rural local, recurriendo a las remesas como casi la única fuente de ingresos de los hogares soconucenses. En contraparte, el artículo de Sabás Vásquez, Ivonne Vizcarra, Eduardo Quintanar y Bruno Lutz muestran en un estudio de caso en Chilapa, Guerrero, que, pese a la presión de los mercados neoliberales, la heterogeneidad de las prácticas agrarias surge como respuesta estratégica que permite reacomodos campesinos para seguir subsistiendo. La diversificación aparece entonces como una posibilidad de desarrollo local.

Felipe Torres y Javier Delgadillo reconocen en su ensayo que esta diversificación de actividades rurales, de por sí complejas, pueden ser promovidas y apoyadas a través de una nueva política de desarrollo rural formulada con un enfoque territorial, la cual toma como atributos las diferenciaciones regionales para abatir los desequilibrios sociales en el país.

El turismo rural es una de las actividades complejas que van tornándose como alternativas de desarrollo local y regional frente al desempleo provocado por la agresividad de la globalización que caracteriza el periodo neoliberal, tal y como lo muestra el artículo de Neptalí Monterroso y Lilia Zizumbo, quienes, basados en la perspectiva de la economía del trabajo, concluyeron que la instrumentación de proyectos de turismo rural ha permitido mejorar las condiciones de vida en dos comunidades.

Desde hace más de una década los estudios rurales no pueden prescindir de la cada vez mayor presencia de las investigaciones que contribuyen a analizar las relaciones de género en las múltiples dimensiones de la vida rural. Sin importar la problemática ni la visibilidad ni trato que se les dé, la violencia contra las mujeres, el atropellamiento de sus derechos y las barreras para ejercer la ciudadanía resultan ser ineludibles en la reflexión crítica de las propuestas de desarrollo con equidad y justicia social. De aquí el carácter imperativo del artículo de Soledad González. Como muestra de la trascendencia del tema, María de los Ángeles Pérez y Verónica Vázquez encontraron en su estudio de mujeres chontales de Nacajuca, Tabasco, que si bien ellas tienen capacidad para negociar cambios en el manejo de ingresos familiares y la libertad de movimiento fuera de casa para realizar actividades extradomésticas y remunerativas, no lo es así en la redistribución del trabajo doméstico, restándole autonomía en la administración del tiempo propio. Este tipo de violencia simbólica se refleja en observar cómo el empoderamiento femenino se ve inhibido ante la resistencia de los hombres a perder privilegios.

 

Ivonne Vizcarra Bordi
Editora invitada Dossier AMER

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