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Convergencia

On-line version ISSN 2448-5799Print version ISSN 1405-1435

Convergencia vol.14 n.44 Toluca May./Aug. 2007

 

Estudios

 

La investigación en el Centro de Estudios sobre lo Actual y lo Cotidiano1

 

Valentina Grassi

 

Universidad La Sapienza de Roma. Correo electrónico: valegrassi@tiscali.it

 

Envío a dictamen: 22 de mayo de 2007
Aprobación: 11 de junio de 2007

Resumen

En este ensayo se presentan los elementos teóricos y metodológicos, epistemológicos, sobresalientes de los trabajos de investigación, tesis de doctorado, realizados en el Centro de Estudios sobre lo Actual y lo Cotidiano (CEAC) de la Universidad de La Sorbona-París V. El núcleo del trabajo destaca la metodología utilizada en el centro, denominada como metodología fractal, la cual se caracteriza por ser un método "débil": que esté en posibilidad de adaptarse a los cambios sociales y a la complejidad de los fenómenos. Esta estrategia de método evita la linealidad y la secuencia, y prefiere construir a través de módulos organizados, fractales. La postura fenomenológica según la cual la cientificidad de un estudio se encuentra enraizada en su real inscripción en la experiencia en lo cotidiano (o situacionismo metodológico), es otro de los elementos importantísimos presentes en las investigaciones del centro. Finalmente, se concluye que las investigaciones del centro se distinguen por sus acercamientos comprensivos e interpretativos que valoran la dimensión simbólica de la experiencia.

Palabras clave: Centro de Estudios sobre lo Actual y lo Cotidiano (CEAC), imaginario, vida cotidiana.

 

Abstract

In this paper we present theoretical and methodological, epistemology elements, relevant to the research works for doctorate theses performed at the Centre d'Etude sur l'Actuel et le Quotidien (CEAQ) of the University La Sorbonne, Paris V. The core of the work highlights the methodology used in the Centre, denominated as fractal methodology, which is characterized for being a "weak" method, with the possibility of adapting itself to social changes and to the complexity of the phenomena. This strategy of method avoids the linearity and sequence and prefers to construct using organized, fractal modules. The phenomenological posture according to which the scientificity of a study is rooted in its real inscription in the experience of the quotidian (or methodological situationism), is another of the important elements present in the Cenire investigations. Finally, it is concluded that the Centre researches are distinguished by their comprehensive and interpretative approaches the symbolic dimension of experience estimates.

Key words: Centre of Studies of the Current and Quotidian (CEAQ), imaginary, quotidian life.

 

Este ensayo es el resultado de un trabajo desarrollado por mí en repetidas estancias en París durante los años 2001 y 2002; durante estos periodos frecuenté asiduamente la Universidad de La Sorbona-París V, y en particular el Centro de Estudios sobre lo Actual y lo Cotidiano (CEAC) [CEAQ, por sus siglas en francés], estableciendo constantes contactos con diversos investigadores que laboran en el centro y con el director, el profesor Michel Maffesoli. Mi objetivo fue el de trazar líneas epistemológicas y metodológicas de las investigaciones efectuadas en el CEAC, en particular las relativas al tema del imaginario y sus formas, aún escasamente desarrolladas en el ámbito de la sociología. Las páginas que siguen son parte de un trabajo general, dedicadas a la "sensibilidad" metodológica que emerge del análisis de algunas tesis de doctorado desarrolladas en el centro. Particularmente he examinado 15 tesis, privilegiando un criterio vinculado con la variedad de temas y de las indicaciones metodológicas adoptadas por los investigadores. Mi pretensión no es la de introducir en forma exhaustiva la metodología del CEAC, sino sugerir algunas "pistas" que emergieron de mi experiencia en el "campo".

El CEAC es un centro de investigación de la Universidad de La Sorbona-París V y también cuenta con la colaboración de numerosos investigadores de nivel internacional. El centro fue fundado en 1982 por Michel Maffesoli y Georges Balandier; desde su nacimiento se ha interesado en el estudio de nuevas formas de "socialidad" y del imaginario en sus innumerables declinaciones. Entre sus campos de estudio hallamos el papel del imaginario y la imaginación al inierior de las múltiples realidades vividas en el ámbito de la vida cotidiana. Es decir, las nuevas formas de socialidad emergente, como las de naturaleza reticular, de consumo o telemáticas, o bien los grupos que se reúnen en ocasiones festivas o deportivas: en pocas palabras, todas las nuevas formas del estar-juntos societal (Maffesoli); el papel de la proximidad y el localismo como formas de reapropiación de la existencia social es valorizado. Finalmente, en los últimos años ha cobrado una gran importancia el estudio de las nuevas tecnologías y su impacto en el territorio y sobre la experiencia cotidiana. Los estudiantes y los investigadores que frecuentan el CEAC tienen diferentes posiciones académicas y no: hay quien está aún en maîtrise, quien frecuenta el DEA (Diplôme d'Études Approfondies), quien está preparando la tesis de doctorado o también quien trabaja como profesor en la escuela o investigador en los centros de investigación privados y cultiva su interés por la investigación académica y trabaja en el centro. El personal que labora en el CEAC es muy variado, sea desde la perspectiva profesional o de la nacionalidad: se observa la presencia, o también sólo la "visita", de numerosos investigadores extranjeros, por ejemplo: brasileños, italianos, japoneses, asiáticos de diversos orígenes, así como, naturalmente, franceses. El elemento que mayormente une a los diversos frecuentadores es su adhesión a la orientación teórica de Maffesoli, quien, sin embargo, como director de tesis de doctorado, se limita a señalar algunas indicaciones generales, dejando en libertad a cada investigador de enfrentar su campo de estudio como mejor le parezca. En realidad, se trata de personas ya socializadas de manera parcial con el clima metodológico del CEAC, que cuando se sumergen en las teorías de Maffesoli, durante el desarrollo de sus estudios, deciden profundizar sus teorías y aplicarlas a través de investigaciones empíricas. Las investigaciones son, en paricuiar, de tipo cualitativo, atento a las múltiples declinaciones del imaginario en la sociedad contemporánea, a las prácticas y a los objetos que sirven de trasfondo a la vida diaria de los actores sociales. Hoy en día el CEAC está dividido en grupos, cada uno de los cuales se interesa en un determinado campo de estudio y en los que participan diversos interesados. Los grupos son los siguientes:

GEMODE, Grupo de Estudio sobre la Moda; SFB, Seminario Franco-Brasileño; GRETECH, Grupo de Investigación sobre las Nuevas Tecnologías y lo Cotidiano; GREMES, Grupo de Investigación y de Estudio sobre la Música y la Socialización; GESCOP, Grupo de Estudio de las Sociologías Comprensivas y Fenomenológicas; GEMMI, Grupo de Estudio sobre los Mitos y el Mundo Imaginal; GRACE, Grupo de Investigación sobre la Antropología del Cuerpo y sus Portadores.

Las investigaciones a menudo siguen un determinado recorrido, que parte de un interés por cierto asunto o área de estudio y de su profundización teórica; con frecuencia es completada una primera "exploración" sobre el terreno (fase exploratoria), con el fin de estructurar las primeras pistas de búsqueda, que, sin embargo, pueden ser puestas en discusión o en reestructuración. Al final, con base en la clarificación de las hipótesis y del cuadro metodológico, se procede a las diversas fases de investigación sobre el terreno (fase analítica), que puede tener diferentes tiempos y adoptar distintas técnicas integradas. No falta quien sospeche, incluso entre los mismos investigadores, que a menudo las hipótesis de los que investigan en el CEAC estén "conducidas" por la teoría de fondo, y que el estudio práctico no produzca otro resultado que la restitución de las ideas de partida. Para tal propósito, la única observación que se considera oportuna es que este riesgo está siempre presente en cualquier investigación empírica; es cierto que la metodología en el CEAC no es tan rígida o constrictiva y la teoría es susceptible de muchas "lecturas": en él se encuentra un ambiente intelectual en donde es potencialmente posible integrar diversas aproximaciones.

Federico Casalegno (2001) propone una expresión metafórica para designar un acercamiento que remite en profundidad del "espíritu" del CEAC, que es la de metodología fractal2 Se trata de una reflexión que sugiere un método "débil" que esté en posibilidad de adaptarse a los cambios sociales y a la complejidad de los fenómenos. Desde el momento en que el objeto de investigación parece complejo y polimorfo, es necesario construir una dirección metodológica que reúna las dinámicas y transformaciones en acción, evitando proceder de manera "line al y secuencial", sino "a través de módulos organizados, en forma de fractal". La práctica del procedimiento fractal conduce a elegir, en el vasto panorama del fenómeno a ser analizado, un aspecto particul ar, sobre el cual procede a desarrollar una primera investigación que permitirá la construcción de las pistas iniciales de búsqueda. Esto posibilita construir una imagen que orienta las subsecuentes profundizaciones. Así, los resultados son validados con otros colegas y, en este contexto, los demás aspectos del fenómeno son elegidos para las siguientes investigaciones. La metodología fractal se basa en un presupuesto que considera al objeto y sus componentes: cada elemento que integra el todo posee, en pequeño, todas las características generales o las refleja. En esta línea, F. Casalegno sostiene haber compilado una serie de "relaciones de síntesis" sobre "módulos" individuales de su propia investigación, cada uno de los cuales constituía en sí mismo una unidad, pero al mismo tiempo contenía los elementos de comprensión del fenómeno en su totalidad y de otras relaciones precedentes y posteriores. Cada relación era sometida a una discusión crítica y los resultados de tal examen reorientaban la investigación. Se puede poner otro ejemplo práctico. Stéphane Hugon, otro investigador del centro, contando el iter de su propia investigación sobre la práctica del uso de la Internet, sostiene haber trabajado sobre más frentes: él mismo frecuentó la Red con el fin de individualizar diversas tipologías de utilizadores; entrevistó gente que le informó de su práctica de la Red; conversó con personas cercanas a las instituciones de la ciudad de París, que tienen algo que ver con la Internet; finalmente, entrevistó a algunos profesionales próximos a la sociedad Methos, que trabajan para la gran firma Microsoft. Lo que está en cuestión es una actitud metodológica plural y abierta a los cambios, que requiere el progresivo descubrimiento y análisis del campo de trabajo, de sus propios límites prácticos y de las diversas facetas que a primera vista no parecen evidentes.

Las investigaciones desarrolladas en el CEAC no siguen ninguna regla procesal restrictiva, sino simples indicaciones de orientación, que dejan en libertad a cada investigador de establecer el método para su propio campo de estudio: por eso es posible hablar de "sensibilidad metodológica". La reflexión metodológica, que como se verá asume una cierta consistencia, a menudo remite a nociones de naturaleza epistemológica y filosófica. Para el CEAC la epistemología y filosofía no poseen límites precisos y son pospuestos hacia una historia al interior de una reflexión de naturaleza abierta e in fieri, que junto con referencias a autores clásicos, no deja de evolucionar y ampliarse con la aportación de teorías de investigadores de nivel internacional.

El centro se halla, claramente, en el campo de la investigación cualitativa, incluso cuando hay ejemplos de utilización de técnicas convencionales de investigación; sin embargo, estas últimas son raras y son usadas como métodos complementarios respecto a las consideradas no convencionales. E. Morin, trazando la distinción ent re metodología y método, subraya que éste puede modificarse durante el desarrollo de la investigación, en función de las informaciones recibidas por la singularidad de cada objeto de estudio: es en realidad esta ductilidad del método la que es valorada en las investigaciones del CEAC. En esta misma línea se encuentra de nuevo una concepción de cara a M. Weber, según la cual cada método es adecuado si resulta efectivo en el marco de la investigación y no requiere guiarse por su adhesión o discordancia con un ideal metodológico abstracto. Finalmente, Maffesoli señala que el modo en el cual un objeto se evidencia puede orientar la investigación; dicho en otras palabras, no existe "un" método, al contrario cada investigador construye el método propio, operando un bricolage metodológico en función del objeto de estudio. La imposición de un método se traduce en un a priori que impide la comprensión por parte del sujeto; Borges afirmó: "El mapa no es el territorio".3

La investigaciones en el CEAC, y aquí me refiero en particular a las desarrolladas como tesis de doctorado, son más bien diversas respecto al nivel de los temas estudiados y, en parte, por las técnicas utilizadas; sin embargo, en este vasto panorama es posible hallar algunas constantes, que derivan en buena medida del pensamiento de Maffesoli. Por lo que se refiere a los temas, el elemento que parece ser el fil rouge de los diversos objetos de investigación es su inscripción en lo cotidiano; esto significa que se presta atención a la dimensión del presente vivido, a las diversas formas de socialidad concreta que adquieren forma en la vida de todos los días y a la carga de imaginario que todo esto presupone. En este cuadro el sentido común es un medio privilegiado de análisis de lo cotidiano.

En cuanto al grado de participación del investigador respecto al objeto de investigación, se puede recordar la sugerencia de Maffesoli: la cientificidad de un estudio no está dictada por el racionalismo y por la "ruptura" epistemológica, sino por su real inscripción en la experiencia. Esta inscripción en la experiencia y en el flujo de lo vivido es una constante que atraviesa las reflexiones metodológicas en las diversas investigaciones; para tal propósito se puede hablar del situacionismo metodológico de Maffesoli (Le Queau, 1997), según el cual cada acción, y cada objeto, posee una inteligibilidad inmanente que debe ser cultivada de vez en vez por parte del investigador. De acuerdo con la perspectiva de la hermenéutica, el intérprete mismo debe hacerse determinar por aquello que interpreta en un círculo hermenéutico que va continuamente del sujeto al objeto. A partir de este presupuesto se deriva una sociología interpretativa del "dentro", que pone en valor la participación afectiva y la relación empática entre el investigador y su objeto, manteniendo siempre la necesaria distancia.

Una sociología efectivamente comprehensiva debe analizar las significaciones de las acciones y de las situaciones vividas que éstas les confieren por los actores sociales, y, por lo tanto, debe estudiar lo que tiene que ver con la experiencia. En este sentido, se necesita asumir una actitud de escucha respecto a los actores sociales: como afirma P. Le Quenau (ibid.), es cuestión de la confianza que se tiene en el actor y en la capacidad de iluminar su misma experiencia. Uno de los objetivos principales de las investigaciones es el de comprender las prácticas ordinarias de los actores sociales, su apropiación de los objetos culturales; por eso se elaboran encuestas de tipo etnográfico y pragmático con referencias a la etnometodología.

Las experiencias colectivas que los actores construyen juntos son analizadas en su aspecto material e incluso simbólico; la dimensión simbólica de la experiencia requiere una aproximación de tipo cualitativa y, si la investigación tiene que ver con el territorio de lo emocional y del imaginario, es sujeta a las "derivaciones" o bien, no puede ser lineal (Tiret, 1997). Es necesario subrayar entonces que un método estrechamente cuantitativo no es apto para mostrar el aspecto polidimensional de la socialidad y de su sustrato imaginativo: Maffesoli subraya así la eficacia de la práctica de la analogía, que puede esclarecer los aspectos simbólicos de la vida social. En su complejidad, los análisis sociológicos presentan la necesidad de un diálogo entre diversas disciplinas y de un intercambio fructífero que remita a la noción de interdisciplinaridad de Morin. Toda la reflexión metodológica presentada está sostenida por la observación de W. Dilthey, según el cual no es necesario aislar una porción de la realidad como si se tratase de una preparación anatómica, sino acordarse siempre de la relación entre esta porción y el gran organismo de la realidad.

La objetividad aséptica en la investigación es una ilusión, pues ésta es siempre una aplicación de una perspectiva o incluso una integración de más puntos de vista, que proponen una lectura de su objeto de estudio; tiene que ver con el campo de la experiencia vivida, se trate de la del investigador o la de los actores sociales que atribuyen coherencia a un fenómeno o a un objeto cultural. El fenómeno social posee, además, su propia dinámica y especificidad que excluye cualquier imposición de método abstracta, castiga el vaciamiento de sentido de la investigación comprehensiva. Esto significa que el investigador debe cuestionarse, y responderse en el transcurso del propio estudio, siguiendo las oscilaciones y las modificaciones que cada investigación práctica conlleva siempre. Debe asumir una "postura" de escucha y aceptación respecto del dato social, una actitud de modesta observación de los numerosos bordes de la complejidad del fenómeno. La contradicción y la paradoja deben ser consideradas como los posibles límites de un estudio que quiere efectivamente ser comprehensivo y por ello interior al objeto social, que por su propia naturaleza es "oscuro" y polimorfo.

Se trata de indagar las motivaciones de los actores sociales a través de lo que ellos mismos dicen, conservando la confianza o como afirma P. Ricouer, la "fe" en la capacidad del actor de iluminar él mismo su experiencia, aunque sea sólo de manera parcial; es ésta la confianza en el acto lo que hace que lo que digan las personas tenga sentido, contra la creencia que el sociólogo poseería un conocimiento que el actor no tiene (Le Queau, 1997). Investigaciones que se dirigen al mundo de lo emocional, de lo afectivo, afrontan el problema, enunciado por Weber, de la relación entre la actividad de naturaleza afectiva y la investigación sociológica: desde el momento en que el comportamiento de origen emocional se encuentra en el límite de lo que es consciente, esto no sería comprensible por la sociología; sin embargo, cuando un aspecto emocional es considerado en cuanto experiencia de lo que es objeto, implica dispositivos productores de sentido que pueden ser comprendidos sociológicamente (ibid.). En el marco de la investigación del sentido objetivo, la persona no es siempre plenamente consciente de sus motivaciones y de la eficacia de sus acciones; por eso la sociología comprehensiva en general resulta incompleta y provisional, en cuanto nada puede ser tomado de forma total y definitivo (Tiret, 1997). En todo caso, los actores sociales poseen la capacidad de reflexionar sobre sus experiencias personales, las cuales, objetivándose a través del lenguaje, alcanzan al unísono el más elevado grado de subjetivización de la experiencia. En el diálogo, las experiencias son socializadas y asumen su dimensión colectiva. En este marco, el sociólogo puede recurrir a la entrevista, hablando con los actores para tomar las formas y las significaciones de estas experiencias colectivas. Sin embargo, el investigador debe rehuir de cualquier tipo de etnocentrismo, incluso de naturaleza intelectual; es un buen principio general escuchar al otro, en un intercambio recíproco que puede ser visto como mecanismo de objetivación mutuo y que permite relativizar el propio punto de vista en función de una construcción de experiencia, y, por ende, de identidad, colectiva. Sustancialmente los discursos, y los textos sociales en general, contienen la descripción de una perspectiva sobre la realidad y proveen las coordenadas de construcción de este punto de vista (Le Queau, 1997).

La atención a la experiencia vivida, como es evidente, convoca a la dimensión de lo cotidiano. Otra gran directiva de investigación, la cuestión de la vida de todos los días y de las prácticas que la atraviesan es la línea que siguen las investigaciones en el CEAC. Lo que crea el sentido son los pequeños actos cotidianos que se cumplen de manera continua; un modo efectivamente atento para comprender los significados de lo vivido debe dirigirse hacia los "intersticios de la vida" (Tiret, 1997). Por ejemplo, la tecnología, objeto que más que otros remitiría al análisis estadístico o macrosociológico, es en realidad investigado como objeto de uso social en la dimensión de integración en la vida cotidiana de quienes la utilizan, en definitiva como apropiación por parte de los sujetos. Maffesoli, por su parte, muchas veces llama la atención sobre la dimensión de las prácticas culturales y sobre la apropiación (una de las acepciones de su noción de ruse) que las personas cumplen en el ámbito de su cotidianidad. Así, el investigador recurre a las técnicas etnográficas para "ir a descubrir" estos usos sociales; por ende, la vida cotidiana es el

terreno del enfrentamiento y de la negociación, donde las prácticas ordinarias y el sentido común resisten, siempre, a las relaciones de dominación de todo tipo, apropiándose de una pluralidad de recursos —imaginarios, experiencias vividas, pasiones compartidas, objetos anodinos, socialidad, etcétera— y esquivando las constricciones sistémicas, lo que termina, a veces, por modificar los límites de las mismas condiciones objetivas (Maffesoli, 1983: 63).

El método de cruzar diversas técnicas de recopilación de los datos o de integrar y ampliar investigaciones desarrolladas en el pasado está en concordancia con el acercamiento comprehensivo, y su holismo metodológico se encuentra en la línea seguida por numerosos investigadores del CEAC. Oltver Sirost, en su tesis sobre el fenómeno social del camping (Sirost, 2000), amplía e integra una investigación previa suya, de forma tal que su mirada sociológica sea el resultado de un panorama compuesto de estudios cruzados. Así es como la comprensión resulta enriquecida y profundizada y el fenómeno es tomado desde diversas perspectivas, con el convencimiento de que, desde el momento en que una práctica cultural debe ser estudiada en su significación por quienes la viven, es benéfico operar la integración de diversas miradas, tanto teóricas como prácticas. El recorrido de la investigación y de la comprensión es un trayecto abierto, de acuerdo con el espíritu del saber "dionisiaco" (Maffesoli): se parte sin saber la meta, sin un proyecto que predet ermine el arribo, adaptando de vez en vez los propios instrumentos. Este es un principio en concordancia con la realidad social, rica en incertidumbres, desórdenes, aspectos no racionales; entonces el método estará en constante adaptación con los discursos y las prácticas halladas durante la investigación. Hablar de un método para analizar los fenómenos de la sociedad posmoderna significa hablar del descubrimiento e innovación, en un camino, según la etimología misma del término método, que lleva a una continua adaptación de éste al flujo de la experiencia.

La complejidad de un trabajo de investigación está determinada con la copresencia articulada de objetividad, subjetividad y afectividad, tan vinculadas al problema, según Morin, por la dificultad de pensar, en cuanto el pensamiento es una lucha completa con, pero al unísono contra, la lógica, la palabra y el concepto. Estudiar objetos complejos al interior de una sociedad compleja requiere que esto sea hecho a través de un pensamiento complejo que integre los desórdenes, las incertidumbres y las antinomias que se presentan.

Siguiendo aún a Morin, la subjetividad no es anticientífica, es más bien un elemento fundament al que concurre a la construcción de la investigación, en la medida en que está calibrada por la distancia necesaria: "Pensamos que la óptima relación requiere, por una parte, separación y objetivación hacia el objeto de la investigación, y por otra, participación y simpatía hacia el sujeto indagado. Desde el momento que el sujeto investigado y el sujeto de la investigación no son más que un solo elemento, estamos llamados a ser dobles" (Morin, 1994: 223). Así es como "a la doble naturaleza de lo que es indagado, sujeto y objeto, debe corresponder un doble yo de quien indaga" (Morin, 1994: 224). Subjetividad y objetividad interactúan en cualquier investigación y se necesita saber cómo servirlas. Para comprender al otro es necesario reconocerse sujeto frente a otro sujeto; en este sentido, se accede a la comprensión de un fenómeno a través de elementos de comparación y de proyección entre la propia situación y la del otro, instaurando un tipo de relación empática. A través de este doble procedimiento de un compartir emocional y lejanía objetivamente (explicación) es posible tomar la ambivalencia de las situaciones observadas y de los discursos escuchados, aferrando siempre a los fenómenos tal como son, en lo concreto.

Una metodología efectivamente interpretativa puede hacer aparecer los defectos del pensamiento positivista moderno y de su resignificación de los conceptos, construidos para aprehender la realidad. Los trabajos de sociología comprehensiva se refieren a menudo a la hermenéutica, entendida por Gadamer como el arte de la interpretación y definible también, siguiendo a Dilthey, como teoría de la comprensión (Le Queau, 1997). Los principios de la tipificación (Schütz) pueden ser así insertados en el proceso general de la interpretación, que es entendida como "re-colección" del sentido y su integración (ibid.). El sentido es reaferrado reuniendo la intención del actor que cumple una determinada acción y poniendo en relación esta dimensión subjetiva con el todo en que se halla inserta (integración) (idem.). La hermenéutica, como la sociología comprehensiva, profesa el respeto por el objeto y al mismo tiempo sugiere que el intérprete debe dejarse determinar por lo que está estudiando, en un círculo hermenéutico que va continuamente del sujeto al objeto del conocimiento. La interpretación restituye el sentido del objeto social así como éste se "evidencia", porque es el único modo de representarnos el contenido de las representaciones sociales (Maffesoli, 1986: 114).4 El proceso de interpretación presupone siempre un cierto movimiento respecto al curso real de las cosas; esta distancia no puede ser colmada porque existen algunos valores, en el sentido weberiano del término, o bien algunas orientaciones del investigador que guían su trayecto de estudio. Sin embargo, la impresión de caminar sobre comprensiones particulares de actos diminutos considerados banales, en realidad restituye el sentido de un universo más amplio, en una dimensión holista. El sentido global puede ser alcanzado sólo por aproximaciones y este es el modo en que se necesita considerar las investigaciones inusuales.

Fenómenos sociales como las formas de música popular (Cathus, 1997) son recorridos por una efímera efervescencia que puede ser recogida con una "postura" de abandono hacia el fenómeno mismo; la escritura a posteriori puede sólo en parte restituir lo que se ha vivido en el periodo de la investigación de campo. El concepto de efervescencia es desarrollado por Durkheim en Las formas elementales de la vida religiosa, donde el autor habla de una fuerza colectiva que en algunos momentos se hace sentir en forma particularmente preñante y "los individuos se buscan, se reúnen mayormente. De ello resulta una efervescencia general, característica de las épocas revolucionarias o creadoras" (Durkheim, 1973: 219).5 Maffesoli, en una presentación al texto clásico de Durkheim sobre Las formas elementales de la vida religiosa, afirma:

La pretensión del concepto, que se halla regularmente en la historia del pensamiento, parece olvidar que su perfección es por una parte abstracta —pues el concepto, por la masa de informaciones, retiene sólo al elemento que es más visible, más evidente— y por otra que tal pretensión llega siempre post-festum..., cuando el advenimiento o el fenómeno han concluido. Este último elemento es de suma importancia, precisamente para la investigación sociológica, en el sentido que no es visto por lo que expresa la Verdad acerca de los fenómenos [...] por lo demás, se puede hacer un análisis de la manera en el cual estos fenómenos han sido interpretados y es esto lo que se empeña en cumplir (o debería empeñarse) una sociología de lo cotidiano (Maffesoli, 1991: 30-31).6

Resulta esencial activar ambas disposiciones para la observación, el entusiasmo y la frialdad necesaria, pero la medida en que éstas deben ser calibradas hace de casi cualquier investigación una apuesta: "Es por esto que la investigación [...] requiere mucha estrategia, mucha invención y, si quiere ser ciencia, debe ser arte" (Morin, 1994: 208).

La perspectiva del "dentro" es sin duda alguna una de las líneas más sólidas que une las diversas investigaciones del CEAC y, en algunos casos, convive con la perspectiva del "fuera"; equivale a decir que la observación participante en que se sumerge completamente en el objeto estudiado, está afianzada por algunos momentos de separación, en el cual el objeto mismo es mirado desde otra perspectiva, "externa". Sin embargo, para interpretar las manifestaciones de los fenómenos sociales es importante estar dentro de la multitud, los grupos y los eventos que se están estudiando, observar los comportamientos, probar emotivamente lo que los demás prueban. Aceptar los presupuestos del método de la circularidad, y las paradojas que se pueden hallar al seguir esta línea, se sumerge más útilmente en el objeto estudiado, sin imponerle una coherencia abstracta.

La atención a la experiencia de los sujetos, también en su dimensión de continuo devenir, requiere para los fines del conocimiento una cierta formalización; las nociones de forma (Simmel, Maffesoli) y de tipo-ideal (Weber) están justificadas en la medida en que al interior de la diversidad y fluidez de lo vivido es posible hallar una cierta unidad. El método "formista" es susceptible de dejar abierta el camino a potencialidades que pueden al menos manifestarse, al contrario de lo que sucede con el pensamiento abstracto, que pretende abrazar la realidad en su totalidad (Maffesoli, 1996: 114).7 La investigación de formas de la vida y de la actividad social emerge de la observación sobre el campo y no de la aplicación de categorías abstractas o a priori; en la práctica la forma emerge de la multiplicidad de sus modulaciones como orientación epistemológica o metodológica de investigación.

La forma y el método "formista" han sido reinterpretados por Tacussel, quien ha rebautizado este tipo de línea metodológica como aproximación "figurativa" (Tacussel, 1995). La noción de figura, como declinación de la forma, concierne con la presencia al interior de la vida cotidiana de una carga de irrealidad, por ende, de imaginario, que puede ser estudiado a través de algunas unidades construidas con fin interpretativo. Esto significa que es posible individualizar algunas formas-modelo que no existen en la realidad, pero que sirven para estudiarla. La figura es una forma perceptiva que emerge de la indistinción y que adquiere sentido en su automatización a través de líneas esquemáticas. El sentido producido por la figura sólo está potencialmente ahí, en cuanto se actualiza sólo en su puesta en acto por parte del grupo social (Roland, 1997). De acuerdo con Shütz, el trayecto metodológico por cumplir es el de hacer emerger modelos de acciones típicas que tienen que ver con las situaciones observadas y que responden a los tres postulados sobre la "modelización científica del mundo soc ial": consistencia lógica, o bien coherencia de los elementos formales; interpretaciones subjetivas, o bien congruencia ent re significación subjetiva del act or y contenidos revelados por la figura; adecuación, a través de la cual el actor, posicionado en la misma condición revelada por la forma, puede comprender el sentido propuesto por ésta (Schutz, 1979: 43-44). El mismo proceso de "formización" es completado por el actor social cuando en el curso de su experiencia del mundo intenta darle un cierto "encuadramiento" para orientarse. El proceso mismo de interpretación es la expresión de una forma social, establecida por el sentido común, en el sentido de la tipización de la que habla Schütz, o bien una representación en correspondencia con una realidad vivida. En la práctica, comprendemos, o bien accedemos a la reserva de conocimientos a nuestra disposición, a través de lo vivido de nuestras pequeñas historias cotidianas, que tipifican nuestra visión del mundo. La construcción de tipos, de abstracciones con fin heurístico, debe mantener siempre el contacto con la existencia fenoménica. En la práctica, el procedimiento seguido por el investigador debe corresponder al expediente "banal" que pone en práctica el agente social en la experiencia del conocimiento: él recorre algo ya conocido (objeto, palabra, práctica) para comprender o establecer una nueva relación en la vida de todos los días. Este mecanismo sucede en la conciencia del agente, que es in-formado por las prácticas sociales y al mismo tiempo las sintetiza en un todo estructurado. La conciencia interpreta de esta forma las nuevas experiencias reapropiándose del patrimonio de la información que está disponible; las prácticas sociales están entre ellas en relación de transitividad continua, incluso en la forma que cada una asume individualmente. Este "enredo" es de suma importancia para el investigador en ciencias sociales que mira para comprender el sentido de estas prácticas y de las emergentes. La metodología de la convergencia busca una similitud morfológica, y no funcional, que reposa sobre la homología (Durand) o sobre la analogía (Maffesoli), entre varios fenómenos hacia una forma.

Una efectiva comprensión no puede ser guiada por el criterio de la interdisciplinaridad de la investigación. El pensamiento social asume formas disciplinarias diversas, y un correcto análisis de un objeto debe dirigirse activamente a campos diversos, ent re ellos la filosofía, la historia, la antropología, la psicología, la lingüística, la literatura, la música. Metodológicamente el principio de la multiplicidad de las disciplinas reunidas se vincula a la noción de "macro-conceptos" de Morin: existen algunas nociones que poseen más fuentes y es necesario emplear más disciplinas para reunirlas. El método, según una de las nociones de Morin, debe ser circular, o bien presuponer una serie de intercambios benéficos ent re las distintas ciencias, así como considerar las ciencias sociales insertadas en un círculo vicioso del que forman parte también la biología y la física. Se trata de un método al tiempo comprehensivo y reflexivo que se concentra sobre los elementos sociales y culturales que componen la espiral del método, pero no en sentido acumulativo, en cuanto esto llevaría a un retorno a lo cualitativo.

La metodología de molde cualitativo y comprehensiva que une las investigaciones del CEAC da cuenta de los significantes sociales, se une a la investigación sobre la función y sobre las declinaciones de lo imaginario en las prácticas sociales y en las relaciones con los objetos culturales. Lo que emerge de una visión de conjunto es, una vez más, una sensibilidad general antes que rígidas reglas metodológicas; sucede así que la atención se concentra sobre la actividad imaginativa y sobre la función en determinados contextos, o bien sobre los símbolos culturales vinculados con una determinada práctica u objeto, o aun sobre el imaginario en cuanto noción general que remite al dominio de las emociones, de las creencias, de las representaciones sociales. Así como son vastos los límites de la teoría, así son numerosos los criterios metodológicos y los campos de aplicación de la teoría misma. Se podría valorar tal variedad y flexibilidad como "intuicionismo" e improvisación, y esto ha ocurrido a menudo. Sin embargo, buscar construir un procedimiento metodológico rígido en el campo del imaginario sería más bien estéril; de hecho cuando Durand se encaminó en ese sentido, con Las estructuras antropológicas del imaginario, no obstante la gran contribución que dio a la antropología de la imagen, en realidad la base estrechamente estructuralista de la obra terminó por volverse "arcaica". Hacer investigación en el campo del imaginario significa aceptar el diálogo ent re lo lógico y lo analógico, servirse de la metáfora controlando el uso y cumplir un viaje que continuamente tiende un puente entre lo abstracto y lo concreto.

El análisis según la perspectiva de lo imaginario es aplicado aquí a una gran variedad de objetos, constituyéndose como una aproximación que puede completar y enriquecer a los demás, y, al unísono, abrir nuevos horizontes de investigación. La tesis de P. Le Queau (1997) sobre los cultos budistas en Francia constituye uno de los más elocuentes análisis del orbe imaginal y del universo de lo imaginario en una investigación sociológica.

El relato de sí se remite a la actividad de la imaginación simbólica a través de la cual el creyente restaura el intercambio simbólico-antropológico con el grupo, allí donde la lógica moderna lo ha trasquilado; de esta manera el relato asume dos funciones fundamentales: por una parte hace asimilar al creyente el corpus simbólico e ideológico de la comunidad y su técnica de interpretación de la realidad; por otra, tiene un papel fundament al en la constitución misma del grupo, en cuanto constituye una forma eufemizada de don de sí mismo. Tanto más que el relato al interior de la comunidad muestra relevantes similitudes con la dinámica del mito, por ejemplo en el hecho de representar la "redundancia perfeccionante" (Durand), según la cual los símbolos que intervienen en el desenvolvimiento del relato son repetidos múltiples veces, logrando siempre nuevas connotaciones. El relato de la propia vida deviene en un instrumento metodológico de gran eficacia simbólica que, como el símbolo, es instaurador de sentido. La experiencia de la realidad en el ámbito de las comunidades budistas demuestra tener su propia fuente en el mundo imaginal, universo del medio (mesocosmos) entre el sí, el grupo y el imaginario. En la tesis de Le Queau el campo del imaginario es explorado en dos de sus componentes: la actividad imaginativa, como práctica terapéutica y de integración en el grupo, y los símbolos religiosos, que intervienen en las prácticas imaginativas (relatos). El trabajo del investigador puede ser fácilmente utilizado como modelo del análisis del imaginario de un grupo y de su construcción simbólica de la realidad, con el fin de integrar a los miembros.

Entre las consultadas, una de las investigaciones que están enfocadas in toto en el análisis de la dimensión imaginaria de un fenómeno es la de P. Roland sobre la danza contemporánea (Roland, 1997). El análisis de las prácticas coreográficas en antropología está a menudo vinculado con la de los mitos y ritos de las llamadas sociedades "tradicionales". Con base en esta línea de pensamiento, Roland cumple un estudio de campo sobre la práctica de la danza en la sociedad contemporánea. Aquí la danza es entendida como un hecho social total, expresión de Mauss para definir las prácticas sociales que al unísono expresan los fundamentos instituyentes de un grupo social; de aquí el interés que asume un estudio sobre este fenómeno cualquiera que sea la sociedad en que se halle inserto. El fin de la investigación es, en efecto, el de comprender y entonces describir los fundamentos simbólicos de las imágenes difusas de la danza contemporánea, en la hipótesis de que pueda conducir a la ulteeior comprensión de los mitos fundadores sobre los cuales se funda "el estar-juntos" y a los cuales recurre la sociedad si percibe la debilitación del vínculo colectivo (Maffesoli, 1986: 85). En la práctica, el investigador se establece para analizar, de acuerdo con sus mismas palabras, "si organiza, si estructura y si polariza el imaginario coreográfico contemporáneo", interpretado como una visión del mundo, una construcción de sentido por parte de nuestras sociedades occidentales. Este tipo de trayecto reclama la noción durkhemiana de representaciones sociales, que remite a la de simbolismo, o bien al medio a través del cual una sociedad deviene consciente de sí misma e instaura una relación con el mundo que la circunda. Desde un punto de vista epistemológico, todo conocimiento se funda sobre una lectura de la realidad que presupone algunos principios "primos", que se pueden llamar paradigmas (Kuhn) y arquetipos (Durand), lo que equivale a decir "representaciones fundamentales que organizan la lectura de la realidad y la legitiman en cuanto tal" (Roland, 1997). En sustancia, la elaboración del sentido y su modo de organización, con su lógica particular, se hallan guiados por una matriz representativa o bien, el paradigma o el arquetipo; a través de esta falta de realidad el conocimiento accede a la realidad (Morin). Este presupuesto epistemológico afirma la característica primordial de la representación, esto es, de la imagen, que es la de poseer su propia semántica o bien la capacidad de producir sentido a nivel social. La función de la imagen en la construcción social de la realidad obliga a estudiar el objeto de la investigación en su relación con el mundo imaginal y, en este contexto, a interpretar el mito como elaboración de un discurso, que halla en este mundo su fuente. El "discurso" coreográfico contemporáneo es así afrontado por Roland, quien prefiere tomar su "espesor" semántico a través de las imágenes que propone este discurso. Es más, las imágenes son reagrupadas en las "constelaciones" (Durand) que la aglomeran y la organizan. La matriz mítica del discurso coreográfico, así como la de las diversas expresiones artísticas, resulta un instrumento indispensable de las interpretaciones y de las realizaciones individuales de la práctica de la danza. La metodología adoptada por Roland, siguiendo las indicaciones de Durand, es la de la homología o de la analogía, como la llama Maffesoli. En la práctica se investigan algunas equivalencias morfológicas, y no funcionales, y se revelan, a través de la lógica comparativa, diferentes figuras generadas y conquistadas por el imaginario coreográfico contemporáneo. Se evidencia el trayecto evolutivo de diversas formas figurativas, para interpretar las obras coreográficas en relación constitutiva entre temas presentes y estructuras arquetípicas que se muestran. Así es como se delinea una aproximación de tipo mitoanalítico (Durand): el descubrimiento de los componentes elementales y de las variantes semánticas de toda mitología se traduce en la investigación del mito latente en un discurso "profano" o incluso en uno que se quiere "sacro", en el cual el mito interviene directamente.

Como se ha visto, las líneas epistemológicas de las investigaciones en el CEAC, que tienen que ver con el imaginario, con la sociología comprensiva y con la fenomenología so eial, con la sociología de lo cotidiano, resultan traducidas metodológicamente en una aproximación comprensiva e interpretativa, que valora la dimensión simbólica de la experiencia. Se trata de un nuevo reto para la sociología, que se inscribe en la perspectiva anticipatoria de G. Durand, con su noción de "sociología mitoanalítica" (Durand, 1996).

 

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Notas

1 Traducción de José Manuel Recillas. Revisión de Daniel Gutiérrez Martínez.

2 El adjetivo latino fractus significa "irregular, fragmentado" y también "débil".

3 Esta frase es a menudo citada por el mismo Maffesoli.

4 N. del t.: Hay traducción al castellano en el Fondo de Cultura Económica: El conocimiento ordinario.

5 N. del t.: Hay edición en castellano, en Alianza: Las formas elementales de la vida religiosa.

6 Las cursivas son de la autora.

7 N. del t.: Hay edición al castellano en Paidós: Elogio de la razón sensible.

 

Información sobre la autora

Valentina Grassi. Doctora en Sociología por la Université de la Sorbonne. Se interesa en las teorías sobre el imaginario y en las metodologías del imaginario en sociología. Ha publicado el libro Introduction à la sociologie de l'imaginaire. Une compréhension de la vie quotidienne, Editions Érès, París, 2005.

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