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Convergencia

versión On-line ISSN 2448-5799versión impresa ISSN 1405-1435

Convergencia vol.15 no.46 Toluca ene./abr. 2008

 

Reseñas

 

Los problemas de la cultura política en el Estado de México

 

Miguel Ángel Vite Pérez

 

Vivero Ávila, Igor, Castro Domingo Pablo y Nelson Arteaga Botello [coords.] (2007), Política y cultura: Un estudio exploratorio en el Estado de México, Miguel Ángel Porrúa, IEEM, Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública, UAEM, México, 95 pp. ISBN 978-970-701-955-3

 

Profesor investigador CIECAS-IPN / miguelvite@yahoo.com

 

La necesidad de conocer la relación entre política y cultura podría ayudar a comprender y, sobre todo, a explicar por qué a pesar de la existencia de un régimen democrático en América Latina, desde un punto de vista general, los ciudadanos, a pesar de su capacidad de elegir a través del voto, piensan que se ha acabado por beneficiar a los grupos más poderosos.1 Esta percepción se vincula con la existencia de una situación socioeconómica polarizada, lo que, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se ha convertido en un factor que afecta la confianza que la gente latinoamericana tiene en la democracia, porque ha terminado por pensar que sus gobiernos gastan sus impuestos de manera deficiente.2

Por tal motivo, este trabajo colectivo, realizado en el Estado de México, que estudia la opinión pública mediante una encuesta levantada en el mes de abril de 2006, ayuda a reflexionar acerca de la manera en que se considera, por parte de los ciudadanos, la política tanto en el ámbito local como en el regional.

Pero también sobre los comportamientos de los ciudadanos mexicanos, que no son iguales, para valorar la política concretizada en la democracia. Y, al mismo tiempo, la cultura política, que se refleja en las prácticas de los ciudadanos que habitan en el Estado de México, puede divergir o ser muy similar a la que se presenta en otras partes del país.

Sin embargo, existe un punto de partida común, comparado con los estudios antes señalados: la desconfianza que los ciudadanos tienen sobre la política y los políticos, agregando una consideración más: los agentes socializadores, como por ejemplo, la familia, junto con los medios de comunicación masiva, no ayudan al ciudadano a que se interese por la política (p. 15).

En este sentido, el trabajo que abre esta obra colectiva es de Nelson Arteaga y Jimena Valdés, quienes analizan los soportes institucionales para la democracia; en otras palabras, las instituciones que permiten el ejercicio de los derechos políticos de la ciudadanía (p. 21). Pero que han sido interpretadas, es decir, conllevan significado que muestran, sin embargo, que 77% de los entrevistados sólo ocasionalmente o nunca ha hablado de política cuando está con sus amigos (p. 28). Además, 65% de los encuestados dijo que la política le resulta algo irrelevante, y 73% consideró que México no es "tan democrático" (p. 29).

Por lo tanto, los dos soportes o instituciones que se evalúan de parte de los encuestados con una mayor confianza son: la Iglesia y la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), mostrando que las instituciones que imparten justicia y la encargada de "combatir" al crimen, como es la policía, así como los partidos políticos, no generan ciudadanía sino desconfianza, reproduciendo la debilidad del régimen democrático (p. 31).

En consecuencia, las instituciones democráticas no generan solidaridad sino que crean espacios para la reproducción de los intereses particulares propios de las élites políticas y económicas. Una democracia de oligarquías.3

El segundo análisis es de Pablo Castro Domingo sobre la cultura política y la ciudadanía, reproducida en el Estado de México, entendida la primera como un código que permite al sujeto o individuo reflexionar sobre su acción social y su estar en el mundo, operados a través del conocimiento y la información, valores, emociones y sentimientos e ilusiones y utopías, permite descifrar el por qué no son interpretados por los diferentes actores de la misma manera, a pesar de que son compartidos (p. 35). Mientras, la ciudadanía es definida por los derechos y obligaciones que establecen una relación entre el individuo y el Estado (p. 37).

Con esas dos definiciones teóricas pertinentes, el análisis de los datos se interpreta de manera sustancial. Por ejemplo, que 72.6% de los mexiquenses entrevistados no les interese la política, se deriva de sus condiciones de vida precarias, que no han sido transformadas por las acciones de los políticos y, a su vez, sus promesas de campaña se han quedado en esa condición. En otras palabras, no alcanzan a convertirse en políticas públicas (p. 40).

Pero la televisión ha llegado a ser entre los mexiquenses el medio que influye, sobre todo durante los periodos electorales, en sus decisiones en el momento de votar por alguna opción partidista. Así, 57% de los encuestados dijo que accede a la información política todos los días por medio de la televisión (pp. 42-44).

Por otro lado, los valores ayudan a construir imágenes políticas, entre las personas, en el Estado de México, 35.7% de los ciudadanos relaciona la democracia con la libertad, 18.15% con la legalidad, 10.7% con los procesos electorales, 10.3% con una forma particular de gobierno, lo que hace afirmar a Pablo Castro: " [...] que el tema de la democracia esté escasamente asociado a las elecciones o a un tipo de gobierno, porque son ámbitos que habitualmente son relacionados con ésta" (p. 50).

Pero los encuestados mexiquenses no reducen la democracia a las elecciones, pues 38.3% piensa que la democracia debe tener como tarea el combate al crimen, 24.8% con la redistribución del bienestar de la población, 14.8% señala que debe orientarse a la atención de las minorías, 13.15% la identificó con las elecciones (pp. 51-52).

La democracia mexiquense no es perfecta y ciertas prácticas sociales, como lo subraya Pablo Castro, la distorsionan, así se tiene que 51.3% de los encuestados cree que el mayor obstáculo de la democracia es la corrupción (p. 53).

La democracia mexiquense también es de baja calidad debido a que sus ciudadanos no participan en organizaciones o asociaciones, importantes para consolidar el espacio público. El 36.2% participa en organizaciones religiosas, 29.3% en deportivas, 14.2% en vecinales, 11.6% en sindicales, y 10.3% en políticas (p. 54).

Finalmente, el trabajo de Igor Vivero Ávila estudia las percepciones que tienen los mexiquenses sobre la política y la democracia (p. 61). Una primera percepción es la desconfianza, en consecuencia, la política para los mexiquenses entrevistados, cerca de 50%, no les resulta de importancia para sus vidas.

En este caso, las mujeres y los jóvenes son los que se interesan menos por la política, así como los que menos escolaridad poseen. De los que tienen, por ejemplo, entre 18 y 25 años, 55.6% manifestó que le interesa poco la política, y 56.9% de las mujeres encuestadas dijo, también, que la política le interesa poco. Mientras, los que tienen estudios universitarios, 30.6%, se mostró mucho muy interesado por la política (p. 64).

Para Igor Vivero una posible explicación de la tendencia descrita se debe a que se percibe entre los mexiquenses que la política es compleja (55.1%), lo que puede explicarse, según el autor, por las campañas electorales, caracterizadas por el uso intensivo de los mensajes de descalificación emitidos entre los mismos contendientes (p. 65).

Las campañas políticas mediáticas, con sus dosis de descalificación, se pueden observar en que 37.8% de los mexiquenses dijo que la televisión tiene mucha influencia para que piensen en la política, lo cual no necesariamente conduce a un mayor nivel de confianza; solamente 14.1% de los encuestados dijo tener mucha confianza en dicho medio masivo de comunicación (p. 71).

La institución encargada de organizar los comicios en el Estado de México, el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), tampoco goza de un buen nivel de confianza entre los ciudadanos. Sólo 18.7% de los encuestados confía en el IEEM, lo cual es interpretado por el autor como resultado de los escándalos mediáticos de supuesta corrupción en 2004 y 2005 (p. 72). Sin embargo, me inclino a pensar que es más producto de la debilidad de las instituciones democráticas mexiquenses y a su incapacidad para crear ciudadanía o para ser soporte de los derechos y obligaciones de la relación que se produce entre individuo y Estado.

Por otro lado, la democracia para los mexiquenses significa libertad, así lo dijo 35.7% de los encuestados, y la función que debería realizar la democracia sería combatir el crimen, 38% le dio esa función (p. 74-75). Estos datos indican que la democracia no es vista como una forma de gobierno, sino como un régimen que debe efectuar tareas particulares relacionadas con los peligros que atacan a la misma vida y al patrimonio privado. Es decir, como lo dice el autor, resolver los problemas de los ciudadanos (p. 75).

En las conclusiones del libro se resalta la poca vinculación entre la ciudadanía con la política de parte de los mexiquenses (p. 81). Por eso, la respuesta a ese problema fue elaborada en los análisis hechos por los autores, en sus respectivos capítulos, para presentar las razones por las cuales la democracia mexiquense y, en general en México, tiene poco aprecio entre la ciudadanía.

Finalmente, otro acierto de los autores del libro es proporcionar un anexo con la ficha técnica del tamaño de la muestra, el método usado para su cálculo y el número de encuestas aplicadas, incluyendo las preguntas del cuestionario.

 

Notas

1 En México, según el Latinobarómetro 2007, 69% de los encuestados percibe que se gobierna a beneficio de grupos poderosos; mientras, 29% asegura que es a beneficio del pueblo. "Latinobarómetro 2007. Perciben plutocracias", en Reforma, Sección Internacional, 22 de noviembre de 2007, México, p. 4.         [ Links ]

2 El 21% de los ciudadanos latinoamericanos cree que los impuestos que paga son bien empleados por sus respectivos gobiernos, y 58% piensa que el sistema democrático es la mejor manera de gobernarse. Marirrodriga, J., "La OCDE avisa de que la pobreza pone en riesgo la democracia. El organismo recomienda invertir en infraestructura y previsión social", en El País, 9 de noviembre de 2007, México, p. 4.         [ Links ]

3 Véase Samir Amin (2007), El Virus Liberal, Barcelona: Hacer.         [ Links ]

 

Información sobre el autor

Miguel Ángel Vite Pérez. Es doctor en Sociología por la Universidad de Alicante, España. Sus líneas de investigación son: bienestar social y desigualdades, pobreza, desigualdad social, desarrollo regional y urbano. Sus más recientes publicaciones son: La nueva desigualdad social mexicana (2007); "La nueva vulnerabilidad social", en revista Economía y Gestión del desarrollo (2007).

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